Mostrando entradas con la etiqueta Filipinas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Filipinas. Mostrar todas las entradas

lunes, 24 de noviembre de 2008

Cuaderno de mi primera vuelta al mundo: La calle Nueva de Manila


En posts anteriores he escrito acerca de Donato Navarro Mairal, mi bisabuelo materno, que sirvió como soldado español en la guerra de Independencia de las Filipinas, y fue luego prisionero de los tagalos durante casi año y medio. En alguno de ellos he hablado de una fotografía en la que aparece mi bisabuelo de uniforme junto a un grupo de compañeros. La foto fue tomada en Fotografía La Paz, un estudio situado entonces en la calle Nueva, número 32, de la ciudad de Manila, concretamente en el barrio de San Nicolás de Binondo, conocido como "Chinatown".

Cuando año y pico antes del viaje de vuelta al mundo que realicé en 2007 comencé a diseñar el itinerario que iba a seguir, ya pensaba recalar en Manila durante unos días. Pero fue precisamente el descubrimiento de la existencia de Donato y de su aventura filipina lo que hizo aumentar mi interés por la ciudad, y enfocar los días que pasé en ella en la visita de los escenarios que un siglo atrás recorriera mi bisabuelo en aquel lugar, situado a 11.000 km de su casa.

Así fue como conocí el barrio de Intramuros, el viejo y hoy casi en ruinas barrio colonial español de Manila. Y también el pintoresco barrio de Binondo, que hoy como en las postrimerías del siglo XIX sigue siendo "el Barrio Chino" de la ciudad, poblado de toda clase de comercios regentados por chinos, aunque en los últimos años se hayan ido levantando en él modernos edificios de oficinas, que han comido espacio a las viejas casas bajas características del barrio. Muchos años antes de la llegada de empresas extranjeras, la Segunda Guerra Mundial y la brutal destrucción de Manila que llevó a cabo el ejército norteamericano de McArthur, dejaron una fuerte huella en Binondo en forma de calles y edificios destruidos.

Sin embargo, la estructura de la trama urbana permanece intacta. Hoy como ayer, la puerta de acceso a Binondo, su vía principal y a la vez eje comercial, sigue siendo la calle Nueva, llamada desde hace algunos años calle de Quintín Paredes. Esta vía nace en el puente de España (Jones Bridge, en el callejero moderno), un airoso ejemplo de arquitectura civil española del siglo XIX, que une la puerta de Isabel II, en Intramuros, con el arranque de la calle Nueva (hoy Quintín Paredes, como decía) de Binondo a través del río Pasig.

Viniendo pues de Jones Bridge, a mano derecha, y contando las manzanas, islas o cuadras de casas, organizadas de diez en diez números, pude situar aproximadamente el número 32, el número que correspondería al edificio de Fotografía la Paz, en el solar donde hoy se levanta un restaurante de comida rápida de una cadena autóctona muy popular en Filipinas. Para ello antes tuve que asegurarme de que aquella calle, Quintín Paredes, era efectivamente la calle Nueva. Aunque mi plano de Manila de 1898 encajaba perfectamente con el callejero moderno de la Manila histórica, me acerqué hasta un edificio oficial que había en una esquina para preguntar si efectivamente se trataba de la misma calle. Junto a la puerta estaba sentado un joven policía charlando con tres o cuatro mujeres mayores, todos sentados en sillitas bajas a la sombra. Le pregunté al policía dónde quedaba la calle Nueva y si ésta correspondía con Quintín Paredes según se deducía de mis planos. Al tipo el nombre de calle Nueva no le decía nada. Cuando comenzaba a pensar que no lograría confirmación verbal, una de las mujeres del grupo, una anciana, metió baza en la conversación y me aseguró que efectivamente, aquella que discurría junto a nosotros era la antigua "Calle Nueva", y que cuando ella era niña, años después de la independencia filipina, la gente adulta aún seguía llamándola así.

Un poco más arriba del chaflán donde conseguí esa para mí valiosa confirmación, un arco de estilo chino y construcción relativamente reciente celebra la amistad chinofilipina. Detrás de él se abre un mundo que resulta extraño e inquietante aún hoy para un occidental viajado; cuánto más para el muchacho que en 1898 caminó esta calle vestido con su uniforme nuevo, para hacerse una fotografía con un grupo de compañeros en un fotoestudio de la calle Nueva.

jueves, 29 de noviembre de 2007

La Manila vasca. Breve recorrido por el barrio de Intramuros


Publicado en Izaronews, 27-11-2007

Un turista no avisado que pasee por las calles de Intramuros, la vieja ciudad colonial amurallada que fue el epicentro de Manila y de toda Filipinas durante casi quinientos años, se sorprenderá al encontrar varias calles rotuladas con nombres de claras resonancias vascas.

