miércoles, 28 de febrero de 2007

El santo torturador

Contaba hace unos días El País que el Vaticano ha iniciado el proceso de beatificación de Luigi Calabresi, un italiano que en vida fue comisario de policía. Tal proceso constituye el paso previo e inexcusable para obtener la santidad.

Hasta aquí la noticia podía resultar más o menos sorprendente, habida cuenta de que los cuerpos y fuerzas de seguridad de los Estados no son precisamente uno de los semilleros habituales de santos, que por lo general es gente que suele haber ejercido en vida profesiones de corte más espiritualista y menos pegadas a la realidad terrenal. Un santo policía es, realmente, una novedad, pero en todo caso ése no deja de ser un "asunto interno" de la Iglesia Católica.

Con todo, lo que realmente no puede dejar indiferente a nadie es la personalidad del futuro santo. Resulta que el tal Calabresi adquirió triste fama y gran notoriedad pública a raíz de un suceso que conmocionó a Italia entera a finales de los años sesenta del pasado siglo. Eran aquellos los años de la Estrategia de la Tensión, mediante la cual la extrema derecha italiana en complicidad con los servicios secretos de aquél país intentaban el asalto al poder por todos los medios, incluido el terrorismo indiscriminado. Una de aquellas acciones execrables fue el atentado con bomba de plaza Fontana, en Milán, llevado a cabo por las tramas negras el 12 de diciembre de 1969, acción provocadora en la que murieron 16 personas y otras 88 resultaron heridas. Ante la reacción de la opinión pública y de los sectores sanos del Estado, rápidamente se intentó cargar el muerto a sectores anarquistas. Uno de los detenidos en la batida fue Giuseppe Pinelli, un ferroviario anarquista y pacifista, absolutamente ajeno al crimen de plaza Fontana como en realidad se sabía ya antes de detenerle.

Ocurrió que mientras Pinelli era hábilmente interrogado en la oficina del comisario Calabresi, el detenido falleció al ser arrojado por la ventana bien fuera por el propio Calabresi o por uno de sus hombres. Además el cuerpo presentaba señales de haber sido salvajemente torturado. Primero se dijo que el anarquista se había suicidado lanzándose por la ventana, pero ante el tremendo escándalo público y la presión social sobre los responsables no hubo más remedio que organizar una parodia de juicio, en la que un juez venal sentenció que el anarquista cayó por la ventana a consecuencia de un desmayo que le sobrevino durante el interrogatorio.

El caso adquirió dimensión internacional cuando en 1970 el dramaturgo Darío Fo estrenó su obra "Muerte accidental de un anarquista", una farsa demoledora que señalaba públicamente a todos los implicados en el apaño de intentar ocultar aquél asesinato. Por supuesto el principal perjudicado por la denuncia de Fo era el comisario Calabresi, que pasó a convertirse para la izquierda y los demócratas en general en el icono mismo del policía torturador y alineado con el fascismo rampante. En 1972 Calabresi fue asesinado a tiros por miembros de Lotta Continua, uno de los grupos de extrema izquierda más activos durante los llamados Años de Plomo, ya comenzados los setenta, cuando los tiroteos y los bombazos se hicieron parte del paisaje cotidiano de la vida política italiana.

Al parecer Calabresi era un católico fervoroso, que antes de ser policía había querido ser sacerdote. Policía, católico y asesinado por "rojos" era y es una combinación atractiva ante ciertos sectores de la sociedad. A mediados de los años noventa un cura, un tal Innocenti, empezó a promover la causa de su beatificación. Es ahora sin embargo cuando tal iniciativa ha recibido todas las bendiciones vaticanas requeridas, al haber obtenido el "nihil obstat" concedido por el cardenal Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que además ha designado a Innocenti como postulador oficial de la causa. O sea que la cosa va en serio. Por cierto, la viuda de Luigi Calabresi, Gemma Capra, declaró sentirse "estupefacta" al saber que se había abierto una causa de beatificación a favor de su difunto esposo.

La cuestión es que ahora el postulador ha de probar que Calabresi murió como mártir de la fé cristiana. También que mediante su "intercesión" se ha producido al menos un milagro.
No dudo de que Innocenti conseguirá ambas cosas, para alborozo de Darío Fo y de cuantos descreídos en el mundo son, ya que iniciativas como ésta hunden un poco más el ya escaso crédito que le va quedando a la secta vaticana.

lunes, 26 de febrero de 2007

Vacaciones en Guantánamo

Desde que se supo que policías españoles sin autorización judicial y bajo órdenes directas del Gobierno Aznar, habían participado en los interrogatorios de presos de varias nacionalidades secuestrados en el "chupadero" de Guantánamo -no es difícil imaginar en qué condiciones para los presos debieron efectuarse esos interrogatorios-, uno tiene la impresión de que el procesamiento de José María Aznar por crímenes de guerra se acerca a pasos agigantados.

En los desagües de las salas donde se llevan a cabo los "hábiles interrogatorios" que tienen lugar en ese escarnio a toda garantía jurídica que es Guantánamo, han terminado por desaparecer finalmente los últimos restos de la credibilidad de Aznar, si es que todavía le quedaba alguna a quien decidió abrasarla entera en el altar del GAL a escala planetaria organizado por los neocons estadounidenses. Hasta el FBI ha manifestado estar escandalizado por lo que sus hombres han visto ahí.

Así, el perfil que se nos va revelando de José María Aznar en relación con sus amigos norteamericanos a partir de septiembre de 2001 es simplemente el de un sayón por cuenta ajena, apenas un manporrero de segunda división -él, que nos prometió "sacar a España del rincón de la Historia" para sentarla a la mesa de los más poderosos e incluso poder poner los pies encima de ella-; un meritorio de medio pelo al que se le encargaron faenas sucias y de nulo lucimiento. Qué decepción.

Ciertamente, ya sabíamos desde hace un año que los aeropuertos españoles fueron escala técnica y de descanso de decenas o tal vez centenares de vuelos de la CIA y de otras agencias estadounidenses en sus transportes de secuestrados de una cárcel secreta a otra, y que ésta no es precisamente una tarea de gran nivel, de ésas que suelen reservarse a un "aliado preferencial"; en ese cometido vicario la España de Aznar estuvo en la línea de países políticamente tan poco ejemplares como Macedonia, Rumanía, Polonia, Afganistán y Tailandia, por poner solo unos ejemplos plenamente identificados. Ahora nos enteramos de que se usaron funcionarios policiales españoles en "hábiles interrogatorios" en Guantánamo (¿alguien cree que en un limbo legal como ése, sin jueces, fiscales, defensores ni medios de comunicación a los que temer, los policías se limitan a preguntar cortésmente a los secuestrados?).

Veremos qué nuevas revelaciones nos deparará el futuro en relación a esa telaraña de terrorismo "antiterrorista". ¿Tal vez la existencia de cárceles secretas en suelo español, en bases militares norteamericanas o en dependencias plenamente españolas?.

Realmente la foto de las Azores ha salido muy cara. Un país que realizó un esfuerzo ímprobo por dejar atrás las miasmas de una dictadura rancia y criminal, y que en los años ochenta y primera mitad de los noventa logró un reconocimiento internacional que le situaba en su lugar verdadero, el de una potencia media sin contenciosos internacionales serios, insertada en Europa y bien relacionada con América Latina y con el mundo árabe, pasó a ser en menos de un lustro un verdugo por cuenta ajena embarcado en conflictos insospechados en escenarios donde carece de intereses propios. Como consecuencia lógica y colofón inevitable de esa política, la masacre terrorista del 11-M.

Hoy, un grupo de estudiantes ha recibido a Aznar en Oviedo vestidos con monos de color naranja y la cabeza metida en bolsas negras, en recuerdo de los torturados en Guantánamo. En sus pancartas llamaban a Aznar a pedir perdón por habernos metido en la aventura infecta de la guerra de Irak y cuanto ha llevado aparejada, y con ironía le invitaban a "pasar unas vacaciones en el paraíso" de Guantánamo.

Seguramente Aznar no irá nunca en persona a Guantánamo. Pero cada vez está más cerca de ir a La Haya.

domingo, 25 de febrero de 2007

¿Pero hubo alguna vez un millón de fascistas?

La enésima manifestación de PP-AVT contra el Gobierno Zapatero se ha saldado con un muy notable descenso de participantes. Era de preveer, desde el momento en que la cúpula del PP negó su asistencia dejando que el partido estuviera representando en la marcha por figuras segundonas como Acebes y Esperanza Aguirre. Ni Rajoy ni los líderes parlamentarios, embarcados ahora en la difusión de un programa "centrista" para las próximas elecciones locales y autonómicas de mayo, han querido hacerse la foto con Alcaraz y su aguerrida tropa de visones y gominas cantando himnos guerreros y tarareando ese himno supuestamente nacional que secuestran.

Según se comenta en Madrid Alcaraz está fuera de control, y comienza a ser un estorbo para los dirigentes del PP. La encuesta del CIS, que sitúa a Rajoy nada menos que en quinto lugar en la preferencia de líderes políticos por detrás de Llamazares, Duran Lleida y hasta del regionalista canario Paulino Rivero, en tanto Zapatero sigue siendo el preferido e incluso incrementa levemente su ventaja sobre los otros, ha disparado las alarmas en Génova 13. Mejorar la imagen pública de la dirigencia del PP pasa ineluctablemente por tomar distancias respecto a Alcaraz, ese monstruo de Frankenstein que ellos mismos fabricaron y que cada vez se escora más hacia la extrema derecha. Visto como están las cosas, no sería raro incluso que Alcaraz atendiera las lisonjas y proposiciones que le llegan desde los sectores del fascismo político organizado fuera del PP y se dispusiera a encabezar un proyecto propio, algo que perjudicaría seriamente a la extrema derecha parlamentaria española.

