lunes, 30 de abril de 2007

Azúúúúúúcarrrr


Según el telediario de las tres de la tarde de ayer domingo, la "noticia del día" era el ingreso de Letizia Ortiz en la clínica Rúber para dar a luz su segunda hija. Hacia el lugar de tan magna "noticia" se desplazó de inmediato un rebaño de corresponsales de la prensa de todos los colores -la rosa, la amarilla y hasta la considerada "seria"-, dispuestos a chorrearnos la tarde y la noche del domingo con el almíbar de su peloteo monarcuno, como efectivamente hicieron siguiendo su costumbre en estos casos.

El feliz natalicio cesárea mediante se produjo finalmente, y el diluvio de parabienes y besamanos serviles no ha cesado desde entonces. En resumen, la familia Borbón tiene una nieta más, y los medios de comunicación españoles otro motivo para enrojecer hasta las orejas. Uno siente vergüenza ajena al oír y leer la catarata de tonterías conque nuestros medios saludan a la recién parida y a sus presuntamente augustos progenitores.

En fin, y dado que la fecundidad de la familia Borbón supera con mucho la media española, es muy de temer que los empalagosos reportajes y las multitudinarias exclusivas se sigan prolongando por bastante tiempo. Y es que cuando los niños vienen al mundo con una partida de los Presupuestos Generales del Estado bajo el brazo, el control de la natalidad resulta del todo superfluo.

Total, que si el espectáculo por el natalicio de esta cría les parece excesivo, prepárense para cuando Felipe y Letizia conciban un bebé con pilila. Que Dios nos coja confesados entonces.

viernes, 27 de abril de 2007

El verdadero desorden público

El mismo día en que se hace pública la increíble sentencia del "caso Roquetas", una verdadera burla a la noción misma de Estado de derecho, con la que se echa tierra sobre el caso de Juan Martínez Galdeano, un agricultor andaluz apaleado hasta morir en un cuartelillo de la Guardia Civil almeriense, aparece en la primera página de El País el vídeo de otra brutal paliza policial, administrada ésta vez en una ultramoderna comisaría del cuerpo autonómico llamado Mossos d'Esquadra, dependiente de la Generalitat de Catalunya, y situada en el muy burgués barrio de Les Corts, en Barcelona.

Hay días en que uno siente verdadero vértigo y hastío al tener que compartir ciudadanía con elementos -jueces incluidos-, como los que protagonizan estas dos noticias, nada dispares entre sí aunque afecten a dos cuerpos policiales diferentes, e incluso supuestamente concebidos a partir de filosofías muy distintas.

Espero superarlo en breve, pero les garantizo que mi sentimiento en estos momentos es de puro desánimo. En ocasiones semejantes uno piensa no ya que España verdaderamente es eterna y no tiene remedio, sino que incluso quienes se pretenden mejores que los viejos modelos hispanos simplemente los han heredado por vía directa, cargando con todos sus vicios. A los hechos referidos me remito.

Desde casi su nada lejana creación, los Mossos d'Esquadra se han visto involucrados en continuas denuncias por palizas en comisarías repartidas por toda la geografía catalana. Una parte importante de esas acciones han tenido como víctimas a ciudadanos inmigrantes, singularmente de origen magrebí. Parece que la superprogresista Escola de Policia de la Generalitat no está teniendo mucho éxito a la hora de inculcar ideas de civilidad o incluso de simple decencia en una parte de sus alumnos. Espero que al menos los políticos catalanes dejen de gallear sobre la manera tan estupenda en que aquí se hacen las cosas, en contraposición con lo mal que lo hacen todo, incluido formar a sus policías, "en España".

En cuanto a lo de la Guardia Civil, llueve sobre mojado. Siglo y pico de bestialidades como la de Roquetas -en la que presuntamente estuvo implicada toda la dotación con su jefe al frente, ocho guardias- no ha bastado para que este cuerpo sea disuelto de una vez, y sigue pendiendo sobre las cabezas de todos los ciudadanos españoles como pendía el 18 de julio de 1936. No si sé esta clase de "actuaciones" son pocas o muchas en relación con el total de "servicios" llevados a cabo por tan benemérita institución armada, lo que sí se es que se vienen produciendo desde su fundación con una regularidad que espanta casi tanto como su impunidad. De la una y la otra dan cuenta incluso obras maestras del cine y la literatura basadas en hechos reales, desde la novela "El lugar de un hombre" de Ramón J. Sender a la película "El crimen de Cuenca" de Pilar Miró.

Lo peor con todo es, como digo, la sensación de impunidad. En la sentencia del caso Roquetas que relata El País se dice por ejemplo que "El teniente José Manuel Rivas, mando del cuartel, ha sido declarado culpable de un delito de "atentado no grave contra la integridad moral" del muerto a palos, y por ello se le condena a 15 meses de prisión (que no cumplirá al no tener antecedentes), y al pago de 12 euros diarios durante mes y medio. A otros dos agentes se les condena a sendas multas de 12 euros durante mes y medio y dos meses respectivamente por una "falta de lesiones" (¿hubo lesiones entonces? ¿no había muerto Galdeano "por sobredosis"?) y abuso de autoridad. El resto de agentes implicados en la paliza ha sido absuelto.

Eso sí, según cuenta El País "El tribunal ha considerado como hechos probados el empleo de armas no reglamentarias por Moreno y Rivas (un guardia y el teniente) de manera innecesaria. Asimismo, respecto al teniente, estima que hubo trato "degradante" hacia Juan Martínez Galdeano. A la agente María José S.P. le atribuye que usó "de forma innecesaria" un arma reglamentaria para la reducción del detenido". Blanco, y en botella.

Por cierto, una testigo del suceso, una marroquí que trabajaba como camarera en un bar justo enfrente del cuartelillo y que fue entrevistada en el programa "La ventana" de la Cadena SER hace unos meses, donde narró cómo presenció parte del brutal apaleamiento desde su lugar de trabajo, se halla en "paradero desconocido" y no pudo asistir al juicio. Ninguno de los clientes del bar que presenciaron la misma escena ha querido declarar, o no han sido requeridos para hacerlo.