A 12.000 km. de la población vasca más cercana, Legaspi st (sic), Urdaneta st. y Basco st. recuerdan desde sus placas de identificación el papel importante que muchos hijos de Euskalherria jugaron en la vida de la antigua colonia española. Marineros, frailes, soldados y comerciantes originarios del País Vasco se establecieron en estas tierras lejanas en época del Imperio, cuando se decía que Manila era la ciudad más hermosa y rica de Asia. Muchos de ellos quedaron aquí luego de la independencia filipina, y la guía telefónica local ofrece múltiples ejemplos de apellidos de origen vasco.

Ricardo Larrabeiti relaciona hasta 50 nombres de origen vasco en el callejero de Manila. En Intramuros en concreto, y sin ánimo exhaustivo, anoté los tres nombres a los que me refería antes, pero seguro que un repaso cuidadoso daría muchos más.

Legaspi st.:

Miguel de Legazpi, natural de Zumárraga, fue marino y descubridor destacado. Pasó por México, exploró el Pacífico, y fue el fundador de la ciudad de Manila y primer capitán general de Filipinas (mediados del siglo XVI).

Legaspi st. es una calle trasversal de Intramuros, perpendicular a la calles Real y Anda, nervios centrales de la vieja ciudad amurallada.

Urdaneta st.:

Fray Andrés de Urdaneta nació en Ordizia. Tras una estancia en México llegó a Filipinas, donde colaboró con Legazpi. Marinero y explorador además de fraile, el nombre de Urdaneta se asocia a la ruta seguida durante siglos por el “galeón de Manila”, el barco que una vez al año cubría la ruta entre la capital filipina y la ciudad mexicana de Acapulco.

Urdaneta st. se halla junto a la plaza San Luis. Entre diversos edificios de cierto empaque, en Urdaneta st. destaca un caserón bien restaurado que presenta unos ventanales bellamente enmarcados por maderas pintadas en blanco y gris, un conjunto de inequívoco sabor norteño que hace pensar en que probablemente fuera levantado por algún rico comerciante vasco.

Basco st.:

Basco st. es una callecita próxima a la iglesia de San Agustín, uno de los pocos edificios de Intramuros que conservan lienzos de pared originales y por tanto anteriores a la destrucción casi total de la ciudad durante el asalto norteamericano de 1945.

Por el extremo que da a San Agustín la calleja es prácticamente un barrizal sin urbanizar. En el otro extremo hay un puñado de casitas de una planta, reconvertidas en chabolas por el tiempo y la pobreza. Las personas que las habitan desconocen cúal puede ser el origen del nombre de su calle -que antes se llamaba “Basque” en inglés, y ahora “Basco” en tagalo-, y no saben a qué se refiere.

martes, 28 de agosto de 2007

De Lanaja a Manila


El joven uniformado de la foto es Donato Navarro Mairal, mi bisabuelo materno. Recordarán que les he hablado de él en un par de ocasiones. Desde hace algunos meses ando en labor de investigación para reconstruir la peripecia vital de este hombre, nacido en 1875, soldado en la guerra de Filipinas y uno de los verdaderos "últimos de Filipinas", pues no retornó a España hasta abril de 1900.

Ya dispongo de una cantidad importante de datos sobre él gracias a su expediente militar. Datos que he ido cotejando con la escasa bibliografía existente sobre el tema de la guerra de Filipinas, y con artículos que he encontrado en Internet sobre este asunto. Me queda sin embargo, un "agujero negro" por llenar, un período de tiempo que abarca entre la rendición de Manila (agosto de 1898) y su repatriación, que como dije antes se produjo en abril de 1900. Espero ir despejando esa incógnita sobre la que he elaborado algunas hipótesis aún pendientes de confirmar documentalmente.

La transcripción del expediente militar de Donato (11 páginas), revela datos muy interesantes sobre su persona y sobre el contexto histórico en el que vivió. Por ejemplo, en su documento de alistamiento, firmado en el Ayuntamiento de Lanaja, su pueblo, el 1 de abril de 1894, figura una exhaustiva descripción de Donato. Se dice de él que es hijo de Ramón y de María y natural de Lanaja, parroquia de La Asunción, avecindado en ese mismo pueblo, y nacido el 13 de diciembre de 1875. Religión Católica Apostólica Romana. Estado soltero. Acreditó saber leer y escribir. Como rasgos físicos de Donato se relacionan los siguientes: 1’60m. de estatura, pelo castaño, "cejas al pelo" (del mismo color), ojos garzos (claros), nariz regular, barba clara, boca regular, color sano, frente regular. "Su aire bueno, su producción (?) ídem", sin ninguna marca particular.

