jueves, 29 de noviembre de 2007

La Manila vasca. Breve recorrido por el barrio de Intramuros


Publicado en Izaronews, 27-11-2007

Un turista no avisado que pasee por las calles de Intramuros, la vieja ciudad colonial amurallada que fue el epicentro de Manila y de toda Filipinas durante casi quinientos años, se sorprenderá al encontrar varias calles rotuladas con nombres de claras resonancias vascas.

A 12.000 km. de la población vasca más cercana, Legaspi st (sic), Urdaneta st. y Basco st. recuerdan desde sus placas de identificación el papel importante que muchos hijos de Euskalherria jugaron en la vida de la antigua colonia española. Marineros, frailes, soldados y comerciantes originarios del País Vasco se establecieron en estas tierras lejanas en época del Imperio, cuando se decía que Manila era la ciudad más hermosa y rica de Asia. Muchos de ellos quedaron aquí luego de la independencia filipina, y la guía telefónica local ofrece múltiples ejemplos de apellidos de origen vasco.

Ricardo Larrabeiti relaciona hasta 50 nombres de origen vasco en el callejero de Manila. En Intramuros en concreto, y sin ánimo exhaustivo, anoté los tres nombres a los que me refería antes, pero seguro que un repaso cuidadoso daría muchos más.

Legaspi st.:

Miguel de Legazpi, natural de Zumárraga, fue marino y descubridor destacado. Pasó por México, exploró el Pacífico, y fue el fundador de la ciudad de Manila y primer capitán general de Filipinas (mediados del siglo XVI).

Legaspi st. es una calle trasversal de Intramuros, perpendicular a la calles Real y Anda, nervios centrales de la vieja ciudad amurallada.

Urdaneta st.:

Fray Andrés de Urdaneta nació en Ordizia. Tras una estancia en México llegó a Filipinas, donde colaboró con Legazpi. Marinero y explorador además de fraile, el nombre de Urdaneta se asocia a la ruta seguida durante siglos por el “galeón de Manila”, el barco que una vez al año cubría la ruta entre la capital filipina y la ciudad mexicana de Acapulco.

Urdaneta st. se halla junto a la plaza San Luis. Entre diversos edificios de cierto empaque, en Urdaneta st. destaca un caserón bien restaurado que presenta unos ventanales bellamente enmarcados por maderas pintadas en blanco y gris, un conjunto de inequívoco sabor norteño que hace pensar en que probablemente fuera levantado por algún rico comerciante vasco.

Basco st.:

Basco st. es una callecita próxima a la iglesia de San Agustín, uno de los pocos edificios de Intramuros que conservan lienzos de pared originales y por tanto anteriores a la destrucción casi total de la ciudad durante el asalto norteamericano de 1945.

Por el extremo que da a San Agustín la calleja es prácticamente un barrizal sin urbanizar. En el otro extremo hay un puñado de casitas de una planta, reconvertidas en chabolas por el tiempo y la pobreza. Las personas que las habitan desconocen cúal puede ser el origen del nombre de su calle -que antes se llamaba “Basque” en inglés, y ahora “Basco” en tagalo-, y no saben a qué se refiere.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Magia contra razón


En Barcelona, la Guardia Civil ha irrumpido en clínicas autorizadas donde por voluntad de las mujeres afectadas se practica la interrupción de embarazos, deteniendo a propietarios y médicos y llevándose toda la documentación que han encontrado a su paso (según los medios, tanto la concerniente a casos que supuestamente son abortos ilegales como la relativa a interrupciones practicadas en los supuestos, modos y formas señalados por la ley vigente).

Casi al mismo tiempo, un juez instructor de Granada ha citado a declarar a cuatro científicos del Banco Andaluz de Células Madre por sus investigaciones con preembriones, tras la apertura de diligencias previas ante una denuncia presentada por una mujer en Santiago de Compostela, según han confirmado fuentes de la Delegación de Salud de la Junta andaluza. Según la denunciante, el trabajo con preembriones es un "atentado contra la vida" que además es "anticonstitucional", tal como se recoge en la denuncia presentada inicialmente en el juzgado de guardia compostelano.

Vivimos pues en una sociedad donde las garantías constitucionales quedan al albur de creencias fantásticas del tipo "los embriones humanos tienen alma insuflada por Dios desde el momento mismo de la concepción", y de que por ejemplo, comulguen con este tipo de creencias una transtornada de Santiago de Compostela, un juez granadino que parece tener bastante tiempo disponible (será que los casos de corrupción inmobiliaria en su demarcación le ocupan poco), y un oficial de la Guardia Civil en Barcelona que evidentemente "cumple órdenes" de quien puede darlas, que probablemente habrá sido otro juez, en este caso muy preocupado por los derechos de los nonatos y algo menos por los de las mujeres que contra su voluntad los llevan dentro.

A esta clase de situaciones se le llama, lisa y llanamente, inseguridad jurídica. Y dan miedo, por la indefensión que producen.

Recordemos que cuando gobernaba el PP, al actual ministro de Sanidad ya le amenazaron en su día con meterlo en la cárcel si seguía investigando con células madre. Según ha contado el mismo Bernat Soria, el recado le llegó a impulso nada menos que de Ana Botella, a la sazón esposa del entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, y se lo transmitió en persona un fiscal a las órdenes de Jesús Cardenal, entonces Fiscal general del Estado. O sea, que nada de todo esto es nuevo.

Al parecer la denuncia de la señora gallega incluye la petición de que el juez de instrucción granadino que le ha dado curso practique una serie de diligencias, entre las que se incluyen, según el diario Ideal de Granada, "la consignación en el juzgado de artículos publicados por un investigador valenciano."(sic). No es difícil deducir que el tiro apunta directamente a la cabeza de Bernat Soria.

Tampoco hay que extrañarse mucho de que pasen estas cosas. Es obvio que estamos en vísperas electorales, y que la ultraderecha parlamentaria española está sacando toda la artillería pesada en aras a minimizar sus propios daños en marzo próximo; y ya se sabe que los juzgados son una de las debilidades de esta gentuza, entre otras cosas porque saben que allí juegan en casa.

Con todo, y más allá de las motivaciones dictadas por el puro oportunismo electoral del PP, llama la atención y resulta muy preocupante que una parte de la sociedad española continúe anclada en la creencia de que la magia debe seguir imponiéndose a la razón en el ordenamiento de nuestra vida cotidiana. A pesar de todas las modernizaciones y de los avances habidos, ésta sigue siendo en gran parte la España de las mentalidades fijadas en el pensamiento mágico como filtro de todas las cosas.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Marcelino Pan y Casino


El anuncio de que existe un proyecto para levantar un megacomplejo dedicado al juego y al ocio en la comarca aragonesa de Los Monegros, no sólo ha dejado estupefactos a lugareños y forasteros sino que amenaza con convertirse en una de las polémicas de moda en toda España.

No es para menos, pues los detalles del proyecto parecen arrancados directamente del guión de "Bienvenido, mister Marshall". Al parecer, y según se ha anunciado desde los aledaños del gobierno regional que preside el socialista Marcelino Iglesias (en coalición con la derecha regionalista, el PAR), un grupo internacional formado básicamente por "emprendedores" británicos estaría dispuesto a invertir en el sur de la provincia de Huesca 17.000 millones de euros a lo largo de los próximos 10 años, a fin de levantar allí 32 hoteles-casino, 5 parques temáticos, un hipódromo y una plaza de toros entre otras iniciativas semejantes, que se ubicarían en una superficie total en esta fase de 10.000 hectáreas.

No hay que ser muy espabilado para deducir que si esto se lleva adelante no tardarán en haber otras fases sucesivas, en las que florecerán alrededor urbanizaciones formadas por decenas o centenares de miles de viviendas de lujo, con sus jardines privados, sus campos de golf y el resto del acompañamiento que revaloriza estas operaciones especulativas. El negocio sería redondo, porque el metro cuadrado de terreno en Los Monegros debe ser ahora de los más baratos en España. Las plusvalías resultantes serían gigantescas.

Lo primero que cabe preguntarse es quiénes son realmente los "emprendedores" que crearán y explotarán el invento, caso de que cuaje, y de dónde saldrá ese diluvio de dinero que dicen invertirán. Ya sabemos que en todas partes detrás del juego están las mafias y el blanqueo de dinero. Sería rarísimo pues que tras una megaoperación como ésta, que sus mismos promotores dicen dejará en mantillas a Las Vegas, no hubiera dinero sucio a espuertas.

Y es que 17.000 millones de euros no caen del cielo por ensalmo.

Luego hay que evaluar el disparate que supone arrasar una comarca entera y terminar para siempre con un modo de vida que, mejor o peor, ha llegado hasta hoy. Porque no les quepa duda de que si esa bestialidad se lleva a cabo, de Los Monegros no quedará ni el recuerdo; es imposible que un ecosistema frágil y ya bastante machacado sobreviva a un desembarco así. Claro que como Los Monegros es una comarca "desértica", como se hartan de explicar medios de comunicación, políticos profesionales y otros gurús sociales, pues a saco con ella; total el "desierto" está para eso, para montar casinos cuando no hay petróleo.

El que Los Monegros constituya un ecosistema único en Europa carece pues de importancia. Y el que vivan allí -todavía- algunas decenas de miles de personas -0'7 por km, se nos informa-, aún tiene menos. Al cabo ya nos anuncian de entrada la creación de 30.000 empleos, y esa es la golosina que debería fulminar todas las resistencias.

La verdad es que no sé si los 30.000 puestos de trabajo son sólo para el levantamiento de esa fantasmagoría a lo Sodoma y Gomorra del siglo XXI, o incluyen también los múltiples empleos que luego serán necesarios para que todo funcione y a los que probablemente puedan optar los monegrinos de modo preferente; ocupaciones tan atractivas como aparcacoches, prostituta, "segurata" o señora de la limpieza, por poner sólo unos puestos básicos en ese tipo de negocios. En todo caso, esos ya famosos 30.000 empleos no son más que la calderilla de la operación.