Así, el sábado fueron apenas 60.000 los irreductibles que marcharon a favor de la prolongación indefinida de la "guerra del Norte", como dicen en esos ambientes. Ni siquiera llegaron a ocupar una tercera parte de la superficie de la madrileña plaza de Colón, según se ve en las fotos que comenzaron a publicarse desde la misma tarde de ayer. Y es que en esta ocasión no hubo movilización de la militancia del PP ni autobuses gratuitos desde provincias.

Ciertamente en su mejor momento estas marchas objetivamente favorables a la continuidad de la acción de ETA, con el PP volcado en su organización, nunca llegaron a convocar más de unas 200.000 personas, según se ha documentado hasta la saciedad. Por otro lado está claro que un esfuerzo movilizador así no se puede mantener indefinidamente, y tras siete u ocho convocatorias en apenas tres años, el cansancio ha comenzado a hacer mella en los sectores menos fanatizados del rebaño. Esa deserción progresiva y la falta de apoyo político de enjundia, pueden acabar haciendo que, como decía antes, Alcaraz y la Corte de los Milagros que le rodea en la AVT huyan hacia delante y busquen refugio en las filas del fascismo político organizado fuera del PP. El perfil de quienes a pesar de todo continuan asistiendo a las marchas, sus cánticos, banderas, pancartas e himnos, así lo presagian.

Podría ser entonces que las manifestaciones de la AVT devinieran en un simple problema de orden público, a atajar por la policía sin complicidades ni debilidades. Porque realmente nunca hubo un millón de fascistas en la calle, pero sí puede ser que de aquí a pocos meses en Madrid queden algunas decenas de miles dispuestos a convertir en su nuevo Caudillo a un individuo que, por cierto, guarda un extraño parecido psicológico y físico con el original: al igual que Franco, Alcaraz es un ser tímido, apocado, falto de preparación, tozudo y rencoroso, de corta estatura física y voz atiplada. Demasiadas coincidencias.

sábado, 24 de febrero de 2007

Gastronomía basura

El jueves pasado al mediodía se me ocurrió ir a picar algo a Mikel Etxea, una "taberna vasca" que hay en la calle Ferran, entre La Rambla y plaza Sant Jaume.

Hacía como un año que no había entrado, y lo recordaba como un sitio donde se podían comer aceptables pinchos al estilo vasco. Me encontré con cambios brutales, aunque la decoración del local mantiene, eso sí, la pinta estandarizada de "sitio vasco".

De entrada, cuando le pedí un txacolí a la chiquita filipina que me ha atendió, la pobre tuvo que ir a preguntarle a su jefe (chino) qué diablos era eso, tras haberme señalado interrogativa un pincho de chorizo y haberle dicho yo que no, que "es para beber, vino blanco". Su jefe tuvo que descorchar la botella; ella lo intentó con ganas, pero no fue capaz.

En cuanto a lo que sirven para comer, la cosa está en la paella prefabricada, las patatas bravas con salsa industrial, los boquerones en vinagre, etc etc. De eso no me dí cuenta hasta que estaba sentado en la barra, aunque en la entrada ya me mosquearon los cartelitos en "inglis" macarrónico anunciando esas supuestas exquisiteces. No faltaban los "típicos" barreños de sangría.

Es decir, los pinchos vascos han dejado paso en este local a lo que se entiende por "un bar de tapas para turistas". En justa correspondencia, la clientela era en el 95% turisteo europeo barato, incluidos algunos borregos británicos de los que presenciaron el partido Barça-Liverpool, y que llevaban ya tres días y dos noches borrachos paseando La Rambla y alrededores de pub inglés en pub inglés, haciendo breves paradas en hamburgueserías y "tabernas vascas" como Mikel Etxea.

Total, que comí dos pinchos, uno que era una especie de rollito mínimo de berenjena o suela de zapato (no llegué a discernirlo) , y el otro un pedacito de queso supuestamente Idiazábal fino como una hostia y pinchado con una cáscara de cebolla, una piel de tomate y no se qué más. Los dos pinchos y el txacolí, 8'45 euros. Simplemente un atraco.

No es este bar sólo. Todo el centro histórico de Barcelona y también de otras muchas ciudades peninsulares está lleno a reventar de este tipo de comederos "típicos". El personal que lo atiende es variopinto pero siempre inmigrante asiático (los contratos-basura es lo que tienen), y se caracteriza no ya por no ser capaces de atender en euskera o catalán, que eso sería pedir peras al olmo visto lo visto, sino por tener grandes dificultades para comprender el castellano.

En fin que las "tabernas" de supuesto origen vasco (de vasco en realidad sólo suelen tener el nombre y la decoración), son verdaderamente una ofensa para la gastronomía y la cultura vascas. Si yo fuera el consejero vasco de Comercio o el de Cultura, intentaría hacer algo para atajar este desprestigio.

Estos locales, por otra parte, suelen estar impecables desde el punto de vista sanitario, de limpieza etc, por lo que no hay motivo alguno para hacer intervenir al ayuntamiento respectivo. El problema es otro, es la imagen que se está dando de una cultura y de un país, y sobre todo el tipo de turismo que se está atrayendo.

viernes, 23 de febrero de 2007

23-F, Memoria de un golpe de Estado fracasado

Hoy hace 26 años que fracasó el golpe de Estado cívico-militar que intentó asesinar a la entonces naciente democracia española.

Casi tres décadas después, seguimos sin conocer oficialmente los nombres de los implicados en la extensísima trama civil del golpe, aunque todo el mundo que maneja una mínima información conoce un buen puñado de ellos.

En esa trama civil estaban implicados importantes personajes de la patronal empresarial, de las instituciones financieras, de los medios de comunicación, de la jerarquía de la Iglesia Católica española y de otros sectores clave de la "sociedad civil" de derechas. En sus memorias Alfonso Guerra alude directamente, entre otros personajes, a los sucesivos presidentes de la CEOE, Ferrer Salat y Cuevas.

Para vergüenza y escarnio de la democracia, el único civil condenado, a la irrisoria pena de dos años de cárcel, fue Juan García Carrés, antiguo jefe de pistoleros del Sindicato Único del Transporte franquista. Buena parte de aquella trama civil hoy apoya, se identifica, financia o milita directamente en el Partido Popular.

Y algunos de los guardias civiles asaltantes que huyeron por la ventana llevándose la caja registradora del bar del Congreso -según explica el periodista Miguel Angel Aguilar-, han llegado a mandos de la Benemérita institución.

jueves, 22 de febrero de 2007

Tribulaciones de una puritana

La retirada de la Ley contra el consumo de bebidas alcohólicas marca el final de facto de la carrera política de Elena Salgado, actual ministra española de Sanidad y Consumo, cuyo cese sólo parece que será diferido por la proximidad de las elecciones autonómicas y municipales de mayo.

En realidad los errores acumulados por la señora Salgado vienen de lejos y ya eran demasiados, y algunos tenían gravedad política muy significativa. En todo caso este proyecto de ley ha sido la gota que ha colmado el vaso, y la demostración más patente de que la señora Salgado se mueve en unos parámetros mentales sin relación con los propios de sus administrados. En democracia, para un político esa posición es insostenible a medio plazo. Las consecuencias por tanto no tardarán en alcanzarla.

Desde que Zapatero la colocó al frente de un ministerio en el que hay poco que gestionar, dado que la práctica totalidad de las competencias ejecutivas en materia sanitaria y de consumo están traspasadas a las Comunidades Autónomas desde hace años, Elena Salgado ha intentado lucirse creando leyes de alcance general en sintonía con la ola de puritanismo de clase media que nos invade, barnizado en su caso, eso sí, como supuesto progresismo; sin embargo, en el transfondo de esa mentalidad sólo hay la ideología reaccionaria y los intereses económicos de los neocons estadounidenses.

Fruto de esos planteamientos fue, entre otras no menos obtusas iniciativas, una Ley contra el consumo del tabaco que se pretendió consensuar socialmente, y que ante las dificultades y resistencias planteadas por consumidores, empresas y grupos políticos, la señora Salgado decidió sacar adelante manu militari. Lo consiguió, aunque aparte de crear conflictos innecesarios y de poner en bandeja al PP una ocasión de oro para atacar al Gobierno, la Ley no haya servido para nada. Desde su entrada en vigor, la reducción en el consumo de tabaco se cifra en apenas el 2% o el 3%, mientras continúa incrementándose el número de fumadores jóvenes y de mujeres; las horas laborales perdidas al prohibirse fumar en empresas y otros locales públicos y tener que hacerlo en la calle suman ya millones, pero en el 90% de los establecimientos de hostelería se sigue fumando igual que antes de la ley.

Ante el follón organizado, Elena Salgado optó por presentar su candidatura a la presidencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que debía renovar su máximo puesto ejecutivo en 2006; por fortuna para la sanidad mundial y desgracia de la española, la OMS prefirió a otra candidata y Salgado continuó al frente del ministerio. Luego, y seguramente con la intención de recuperar imagen, la señora ministra se lanzó a un absurdo y confuso pulso con una cadena de hamburgueserías de matriz española, a cuenta del tamaño y número de calorías de uno concreto de sus productos. Todo a beneficio de unas portadas en los medios que, sin embargo, lejos de favorecerla coadyudaban a su declive en la estimación pública.

Es en este contexto en el que se puso en marcha el proyecto de Ley contra el consumo de bebidas alcohólicas.