¿Ustedes creen que policialmente estamos en el siglo XXI? Yo tampoco.

jueves, 26 de abril de 2007

El tiempo es circular y vuelve a nosotros


Mi madre acaba de regresar de su pueblo natal, adonde fue hace unos días para vender la casa de su abuela, que ha permanecido cerrada durante años, y ha vuelto cargada con una caja de fotos y papeles antiguos.

Después de darle un primer vistazo al material, he encontrado verdaderos tesoros para un aficionado a la genealogía y también para el simple curioso. Hay cosas ahí realmente extraordinarias, como las capitulaciones matrimoniales de mis tatarabuelos por línea materna, fechadas en 1876.

Pero lo más interesante es la parte de documentación gráfica y en papel y los otros objetos que se relacionan con mi bisabuelo materno. Hay por ejemplo fotos suyas fechadas en Manila, donde estuvo destinado como soldado colonial durante la guerra de Filipinas. También unas toallas de hilo que parecen recién confeccionadas, y que mi madre recordaba haber visto cuidadosamente guardadas, sin usar, hace más de sesenta años.

En una de esas fotos mi bisabuelo aparece, uniformado, de pie junto a otros cuatro soldados. La foto está hecha en un estudio fotográfico de Manila llamado "La Paz", que según reza en el cartón sobre el que va montada, estaba en la calle Nueva. Ayer me puse a buscar en Internet, y resulta que "Nueva street" sigue existiendo hoy día (la encontré con plano y todo en el callejero que aparece en la web del Ayuntamiento de Manila), y que según el blog de un joven arquitecto filipino entusiasta del patrimonio colonial de la capital de su país, esta calle es la arteria principal de la diversión en Chinatown, y está llena de cafés y casas de comida popular. Ahora bien, Chinatown linda con Intramuros, la vieja ciudad colonial. La conclusión parece obvia: hace siglo y pico, la calle Nueva de Manila ya era un lugar de diversión conocido al que iban los soldaditos españoles, y por tanto allí acudió una cuadrilla, entre otras, de alegres veinteañeros que, a quince mil kilómetros de su casa, se hicieron una foto de recuerdo en la que aparece un campesino aragonés mostachudo, de cara redonda y aspecto agradable: mi bisabuelo Donato Navarro Mairal.

La vida, de tanto en tanto, nos hace estos guiños desde los pliegues de nuestra propia memoria individual y colectiva.

Lo que más me ha llamado la atención, con todo, es un documento que parece la licencia militar y a la vez una especie de pasaporte franco para tomar trenes o barcos, expedido en Barcelona en 1900 a nombre de mi bisabuelo, al que se declaraba desmovilizado en el momento de desembarcar en España. El documento además le adjudica una paga de haberes y otros conceptos de 120 pesetas, una fortuna en la época.

Ahora bien, la guerra de Filipinas acabó en 1898. La paz con los norteamericanos se firmó en París en diciembre de ese año, lo que significa que si mi bisabuelo regresó a España desembarcando en Barcelona en 1900, pasó los dos años anteriores en Filipinas como prisionero de guerra. Por lo que he leído en Internet, una vez finalizada la guerra tras la caída de Manila quedaron entre 8.000 y 15.000 soldados españoles prisioneros de los filipinos.

En fin, dado que en estos papeles figura el nombre de la unidad militar precisa en la que sirvió Donato, estoy pensando en intentar reconstruir sus movimientos y los de su unidad desde que fue movilizado y salió de su pueblo en Huesca hasta su retorno vía Barcelona. Habrá que recurrir a los archivos militares; deséenme suerte.

Les pondré al corriente de mis avances en el conocimiento de esta vida, que al cabo está en el origen de mí mismo y que, en cierto modo, encarna y ejemplifica también los orígenes de muchos de ustedes.

miércoles, 25 de abril de 2007

Capitanes de abril


En las primeras horas del 25 de abril de 1974, hoy hace por tanto exactamente 33 años, un coche patrulla de la policía portuguesa llamó a la central para comunicar un hecho insólito: en Largo do Carmo, una columna de tanques y blindados se hallaba detenida ante un semáforo, aguardando a que se pusiera verde aunque a esa hora no había casi circulación.

Un poco más tarde un joven capitán apellidado Salgueiro Maia entraba solo en los edificios ministeriales de la lisboeta plaza Do Comerço y, pistola en mano, desarmaba a toda la guardia presidencial y arrestaba al Gobierno en pleno, incluido su jefe, el dictador Marcelo Caetano, que salió a su paso vestido con pijama y batín de seda. El presidente títere, almirante Américo Thomaz, cuyo coeficiente mental al parecer rayaba en la oligofrenia, fue más listo que sus compinches y logró refugiarse en un cuartel de fuerzas adictas.

Aquello fue un golpe de Estado militar en toda regla, ejecutado con precisión y rigor impecables. Lo dieron jóvenes oficiales que habían servido en las colonias portuguesas combatiendo contra los movimientos africanos de liberación. Estaban hartos de aquella estúpidas guerras y hartos del no menos estúpido régimen que las causaba y sostenía, y que además tenía sumido al país en el atraso material y la miseria moral desde hacía décadas. Los jóvenes militares se agruparon en el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), cuyo carácter liberador y antifascista afirmaron desde el primer momento; su propósito era liberar Portugal de más de medio siglo de dictadura fascista, y lo consiguieron mediante una acción enérgica y audaz. Su movimiento, pronto jaleado con entusiasmo por multitudes enfervorizadas en Lisboa y otras ciudades, pasó a la historia como la Revolución de los Claveles.

La señal para el despliegue fue la emisión de una canción prohibida por el régimen, "Grándola, vila morena", del cantautor José "Zeca" Afonso, lanzada a través de las ondas de Radio Renaicença. El golpe encontró poco resistencia, pues el régimen postsalazarista estaba tan envejecido, podrido y aislado como su equivalente y coetáneo español.

La Revolución de los Claveles fue una fiesta, y muchos españoles se apuntaron gozosamente a verla de cerca y a participar directamente en ella. Se podía "ir a la Revolución en un "Dos Caballos" (entonces el coche más popular entre los jóvenes estudiantes y trabajadores españoles). El régimen franquista reacció con miedo, y de inmediato se desplegaron tropas en las fronteras con Portugal; probablemente se pretendía invadir el país vecino, pero EEUU y la OTAN no debieron dar luz verde a la operación.