Con todo, lo grandioso del asunto es que según cuenta la prensa estos días, el señor Marcelino Iglesias y su gobierno "ven con buenos ojos" (sic) este super-mega-hiper pelotazo. Quién lo hubiera dicho del compañero Marcelino, en cuyas manos tantas esperanzas de renovación socialista aragonesa se pusieron en su día. Luego ya nos empezó a sorprender con su enfoque patriotero a lo Jordi Pujol del tema del agua; pero con esto de ahora nos deja de piedra, como cabezo monegrino, al verlo apostar todo su capital político en la ruleta de los "inversores internacionales" que amparan el descomunal pelotazo.

Habrá que volver sobre este asunto, para ver cómo evoluciona. De momento, crucemos los dedos y a esperar que como en "Bienvenido, Míster Marshall" los americanos, una vez más, pasen de largo.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Fracasa la séptima convocatoria ultraderechista contra el gobierno Zapatero


Rotundo pinchazo de la séptima manifestación ultraderechista antigubernamental convocada en la presente legislatura por el PP-AVT con la excusa del terrorismo etarra.

Los cálculos no engañan. Si en anteriores convocatorias las cifras de asistentes oscilaban entre los 150.000 y los 220.000, a la del sábado 24 de noviembre asistieron escasamente unas 60.000 personas.

Según las mediciones de la web El Manifestódromo, que ilustra su información con fotografías de control tomadas en la manifestación,

"El cálculo arroja un área de 20.600 m2 (superficie realmente ocupada por los manifestantes), con lo que:

Suponiendo 2 personas por m2 resulta una asistencia de 41.200 personas.
Suponiendo 3 personas por m2 resulta una asistencia de 61.800 personas.
Suponiendo 4 personas por m2 resulta una asistencia de 82.400 personas.

A la vista de la densidad media observada sobre el terreno, el espacio entre pancartas, huecos en las aceras, etc... estimamos que la cifra más aproximada es de 61.800 asistentes.

Dada la cifra de 550.000 manifestantes ofrecida por la Comunidad de Madrid, y para el área que hemos calculado, resultaría en una densidad de aproximadamente 27 personas por m2.".

El diario El País obtiene un resultado prácticamente idéntico:

"La ocupación máxima posible en los 196.186 metros cuadrados del recorrido es de 784.744 personas (cuatro por metro). La marcha, sin embargo, sólo logró ocupar en su totalidad la calzada de la plaza de Colón y el arranque de la calle de Genova, hasta la Audiencia Nacional, es decir, una novena parte del espacio total posible, como cualquier ciudadano podía comprobar.

Este diario calculó la asistencia cuando la manifestación estaba totalmente parada, a las siete de la tarde, y mientras se leían los comunicados finales. En total, 62.939 personas. La Delegación del Gobierno ofreció el dato (con planos, fotos aéreas y sistema de cálculo) de 76.875 asistentes. En resumen, sería la de menor participación a tenor de los cálculos de la Delegación del Gobierno y la segunda menos nutrida, a la vista de los datos de EL PAÍS, pero también la segunda menos numerosa para la Comunidad de Madrid".

Ahora ya sabemos por qué el PP intentó desmarcarse de la marcha, a la que finalmente le obligaron a asistir los medios de comunicación que "orientan" las decisiones de ese partido, singularmente la radio de la Conferencia Episcopal Española. Además del partido de la extrema derecha parlamentaria española, asistieron a la manifestación hasta diez organizaciones de carácter netamente fascista, según denunció el pasado jueves el diario digital El Plural.

sábado, 24 de noviembre de 2007

La isla de Pascua en los albores del siglo XXI. Asimilación cultural, impacto de la globalización y renacimiento de una cultura única (y 2)


Aculturación, chilenización y globalización.

La aculturación entre los rapanui es muy fuerte, sobre todo en cuanto se refiere a la cultura material y a la vida cotidiana. La primera percepción por tanto que tiene el viajero es que la asimilación de los rapanui por la cultura estándar chilena es total, y que sólo algunos elementos de carácter folklórico conservan cierta especificidad diferenciada.

Es una percepción engañosa. Más allá de las danzas polinesias al gusto turístico y de la celebración anual de un festival de reivindicación rapanui, late entre los pascuenses aborígenes la conciencia de una identidad cultural diferenciada, que al carecer casi por completo de elementos vigentes en el presente ellos legitiman en un pasado al que idealizan y usan en función de sus reivindicaciones actuales. Un pasado mitificado que para los pascuenses además de ser fuente de orgullo individual y colectivo y lenitivo para la situación presente, es también ingrediente principal en la construcción de una identidad rapanui con clara proyección hacia el futuro.

La chilenización resulta pues un proceso forzado y contracorriente, claramente impulsado por las autoridades chilenas so capa de promover la "integración" de los isleños. Obviamente los principales agentes de esta política asimilacionista son los continentales establecidos en la isla, aunque al menos una parte de éstos termine por mezclarse con la población aborigen. Muchos mestizos se consideran más cercanos a la identidad isleña –entendida ésta en un sentido amplio, no estrictamente rapanui-, que a sus orígenes familiares en el continente.

El domingo 9 de septiembre de 2007, coincidiendo con mi estancia en la isla, se celebró un año más la conmemoración de la fecha en que Pascua fue anexionada por Chile. En esta ocasión los actos oficiales fueron presididos por la nueva Jefa del Estado chilena, Michelle Bachelet.

De hecho, desde algunos días antes la isla había comenzado ha engalanarse para el evento. Muchos automóviles circulaban por Hanga Roa luciendo dos banderitas chilenas en su parte delantera, cada una a un lado del morro del vehículo; algunos otros coches, muy pocos en realidad, circulaban llevando una banderita chilena y la propia de la isla de Pascua (una ballena doble de color rojo sobre fondo blanco), e incluso recuerdo haber visto uno o dos coches con sólo la banderita pascuense. Amén de los oficiales, algunos edificios privados lucían asimismo banderitas. En el exterior de un par de viviendas unas pancartas caseras saludaban a la presidenta Bachelet.

Ese domingo cerraron todos los negocios propiedad de chilenos, y algunas tiendas con dueño europeo; los comercios con propietario rapanui, en cambio, abrieron en su práctica totalidad. Un aparatoso buque de guerra de la Armada chilena montó guardia mar adentro, teniendo Hanga Roa a tiro de cañón.

La ceremonia pascuense del 9 de septiembre es la piedra angular simbólica de la política asimilacionista que el Estado chileno desarrolla en Pascua. Mediante ella se pretende mostrar lo supuestamente irreversible que es la chilenización de la isla, y cómo ésta es aceptada de buen grado por todos los habitantes de Rapa Nui. Es la ocasión pues para mostrar el alto grado de “integración” de mestizos y rapanui en los esquemas ideológicos chilenos. La utilización de los escolares como participantes activos en la ceremonia cívico-militar resulta, en ese sentido, paradigmática.

Y sin embargo, el tono crispadamente patriótico de los discursos políticos, la proliferación de los uniformes de gala por encima de las vestimentas civiles, y el fuerte despliegue de agresivos y nada disimulados policías secretas, hablan de una realidad muy diferente. Las autoridades chilenas saben que Pascua es una colonia, y al margen de la retórica que impregna sus discursos oficiales actúan en consecuencia.

Pero como no podía ser menos, y a pesar de los esfuerzos chilenos, la sociedad pascuense se halla en pleno proceso de globalización, y es ahí donde comienzan a naufragar las políticas asimilacionistas y restrictivas. Ni siquiera en un lugar tan remoto como Pascua es posible sustraerse a los efectos de la globalización, y ante ella caen pulverizadas todas las barreras; las primeras, las restricciones mentales. La modernidad y la postmodernidad han irrumpido casi a la vez en la isla de Pascua, y con ellas el turismo de masas (modestas masas todavía en cuanto a número, pero aún así ya perceptibles). Las mentalidades entran en contacto e intercambian información y puntos de vista. El mundo visto desde Pascua se ensancha, y ya no se limita a Chile.

Muchos rapanui, sobre todo jóvenes, se sienten discriminados en su propia tierra. Con razón o sin ella, se asegura que los mejores puestos de trabajo en la isla –sobre todo, los relacionados con el turismo- se reservan a los “contis”, marginando a los pascuenses rapanui y mestizos. Será cierto o no que existe esa discriminación, pero la idea está ya arraigada y se comenta sin tapujos ante el extranjero europeo.

Además, los rapanui son conscientes de que el turismo constituye una fuente de ingresos que por sí sola bastaría para sostener económicamente la isla, siempre que sus beneficios revirtieran exclusivamente sobre sus habitantes, cosa que ahora no sucede.

A la larga, esa suma de factores –el ensanchamiento del universo mental rapanui merced a la globalización, la conciencia de sentirse discriminados en su propia tierra y por extranjeros, y el tener al alcance de la mano un instrumento económico que haría viable un proyecto político-administrativo propio-, terminará por generar un movimiento político que pretenda dotar a Pascua de una voz propia en el mundo moderno. Más aún que la conciencia de una especificidad cultural, real aunque remota y desfigurada por el tiempo, lo que está lanzando el independentismo pascuense es la necesidad de construir un futuro para toda la comunidad.

Renacimiento o extinción.

Una conversación con un joven rapanui durante un atardecer en Tahai me dio algunas pistas sobre los sentimientos que estos aborígenes albergan en relación con el presente de su isla, y sobre el futuro que desean para ella. Tras dar algunas vueltas a temas colaterales diversos como el fútbol y trivialidades semejantes, me encontré de pronto que la conversación derivaba hacia el impacto del turismo en Pascua; ante mi queja del modo masivo e irresponsable en que residentes y turistas hacen uso de vehículos privados (automóviles, camionetas y motos, principalmente) en un territorio tan pequeño y limitado, el joven me replicó suavemente: “Pero esto es el progreso, ¿no es verdad? Al menos así nos lo explicaron”. Los dos sonreímos.

