viernes, 30 de marzo de 2007

De criminales a pacifistas: la paradoja irlandesa


Resulta impresionante ver a dos viejos criminales, dos auténticos promotores del terrorismo como han sido los señores Ian Pasley y Gerry Adams, sonreír a la cámara tras firmar un nuevo "documento histórico" que al parecer, representa por fin un "paso decisivo", y esperemos que real, hacia la paz en irlanda del Norte.

Digo que resulta impresionante porque si hay dos personas que encarnen precisamente la antítesis del pacifista son precisamente estos dos caballeros. No diré que por causa suya exclusivamente haya vivido el Ulster décadas de violencia sectaria, pero sí que ambos han sido actores principales en esa obra a cuyo cartel han prestado de buen grado algo más que su rostro.
La intolerancia, el fanatismo, la obcecación y el crimen sectario tienen su Sumo Sacerdote en el pastor Ian Pasley, un ministro del Señor al que asesinar personas por el mero hecho de ser católicos le parece un servicio a la comunidad y a Dios. Pasley ejemplifica como pocos esa raza de humanoides descendientes de Torquemada que encubren bajo la una sotana o el clergyman un corazón de piedra y un cerebro de lobo.

Frente a él, Gerry Adams y sus maneras suaves y contenidas, con las que esforzadamente intenta disimular un temperamento colérico, autoritario y probablemente no menos obcecado que el de su rival/complementario Ian Pasley. Durante años, Adams ha fingido ser un político homologable, ansioso de pasear corbata y maletín por un Parlamento cualquiera, cuando en realidad conducía con puño de hierro la actividad criminal del IRA.

Resulta que después de décadas de oficiar sangrientos sacrificios humanos, este Jano bifronte que es el Dios del Terrorismo sectario norirlandés –Adams y Pasley, Pasley y Adams, tanto monta-, ha decidido tomar la vía de la paz llevando una ramita de olivo en la mano y una sonrisa inmaculada en los labios. Algunos ingenuos creen que el mismo Jesucristo, en cuyo nombre tantas barbaridades han cometido los dos, ha comenzado a inspirarles a ellos y a sus secuaces pensamientos de reconciliación y amor; la realidad es, empero, mucho más prosaica.

Ocurre simplemente que a los dos bandos les han cortado la financiación y que simultáneamente, han ido perdiendo los apoyos externos de los que gozaban. A partir de los años ochenta, el IRA ha visto disminuir progresivamente las complicidades políticas y cegarse las fuentes de ingresos que disfrutaba en EEUU desde su fundación. A raíz del 11-S, la mano que mecía los hilos de esa organización simplemente decidió echar el cierre al negocio; el patrón tiene ahora cosas más importantes en las que pensar y donde invertir sus recursos. Y es que en tiempos de terrorismo global y geoestrategias de altos vuelos, los terrorismos locales pierden todo sentido y se convierten en una rémora del pasado.

Al terrorismo unionista le ha sucedido tres cuartos de lo mismo: desasistidos por la policía y el Ejército británicos –de quienes fueron durante décadas cuerpos auxiliares para los trabajos sucios-, los paramilitares protestantes no han tenido asimismo otro remedio que avenirse a recorrer la senda de la paz. El Gobierno de Londres ya no es un aliado fiable en su retaguardia, y conociendo la manera histórica de resolver estos líos que tienen los británicos, nadie les garantizaba a los unionistas que no iba a producirse una salida precipitada de las tropas en cualquier momento, abandonándoles a su suerte ante la mayoría católico-republicana.

Ahora la desmovilización de las respectivas bandas pasa por la entrega de las armas y el diseño de salidas profesionales para sus integrantes. La creación de un aparato político-administrativo autonómico capaz de asegurar un porvenir laboral e ingresos estables a los dirigentes más significados y a las "plantillas de personal" a sus órdenes, ya está en marcha desde hace algún tiempo. Sin embargo, la formación de una nueva policía, refundada sobre la base de la integración en ella de los católicos, ha dado un resultado más bien regular. Los problemas no se solventan sólo firmando papeles.

De todos modos comienza a quedar atrás un baño de sangre sectario-patriótico que se se remonta nada menos que a la Edad Media, pero que en el último medio siglo ha alcanzado el nivel de verdadera carnicería. Desde aquellos tiempos brumosos en que Irlanda era gobernada por clanes guerreros a hoy, los miembros de ambas comunidades enfrentadas -celtas y anglosajones, católicos y protestantes, republicanos y unionistas-, han nacido, crecido y vivido en el odio al otro, al que han matado o por el que han sido muertos a la menor oportunidad.

Una Historia así es un pecado que debería lavarse lo antes posible. Aunque el precio a pagar comporte cerrar los ojos y otorgar el Nobel de la Paz a dos reputados asesinos.

jueves, 29 de marzo de 2007

La televisión hace daño a los políticos, los políticos dañan la televisión (1)


Cuando estudiaba Ciencias de la Información, a mediados de los años setenta, comenzaba a conocerse en España la obra del canadiense Marshall McLuhan, autor de una de las más célebres "boutades" en materia de comunicación al afirmar primero que "el medio es el mensaje", y posteriormente matizar desde la autoironía que "el medio es el masaje".

Con estas frases pegadoras aludía MacLuhan directamente al papel de los medios de comunicación de masas como elementos conformadores de la opinión pública, y sobre todo a los modos en que ejercen ese papel. Por aquellos años el mundo intelectual de izquierdas andaba muy preocupado con la influencia alienante que supuestamente ejercía la televisión en las masas; intelectuales europeos, suramericanos y algunos pensadores estadounidenses atribuían su control estricto a intereses imperiales (estadounidenses, claro; por aquél entonces la intelectualidad de izquierdas ni se planteaba que los soviéticos pudieran tener simétricas intenciones manipuladoras).

Pronto algunos avispados se dieron cuenta de que la capacidad de masaje de la televisión trascendía con mucho el ámbito de lo político. Así, la publicidad, un elemento que fue secundario durante los primeros años del fenómeno televisivo, ha pasado a convertirse en su verdadera razón de ser. La manipulación de las mentes ya no se producía de modo exclusivo desde el discurso político, sino sobre todo desde el "discurso social" que impregna la verdadera programación televisiva de hoy, que es la conformada por los espacios destinados a la publicidad en tanto películas, informativos, concursos, documentales, etc, quedan arrinconados a la condición de "ganchos" que mantienen la atención de la audiencia entre dos bloques publicitarios; de hecho, desde finales de los años noventa muchos programas televisivos (significativamente las teleseries de ámbito familiar, pero también los informativos más aparentemente serios) han comenzado a integrar publicidad en su propio desarrollo, como parte de lo que el telespectador ve y oye mientras se desarrolla la trama argumental o, en el caso de las noticias, se pasa de un bloque informativo a otro.

En esos mismos años setenta a los que aludía al principio como el momento en que llegó a nosotros la observación mcluhiana sobre los medios, el comunicólogo italiano Umberto Eco puso en circulación otra frase cañonazo: "El público hace daño a la televisión". Según Eco la televisión se limita a dar lo que le piden unas masas ignorantes y alienadas, que buscan en los medios confirmaciones y seguridades. "Sabemos lo que te gusta", dice un anuncio reciente de McDonald’s; se supone que el público reclama basura, y que los medios en general y particularmente la televisión se limitan a hacer negocio complaciéndole. En ese sentido, los cínicos suelen aducir que si la gente no viera telebasura, por ejemplo, se acabarían de inmediato esos programas vergonzosos, pues es sabido que los resultados de audiencia mandan por encima de cualquier otro concepto; olvidan que el proceso de intoxicación al que la televisión somete a sus audiencias genera en ellas tal grado de embrutecimiento, que como el yonki atrapado en la droga dura acaban por necesitar su dosis diaria para seguir adelante.

Estaríamos en suma ante un dilema intelectual semejante a la famosa disyuntiva a la que se enfrentaron los ilustrados del siglo XVIII, cuando unos afirmaban que el hombre nacía bueno y era la sociedad quien le pervertía, y los otros decían que el hombre nacía malo y era gracias a la sociedad que contenía sus instintos. El debate estaría ahora entre quienes creen que la televisión ya nació idiotizadora de masas y simplemente ha ido perfeccionando su rol, y aquellos que piensan que son las masas previamente idiotizadas quienes han moldeado la televisión a su gusto. Hay que convenir, en todo caso, que en cualquiera de las dos posibilidades el papel de la televisión en la sociedad contemporánea resulta realmente siniestro y nefasto.