En los meses siguientes al 25 de abril, la liberación convirtió Lisboa en una mezcla de verbena popular y laboratorio revolucionario mundial. Las fuerzas en presencia eran muchas y pugnaban entre sí desde múltiples direcciones. La presión internacional era fuerte (la OTAN llegó a hacer maniobras de bloqueo y desembarco delante del puerto de Lisboa). Pronto se encadenaron los intentos de golpe de Estado, en los que siempre participaba un sector militar aunque a menudo fueran inducidos por civiles: primero lo intentó la extrema derecha (coronel Neves), luego la derecha (mariscal Spínola), la extrema izquierda a continuación (Saraiva de Carvalho) y por último el propio Gobierno provisional de Vasco Gonzalves (comunista prosoviético). A menudo hubo enfrentamientos a tiros entre fuerzas militares, que se saldaron de manera poco sangrienta aunque sí hubo algunos muertos.

Todos los intentos de golpe fracasaron ante la oposición política y armada que les enfrentó el Grupo de los Nueve, de orientación socialista, coordinados por el comandante Melo Antunes (quien fue el verdadero cerebro del 25 de abril y no Saraiva de Carvalho, como se ha dicho reiteradamente sin fundamento). Finalmente el Grupo de los Nueve decidió convocar elecciones, y traspasar el poder a los civiles. Los partidos mejor organizados entonces (el PS de Mario Soares, el PCP de Alvaro Cunhal y el PPD de Sa Carneiro), pasaron a protagonizar la vida política portuguesa. Bajo las presidencias de los generales Costa Gomes y Ramallo Eanes, que convirtieron Portugal en una democracia parlamentaria occidental y prepararon su ingreso en las instituciones europeas, el MFA fue relegado a un papel decorativo y los militares perdieron rápidamente la condición de referentes políticos.

La Revolución pronto quedó reducida a un recuerdo romántico, tan abrumadoramente añorado como vacío de contenido real. Sin embargo muchas de las transformaciones que ha experimentado Portugal en los últimos años hubieran sido imposibles sin ella. El Portugal moderno, al igual que España, hubo de sacudirse primero el yugo de una dictadura decrépita pero aún dañina para poder incorporarse a la modernidad; la Revolución de los Claveles fue el instrumento de esa liberación.

Con todo, muchos portugueses –y otros que no lo somos- seguimos añorando aquellos días de vino, claveles y revolución socialista, aquella primavera lisboeta que floreció de repente al lado de casa. Pudo haber sido, y finalmente no fue; da igual, la seguimos amando del mismo modo y esperando que algún día vuelva para quedarse definitivamente. Porque Grándola, "terra de fraternidade", forma parte irrenunciable de nuestro sueño eterno.

martes, 24 de abril de 2007

Antonio Gamoneda, poeta del pueblo trabajador


El poeta Antonio Gamoneda nació asturiano y se crió en un barrio de ferroviarios de León. Vino al mundo en mayo de 1931, con las esperanzas recién pintadas de tricolor; debió ser una doble fiesta en la casa humilde, de gente trabajadora, donde vio la luz.

Explica él mismo que en su infancia y en su juventud vivió intensamente la experiencia de la pobreza, la represión y la muerte. Casi no tuvo formación académica. En los años cuarenta comienza a trabajar en una oficina, en aquella España provinciana miserable y asfixiante. Gamoneda descubre pronto la lucha, la resistencia contra toda aquella mierda. Y que la poesía es, como escribió Gabriel Celaya, otro poeta de combate de aquellos años, "un arma cargada de futuro".

Cinco décadas de poesía han encontrado reconocimiento en un premio Cervantes que se prestigia a sí mismo yendo a manos de un poeta venido de abajo, venido de "un silencio antiguo y muy largo", como cantaba Raimon en los años sesenta. Gamoneda rompió ese silencio, y su voz poderosa sigue convocando a los ofendidos de esta tierra y de otras para que se alcen sobre su dolor y esparzan su verdad.

No faltará algún imbécil que diga que el Cervantes se lo han dado a Gamoneda por rojo y por paisano de Zapatero. Allá ellos, los tarados por Dios y por España. A Gamoneda se la sudan. A nosotros también.

Uno de los poemas de Antonio Gamoneda resume de modo luminoso su experiencia de la vida y su pensamiento íntimo:

DESPUÉS DE VEINTE AÑOS

Cuando yo tenía catorce años
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
y los gritos de mis camaradas en el soto
y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.

Entraba en el trabajo.
La oficina
olía mal y daba pena.
Luego,
llegaban las mujeres.
Se ponían
a fregar en silencio.

Veinte años.
He sido
escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Y, sin embargo, sé
que algo más grande y más real que yo
hay en mí, va en mis huesos:

Tierra incansable,
firma
la paz que sabes.
Danos
nuestra existencia a
nosotros
mismos.

Antonio Gamoneda, Blues castellano, Gijón, Noega, 1982; en Edad, Cátedra, 1989.

lunes, 23 de abril de 2007

Helga Soto


Leo en El País de hoy que ha muerto Helga Soto. Soy consciente de que a mucha gente ese nombre no le dice absolutamente nada; probablemente, incluso para la mayoría de dirigentes y militantes socialistas actuales, Helga Soto carece de significado alguno.

Y sin embargo, para quienes nos iniciamos en el socialismo en los años finales de la dictadura franquista y comienzos de la Transición, el nombre de Helga Soto es una verdadera leyenda, parte de la historia misma del socialismo español y un referente, en ocasiones un tanto fantasioso, de nuestras propias vidas durante aquellos años decisivos.

Para empezar Helga Soto se llamaba Helga efectivamente, pero su primer apellido no tenía nada de español sino que era uno de esos complicados apellidos alemanes impronunciables para nosotros. Llegó a España siendo una muchacha de 20 años, al principio de los años sesenta. De su actividad en esos primeros tiempos, poco se sabe; fue algunos años más tarde cuando comenzó a tejerse en torno a ella el mito que aún perdura.