Escarmentada con la pantanosa experiencia de negociación de la Ley del tabaco, Salgado puso aquí la directa y pretendió sacar la ley contra el alcohol a puro huevo, sin tener en cuenta los intereses económicos, sociales y culturales afectados. El consumo de vino en España es parte fundamental no ya de una dieta consolidada desde hace miles de años y cuyos beneficios están reconocidos médicamente, sino de una idiosincrasia cultural y una mentalidad popular que trascienden las estrechas miras del neopuritanismo, por más que éste se pretenda moderno y avanzado. Las protestas fueron, lógicamente, masivas.

Vista la que había vuelto a liar, la señora Salgado pretendió endulzar el acíbar improvisando una estrategia comunicacional en la que el proyecto de ley se disfrazaba de "protección a los menores", intentando conectar así con la preocupación social ante el consumo desaforado de alcohol por los jóvenes especialmente durante los fines de semana, y cuya principal consecuencia, se dice, es la elevada siniestralidad y mortalidad en accidentes de tráfico.

Obviaba Salgado que los problemas de fondo que impulsan a los jóvenes a beber (y a consumir toda clase de estimulantes) y a matarse en las carreteras nada tienen que ver con el consumo responsable de vino, y sí con problemas como la falta de expectativas laborales y vitales, la desestructuración familiar, la adolescencia prolongada hasta más allá de toda lógica, el modo en que se les ha enseñado a vivir su ocio, y sobre todo, la inducción salvaje al consumismo de la que todos, especialmente los jóvenes, somos víctimas. Si en los diez últimos años en las carreteras españolas se han matado 50.000 personas y cientos de miles más sufren graves secuelas –y de ellos al menos la mitad son menores de treinta años-, no es por culpa de un vino que la mayoría de jóvenes por cierto ni prueba ni aprecia. El consumo de alcohol mayoritario entre los jóvenes remite más bien a los destilados solos o combinados, y a otras substancias de las que se habla poco; por alguna razón incomprensible, en un país donde menudean los controles de alcoholemia en las carreteras no hay controles específicos, al menos en el mismo número, que midan drogadicciones como el consumo de cocaína y de éxtasis.

Por otra parte sólo hay que poner la televisión unos instantes para ver cúal es en realidad el instrumento que está llevando la muerte y la desolación a tantas familias, aquél cuya masiva presencia publicitaria en los medios ha adquirido desde hace tiempo proporciones alienadoras hasta el agobio: automóviles cada vez más rápidos, potentes y asequibles, dirigidos a una clientela formada por conductores cada vez más jóvenes, inexpertos e irresponsables. Pero no hay campañas contra esa incitación verdaderamente criminal a un consumo que es, ya, la primera causa de muerte entre los menores de treinta años: según las estadísticas oficiales, en España el automóvil mata más jóvenes que todas las demás enfermedades juntas.

Ahora Salgado dice que se aparca la ley contra el alcohol porque ante la proximidad de las elecciones locales todo se politiza y no hay posibilidad de un debate sereno, pero que la "retomará" luego de los comicios. Sin embargo, parece más bien que después de mayo la señora Salgado no tendrá oportunidad de retomar nada, por suerte para todos.

martes, 20 de febrero de 2007

El disparate estatutario andaluz

Parece claro que a los andaluces la cuestión de la autonomía política no les quita el sueño. Al menos, es evidente que no les empuja a las urnas.

Apenas uno de cada tres andaluces (el 36%, exactamente) se ha sentido motivado para votar en el referéndum al que se ha sometido el proyecto de nuevo Estatuto para Andalucía.

De los que han votado, nueve de cada diez lo han aprobado (el 87%) y solo el 9’5% de quienes han acudido a las urnas ha votado en contra. Sobre censo, de cada 100 andaluces unos 30 han votado a favor del Estatuto (opción defendida por PSOE, PP e IU). En contra (opción defendida por los nacionalistas de todos los colores, singularmente el Partido Andalucista), ha votado aproximadamente uno de cada treinta andaluces; el fracaso del nacionalismo andaluz –un fenómeno político imitativo y totalmente exógeno a la región-, no puede ser más estruendoso.

También Chaves, el presidente andaluz, ha fracasado con rotundidad. Este Estatuto era su apuesta personal, y del grado de apoyo que obtuviera en las urnas dependía su fortaleza ante Rodríguez Zapatero. Chaves es el último de los barones territoriales del PSOE que conserva cuotas importantes de poder en el partido; no cabe duda de que vistos los resultados obtenidos, muy probablemente será por poco tiempo.

Resulta insoslayable la comparación con lo ocurrido tras la aprobación en referéndum del nuevo Estatut de Catalunya hace apenas unos meses. En aquella ocasión se criticó duramente el Estatut catalán, del que se dijo era una apuesta personal de un errático Maragall, quien habría embarcado a los catalanes en un proceso de reforma estatutaria innecesario. Se cuestionó las "malas compañías" (ERC) en las que supuestamente andaban los socialistas catalanes tanto en el Gobierno autónomo como en la redacción del Estatut. Se cuestionó incluso la legitimidad del producto final, por haber acudido a las urnas del referéndum "sólo" el 49% de los electores catalanes (trece puntos más que los votantes habidos ahora en el referéndum andaluz, sin embargo). Y en fin, se satanizó su contenido aún después de haber sido convenientemente "cepillado" en Las Cortes según acreditadas técnicas de ebanistería política.

Hay que dejar constancia de que una de las voces solistas más insistentes y sobresalientes en el coro de descalificaciones y en la exigencia de responsabilidades, incluida la recomendación al President catalán, Pasqual Maragall, para que no optara a la reelección, fue precisamente la de Manuel Chaves, presidente andaluz y último barón territorial socialista con poder.

Y sin embargo todo eso no ha sido óbice para que casi a renglón seguido Manuel Chaves se embarcara en la redacción de un nuevo Estatuto de autonomía para su región, que nadie en Andalucía le había pedido. Tampoco ha sido obstáculo para que "su" Estatuto contenga cuarenta artículos literalmente copiados del texto "rompedor de España" e "insolidario" que era el Estatut catalán, ni para que el socio preferente en el proceso de redacción y aprobación del Estatuto andaluz haya sido nada menos que el Partido Popular, la extrema derecha española. Hay que recordar que el PP ha llevado al Tribunal Constitucional, entre otros, doce artículos del Estatut catalán que literalmente están en el Estatuto andaluz, al que si embargo ha dado apoyo total.

En síntesis, el proceso andaluz ha dejado patente la absoluta falta de coherencia de los ultraderechistas y de su aliado en este lance, Chaves.

Una campaña anodina y plana, abordada por los partidos como un trámite insustancial apenas aprovechado para presentar candidatos a las próximas elecciones municipales, culminó esta colección de despropósitos y ha servido de prólogo a una jornada electoral que, como no podía ser de otra manera, marca un hito en la historia de la abstención en los procesos electorales andaluces.

Tras la jornada del 18 de febrero queda claro que en Andalucía puede interesar la autonomía administrativa, que ciertamente ha llevado algunas mejoras a la vida cotidiana de la gente -aunque bastantes menos de las que ha aportado la inversión del Estado-, pero la autonomía política es algo conceptualmente ajeno a la mentalidad política andaluza. Manuel Chaves ha intentado encastillarse como barón territorial apelando a un sentimiento inexistente, y lógicamente ha fracasado. Algunas de sus proclamas electorales han sido patéticas: en televisión se le ha visto gritar en un mitin que "los catalanes han tenido el Estatuto que les ha dado la gana, y los andaluces vamos a tener el Estatuto que nos dé la gana". Ocurre que Manuel Chaves trabajó, y mucho, para dejar en cueros el Estatut catalán, y que encima se ha permitido luego clonar el texto y apropiárselo para su región. Los andaluces, que son un pueblo antiguo y sabio, han tomado nota de tantas contradicicones y despropósitos.

Tras el descalabro personal sufrido por el presidente Chaves con el referéndum de su Estatuto, el PSOE andaluz debería comenzar ya a buscar otro candidato para las autonómicas andaluzas del año próximo, en estricta aplicación de la doctrina que el propio Chaves diseñó y pregonó para Pasqual Maragall. Solo hace unos meses que Chaves y otros tenores políticos y mediáticos a izquierda y derecha tronaban contra el anterior President catalán cuyo defenestramiento exigieron sin rebozo: "Maragall debe hacer frente a sus responsabilidades por tanto disparate, y no volver a presentarse", se dijo entonces.

Pues bien, ha llegado el momento en que Manuel Chaves se aplique el cuento y abandone la política. Antes de que Zapatero le eche.

domingo, 18 de febrero de 2007

La mirada de Pilar Manjón

Durante la primera sesión del macrojuicio contra los ejecutores del 11-M, Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, estuvo persiguiendo con la mirada a los encausados, expuestos tras el cristal blindado de la pecera en la que permanecen. Dijo Manjón más tarde que quería que los acusados se quedaran con su cara hasta soñarla por las noches, y ser así su peor pesadilla para el resto de sus vidas. Ninguno de ellos fue capaz de sostenerle la mirada, y todos terminaron agachando la cabeza o mirando hacia otro sitio.

Pilar Manjón es una mujer aún joven, a pesar de que el dolor vivido durante estos tres años la haya avejentado de manera considerable. Perdió un hijo casi adolescente en uno de aquellos trenes, y lo que probablemente sea aún peor, ha tenido que oír insultos y disparates asombrosos; frases como "métete a tu hijo por el culo" se la han gritado personas que dicen manifestarse contra el terrorismo y apoyar a las víctimas. Se conoce que incluso entre las víctimas del terrorismo hay clases y distingos, y aquellos cuyos deudos no sirven fielmente los dictados del Partido Popular no solo son víctimas olvidables, sino que su destino debería ser que sus allegados se los metieran por el culo; cosas de la mentalidad jurásica de la derecha española.