Obviamente, la canalización del mensaje político ha ido acomodándose a los modos del masaje televisivo, aunque no sin ciertas resistencias formales. Del clásico busto parlante que monologaba mirando a la cámara y tratando de infundir confianza, se ha pasado en pocos años al político que de pie, al borde del escenario, "próximo" por tanto a la gente, responde a preguntas del público sobre asuntos tan diversos como la lucha contra el terrorismo o el precio de un café. Se trata de dar la sensación de que los políticos en sus apariciones televisivas integran al ciudadano y a sus preocupaciones; en los mitines televisados por, ejemplo, el público ya no se sitúa frente al político orador sino que literalmente le envuelve, situándose también a sus espaldas e incluso a sus costados. El político es arropado por los ciudadanos, que en los actos políticos destinados a ser difundidos por televisión son, sobre todo los que han sido colocados a su espalda –y por tanto frente a la cámara- jóvenes de buena presencia y aspecto variado -incluidos algunos miembros de minorías-, portadores todos de signos que les identifican con el orador y líder (camisetas, chapas, banderas).

Cuando el hecho comunicacional se produce en un plató televisivo, estos microcosmos son seleccionados con criterios que se quieren representativos de conjuntos sociales amplios (y en ocasiones, de toda la sociedad). Y no se limitan a actuar como comparsas pasivos del acto, sino que ellos mismos se constituyen en parte del masaje televisivo en la medida en que expresan sus opiniones y preocupaciones a través de preguntas que ocasionalmente se les da opción a formular, y que supuestamente representan el "sentir popular". Este tipo de formato, nacido en EEUU y pasado por Francia, en España se empezó a usar, curiosamente, antes en programas deportivos que en políticos; es ahora cuando ha irrumpido con fuerza, ante el agotamiento de las fórmulas tradicionales que, como en el caso de los debates entre candidatos, hace tiempo han dejado de interesar a los políticos.

No es extraño por tanto que no existan diferencias de fondo en el modo en que se preparan y realizan los castings, siempre a cargo de productoras privadas. Tanto si se selecciona a los concursantes de un programa como "Gran Hermano" como si se escoje a las personas que participarán en el recién estrenado formato político "Tengo una pregunta para usted", los criterios básicos son coincidentes y responden a unos patrones preestablecidos semejantes.

Tampoco es raro que durante su intervención en este nuevo programa, el presidente Rodríguez Zapatero se dirigiera más o menos inconscientemente a sus preguntantes como si fueran "diputados" que representaran al conjunto de la sociedad (de hecho, la escenografía estaba construida con esa intención), ni que el tono y el contenido de sus respuestas semejara enormemente a las que se producen en cualquier debate parlamentario, según ha hecho notar posteriomente la prensa al analizar su intervención. En "Tengo una pregunta para usted" todo está pensando para que los telespectadores crean estar asistiendo a una sesión parlamentaria en la que, por una vez, quienes preguntan y controlan a los políticos son los propios ciudadanos. Pura ficción televisiva, obviamente.

martes, 27 de marzo de 2007

La lengua absuelta


La celebración del IV Congreso de la Lengua Castellana está mostrando la vitalidad y potencia de este idioma como lengua de comunicación y cultura, y la proyección sobre otros espacios lingüísticos que está adquiriendo en los últimos años. Y ello a pesar de que hace apenas unas décadas los agoreros consideraban acabado al castellano, en tanto que lengua propia de una comunidad cultural cuyo protagonismo histórico hace siglos que dejó de ser decisivo para el conjunto de la Humanidad, y que era usada además en contextos sociopolíticos con grandes problemas para incorporarse a la modernidad e integrar los avances científicos y tecnológicos. Siendo cierto todo esto, el salto adelante dado por la comunidad castellanohablante en el último cuarto de siglo ha desmentido, sin embargo, los pronósticos pesimistas.

Hoy el castellano es una lengua hablada por 400 millones de personas, de las que apenas el 10% residen en el país donde se originó. Ello significa que el castellano ha trascendido el marco geográfico concreto donde vio la luz, para convertirse en un valor universal. Hoy, este idioma es la segunda lengua –y en crecimiento exponencial- de EEUU, la mayor potencia que ha conocido la Historia; su enseñanza se ha integrado en el sistema educativo de Brasil, el país con mayor potencial de la América no anglosajona, en pie de igualdad con su lengua oficial, el portugués; y es ya el segundo idioma extranjero preferido pòr los estudiantes de idiomas europeos, por encima del francés y del alemán. Y en fin, su estudio y conocimiento comienza a introducirse en países con tanto futuro como Rusia, China y Japón.

El castellano es hoy en la América no anglosajona una lengua con prestigio social creciente, debido a la suma de dos potentes factores: la reivindicación creciente de las propias raíces culturales americanas –en las que la aportación ibérica supone al menos la mitad del componente, junto con la propiamente indígena y la africana en algunos países-, y el reforzamiento del vínculo transantlántico con una España pujante y que en la última década ha acogido a más de dos millones de inmigrantes de esas latitudes; para los americanos del centro y del sur, España es hoy, quizá por primera vez en la historia, una referencia ejemplar y una locomotora a la que engancharse en muchos terrenos, incluido el económico, algo absolutamente impensable años atrás.

En la reunión de Cartagena de Indias brillan nombres que ya son patrimonio cultural de la Humanidad, y cuya obra se ha realizado íntegramente en esta lengua desde la otra orilla del Atlántico. Quizá por ello se dice que si el pasado del castellano está en Europa, su futuro se halla indudablemente en América. A los reaccionarios que se espantan ante las consecuencias de ese hecho, temerosos de la "fragmentación" que pueda experimentar el idioma así como de la dirección que pueda tomar su evolución futura, habría que recordarles que las lenguas son organismos vivos en perpetua evolución y cambio, y que son precisamente las "lenguas fijadas", estáticas, las que irremediablemente desaparecen a corto plazo.

El castellano por el contrario es una lengua que vive en continua transformación, y es su propia vitalidad la que desborda los planteamientos conservadores que pretenden anclarlo en un momento histórico determinado. Por fortuna, las propias Academias de la Lengua iberoamericanas parecen entenderlo así y desde hace tiempo coadyudan a este proceso de perpetua puesta al día.

No todo es de color de rosa, sin embargo. Desde siempre la lengua castellana ha vivido de espaldas al resto de las lenguas peninsulares, incluido el portugués. En los últimos años ha habido algunos tímidos intentos de apertura, caso de la presencia del idioma catalán como invitado principal en la Feria del Libro de Guadalajara hace un par de años, pero los gestos siguen siendo insuficientes. Los vínculos oficiales entre las instituciones que velan por las diferentes lenguas románicas son inexistentes, cuando el tronco común debería servir como referencia para políticas de defensa conjunta ante la invasión globalizadora del "american english", que en tanto que lengua del Imperio funciona como instrumento de penetración cultural e ideológica en todos los rincones del planeta.

Tampoco parece que desde las instancias oficiales se haga mucho por la pervivencia de esa joya lingüística que es el judeoespañol, lengua castellana propia de los sefardíes, hoy en leve recuperación tras muchos años de estar al borde de la extinción; ni por la pervivencia del idioma castellano en zonas donde aún se considera lengua vehicular o de cultura pero está en retroceso ante la presión de otras lenguas prestigiosas, caso de lo que sucede en el Sáhara Occidental y el norte de Marruecos (ante el árabe clásico), Guinea Ecuatorial (ante el francés) y Filipinas (ante el inglés). En Puerto Rico el castellano va siendo desplazado rápidamente por el inglés, primero de la vida pública y ahora también del ámbito privado.

Luces y sombras pues en el currículum actual de una lengua que, como tituló uno de sus hijos de la Diáspora, el sefardí Elias Canetti, es hoy una "lengua absuelta" con un presente brillante y un futuro espléndido.

lunes, 26 de marzo de 2007

La resistible ascensión de Joaquim Llena


Desde hace algunos días el diario El País viene suministrando información a cuenta de lo que ya comienza a conocerse como el “caso Llena”, que afecta directamente al actual conseller de Agricultura de la Generalitat catalana, Joaquim Llena. Según lo que vamos leyendo, este escándalo en ciernes lleva camino de convertirse en el primer sobresalto serio para el nuevo Tripartito autonómico catalán.

De momento y a la espera de futuras revelaciones, lo más escandaloso del asunto se centra en el hecho de que una persona con los antecedentes que Joaquim Llena acumula como destacado “emprendedor” en negocios inmobiliarios, pueda haber llegado a ser uno de los más importantes dirigentes socialistas catalanes, y por si ello fuera poco, haberse convertido en miembro del gobierno autonómico catalán en representación del PSC.