Es obvio que estos muchachos ya saben que el progreso no consiste en infestar Pascua de automóviles y motocicletas circulando arriba y abajo a todas horas. Y lo que es mucho más importante, empiezan a saber también que hay otra versión del progreso; una versión que además de ser más respetuosa con su propia cosmovisión y con el entorno natural, si se llevara a la práctica les facilitaría con seguridad una vida material mejor que la actual para ellos y para sus descendientes.

Por fortuna, entre los jóvenes rapanui y mestizos es palpable ya el interés por conjugar esa reivindicación de una personalidad cultural propia con una visión moderna y abierta del futuro de su comunidad. Precisamente la generación de rapanui más educada y por decirlo de algún modo, más “viajada” (aunque por ahora sea sólo a Chile), es la que está impulsando el interés por una cultura que hace apenas una década podía darse prácticamente por extinguida.

Sin embargo, éste es aún un esfuerzo minoritario y, como señalaba antes, con traducción todavía más cultural y etnográfica que social y política, que además deberá enfrentar más pronto o más tarde fuerzas contrarias muy poderosas y poco amigas de especificidades, aunque por ahora las autoridades chilenas dejen hacer e incluso potencien la vertiente folklórica de este modesto renacimiento rapanui.

No hay otras alternativas. Si este movimiento de recuperación se estancara y no lograra protagonizar los próximos años en Pascua, el único horizonte que se abrirá ante la cultura pascuense será su completa extinción y substitución por un pastiche mezcla de “chilenidad” y globalización, cuyas referencias más genuinamente pascuenses serán la famosa película de Kevin Costner y las danzas para turistas interpretadas por chicas con poca ropa.

La extinción completa y para siempre de una joya única como es la cultura de Rapa Nui, es un lujo que la Humanidad no debería permitirse. Algo habrá que hacer pues, también desde otras orillas.

viernes, 23 de noviembre de 2007

El PP los cría, y ellos se juntan


Francisco Alcaraz, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, y Ricardo Saénz de Inestrillas, conocido dirigente fascista madrileño, se saludan complacidos en una de las manifestaciones convocadas por la asociación que lidera Alcaraz (foto cortesía de El Plural, edición del 22-11-2007).

Sobran los comentarios.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Fernando Fernán Gómez, el último cómico

La profesión de cómico –es decir, de actor teatral dicho a la antigua usanza-, ha gozado siempre de un prestigio siniestro entre los elementos reaccionarios de nuestro país. Prueba de ello es que hasta entrado el siglo XX los cómicos no podían ser enterrados "en sagrado", al ser considerados gente de vida licenciosa y por lo común sostenedores de ideas disolventes para el orden social establecido.

En ese sentido Fernán Gómez ha sido un cómico arquetípico, además de un actor, director, guionista y escritor de enorme talla. Durante más de medio siglo el teatro y el cine españoles han gozado de su creatividad y solvencia, y sobre todo de ese talante –como se dice ahora- que Fernando dejó impreso en su obra, impregnada por entero con el fuerte espíritu lúcido y crítico de su autor. Al cabo, y por encima de todas las cosas, Fernando Fernán Gómez ha sido un sólido intelectual, cuyas historias representadas o contadas han hablado siempre, y en en ocasiones con crudeza, de la realidad social española.

Entre el joven espigado y pelirrojo que en los años cuarenta debutó en el cine, haciendo de novio frescales pero con buen corazón en aquellas películas tontorronas que se rodaban durante el primer franquismo, y el anciano que se despidió de las pantallas con su maravillosa composición en "El abuelo", retrato preciso del crepúsculo de toda una clase social –la aristocracia rural norteña-, Fernán Gómez interpretó todo tipo de personajes y a todos se entregó con honestidad insuflándoles vida y veracidad. Nunca rechazó una propuesta de trabajo, porque humildemente consideraba que él no era quién para rechazar nada; a todo papel que representó supo sacarle jugo e interés, en ocasiones incluso por encima de las posibilidades del guión.

Ya en los años cincuenta comenzó a dirigir, tomando el control completo de sus realizaciones. Así, el cine y el teatro dirigidos por Fernán Gómez tuvieron siempre un sello especial, analítico y crítico sin catecismos ni envaramientos. Nadie como Fernán Gómez ha narrado la vivencia de la guerra civil por quienes quizá más directamente la sufrieron, las clases populares urbanas. En ésa extraordinaria pieza teatral que es "Las bicicletas son para el verano", que luego llevó al cine Jaime Chávarri con acierto y buen elenco de actores, se dibuja con emoción auténtica, sin concesiones sensibleras ni discursos mitineros, la historia de una familia cualquiera en un Madrid al que el cerco fascista convirtió a su pesar en "capital de la gloria".

Rojo impenitente y a la vieja usanza, sus amigos fueron gente de farándula y convicciones de izquierda. Con Adolfo Marsillach y Alfonso Guerra, caracteres por lo demás muy similares al suyo, formó un trío que sólo la muerte pudo disolver. Durante muchos años, por lo demás, le han acompañado el cariño, los cuidados y la discreción de Emma Cohen.

Personalmente siempre recordaré a Fernando Fernán Gómez por su papel en "El amor del capitán Brando", donde interpretaba a un republicano exiliado que retornaba, cincuentón y cansado, a su pueblo castellano, y donde se iba a la cama nada menos que con la Ana Belén de los sueños adolescentes de tantos de nosotros.

Para la historia de la coherencia personal e intelectual, en fin, quedará su último gesto, cuando ya viejo y enfermo y sin siquiera poder hablar presidió en silla de ruedas la lectura del manifiesto contra la guerra de Irak, en el centro de aquella tribuna repleta tras la macromanifestación madrileña que mostró al mundo el sentimiento del pueblo español contra el aventurerismo imperialista de Bush y Aznar.

Fernando Fernán Gómez, de oficio cómico, el mejor durante mucho tiempo y acaso el último, que descanses en paz.

martes, 20 de noviembre de 2007

La isla de Pascua en los albores del siglo XXI. Asimilación cultural, impacto de la globalización y renacimiento de una cultura única (1)



Un lugar de leyenda.

Rapa Nui (Isla Grande, en lengua polinesia) es un peñasco de forma triangular y 160 km. cuadrados de superficie que aflora en solitario, rodeado por la inmensidad del Océano Pacífico. Refiriéndose a la situación de la isla que constituye su hogar, los ancianos rapanui dicen con humor que en realidad no es que ellos vivan aislados, sino que el resto del mundo está lejos.

Y en cierto modo, es así. Situada a 2200 km. de la tierra más cercana, la isla Pitcairn, a 3.700 km. de la costa del continente americano y a 4.500 km. de Tahití, Rapa Nui ha constituido durante milenios un microcosmos cerrado sobre sí mismo y en cierto modo autosuficiente, tardíamente poblado y aún más tardíamente incorporado a eso que antes se llamaba “la civilización”.

Los polinesios desembarcaron en la isla y comenzaron a poblarla hacia el siglo VI de nuestra era. La llamaron en su lengua Te Pito o te Henua, es decir “El Ombligo del Mundo”. Cuenta la leyenda fundacional aborigen que los primeros hombres que pusieron pie en Rapa Nui fueron los Siete Exploradores enviados por el Ariki Hotu Matu'a, quien sería el primer rey conocido de la isla; sin embargo, va cobrando fuerza la hipótesis de que ésta seguramente ya estaba poblada entonces. ¿Por quién y desde cuándo? Aún no hay indicios claros que avalen esa suposición.

La conversión en colonia chilena.

El conocimiento de que existía Rapa Nui no llegó a Europa hasta el siglo XVIII. Fue el día de Pascua de 1722 cuando la isla fue avistada por vez primera por un europeo -un navegante holandés-, recibiendo por ese motivo el que hoy sigue siendo su nombre oficial, aunque también se la conozca por su antiguo nombre polinesio y algo menos, por el que le dieron los nativos pascuenses.

Convertida en puerto de escala en las navegaciones oceánicas del Pacífico, intereses peruanos y chilenos pugnaron por el control de la isla a lo largo del siglo XIX. En ese período sus habitantes vivieron los años más negros de su historia; la población autóctona estuvo a punto de desaparecer, víctima de los traficantes de esclavos y de las epidemias.

A finales del siglo XIX, Policarpo Toro, un aventurero chileno, logró forzar a los jefes rapanui a aceptar un tratado que en la práctica convertía a la isla en una colonia de Chile. Se arrebataba la posesión de la tierra a los isleños –si bien en su interpretación del tratado los rapanui afirman que en él se cedía “lo de arriba pero no lo de abajo”, es decir el terreno pero no el territorio- y se les convertía en extraños en su propia casa. Confinados tras una cerca de alambre espinoso que les separaba de las que habían sido sus tierras, ahora en manos de extranjeros, ni siquiera se les permitía a los nativos ir a Hanga Roa, el pequeño pueblo que ejerce como capital de la isla, y se les prohibía además salir de ésta.

La presencia en un territorio tan pequeño de la Armada de Chile y de otros elementos militares de ése país se hizo –y es todavía- asfixiante, además de injustificada. El supuesto temor chileno a una invasión de sus costas por otro país que usara la isla de Pascua como base de partida para el ataque, no es más que una excusa de geoestrategia decimonónica.

Sólo en 1966, tras un levantamiento aborigen duramente reprimido y una posterior y fuerte campaña de prensa en los medios de comunicación chilenos, se abolió el apartheid de hecho que imperaba en la isla y se les concedió a los rapanui la nacionalidad chilena. Hoy, la isla de Pascua forma parte de la provincia de Valparaíso, de la cual, como decía antes, dista 3.700 km.

Testimonios europeos del desastre.

La primera referencia de enjundia literaria sobre Pascua la dio el escritor Pierre Loti, quien visitó la isla en 1872 durante un viaje a bordo de una fragata de la Armada francesa en la que servía como guardiamarina.

A pesar de su juventud, Loti describió con maestría el estado de postración en el que vivían los nativos rapanui, así como el proceso de desaparición de sus referentes culturales. En aquella época ya nadie recordaba qué significaban los moais, las esculturas labradas en piedra volcánica, que yacían derribados por tierra desde hacía siglos. El culto substitutivo en honor del dios Make-Make había celebrado su última ceremonia del Hombre-Pájaro apenas cinco años antes de la visita de Loti.