Funcionaria del Estado, Manjón trabajaba como personal civil en el ministerio de Defensa. Allí la recuerdan sus jefes uniformados como una mujer de armas tomar y una sindicalista líder, de carácter enérgico y firmes convicciones de izquierdas. Y sin embargo también la tenían por una persona con la que tras una reunión de negociación a cara de perro, se podía ir a tomar unas cañas de cerveza de modo distendido y amigable.

En los tres años transcurridos desde el 11-M, a Manjón han intentado hacerle de todo. Incluso tiene que llevar escolta permanente, porque recibe amenazas de muerte de las que hay que tener en cuenta. Aparte del acoso en la calle, el PP le llegó a organizar una asociación de víctimas del 11-M paralela y en plena sintonía con la AVT de Alcaraz. Pero Pilar Manjón ha resistido a todo, parapetada tras sus ojeras de Madre Coraje y enlutada para siempre por dentro y por fuera.

Su comparecencia en la Comisión parlamentaria de investigación del 11-M marcó un antes y un después. Había que ver a Zaplana, el portavoz parlamentario del PP, jugueteando nervioso con el bolígrafo o fingiendo leer el periódico durante su intervención, para darse cuenta de que los missiles que iba lanzando Pilar Manjón daban en el blanco uno a uno.

El juicio está por fin en marcha, y Manjón ya puede taladrar con su mirada a los acusados. Pero estoy seguro de que las miradas más demoledoras se las reserva esta mujer para un día que sin duda llegará, aunque pueda tardar todavía algunos años; aquél en el que se sienten en el banquillo de los acusados los verdaderos responsables de cuanto ocurrió antes y después del fatídico 11 de marzo de 2004.

Un día la mirada de Pilar Manjón se posará sobre los ojos de Aznar, Acebes, Zaplana, Rajoy y algunos otros ilustres compinches, como la peor condena que éstos puedan recibir.

viernes, 16 de febrero de 2007

El científico y el Inquisidor

Oigo en COM Ràdio una entrevista a Bernat Soria, científico de renombre mundial y uno de los investigadores de avanzada con las famosas células madre. Soria es un hombre tranquilo, sin urgencias ni fijaciones que no sean su trabajo; un tipo de tan buen fondo que es incapaz de hablar mal de nadie, ni siquiera de los aberrantes politicastros que pretendieron liquidar su carrera hace menos de una década.

Bernat Soria trabaja para acabar con la diabetes. Dice que hoy día la diabetes está bien controlada, y que en sí ha dejado de ser un azote para la Humanidad. El problema siguen siendo las enfermedades asociadas a ella, que continúan provocando fallos renales, infartos y embolias, y la degeneración del sistema circulatorio. El secreto sigue radicando en el páncreas.

En 1999 Soria y su equipo habían obtenido notables resultados en experimentos con ratones, empleando células madre en el tratamiento de animalitos diabéticos. Se planteaba el salto hacia el tratamiento de miembros de la especie humana que adolecen de esa enfermedad, tratándoles experimentalmente mediante la técnica probada en los ratones. Fue entonces cuando a Soria le llegó el mazazo, propinado por el ministerio de Sanidad de entonces. Contaba Bernat Soria en la radio que el entonces número dos de ese ministerio le advirtió de que le iban a abrir un expediente, cuyas consecuencias finales no podían ser otras que la expulsión de Soria de su cátedra y la prohibición de su trabajo en España: al parecer Bernat Soria estaba a punto de profanar el territorio sagrado custodiado por la superstición religiosa y la estulticia de un gobierno que llamándose a sí mismo "popular", prefería ver a sus ciudadanos enfermos convertidos en cadáveres antes que curados por métodos científicos que les destripan las supercherías en las que basan el control ideológico sobre tantas mentes.

Como tantos otros científicos anteriormente, Soria tuvo que exiliarse de España -¡En 1999!-, y aconsejado por amigos y colegas se fue a Singapur, cuyo Gobierno puso a su servicio medios de ensueño para alguien acostumbrado a las penurias de la ciencia española. Desalojados del poder aquél atajo de carcas oscurantistas en 2004, Bernat Soria regresó a casa y con el apoyo de los gobiernos autónomos de Catalunya y Andalucía ha reemprendido su trabajo con su equipo de antes y con gente nueva que se incorpora a esa lucha por una vida mejor para todos.

Cuando Soria habla de su entrevista con el amenazante señor Inquisidor en aquellos días de 1999, lo hace sin manifestar siquiera una pizca de rencor; dice que le fastidia un poco el tiempo perdido en aquellos dimes y diretes, pero nada más.

Al cabo los científicos son gente con altura de miras, y además, están acostumbrados a tratar con ratas.

jueves, 15 de febrero de 2007

El "efecto Ceaucescu". Por qué fracasó el 11-M

El 22 de diciembre de 1989, hubo en Bucarest, la capital de Rumanía, una gran concentración popular ante el palacio presidencial. Como en ocasiones anteriores, se trataba simplemente de un montaje del régimen comunista a mayor gloria del dictador Ceaucescu. Decenas de miles de personas debían aclamar disciplinadamente al Conducator mientras éste les saludaba tras haberles propinado uno de sus discursos; la rutina de las manifestaciones populares de adhesión estaba, como en toda dictadura, perfectamente establecida.

Sin embargo aquella mañana resultó distinta. Mientras hablaba desde el balcón, Ceacescu comenzó a hacer gestos de extrañeza; hasta él llegaba el eco de algunos gritos, primero aislados, luego en número creciente. Desde la distancia no podía oír lo que decían, pero aquello sonaba tan diferente a lo que estaba acostumbrado en ocasiones semejantes, que un instinto natural le hizo abandonar precipitadamente el palacio. Tenía razón en huir Ceacescu, porque inmediatamente estalló una revuelta en todo el país; apenas unos días después, él y su mujer eran ejecutados.

¿Qué había pasado? Sencillamente, Ceaucescu cometió un error de cálculo. En 1989 el bloque soviético había dejado de existir, tras una cadena de rápidos cambios de régimen en toda la Europa del Este, salvo precisamente en Rumanía y Yugoslavia. El dictador rumano no hizo caso y creyó que su poder estaba garantizado, sin darse cuenta de que en su país el fermento del cambio político se aunaba con el creciente descontento popular por la situación de pobreza en que vivían los rumanos. Era una combinación explosiva y letal.
Ceaucescu creyó seguir controlando todos los resortes, y por eso se regaló una manifestación de adhesión popular –una más, en apariencia- sin darse cuenta de que estaba convocando su propia ejecución. En suma, el resultado finalmente obtenido por el dictador rumano fue exactamente el contrario del buscado.
Exactamente eso fue lo que ocurrió en España durante las jornadas que van del 11 al 14 de marzo de 2004.
Los antecedentes están claros. Hoy sabemos que el 11-M fue pensado, planificado y ejecutado para que fuera un gran atentado de masas, una masacre indiscriminada que alcanzara la mayor repercusión posible. Sabemos quiénes lo llevaron a cabo, y sabemos el modelo en el que se inspiraron: los atentados del 11 de septiembre de 2001.
También sabemos que el 11-S tuvo en EEUU dos efectos concretos y casi instantáneos. Uno en el plano interno: garantizar la adhesión acrítica y mayoritaria de la población estadounidense a su régimen actual (el neoconservadurismo encarnado por la Administración Bush), y el otro en el externo: servir de excusa para una política exterior norteamericana agresivamente imperialista y basada en la lucha por el control de recursos energéticos estratégicos.
Cabe preguntarse si esos efectos son casuales, o responden más bien a estrategias planificadas cuya intención ha sido precisamente obtenerlos. No parece muy lógico que quienes supuestamente concibieron esa tragedia sean tan lerdos como para no percibir que su acción iba a tener consecuencias tan radicalmente contrarias a los intereses que dicen propugnar, los del mundo árabe-musulmán; la población estadounidense rápidamente se unió en piña en torno a su gobierno, y poco tiempo después el ejército norteamericano invadió a sangre y fuego parte del mundo musulmán, lo que era perfectamente previsible que ocurriera.
En realidad, cada vez es más evidente que esos efectos y consecuencias responden a un plan muy meditado, y concebido precisamente para reforzar el poder imperial USA en el mundo y no para destruirlo.
Un principio conocido desde hace tiempo nos dice que los atentados de masas no derriban gobiernos, al contrario: los refuerzan. El miedo a la agresión exterior, sobre todo si tiene carácter terrorista, une a los ciudadanos en torno a aquellos que desde el poder pueden garantizar su seguridad. Los ejemplos son infinitos. En esas condiciones, las llamadas a la unidad nacional y la exacerbación del patriotismo se convierten en instrumentos generadores de consenso colectivo, mediante el cual es fácil emprender recortes legales a las libertades públicas en nombre de la seguridad nacional. Subordinada la legalidad a la seguridad, el axioma de que para garantizar dicha seguridad interna hay que controlar "manu militari" cualquier lugar del planeta desde el cual pueda ser atacada, se desprende casi por sí solo y sin mayor esfuerzo. A partir de ahí, los usos diplomáticos, las instituciones internacionales e incluso la existencia física de cualquier otro gobierno que no acepte plegarse a esa teoría y a sus consecuencias, se convierten en obstáculos a superar, o como poco, en un fastidio al que hay que marginar.
Las formas operativas mediante las cuales se aplican estas estrategias tienen una importancia política relativa. En última instancia, estamos ante tramas complejas en las que los inspiradores probablemente poco o nada tienen que ver directamente con los ejecutores; unos y otros están en los extremos de una misma cadena, pero no tienen por qué encontrarse necesariamente en contacto directo. La manipulación e incluso la creación de grupos terroristas o de unidades especiales militares capaces de llevar a cabo esta clase de acciones, es algo ya viejo y probado. Seguramente, muchos miembros de grupos terroristas e incluso la mayoría de sus dirigentes se sorprenderían si supieran quién y desde dónde maneja realmente los hilos de su organización.
El problema surge cuando se intenta aplicar miméticamente el esquema descrito en cualquier país y bajo cualquier circunstancia, sin tener en cuenta que al ser otras las variables y actuar como si fueran las mismas, la respuesta finalmente obtenida puede ser diferente y aún opuesta a la apetecida (algo que conoce perfectamente cualquier alumno de Ciencias que se enfrenta a un experimento). Este fue el error monumental cometido en España.