Al parecer, según El País, Llena estaría implicado como principal protagonista en un jugoso pelotazo urbanístico en el Pirineo catalán, que entre otras consecuencias y según se ha publicado estos días multiplicaría por diez los habitantes de un pueblecito leridano próximo a la estación de esquí de Baqueira-Beret. La ubicación no es casual. Todo el Pirineo aragonés y catalán se halla sembrado de estaciones de esquí a cuyo alrededor han crecido urbanizaciones y hoteles desde principios de los años sesenta. Si bien la llegada de la democracia municipal puso cierto freno al entusiasmo de los promotores del ladrillo y el cemento, en los últimos años, y coincidiendo con la expansión de las estaciones de esquí, ha habido al parecer un fuerte rebrote constructor en esas zonas. Si se llevaran a cabo algunos proyectos, como por ejemplo los vinculados a la varias veces solicitada concesión de los Juegos Olímpicos de Invierno a la ciudad oscense de Jaca -pura excusa para la realización de planes de construcción masiva en esa zona del Pirineo aragonés, en ese caso-, los daños al ecosistema pirenaico serían enormes e irreversibles.

Naturalmente esas operaciones necesitan políticos que se avengan a allanar el camino a los intereses económicos que las propician. La biografía de Joaquim Llena que está saliendo a la luz estos días resulta arquetípica en ese sentido: durante algunos años, Llena fue alcalde independiente de Àneu –población donde tiene importantes intereses familiares en el sector turístico-, hasta que se afilió al PSC en 1995. Una carrera meteórica y al parecer sembrada de cadáveres políticos le llevó a desplazar en la organización leridana del partido a dirigentes históricos como Ramon Vilalta, presidente de la Diputación provincial de Lleida durante muchos años, y Antoni Siurana, alcalde de Lleida desde las elecciones de 1979 hasta que fue nombrado conseller de Agricultura del primer Tripartito, cargo en el que le ha sucedido Llena tras ser elegido José Montilla como presidente de la Generalitat catalana.

A Llena se le relaciona desde antiguo con Baqueira-Beret, lo cual no ha sido óbice al parecer para que en menos de una década llegara a convertirse en el representante político por excelencia de los intereses pirenaicos catalanes presuntamente progresistas; un intermediario, “un conseguidor”, en suma. La sensación de impunidad debía ser tal que al convertirse en conseller de la Generalitat, Llena dejó la alcaldía de su pueblo a una persona de su confianza y él siguió como concejal de Urbanismo. El escándalo ha saltado ahora al hacerse pública la posible incompatibilidad, al menos desde el punto de vista ético, en el desempeño simultáneo de ambos cargos; el fondo del asunto radica, con todo, en que finalmente ha aflorado la “promoción inmobiliaria” impulsada por Llena en una finca de Àneu de su propiedad, donde pretendía levantar una urbanización de lujo con ampliación de terrenos incluida. Todo muy progresista, como puede verse.

Lo curioso es que estas cosas se sabían desde hace años, según nos cuentan ahora. Y sin embargo no sólo nadie había frenado a este individuo sino que a sus cuarenta y pocos años y tras un breve período de militancia partidaria, Llena había logrado convertirse en un valor consolidado del socialismo catalán. Así se están labrando muchas carreras políticas hoy día.

Suele decirse que en política la mujer del César no sólo ha de ser honesta, sino que además debe parecerlo. Sin entrar en la legalidad de los negocios de Joaquim Llena, que ése es un asunto que deberán dilucidar los tribunales de Justicia si fuera el caso, sí es lícito plantearse cómo es posible que en una organización socialista, socialdemócrata o simplemente progresista, haya cargos dirigentes que consideren compatible la ideología que supuestamente profesan con la realización de negocios que por muy legítimos que fueren desde el punto de vista legal, contradicen abiertamente los principios más elementales de esa ideología.

Según El País, Llena se ha defendido aduciendo que operaciones como las que se le atribuyen “contribuyen al progreso de las comarcas pirenaicas”; sólo le ha faltado añadir que, además, crean puestos de trabajo. Lamentablemente ésa es la clase de argumentos que utilizan los políticos de derechas cuando los atrapan en operaciones inmobiliarias más sucias de lo habitual.

Por evidentes razones higiénicas, el presidente de la Generalitat de Catalunya debería cesar a la mayor brevedad posible al señor Llena. Y el PSC debería darle de baja con mayor urgencia aún, a fin de facilitarle a este señor la posibilidad de armonizar en adelante sus negocios con una nueva militancia política más acorde con ellos.

domingo, 25 de marzo de 2007

50 años de construcción europea


El 50 aniversario de la firma del Tratado de Roma, el documento que puso los cimientos de lo que primero se llamó Mercado Común europeo y hoy es la Unión Europea (UE), encuentra al proyecto inaugurado entonces inmerso en una grave crisis que amenaza con liquidarlo.

En 50 años Europa ha sido capaz de avanzar de modo importante en la integración económica y también ha dado pasos significativos en la integración social y cultural, pero se ha mostrado incapaz de progresar debidamente en el ámbito político. Escarmentados por siglos de guerras intestinas entre las docenas de países que conviven o coexisten en el relativamente reducido espacio continental europeo -sobre todo, por las consecuencias de las dos guerras mundiales libradas en el siglo XX, iniciadas ambas en el suelo del Viejo Continente-, los europeos creen en la necesidad de colaboración entre ellos si ésta tiene resultados positivos en la pacificación general y en la mejora de su calidad de vida, pero no están muy convencidos de que deban someter sus peculiaridades político-jurídicas nacionales a un ente superior unitario por muy federal que sea.

El fracaso al que se arriesga el proceso de integración política europea tiene su plasmación gráfica en la incapacidad de sacar adelante de modo consensuado una Constitución que dote a la UE de un perfil jurídico propio en el seno de la comunidad internacional. Las rencillas, los egoísmos y el cálculo político pedrestre han embarrancado el texto constitucional, y en realidad nadie parece tener mucha prisa en desatascarlo. Mientras, el tiempo corre, y los enemigos se arman. Ya en los años 90 las garras del Imperio se aposentaron sobre amplios pedazos del suelo europeo: la mayoría de los Estados surgidos en Europa central y del Este tras el hundimiento de la Unión Soviética (1989), son hoy Estados-clientes cuando no directamente vasallos de los EEUU, en algún caso tras guerras brutales como la que destrozó la antigua Yugoslavia.

Tal vez por ello la Europa de los 15 aceleró la entrada en la UE de una docena de Estados que bajo ningún concepto estaban preparados para incorporarse al proyecto europeo, pensando que la capacidad económica de la Unión podría absorber la ampliación sin problemas pero obviando las realidades políticas de países que como Polonia, Eslovaquia o Rumania, son hoy dictaduras fascistoides dirigidas desde las sedes de las respectivas embajadas norteamericanas en sus capitales. De todos esos países recién ingresados sólo la zona griega de Chipre, la República Checa y Hungría cumplen unos mínimos exigibles tanto en materia económica como política. La incorporación del resto ha supuesto simplemente cargar con rémoras económicas y meter al enemigo en casa en materia política y de legislación de derechos, como está demostrando el caso polaco con su depuración de cientos de miles de personas supuestamente vinculadas al regimen anterior, su persecución de homosexuales y todo tipo de minorías y la imposición desde el poder de una ideología rabiosamente nacionalista y clerical de claro corte fascista.

Para España, que junto con Portugal fue admitida en la UE en 1986, estos 20 años han significado la mayor transformación llevada a cabo en su historia en todos los campos, comenzando evidentemente por el económico. El salto adelante dado por el país no tiene precedentes, pero más allá de la compacta euforia oficial y de cierto euroescepticismo snob en algunos sectores populares, hay cifras que pintan un panorama un tanto distinto y no por poco conocido menos real: resulta que mientras el PIB español probablemente alcanzará al alemán en el próximo quinquenio, la renta per cápita española sigue en la cola de los 15 y sólo por encima de Grecia, Portugal y los 12 recién llegados. Esa disonancia tiene una traducción directa: los ricos en España son cada día más ricos en tanto las clases medias y populares simplemente no participan del banquete. La redistribución de los beneficios de tan singular crecimiento económico es pues, inexistente.

No es extraño entonces que muchos españoles aún siendo conscientes de cuanto la integración en la UE ha aportado al país no vean el futuro de la Unión con mucho optimismo, y que en general sea creciente el número de ellos que se desentienden del proceso. Y sin embargo, fuera de la UE cada día que pasa hace más frío, así que contribuir a su desaparición o al menos a su estancamiento -como hacen nuestros "conservadores" euroescépticos y pronorteamericanos- representa más que una prueba de estupidez política, una insensata inclinación al suicidio.

viernes, 23 de marzo de 2007

COM Ràdio y la Diputación de Barcelona

Ayer participé en un programa de COM Ràdio promocionando "Todos los blancos son feos", en respuesta a la amable invitación que me hizo la gente que hace "Geografies", el programa de viajes de esta cadena catalana.

No es la primera vez que participo en programas de radio de esa casa, que aglutina a la red de emisoras locales mantenida por la Diputación de Barcelona. Confieso cierta debilidad por esta cadena, con cuyo proyecto ideológico y profesional me he identificado siempre plenamente.

