martes, 31 de agosto de 2010

ONG's, el circo de la caridad laica


En un mundo en el que la izquierda ha perdido la ideología, entendida ésta en la acepción popular como conjunto de valores y representaciones que dan sentido a la acción política, las llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG's) han venido a llenar en parte ese vacío, facilitando una válvula de escape a energías no encauzadas políticamente. También de alguna manera, han substituido a las antiguas organizaciones caritativas de carácter religioso, en su mayoría desprestigiadas por el paso del tiempo y los escándalos financiero-mafiosos, sobre todo los relacionados con la Iglesia católica (casos Marcinkus, IOR, Banco Ambrosiano, y un largo etcétera). Por decirlo de una manera gráfica las ONG's son una especie de Domund laico, a través del cual los donantes creen intervenir en la mejora del mundo al tiempo que tranquilizan sus conciencias entregando un poco de su tiempo o unas monedas, que se emplean en abrir un pozo de agua en una afortunada aldea africana (rodeada por centenares de otras aldeas que quedan sedientas) o en enviar a la escuela a un niño indígena latinoamericano (mientras el resto de niños de su familia y del vencindario siguen trabajando como esclavos en el campo o en las fábricas). En el mejor de los casos, una pérdida de tiempo y esfuerzos.

Regresaba de un viaje a Cuba a mediados de los años noventa. Mientras estaba esperando para embarcar en el aeropuerto de La Habana, me presentaron a un médico español que volvía a Madrid luego de haber pasado sus vacaciones de verano colaborando con el Sistema de Salud cubano (que en aquellos años todavía funcionaba con cierta eficacia). Me contó este hombre, al parecer uno de los fundadores de una conocida ONG integrada por médicos, cómo fue que decidió romper toda vinculación con ese tipo de organizaciones. Años atrás se encontraba en un poblado de un país centroafricano inmerso en una de esas endémicas guerras civiles que asolan África. En la choza que usaban como ambulatorio entró arrastrándose un miliciano macheateado, mientras sus perseguidores armados rodeaban el lugar. No entraron a buscarle al ambulatorio, porque en aquél conflicto -como en la mayoría de conflictos neocoloniales- los blancos son intocables, y entrar a por él hubiera ocasionado un problema no deseado; se limitaron a esperarle fuera. El médico contaba que curaron al herido lo mejor posible, siendo todos conscientes de que aquél hombre estaba muerto en cuanto saliera de la choza, lo que efectivamente ocurrió al cabo de unos días cuando, ante lo insostenible de la situación, el tipo decidió salir. Le remataron en la misma puerta, ante los ojos de los voluntarios europeos que le habían atendido.

Lo cierto es que las ONG's no sirven para nada porque no cuestionan las estructuras de poder. Siempre me han hecho sonreír esos mensajes de Amnesty International en los que se pide que para solicitar la liberación de tal o cual preso político "se envíen mensajes cortésmente redactados" a reputados asesinos con mando absoluto en dictaduras criminales. ¿Cortésmente redactados? De vez en cuando les juegan el juego, y sueltan a algún prisionero o permiten que se levante un hospital de juguete en sus dominios; pero nada substancial cambia, al contrario. Lo peor de la caridad es precisamente que resulta el mejor sostén de la injusticia.

Y hablo de ONG's más o menos "limpias". Luego están las que funcionan como un mero mecanismo para evadir impuestos, blanquear dinero o como puras correas de transmisión de inversionistas a la caza de mercados vírgenes. De un tiempo a esta parte un número cada vez mayor de ONG's se asocian con grandes empresas transnacionales, de manera que aquellas reciben "donativos" importantes y éstas blanquean su podrida imagen de explotadores de personas y recursos. Por lo demás, cualquier ONG consolidada no es más que una empresa con directivos y empleados a sueldo y una maquinaria administrativa y propagandística que consume ingentes recursos económicos, en buena medida allegados mediante subvenciones públicas. Los escándalos internos y las relaciones no santas son a menudo tapadas por los medios de comunicación de masas, que interesadamente les encubren en la medida que son organizaciones con "buena prensa" en amplios sectores de la sociedad.

De todos modos de un tiempo a esta parte, estamos empezando a asistir al declive de este invento, en la medida en que cada vez más personas perciben el lado oscuro progresivamente creciente de este verdadero negocio de la caridad. A medio plazo el futuro de las ONG's es extinguirse, al haberse convertido en dinosaurios que necesitan mucho dinero y mucho consenso social para mantenerse en pie. En una etapa de crisis generalizada del sistema económico-político del cual forman parte y sin el cual no se explican, el derrumbe en cadena de estas organizaciones es sólo cuestión de tiempo.

sábado, 28 de agosto de 2010

Vancouver, una ciudad para disfrutar de la vida


Dicen que en Vancouver llueve 300 días al año, que sus inviernos duran ocho o nueve meses y que en pleno verano es imposible bañarse en sus aguas debido a la corriente ártica que pasa junto a la costa. También dicen que como toda la costa del Pacífico de América del Norte, Vancouver está esperando para cualquier día de éstos un terremoto como el que se tragó a San Francisco hace un siglo; ese día las innumerables cristaleras que recubren sus edificios volarán en pedacitos como metralla, con las consecuencias que son previsibles.

Y sin embargo es difícil que alguien que haya pasado unos días en Vancouver quiera marcharse de allí o no piense en volver algún día. Sus inmensos parques, sus calles tranquilas, su gente amable, sus estupendos restaurantes, sus tiendas llenas de buen gusto, los hoteles señoriales... Hay mucha más sangre mediterránea latiendo en el "Vancouver way of life" que en la mayoría de poblaciones de la costa levantina española. Ver Vancouver en verano, con el termómetro acercándose a los 30 grados al sol, es una maravilla. Disfrutar por la mañana de Stanley Park y las Marinas bulliciosas de gente, comer en el Downtown (pescado y marisco son deliciosos; prueben los excelentes vinos de la Columbia Británica), pasear por la tarde por las calles arboladas de Gastown flanqueadas por edificios de dos o tres alturas, los más antiguos de la ciudad, tomar una copa por la noche en el bar del Vancouver Hotel... vivir. Vancouver es una ciudad tranquila y que invita a recorrerla a pie calmosamente, sin prisas de ninguna clase.