La premisa es: el 11-M debía servir para que España se implicara de hoz y coz y por consenso popular en la "Cruzada antiterrorista mundial", liderada por la Administración Bush. Para ello hacía falta un estímulo contundente, que sacudiera la población española hasta los cimientos más íntimos de cada persona. Un gran atentado terrorista que llevara a los españoles a cerrar filas tras su gobierno del momento, y en definitiva, tras EEUU, país con cuya política exterior ése gobierno se identificaba de modo servil.
El candidato natural para ejecutar ese atentado no podía ser otro que ETA. La organización terrorista vasca es, desde hace cuarenta años, el referente español en materia de terrorismo. Ningún otro grupo ha tenido su duración histórica ni ha calado tan hondo en la conciencia de los españoles como símbolo de terror. Ciertamente las masacres de población civil que ha producido ETA –caso del atentado de Hipercor en Barcelona- han sido siempre "daños colaterales", no buscados directamente por los ejecutores. Pero en una organización de esas características, nunca puede excluirse que toda o una parte de ella decida en cualquier momento dar un salto cualitativo y pasar directamente al terrorismo de masas.
En diciembre de 2003 parecía que ese paso se había dado, cuando según se dijo oficialmente ETA intentó volar un tren dentro de la estación madrileña de Chamartín. Más tarde, poco antes del 11-M, se produjo la detención de dos miembros de esa organización cuando viajaban rumbo a Madrid en una furgoneta donde llevaban media tonelada de explosivos; se dijo también entonces –apareció así en la prensa escrita- que se les intervinieron planos de una zona próxima a Madrid llamada Corredor del Henares....donde el 11-M tendrían lugar los atentados contra los trenes.
Y sin embargo, hoy está perfectamente probado que los atentados del 11-M los llevó a cabo un grupo de terroristas islamistas y no ETA. Pero el 11 de marzo de 2004 mucha gente, incluido el gobierno español que entonces presidía José María Aznar, creyó o quiso creer, según casos, que la autoría de la matanza correspondía a ETA. Aunque a primera hora de la mañana era lógico pensar así, la investigación policial llevó a que la misma tarde del 11-M se disiparan ya todas las dudas sobre la autoría del crimen. Y sin embargo el gobierno español insistía en que el atentado era obra de ETA, al punto de comprometer al Consejo de Seguridad de la ONU en una condena formal de esa organización como autora del atentado, en una maniobra que naturalmente contó con el apoyo de los EEUU.
Entre el 11 y el 14 de marzo fue tal la insistencia del gobierno Aznar en la autoría de ETA, que desde la oposición política, algunos medios de comunicación y de modo creciente, desde la calle, se comenzó a decir que parecía que el gobierno estaba esperando o incluso deseando un atentado de ETA; un gran atentado de ETA, para ser más preciso. Si éste se producía, vendría, en definitiva, a justificar el alineamiento del gobierno español de entonces con la política antiterrorista mundial de EEUU, y con seguridad daría la mayoría absoluta al Partido Popular (PP) de Aznar en las elecciones del 14 de marzo, remontando los datos de las encuestas reservadas, que hasta ese momento arrojaban un empate técnico entre el PP y el PSOE con ligera ventaja para este último. Lo expresó claramente Arriola, el principal experto electoral del PP, el mismo día 11 de marzo, en conversación con Mariano Rajoy: si el atentado era obra de ETA, el PP tenía la mayoría absoluta garantizada en las elecciones del día 14, pero si eran los islamistas u otros, perderían.
Que una ETA muy golpeada y debilitada por la colaboración policial francesa hubiera entrado en proceso de descomposición interna, de modo que una parte de sus miembros más "duros" estuviera dispuesta a iniciar una política de atentados indiscriminados, era una posibilidad muy real en marzo de 2004 e incluso un tiempo antes.
Pero ETA no fue la autora de la voladura de los trenes en Madrid el 11-M.
¿Por qué ETA no llevó a cabo ese atentado? Las razones son diversas, pero todas decisivas incluso tomadas de una en una:
Primero, porque ETA ya no estaba en condiciones operativas para desarrollarlo.
Segundo, porque a consecuencia de él, la organización iba a romperse y quizá a desaparecer.
Tercero, porque por su causa su base social iba a dividirse, enfrentarse y disminuir de manera irrecuperable.
Cuarto, porque hubiera cerrado definitivamente cualquier puerta a una negociación con el Estado español que permitiera al terrorismo vasco un final pactado.
Y quinto y último, porque habría dejado a ETA sin los ya escasos apoyos exteriores de que dispone, cegándole para siempre la posibilidad de acceso a cualquier clase de foro internacional.
Y sin embargo, Aznar y su gobierno esperaban (¿deseaban?) un atentado de ETA en las jornadas previas a las elecciones del 14 de marzo. Tal vez conocían la existencia de preparativos para un atentado sin saber quién lo preparaba. Tal vez, simplemente, alguien de toda su confianza les había convencido de que habría un atentado muy importante, y ellos dedujeron por su cuenta que sólo podía ser ETA la autora.
Obcecación, sin duda. Pero también irresponsabilidad y cálculo político.
A pesar del atentado del terrorismo islamista contra intereses españoles en Casablanca, Marruecos, ocurrido en 2003, el gobierno español continuó sin tomar en serio la amenaza islamista radical, probablemente porque de haberlo hecho, al implementar medidas policiales visibles hubiera estado dando a entender que la política exterior aznarista podía tener un elevado precio en sangre para los españoles. Cosa que evidentemente habría incrementado el rechazo de una población ya muy sensibilizada (el 90% se manifestaba en contra de la participación de España en la guerra de Irak); el coste político que habría debido pagar ése gobierno habría sido altísimo.
Con todo, cuando en la mañana del 11 de marzo reventaron cuatro trenes de cercanías en Madrid, la tipología y magnitud de la bestialidad cometida desbordó con seguridad cualquier cálculo previo. El atentado superaba cuanto razonablemente podía esperarse que sucediese en España en materia de atentado terrorista. No había precedentes, tanto por la dimensión de la masacre como por la indiscriminación de las víctimas y la adscripción social de éstas.
Llama la atención, por cierto, que se escogieran precisamente como objetivos trenes de cercanías de la periferia obrera madrileña en hora punta. ¿Por qué no se hizo por ejemplo en una discoteca de moda como ocurrió en Bali, o en un estadio de fútbol repleto de un público interclasista como a posteriori se ha intentado según se nos ha dicho?.
Sencillamente porque el atentado del 11-M tiene un contenido clasista y antipacifista evidentes. Se trataba de golpear con la mayor dureza a quienes más contundentemente se habían opuesto –en manifestaciones y en las encuestas- a la Cruzada antiterrorista lanzada por la Administración Bush: las clases trabajadoras españolas. Se quería hacerles adjurar de su "error". El mensaje que transmitía el atentado era: ¿Véis como el terrorismo es un problema que nos alcanza a todos, incluso a quienes estáis en contra de nuestros métodos para acabar con él?.
Como correlato, el gobierno español intentó ponerse a la cabeza de la ola y rentabilizar políticamente el sentimiento popular de horror e indignación desencadenado por el atentado, convocando manifestaciones de repulsa en todo el país para la tarde del 12 de marzo. Se buscaba la adhesión a las tesis gubernamentales y que el pueblo cerrara filas en torno a su gobierno. Pero la reacción que obtuvieron fue en sentido contrario: como Ceacescu en su balcón, los dirigentes del PP hubieron de soportar los gritos y los insultos de una ciudadanía irritada que exigía saber quiénes eran los responsables de la masacre.
Los que creían que lo lógico era que los españoles reaccionaran como los norteamericanos, cerrando y estrechando filas en torno a su gobierno, se equivocaron grandemente, y ello por las siguientes razones:
Primero, porque el pueblo español mantiene desde hace tiempo una profunda conciencia antibelicista, fruto de experiencias pasadas (significativamente, de la Guerra Civil española).
Segundo, porque la identificación sumisa con la política exterior norteamericana cuadra mal con la conciencia de un pueblo que desde 1898 recela de USA, país del que además sabe que contribuyó de modo decisivo a la consolidación y sostenimiento de la dictadura franquista.