Ya en el siglo XX, se estableció en la isla el misionero alemán Sebastián Englert. El sacerdote se apasionó pronto por la cultura rapanui, convirtiéndose en el primer y acaso el más importante estudioso que haya abordado su conocimiento desde la antropología cultural. Su trabajo de campo etnológico en Pascua sigue siendo hoy referencial para el conocimiento de esta cultura.

Englert no fue solo un entregado investigador. También dedicó una gran parte de su tiempo a la divulgación, publicando libros y dando conferencias sobre la cultura pascuense. Sin embargo, no parece que el padre Englert estuviera muy preocupado por las miserables condiciones materiales de vida en que vegetaban los aborígenes contemporáneos suyos, y tampoco por el dominio explotador que los propietarios chilenos ejercían sobre la isla y sus escasos recursos.

Apenas un año antes de que el cura Englert llegara a Pascua, Alfred Métraux y un pequeño grupo de investigadores residieron en la isla durante seis meses, dedicados a la sistematización de cuanta información oral sobre la cultura pascuense pudieron recoger sobre el terreno. Fruto de ese trabajo fue un libro menos conocido que las obras del capuchino alemán, pero no por ello menos importante: “La isla de Pascua”. En este volumen imprescindible se hace un repaso somero pero solvente de la historia, sociedad y cultura pascuenses, y en su prefacio se traza un breve y agudo retrato de la sociedad rapanui a mediados de los años treinta del pasado siglo; una sociedad a la que Métraux describe sumida en el abandono, la ignorancia y la explotación.

Población, sociedad y economía contemporáneas.

Se calcula que en Pascua residen de modo permanente unas 3.700 personas. En los últimos años se ha establecido en la isla un número importante de chilenos –los “continentales”, o “contis”-, que ocupan puestos de trabajo en el sector turístico y el pequeño comercio. Se trata de una inmigración que busca mejorar su estatus económico, aprovechando para ello las facilidades que el gobierno chileno otorga a los colonos y también el reciente despegue del turismo en este rincón del mundo (unos 50.000 visitantes al año).

Así Pascua se ha ido “blanqueando”, aunque subsista una importante población mestiza y una población rapanui mayor de la que reconocen las instancias gubernamentales y turísticas chilenas, para quienes los aborígenes de la isla sumarían escasamente medio centenar de individuos. Otras fuentes calculan la población rapanui en un millar de personas.

Algunos extranjeros de origen europeo han instalado prósperos negocios en la isla, todos relacionados con el turismo: la mayoría de los hoteles, restaurantes y tiendas de mayor categoría que funcionan en Hanga Roa son propiedad de europeos establecidos en la isla. Los chilenos por su parte acaparan casi todos los comercios que ofrecen precios asequibles para los residentes, en tanto los mestizos y los rapanui explotan algunos humildes pequeños negocios familiares, que en general son los que están más en consonancia con el ambiente y el espíritu tradicionales de la isla.

La presencia de los militares chilenos, especialmente de las instalaciones y el personal de su Marina, es omnipresente y destaca en un espacio tan reducido; tampoco es muy discreta la presencia de policías de paisano. Semejante despliegue parece tener que ver más con la arraigada mentalidad autoritaria chilena que con hipotéticos conflictos que pudieran originarse en una isla pequeña, habitada por gente amable y hospitalaria y a la que por razones obvias accede un número reducido de turistas. La seguridad en Pascua es absoluta.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Antifascistas, provocadores y una policía de pueblo


En Madrid, una manifestación antifascista celebrada en el centro de la ciudad y a la que han asistido miles de personas se ha desarrollado sin ningún incidente, una vez que se denegó autorización gubernativa a la marcha fascista que bajo el lema “José Antonio, asesinado por los socialistas”, se pretendía desarrollar en sus proximidades en homenaje al fundador de Falange, el partido fascista español. En relación con la marcha antifascista la policía española ha estado relativamente discreta, y desde luego se ha abstenido de intervenir contra los participantes en una demostración pacífica y responsable.

Por el contrario, en Barcelona una manifestación no autorizada de unos pocos centenares de individuos “antisistema” ha degenerado en una batalla campal con destrozos desproporcionados, habida cuenta el reducido número de participantes en esta acción de verdadero terrorismo callejero. La responsabilidad última del desbarajuste vivido compete a los “mossos d’esquadra”, que se han mostrado incapaces de controlar la situación a pesar de que sus efectivos sobre el terreno eran similares o superiores a los reunidos por los manifestantes. Decenas de agentes han resultado contusionados, y alguno herido de cierta gravedad; incluso ha habido un intento de asalto a la sede de la Conselleria d’Interior.

La diferencia entre los efectos de una y otra concentración radica en un hecho diferencial fundamental: mientras que en Madrid se manifestaban pacíficos ciudadanos corrientes, quienes lo hicieron en Barcelona no eran más que la versión local de la “kale borroka”: grupúsculos de gamberros que usan la contestación política para cometer desmanes; fascistas, en suma, aunque ellos alardeen de ser contrarios al sistema. Por si esto fuera poco, hay que añadir en el debe barcelonés un dato muy preocupante: una vez más, como decía antes, a los “mossos d’esquadra" se les han ido de las manos unos incidentes callejeros urbanos, y para sofocarlos han tenido que recurrir de nuevo a una violencia extrema.

Otro fracaso estrepitoso pues de la policía autonómica en Barcelona y su área metropolitana, y una muestra más de su incapacidad para dar respuesta adecuada a las exigencias que toda gran urbe plantea a un cuerpo policial con competencia exclusiva en el mantenimiento del orden público.

Por desgracia para los barceloneses, la policía autonómica catalana sigue siendo un cuerpo policial ruralista y comarcano, al que la complejidad de los problemas que debe afrontar en entornos urbanos como el nuestro le viene grande. Barcelona no es Vic, pero nuestros rectores políticos y policiales siguen al parecer sin entenderlo.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Truman Capote, el escritor que tallaba a mano las palabras


A menudo la gente no suele reparar en que la escritura es un ejercicio en el que además de tener algo que decir, hay que saber cómo decirlo. Cuando somos muy jóvenes pensamos que basta con poner negro sobre blanco lo que nuestra mente alumbre, para alcanzar sin más la condición de escritor. Y sin embargo, escribir es una tarea nada mágica, un oficio artesano que se aprende con el tiempo y que nunca se llega a dominar del todo. Es así como la obsesión por escribir bien más allá de los convencionalismos académicos y sociales ha dominado a la mayoría de grandes escritores; algunos han llegado a obsesionarse tanto con mejorar su escritura, que han terminado dejando de escribir al considerar insatisfactorios los resultados alcanzados…aunque éstos fueran en realidad obras maestras literarias.

Uno de los escritores contemporáneos envenenado por esa ansia de perfección fue el norteamericano Truman Capote. En la obra de este fabuloso narrador, la palabra escrita se desnuda de todo artificio y es ofrecida exacta y concreta, sencilla y eficaz.

Los textos de Truman Capote tienen una potencia demoledora y única. Son testigos precisos de una época, narraciones casi notariales de un tiempo ido e irrepetible, en el que éste adolescente eterno, juguetón y desenfadado que fue Capote lo mismo se emborrachaba con Marilyn Monroe a la salida del funeral de un amigo común, que acompañaba a su mujer de la limpieza en un alucinante viaje a través de apartamentos neoyorkinos entre efluvios de cigarrillos de marihuana. Este es el tipo de historias -todas reales, vividas por el escritor- que Capote nos cuenta palabra por palabra, con diálogos que a veces beben directamente en las técnicas del guión teatral o incluso, del cinematográfico.

A esta manera de narrar se le llamó Nuevo Periodismo, y permitió que algunos gacetilleros diletantes, como el absurdo Tom Wolfe, se creyeran escritores. Pero Truman Capote no fue nunca un periodista de medio pelo metido a novelista popular, sino un verdadero escritor, preocupado tanto por el fondo como por la forma.

En el volumen que acabo de leer, “Música para camaleones”, Truman Capote ofrece un puñado de sus mejores narraciones breves, una novela corta estremecedora (“Ataúdes tallados a mano”), y un prefacio que es una confesión explícita sobre su búsqueda desesperada de la perfección literaria.

De este libro extraordinario, lleno de historias sugerentes, sobrecoge el retrato de Marilyn Monroe. A través de las propias palabras de la megaestrella, nos llega el retrato en carne viva de una pobre muchacha, insegura e infeliz, cuya profunda estupidez llega a resultar conmovedora. Y eso que Truman Capote fue uno de sus mejores amigos; pero al parecer, la rubia por antonomasia del cine mundial no daba más de sí como persona.

“Música para camaleones”, de Truman Capote. Editorial Anagrama, colección Compactos. Barcelona, 2006.

jueves, 15 de noviembre de 2007

¡Viva la esclavitud!

Está científicamente demostrado que en EEUU cuando el paro sube, la Bolsa neoyorkina se dispara hacia arriba. Es natural, los sueldos producen inflación; por tanto, a menos sueldos pagados, mayores son los beneficios.

De lo que se deduce que los salarios representan un obstáculo al crecimiento económico. La solución consiste lisa y llanamente en prohibir que las empresas los paguen. Y punto pelota.

Hay dos vías posibles para evitar entonces que los trabajadores y empleados se mueran de hambre, más que nada porque esa circunstancia comportaría el cese de toda producción:

Una, pagar a los trabajadores en especias, y que se busquen la vida luego haciendo trueques entre sí. Por ejemplo, quien trabajara en una fábrica de papel higiénico recibiría a final de mes una cantidad "x" de rollos de ése producto, una porción de los cuales podría trocar con el pollero de la esquina a cambio de unas pechugas y unos muslitos con los que alimentar a su prole. Porque si realmente es cierto de toda certeza que todo hijo de madre necesita comer, no lo es menos que una vez hecha la digestión y expulsados los subproductos resultantes hay que limpiarse el culo con algo apropiado, y de esa ley universal no se escapan ni los polleros, obviamente.