El oeste de Canadá es un país que todavía se está haciendo. En las calles de Vancouver se ven rostros de gentes llegadas desde todos los rincones del mundo: a los escoceses, galeses e irlandeses establecidos en el siglo XIX se han ido sumando chinos (un tercio de los habitantes de Vancouver es de origen chino), europeos del este y del sur, latinoamericanos (cada vez más mexicanos), algunos árabes. En un barrio de las afueras, junto a la autopista que recorre la costa, viven los indios capilano, a los que una sentencia judicial de hace pocos años reconoció la propiedad sobre la tierra en la que se levanta la ciudad, lo que a cada familia capilano le reporta 50.000 dólares anuales que les abona el gobierno canadiense en concepto de usufructo. Es el propio Gobierno federal quien está impulsando la recuperación acelerada de las señas de identidad de las First Nations (las tribus indias) y de los diferentes grupos nacionales emigrados a Canadá, con tres únicas condiciones: hacer suyo el idioma inglés, respetar la bandera federal y pagar los impuestos establecidos (aunque los indios no pagan impuestos en Canadá).

El primer edificio de Vancouver fue una taberna, levantada en un rincón de lo que ahora es el barrio de Gastown. A principios del XIX un tipo llegó en una barca llevando unos barriles de whisky, y de inmediato alrededor del pequeño negocio que fundó empezaron a arremolinarse leñadores, tramperos y otras gentes, que levantaron sus cabañas en las cercanías del bar-vivienda del avispado comerciante. Quizá por ese origen poco convencional le quedó a esta ciudad para siempre la condición de lugar donde es posible disfrutar de la vida mientras se pueda, antes de que la falla del Pacífico se lleve por delante la amabilidad de vivir y otras cosas de parecida importancia.

En la fotografía, la Marina de Granville Island, frente al skyline del Downtown de Vancouver.

jueves, 26 de agosto de 2010

España, en la ratonera afgana



Lo sucedido ayer en la base militar española de Qala-i-Naw, en Afganistán, abre un montón de interrogantes no tanto sobre los hechos, que globalmente parecen bastante claros a pesar de los esfuerzos de nuestras instancias oficiales y la mayoría de medios de comunicación por disfrazarlos, sino sobre su significado y sobre todo sobre el futuro que anticipan para la "misión española" en Afganistán.

A primera hora de la mañana oí en Radio 5 cómo una periodista "free lance" narraba en trazos generales para esa emisora desde Afganistán el suceso acaecido: al parecer, un miembro de la policía afgana había abierto fuego contra guardias civiles españoles en la base de Qala-i-Naw mientras se impartía un curso de formación para policías afganos, resultando muertos dos guardias civiles, un intérprete español de origen iraní y el presunto agresor. Inmediatamente se había producido una manifestación popular, en la que cientos de afganos (miles, según Xornal de Galicia y otras fuentes), habitantes de la población próxima a la base, lanzaron piedras y gritaron contra la presencia de tropas extranjeras. La reportera "free lance" aportaba dos datos muy interesantes: en la zona no hay en absoluto actividad de los talibanes -de hecho, por eso permanece allí esa base española, en tiempos dedicada a la "reconstrucción" y ahora un centro de entrenamiento e "inteligencia", explicaba, precisamente "por ser una zona segura"-; el segundo dato es que los comerciantes de la ciudad habían protestado reiteradamente contra la manera vertiginosa en que circulan los blindados españoles por sus calles. El clima en la localidad era pues de tensión mucho antes de producirse el incidente armado.

En el informativo de mediodía de TVE de ayer se aportaron nuevos y clarificadores aspectos de la noticia, que desmentían llamativamente la versión oficial que, penosamente, se iba construyendo poco a poco, a saber: que el chófer de un oficial afgano, al parecer un "talibán infiltrado", había disparado contra los españoles en lo que constituía un acto terrorista premeditado organizado, del que formaba parte el que un grupo de manifestantes intentara asaltar la base española. Ocurre que en el mismo espacio se aportaron imágenes (sin citar origen) que mostraban a manifestantes civiles afganos de todas las edades gritando y lanzando piedras, en una acción que a ojos vista tenía de todo menos de coordinada y constituía más bien una demostración de cólera popular desbordada. Paralelamente se informaba de que según la agencia Reuters, se habían producido disparos desde el interior de la base contra los civiles indefensos, e inmediatamente se mostraban imágenes de personas heridas atendidas en un hospital cercano, al tiempo que se cifraba en 18 el número de heridos de bala.

Según la OTAN, "la causa del tiroteo (sic) no está clara". Otras fuentes hablan de que hubo una disputa entre el policía afgano y los españoles durante el entrenamiento. A pesar de ello, por la tarde y sobre todo por la noche de ayer las informaciones oficialistas llegaron al puro disparate intoxicativo. Según algún tertuliano "experto en terrorismo" que asomó la jeta por televisión, el atacante era con "toda seguridad" un talibán y esta circunstancia era conocida por sus familiares y vecinos ¡y por policías y militares españoles y afganos!, que sin embargo le permitían el acceso regular a la base en tanto que chófer civil de un cargo policial afgano (y probable soplón a sueldo de varios amos, cabría pensar). Más tarde, en la tertulia nocturna de Cuatro, David Beriain, director del impactante reportaje emitido en 2009 por esa cadena "Afganistán: Españoles en la ratonera" y persona con contactos directos en la insurgencia afgana, confirmó el hecho de que en el interior de la base se habían producido disparos con el resultado conocido de varios muertos, si bien no estaba claro quién había comenzado el tiroteo y quiénes habían participado en él. Confirmó asimismo que a poco de oír los disparos, se desató una manifestación popular que asedió a gritos y pedradas los muros de la base, al correrse la voz de en la ciudad de que los españoles estaban ejecutando a afganos; desde la base se repelió a los manifestantes con fuego real a mansalva.

Para Beriain, lo ocurrido desvela en toda su potencia el problema real en Afganistán: más allá de la actividad de los talibanes y del conjunto de la insurgencia, es la población afgana en su inmensa mayoría la que no soporta más la presencia de tropas ocupantes extranjeras ni el gobierno corrupto de Karzai, al que apuntalan las fuerzas de ISAF. El antifaz de que la presencia de fuerzas militares españolas en Afganistan responde al proyecto de colaborar en la "reconstrucción" del país ya no engaña más que a quien quiera ser engañado.