En sus orígenes, COM Ràdio nació como una alternativa informativa y de entretenimiento catalana y en catalán a la abrumadora presencia de Catalunya Ràdio, la cadena oficial de la Generalitat de Catalunya, en un dial radiofónico saturado de emisoras vinculadas de una u otra forma al aparato gubernamental catalán. Hasta fecha de hoy, la COM -como se la conoce popularmente- ha mantenido ese perfil gracias sobre todo al extraordinario equipo de profesionales con el que cuenta.

Frente al despliegue ideológico conservador-nacionalista que Catalunya Ràdio ha mantenido desde sus inicios, COM Ràdio representa una apuesta clara -modesta en cuanto a medios, pero ilusionante por su misma existencia- de neto origen y vocación municipalista, vinculada además a la izquierda plural; algo que en el escenario mediático catalán resulta políticamente incorrecto y casi exótico, dado que este sector lleva décadas apacentándose en el pujolismo más ortodoxo incluso tras la llegada al poder del Tripartito.

Tras años de presencia y servicio en la radiodifusión catalana COM Ràdio atraviesa en estos momentos una fuerte crisis, consecuencia del desinterés que por su futuro han mostrado sus rectores políticos una vez alcanzada la Generalitat y, a través suyo, supuestamente, el control de Catalunya Ràdio (nada más lejos de la realidad, ya que la cadena radiofónica oficial de la Generalitat continúa, impertérrita, anclada en su papel de difusora del nacionalismo conservador catalán). En ese sentido, la salida abrupta de COM Ràdio de profesionales de la trayectoria y el prestigio de Joan Barril o Silvia Cóppulo se inscribe en la grosera concepción instrumental de los medios que algunos políticos de izquierdas, al menos los que rigen la Diputación de Barcelona, comparten con sus homónimos de derechas.

Que COM Ràdio llegara a desaparecer sería un desenlace muy negativo no sólo desde el punto de vista de la variedad y calidad de la oferta radiofónica catalana; también un grave error político del que sus responsables no tardarían en tener que arrepentirse. Nadie va a conseguir modificar las "prestaciones ideológicas" de Catalunya Ràdio, en la medida en que ése medio fue concebido por completo para la función que cumple: ser altavoz del pujolismo, entendido no tanto como opción política concreta sino como verdadero universo ideológico y mental de una parte de la sociedad catalana que intenta proyectarse e imponerse sobre la totalidad.

Claro que para que el actual señor presidente de la Diputación de Barcelona y algunos de sus colaboradores entendieran estas cosas, deberían tener una sensibilidad política y también humana de las que, al menos en el caso de COM Ràdio, han dado sobradas muestras de carecer.

jueves, 22 de marzo de 2007

¡Navarra y cierra España!


El caso de la campaña desencadenada por el PP a cuenta de la supuesta intangibilidad del actual régimen autonómico navarro, resulta cuanto mínimo sorprendente para cualquier observador medianamente informado además de claramente ilustrativo de los modos de hacer de ése partido. Simplemente no hay razón jurídica legal alguna en la que apoyar semejante movilización, que es presentada sin embargo como la defensa a ultranza de la legalidad vigente.

Resulta que la disposición transitoria cuarta de esa Constitución que el PP tanto dice amar y defender pero que no votó cuando era el momento de aprobarla, señala literalmente:

"En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el artículo 143 de la Constitución, la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos."

¿A qué viene pues la escandalera que está organizando ahora el partido postfranquista? Pues a lo de siempre, a excitar las bajas pasiones del rebaño de borregos ignorantes que lideran.
Desde el punto de vista estrictamente político resulta aún más incomprensible la actitud del PP, pues hoy por hoy ése referéndum lo perderían de calle los nacionalistas vascos en Navarra, ya que sólo aglutinan alrededor del 20% del voto en esa comunidad autónoma.

Pero si fuera de otra manera, si en un referéndum ganara la opción de que Navarra y el País Vasco constituyeran un solo ente autonómico, ésa sería la voluntad de los navarros, tan respetable por tanto en democracia como la contraria. Ocurre que quienes recurren a tautologías del tipo "¡Navarra es Navarra!" fingiéndose adalides que defienden a capa y espada elevadísimos e intocables intereses colectivos, lo que están haciendo en realidad es negar la capacidad de los navarros -y de cualesquiera otros ciudadanos de este país- para decidir por sí mismos sus destinos como adultos y ciudadanos libres.

Los dirigentes del PP harían bien olvidando esa fantástica Navarra supuestamente inmutable ante el paso de los siglos y dejando en paz de una vez a los navarros, que son perfectamente capaces de decidir su futuro sin que los pastoreé la extrema derecha española. Deberían en suma comenzar a respetar a los ciudadanos de este país y su derecho a decidir por sí mismos lo que entiendan más les conviene, que eso y no otra cosa es la democracia.

miércoles, 21 de marzo de 2007

La guerra esponsorizada


Estas son algunas de las principales cifras del balance de cuatro años de guerra en Irak que pueden recopilarse en Internet sin esfuerzo:

Seiscientos cincuenta mil iraquíes han sido muertos en acciones de guerra o por el terrorismo. El número de heridos es simplemente incalculable.

Bajas estadounidenses: tres mil doscientos soldados muertos y veinticuatro mil heridos.

Diez mil soldados norteamericanos han desertado, de ellos cuatrocientos se hallan en Canadá a la espera de ser reconocidos como refugiados políticos.

Cuatrocientos mil millones de dólares se han invertido en la guerra, de ellos mil trescientos millones fueron desembolsados por España durante la etapa en que las tropas españolas participaron en la ocupación de Irak.

Ocho mil millones de dólares de un monto total de doce mil millones entregados como "donación" USA al gobierno de Irak a través de la Administración provisional que dirigió Paul Bremen, se evaporaron nada más llegar a Bagdad. Bremen no tiene ni una factura que los justifique.

No hay cifras oficiales acerca de los fabulosos beneficios que están obteniendo las grandes corporaciones norteamericanas, desde la Halliburton del vicepresidente Dick Cheney (que suministra a los soldados ocupantes toda la logística, incluidas las tiendas de campaña donde duermen, la ropa que se ponen y las raciones que comen), a las famosas Siete Hermanas petroleras, especialmente las texanas, que están saqueando a barra libre los pozos petrolíferos iraquíes, pasando por las empresas especializadas en "reconstrucción civil" (que obtienen a dedo descomunales contratos de construcción de edificios e infraestructuras) y las de "seguridad privada", que facilitan mercenarios encargados del trabajo sucio en materia de "orden público".

La guerra de Irak es ya la guerra de las corporaciones norteamericanas. Todas se han apresurado a sacar tajada siquiera sea publicitaria, aunque en la mayoría de los casos han preferido implicarse de hoz y coz y rapiñar directamente sobre el terreno.

Ello es posible porque, como escribió John K. Galbraith en sus últimas aportaciones, los políticos y altos funcionarios del gobierno de EEUU son hoy meros empleados de las grandes corporaciones, en cuyos consejos directivos han figurado hasta el momento mismo de incorporarse a la Administración Pública y con los que siguen manteniendo vinculaciones tan estrechas como los hilos que unen a la marioneta con su operador.

Más que unos símbolos nacionales desfasados, el ejército norteamericano debería empezar a lucir sobre los uniformes y el material que usa los logotipos de quienes son los esponsors de la guerra y accionistas destacados de esta primera gran aventura empresarial del siglo XXI.

martes, 20 de marzo de 2007

El escenario de las presidenciales francesas

Hace unos días un tertuliano afirmaba en la radio que Francia cada día está peor, pero que los franceses cada día están mejor (de España y los españoles podría afirmarse exactamente lo contrario, pienso).

Después de pasar unos días en París puedo afirmar que ciertamente la crisis de su país la llevan los franceses con una soltura envidiable. Cierto que la "banlieue" tiene peor aspecto y que Saint Denis cada vez se parece más al Hospitalet o el Vallecas de hace 30 años, pero el nivel de vida de los franceses fuera de los suburbios donde acampan los inmigrantes no ha retrocedido un ápice, al contrario. Y por lo demás, a pesar de los problemas que encuentran los jóvenes, que sospecho son más generacionales que relativos al color de la piel, Marianne sigue acogiendo en su seno a un arco iris de razas y creencias que tienen tan sólo una cosa en común (suficiente sin embargo para construir un país fuerte y seguro de sí mismo como nunca lo será España): el orgullo individual de ser ciudadano de la República Francesa.

En este panorama más estable de lo que nos suelen pintar los medios de comunicación españoles, van a tener lugar unas elecciones presidenciales francesas que algunos quisieran decisivas pero que en realidad parecen reunir todos los números para resultar francamente anodinas. En realidad, ni los actores principales ni el fondo de la trama se prestan para grandes aspavientos. Tal es la mediocridad y falta de hondura presentes sobre el escenario, que un "hombre corriente", uno de esos políticos outsiders que tanto gustan a los franceses, François Bayrou, una especie de "poujadista" fino y liberal desconocido hasta hace unos meses, se ha lanzado a la carrera presidencial convencido de que tiene posibilidades de ganar o al menos de pasar a la segunda vuelta.