A Helga Soto se la consideró una especie de “comisario político”, un enlace del SPD en el PSOE renovado que lideraron el grupo de sevillanos encabezados por González y Guerra. Se decía que Helga hacía de puente, pero parece más bien que su labor en esos años consistía sobre todo en transmitir cosas: desde consignas de actuación hasta dinero para los presos. Su nacionalidad y sus contactos fuera de España la protegían; era una pieza vetada a la policía política franquista.

No recuerdo haberla visto nunca de cerca, pero por sus fotos y por lo que cuentan de ella era una mujer tranquila, discreta y de pocas y medidas palabras. Una rubia atractiva, aunque de rostro frío e impenetrable. Muy alemana, en suma.

A partir de finales de los setenta, con el partido legalizado y en despegue, había que empezar a normalizar a aquellos chicos que lo lideraban, quitándoles el pelo de la dehesa lo antes posible. Dicen que Pilar Miró enseñó a Felipe González a hablar en público ya fuera en petit comité o ante las masas, a estar encima de un escenario dominando multitudes sólo con la voz y el gesto, y a saber qué cubiertos había que usar en cada ocasión y cómo emplearlos. Pero fue Helga Soto quien ayudó al joven líder socialista a transmitir ideas de modo correcto desde el punto de vista comunicativo, y sobre todo, a elaborarlas en sintonía ideológica con la socialdemocracia alemana. Por lo demás, Helga Soto fue no sólo el hada madrina de González y su valedora ante el poderoso SPD y la Internacional Socialista –que en aquellos años, como es sabido, era poco más que una oficina delegada del partido que comandaba Willy Brandt-, sino sobre todo la persona que incluso en los momentos más difíciles mantuvo abiertas las conexiones de Felipe González y del PSOE con el exterior.

Cuando González decidió irse, Helga desapareció. Discreta como siempre, ni concedía entrevistas ni escribía libros. Jamás se la relacionó con ningún escándalo. Nunca se la identificó con ninguna tendencia. Sirvió al partido con la firmeza y la seriedad propias de su origen nacional. Porque eso sí, casi cincuenta años después de haber llegado a España, Helga seguía siendo –y ya seguirá siendo para siempre- aquella misteriosa alemana de larga cabellera rubia que en los fotos siempre salía dos pasos por detrás de Felipe.

Francia no dá sorpresas

Finalmente las sorpresas de la primera vuelta de las presidenciales francesas han sido más bien pocas.

Pasan a la segunda ronda los dos candidatos inicialmente previstos, si bien Sarkozy cuenta con una amplia ventaja sobre Royal: 31% de los votos para el "derechista extremo", como le llama Ramón Cotarelo, frente al 26% obtenido por la candidata socialista.

Con Sarkozy se han volcado la clase media y las clases populares blancas, atemorizadas por la "rebelión de las banlieues" provocada precisamente por Sarkozy durante su etapa como ministro del Interior, a fin de poder ofrecerse como el salvador del orden público y garante de las libertades. La jugada le ha salido perfecta, aunque a punto estuvo de costarle la carrera política.

A Royal la han votado masivamente las víctimas de Sarkozy, los inmigrantes de los barrios pobres; no ha sido suficiente. Ocurre simplemente que en esas zonas aún son muchos más los que se quedan en casa que los que votan. Y aunque la participación ha sido altísima, la abstención sigue siendo de izquierdas, como en todos los países.

Bayrou ha obtenido un 18%, que es una cifra importante pero insuficiente para colocarse en la segunda vuelta, algo que en algunos momentos de la campaña parecía a su alcance. El "campesino aragonés" (procede de la Bigorre, el Aragón francés) ha calado hondo en el electorado galo. Este "centrista" representa una derecha moderna, al día, laica y respetuosa con los valores republicanos; algo impensable al sur de sus Pirineos natales. Sólo le falta una cosa para triunfar: tener un partido a su medida.

En cuanto a Le Pen, ha quedado triturado por el "voto útil" de la derecha extrema y de la extrema derecha, volcadas con Sarkozy; su 11% es el peor resultado que obtiene el candidato fascista en unas presidenciales desde 1974. En breve parece que Le Pen abdicará en su hija la dirección del movimiento fascista francés, necesitado urgentemente de una remoción a fondo.

Al pelotón de los enanitos, como les llamaba ayer El País, se lo ha llevado la ventolera de la polarización y sobre todo, la altísima participación (85% de votantes). Escarmentados por la primera vuelta de 2002, los franceses se han volcado obviamente en las opciones mayoritarias, dejando escuálidas las papeletas que ha obtenido tanto la extrema izquierda "revolucionaria" como la extrema derecha no lepenista; no es que estos candidatos hayan perdido una cifra apreciable de votos, ocurre simplemente que se han quedado con los que tenían en 2002 y no han captado nada entre esos más de 3 millones de nuevos inscritos en los últimos meses.

En esa abigarrada tropa, sólo Olivier Besancenot (4,5% de los votos), ha sobrevivido y tiene futuro político; seguramente de aquí a unos años le veremos en las filas del Partido Socialista, convertido en un nuevo Lionel Jospin. Los demás, desde la dinosauria trotskysta Lagillier (1,5%) hasta la candidata de un PCF que con su 1,9% sufre probablemente la mayor derrota de toda su historia, quedan simplemente barridos y olvidados.

Los pronósticos para la segunda vuelta son arriesgados, pero no tanto. Sarkozy tiene todas las de ganar. No sólo le ha sacado cinco puntos a Ségolène Royal, sino que lógicamente puede optar a todo el paquete de votos de Le Pen y a una buena parte del de Bayrou. Royal sólo puede ampliar sus votantes entre lo poco que ha obtenido la extrema izquierda y una parte minoritaria de los "centristas" de Bayrou. La polarización derecha-izquierda dará una victoria no muy amplia pero sí suficiente a Sarkozy en la segunda vuelta.

viernes, 20 de abril de 2007

Para entender de qué va eso de la globalización


Recientemente he tenido oportunidad de volver a leer un interesante artículo de José María Vidal Villa titulado "¿Qué se entiende por globalización?", que aunque fuera publicado originalmente en 1999 sigue arrojando luz de modo contundente sobre un fenómeno tan abstruso y sobre el que se escriben tantas tonterías (como ya conocen mi negativa a incluir enlaces en mis posts, para leer el artículo de Vidal Villa deberán dirigirse a la web de La Insignia, en su edición de septiembre del 2002).