El incidente es gravísimo, y el Gobierno español debería dar cuenta inmediata al Congreso, tal como ha solicitado el portavoz de IU. Los ministros de Defensa e Interior deben explicar lo sucedido y enterrar la dialéctica "antiterrorista" como burka que todo lo tapa, ya que actos como éste responden muy claramente a la lógica de la resistencia armada en un país ocupado militarmente y no a una acción de terrorismo a la moda Al Qaeda. No vale la burda triquiñuela que el tosco presidente de la Junta de Extremadura proponía esta tarde desde los micrófonos de la SER: que sen den las explicaciones en la Comisión de Secretos Oficiales, para así no dar "información al enemigo"... es decir, para que los ciudadanos no nos enteremos de nada.

Pues sepa este señor que cada día hay menos gente que trague con ese espantajo del "enemigo talibán", sobre todo cuando los propios norteamericanos han comenzado a negociar con ellos (memorándum del general McCrystal al presidente Obama), tal como han hecho en Irak con buena parte de la insurgencia. Y sepa también él y quienes comparten sus simplificaciones neocons que somos cada vez más quienes reclamamos la salida de las tropas españolas de Afganistán, y ello antes de que sea demasiado tarde y tengan que salir corriendo tal como los norteamericanos hubieron de huir de Vietnam, y en cierto modo lo están haciendo de Irak.

En la fotografía, un camión quemado ayer durante los incidentes ocurridos junto a la base española de Qala-i-Naw, en Afganistán.

martes, 24 de agosto de 2010

Del Sahel a Barcelona

La liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual, los dos miembros de la ONG "Barcelona Solidària" secuestrados por una presenta rama magrebí de Al Qaeda, representa un triunfo de la diplomacia española y una apuesta decidida de un gobierno occidental por la negociación y la complejidad frente al recurso a la fuerza bruta, ensayado recientemente en un caso semejante por los franceses, con el resultado predecible: la muerte del secuestrado.

Dejaré de lado la presencia de ONG's como "Barcelona Solidària" en la zona del Sahel. Un servidor se asomó a esa parte de África hace unos años desde el entonces territorio seguro de Senegal, y lo que vio le dejó sin ganas de regresar; y ya digo que se trataba del norte de Senegal, nada que ver con las áreas tribales de Mauritania, Malí y Niger. Por lo demás quienes siguen este blog ya conocen mi opinión sobre las ONG's en general; el caso concreto de "Barcelona Solidària" no hace sino reforzar mi aprensión hacia esas organizaciones, sus fines y algunos personajes que las integran. Otro día les explicaré en detalle el por qué.

Yendo a lo que importa ahora, lo que más me ha llamado la atención en la resolución de este secuestro ha sido el clamoroso silencio con el que ha sido acogido por la prensa internacional. En Le Monde ayer, por ejemplo, la noticia se despachaba en apenas unas líneas escondidas en la sección de internacional. Está claro que en Francia deben andar algo resentidos porque el "método Zapatero" de chalanear haya resultado más eficaz que resucitar "Beau geste" y emprenderla a tiros con medio Sahel, pero aún así Sarkozy y la izquierda mediática francesa deberían ser más deportivos y reconocer que en este caso, y probablemente sin que sirva de precendente, el Gobierno español les ha pasado la mano por la cara. De los norteamericanos y su "Cruzada contra el terrorismo internacional", mejor ni hablar. La liberación pactada de los secuestrados es la peor noticia que podían recibir quienes comulgan con sus llamémosles principios, y no sólo en EEUU. Por ahí anda cierto Guerrero del Antifaz que aún no hace una semana se paseaba por la frontera de Melilla "con dos cojones", como le gritaron sus partidarios.

En realidad, más que a Zapatero y a "su" Soraya (Soraya Rodríguez, la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional) el éxito hay que apuntárselo una vez más a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha vuelto a ser el eficaz bombero moviendo los hilos y coordinando desde Madrid, y a los servicios secretos marroquíes (¡qué papelón estos días el del Partido Popular!), como daba a conocer hoy en el Telediario el mismo Rubalcaba. Añadan alguna muy discreta gestión de Gaddafi y tendrán el cañamazo sobre el que se ha tejido la libertad de Vilalta y Pascual. Con un añadido gratificante: los países de la zona saheliana han sido capaces de cooperar entre ellos, alternando la presión militar y la negociación política, para lograr que las bandas responsables del secuestro se avinieran a cobrar el rescate y dejar marchar a sus rehenes.

Porque en realidad, no se engañen: si todo este asunto ha terminado bien, como así ha sido por fortuna, se debe fundamentalmente a que a esos presuntos islamistas lo único que les interesaba era el dinero. Conseguido éste y la libertad de uno de sus cabecillas preso de los mauritanos, han soltado a los secuestrados sin más. ¿Al Qaeda del Magreb Islámico? puro invento de los servicios secretos magrebíes y occidentales. Vean el comunicado de los secuestradores enviado ayer a El País, un texto supuestamente redactado por islamistas furibundos, que en su torpeza y simplonería mueve a la risa; no hace falta ser experto en nada para tras su lectura, darse cuenta de que no es más que burdo maquillaje "político" redactado por un grupo de bandidos, probablemente touaregs, de los que llevan siglos asaltando viajeros y caravanas en esa área geográfica tan extensa como incontrolada, y que mediante él buscan un paraguas ideológico que les evite represalias.

Los de "Barcelona Solidària" han tenido mucha suerte. Más que nada, porque al sur de Argelia los únicos islamistas que hay hoy día son los que inventan los "expertos en terrorismo internacional" para manipular las opiniones públicas occidentales.

En la fotografía que ilustra el post, publicada por El Periódico de Catalunya a los pocos días de haber sido secuestrados, aparecen de izquierda a derecha Albert Vilalta, Alicia Gámez y Roque Pascual. La mujer sería liberada unas semanas más tarde.

domingo, 22 de agosto de 2010

Un facineroso en Melilla

Durante la semana que hoy finiquitamos un servidor se ha dedicado al senderismo, la lectura y la meditación, degustando a grandes sorbos el silencio y la tranquilidad de las cumbres pirenaicas, amén de ponerse las botas con potentes platazos montañeses y ricos vinos del Somontano vecino.

Este perfecto equilibrio entre el ideal estoico y el epicúreo sólo se ha visto comprometido (pasajeramente) una noche en que tuve la maldita idea de encender el televisor en la habitación de mi hotel, y conecté con CNN + para ver qué pasaba peñas abajo de mi monacal (y transitorio, por desgracia) retiro. Nunca lo hubiera hecho. De inmediato apareció en la pantalla el rostro de alimaña resabiada que luce don Jose María Aznar López, ex presidente del gobierno de España, la tercera pata del Trío de las Azores ya saben, el que ponía los pies en la misma mesita de café que George Bush hijo, el héroe de la Reconquista de Perejil y otras "fazañas" de similar corte matonil cuando no genocida: ahí está el pudridero humano de Irak para atestiguarlo. Ya se sabe que a los falangistas de vieja escuela, como lo es Aznar, lo de las cunetas con cadáveres de civiles les pone el mástil en primer tiempo de saludo.