Bayrou se presenta a sí mismo como "un campesino", un "hombre razonable" que habla desde el sentido común de las pequeñas cosas que interesan al público en general; ya se sabe que como dijo alguien, los franceses tienen el corazón de izquierdas y la cartera de derechas. El discurso de Bayrou está calando hondo, y sus posibilidades crecen a medida que el electorado francés va percibiendo la inconsistencia de los dos grandes candidatos en liza. Finalmente la larguísima campaña electoral, que arrancó de hecho con la trabajosa nominación de Sègolène Royal como candidata socialista, ha servido para que los franceses se convenzan de que votar por Royal o votar por Sarkozy no es que sea lo mismo, que evidentemente no lo es, pero sí que puede tener las mismas consecuencias: una presidencia débil comandada por un presidente (o presidenta) inexperto y políticamente inane.

Como respuesta, Sarkozy endurece (más) su discurso y lucha desesperadamente por atraer votantes de Le Pen, en tanto Royal sigue moviéndose en el desconcierto y la improvisación. No es extraño que la derecha mire de reojo al "parvenu" que la representa en este asalto, en tanto la izquierda simplemente ignora a esta señora que todo lo basa en su imagen moderna y "à la page". Por suerte Le Pen ya no está en condiciones ni siquiera de asustar, porque en otros tiempos hubiera sido el gran beneficiado de este teatrillo de tercera.

lunes, 19 de marzo de 2007

La Administración Pública que viene

El viernes pasado asistí a una interesante jornada sobre la implementación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la Administración Pública.

Las expectativas que allí se mostraron en orden a revolucionar la relación entre Administración y administrados, resultan simplemente deslumbrantes. Al parecer la vieja maquinaria burocrática admnistrativa tiene los días contados, y los procesos electrónicos van a abrir -están abriendo ya, de hecho- una nueva era también en este campo, que estará presidida por la simplificación, la agilidad y la eficiencia.

Se acabaron pues las covachuelas y el funcionario con visera y manguitos, las montañas de expedientes en papel y las copias por triplicado compulsadas y firmadas a mano. Pero no es sólo eso. Una terminal tipo teléfono móvil un poco más evolucionada bastará no ya para canalizar la relación burocrática entre ciudadano y aparato administrativo, sino sobre todo para que aquél -el ciudadano- pueda manifestarse, aportar e influir en el gobierno de su colectividad desde el nivel local al estatal. De la relación vertical (jerarquizante) vamos pues a pasar en breve a la horizontal (democratizadora); las plataformas relacionales en la Red son la nueva forma que llega de organización y participación ciudadana.

No se trata de hipótesis especulativas o de sueños delirantes. Sencillamente, tenemos ya disponible cuanto necesitamos para llevar a cabo la mayor transformación en materia administrativa desde la creación del Código de Hammurabi. Y los ensayos hasta el momento son muy positivos.
Sólo hay un pero. Ocurre que todos estos procesos se crean y desarrollan de modo exclusivo con tecnología y logística fabricada, comercializada y mantenida por empresas privadas, que convierten así al sector público en esclavo de sus suministros y, más importante, de sus estrategias. Ahora bien, por definición la Administración Pública justifica su existencia en la prestación de servicios públicos cuyo objeto es beneficiar a la colectividad administrada de modo no discriminatorio, en tanto las empresas privadas se caracterizan por la búsqueda exclusiva del beneficio empresarial. La contradicción es flagrante. El control en régimen monopolístico de ciertas empresas privadas sobre la tecnología que usa el sector público ya ha provocado graves conflictos de intereses, como la batalla legal llevada a cabo por la Administración Clinton contra Microsoft en los años noventa a cuenta de los códigos-fuente del software usado en las dependencias gubernamentales, y la que actualmente se viene desarrollando entre la Unión Europea y esa misma empresa norteamericana por sus descaradas prácticas monopolísticas.

En un momento en el que las grandes corporaciones empresariales han conseguido el control político sobre el gobierno de los EEUU (ver las aportaciones al respecto de John K. Galbraith), las perspectivas de que determinadas empresas logren asimismo el control sobre la maquinaria administrativa y sus procesos resulta altamente inquietante. Lo que está en peligro en estos momentos nos es sólo la salvaguarda del derecho a la intimidad y a la protección de datos de cada ciudadano, sino algo quizá mucho más importante aún: la propia relación entre Administración y administrado, que en breve podría pasar a ser directamente vicaria de intereses económicos privados.

Urge pues que los legisladores -a menudo más preocupados por restringir las libertades en Internet que por proteger derechos-, comiencen a contemplar la protección del ciudadano antes de que sea demasiado tarde y nos conviertan, por fin, a todos, Administración y ciudadanos, en "cliente cautivos" del sector privado.

domingo, 18 de marzo de 2007

En pie de paz

De Washington a Seúl, centenares de miles de ciudadanos libres han ocupado las calles pacíficamente para pedir el fin de la guerra de Irak y el procesamiento de sus responsables.

En Madrid, decenas de miles de personas marcharon de modo cívico y alegre, reivindicando algo tan sencillo como "paz aquí y allí" y el castigo de los culpables de la sangría iniciada hace cuatro años.

A diferencia de la manifestación de la derecha/extrema derecha española de hace tan sólo una semana, ayer no hubieron insultos, mentiras ni amenazas, no hubo odio y sí el deseo del fin de todas las violencias, incluida la verbal que practican los dirigentes del Partido Popular y sus sayones mediáticos e institucionales.

Ayer solo hubo un recuerdo para el PP, un lema que debería hacer reflexionar a quienes se dicen de derechas y a la vez demócratas: "Dónde vas Mariano con los fachas de la mano".

viernes, 16 de marzo de 2007

¡No a la guerra!


El sábado 17 de marzo se cumple el cuarto aniversario de la invasión de Irak, acordada en la reunión de las Azores por Bush, Blair y Aznar. Conviene no olvidar que esa decisión criminal se tomó desoyendo a todos los organismos internacionales, incluida la ONU, y pisoteando los fundamentos mismos de la legalidad internacional.

Apenas cuatro años después, la ocupación militar de Irak se halla en un callejón sin salida. Seiscientos mil iraquíes han perdido la vida, un Estado ha sido destruido por completo, su economía está arruinada hasta la raíz, y la vida del país entero se ha precipitado en una espiral de locura y muerte en la que una infinidad de grupos armados combaten todos contra todos usando el terrorismo indiscriminado como principal arma de lucha. Las posibilidades de que el conflicto se extienda a los países vecinos crecen a cada día que pasa.

La responsabalidad última en esa masacre inmunda y en la desestabilización general de todo el Próximo Oriente compete a quienes indujeron, acordaron, planificaron y llevaron a cabo la invasión y ocupación de Irak, y por ello algún día serán conducidos ante el Tribunal Penal Internacional (TPI). Hoy hay que hacer saber a esos criminales que no podrán eludir el tener que rendir cuentas de la barbarie que han patrocinado. Por ello, la manifestación del 17 de marzo de 2007 en Madrid debe ser un clamor que señale un camino irreversible: el Trío de las Azores deberá responder de sus crímenes ante el TPI.

¡No a la guerra!

¡Juicio a sus responsables!

Sábado 17 de marzo, a las 17h, manifestación desde la plaza de Neptuno de Madrid POR LA PAZ, NO A LA GUERRA, NO A LA VIOLENCIA. Convocan el Foro Social de Madrid, PSOE, IU, UGT, CCOO y decenas de organizaciones y colectivos ciudadanos.

jueves, 15 de marzo de 2007

La risa de la hiena


De qué se reía ayer Aznar con esa risa peligrosa tan suya en la que muestra sin pudor los colmillos carniceros?.

¿Se reía de los ciento noventa y dos muertos de los atentados del 11-M, que su política vicaria con el Imperio y la incompetencia de su Gobierno hicieron inevitables?.

¿Se reía de cómo intentó engañar al mundo entero entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, intoxicando hasta al Consejo de Seguridad de la ONU y manipulando a su conveniencia la información sobre los atentados, sus ejecutores y sus causas?.

¿Se reía acaso de los seiscientos mil iraquíes asesinados en lo que se lleva de ocupación de ése país, cuya invasión fue decidida en un acto al que él prestó gustoso su firma y su jeta?.

¿Se reía de la familia del cámara de televisión español José Couso, asesinado a sangre fría por las tropas estadounidenses en Bagdad?.