La segunda solución -e innegablemente la más atractiva desde el punto de vista de las ideas aportadas por la revolución neocon-, sería la reintroducción de la esclavitud, tal como proponía un joven y brillante diputado thatcheriano en la añorada serie de la BBC “Sí, ministro”.

No cabe duda de que la esclavitud es un sistema lleno de ventajas incluso para los propios trabajadores, pues en estos tiempos de “adelgazamiento del Estado”, deslocalización de las empresas, salarios de miseria, hipotecas impagables y resto de virtudes de la economía de mercado, la esclavitud garantiza techo, cama y alimento al currante. Además, si el amo vende a los hijos del esclavo antes de que los críos entren en preescolar, éste se libra inmediatamente de tener que hacer frente a los gastos resultantes; calculen ustedes la pasta gansa que el afortunado padre se ahorraría en la educación de sus retoños. Todo ventajas, como puede comprobarse.

Y es que nadie es tan estúpido como para dejar morir de hambre a un esclavo, y en cambio el que reviente un asalariado no le preocupa, literalmente, ni a Dios.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Los nuevos burócratas. La realidad del empleo público en España


Un artículo del diario La Vanguardia publicado el pasado 4 de noviembre, cifra el número total de empleados públicos existentes en España en 2.400.000. De ellos, la mitad, 1.260.000, trabaja en las administraciones de las comunidades autónomas, 600.000 en las administraciones locales y 550.000 en la administración del Estado.

Si tomamos el total de funcionarios que prestan servicio en la administración del Estado y descontamos las Fuerzas Armadas (unos 100.000 efectivos) y la Policía del Estado y la Guardia Civil (unos 140.000 en total), resulta que los empleados civiles de la administración estatal son apenas 310.000, para un Estado que teóricamente presta servicio a 44 millones de personas.

En Catalunya en concreto, hay en total 240.000 funcionarios, de los cuales 145.000 trabajan en la administración autonómica, 77.000 en la administración local y unos 18.000 en la administración estatal. Entre los empleados de la administración autónoma catalana, la Generalitat de Catalunya, hay casi 14.000 mossos d’esquadra (policías autonómicos) en plantilla más otros 1.500 estudiando. El horizonte policial autonómico catalán se cifra en disponer de una plantilla de unos 20.000 efectivos para 2015; varios países europeos soberanos tienen ejércitos cuyos efectivos son menores en número.

Para redondear este disparate resulta que además, en el conjunto de las administraciones públicas españolas, la tasa de temporalidad –es decir, el porcentaje de empleados contratados eventualmente, en general por procedimientos poco claros y desde luego contra la propia normativa vigente-, alcanza ya el 26%; uno de cada cuatro. En lo que concierne a la administración del Estado se reduce sin embargo al 8%, lo que significa que entre las administraciones locales (ayuntamientos y diputaciones) y las administraciones autonómicas suman una tasa de contratación de empleados temporales simplemente inaceptable.

En suma, tenemos un Estado que a pesar de seguir ostentando un buen número de competencias compartidas o exclusivas, dispone para ejecutarlas de una plantilla de personal raquítica. Por el contrario las comunidades autonómas disponen de plantillas que no parece arriesgado estimar como sobredimensionadas, integradas en buena parte por personal contratado a dedo o en todo caso, fuera de los cauces previstos por la legislación aplicable.

Curioso, porque la "opinión publicada" y las charlas de café suelen darnos una visión diametralmente opuesta de este asunto.

martes, 13 de noviembre de 2007

Morir en Madrid


Un chico menor de edad que se dirigía a una concentración antifascista en Madrid fue apuñalado hasta la muerte por un soldado de paisano que regresaba de una manifestación fascista. Es decir, el menor murió como consecuencia de un acto de terrorismo.

Los hechos escuetos ponen los pelos de punta, y recuerdan inevitablemente momentos no tan lejanos de nuestra historia. Piénsese en el "febrero negro" madrileño de 1976, con los asesinatos de Arturo Ruiz, Mari Luz Nájera, los abogados de Atocha y de algún otro que quedó en el anonimato, a manos de "incontrolados" que todos sabían (sabíamos) perfectamente organizados, dirigidos y protegidos.

Rebajar ahora el suceso a una "pelea de bandas" como han hecho algunas instancias oficiales y sobre todo los medios de comunicación es, simplemente, sacarse los ojos para no ver la realidad. Aquí no hay bandas que valgan, sino una voluntad calculada de sembrar la violencia para desestabilizar la convivencia ciudadana, una acción impulsada y amparada desde la sombra por intereses muy concretos, por lo demás.

Luego vienen los calificativos edulcorados, destinados a quitar hierro y hacer más digerible la noticia: jóvenes de estética skin, grupos de ultraderecha, la extrema derecha política, nostálgicos del franquismo, etc. Eufemismos para rehuir el nombre de la bicha: fascismo.

Aún más penosa es la respuesta de la delegada del Gobierno en Madrid, quien considera que éste "no es un crimen racista" sino "ideológico". ¿Y qué coño piensa la señora delegada que es el racismo, sino una manifestación de una ideología perversa cual es el fascismo? El racismo no es una ideología en sí misma sino un ingrediente consustancial pero no único de la ideología fascista. El analfabetismo político, casi se podría decir académico, de la señora delegada estremece.

En las calles españolas hay un problema. De nuevo. Y no se está atajando. ¿Hasta dónde llegan las complicidades? Evidentemente esta clase de movimientos no sobreviven por sí solos, necesitan financiación, cobertura y apoyo. Necesitan sobre todo un caldo de cultivo propicio donde cocerse antes de manifestarse. Recordemos que no es precisamente la primera vez que un soldado protagoniza esta clase de "incidentes". Es obvio que a éste fulano se le va a caer el pelo, pero a fin de cuentas el tipo de la puñalada no es más que el eslabón final de la cadena, y probablemente el menos culpable. Los verdaderos responsables son otros: aquellos que manipulan a estos seres primitivos e indefensos llenándoles la cabeza de odio y de mentiras. Y esos siguen, por ahora, a resguardo; algunos entre ellos ¿cuántos? ¿quiénes? llevan galones, son de ideología "extremadamente conservadora" y les pagamos el sueldo entre todos.

Empieza a urgir una Ley de Defensa de la Democracia que nos proteja de estas alimañas. Mientras llega –y no debería tardar-, hay que recordar que sigue vigente una Ley de Partidos que pone fuera de la legalidad aquellas organizaciones que practican o apoyan el terrorismo. Por tanto, la vía para una ilegalización rápida de las bandas fascistas está disponible. ¿Hay voluntad política para usarla?.

domingo, 11 de noviembre de 2007

De aquellos polvos, estos nervios


Desde mediados de la década de los noventa, numerosas empresas españolas irrumpieron en Iberoamérica como caballos desbocados. Se las estaba "deslocalizando", trasladándolas a una zona del mundo donde los "costos laborales" eran irrisorios comparados con los existentes en España, y donde se podían conseguir plusvalías -ni siquiera siempre legales- como sólo habían podido conseguir nuestros "emprendedores" en la por ellos añorada época del desarrollismo franquista.

No eran empresas cualesquiera. La mayoría proceden del sector público español, privatizado compulsivamente durante el gobierno Aznar (1996-2004): Telefónica, Repsol, Endesa, Agbar... y de bancos muy comprometidos con esa etapa histórica española, como el BBVA y el Santander. Al frente de estas empresas impulsoras de la "segunda colonización" de América, había y hay un puñado de altos ejecutivos aznaristas -es decir, gente cuya ideología y mentalidad son el resultado de la fusión entre las propias del franquismo sociológico y las aportadas por el neoconservadorismo yanqui-, de cuya falta de escrúpulos y amor al dinero fácil hay pruebas sobradas: basta recordar el indescriptible episodio de las furgonetas de seguridad de Prosegur atiborradas con billetes de banco sacados de las sucursales bancarias españolas en Buenos Aires, rodando camino de Eceiza ante las narices de los porteños en aquellos aciagos días de la crisis argentina de diciembre de 2001.

El poder de esta gente sobre los países de América así recolonizados no ha hecho sino aumentar. Muchas de esas empresas controlan servicios públicos esenciales (agua, luz, electricidad, comunicaciones), por lo que su acción saqueadora y antipopular es aún más evidente. Así, no es extraño que su actuación concite la animadversión de quienes la sufren, y que ésta acabe dirigiéndose incluso contra otros empresarios e intereses españoles aunque éstos lleven años colaborando en la medida de sus posibilidades al desarrollo de esas naciones.

La falta de propuestas serias, articuladas y eficaces frente a la pobreza endémica, la explotación económica y las profundas barreras entre clases sociales en la mayoría de los países americanos, ha terminado por dejar campo abierto a toda clase de mesianismos, caudillismos y populismos que se ofrecen a sí mismos como faros de una supuesta revolución que no acaba de llegar, porque quienes encabezan esos movimientos y quienes desde atrás les sostienen y se benefician de ellos no tienen el menor interés en que llegue. La izquierda americana –cada día más débil, fragmentada e impotente- se agarra a los calzones del primero que pasa prometiendo a voces un mañana de justicia social; si además el mesías de turno es capaz de lanzar de vez en cuando algún desplante a los EEUU o a esos “ricos europeos” supuestamente causa de todos los males de América, mejor que mejor.

Es así como Chávez, un producto arquetípico de los cuarteles iberoamericanos –un individuo ignorante, resentido, simplista, autoritario y sobre todas las cosas, extremadamente ambicioso-, ha llegado al poder montado sobre la ola de un pueblo que ya no aguantaba más. Con todo, imaginar que Chávez, cual nuevo Bolívar Rojo, llevará la revolución social a todos y cada uno de los rincones primero de Venezuela y luego de América entera, es tan delirante como sostener que los oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada argentina preparaban desde sus subterráneos la democratización de todo el continente.