El caso es que en mi televisor el pavoroso personajillo asomaba su torva mirada a la frontera de Melilla, acompañado de un lucido séquito de individuos con cara de no atreverse ni a respirar en su presencia. De entrada llamaba la atención que en tanto sus acompañantes iban en general en camisa o con americanas de verano, don José María Aznar aparecía cubierto con una indescriptible cazadora de corte sahariano que doblaba el volumen natural de su tronco, y cuyas mangas llevaba el eximio prócer arremangadas hasta casi los codos: sólo le faltaba el salacof o mejor, el fez rojo de los Regulares melillenses para estar hecho un verdadero Conquistador de África. En el puesto fronterizo no había moros en la costa, obviamente; debían haber huído todos despavoridos ante la presencia del caudillo cristiano.

Apagué el televisor. Pensé que realmente hay que ser muy canalla como persona y andar muy desesperado políticamente para intentar meter la cuchara en una situación de tensión fronteriza entre tu país y un vecino. Lo que ha hecho Aznar es indecente, y probablemente merecedor de la atención del Fiscal General del Estado; el ex presidente español no fue a Melilla para ayudar a rebajar la tensión, sino a arrojar gasolina en el incendio. El Reconquistador de Perejil fue a la raya fronteriza a enseñar los colmillos a los marroquíes en particular y a los musulmanes en general, y de paso a dejar descolocado ante el mundo al Gobierno de su país, en un momento en el que hasta el rey de España ha intervenido para apaciguar los caldeados ánimos entre los dos países.

La presencia de este facineroso en Melilla constituye otro hito que se pretende épico pero en realidad resulta patético, en una biografía trufada de momentos que deberían hacerle caer la cara de vergüenza a sus asesores de imagen. Porque el resultado de esas imágenes televisivas no es otro que la continuidad inexorable en la destrucción de la imagen pública de este hombre entre la gente sensata, además del crecimiento del guerrerismo criminal en los sectores más enloquecidamente reaccionarios de la derecha extrema/extrema derecha española. Esa ha sido la única contribución real de Aznar generada por su visita/razzia a Melilla.

En la fotografía, un guardia civil destinado en Melilla estrecha la mano del ex-presidente Aznar. Sin comentarios.

domingo, 15 de agosto de 2010

El PSC ya no tiene quien le escriba


"Los intelectuales se alejan del PSC", titula hoy la edición de Barcelona de El País una información acerca de las relaciones entre la intelectualidad de izquierdas catalana y el que antaño fuera su partido de referencia. Dice el diario madrileño que hasta la propia dirección catalana admite que los intelectuales catalanes "han tomado distancia" con su partido, y ello en el momento en el que el partido afronta un "Estatuto mutilado y unos sondeos que vaticinan los peores resultados de su historia". Dice El País, en fin, que el principal reproche de los intelectuales al PSC es "no tener proyecto de futuro más allá de la gestión diaria y de no haber dado con el punto de firmeza en sus relaciones con el PSOE".

Uno, en su modestia de militante socialista catalán de hace décadas y que ha procurado mantenerse fiel a sus principios antes que atender a otras cuestiones, se siente muy reconfortado leyendo esto; parece que mis opiniones no son exclusivas, y ello me alegra profundamente. Lo de la "falta de firmeza en las relaciones con el PSOE" viene de antiguo, y quizá su punto de no retorno fueron la LOAPA y la renuncia al grupo parlamentario propio, todo ello ocurrido en los tiempos precisamente en que el sector nacionalista del partido (obiolista, se decía entonces) dirigía con puño de hierro el partido catalán; es pues un asunto tan viejo y consolidado, que difícilmente tendrá remedio. El carecer de proyecto político es otro cantar, y ahí si vale la pena entrar a analizar en detalle qué ha pasado y cómo es posible haber llegado a este grado de miseria política.

Según El País, el analista y filósofo Josep Ramoneda apunta: "El PSC no ha creado un clima favorable de complicidad con los intelectuales. Le han quitado el alma al partido. Y cuando se la quitas, se desinfla. Parece que se dedica a la gestión de las cosas y la política es más que eso". Efectivamente, el partido carece de alma, es decir, de identidad política. Hoy el PSC no es más que una máquina de fabricar y cooptar cuadros y dirigentes jóvenes y serviles hacia las instituciones públicas, todos a la caza de una posición social y un sueldo substancioso. Sostiene Ramoneda que el momento en el que "el PSC se quedó sin proyecto ideológico" fue la marcha /defenestración de Pasqual Maragall"; a mi juicio la cosa venía de mucho antes, pero no vamos a discutir ahora por eso. Prosigue Ramoneda: "Con el PSC nunca se sabe muy bien qué. Hace demasiado tiempo que actúa pero no piensa. Es una versión muy radical del pragmatismo". Una forma elegante de decir que se trata de un partido carente de valores y referencias que no sean las de la pura gestión desnudada de toda connotación que no sea un vago "buenismo progresista", tan caro a las nuevas generaciones de dirigentes ¿socialistas?. Este es el verdadero nervio del asunto.

El artículo cita otros intelectuales, como Ferran Mascarell, Rubert de Ventós e incluso el mismo Antoni Castells, actual conseller de Economía de la Generalitat (al que un servidor no acaba de ver precisamente como un "intelectual" de izquierdas en el sentido clásico y ni siquiera como un intelectual a secas, sino más bien como un tecnócrata de un extremismo pragmatista que asusta por sus connotaciones simplonamente neoliberales), cada cual con sus preocupaciones y/o obsesiones en relación con el PSC (la falta de discurso propio del partido sobre el país, su incapacidad para hacer avanzar el federalismo, su asombro paralizado ante el crecimiento del independentismo...). Son batallas más o menos particulares ante lo que es una realidad global, abrumadora y patética: el PSC carece de ideología. Es más, tener ideología (de izquierdas, se supone) está mal visto en el PSC de hoy, y conduce directamente al ostracismo político. En este contexto no es extraño que la dirección del partido reconozca carecer (por haberlos perdido) de lo que con cierta chulería despreciativa su portavoz en el artículo llama "intelectuales de guardia", y que con la misma suficiencia irresponsable se ufane de que hoy los partidos no estén "secuestrados por guardias pretorianas o escuelas de pensamiento". Pues esta es la gente que dirige el partido hoy, así piensan (es un decir).