¿Se reía tal vez de cómo en complicidad con su compinche Tony Blair lograron que Pinochet eludiera el jucio por crímenes contra la Humanidad, sacándolo de Gran Bretaña con toda clase de triquiñuelas leguleyas?.

¿Se reía Aznar de Gescartera, del Prestige, de "la huelga general que nunca existió", de la boda de su hija en El Escorial...?.

¿O tal vez el ataque de risa le sobrevino al leer el cartel que había a sus espaldas en ese acto?.

Aunque bien mirado, las hienas no necesitan excusas para reír.

miércoles, 14 de marzo de 2007

14-M, para la libertad

Hoy hace tres años la ciudadanía española decidió con su voto y de modo inapelable recuperar el pleno uso y disfrute de la libertad y la democracia, que el Gobierno Aznar había puesto en peligro en los últimos años.

Fue un 14 de marzo de 2004 cuando de modo ampliamente mayoritario los ciudadanos de este país dijimos basta a las mentiras, la incompetencia, la corrupción, el oportunismo y la sumisión a intereses foráneos.

Desde la emoción y el recuerdo a los asesinados el 11-M, el de hoy es un aniversario para celebrar con alegría y confianza en el futuro.

martes, 13 de marzo de 2007

Un cura de Satanás

Durante casi todo el siglo XIX y buena parte del XX, se usó la expresión "cura de Satanás" para referirse a aquellos miembros del clero que pese a invocar una supuesta misión evangélica sobre la tierra, en realidad servían con sus palabras y sus acciones a lo más negro y criminal de la reacción española. Tal actitud ha sido históricamente, por desgracia, la mayoritaria entre los clérigos españoles hasta bien avanzado el siglo pasado, y aún hoy parece tener un amplio número de adeptos tanto entre la infantería eclesiástica como sobre todo entre sus altos mandos.

Curas de Satanás fueron obviamente los que acompañaban y aún lideraban las partidas carlistas durante las tres guerras civiles decimonónicas, excitando y participando en las matanzas de enemigos prisioneros y civiles indefensos, tal y como volvería a ocurrir durante la guerra de Franco en 1936-1939, y también aquellos que durante la Semana Trágica de Barcelona (1907) se subían a los tejados de iglesias y conventos para disparar desde allí a mansalva contra la gente que circulaba por las calles o montaba guardia en las barricadas.

El cura de Satanás tiene pues una larga tradición en la extrema derecha española.

A quienes crean que todo esto ya sólo forma parte del pasado y no tiene más acomodo que el de los libros de Historia, viene el señor obispo de Huesca, don Jesús Sanz, a desmentirlos con toda rotundidad. El máximo responsable eclesiástico del rebaño oscense se ha despachado este domingo con una carta pastoral de toma pan y moja. En ella el obispo Sanz relaciona si tapujos al Gobierno de Zapatero con los atentados del 11-M, afirmando que "la sospecha les mira". No se detiene ahí el veraz y caritativo pastor, que no se priva de llamar "traidores" a quienes según él "manchan el nombre de la paz y la piedad convirtiéndolo en moneda de cambio", aludiendo nada elusivamente a la concesión de prisión atenuada a De Juana Chaos; probablemente el obispo Sanz considere que matar a seiscientos mil iraquíes resulta una contribución a la paz y un gesto de piedad infinitamente superior a salvar la vida de un solo ser humano, aunque sea un criminal como De Juana. Pero ya se sabe que entre la doctrina que explicaba Jesús de Nazareth y la praxis de quienes dicen representarle en la Tierra ha habido históricamente un abismo insalvable, del que en España hemos tenido lucidos ejemplos desde la Inquisición a la Cruzada Nacional de 1936.

En esa supuesta situación, con una España gobernada por un puñado de traidores "hasta el egoísmo más desleal" que quieren "camuflar el chantaje del que siendo rehenes ellos mismos, nos hacen víctimas a todos los demás", el señor obispo de Huesca rechaza la "consigna de un nuevo pásalo" que el Gobierno "repite sin parar, sin pausa y con mucha prisa" queriendo dar a entender que "hemos salvado la vida a un asesino(...), le hemos salvado la vida porque defendemos la vida". Entre paréntesis, parece que en los ambientes de extrema derecha y como se deduce de la alusión concreta que hace el señor obispo, aún les escuece el "¡pásalo!" que movilizó a tantos ciudadanos en defensa de la verdad y la justicia la tarde del 13 de marzo de 2004.

Naturalmente los males de España tienen remedio. El obispo Sanz lo encuentra entre los "ciudadanos de bien" que salieron el sábado a la calle, gentes que "que no quieren asistir impávidos al espectáculo que algunos gobernantes nos brindan en el pim-pam-pum de la feria del disparate político". Jesús Sanz remata su planfleto ironizando sobre que el argumento "en defensa de la vida" será utilizado por el Gobierno en el futuro "ante la eutanasia que viene" o para actuar contra "quienes quieren una educación no ideologizada para sus hijos" (esto último debe de ser un lapsus del señor obispo, pues lo que se está reclamando es precisamente que deje de lavarse el cerebro a los niños en los colegios con la enseñanza obligatoria de la religión del obispo Sanz).

El presidente aragonés, Marcelino Iglesias, ha manifestado su sorpresa por la pastoral del señor obispo de Huesca. "No estábamos acostumbrados a un compromiso político tan intenso de un obispo". Se conoce que el señor Iglesias es bastante joven y no ha conocido los tiempos en que el "compromiso político" de gente como el obispo Jesús Sanz pasaba por bendecir los asesinatos perpretrados por el régimen franquista, a cuya sombra medró y prosperó la Iglesia católica como no lo hacía desde los tiempos de Felipe II. Quizá es que Marcelino Iglesias en tanto que oscense estaba acostumbrado al hacer del obispo anterior de la sede altoaragonesa, Javier Osés, un hombre que en sus primeros tiempos al frente del obispado se distinguió por sus posiciones progresistas hasta que las presiones, los años y el desencanto personal le llevaron a un silencio discreto, al margen de las algaradas ultrarreaccionarias en las que gustan participar Sus Eminencias y a las que su sucesor se ha lanzado al parecer de hoz y coz.

lunes, 12 de marzo de 2007

Un héroe en Atocha

Un familiar de una víctima del 11-M pide cuentas a los dirigentes del PP durante el acto celebrado en la estación de Atocha el domingo último, mostrando un cartel en el que se exige el procesamiento de Acebes y Aznar.

domingo, 11 de marzo de 2007

Vuelan de nuevo las gallinas de Franco

Por Madrid vuelan de nuevo gallinas subidas a la vieja bandera bicolor, aquella que un Borbón con peluca recortó de la popa de los navíos catalanes para convertirla en enseña de su flamante Estado (franjas horizontales roja, amarilla y roja, la mitad de la senyera catalana), y a la que un descendiente suyo tuvo la ocurrencia de dotar de doble ancho en la franja central amarilla, dándole un aspecto muy poco serio y decididamente raro.

A esa bandera de colores chillones y mal conjuntados se la llamó en tiempos republicanos "sangre y pus"(los monárquicos en respuesta motejaron a la republicana "sangre, pus y permanganato", lo último por la franja morada). Como símbolo del Estado se complementa con un escudo abigarrado que pretende representar de una tacada a todos los viejos reinos peninsulares, y una Marcha Real de ritmo musical infame y achulapado, carente de solemnidad y llena de majeza cuartelera, cuyo origen parece remontarse al cornetín de órdenes de la mercenaria Guardia Valona, o algo así.

El general Franco tuvo la ocurrencia de agregarle una letra al himno, que nunca antes había tenido, fabricada a medida por un obsequioso y mediocre José María Pemán. Incluso como himno fascista el "Triunfa España, alzad los brazos hijos del pueblo español..." carece del menor atractivo y resulta huero y grandilocuente y un punto rídiculo. No contento con destrozar por completo un símbolo, Franco se empeñó también en dejar huella en la bandera bicolor, a la que le cosió una pomposa "Águila de San Juan", supuestamente extraída de la enseña de los reyes Católicos. El águila franquista cargaba con un escudo repleto de lo que hoy llamaríamos escuditos autonómicos, y por tener tenía hasta la cabeza coronada por la orla de santidad, caso único en el reino animal asomado a los tótems de las diferentes tribus europeas.

La Constitución española de 1978 suposo una nueva modificación de los símbolos estatales: la Marcha Real perdió la letra, la bandera bicolor perdió el pajarraco (gallina, en argot popular), y el escudo del Estado se simplificó y devino estrictamente monárquico. Durante los años siguientes la exhibición de símbolos de la etapa predemocrática fue patrimonio exclusivo de los nostálgicos oficiales del régimen franquista, y nadie desde la derecha parlamentaria osó reivindicarlos públicamente.