El 8 de septiembre de 1894 Donato es "quinto en Caja". A partir de ahí su peripecia militar se resume así:

1896.
Declarado excedente de cupo el 16 de febrero de 1896. Sin embargo, ante la situación que viven las colonias, Donato es llamado a filas; su ingreso efectivo en el Ejército tiene lugar el 1 de septiembre de 1896. Incorporado a la 4ª Compañía del Regimiento de Infantería Sicilia núm. 7, de guarnición en San Sebastián. En ese verano de 1896, Donato coincidirá en San Sebastián con dos acontecimientos extraordinarios para un chico campesino: uno de carácter anual, el veraneo de la Familia Real en la capital donostiarra, que a buen seguro alteraba la vida de la entonces pequeña ciudad y también la de los militares destinados en ella, y otro de carácter extraordinario, cual fue la primera proyección cinematográfica realizada en el País Vasco y segunda en España tras la habida meses antes en Madrid.

1897.
Es adscrito a la 7ª Compañía del Batallón de Cazadores Expedicionario núm. 14 a Filipinas, organizado en Zaragoza. Llega a Zaragoza procedente de San Sebastián el 17 de diciembre de 1896. El 19 sale en tren para Barcelona, adonde llega el día 20 por la mañana, y zarpa inmediatamente en el trasantlántico Colón, que llega a Manila el 21 de enero de 1897. En guarnición en Manila hasta el 31 de enero, en que sale de operaciones por la provincia de Manila, quedando destacado en Tui Tui el 2 de febrero, donde permaneció hasta el 15 de abril con su compañía, fecha en que sale para San Francisco de Malabón, habiendo asistido al ataque y toma de Naic que tuvo lugar el día 3 de mayo. Permaneció en este puesto hasta el 19 del mismo mes que salió para Calamba (provincia de Laguna) y de aquí al siguiente día a la provincia de Batangas, continuando en servicio de campaña. En la revista de noviembre fue destinado a la 1ª compañía del batallón por haberse suprimido la 7ª y en igual servicio de campaña "finó el año" (sic).

1998.
Igual situación hasta abril, en que pasa al regimiento de artillería de plaza según orden del general Subinspector del arma, en oficio ¿254? de 6 de abril de ése año. Alta en el regimiento de artillería de plaza de Manila en la revista de Comisario del mes de mayo, destinado a la 4ª compañía del 1er batallón del mismo.

La siguiente anotación le hace "prisionero de los rebeldes filipinos". Y a partir de ahí, nada, sólo las anotaciones regulares en su expediente que van dando cuenta de que su situación no ha variado, hasta que el 24 de abril de 1900 desembarca en Barcelona y recibe su licencia definitiva y 250 pesetas de paga en concepto de atrasos.

A investigar esos dos años en blanco es a lo que voy a dedicar prioritariamente las próximas semanas.

viernes, 17 de agosto de 2007

MacArthur en Manila


La propaganda de guerra norteamericana primero y su historiografía amañada después, han implantado la falsedad de que Manila fue destruida por los japoneses en 1945, durante la batalla que liberó la ciudad de la ocupación nipona.

La realidad histórica es muy diferente: la capital de Filipinas fue reducida a escombros palmo a palmo por el asalto norteamericano que encabezó el general MacArthur, quien vengaba así la ofensa que le inflingieron los japoneses tres años antes al obligarle a huir del archipiélago tras haber humillado al ejército yanqui en la batalla de Corregidor. Vista la escasa capacidad de resistencia japonesa en Manila en 1945, los medios empleados en el ataque resultaron tan desproporcionados como cuando medio siglo atrás los norteamericanos se apoderaron de la ciudad tomándola a los españoles; en uno y otro caso, los recursos humanos y materiales puestos en juego por defensores y atacantes no admitían comparación posible.

La destrucción de Manila fue pues un acto de venganza de Douglas MacArthur contra los japoneses, una bofetada contra éstos que repercutió con toda crudeza en el rostro de los filipinos, que murieron por decenas de miles durante los bombardeos "liberadores" de su ciudad. Entre los tesoros insustituibles destruidos figura el barrio de Intramuros, la vieja ciudad amurallada colonial española, que por entonces contaba con cinco siglos de existencia. Un conjunto monumental del que privó al mundo aquél militar enloquecido que se llamó Douglas MacArthur, y que de existir hoy habría sido declarado, a no dudar, Patrimonio de la Humanidad.