Al final del artículo, un funcionario del partido que se ocupa de esas cuestiones al parecer tan abstrusas que tienen que ver con la(s) ideologías(s), reconoce que "no hay un grueso de intelectuales que dé apoyo al partido. El PSC no tiene quién le escriba", resume parafraseando el título de la novela de García Márquez. Al menos, parece que dentro de la estructura de poder del PSC hay quien lo tiene claro; otra cosa es que les importe lo más mínimo.

En la imagen, elementos de publicidad política del PSC usados en una campaña electoral en 2008: el argumentario político reducido a globos, caramelos y una sonrisa estereotipada en un rostro retocado digitalmente.


viernes, 13 de agosto de 2010

Contra la ideología de la reconciliación


Un magnífico artículo del historiador Ricard Vinyes en El País de ayer desmonta el mito ideológico de la reconciliación como un bien en sí mismo que ha de prevalecer por encima de todas las cosas. Cuando la reconciliación se convierte en ideología, viene a decir Vinyes, su utilización política deviene un modo de acallar la reivindicación de justicia e imponer el silencio a los agraviados.

Nada tienen que ver pues las políticas de reconciliación con la imposición de la ideología de la reconciliación. cuya función principal es que los responsables de los crímenes o sus herederos directos o putativos puedan escapar a la acción de la justicia y sobre todo, del conocimiento de los hechos reales. En España sabemos mucho de esto, visto el modo en que se cubrió con el manto del olvido los crímenes del franquismo, y el modo en que los sedicentes herederos de aquél régimen aprovecharon tal circunstancia. No es extraño por tanto que pasados 30 años de "silencio administrativo" sobre los crímenes de la forma española de fascismo, la derecha franquista más o menos "aggiornada" que encarna el Partido Popular se atreva a reivindicar por boca de Mariano Rajoy, su máximo dirigente, aquellos años en que todo horror fue posible, ya que "durante el franquismo muchos españoles vivían espléndidamente"; y es que visto que una guerra de exterminio contra su propio pueblo y 40 años de feroz dictadura les han salido gratis, ¿por qué no dar un paso más y reivindicar las presuntas bondades del régimen y hasta su actualidad, tal como se ha comenzado a hacer con total impunidad desde medios de comunicación ultrareaccionarios?.

Es así como en España se ha negado el conflicto histórico en vez de resolverlo, y sobre esa ausencia se ha construido un sistema político y de convivencia que se pretende además ejemplar. Mayor ingenuidad o mayor cinismo, según casos, resulta imposible. Lo que a estas alturas ya resulta meridianamente claro es que el invento no puede seguir funcionando durante más tiempo; la mascarada ya resulta insostenible. Es como si Alemania en vez de haber saldado cuentas con el nazismo a partir de 1945, hubiera pretendido meterlo debajo de la alfombra con la aquiescencia de todas las fuerzas políticas, y se sostuviera su reivindicación como fenómeno histórico positivo por parte del partido democristiano, la derecha alemana.

Según Ricard Vinyes, en España el Estado nunca ha considerado como parte constitutiva del bienestar ciudadano "el conocimiento y responsabilidades de la devastación humana y ética que había provocado el franquismo, ni la restitución social y moral de la resistencia (al régimen franquista), ni el deseo de información y debate que sobre aquél pasado inmediato iba expresando la ciudadanía más participativa". Al cabo esas demandas eran y son juzgadas desde las instancias gubernamentales "como un peligro de destrucción de la convivencia", remata Vinyes. A la luz de este planteamiento se entiende mejor la Ley de Memoria Histórica y su nula eficacia política y administrativa. En ese marco político-jurídico viciado se ha creado en los últimos años la figura del "sujeto-víctima", como "institución moral y jurídica" que elimina el problema del contexto y se centra en exclusiva en el sufrimiento personal, "desde el principio de que todos los muertos, torturados y ofendidos son iguales". Es obvio que lo son en tanto que seres humanos, ilumina Vinyes, pero extraer conclusiones de carácter político general a partir de esa circunstancia es simplemente un modo de oscurecer la cuestión y en definitiva, de llevar el agua al molino de los verdugos. Como ya he escrito en ocasiones anteriores aquí mismo, no puede compararse en cantidad y calidad a los victimizados por el franquismo entre 1936 y 1975 con quienes padecieron esa misma suerte en la zona republicana entre 1936 y 1939. Y no sólo porque el número es incomparablemente mayor en el primer caso, sino porque asesinatos, torturas, detenciones y exilio eran modalidades de un plan de acción perfectamente orquestado desde los aparatos del Estado franquista, ejecutado con toda precisión. Véanse las declaraciones del capitán Aguilera, uno de los jefes de prensa de Franco durante la guerra, recogidas por Antony Beevor en su "La guerra civil española", en el sentido de que los franquistas se proponían "exterminar a un tercio de la población masculina de España, como modo de acabar con el proletariado" (sic). Por el contrario, los crímenes acaecidos en la zona leal durante los primeros meses de la guerra respondían a la quiebra del Estado republicano, acontecida precisamente como consecuencia de la rebelión militar de julio de 1936, y su práctica era llevada a cabo por sectores populares que actuaban por su cuenta; así fue hasta que meses más tarde, ya bajo el gobierno encabezado por Juan Negrín el Estado republicano pudo retomar el control en su zona y restaurar la legalidad.

Se trata pues precisamente de oponer políticas activas de reconciliación a lo que no es más que retórica vacua ideológica cuyo objetivo último es el encubrimiento de la verdad. Para que se produzca una real reconciliación entre los ciudadanos de este país y de todos ellos con su pasado histórico, es imprescindible el ajuste de cuentas jurídico, político y cultural con éste. De lo contrario la herida lejos de cicatrizar, continuará manando indefinidamente entre aquellos que 70 años después de los hechos, siguen reivindicando ante los poderes públicos que les permitan sacar los huesos de sus parientes arrojados a las cunetas de las carreteras de España, para poder darles sepultura digna donde ellos quieran.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Madrid le mata. Zapatero, entre la Trini y el Tomás



A Zapatero acaba de estallarle en Madrid un conflicto tan lamentable como perfectamente previsible, cuyos orígenes se remontan tres años atrás, cuando el presidente se empeñó personalmente en promocionar a Tomás Gómez como máximo dirigente de la Federación Socialista marileña, reconvertida en Partido Socialista de Madrid. Gómez tenía a sus espaldas una buena gestión como alcalde y un amplio respaldo ciudadano en su municipio, pero nada más. Pronto el flamante líder madrileño se mostró como un político plano y robotizado, de esos que se fabrican ahora por docenas en los Cursos de Formación (sic) del partido.