Pero en tanto llega el momento de la verdad en que el chavismo acabe de manifestarse en todo su esplendor como lo que es, el dinero fácil del petróleo le seguirá sirviendo para cultivar una imagen de benefactor de los pobres propios y ajenos, y para que algunos gobiernos americanos le bailen el agua, probablemente más por necesidad que por cariño.

Sin embargo, las cosas ya no van tan bien para Chávez como hasta hace poco, y el catálogo de problemas empieza a ser inquietante para él. Sus pistoleros y antidisturbios llevan días enfrentándose en la Universidad de Caracas con estudiantes contrarios a la reforma de una Constitución que el propio Chávez diseñó en su día, reforma con la que pretende perpetuarse en el poder, precisamente ahora que empieza a ser abandonado por quienes le crearon como figura pública. El barril de petróleo, además, acaba de superar la barrera psicológica de los 100 dólares, así que es de prever una contracción de la demanda, que a medio plazo podría llegar a cegar la fuente del maná supuestamente inagotable en la que se asienta el chavismo, los petrodólares. Por otra parte, las iniciativas internacionales de Chávez no acaban de cuajar: su candidato fracasó en Perú, el ecuatoriano Correa cada día le es más esquivo mientras se acerca a Europa (500.000 ecuatorianos residen y trabajan en España), Evo Morales le sigue la corriente sin entregársele del todo, y sólo el desprestigiado, corrompido y trasnochado Daniel Ortega se engancha a sus propuestas con el entusiasmo de quien necesita desesperadamente que alguien apuntale como sea la economía de su país. Los cubanos sufren a Chávez resignadamente, y le aguantarán mientras siga casi regalándoles el petróleo que necesitan pero ni un día más.

Es así que Chávez ha llegado a Santiago de Chile nervioso. Como Macbeth, desde las almenas de su castillo empieza a vislumbrar los ejércitos de enemigos que suben a por él; es sólo una imagen, por ahora. Aunque sus problemas no son sólo de orden político strictu senso.

Antes de viajar a Santiago, Chávez sabía que Zapatero iba a poner sobre la mesa tres propuestas que van a dañar esa imagen de Papá Noel de los pobres que el caudillo venezolano se ha construido en estos últimos años a fuerza de petrodólares: la creación de un centro internacional de prevención de desastres en Panamá que operará para toda América Central y Caribe, convenios con Ecuador y Perú que permitirán que las cotizaciones a la Seguridad Social de los inmigrantes en España reviertan en los países de origen, y la tercera y quizá la más importante a largo plazo aunque ahora sea casi sólo un gesto simbólico inicial, la creación de un Fondo para el Agua en América, que España contribuirá a poner en marcha aportando 1.500 millones de dólares.

No es de extrañar por tanto que Chávez usara la provocación para reventar las conclusiones de la Cumbre de Santiago. El recurso fácil de tildar de fascista a Aznar, logró su efecto: que la delegación española se sintiera insultada no por quien es y lo que representa Aznar (ahí no hay discusión alguna posible), sino porque escupiendo sobre él en mitad de la Cumbre se ninguneaba las únicas aportaciones serias hechas allí. Es obvio que en un encuentro institucional, la delegación española no podía aceptar que se la humillara simplemente para que el ego de Hugo Chávez quedara a salvo.

La grosería y zafiedad de Chávez interrumpiendo a Zapatero cuando éste, en el uso de la palabra y con tono comedido, le estaba pidiendo suavemente un comportamiento más acorde con su supuesta condición de estadista internacional, tuvo una respuesta sorprendente de parte del rey Juan Carlos, que constituye un regalo inesperado para el caudillo venezolano. Nunca debió abrir la boca Juan Carlos en ese incidente, y menos en el tono en el que lo hizo.

Gracias al rey de España pues, Chávez en vez de salir derrotado y con el rabo entre las piernas va a poder presentarse ahora como un mártir del neoimperialismo español, y evitar sobre todo que se hable de los acuerdos de esta Cumbre. Así se las ponían a Fernando VII, dicen.

Es obvio que Juan Carlos al igual que Chávez, también anda con los nervios alterados, aunque curiosamente su nerviosismo proceda más del maltrato que está recibiendo desde los medios de comunicación y los sectores políticos afines a Aznar, que del auge continuo de la opinión republicana en España. Lo segundo no le viene de nuevo: éste es un país republicano de antiguo, otra cosa es que por diversas circunstancias esa opinión ampliamente mayoritaria haya estado en letargo durante algunos años. En cuanto a la enemiga que le profesa el aznarismo y cuanto ese sector de la sociedad española representa en el orden político, económico y social, seguramente sí le toma más desprevenido, aunque no debería por qué.

Y es que el fascismo en España, de José Antonio a Aznar, siempre ha sido republicano.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Cuaderno de mi vuelta al mundo: 8 etapas, 8 restaurantes


Les dejo una selección de sitios donde comer dando una vuelta completa al mundo y haciendo escala en las ocho ciudades en las que siguiendo ese trayecto, recalé durante el pasado mes de septiembre.
Cada uno de los ocho restaurantes es por su carta y por sí mismo, un lugar emblemático que vale la pena conocer.


1. La fonda del refugio (Ciudad de México).

Situado en plena Zona Rosa –es decir, en el centro comercial y de negocios de la capital mexicana-, “La fonda del refugio” es un local estrella dentro de la reducida nómina de restaurantes capitalinos que ofrecen auténtica gastronomía mexicana. Su cocina recorre todas las especialidades del país, y tienen el detalle de ofrecer platos en los que la presencia de picante se adecua al gusto europeo.

El local se halla agradablemente decorado como si fuera realmente una fonda de pueblo mexicano. La amabilidad y profesionalidad de sus camareros puede parecer incluso sorprendente en estos tiempos que corren; déjese aconsejar por ellos, y cenará como un príncipe azteca.

Para acompañar, pida vino tinto de Baja California. Y tras el postre y para facilitar la digestión, nada como unos vasitos de tequila con limón y sal acompañados de “sangrita”.

2. Donde Augusto (Santiago de Chile).

El Mercado Central de Santiago se halla próximo al núcleo de calles peatonales y centros comerciales de la capital chilena, y ocupa un edificio de estructura metálica que recuerda a los mercados europeos del siglo XIX. Actualmente todo él está destinado a acoger restaurantes especializados en pescados y mariscos, el más célebre de los cuales es “Donde Augusto”.

En “Donde Augusto” sirven frutos del mar de calidad extraordinaria, preparación sencilla y precio más que razonable para el bolsillo europeo, en un concepto de local a medias entre la marisquería clásica y el bar de tapas español.

Acompañe la comida con cualquier vino blanco chileno bien frío; todos son excelentes.

3. La taverne du pecheur (Hanga Roa).

En el diminuto puerto de Hanga Roa, el pequeño poblado que ejerce como capital de la isla de Pascua, está “La taverne du pecheur”, un restaurante de pescado y frutos del mar sencillamente memorable. El local, pequeño y limpio, ocupa una auténtica cabaña de pescador, y está decorado con un sinfín de objetos marineros.

A la entrada del restaurante hay un rótulo en el que un simpático Obelix carga con un moai en vez del tradicional menhir, en lo que constituye toda una declaración de principios de su propietario, un francés amistoso y parlanchín con el que es un placer conversar. El hombre tiene además un parecido asombroso con el famoso personaje de las historietas de Goscinny y Uderzo.

Las materias primas usadas en su sopa de pescado, el pez “pissi” al horno y las langostas de medio kilo, entre otros deliciosos platos, son capturadas cada noche por los pescadores que amarran frente a este lugar atractivo y acogedor. Acompañe con vinos blancos chilenos. Después, con el café, pida una copita de Calvados, y ya tendrá para siempre un lugar en el corazón del propietario.

Eso sí, a la hora de encargar los platos tenga en cuenta que las raciones son mastodónticas, verdaderamente a la altura de la voracidad de un Obelix.

4. Le Rètro (Papeete).

“Le Rètro” es la terraza más célebre de Papeete, la capital de Tahití. El local, una mescolanza de cervecería, bistrot y cafetería, se abre sobre el puerto y el paseo marítimo de la pequeña ciudad capital de la Polinesia Francesa.

Al mediodía y al atardecer la terraza suele estar llena, pero dentro del local encontrará espacio suficiente y además podrá dar un vistazo a su decoración interior, que no desmerece de un bistrot del Quartier Latin parisino.

En “Le Rètro” ofrecen platos ligeros, y resulta muy aconsejable para tomar algo rápido por la noche. Pida alguna ensalada completa o sus pizzas de masa fina, y acompañe con la deliciosa y refrescante cerveza tahitiana Hinano.

5. Jordon’s (Sidney).

El restaurante “Jordon’s” se encuentra en Darling Harbour, la marina de Sidney, muy cerca del Museo Marítimo y casi enfrente, al otro lado del puerto, del Acuarium.

El local es moderno y luminoso, con cierto aire mediterráneo –como todo Darling Harbour, por otra parte-, y dispone de terraza abierta sobre el paseo marítimo que circunda el antiguo puerto.

En “Jordon’s” se come “sea food”, es decir, frutos del mar. En su carta se encuentra desde la pura cocina del Mediterráneo –mejillones al vapor, por ejemplo-, hasta aproximaciones muy logradas a la cocina oriental del mar; excelente su “sashimi”, y algo menor en nivel su pasta con “sea food”.

Acompañe con vinos australianos –el precio de los vinos europeos allí es prohibitivo-: son aceptables para el paladar europeo, aunque aún estén lejos de alcanzar un nivel competitivo con los caldos del Viejo Continente.

6. Harbour View (Manila).

En en el barrio La Luneta de Manila, a tiro de piedra de Rizal Park y de Ermita, hay media docena de restaurantes apiñados junto al mar. Uno de ellos, “Harbour View”, ocupa un antiguo pantalán que se introduce en el mar de la bahía de Manila, como un dedo frágil batido por los vientos y la lluvia durante la temporada húmeda.