Ocurre que desde marzo de 2004, la derecha parlamentaria se ha embarcado en una Operación Nostalgia cada vez más crispada y en la que camina del bracete con los restos del naufragio fascista de los años setenta, envalentonados éstos al comprobar cómo los seguidores del Partido Popular asumen -o recuperan- sus viejos símbolos. Así, en las concentraciones "antiterroristas" promovidas por las organizaciones de agitación social del PP se canta el Cara al Sol, se exhiben banderas bicolores con la gallina franquista y hasta se recuperan las viejas banderas falangistas y carlistas, mientras sus pancartas afirman "España una y católica", "España cristiana y no musulmana" o "Zapatero Anticristo". El clima guerracivilista promovido por la derecha/extrema derecha parlamentaria española es propicio a este "revival" que aunque en principio parece limitado a ciertos sectores de la sociedad madrileña, no es descartable pueda extenderse en un futuro próximo a ámbitos semejantes del resto del país.

El vuelo gallináceo es inquietante pues, pero aún simplemente folklórico. Compete a las autoridades legítimas del Estado impedir su expansión y reprimir su existencia usando todos los medios legales a su alcance.

Urge una ley de Defensa de la Democracia que corte las alas a estas gallinas antes de que echen a volar en número suficiente como para convertirse en una amenaza real para la libertad y la convivencia.

jueves, 8 de marzo de 2007

Putas, pero trabajadoras

De unos años a esta parte el fenómeno de la prostitución se ha convertido en excusa para un pseudodebate cívico-político cargado de trampas, algunas francamente farisaicas.

Cierto progresismo mojigato suele aducir que la prostitución es una lacra social –algo hemos avanzado en eso: antes se consideraba un "problema moral"-, que hay que combatir a golpe de ley e intervención policial, sacando de la calle a las pobres mujeres obligadas a prostituirse y castigando severamente a los hombres que se aprovechan de ellas. Últimamente se pone mucho el acento en la identificación y sanción de los clientes, al modo en que no hace tantos años se perseguía al drogadicto callejero en tanto el narcotraficante al por mayor campaba tan tranquilo en la vida económica y social del país (de éste y de cualquier otro), tal y como ocurre con los verdaderos responsables de las mafias dedicadas a los grandes negocios ilegales o paralegales.

Desde esa óptica pseudoprogresista tampoco se reconoce a las prostitutas su condición de personas que venden su fuerza de trabajo como cualquier otra trabajadora, y que por tanto merecen un trato sociolaboral similar al que sus compañeras han ido consiguiendo en fábricas y oficinas. La prostituta es vista simplemente como sujeto de redención, nunca como persona activa cuya vida laboral debe normalizarse en igualdad de condiciones y derechos con el resto de los trabajadores sea cual sea su sexo y actividad.

A nadie se le escapa que el enorme negocio de la prostitución reside precisamente, como decía antes, y al igual que en el caso de las drogas, en esa condición de ilegalidad y clandestinidad en la que debe desarrollarse. La única forma de acabar con las mafias es precisamente la legalización de esas actividades y su normalización social en el marco legislativo laboral y sanitario adecuado; pero naturalmente eso acabaría con los enormes beneficios que genera la actividad clandestina, y eso no interesa a los grandes propietarios del negocio y tampoco a los lobbys que lo sostienen. En este asunto también la oferta y la demanda imponen su ley: la del máximo beneficio posible. Como se ve, una pura lección de "economía de mercado" aplicada.

En suma, la prostitución no es una cuestión de "moral pública" sino un problema social y económico con hondas raíces. Las normativas que se están aprobando contra ella ya no pretenden erradicarla –algo que sus autores saben imposible sino se quiere atacar las raíces del problema-, sino hacerla "invisible", sacarla de las calles y de los medios, hurtarla en definitiva al conocimiento público. Si yo fuera un proxeneta callejero, por ejemplo, estaría muy enfadado con la Ordenanza de Civismo implantada en Barcelona, pero si fuera un gran traficante de carne humana estaría feliz, pues la invisibilidad y el silencio hacen crecer los beneficios de modo exponencial.

Al parecer pues, la hipocresía burguesa teñida de progresismo está ganado la batalla. Ya no se pretende como antaño reprimir el "vicio", sino hacer desaparecer su exhibición pública. Lamentablemente, en el trasfondo de todas las normativas represoras que la mayoría de administraciones proponen o van elaborando, sigue latiendo más o menos disfrazada la posición conservadora tradicional sobre el tema.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Hierve el caldero madrileño

Si un observador foráneo sin otros datos que los que obtuviera en Madrid generalizara la situación de esa ciudad a todo el país, sacaría la conclusión de que España entera vive en un estado de preguerra civil en el que en cualquier momento se va a disparar el primer tiro.

Conclusión errónea, como bien sabemos los que habitamos fuera de Madrid y de su área de influencia directa, que por cierto somos la inmensa mayoría de los habitantes del país. Es así que la mayor parte de la ciudadanía española sigue perpleja y algo inquieta el hervor frenético de la vida política y social madrileñas, que por otra parte en poco o en nada afecta a sus afanes y problemas cotidianos, ni siquiera en el ámbito político.

No les afecta salvo, eso sí, que por desgraciado destino algún asunto de la índole que sea tenga que "pasar por Madrid". Entonces sí, entonces el asunto y quien tenga que ver con él se ven lanzados a la vorágine del gigantesco caldero incendiado en que se ha convertido la Villa y Corte, y una modesta iniciativa local, por ejemplo, puede incluso terminar convertida en un missil tierra-aire de los que se están empleando con profusión en estas jornadas.

Comprenderán que no es España la que vive aislada de Madrid, sino ése Madrid fachorro y crispado el que vive aislado del resto de España. Convertida en campo de batalla -por ahora verborreico- de la ultraderecha, la capital española ha regresado a través del túnel del tiempo a las épocas más negras de su historia. Mientras en Barcelona se discute sobre la mala gestión de la red de cercanías de Renfe, en Valencia sobre la urbanización salvaje del territorio, en Zaragoza sobre la puesta en marcha de una plataforma logística de ámbito peninsular, o en Santiago sobre cúal será el contenido que tendrá el nuevo Estatuto de Autonomía gallego, en Madrid todos los esfuerzos se concentran en una guerra civil verbal y mediática impulsada por el Partido Popular a la que se ha sumado entusiásticamente el franquismo extramuros del sistema.

Definitivamente Madrid -ése Madrid- no es España, no la representa en modo alguno. Los madrileños deberían comenzar a rebelarse contra el uso y abuso de su ciudad que hace la derecha española guerracivilista.

martes, 6 de marzo de 2007

No diga literatura, diga simplemente Gabo

Cumplir 80 años siendo un creador literario prodigioso y un hombre consecuente con su tiempo, es privilegio reservado a algunos -muy pocos- escogidos por los dioses. Gabriel García Márquez, Gabo, es uno de ellos.

Vivir para contarla es el secreto de Gabo, narrador compulsivo que supo cambiar -él sí- su condición de gacetillero provinciano por las más altas cotas de la literatura contemporánea, usando siempre como materia prima sus paisajes, sus gentes y sus circunstancias; extrayendo de la pequeña historia de las gentes pequeñas, en suma, cuanto necesitaba para hilvanar sueños literarios sublimes.

Y sin embargo nada fantasioso hay en el padre del realismo mágico, pues el periodista convive armoniosamente en él con el demiurgo y juntos le siguen dando substancia a cuanto produce hoy al igual que hace cuarenta años, cuando pergeñaba la novela que le hizo inmortal. Gabo y su literatura son así: nos hacen volar muy alto porque tienen los pies firmemente asentados en tierra.

¡Felicidades genio, compañero, maestro!.

lunes, 5 de marzo de 2007

Un negro con el corazón blanco

Barack Obama se perfila como el único miembro del partido demócrata en condiciones de disputarle la nominación a Hillary Clinton, la gran favorita para las próximas elecciones presidenciales norteamericanas. La carrera meteórica de este joven político sintetiza el "sueño americano" con todas sus luces y sus sombras.

De entrada, resulta altamente sospechoso que Obama mienta abiertamente sobre sus orígenes. Barack Obama suele presentarse como "negro" cuando en realidad es "mulato", hijo de un keniano y de una estadounidense blanca. No es un detalle baladí en un país donde la adscripción a una u otra minoría étnica condiciona el futuro de un profesional de la política; buena parte del capital político de Obama consiste en presentarse a sí mismo como un "negro que ha triunfado".

Su ideología, por lo demás, es la propia de los negros de clase alta integrados en el establishment norteamericano: Obama se define como un hombre profundamente religioso y contrario a los derechos civiles de los homosexuales y de otros grupos sociales no étnicos. Acostumbra a fotografiarse con cualquier excusa rodeado por su familia -el "apoyo familiar" es un factor decisivo en la política norteamericana-, ofreciendo la imagen de negro joven, guapo, feliz, triunfador e integrado. Malcom X le habría calificado como un "Tío Tom" del siglo XXI.