Tomás Gómez dedujo que con el cargo de primer secretario madrileño venía aparejada, según costumbre, la condición de candidato in pectore a la presidencia de su comunidad autonómica, tal como suele suceder en todos los partidos políticos españoles. Ocurre que en algún momento de los últimos meses Zapatero decidió cambiar de caballo para correr esa carrera, lo que por cierto cuadra perfectamente con sus continuas rectificaciones sobre la marcha en cualquier materia (recuerden la lapidaria frase de Felipe González al respecto durante el acto de homenaje a Pablo Iglesias). Así que Gómez se vio compuesto y despojado de su condición de candidato socialista que debía disputarle a Esperanza Aguirre el gobierno de la autonomía madrileña. El lío ha aumentado considerablemente cuando el presidente español se ha sacado de la manga una candidata que automáticamente convierte en la mejor opción a Tomás Gómez, por poca cosa que éste sea.

Y es que Zapatero ha apostado nada menos que por su sempiterna Trinidad Jiménez, una de las más características barbies de su Gabinete. La señora Jiménez ya fracasó hace unos años como cabeza de lista en el asalto socialista a la alcaldía de Madrid, ciudad en la que reina como monarca absoluto Alberto Ruiz Gallardón desde hace años, y tuvo la desfachatez de dejar al poco tiempo el sillón municipal al que le auparon los votantes socialistas; al parecer ejercer como concejala de un Ayuntamiento es poco cargo para ella. Una falta de respeto de la que seguramente muchos madrileños de izquierdas tomaron nota en su momento. Rápidamente Zapatero la nombró Secretaria de Estado para Latinoamérica, y todavía se andan preguntando en las cancillerías americanas cúal era exactamente el papel de aquella señora tan pizpireta y dicharachera como carente de preparación y discurso. Más tarde la hizo ministra de Sanidad, y ahí la señora Jiménez ha cosechado la aprobación general, seguramente por dos razones: nada tenía que gestionar, habida cuenta de que las competencias del ministerio están traspasadas casi íntegramente a las autonomías desde hace muchos años, y ha sido capaz de mantener la boca cerrada durante (casi)todo su mandato.

La única mancha negra de Jiménez en su trayectoria al frente de la sanidad pública española ha sido la famosa estafa internacional del presunto virus de la gripe A, organizada entre varias prestigiosas firmas de la narcofarma y funcionarios corruptos de la Organización Mundial de la Salud, con la colaboración altruista o interesada según casos de importantes grupos mediáticos. Una estafa mundial que sólo en España ha costado cientos de millones de euros en la compra de vacunas que no se han usado, y que como dicen los médicos hay que tirar ya a la basura, pues ninguna vacuna contra la gripe sirve para la siguiente campaña. Trinidad Jiménez, que en los inicios de la "pandemia" aparcó su estrenada discreción para chupar cámara televisiva a todo trapo, ha callado luego como una muerta sobre este asunto. Es obvio que la señora ministra de Sanidad del Reino de España nos debe una explicación, como nos la deben el resto de ministros de Sanidad del mundo mundial; tan obvio como que vamos a quedarnos con las ganas de conocerla.

Con semejantes candidatos a las primarias del PSOE madrileño, doña Esperanza Aguirre se apresta a repetir con cierta holgura nueva mayoría absoluta para el partido de la extrema derecha parlamentaria española. La picardía de Zapatero al buscar una mujer cuyo perfil no anda tan lejano del de Aguirre -Jiménez es tan descarada, vacua, y pagada de sí misma como la actual presidenta madileña-, puede atraer algunos de esos míticos votos "centristas" que dicen dudan permanentemente entre uno y otro partido (dudas que deben haberse acrecentado hasta la tortura últimamente, vistas las medidas económicas neoliberales implementadas recientemente por el Gobierno español), pero seguro que no le da ni un voto más entre esas masas de trabajadores y clases populares que desde hace un siglo constituyen la base del electorado socialista, y que en la Comunidad de Madrid como en todas partes huyen a chorro hacia la abstención desde hace años.

El fracaso de "la Trini" en las elecciones madrileñas está cantado, y eso en el caso de que venza a Gómez en las primarias del PSOE, algo que vista la reacción de las agrupaciones locales y los grupos municipales socialistas en la Comunidad madrileña no está claro, ni mucho menos. Una derrota de su candidata en las primarias dejaría a Zapatero a los pies de los caballos del aparato del partido, y ahí Pepiño Blanco empezaría a relamerse los bigotes de cara incluso a las elecciones de 2012. En todo caso, parece difícil superar la manera en la que Zapatero está conduciendo los prolegómenos de la pomposamente llamada "Batalla de Madrid": difícil meterse en más líos y con menos garantías de salir bien librado.

lunes, 9 de agosto de 2010

Joaquín Maurín vuelve a la palestra


Pocas figuras de la izquierda española han sido tan vilipendiadas por la propaganda estalinista como Joaquín Maurín. De Maurín ya hemos hablado en una ocasión anterior, y también de su condición de principal líder del POUM por encima incluso del referente intelectual del partido, el catalán Andreu Nin, asesinado por agentes del PCE y del NKVD por orden de Stalin. La peripecia de Maurín durante la guerra de España -fue capturado por los rebeldes en Galicia apenas comenzar la revuelta militar, y en 1946 se le permitió emigrar a EEUU-, y el hecho de haber militado en el PCE a finales de los años veinte y combatido desde dentro al estalinismo hasta abanderar la escisión que dio a luz al Bloc Obrer i Camperol en marzo de 1931 (uno de los dos pilares del futuro POUM junto con la Izquierda Comunista de Andreu Nin), le convirtieron durante décadas en presa obsesiva del terrorismo propagandístico del comunismo oficial.

Sucede que en estos tiempos en los que la desaparición del comunismo y la bancarrota de la socialdemocracia han devuelto toda su vigencia al pensamiento socialista (nunca más cierto el viejo lema de Castoriadis: socialismo o barbarie), figuras como la de Joaquín Maurín comienzan a dimensionarse por fin en toda su real grandeza, que es mucha. Aragonés nacido en Bonansa y residente durante años en Barcelona, inteligente, bien parecido, y dotado de una capacidad fuera de serie como agitador y organizador, Maurín, con sus aciertos y sus errores, constituye un ejemplo ético para las nuevas generaciones de jóvenes que aspiran a una izquierda diferente a la que hoy sobrevive en el poder o su aspiración.