“Harbour View” es un lugar austero, sin lujos decorativos y una carta más bien corta, pero donde se ofrecen productos del mar de mucho interés. Pruebe sus estupendos calamares rebozados, herencia española, y el magnífico Blue Merlin, lomo de pescado de la zona.

Para beber, cerveza San Miguel en versión filipina, una pilsen que dicen es la mejor cerveza del mundo y que, como mínimo, es equiparable a las grandes pilsen checas.

Precios muy asequibles para cualquier bolsillo, y personal discreto y rápido.

7. King’s-Lodge (Hong Kong).

En pleno corazón de Kowloon, en Chatam Road South, “King’s-Lodge” ofrece cocina tradicional china con un toque de modernidad. Vegetales, pescados y fideos combinan olores, sabores y texturas en una sinfonía a veces difícil para el paladar occidental.

Lo mejor de la experiencia de comer en “King’s-Lodge” es sin duda el descubrimiento de una cocina auténtica y milenaria, que nada tiene que ver con el adocenamiento de la restauración supuestamente china que se practica en Europa y América.

Sus platos aportan sorpresas que en ocasiones pueden dejarnos perplejos en cuanto a la variedad de ingredientes y a sus características individuales, pero el conjunto es siempre agradable y delicado. Para beber, agua, refrescos o cerveza San Miguel filipina.

8. Aneka Rasa (Amsterdam).

El restaurante Aneka Rasa de Amsterdam se anuncia como “auténtico restaurante indonesio”, una forma de diferenciarse de la multitud de restaurantes de cocina sucedánea de este país del Sudeste Asiático, cuya gastronomía al parecer encanta a los holandeses, sus antiguos colonizadores.

El caso es que realmente, Aneka Rasa ofrece platos de calidad y ceñidos a la realidad culinaria del recetario indonesio sin concesiones ni aggiornamientos, en un ambiente cuidadamente espacioso, minimalista y pulcro.

La cocina indonesia resulta variada, delicada y sabrosa. En ella son omnipresentes el arroz y las especias picantes, y se notan fuertes influencias de culturas gastronómicas próximas como la India, China y Malasia. Sopas, carnes y pescados constituyen la base de sus platos, todos recomendables.

Para beber, zumos de frutas, vino por copas o cerveza Oud Bruin de Heineken, una magnífica cerveza negra un punto dulce que fabrica la conocida marca holandesa líder de las cerveceras europeas.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Políticas sociales que no lo son. El natalismo como ideología y práctica reaccionarias


En el repertorio de lo que la clase política y los medios de comunicación de masas llaman inapropiadamente "políticas sociales" del gobierno Zapatero, la "promoción de la familia" ocupa un lugar central. Evidentemente ello no es por casualidad, en un país donde las mentalidades y creencias de signo tradicionalista tienen aún gran arraigo entre la mayoría de la población.

Ciertamente, en sí esas políticas resultan coherentes con el repertorio de leyes desplegadas (y las que vendrán) destinadas a satisfacer las demandas de las nuevas clases medias españolas, surgidas al calor de la prosperidad económica de los años noventa. Nada que ver con los intereses reales de las clases trabajadoras y populares, sin embargo, a quienes hasta la fecha no ha tocado ni las migajas del pastel. Basta comparar los prácticamente nulos incrementos salariales porcentuales obtenidos en los tres últimos quinquenios por los sectores de menor renta, con los astronómicos incrementos de las plusvalías obtenidas por las empresas en ese mismo período de tiempo, para tener una idea exacta de cómo han ido las cosas en eso que llaman el "reparto de la riqueza" generada.

Las políticas sociales del zapaterismo han venido a dar oxígeno a la nueva burguesía, situada entre los monopolizadores de la extraordinaria acumulación de capital a la que estamos asistiendo, y las desposeídas clases trabajadoras, a las que por cierto desde los aparatos de conformación ideológica social se ha decretado inexistentes. Por tanto, y aunque ideológicamente esas políticas sean del agrado de una amplia mayoría social, sus beneficiarios directos forman un grupo bastante homogéneo, constituyendo un "target" o "público objetivo" concreto y bien definido. En síntesis, esas medidas gubernamentales están pensadas para beneficiar a jóvenes profesionales con mentalidad "avanzada" (partidarios de impulsar la participación social y laboral de las mujeres, por ejemplo), pero simultáneamente muy apegados a valores tradicionales cuando no francamente reaccionarios (como su posición ante la familia).

En el terreno estrictamente político, sorprende poderosamente que en vez de cuestionar éste "agente de conformación social" básico que es la institución familiar, todas las izquierdas, reformistas o revolucionarias, pretendan por contra reforzarlo: en lugar de intentar echar las bases para transformar el modelo burgués de familia, lo que se está pidiendo desde la sociedad y haciendo desde el Ejecutivo es consolidarlo, extendiéndolo a colectivos hasta ahora excluidos de la posibilidad de acceder a él como eran las parejas libremente unidas o los homosexuales.

En lo que se refiere a la promoción de la natalidad, se trata de una política intrínsecamente reaccionaria y vinculada a la producción de mano de obra barata. Algunas de sus consecuencias directas resultan además abiertamente discriminatorias: por ejemplo en el ámbito laboral, al establecer nuevas diferencias entre los asalariados. En ese sentido, las subvenciones por nacimiento, los permisos de maternidad/paternidad, las reducciones de jornada laboral y en general los privilegios que en España está comenzando a reportar tener un niño, resultan insultantemente discriminatorios en relación con el resto de asalariados que no son padres recientes, a los que se obliga a soportar esas diferencias en el seno de la empresa y de cuyos bolsillos además, en tanto que contribuyentes que pagan impuestos vía IRPF, sale principalmente el dinero que se invierte en esas políticas.

En relación con las personas que no tienen hijos o las que han criado a los suyos sin disfrutar de esos privilegios, tal situación constituye una estafa permitida y alentada por sindicatos y partidos de izquierdas, que en vez de denunciar el contenido reaccionario y clientelar de las políticas de promoción familiar las apoyan porque gozan de amplio consenso social, dan imagen "progresista" y tienen réditos electorales inmediatos.

En suma, nada ni nadie obliga a tener niños en la España de hoy; tenerlos en esta sociedad o en cualquier otra del pasado o del futuro no tiene nada que ver con "necesidades" reales del individuo ni de la colectividad. No hay ningún condicionante real "objetivo"que obligue a tener niños, más allá de la interiorización de valores ideológicos concretos.

Por tanto, se trata de una elección individual (o de la pareja, según los casos) que debería ser responsabilidad exclusiva de quien decide asumirla. Precisamente porque los recursos de los que dispone el Estado son limitados, salen de los bolsillos de todos y deberían satisfacer necesidades reales de la mayoría (que son muchas y de gran calado, visto el Estado de bienestar tan débil que tenemos), no deberían malversarse alegremente los impuestos en políticas oportunistas y electoreras como el fomento del natalismo.

martes, 6 de noviembre de 2007

¿Ya ha elegido la música para su funeral?


En un programa de radio que oí este fin de semana plantearon un asunto del que no se suele hablar en público, pero que resulta bien interesante como medidor del cambio social y de mentalidad que está viviendo este país.

Resulta que al parecer, en España está creciendo rápidamente el número de personas que eligen un funeral laico como modo de despedirse de éste mundo, y que en esas ceremonias civiles es cada vez más frecuente que se escuchen músicas seleccionadas por el finado antes, lógicamente, de haberse convertido en tal. Las músicas favoritas para ocasión tan especial, además de los temas convencionales que suelen asociarse con unas exequias fúnebres, como el famoso Réquiem de Mozart, son cada vez más diversas y pertenecen a toda clase de estilos musicales.

Es así como al decir de los expertos, el "Imagine" de Lennon es ya el rey del hit parade de los tanatorios, seguido de "My way" de Frank Sinatra y de otras canciones por el estilo. Muchas oscilan entre la declaración de principios y la autoreivindicación personal, aunque no se descarten ni siquiera piezas de carácter festivo, incluida la música discotequera; sobre gustos no hay nada escrito, como es sabido.

En el transcurso del programa de radio al que me refería al principio, que se desarrollaba en directo desde un auditorio de Cáceres, se abrieron los micrófonos durante unos minutos a llamadas telefónicas de oyentes para que éstos explicaran como veían la cuestión y, caso de tenerlas, exponer sus previsiones personales en este asunto. Para sorpresa general, todas las personas que llamaron manifestaron tener pensada la música para su funeral. Una intervención de una señora de Cartagena levantó una cerrada salva de aplausos del público asistente, cuando dijo que había previsto que en su ceremonia de despedida estaría cubierta por la bandera republicana y sonaría el Himno de Riego; un coro de risas y más aplausos acogió luego su deseo de que durante el camino al cementerio, los familiares y amigos que acompañaran su féretro cantaran aquella cancioncilla infantil que comienza "Estaba el señor Don Gato...".

Por mi parte, hace tiempo que tengo pensado cómo me gustaría que fuera mi despedida. Primero, quisiera irme cubierto por una bandera roja, sin símbolos ni siglas: un simple trozo de tela del color que desde la Grecia clásica simboliza la lucha por una vida mejor para todos. No debe haber discursos ni oraciones, sólo deben sonar tres piezas que además de resumir mis gustos musicales creo que sintetizan mi manera de pensar sobre la vida y la muerte: primero, la
Fanfarria para un hombre corriente de Aaron Copland, seguida de Le métèque de Georges Moustaki, y para acabar, Time after time de Miles Davis. Luego de oír estas músicas se abrirán unas botellas de cava, se brindará por la vida y alguien pronunciará la palabra que Luis Carandell hizo grabar en su epitafio: "Fue". Unos días después dispersarán mis cenizas al viento, una parte sobre el Mediterráneo frente a Barcelona y el resto en cualquier lugar del Pirineo aragonés.
... Y fin de la función.

lunes, 5 de noviembre de 2007

¡Vivaesssspaniiiiia manque pierda!


Impresionante espectáculo, la visita de los reyes de España a Ceuta.