Tercero, porque España no ha tenido desde hace siglos contencioso ninguno con la globalidad de los países árabes ni con el mundo musulmán. Además, la puntual aventura imperialista española en Marruecos a principios del siglo XX supuso tal baño de sangre para las clases populares españolas, que quedaron bien escarmentadas de que su país participara en empresas semejantes.
Cuarto, porque la no existencia entre los españoles de una sólida conciencia de superioridad racial en relación con otros pueblos, evitó que la responsabilidad del atentado se atribuyera de modo extensivo y genérico a "los moros", y por extensión a todos los musulmanes.
Quinto, la circunstancia de que un tercio de los muertos y heridos en los trenes de Madrid eran inmigrantes extranjeros, entre ellos muchos de cultura y religión islámica y la mayoría de estos de origen marroquí, neutralizó el hecho de que los autores del atentado fuesen asimismo marroquíes.
Sexto, porque las gigantescas manifestaciones populares contra la guerra celebradas la primavera anterior habían difundido entre los españoles una fuerte conciencia de globalidad positiva y solidaridad internacional, sentimientos fortalecidos por las horribles imágenes de muerte y destrucción ocasionadas por la invasión de Irak, imágenes que aquí, a diferencia de EEUU, sí pudieron verse en televisión.
Y séptimo, porque la acumulación de errores, mentiras, engaños y manipulaciones desplegados por el gobierno del PP desde el 2000 en multitud de casos ya célebres (Gescartera, "invisibilidad" de la huelga general, Prestige, Yak-42, guerra de Irak...), liquidó cualquier credibilidad que hubiera tenido anteriomente entre el común de la ciudadanía.
En marzo de 2004, el PP sencillamente no estaba en condiciones de llamar al conjunto del país a cerrar filas en torno a su gobierno. El crédito se les había agotado con acciones como la famosa entrevista en Televisión Española un año antes, en la que Aznar, mirando fijamente a la cámara, exhortó a todos los españoles a creer en su palabra cuando afirmaba que el Irak de Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva, y ello cuando ya era público y notorio gracias a los investigadores de la ONU que dichas armas no existían.
En resumen, el 11 de marzo de 2004 vino simplemente a confirmar que el país estaba en manos de un atajo de embusteros ventajistas, y que las elecciones del 14 de marzo eran la ocasión para echarlos fuera del gobierno y aún de la política.
Si la concepción de la acción terrorista del 11-M partió del gobierno de los EEUU, de una parte de él o del poder realmente existente en ese país -el todopoderoso complejo militar-industrial, contra el que ya advertía Eisenhower en los años cincuenta, ahora en versión "neocon" aún más extremista y rapaz si cabe-, y si su despliegue corrió por cuenta de una agencia oficial de "servicios especiales" o fue un encargo a "empresas del terror" de carácter privado, probablemente no lo sabremos nunca. Sabemos, eso sí, quiénes fueron sus ejecutores directos –el terrorismo islámista-, y quiénes fueron los irresponsables que intentaron aprovecharse políticamente de ella: Aznar, su gobierno y su partido.
De todos modos, es obvio que quienes intentaron forzar una mayor identificación de España con las tesis antiterroristas de EEUU –y no tuvieron reparo en desencadenar una matanza de las características y proporciones como la que tuvo lugar en Madrid-, no actuaron tanto por beneficiar a un gobierno satélite cuanto en función de sus propios intereses estratégicos y globales; el sacrificio de tantos seres humanos debía haber convencido a los españoles de la bondad de las posiciones "antiterroristas globalizadoras" de la operación "Libertad Duradera" y sus prolongaciones presentes y futuras.
Y sin embargo, es sabido que el resultado que obtuvieron fue, como en el caso de Ceaucescu, exactamente el contrario al que aspiraban. El pueblo español, como en su momento el pueblo rumano, reaccionó valientemente contra engaños y manipulaciones. Si a los rumanos les movió en 1989 el hambre, el frío y el ansia de libertad, a los españoles en marzo de 2004 les empujó, a la calle primero y luego a las urnas, un ansia de justicia y de dignidad que ningún poder pudo detener.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Pere Casaldàliga en Internet

Encuentro en Internet la página de Pere Casaldàliga, obispo emérito de Sao Félix de Araguaia, en plena Amazonia. Casaldàliga es desde hace décadas la voz de los pobres en Brasil y piedra de escándalo para una Iglesia católica amancebada con los poderosos de la Tierra. Corro a poner un enlace entre los recomendados de Aventura en la Tierra.

A sus casi ochenta años, Pere Casaldàliga está viejo, enfermo y frágil, pero aún conserva el porte de aristócrata quijotesco y un fuerte acento catalán, y sobre todo una lucidez intelectual y una claridad de ideas que deslumbran. En la página hay enlaces a sus libros y artículos, a sus poemas y a sus escritos de todo tipo; vale la pena conocerlos.

Si los santos existieran, ninguno podría presentar mejor currículum que Casaldàliga para optar al título.

martes, 13 de febrero de 2007

No estamos solos

Mucho ha llovido desde que Charles Darwin introdujo el concepto de evolución como eje exclusivo sobre el que giraba la existencia de vida orgánica en la Tierra. Ha costado tiempo y esfuerzo, pero parece que por fin toda la comunidad científica que merece tal nombre ha asumido el evolucionismo como hecho incontestable. El secreto de la vida radicaría probablemente en el perpetuo ir hacia adelante ensayando diferentes soluciones, que dicho sea de paso es una teoría que se comparece perfectamente con el mito del progreso indefinido, tan caro al positivismo científico burgués del siglo XIX.

Sin embargo ya desde los tiempos de Darwin se fue extremadamente cuidadoso con el asunto de la evolución humana, tratando de dibujar un perfil evolutivo propio para esta especie que de algún modo estuviera dotado de "sentido", cuando no de "intencionalidad". No es necesario recurrir al posterior maridaje entre darwinismo y ciertos sectores cristianos para detectar la preocupación existente entre muchos científicos –incluso entre los más ortodoxamente darwinistas, y por tanto ateos- por trazar un modelo evolutivo propio para el hombre que salvaguarde su posición como rey de la Creación, incluso después de haber negado toda intervención divina en la existencia del Universo.

En resumidas cuentas, así como para las otras especies animales se admite la evolución en múltiples direcciones, con resultados que no permiten establecer jerarquías entre ellos –se habla incluso de la posibilidad de regresiones evolutivas-, en el caso del Hombre no hay cabida para la duda: el frondoso árbol de los homínidos habría sido macheateado rama a rama a lo largo de millones de años por un Destino Manifiesto hasta dejar una sola, la que conduce directamente a nosotros. Quedarían pues apartados de nuestra genealogía –que no de cierto parentesco- tanto los homínidos extinguidos como los primates actuales; nosotros seríamos sapiens sapiens, únicos en nuestro género, reyes y señores subidos a la cúspide de la evolución, en la que permaneceríamos mientras siga brillando el Sol.

Y sin embargo, las últimas investigaciones científicas van probando que todo eso son tonterías y fantasías egocéntricas de calibre similar a sostener en público que hubo un Dios creador que hizo el Universo en seis días, y que nosotros, por especial benevolencia suya, fuimos fabricados aparte.

Hasta fecha muy reciente, por ejemplo, se consideraba a los neanderthal como una "raza" precursora de la nuestra pero no emparentada con nosotros, los sapiens o como se decía en mis tiempos de adolescente aficionado a la Paleontología, los cromagnon. Sin embargo cada vez son mayores las pistas que conducen a creer que hubo un cruce entre esos dos troncos precursores y que tal vez nosotros seamos producto de esa fusión, de la que empiezan a haber evidencias importantes más allá del famoso cráneo infantil de Portugal.

Con todo algo humano se les ha reconocido siempre a los pobres neanderthal, en la medida en que desde hace casi dos siglos se conocen innumerables muestras de su cultura material, comenzando por una amplísima y trabajada industria lítica. Tradicionalmente se ha considerado que la frontera entre el humano y el animal reside precisamente en que sólo los humanos hemos sido capaces de fabricar utensilios y por tanto, de tener una cultura material. La inteligencia, cualidad supuestamente privativa de los seres humanos, se manifestaría precisamente en la capacidad para fabricar instrumentos; allá donde haya un utensilio ha habido un ser humano, ha sido hasta fechas recientes la doctrina dogmática de los paleontólogos.

Pues al parecer todo este andamiaje se viene abajo sin remedio. Ya hace tiempo que en investigaciones desarrolladas en Africa se descubrió que los grandes monos no sólo tienen organizaciones sociales complejas, sino que son capaces de vivir comportamientos muy "humanos" en el seno de esos grupos. También hace años que se comprobó la utilización por chimpancés de piedras o ramas, pero esos usos se consideraban esporádicos y en todo caso realizados a partir de elementos no fabricados por el primate; se admitía que si a ciertos monos especialmente espabilados se les daba un hacha de piedra, por ejemplo, podrían llegar a saber usarla convenientemente, aunque jamás serían capaces de fabricar una réplica.

Resulta que esto tampoco es así. Julio Mercader, un investigador de la Universidad de Calgary (Canadá) de origen español, acaba de demostrar que no sólo hoy día hay chimpacés capaces de usar herramientas líticas, sino que hace miles de años ya las usaban y lo que es más impresionante, las fabricaban sin necesidad de imitar a un humano.

La industria lítica estudiada por Mercader se hallaba en un yacimiento de Costa de Marfil, y ha aparecido asociada a restos de frutos habituales en la alimentación de los chimpancés pero no en la humana. El paleontólogo se refiere al uso de esos útiles en "tecnologías percusivas", que permiten romper la cáscara para hacerse con el fruto. El conocimiento técnico de los cascadores era tan exquisito, que según Mercader aplicaban percutiendo "fuerza de comprensión de más de mil kilogramos. Y la idea es romper la cáscara sin deshacer el interior del fruto, algo que no es fácil" (sic). Efectivamente, no es fácil, y requiere pensar bien la acción antes de ejecutarla, seleccionar el instrumento más adecuado para llevarla a cabo, y desarrollarla por fin con precisión y limpieza. Mercader está hablando de un yacimiento de hace 4.300 años.

Estamos pues ante unos animales "no humanos" capaces de desarrollar una cultura material legada generacionalmente, lo que implica procesos de aprendizaje y transmisión de conocimiento pautados. ¿Hacia adónde puede evolucionar eso? ¿Hay límites o sólo es cuestión de tiempo?. Si los humanos no somos los únicos capaces de cascar una nuez correctamente, ¿por qué otras especies no podrían acabar haciendo en el futuro las mismas tareas que nosotros u otras distintas?.