Del interés por Joaquín Maurín nacerá pronto un libro publicado por Sariñena Editorial, el sello bajo el que el oscense Salvador Trallero viene publicando textos que están dejando huella en la bibliografía sobre los años de la guerra y la revolución españolas: Alas Rojas, Cartas de Grossi, Orwell en las tierras de Aragón y Sois Leyenda (sobre las Brigadas Internacionales en el frente de Aragón), han sido hasta el momento los títulos editados por Trallero. Pronto se sumarán a ellos como digo esa aproximación a Joaquín Maurín, y a no tardar ya mi libro sobre la deportación de republicanos españoles en Mauthausen, construido alrededor de la figura de mi tío-abuelo Mariano Carilla Albalá. Espero poder darles pronto noticias más concretas sobre estas obras.

sábado, 7 de agosto de 2010

El veraneo andaluz de la señora Obama


Como en un remake de Bienvenido, mister Marshall, las vacaciones de Michelle Obama y la hija menor de la pareja presidencial estadounidense han convertido parte de Andalucía en el trasunto del decorado de aquella genial película de Berlanga, con paletos figurantes incluidos. Como cabía esperar, la "visita privada" (sic) de la emperatriz consorte está llenando portadas en los medios y abriendo telediarios. Aunque pensado más despacio, más que a la película del cineasta valenciano la visita de la señora Obama y todo el folklore desencadenado como consecuencia de ella remiten directamente a la gira triunfal de Evita Perón por aquella España del hambre y del miedo, a primeros de los años cincuenta del siglo pasado, con Franco reinando como un Zeus paticorto y de voz aflautada.

A lo que íbamos. Las presuntas "sencillez" y "cordialidad" de la señora visitanta -que diría la ministra Aído-, contrastan con las 60 habitaciones alquiladas para ella y su séquito en un hotel de hiperlujo marbellí, y con los kilómetros de playa cerrados al público para que la menor de los Obama y su corte de amiguitas se dieran un chapuzón, mientras mamá Michelle y sus acompañantes adultos se reponían de los calores tomando cocktails en la sombra de la terraza de un club marítimo próximo. Y es que aunque las gitanas del Albaicín se empeñaran en decirle a las cámaras de televisión que la señora Obama "es una persona normal, como una de ellas", resulta que la Alhambra fue cerrada al público durante un día entero sólo para que doña Michelle se diera un garbeo de unos minutos por sus estancias y patios, y el propio Albaicín fue tomado policialmente al asalto a fin de que la ilustre dama comiera en un restaurante típico (en el que no se permitieron otros clientes) y contemplara la espléndida puesta de sol desde el mirador de San Nicolás (al que no se permitió acceder a nadie más).

Toda esta historia del veraneo andalusí de la presuntamente sencilla y cordial abogada de Chicago casada con el actual presidente norteamericano, huele que apesta a spot de promoción del turismo español en los EEUU, una especie de videoclip promocional que desde luego no ha debido salir gratis visto el nutrido cortejo visitante y las medidas de seguridad locales tomadas (traduzcan esto último por medidas para tocar las narices a los lugareños y visitantes menos ilustres). Es obvio que estos días los medios de comunicación yanquis andan mostrando a todas horas imágenes de su Primera Dama paseando palmito por Marbella, Granada, Ronda y otros ignotos rincones de un lejano país llamado España, al que muchos universitarios estadounidenses acostumbran a ubicar al sur de México y algunos más enterados, en el norte de África. Se dirá que esta es una promoción impagable, pero no es cierto: el publirreportaje tiene, seguro, un precio muy concreto en euros, y éste seguramente se ha abonado ya con cargo directo a nuestros impuestos.

Así que ya saben: cada vez que Michelle Obama sonría durante sus vacaciones en España, le está sonriendo a usted. O a su cartera, que para el caso es lo mismo.

En la fotografía que ilustra el post, Michelle Obama y su hija caminan rodeadas de guardaespaldas por una calle de Marbella previamente vaciada de gente.

jueves, 5 de agosto de 2010

Canadá, el país del futuro


Unos días pasados en el oeste de Canadá me han devuelto la certeza de que todavía quedan lugares en el mundo que probablemente sobrevivirán a este tardocapitalismo en regreso a sus orígenes más salvajemente manchesterianos que estamos viviendo. Uno de esos rincones a salvo es como digo Canadá, al menos los territorios del Pacífico y el Gran Norte.

El milagro se debe a una combinación interactuante entre acción del Estado y responsabilidad social imposible en estas orillas mediterráneas, y más en estos tiempos en los que lo fashion es abominar de lo público y proclamar nuestro derecho a mear en cualquier esquina. En las provincias del Canadá anglófono lo colectivo marca los límites y lo individual vive tan felizmente dentro de ellos, en una especie de socialdemocracia nórdica mamada desde la niñez que funciona divinamente en un país donde la escuela pública es más prestigiosa que la enseñanza-negocio, no existe la medicina privada y el paro es de apenas el 6%. Claro que los impuestos representan alrededor del 50% del salario medio, pero no parece que los canadienses estén muy preocupados por ello. En varias obras públicas leí este cartel: "Aquí estamos haciendo trabajar su dinero".

Añadan una sociedad multicultural (un tercio de los habitantes de la ciudad de Vancouver son chinos, el 17% de los habitantes de Columbia Británica son indios o first nations como prefieren ser llamados, y está aumentando fuertemente el número de inmigrantes latinoamericanos e incluso de europeos en los últimos años), que a diferencia del este del país (Quebec) vive sus identidades diversas sin problemas de convivencia, una naturaleza preservada con mimo y grandes inversiones, unos recursos naturales ingentes y casi sin explotar (uno de cada cuatro litros de agua dulce del mundo se hallan en Canadá y la provincia de Alberta tiene sin explotar las segundas reservas de petróleo más grandes del mundo, entre otros ítems por el estilo), y un desarrollo inteligente, tecnológico y centrado en industrias no contaminantes (aunque no exento de problemas concretos), y tendrán lo que cabe calificar como uno de los cuatro o cinco países del futuro en los que valdrá la pena vivir cuando reviente de una vez el Casino global en que anda inmerso el neoliberalismo. Crisis y recesión son palabras desconocidas en Canadá, por cierto.