"¡¡¡Olé, olé, olé somos españoles!!!" gritaba una multitud enfervorizada. Probablemente no les habían explicado bien quiénes eran los visitantes, y ellos estaban convencidos de que quien recorría las calles ceutíes como un torero en tarde de triunfo era Raúl González o Rafa Nadal; otra explicación racional no se me ocurre ante el tono futbolero de los gritos.

En efecto, el aquelarre patriotero ha tenido más de llegada de un ídolo deportivo a la ciudad africana que de arribo de un jefe de Estado en visita oficial. De vergüenza ajena. En realidad sólo ha faltado que el evento lo retransmitieran a grito pelado según acostumbran los gremlins de Carrusel Deportivo, y así todo habría quedado en puro "furbo" dominical.

Digo yo que Juan Carlos debería haberse presentado en chandal con los colores de la selección española, más que nada para haber estado a tono con el ambiente.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Habrá Memoria Histórica, pero poca


El fragor mediático desencadenado por la publicación de la sentencia del juicio del 11-M, parece haber tapado por completo cualquier reacción ante la aprobación por Las Cortes de la ley de Memoria Histórica (LMH). Tal vez no se tratara de un efecto buscado, pero la coincidencia ha servido para desactivar buena parte de la controversia previsible; el silencio de la derecha postfranquista una vez perdida la batalla parlamentaria, resulta especialmente llamativo. En pocas palabras, huele a "pacto de Estado".

Las previsiones de la mayoría de analistas coincidían en suponer que Zapatero postergaría a la próxima legislatura la redacción final y consiguiente promulgación de una ley difícil, que le ha traído muchos quebraderos de cabeza a lo largo de toda la legislatura presente. Pero el gobierno español ha conseguido finalmente sacarla adelante, y contando además con un muy amplio respaldo parlamentario. Sólo el PP y ERC se han excluído del acuerdo final, lo que le permite a Zapatero presentar este texto como de carácter "centrista" al quedar fuera del consenso los "extremos" en esta materia (y en la mayoría de asuntos tratados en esta legislatura).

Si tal resultado -dejar fuera a los "extremos"- es fruto de la astucia del presidente del gobierno y sus asesores o una simple carambola, carece de importancia ahora. El hecho es que el contenido final de la LMH constituye un claro guiño a ése mítico electorado de "centro", que estaría tan interesado en una condena definitiva del franquismo como en que no se remueva demasiado el pasado. Ahora sólo falta que ese electorado exista, y que en las generales de marzo sea capaz de compensar con sus votos la decepción que los votantes de izquierda sienten (sentimos) ante esta ley alicorta y cojitranca.

Entrando en su contenido, la LMH tiene una sola virtud y muchos defectos. Su virtud es que de una vez por todas pone negro sobre blanco una condena total y sin paliativos del régimen franquista, situando su inicio en una rebelión militar contra el Estado democrático legalmente constituido, y condenando explícitamente la dictadura cesarista-militar instaurada durante cuatro décadas tras la victoria de los sublevados en la guerra que desencadenaron.

A partir de ahora al juicio de la Historia contra el franquismo -ya emitido hace muchos años-, se suma su explícita condena político-jurídica. En teoría pues, babosidades como las recientes declaraciones de Mariano Rajoy sosteniendo ante un micrófono que el franquismo fue un tiempo de "placidez extraordinaria", pueden ser denunciadas como apología del fascismo y acarrear consecuencias de tipo legal a quien las profiera. Ya veremos en la práctica, habida cuenta la ideología extremadamente conservadora -por decirlo de manera suave- que predomina de modo abrumador entre los miembros del aparato judicial del Estado, que son quienes en última instancia habrán de aplicar la ley.

La LMH denuncia asimismo los juicios políticos sumarios del franquismo y los declara ilícitos, pero "olvida" anularlos y remite a los tribunales tomar tal decisión en cada caso, de modo individualizado. Así que las familias de los victimizados deberán reclamar ante los tribunales, y aportar "nuevas pruebas" -¿de dónde van a sacarlas 70 años después del crimen legal?- de la injusticia cometida con su deudo. Naturalmente la respuesta de la judicatura -"extremadamente conservadora", recordemos-, será la misma que ya han formulado en los casos en que con anterioridad a la promulgación de la LMH se ha presentado recurso contra esos juicios espurios: dictaminar que no hay "elementos nuevos" que obliguen a modificar la sentencia emitida en su día; es decir, refrendar el asesinato cometido por los verdugos franquistas "matando por segunda vez" a los reos, tal como se ha escrito en reacción a alguna de esas vergonzosas resoluciones judiciales.

En el plano simbólico, la LMH obliga a retirar los símbolos franquistas del callejero de las poblaciones, y también los monumentos, placas y otros elementos de glorificación del régimen fascista español y de sus secuaces. Ocurre que tal trabajo se encomienda a comunidades autónomas y ayuntamientos, con lo que en la práctica se deja en manos de los responsables políticos locales la aplicación o no de la ley en su territorio. Es obvio que en la "zona nacional" coincidente con la geografía política en la que el PP detenta el poder local, perdurarán con "placidez extraordinaria" los elementos simbólicos franquistas.

Por lo demás, la intervención frailuna de CiU ha conseguido a última hora que se permita a la Iglesia católica mantener en sus edificios aquellos símbolos franquista de "valor artístico" cuyo desmontaje representaría, supuestamente, una merma del patrimonio. Es obvio que se trata de una excusa cobarde para no tener que enfrentarse a la Iglesia, a quien debería habérsele exigido hace mucho tiempo que retirara de las fachadas de sus locales esas placas sectarias en recuerdo de los "gloriosos caídos por Dios y por España" que lucen, y que al parecer seguirán luciendo por mucho tiempo. Una vez más CiU ha jugado a fondo su repugnante papel de correveidile de los poderes fácticos, y una vez más el gobierno español ha transigido ante el chantaje de éstos.

Otro elemento simbólico de primer orden, el llamado Valle de los Caídos, queda a resguardo del supuesto proceso de desfascistización. La ley permite seguir allí a la comunidad benedictina y se "prohíben" los actos de exaltación franquista en su recinto, posponiéndose para más adelante la decisión de qué hacer con ese mausoleo megalomaníaco erigido a la mayor gloria de Franco. Parece que IU ha conseguido cierto compromiso en el sentido de transformarlo en una especie de centro de la Memoria, algo así como un Museo de los Horrores del franquismo. Dudo mucho que ese proyecto se lleve a cabo, porque la intención gubernamental parece apuntar más bien a que el lugar sea progresivamente olvidado por todos, y quede reducido exclusivamente a la función puramente religiosa del monasterio manteniendo cerradas el resto de instalaciones; dentro de unos años se trasladarían los restos del dictador a un cementerio, y a esperar que la Naturaleza convierta el recinto de Cuelgamuros en una ruina irrecuperable.

La LMH no satisface por tanto a nadie de quienes la reclamamos pero al menos viene a poner punto final a una situación extravagante cual era que a 32 años del fallecimiento del mayor criminal de la Historia de España, aún estuviera pendiente en este país la condena formal y explícita de semejante personaje y del régimen político de terror y oprobio que creó.

Algo es algo pues, aunque como en el caso de tantas otras leyes con inicios tímidos -divorcio y aborto, por ejemplo-, habrá que seguir luchando para hacerla crecer hasta tener una verdadera ley de Memoria Histórica.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Una tarde con Goya en El Prado


Huyendo del ruido de lo que un cursi llamaría "una jornada preñada de noticias", acabo de pasar una muy satisfactoria tarde visitando el museo del Prado.

No, no es que haya tomado el puente aéreo y me haya presentado en Madrid por las buenas (Dios me libre de cometer semejante locura, habida cuenta de los problemas que suele acarrear tal aventura al sufrido usuario de ésa ruta), sino que me he dado un largo garbeo por la recién estrenada web del museo madrileño. Y francamente, he quedado gratamente sorprendido.

Uno recordaba la web del Prado como una de las peores páginas de museo del mundo. Sin embargo, parece que los gestores de la pinacoteca definitivamente se han puesto las pilas desde que Carmen Calvo pasó a mejor vida políticamente hablando, y además de haber culminado con éxito la ampliación del edificio se han preocupado de dotar a la institución de una herramienta divulgativa útil y atractiva, que sitúa al Prado en el ciberespacio no ya con la dignidad de la que durante años ha carecido, sino en plena vanguardia de las páginas de su clase.

Visítenla, es un consejo. Da gozo moverse por la web, aunque por ahora vaya un poco lentica, quizá por un exceso de visitas estos días. Además, pueden llevarse a casa los cuadros que más les agraden con sólo hacer click sobre ellos, pudiendo guardar reproducciones de gran calidad, que en la web van acompañadas de fichas muy completas y bien documentadas. Para muestra les dejo un botón, uno de mis cuadros preferidos.

Se trata de un cartón de Francisco de Goya, pintado en sus primeros años en Madrid, cuando trabajaba para la Real Fábrica de tapices. El cuadrito se llama "Muchachos jugando a los soldados". La escena que retrata resulta aparentemente anodina y carente de significado más allá de lo que un primer vistazo nos muestra: unos niños "fent el soldat", como se dice en catalán.

Sin embargo no hay nada en toda la obra de Goya que sea gratuito, pues cada una de sus pinturas encierra no ya opiniones sino verdaderas tesis del autor. Goya fue un observador atento, acerado y crudo de la sociedad de su tiempo. A mi juicio, también el crítico más implacable de la España de siempre, ésa que hoy encarna en las huestes del señor Rajoy y en los intereses que defienden.

El cuadrito del que les hablo tiene su mensaje, y demoledor por lo demás. Mírenlo despacio. Encierra todo un discurso sobre los estamentos sociales de la época: a la derecha de la imagen la aristocracia toca el tambor, a su son el ejército marca el paso en el centro de la composición y a la izquierda la Iglesia agita la torre de un campanario para que suene la campana. Fíjense en los rostros: atento el aristócrata, bobalicón el militar y malvado el eclesiástico. Y todo resumido en un juego de niños...

¿Es o no es Goya el mayor pintor de todos los tiempos?.