De la web del Instituto Cervantes de Manila he rescatado esa fotografía ilustradora, una de las pocas que existen de aquél asalto salvaje, en la que un tanque Sherman destruye la puerta principal de acceso a Intramuros.

viernes, 1 de junio de 2007

Un amigo de la familia más que centenario


En la fotografía de grupo de mi bisabuelo y sus amigos en Manila, hay un personaje sentado en cuclillas. No sólo parece ser el más joven entre ellos, sino que su aspecto físico, muy moreno, es diferente al de los otros, probablemente navarros y aragoneses en su totalidad salvo un misterioso personaje situado en el centro de la imagen y este muchacho.

Sobre el pecho del joven moreno hay trazadas cuatro letras, que leí primero como "Nano", sospechándole inmediatamente un origen catalán o valenciano. Ahora, tras ampliar la imagen digitalizada, modificarle el color y escudriñarla a fondo con una buena lupa alemana, mi conclusión es que lo escrito es "Nono". Una rápida búsqueda en Internet, y me entero de que Nono es un diminutivo familiar de Antonio que se usa en algunas zonas de Andalucía. Es decir, este mozo seguramente era de origen andaluz.

Quizá alguien que lea este post podría confirmarme en qué zonas concretas de Andalucía se usa el diminutivo Nono. Y a partir de ahí, quién sabe: tal vez haya algún andaluz que esté buscando referencias de un antepasado suyo al que llamaban Nono, que anduvo por Manila vestido de rayadillo cuando acababa el siglo XIX y pintaban bastos para el Imperio colonial español.

Por cierto, el Archivo Militar de Segovia contestó -en sólo 14 días- a mi fax solicitando copia del expediente militar de Donato Navarro Mairal, mi bisabuelo. Resulta que este documento existe y que me remitirán las fotocopias correspondientes por correo certificado, tras enviarles un giro postal por importe de cinco euros y medio. Hecha la gestión en Correos, espero recibir la copia en los próximos días. Les tendré al corriente.

domingo, 20 de mayo de 2007

Retrato de un grupo de amigos en Manila


En un post de finales de abril les hablé de esta foto, en la que aparecen seis soldados del Ejército español en Filipinas. Está tomada en Manila, en algún momento entre 1896 y 1898. Como se lee en el cartón sobre el que va montada la foto se tomó en "Fotografía La Paz", un estudio sito en calle Nueva, 32, una vía principal de lo que entonces era el Barrio Chino de la capital filipina.

De pie, a la derecha de la pantalla, está mi bisabuelo materno, Donato Navarro Mairal. No les diré que es mi vivo retrato, porque yo tengo ahora más del doble de años que él cuando posó en esa fotografía (¡qué cosa extraña ser más viejo que el bisabuelo de uno!). Pero sí les aseguro que cuando yo tenía la edad que él tiene ahí, era clavado a ese rostro. Mirando la foto ahora me doy cuenta de un detalle que me pasó por alto antes: cuando poso en una foto siempre tengo cierta tendencia a inclinar la cabeza hacia un lado, como hace Donato en ésta que les estoy comentando; sospecho que tendría algún problema visual, como yo.

Alrededor de mi bisabuelo hay dos personajes que tienen cierto parecido físico con él. Quizá sean también aragoneses, o tal vez navarros. Sé por mi madre que durante toda su vida Donato mantuvo amistad con dos o tres navarros con los que estuvo en Filipinas, uno de los cuales era carlista y le escribía cartas que comenzaban: "Querido hermano en Cristo". El personaje que está de pie, a la izquierda de la pantalla tiene, creo, un inequívoco aspecto euskaldún; quizá sea uno de los navarros. De los que en la foto permanecen sentados, hay uno de rasgos extraños, quizá mestizos. El que está sentado en el suelo pienso que podría ser catalán o valenciano, ahora les explico el por qué.

Sobre el pecho de cuatro de los personajes que posaron en la foto hay escrita alguna identificación: En el de mi bisabuelo una "D" enrevesada, que parece querer ser caligráfica; el que está sentado delante suyo lleva grabada una "R"; el que está de pie al lado de mi bisabuelo, un nombre ilegible; y por fin, el que está en cuclillas en el suelo, que por su aspecto parece ser el más joven del grupo, lleva escrito "Nano". Este diminutivo, "nano" (pequeño) era un apelativo cariñoso para designar a chicos jóvenes en zonas catalanoparlantes hasta no hace muchos años.

Por detrás de la fotografía hay tres o quizá cuatro firmas, todas ilegibles.