El artículo es francamente bueno, como casi toda la producción de Vidal Villa, aunque en los últimos párrafos desbarre un tanto.

La idea esencial en que descansa todo el texto es que progresivamente "El planeta es un solo espacio de rentabilización del capital", en tanto las restricciones a los movimientos humanos son cada vez mayores. Esa es la clave de todo.

En ese sentido, el capitalismo se habría por fin "internacionalizado", alcanzando el viejo sueño de convertir al planeta en un único "mercado global", en tanto la fuerza de trabajo sería progresivamente constreñida a "rediles nacionales" que funcionarían cada vez más como compartimentos estancos. Una idea muy interesante de conocer, ya que sobre ella se ha levantado toda la geopolítica mundial impulsada por el Imperio norteamericano desde finales de los años ochenta, tras el estallido del Imperio rival: de ahí la proliferación de iniciativas nacionalistas concretadas, por ejemplo, en el troceamiento de la Europa central y oriental.

La libre circulación de capitales se complementa así con la incitación al localismo desaforado en las opciones políticas. Hace un par de días la prensa anunciaba en letra muy pequeña que EEUU manifestaba su decisión de reconocer el Estado independiente de Kosovo inmediatamente que sea proclamado. ¿Una prueba del amor que siente el Imperio por las libertades nacionales de las "nacionalidades oprimidas"? En realidad, desde el momento mismo de su independencia, Kosovo, como todos esos nuevos Estados liliputienses sembrados en Europa a partir de 1989, pasará a ser dirigido políticamente desde la Embajada USA en su flamante capital, como ya ocurre en los casos de Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia y toda la pléyade de minirepúblicas surgidas tras el crash soviético, y también con otros Estados ex comunistas ahora entregados al capitalismo salvaje, caso de Polonia, Bulgaria y Rumanía.

Y mientras, el "mercado" se amplia y se hace más "libre" y las oportunidades de beneficio para las corporaciones crecen hasta el disparate. No estoy de acuerdo con Vidal Villa en que todo esto sea promovido por el "capital productivo". En realidad, estamos hablando de "capital especulativo", capaz de saltar de un mercado a otro con la agilidad que proporciona el no tener raíces reales en ningún lado; hoy día ni siquiera hacen falta unas oficinas físicas desde las que dirigir una corporación como las que describe Galbraith en su "La economía del fraude inocente". Al capital productivo le cuesta mucho deslocalizarse: ha de arrostrar conflictos con sus empleados, con los gobiernos de los países de los que marcha, vender activos, etc; el capital especulativo por contra hoy está en la Bolsa de Frankfurt, mañana compra una finca de 100.000 hectáreas en la Patagonia, y pasado vende y coloca los beneficios en la Bolsa de Tokyo.

Así están las cosas. Mientras, algunos tontos ideológicamente oxidados y muchos pobres y humillados (inocentes en su desesperación, ellos sí) confían en que un ex-paracaidista medio analfabeto será quien lidere la lucha mundial contra todo esto, y agitan el retrato de un terrateniente propietario de esclavos muerto hace doscientos años y unos trapos de colores a los que llaman "banderas nacionales" y por los que dicen estar dispuestos a morir. Marx hubiera sonreído, de puro desprecio.

jueves, 19 de abril de 2007

Siempre en Toulouse


Et malgré tout, maintenant Ségolène.

Por eliminación. Porque apoyar cualquier otra opción de izquierda es tirar el voto y favorecer la victoria de la derecha neocon yanquizante que encarna Sarkozy.

Porque el Partido Socialista, con todas sus contradicciones, es el único partido de izquierdas vivo en Francia. Lo demás es griterío o silencio.

Porque aunque no sea exactamente uno de los nuestros, Ségolène pertenece a los nuestros.

Porque Tolosa de Languedoc sigue siendo nuestra eterna Toulouse la Roja y desde ella cualquier sueño es posible, incluido el de que Ségolène Royal llegue a ser una buena presidenta.

Alors, maintenant Ségolène.

miércoles, 18 de abril de 2007

Pucherito melillense


Toda esta historia del PP y el apaño del voto por correo retrotrae a otras épocas. Concretamente a los años de la Restauración, cuando el llamado “turno de partidos” y el sufragio censitario dejaba los destinos del país en manos de un puñado de granujas que se repartían cargos y sinecuras con la alegría de los que se saben impunes, en tanto el resto de españolitos se lo miraba obligadamente desde fuera, malvendía su voto por unos reales o lo depositaba resignadamente sabedor de que los profesionales del pucherazo harían con él lo que les diera la gana.

Hoy las ciencias han adelantado que es una barbaridad, el progreso todo lo ha igualado y el Estado de derecho garantiza que eso del trasiego de votos a causa de los enjuagues y comistrajos caciquiles, como los nombraba don Manuel Azaña, es cosa del pasado.

O eso nos dicen. Porque la realidad es que el chalaneo, la tupinada y la manipulación de votos nunca han dejado de funcionar más o menos veladamente en este país. Recuérdense aquellos tiempos en que el PP gestionaba el voto por correo de los residentes gallegos en América Latina desde sus sedes en aquellas repúblicas hermanas. Recuérdese asimismo cómo emigrantes españoles en esos mismos países seguían votando impertérritos al PP de Galicia incluso después de haber fallecido; algunos de esos votantes ya llevaban décadas bajo tierra, los pobriños, cuando Fraga Iribarne descubrió su pasión por la democracia y hasta se hizo autonomista.

Nos explican que en un Estado de derecho, la función del voto por correo es ayudar a ejercer su derecho a aquellas personas con dificultades para acudir a la urna correspondiente el día de los comicios, y que si el procedimiento es laborioso y requiere la identificación uno a uno y con el carnet en la mano de quienes pretenden votar por correo, se debe precisamente a la voluntad de impedir situaciones como la que acaba de descubrírsele al PP en Melilla.