Habrán más sorpresas relacionadas con los grandes monos, y van a ir más allá de la posesión de cultura material. Una que ya es conocida por la comunidad científica, pero de la que se ha hablado muy poco: en Africa central hay comunidades de chimpancés que entierran a sus muertos. Y esto es sólo el principio.

lunes, 12 de febrero de 2007

Del turismo irresponsable y sus consecuencias

El asesinato a pedradas de dos turistas italianas en Cabo Verde acaba de poner sobre la mesa un problema con tintes muy preocupantes, y cuyos efectos comienzan a notarse en muchos destinos turísticos ubicados en países del Tercer Mundo.

Probablemente haya sorprendido a muchos que un hecho así pueda tener lugar en un país donde no existen conflictos internos aparentes, y en el que la población es pacífica y amistosa con los extranjeros. De algunos años hacia aquí, Cabo Verde recibe un número considerable y en crecimiento de turistas jóvenes europeos atraídos por el sol, la playa, el surf y los precios baratos. De hecho, la industria turística constituye ya parte fundamental de la economía caboverdiana, y las divisas de los turistas permiten a una parte de la población local unos ingresos muy superiores a los de aquellos compatriotas que siguen dedicándose a las dos actividades tradicionales de los caboverdianos, que son la pesca y la inmigración.

Sobre el papel nada parecía pues presagiar un estallido de violencia como el que nos ocupa.

Ocurre sin embargo que toda Africa es hoy un barril de pólvora. Miles de jóvenes africanos se lanzan al Atlántico en frágiles embarcaciones, dispuestos a cumplir un sueño quimérico –llegar a Europa y participar en el banquete del bienestar- o a morir en el intento. La desesperación de una juventud sin más horizontes que la inmigración al lejano continente donde viven los blancos o el trabajo servil atendiendo a esos mismos blancos cuando disfrutan de sus vacaciones, empieza a hacer mella en la manera en que muchos africanos miran el mundo. La tradicional ingenuidad africana frente a los blancos y la admiración que sienten por nuestro mundo disparatadamente rico –al menos en comparación con la miseria africana-, comienza a ser substituida por un rencor oscuro y la certeza de que les estamos robando sus recursos o de que los usamos a nuestra conveniencia.

Por otra parte, un sector cada vez más amplio de la juventud europea se ha acostumbrado a vivir su ocio como si se tratara de una "fiesta" ibicenca permanente. En sus vacaciones buscan destinos donde el alcohol, las drogas, el sexo, la discoteca y la playa estén asegurados con muy poco dinero. Se trata de un estilo de viajar en el que menudean los treintañeros en grupos de amigos de un mismo sexo o en parejas con alguna afinidad entre ellas; personas a las que en su medio cotidiano se está induciendo a seguir viviendo en una adolescencia irresponsable prolongada, y que paralela y paradójicamente, sienten sobre sí por el contrario una presión social cada vez mayor. Necesitan descargar tensiones y liberarse aunque sea sólo por unos días; las vacaciones de verano son la única espita con cierta prolongación temporal de la que disponen.

Tontear durante las vacaciones con africanos –o con cubanos, o con dominicanos, o con tailandeses- es fácil y gratificante. En general estas gentes carecen de otra malicia que no sea conseguir un poco de dinero. Luego, una vez finalizadas las vacaciones, el turista o la turista europeos regresan a su país y dan por terminada la fiesta. Pero lo que ignoran o finjen ignorar estos turistas irresponsables, es que han creado y alimentado expectativas hondas en un ser humano cuyos parámetros mentales y culturales le impiden entender esa concepción de las vacaciones como un paréntesis vital, una vez cerrado el cual serán excluidos para siempre de la vida del otro. El sentimiento de frustración y de haber sido engañado que se genera en la parte más débil de este tipo de relaciones, puede terminar ocasionando actos de violencia como el ocurrido en Cabo Verde y que narran estos días todos los diarios.

En 2002 conocí de cerca un caso que partiendo de una situación semejante a ésta, tuvo un final distinto aunque igualmente atroz.

Me alojaba en un hotel de playa de la Casamance, en Senegal. En un grupo que había en el mismo hotel viajaban dos hermanos españoles, chico y chica, ambos en la treintena. Desde que llegó al hotel la chica comenzó a tontear con un chico senegalés que rondaba la playa; el hermano que al parecer asumía un papel protector, estaba cada vez más irritado ante las muestras de afecto entre la pareja. Durante la noche, la española y el senegalés se bañaron juntos a oscuras delante del hotel, entre risas y grititos que oímos todos desde la terraza que se abría sobre la playa.

A la mañana siguiente la pareja se alejó paseando por la playa desierta; al cabo de un rato el hermano salió tras ellos, hecho una furia. Al parecer los dos jóvenes se dedicaron a retozar en la playa sin mayor problema, pero cuando la chica vio ir hacia ellos a su hermano se puso a gritar que "el negro" quería violarla. El hermano se la llevó corriendo hacia el hotel, mientras el chico senegalés les seguía a distancia gritando que él no le había hecho nada, al menos nada que ella no hubiera consentido. Según el hermano, "el negro" había violado a la chica; tal vez el senegalés quiso ir más lejos de lo que la turista española estaba dispuesta, o quizá simplemente ella se asustó al ver a su hermano y quiso interrumpir lo que estaban haciendo.

El alboroto fue considerable. Intervino la policía. Los dos hermanos partieron de inmediato hacia Dakar entre llantos de la presunta violada, y el chico senegalés fue detenido y golpeado ya mientras se lo llevaban. Teniendo en cuenta las penas para violadores en Senegal –especialmente tratándose de una víctima blanca- y sobre todo las condiciones carcelarias en un país así, lo más seguro es que aquél muchacho ya esté muerto.

domingo, 11 de febrero de 2007

Zugazagoitia y Companys

Leo en IZARONEWS un interesante artículo sobre Julián Zugazagoitia y su libro “Guerra y vicisitudes de los españoles”, modélico libro de memorias y una de las obras capitales sobre la Guerra de España.

Socialista y vasco, el bueno de Zuga, como se le conocía popularmente, fue un brillante intelectual y un dirigente político de categoría, pero por encima de todo su verdadera vocación y oficio fue el periodismo. Dirigió EL SOCIALISTA y escribió montones de artículos en los que probó su indiscutible agudeza y sus dotes de observación. Sin embargo también era hombre de carácter fuerte y prejuicios arraigados, y ello le llevó a una cruda polémica política con otro personaje central de aquellos años, el presidente catalán Lluís Companys, polémica cuyo desarrollo y conclusión dan qué pensar vistas como están de nuevo las cosas en España.

Ocurrió que tras el 6 de octubre de 1934 y la aventura tragicómica de la proclamación de la República Catalana –gesto al que el President se vio arrastrado contra su voluntad por individuos que no dudaron en poner tierra de por medio al fracasar la asonada-, Companys hubo de pechar con las consecuencias –como le recordaría él mismo al vencido general Goded apenas año y medio después, el 19 de julio de 1936-, y como consecuencia, dio en la cárcel con una condena a cadena perpetua. Zuga escribió entonces en EL SOCIALISTA durísimos artículos contra Companys, al que tachó de aventurero irresponsable, y recibió contestación del dirigente catalán en idénticos términos. Fue una polémica desagradable, de esas que dejan poso en los protagonistas.

Tras las elecciones de febrero de 1936 Companys y sus compañeros salieron de la cárcel y volvieron a la actividad política e institucional. La guerra iniciada a causa del fracasado golpe de Estado militar del 17 de julio siguiente, llevó a Zuga a importantes cargos en los sucesivos gobiernos legítimos españoles. Que se sepa, los destinos de uno y otro no volvieron a cruzarse hasta algunos años más tarde, ya acaecida la derrota republicana y habiéndose refugiado ambos en París.

Tras la caída de Francia en el verano de 1940, Franco pidió a sus socios nazis que le fueran entregados los más significados dirigentes republicanos que pudieran capturar los alemanes. Es así como La Gestapo arrestó y entregó a la policía política española a, entre otros, Companys, Zugazagoitia, el ex ministro anarquista Joan Peiró y Cipriano Rivas Cherif, cuñado de Azaña. Entre paréntesis, hay que anotar que al parecer, cuando La Gestapo entregó a Lluís Companys a los policías españoles les hicieron firmar un documento conforme lo recibían “intacto”; las palizas salvajes llegarían más tarde, ya en territorio español y a cargo de funcionarios policiales franquistas.

En el traslado en automóvil de Companys desde Hendaya hasta Madrid, hubo una parada para hacer noche en Burgos. Llevado a un centro de detención, azares de la vida o bromas del destino hicieron que se metiera a Companys en una celda que ocupaba Julián Zugazagoitia, también en camino a Madrid.

Por una noche los dos hombres compartieron el reducido espacio de la celda y la vela insomne propia de quienes, muy probablemente, sabían que iban a morir. Algún tiempo más tarde Zuga contó que Companys y él pasaron la noche entera conversando (ahora se diría “dialogando”) acerca de todo: del pasado, de los errores cometidos, y sobre todo, del futuro, de proyectos para cuando retornara la democracia a España. Al amanecer, Zuga y Companys de despidieron con un abrazo silencioso. Al presidente catalán lo llevaron a Barcelona, donde sería asesinado muy poco después en los fosos de Montjuïc. A Zugazagoitia le asesinaron algo más tarde, y aún tuvo tiempo de visitar otras prisiones y encontrar otros compañeros a los que narró esta historia.