Otro motivo para desconfiar de él lo proporciona su propia biografía, intencionadamente obscura en algunos pasajes decisivos. Barack Obama gusta de decir de sí mismo que es un auténtico "self made man", y explica que en 1986 llegó a Chicago sin un céntimo y que tan sólo diez años después ya era senador. Como es sabido ni en Chicago ni en parte alguna del mundo llueven del cielo el dinero y el poder, así que parece legítimo preguntarse cómo éste hombre consiguió tan fulgurante ascenso social y cúales son sus negocios y relaciones políticas y extrapolíticas.

Por lo demás, a Obama se le reconoce una capacidad fuera de lo común para recaudar fondos para sus campañas, y también el ser un verdadero seductor de masas. En el interior del Partido Demócrata ocupa una posición "moderada" -es decir, en el ala derecha, próxima a los republicanos-, en oposición tanto a los "izquierdistas" del actual presidente del partido, Howard Dean, como a los "centristas" seguidores de Hillary Clinton, y desde luego fuera de los círculos de influencia de los Kennedy. En suma, a Barack Obama le queda mucho trecho por recorrer si quiere conquistar el liderazgo de los demócratas, aunque de momento parece ir bien armado para afrontar la aventura.

Obama tiene todo el aroma de un producto prefabricado, algo muy corriente en la política estadounidense, y a éstos tarde o temprano se les acaban viendo los hilos. De sus compromisos nos iremos enterando a medida que su carrera política avance; lo cierto es que los lobbys norteamericanos y las grandes corporaciones suelen cobrar puntualmente la factura de sus apoyos.

sábado, 3 de marzo de 2007

El sueño de la democracia produce aznares

En el asalto a la razón democrática que estamos viviendo en España, José María Aznar López está brillando con luz propia en tanto que "instigador intelectual" de esta escalada permanente hacia el golpe de Estado en que se ha embarcado la derecha/extrema derecha española.

Desde marzo de 2004 y en progresión ascendente, el ex presidente Aznar no duda en emplearse a fondo en cuantas ocasiones se le presentan para delirar en público acerca de cualquier asunto español. Toda excusa es buena para que Aznar vuelque sobre sus conciudadanos su despecho, su rencor y su chulería, haciendo uso de esa verborrea propia del señorito falangista de provincias que es y que durante unos años fingió haber dejado de lado.

España está viviendo horas muy peligrosas, en las que masas fanatizadas por voceros mediáticos a sueldo, curas sin escrúpulos, políticos corrompidos y otros elementos igualmente nefastos, son incitadas a tomar la calle y a la "rebelión" contra el Gobierno legal y legítimo que el país se dio el 14 de marzo de 2004.

La calle no puede quedar en manos de los enemigos de la democracia y la libertad. Urge una respuesta ciudadana serena y contudente. Hay que empezar a movilizarse en defensa de lo conseguido durante estos treinta años, porque quieren tirar abajo lo que con tanto esfuerzo hemos ido construyendo en orden a una convivencia civilizada, democrática y avanzada.

De modo especial urge ya que los responsables gubernamentales de este país tomen rápidas medidas para atajar las llamadas al golpismo militar y al terrorismo fascista. No puede permitirse que un condenado por intento de asesinato y narcotraficante convicto mitinée en la calle llamando a la rebelión contra el Gobierno de España. Y menos todavía, que se prolongue de modo indefinido el espectáculo bochornoso que ofrece un ex presidente del Gobierno español, Jose María Aznar, socavando de modo impune los cimientos del Estado democrático y del prestigio internacional de su país en cada uno de sus discursos y en sus apariciones ante los medios.

La ciudadanía y los poderes públicos han de reaccionar antes de que sea demasiado tarde.

viernes, 2 de marzo de 2007

Lady Macbeth de Aznar

Un día tres brujas escocesas le prometieron a Macbeth el poder y la gloria; así al menos lo explicó Shakespeare hace cuatro siglos. Tras dejar una pila de cadáveres por el camino Macbeth accedió efectivamente al poder y la gloria, aunque por un tiempo más limitado del que él y su ambiciosa esposa preveyeron, al haber hecho una equivocada interpretación respecto del vaticinio de las brujas y de las condiciones que garantizaban la durabilidad del invento. Más recientemente otras brujas -castellanas ellas, con alguna galaica incrustada en el equipo-, prometieron a un mindundi vallisoletano, un tal Aznar López, el poder, la gloria y la herencia del Padre Fundador, que contra lo que algunos creen no fue Manolo Fraga sino el general Franco.

Durante ocho años Aznar libó hasta las heces el poder, la gloria y la herencia, incluidos algunos pellizcos sustanciosos al patrimonio del Estado (véase la imperial boda de Anita Aznar con Tarik Agag en El Escorial), hasta que una mañana de marzo se cruzaron en su camino unos malditos trenes cargados de obreros y de explosivos, y tres días después los españoles entronizaban en vez de a su marioneta, tal como debía haber ocurrido según las previsiones sucesorias ajustadas por el dedazo aznarino, a otro chico provinciano a quien en su propio partido, el PSOE, llamaban por aquél entonces "Bambi". Aznar jamás nos lo perdonó a sus conciudadanos.

No acaban ahí los paralelismos entre el destino del rey escocés y el líder de la (extrema)derecha española. Mío Cid Aznar, el estadista de Quintanilla de Onésimo, también se semeja a Macbeth en que nunca cabalgó solo. A su vera ha ido siempre una mujer-mujer, una hembra de las de antes de la guerra (de antes de cualquier guerra), de nombre Ana Botella, para la cual peras y manzanas no se pueden mezclar jamás entre sí, al modo en que no se puede permitir que se unan maricones con maricones y tortilleras con tortilleras, qué ocurrencias tienen algunos, Señor, pues el santo matrimonio es una cosa instituida directamente por Dios para dar sentido a la unión de un solo hombre con una sola mujer. Todo lo demás es vicio y bellaquería, y conductas indecentes propias de progres, masones, protestantes, judíos y rojos de todo pelaje.

En realidad Lady Macbeth tiene toda la pinta de que a ella estas cosas de la religión en general y de la institución del santo matrimonio en particular, le importan algo menos que un pedo; lo de las manzanas y las peras quizá sí responda a esquemas mentales propios. En todo caso la tipa es lo suficientemente lista como para saber que si uno sabe surfear la ola encima de semejante discurso, hay una abundante grey aguardando a ser pastoreada. Su esposo ya tuvo experiencia en eso, y le fue francamente bien.

Y ahora Ana Botella quiere ser la "Hillary Clinton" de la (extrema)derecha española. La provinciana de jeta y andares caballunos ("los hombros más hermosos de España", babeó hace algunos años uno de sus lameculos de cámara, Pedro J. Ramírez), la misma que recién instalada como Primera Dama del país (así se hacía llamar y tratar, en detrimento de la reina de España), tuvo la ingenuidad de declarar que a ella la seguía vistiendo su modista de "toda la vida" de Valladolid (obviamente fue antes de que empezara a arrambar por la cara con cuanto trapo de lujo le apetece, so capa de salir en "¡Hola!" y hacer publicidad a sus diseñadoras amén de cobrar ella un buen dinero por el pase de modelitos continuo), esa misma individua codiciosa y altanera, rencorosa y de muy mal pronto, es la que piafa ahora impaciente como una yegua de carreras en la línea de salida de un gran derby, el que pronto se correrá por el liderazgo de la extrema derecha parlamentaria española. Y es que junto a la Botella pretender participar -y ganarle- otra hembra-hembra tan taimada y correosa como ella, Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad madrileña, y un petrimetre vanidoso y "centrista" a quien los Aznar-Botella odian a muerte: el actual alcalde madrileño, Alberto Ruiz Gallardón.

En esa carrera Lady Macbeth lleva cierta ventaja aún antes de que se hayan abierto los cajones. Por seguir con el símil hípico, cualquier día de éstos Gallardón aparecerá políticamente degollado en una cuadra cualquiera, y es muy posible que a la Aguirre la tiren de la montura apenas suene el disparo de salida.

Y es que ya nos enseñó Shakespeare que tratándose de Lady Macbeth, el veneno y el puñal son compañeros inseparables de la ambición política.

jueves, 1 de marzo de 2007

Apaga tu móvil....para siempre

Durante un millón de años, la Humanidad se ha pasado perfectamente sin teléfonos móviles. Nadie los echó en falta. ¿Acaso necesitaron tener uno genios como Leonardo, Cervantes, Goya o Einstein?.

A no ser que seas un niño, la mayor parte de tu vida ha transcurrido en tanto los móviles no existían. ¿Echabas de menos tu móvil entonces?.

¿Realmente necesitas ahora un teléfono móvil?. ¿Para qué?.

Apágalo hoy. Y no vuelvas a conectarlo nunca más.