Pero en un Estado de derecho, uno no puede presentarse en una oficina de Correos y pretender llevarse 500 impresos de voto por correo –como ha hecho el dirigente local del PP José Imbroda, primo del presidente-alcalde melillense-, sin que los funcionarios presentes llamen inmediatamente a los guardias; en un Estado de derecho uno no puede descargarse un modelo de impreso de Internet carente de validez legal y pretender colarlo como impreso oficial de voto por correo, como ha hecho Ángel Acebes, sin que el Fiscal General del Estado no le abra de oficio un proceso por falsificación e incitación al delito; en un Estado de derecho, en fin, no se puede organizar un pucherazo electoral y salir luego en la televisión galleando que aquí no ha pasado nada, sin que luego haya que pagar en las siguientes elecciones una factura política de tal calibre que hunda en la miseria al partido responsable y le expulse para siempre de la vida política del país.

Lo de Melilla es apenas un pedazo de la tarta de podredumbre con la que viene alimentándose hasta la hartura el PP, desde mucho antes que existiera como tal partido bajo esas siglas concretas. En definitiva, así organizaba Fraga Iribarne los referéndums para Franco, y así se lo han aprendido sus discípulos.

lunes, 16 de abril de 2007

Bienvenidos a España



Domingo 15 de abril, diez menos cuarto de la mañana, estación de Port Bou, Talgo Montpellier-Barcelona-Cartagena, vagón número 7.

Hace algunos minutos que el tren está detenido en la estación. De repente se abre una de las portezuelas del extremo del vagón, y dos hombres irrumpen en él con paso vivo mientras el que va delante nos espeta: "¡Buenos días, policía española, control de documentos!", con un tono de voz muy cercano al que colegas suyos empleaban al ordenar "¡Disuélvanse y circulen!" hace ya algunos años.

Inmediatamente la pareja comienza a requerir documentos de identificación. Vistos de frente, ninguno de ellos porta elemento visible alguno que le identifique como policía: ni placas, ni gorras, ni traza de uniforme habitual en los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Ambos visten chalecos deflectantes color pistacho que sólo en la espalda llevan rotulados "Policía española". Como digo, vistos de frente podrían perfectamente ser tomados por operarios de mantenimiento de las vías, por ejemplo.

De los dos, el que abre la marcha y parece actuar como jefe gasta unos modales autoritarios y secos. A un muchacho de aspecto nórdico -y que por tanto probablemente no entiende una palabra de castellano-, que está de pie en el pasillo entre los asientos sacándose la mochila de la espalda, le espeta un "apártate, que voy a pasar" que suena demasiado contundente. Dos mujeres latinoamericanas que intentan encontrar su asiento y le enseñan sus billetes, reciben como respuesta a su consulta un "eso pregúntenselo a los de la RENFE, yo soy policia" que las enmudece ipso facto.

El examen de los documentos de todos los pasajeros no dura en conjunto más de tres o cuatro minutos, y eso que el vagón está prácticamente lleno. El escrutinio de pasaportes o DNI carece de todo rigor: simplemente uno de los dos agentes lo toma en su mano, ojea algunas páginas al azar si es un pasaporte o le da la vuelta si es un DNI, y lo devuelve al propietario sin más.

Cuando llega junto a mí el segundo policía toma mi DNI, le da la vuelta y pasa la punta de un dedo un par de veces por una parte de su superficie, en un gesto cuyo significado se me escapa; tal vez busque restos de cocaína o de polvo de diamantes, o simplemente esté haciendo como que se interesa por mi documento. El caso es que mi DNI está renovado de hace apenas unos meses y se halla en perfectas condiciones, sin roturas ni manchas. Me lo devuelve sin comentarios.

Concluida su actuación los dos policías desaparecen sin más, sin siquiera haber dirigido una mirada a maletas y equipajes.

Parece legítimo pues preguntarse a qué viene este show. Porque si lo que se pretende es garantizar la seguridad en España mediante el control de las personas que atraviesan esta frontera, el modo precipitado y rutinario en que se ha realizado es simplemente una pérdida de tiempo y un generador de molestias para quienes lo hemos sufrido; ésta no es obviamente la manera correcta de detectar posibles amenazas a la seguridad colectiva.

Por lo demás, estando vigente el Espacio Schengen en Europa la existencia de controles fronterizos entre países miembros de la Unión Europea (UE) es, como mínimo, una inutilidad: todas las personas que viajan en este tren o bien no han salido de territorio Schengen (libre circulación interior en la UE) o bien han ingresado en territorio de la UE a través de otro país miembro, y por tanto han sido sometidos a controles fronterizos exhaustivos en ése punto.

En suma, acabamos de vivir una chapuza con la que simplemente se pretende cubrir el expediente.

jueves, 5 de abril de 2007

Vacaciones de primavera

Un servidor deja su cruz unos días, y se toma una semana de vacaciones. Nos vemos.

miércoles, 4 de abril de 2007

Endesa, la más dura derrota del PP desde el 14-M (1)



El culebrón en torno al rosario de OPA’s lanzadas sobre Endesa ha finalizado con la derrota total de los intereses que vicariamente sostenía el Partido Popular.

Finalmente EON ha reconocido la imposibilidad de doblegar la voluntad del Gobierno español, empeñado en defender un modelo energético integrado en Europa que al mismo tiempo salvaguarde un sector estratégico básico para el funcionamiento del país. La OPA de E.ON ponía en peligro todo esto, en la medida que suponía el pleno control de intereses político-financieros monopolísticos alemanes sobre la eléctrica española de mayor potencial.

La batalla en torno a Endesa se inició en el momento en que un grupo de empresas catalanas articuladas en torno a Gas Natural, intentó mediante una OPA hacerse con la compañía que explota en régimen de monopolio el mercado eléctrico catalán (y también una buena porción del andaluz, dicho sea de paso). Dentro de la lógica capitalista de los "mercados", dicha compra era perfectamente razonable, y creaba un grupo español muy sólido y con verdadera dimensión europea: hubiera sido el cuarto grupo energético europeo, con 30 millones de clientes en 11 países (El País, 10-1-2007) .