La moraleja creo que está al alcance de cualquiera.

sábado, 10 de febrero de 2007

Respeto o hipocresía

El presunto suicidio de Erika Ortiz, hermana de Letizia, la actual princesa de Asturias, ha mostrado una vez más la hipocresía conque los medios de comunicación de masas, especialmente en su sector denominado "prensa rosa", abordan los acontecimientos en función de quién sea el afectado y sobre todo, de cúales puedan ser para ellos las consecuencias que se deriven según sea el tratamiento que apliquen.

El caso de Erika Ortiz reúne todas las condiciones para haberse convertido en la carnaza del año, y poder alimentar con él durante meses el morbo de unas masas intoxicadas por los "medios especializados", acostumbrados a servir diariamente generosas raciones de carroña a partir de sucesos semejantes. Sin embargo todos ellos se han cuidado muy mucho de seguir al pie de la letra los "consejos" que la Casa Real les repartió apenas saltó la noticia: tratamiento "suave", discreción y sobre todo respeto, mucho respeto.

Y sí, en esta ocasión ha habido un enorme respeto. El respeto que los medios no concedieron a Carmina Ordóñez, por ejemplo, fallecida en circunstancias muy similares a las de Erika Ortiz. El que tampoco tienen hacia Lola Flores o Esperanza Sánchez, a las que en palabras del crítico televisivo Ferran Monegal han "desenterrado" para descuartizarlas en público en programas de televisión que son verdaderos aquelarres. Pero en esta ocasión, como digo, la consigna de respeto ha sido seguida con disciplina legionaria. Hasta le han puesto música de violines tristes a las imágenes.

Y es que no es lo mismo lidiar con la familia de una folklórica cualquiera que hacerlo con la Primera Familia de España. Parece obvio, aunque quizá no debiera serlo tanto.

Ocurre, sin ir más lejos, que aquí estamos autorizados todos, incluidos los medios, a reírnos y señalar con el dedo a los integrantes de cualquier monarquía... siempre que no formen parte de la Familia Real española. Incluso la prensa seria española publica chascarrillos sobre la afición a la ginebra de la fallecida reina madre británica, el furor sexual que en su juventud dominaba a su hija Isabel, actual reina de los ingleses, la anorexia que padece la heredera sueca Victoria, el pasado como prostituta de la princesa noruega Mette Marit, las borracheras de Ernesto de Hannover o la pluma homosexual de Alberto de Mónaco. Pero cuanto pueda empañar la imagen pública de nuestra Familia Real es simplemente "desaconsejado", y jamás llega a los quioscos ni a los televisores; y si se trata de un suceso inocultable como es el caso que nos ocupa, se aborda con un cuidado exquisito y, por qué no decirlo, con cierto canguelo.

En el verano de 1997 visité Moscú. A bordo de un autocar turístico el guía ruso que nos acompañaba amenizaba sus explicaciones con chistes bastante buenos, que en general tenían un duro matiz político. Contó chistes sobre Lenin, Stalin, Breznev, Gorbachov... Entre risas, una turista le preguntó: ¿Y de Yeltsin, conoce algún chiste sobre Yeltsin?". Vitali, el guía, contestó con un seco "no" y cambió rápidamente de tema. Y es que en aquellos años, Boris Yeltsin era el zar que habitaba el Kremlin.

Al parecer, en la España de 2006 las relaciones entre ciertos poderes del Estado y los medios de comunicación siguen el mismo patrón que en la Rusia semidictatorial de los años noventa del pasado siglo.

viernes, 9 de febrero de 2007

Después de Barajas

Publicado en Izaronews
enero de 2007

En días como éstos se siente que las palabras carecen de toda trascendencia, al menos si se las compara con los hechos. Cuando hay cadáveres humanos de por medio, las palabras se vuelven vacías y resuenan huecas y gastadas: condenas, lamentos, alegría, equidistancias... no son más que fórmulas estereotipadas que con un poco de práctica podría llegar a declamar cualquier simio no especialmente evolucionado.

Los hechos, por contra, adquieren en estos casos una densidad dramática e insoportablemente objetiva, independiente de la valoración que hagamos de ellos e incluso de las intenciones de quienes los han provocado: vidas, destrozadas, esperanzas arruinadas, futuro colocado entre interrogantes... son hechos duros y fríos que han quedado ahí para siempre.

Decía la madre de Carlos Alonso Palate, el ecuatoriano cuyo cadáver ha sido el primero en ser extraído del parking de Barajas, que jamás había oído hablar de ETA con anterioridad al día del atentado en el que perdió la vida su hijo. Así es la vida de los pobres de la Tierra, destinada a recibir todos los golpes incluso los que no se dirigen directamente contra ellos. Un día caen de un andamio porque los constructores inmobiliarios demasiado “emprendedores” piensan que invertir en seguridad es tirar el dinero; otro día mueren de un bombazo motivado por querellas ajenas en las que ni soñaron jamás verse envueltos. Pero las bofetadas siempre caen en las mismas mejillas.

La paz vuelve a estar un poco más lejos. Es un hecho objetivo. Pero llegará algún día. No lo van a impedir quienes, se llamen ETA o se llamen PP, creen que la política es un simple sucedáneo del degüello físico del adversario y un entretenimiento para pusilánimes. Tampoco los errores de un Gobierno español demasiado confiado en su buena suerte y tan encantado de haberse conocido a sí mismo como el actual. Ni el oportunismo marrullero de ciertos políticos vascos que esperan pescar en el río revuelto por unos y otros sin tener que mojarse ellos ni el fondillo de los pantalones. Pues bien, a pesar de todos éstos, y de los que, aún peor, callan, se encogen de hombros y siguen autistas ante su tiempo y sus responsabilidades –ciudadanos que han dimitido de serlo-, la paz llegará un día porque no puede ser de otra manera; de Atapuerca a hoy la Historia –con mayúscula- va hacia delante de modo inexorable, por más que la historia –en minúscula- pegue saltos atrás, describa bucles o parezca haberse quedado detenida.

La única opción racional ahora es lamentar el atentado –son sólo palabras ante los hechos, ya lo sé, pero también un desahogo-, dejar pasar un tiempo prudencial y seguir intentando luego la negociación, porque jamás se acabará con ETA exclusivamente por la vía policial y judicial. Ni desde luego ETA podrá doblegar al Estado –obvio-, y menos aún al conjunto de la ciudadanía que no cree en el salvajismo carnicero como método para resolver los problemas de convivencia.
Desde la experiencia histórica se puede asegurar que cualquier otra opción distinta a la negociación sólo servirá para prolongar indefinidamente el dolor y el sufrimiento y no resolver el problema; por el contrario, le dará más cuerda.

El gran sarcasmo de todo esto es que tal como están las cosas, probablemente será un gobierno del PP el que dentro de unos años pacte con ETA el fin de la violencia. Imaginen a Esperanza Aguirre recogiendo el Nobel de la Paz junto al sucesor de Josu Ternera. Y Zapatero viéndolo en la televisión.

Pero como los españoles, lo sean por vocación o por “imperativo legal”, padecen de Alzheimer colectivo desde siempre, todo estará bien.

Vuelve Aventura en la Tierra

"Decíamos ayer...".

Durante casi dos años Aventura en la Tierra aportó a este mundo que se ha dado en llamar "periodismo ciudadano virtual" un punto de vista que por desgracia resulta poco frecuente en la llamada "blogosfera de izquierdas": el propio de un planteamiento crítico no sólo con la reacción política, social y cultural que enfosca el panorama español, sino también con el adocenamiento de una izquierda profesionalizada, desideologizada y cada vez más alejada de los problemas reales.

Puestos a elegir etiqueta, Aventura en la Tierra se ha alineado siempre con el socialismo de izquierda. Por tanto ha estado y seguirá estando al margen de las redes blogeras oficialistas o paraoficiales consideradas de izquierdas, al menos mientras sigan controladas por profesionales de la política o individuos de confianza suyos.

Aventura en la Tierra ha sido y será una voz crítica e independiente. Y por supuesto, rotudamente antifascista.

La primera etapa de Aventura en la Tierra finalizó abruptamente, como consecuencia de los problemas de carácter técnico y de proyecto padecidos por la plataforma que alojaba el blog. En la primavera de 2006 cerró la plataforma y se produjo la suspensión temporal de Aventura en la Tierra. En los meses siguientes el editor del blog trabajó en colaboración con una empresa de diseño de "sites" para que Aventura en la Tierra volviera a funcionar, alojando el blog en una plataforma que ofrece servicio profesional . De nuevo la acumulación de problemas técnicos ha impedido hasta el momento que ese nuevo "site" funcione correctamente.

Es por ello que en tanto se solucionan esos problemas, he decidido reemprender la publicación de artículos configurando un blog en la que al parecer es la mejor plataforma de creación y alojamiento de blogs con carácter gratuito.

Para celebrar la vuelta y a modo de tarjeta de presentación para quienes todavía no conozcan Aventura en la Tierra, el primer post de esta nueva etapa será "Después de Barajas", artículo que publiqué en Izaronews unos días después del atentado de ETA contra la Terminal 4 de Barajas.

Por último, una advertencia metodológica, relacionada con la gestión de los comentarios a los artículos: los comentarios serán siempre moderados por el editor, y por tanto no aparecerán automáticamente sino después de haber sido leídos y aprobados por éste. Obviamente, los aprobados se publicarán íntegros.

En Aventura en la Tierra caben todas las opiniones discrepantes siempre que partan de posicionamientos democráticos y sean expresadas con corrección; el insulto, la difamación, la calumnia, la mentira y en general la explicitación de posiciones de extrema derecha, conllevará automáticamente la no publicación del comentario y el baneo de su autor.