En sucesivos posts les iré comentando más cosas de mi viaje.

En la fotografía, un oso negro joven trepa por el talud de una carretera cerca del lago Medicine, en el Parque Nacional de Jasper (provincia de Alberta, Canadá). Foto del autor.

martes, 3 de agosto de 2010

Los toros en Catalunya



En todos estos días que estuve de viaje a miles de kilómetros de España, La única referencia relacionada con este país que hallé en un medio de comunicación fue una noticia de la BBC en la que de un modo confuso y con mucha mala leche hispanofóbica (tan british ella, por otra parte) se informaba acerca de la polémica prohibición de las corridas de toros en Catalunya.

Vaya por delante mi repugnancia por eso que llaman el "espectáculo taurino" o "Fiesta nacional". A mí que me borren de una nación capaz de sentir orgullo por matar animales indefensos mediante tortura, y que además permite cobrar entrada por presenciar la carnicería. No me sirven las justificaciones estéticas (Jack el Destripador podría facilitarnos unas cuantas relacionadas con las artes cisorias), ni las apelaciones a ancestrales tradiciones y hondos sentires; dicen los antropólogos que más tradicional que el canibalismo no hay nada, y como saben nuestros meapilas locales la esclavitud está alabada ya en los primeros libros de la Biblia, así que todo eso no son más que pamplinas. Las corridas de toros son un espectáculo infame, sobre todo desde el momento en que se convirtieron en un ritual vacío de sentido y pasaron a ser un puro espectáculo de masas. Porque ciertamente hubo un tiempo en el que las corridas o lo que fueran entonces tuvieron un sentido de carácter religioso ligado a cultos solares que están en el origen mismo de la civilización mediterránea, como reflejan los frescos cretenses del palacio de Knossos, construido 2.000 años antes de nuestra era.

Desaparecidas esas creencias, en la Península Ibérica sobrevivió como digo la forma ritual de ese culto pero despojado de todo sentido. El juego de vida y muerte con el toro pasó a ser un puro divertimento, al modo en que durante siglos era costumbre en Europa acudir a las ejecuciones públicas en familia y llevando la merienda. Ciertamente a nadie se le ocurrió cobrar entrada por presenciar la ejecución de Louis XVI, pero de haberlo hecho se hubiera convertido en la envidia de cualquier empresario taurino dada la cantidad de gente que acudió y la fiesta que se organizó al pie del cadalso. Y es que mirar a la muerte de cerca cuando el ajusticiado es otro constituye una de las experiencias más fascinantes para el ser humano desde el alba de los tiempos: ante el espectáculo de la muerte ajena uno se siente inmortal, y tal vez sea esa la esencia última de acontecimientos como las corridas de toros, las luchas de gladiadores y otros similares, que entrañan riesgo para la vida de los actuantes pero no para los espectadores.

La batalla contra las corridas de toros es antigua y en Catalunya tiene cierto pedigree, en la medida en que la moral y la estética burguesas triunfantes a finales del siglo XIX dictaminaron que las corridas de toros eran un espectáculo propio del populacho. Y es que el "pueblo bajo" barcelonés sentía tal pasión por los toros, que en varias ocasiones una mala tarde taurina ocasionó "bullangues" (motines callejeros) al acabar la corrida, y a menudo se quemaban iglesias como modo de descargar la cólera popular. Cuando la burguesía catalana pretendió ser "fina" dejó de acudir a las plazas de toros y construyó su propio escenario, el teatro del Liceu, al que acudía a exhibirse en sociedad y a dormir la siesta. Los toros tuvieron cada vez peor prensa, y los círculos catalanistas pronto los asociaron a los gustos de las oleadas de inmigrantes sureños (murcianos y andaluces) que en las primeras décadas del siglo XX llegaron como una marea que inundó el cinturón industrial de Barcelona. Luego de la guerra de España los toros fueron de nuevo un espectáculo "fino", pero sólo para la parte de la burguesía que colaboró con el Régimen y para aquellos sectores de las clases populares que pretendían reivindicar sus orígenes culturales. Con el tiempo las corridas de toros en Catalunya decayeron, al punto de que desde hace años sólo acuden a la única plaza barcelonesa que queda activa los turistas llevados en grupo por las agencias de viaje y apenas algunos nostálgicos entrados en años y de mentalidad muy fosilizada. El espectáculo taurino en Catalunya está muerto desde finales de los años setenta.

El revuelo actual es evidentemente político. Algunos partidos que alardean de catalanistas pretenden mediante él marcar distancias con la "cultura española", a la que caracterizan como primaria, salvaje y no respetuosa con la vida. Desde la pura hipocresía fingen olvidar que los toros no fueron importados a Catalunya sino que tuvieron aquí un arraigo antiguo como dije antes, y sobre todo pretenden que olvidemos los "correbous" y otros espectáculos crueles de la misma calaña que se vienen celebrando en innumerables poblaciones de la Catalunya profunda, y a los que esos mismos políticos promotores de la prohibición antitaurina han preservado mediante ley. Así de mezquinos y pequeñitos son nuestros nacionalistas catalanes.

No menos asco da el cinismo de la derecha española y de otros patrioteros supuestamente de izquierdas, que entran al trapo con todo y reivindican las corridas de toros como una de sus señas de identidad esenciales. Enarbolan con altivez y sin vergüenza alguna la defensa de lo taurino desde esa "España de charanga y pandereta, que huele a cerrado y sacristía" de la que abominaba don Antonio Machado, y proclaman Cruzada de salvación de las corridas ligando su pervivencia nada menos que a la continuidad de "su" España. Como ven, unos y otros se retroalimentan y buscan el enfrentamiento a cabezazos. Y es que gracias a él se aprietan las filas de sus respectivos seguidores, y de paso el personal se distrae de problemas mucho más reales y punzantes para los que todos ellos carecen de otra alternativa que no sea mantener el status quo del sistema.

Como decía antes las corridas de toros en Catalunya están muertas desde hace tiempo. Prohibirlas en lugar de dejarlas morir per se sólo contribuirá a dotarlas de un protagonismo social del que carecen y sobre todo, a facilitar su uso instrumental político, que en definitiva es lo que buscan unos y otros con esta estúpida polémica.

En la imagen, un fresco del palacio de Knossos. Dos mil años antes del inicio de nuestra era, unos jóvenes practican con un toro una suerte muy parecida a la que actualmente hacen los forcados portugueses.