Sin embargo la reacción no tardó en llegar, y vino en primer lugar de los propios directivos de Endesa, encabezados por Manuel Pizarro, máximo responsable de la empresa. Manuel Pizarro, presidente de Endesa, fue nombrado para su cargo por el Gobierno del PP, es amigo personal de José María Aznar y es uno de los ejecutivos de confianza de los sectores económicos cuyas tesis e intereses defiende ése partido. Paralelamente los medios al servicio del PP pusieron en marcha una campaña feroz que ponía el acento en la condición de "empresa catalana" de Gas Natural; de nuevo el odio a lo catalán como encubridor de intereses económicos e ideológicos muy concretos. Porque la batalla por Endesa concebida por el PP no ha sido sólo económica, sino también y sobre todo, intensamente política.

Cuando de todos modos parecía que inevitablemente Gas Natural iba a salirse con la suya, irrumpe en escena E.ON, el gigante alemán. Por qué E.ON se lanza a la batalla es lo que vamos a tratar de establecer ahora. Es obvio que Endesa es en estos momentos un bocado apetitoso, pero las razones son más amplias y complejas.

E.ON es, en realidad, más que una empresa, una corporación empresarial, que tras lograr el control del mercado alemán aspira a la hegemonía europea en el sector energético. Para comprender los modos en que E.ON ha crecido y los intereses a los que sirve, hay que conocer un poco su origen y desarrollo.

Tras E.ON se encuentran intereses políticos y empresariales que usan el partido CSU como instrumento político y de penetración económica. La CSU es un partido alemán con implantación exclusiva en el land de Baviera, donde viene gobernando desde prácticamente el final de la Segunda Guerra Mundial. Ideológicamente la CSU se halla aún más a la derecha que su coaligado federal, la CDU que ahora dirige Angela Merkel. En E.ON el gobierno regional bávaro participa oficialmente con solo un 2’5%, pero otras empresas presentes en el consorcio son en realidad, a través de las típicas marañas empresariales de compraventa de paquetes accionariales, testaferros suyos.

La fusión de E.ON con Ruhrgas, propiciada y tutelada por el gobierno federal alemán, ha alumbrado no sólo el mayor gigante energético europeo, sino también un poderoso instrumento al servicio de la política exterior del gabinete alemán, el cual, asociado al Gobierno ruso, está intentado imponer a la Unión Europea la opción gasística rusa en detrimento de la apuesta hispano-francesa por la diversificación del suministro (Argelia, Próximo Oriente, Noruega y otras fuentes).

Pero E.ON es un grupo con prácticas aún más obscuras de lo que dá a entender lo reseñado hasta aquí. El 25 de marzo de 2006, ABC publicó un artículo contundente, documentado y sorprendente –sobre todo teniendo en cuenta a qué intereses responde ese diario-, en el que daba cuenta de las investigaciones de la revista Der Spiegel en relación con E.ON-Ruhrgas y sus prácticas de corrupción de políticos miembros de la dirección de compañías energéticas regionales y de ejecutivos de esas empresas. Informaba ABC de que esas prácticas de corrupción –entre las que, por cierto, se incluían viajes y estancias en Barcelona, San Petersburgo y otras ciudades europeas-, estaban siendo investigadas por las fiscalías de cinco landers alemanes: Renania, Baviera, Sarre, Baden-Wurttemberg y Hesse. Además de en Der Spiegel, detalles de esas prácticas corruptas aparecieron entre 2005 y 2006 en Frankfurter Allgemaine Zeitung, Die Welt, Stern y la edición alemana del Financial Times, entre otras publicaciones.

Entre los hechos probados durante la investigación, ABC destaca que E.ON-Ruhrgas "invitó a 150 directivos y accionistas de 28 compañías de energía locales del land alemán de Renania-Westfalia" a viajes clasificados como "informativos", en muchos de los cuales se usaron jets privados y cuyos gastos fueron abonados íntegramente por E.ON-Ruhrgas. Otros viajes semejantes se realizaron con directivos de compañías energéticas de los lander anteriormente mencionados, sobre los cuales se abrieron asimismo investigaciones judiciales.

Por tanto, la pelea del Gobierno español no ha estado solo en hacer cumplir lo que señala la legalidad vigente, en el sentido de que ninguna Administración de un país extranjero puede tomar el control de una empresa básica en un sector estratégico del país cual es la producción energética, sino también en cerrar el paso a una corporación empresarial acostumbrada al uso de prácticas corruptas como medio recurrente para obtener sus fines.

En ese sentido es conocido ya, al menos, que Manuel Pizarro y sus directivos de confianza han facilitado a E.ON información confidencial y privilegiada destinada a parar la OPA de Gas Natural y favorecer la de la corporación alemana. La apuesta total de Pizarro por E.ON ha sido personal, obviamente, pero también de índole política, al servicio de las estrategias del PP. De por qué el PP se ha implicado hasta las orejas en la "apuesta alemana", hablaremos en un próximo post.

martes, 3 de abril de 2007

¡Después de usted, señor!



Cuenta El País de hoy que al finalizar unas maniobras militares, un vicemariscal del aire británico, un tal Walker, ha largado una perorata a sus hombres a cuenta de la histeria antiterrorista en que viven los súbditos de su Graciosa Majestad por gentileza del gobierno del señor Blair. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol.

Lo novedoso vino inmediatamente después, cuando al acabar su soflama el jefazo militar quiso saber si sus hombres estaban preparados para "estrellar su aeronave con el fin de destruir un vehículo que transportara a un comandante talibán o de Al Qaeda"; en resumidas cuentas, el vicemariscal Walker preguntó a sus pilotos si en caso de quedarse sin munición y como último recurso, estarían dispuestos a convertirse en kamikazes.

La respuesta de uno de ellos muestra que incluso en la milicia sigue quedando gente con sentido común: "¡Después de usted, señor!. Estaría dispuesto a intentarlo, pero sólo después de que el vicemariscal del aire me muestre cómo hacerlo", soltó uno de los pilotos según el diario Sun.