Decía que esa foto debió tomarse entre 1896 y 1898. Probablemente se tomó más cerca de la primera fecha que la segunda, pues los seis personajes de la foto tienen un aspecto estupendo, lejano seguramente del que tendrían cuando la guerra les tragó en su vorágine.

Mi hipótesis es que la foto se tomó apenas la unidad de mi bisabuelo llegó a Manila, quizá en una de las primeras salidas con permiso que tuvieron. El grupo de amigos se tomó una foto en un fotoestudio que había en la calle de los cafés, los teatrillos y las casas de comidas populares del barrio de diversión de Manila. Luego Donato escribió a su novia y quiso que ella conociera a sus amigos, de los que seguramente le hablaría en la carta; por eso puso algunas marcas sobre ellos en la foto, para que la chica pudiera identificarlos. Y para que no hubiera dudas, también puso una marca sobre sí mismo, la "D" inicial de su nombre.

Continuará.

jueves, 26 de abril de 2007

El tiempo es circular y vuelve a nosotros


Mi madre acaba de regresar de su pueblo natal, adonde fue hace unos días para vender la casa de su abuela, que ha permanecido cerrada durante años, y ha vuelto cargada con una caja de fotos y papeles antiguos.

Después de darle un primer vistazo al material, he encontrado verdaderos tesoros para un aficionado a la genealogía y también para el simple curioso. Hay cosas ahí realmente extraordinarias, como las capitulaciones matrimoniales de mis tatarabuelos por línea materna, fechadas en 1876.

Pero lo más interesante es la parte de documentación gráfica y en papel y los otros objetos que se relacionan con mi bisabuelo materno. Hay por ejemplo fotos suyas fechadas en Manila, donde estuvo destinado como soldado colonial durante la guerra de Filipinas. También unas toallas de hilo que parecen recién confeccionadas, y que mi madre recordaba haber visto cuidadosamente guardadas, sin usar, hace más de sesenta años.

En una de esas fotos mi bisabuelo aparece, uniformado, de pie junto a otros cuatro soldados. La foto está hecha en un estudio fotográfico de Manila llamado "La Paz", que según reza en el cartón sobre el que va montada, estaba en la calle Nueva. Ayer me puse a buscar en Internet, y resulta que "Nueva street" sigue existiendo hoy día (la encontré con plano y todo en el callejero que aparece en la web del Ayuntamiento de Manila), y que según el blog de un joven arquitecto filipino entusiasta del patrimonio colonial de la capital de su país, esta calle es la arteria principal de la diversión en Chinatown, y está llena de cafés y casas de comida popular. Ahora bien, Chinatown linda con Intramuros, la vieja ciudad colonial. La conclusión parece obvia: hace siglo y pico, la calle Nueva de Manila ya era un lugar de diversión conocido al que iban los soldaditos españoles, y por tanto allí acudió una cuadrilla, entre otras, de alegres veinteañeros que, a quince mil kilómetros de su casa, se hicieron una foto de recuerdo en la que aparece un campesino aragonés mostachudo, de cara redonda y aspecto agradable: mi bisabuelo Donato Navarro Mairal.

La vida, de tanto en tanto, nos hace estos guiños desde los pliegues de nuestra propia memoria individual y colectiva.

Lo que más me ha llamado la atención, con todo, es un documento que parece la licencia militar y a la vez una especie de pasaporte franco para tomar trenes o barcos, expedido en Barcelona en 1900 a nombre de mi bisabuelo, al que se declaraba desmovilizado en el momento de desembarcar en España. El documento además le adjudica una paga de haberes y otros conceptos de 120 pesetas, una fortuna en la época.

Ahora bien, la guerra de Filipinas acabó en 1898. La paz con los norteamericanos se firmó en París en diciembre de ese año, lo que significa que si mi bisabuelo regresó a España desembarcando en Barcelona en 1900, pasó los dos años anteriores en Filipinas como prisionero de guerra. Por lo que he leído en Internet, una vez finalizada la guerra tras la caída de Manila quedaron entre 8.000 y 15.000 soldados españoles prisioneros de los filipinos.

En fin, dado que en estos papeles figura el nombre de la unidad militar precisa en la que sirvió Donato, estoy pensando en intentar reconstruir sus movimientos y los de su unidad desde que fue movilizado y salió de su pueblo en Huesca hasta su retorno vía Barcelona. Habrá que recurrir a los archivos militares; deséenme suerte.

Les pondré al corriente de mis avances en el conocimiento de esta vida, que al cabo está en el origen de mí mismo y que, en cierto modo, encarna y ejemplifica también los orígenes de muchos de ustedes.