Que se sepa, los loqueros aún no le han puesto la camisa de fuerza al vicemariscal. En todo caso, alguien debería ir pensando en cesar a este zopenco, remedo de aquél otro chalado con galones que bordó el genial Peter Sellers en "Dr. Strangelove" ("Teléfono rojo, volamos hacia Moscú", en España).

lunes, 2 de abril de 2007

La televisión hace daño a los políticos, los políticos dañan la televisión (y 2)



La conversión de la política en espectáculo televisivo es un fenómeno relativamente reciente en España. Durante el franquismo y los gobiernos reformistas de la Transición, la televisión y en general los medios de comunicación oficiales fueron usados desde el gobierno como escaparates de las políticas desarrolladas y amplificadores de los mensajes que los grupos gobernantes querían trasmitir a la sociedad. El régimen de monopolio sobre los medios públicos eximía a los gestores de la propaganda gubernamental de realizar alguna clase de esfuerzo a la hora de ingeniar formatos para el masaje.

Fue a partir de la aparición de las televisiones privadas cuando la política comenzó a convertirse en un producto al que había que promocionar en televisión atendiendo a valores nuevos. El mensaje ya no era indiscriminado, sino que debía tener en cuenta la segmentación de un mercado dividido en grupos de afinidad ideológica, pero también en función de la edad, del nivel educativo y profesional, del lugar de residencia y otros ítems significativos; los horarios de emisión se convertían en fundamentales, y el perfil del público en cada "time" condicionaba el mensaje concreto que se emitía. En definitiva, la propaganda política entró de lleno en la batalla por la captación de audiencias.

Obviamente no se vende un mensaje político como si fuera un detergente. Pero no todos los expertos comunicacionales al servicio de las diferentes fuerzas políticas han aprendido esto simultáneamente. La importación fiel hasta el plagio de los modelos norteamericanos ha sido otra de las características negativas en la transmisión de mensajes políticos ha través de la televisión. Y por último, la creencia ciega en el sobado dicho de que "una imagen vale más que mil palabras" ha convertido la política televisada, especialmente durante los períodos electorales, en una sucesión encadenada y repetitiva de imágenes coloristas sonorizadas con un fondo de consignas reiteradas y aplausos enfervorizados. Ya no se explican programas porque se suponen que no interesan a nadie, al menos no a la audiencia televisiva: el político se limita a lanzar frases cortas y directas, capaces de ser retenidas por cualquiera y de ser recogidas inmediatamente como titulares por el resto de medios.

El masaje político se administra en dosis a menudo letales para la inteligencia tanto del que emite como del que recibe los mensajes. Al final, la comunicación entre el político y los ciudadanos se desnuda de cualquier otro interés y circunstancia que no sea la transmisión obsesiva de mensajes y gestos que conduzcan a la adhesión a través del voto.

En ese sentido, la repetición machacona de frases y la comunicación no verbal adquieren un papel preponderante, y terminan por aplicarse a todas las comparecencias públicas del político hasta convertirse en su forma de expresión habitual. Explica Alfonso Guerra en el primer volumen de sus memorias que tras uno de los últimos mítines que Felipe González dio siendo presidente del Gobierno español, le sorprendió ver que una vez dentro del automóvil en el que abandonaban aquella ciudad González seguía saludando como si ante las lunas del vehículo se agolparan los simpatizantes; obviamente el líder socialista continuaba con el piloto automático puesto tras el acto de masas, ajeno a la realidad circundante.

En síntesis, parece obvio que el medio televisivo y sus supuestas exigencias han perjudicado notablemente al mensaje político, especialmente al modo en que se transmite a las audiencias televisivas. La imposición de reglas formales y estrictas en el cómo se transmite parece haber tenido un papel destacado en la progresiva banalización del mensaje político en su globalidad.

Pero asimismo la televisión ha recibido una fuerte y destructiva influencia del mundo de la política, que la viene usando desde casi su aparición como monaguilla en su transmisión a las masas de mensajes estereotipados y reclamos de adhesión acrítica. La capacidad innata e ilimitada de producir alienación que tiene el medio televisivo –el medio más dotado para el masaje al que aludía McLuhan-, ha tentado siempre a los políticos, que han buscado por todos los medios el modo de ponerla a su servicio. De hecho, la política contemporánea se ha simbiotizado de tal modo con el medio televisivo, que ya se desenvuelve y existe casi exclusivamente en televisión.

Hoy la política ya no se "transmite" como antaño, hoy la política se "hace" en televisión y para la televisión. En ese sentido programas como "Tengo una pregunta para usted", con su remedo de "parlamento popular" y su falsa cercanía entre políticos y pueblo, son la avanzadilla de la nueva era en la transmisión de mensajes políticos en el medio televisivo.

domingo, 1 de abril de 2007

Que le den turrón



Los 23.000 euros en turrón para la perrera mediática que se gastó Eduardo Zaplana en sus últimas Navidades como ministro, sintetizan de modo espléndido el perfil robaperas de este personaje, cuya insaciable capacidad para el afane corre pareja con una desvergüenza que no parece conocer límites.

Zaplana no es sólo un mangante al por mayor: es además la jeta más dura de un partido, el llamado Popular, en el que los chorizos y los ventajistas crecen al calor de promociones inmobiliarias y de cualquier clase de negocio tramposo como las setas tras las lluvias de otoño. El "number one", con todo, es él, sin duda.

Sólo un chorizo compulsivo y un ser mezquino hasta más allá del ridículo como Eduardo Zaplana se atrevería a facturar con cargo al presupuesto ministerial su cesta de la compra diaria, incluidos chicles Trident a 55 céntimos de euro el paquete. Realmente da vergüenza ser conciudadano de este escombro ético; hasta para ser ladrón hay que tener un mínimo de elegancia.

¿Y qué decir de los justificantes presentados por Zaplana para que se le reintegraran con cargo al presupuesto del ministerio sus donaciones en mesas petitorias de la Cruz Roja y la Lucha contra el Cáncer?. Realmente ni siquiera los 180.000 euros malversados en "atenciones finas" -joyas, carteras de lujo, echarpes de seda, etc.-, regalos obsequiados por Zaplana durante su etapa como ministro a damas y caballeros de su conocimiento y afecto, pueden competir con esos euros rebañados del presupuesto público con el más miserable de los espíritus después de haber quedado como un señor rumboso ante las señoras de alto copete...

Este es Eduardo Zaplana, el padrino cartagenero, el rey de las comisiones levantinas, el peón de obra que levantó una Tierra Mítica: un canalla de siete suelas. Simplemente. ¡Y aún anda suelto!.