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lunes, 10 de octubre de 2011

Nicaragua, la revolución traicionada


En el fragor de los dimes y diretes sobre la crisis que no es crisis (Almudena Grandes) están pasando inadvertidas cosas importantes que suceden en el ancho mundo y que casi ni aparecen en nuestra prensa, copada en los últimos días por noticias de tan dudosa importancia como el fallecimiento de un empresario norteamericano del negocio informático, cuya desaparición ha colapsado durante 3 días la totalidad de los media españoles entregados como un coro disciplinado a cantar las loas de tal personaje, al que algún delirante plumífero carpetovetónico ha llegado a comparar con un Leonardo da Vinci del siglo XXI. Tal es el nivel de tontuna de nuestros medios de comunicación de masas; y luego dirán de España que es un país con una opinión pública antinorteamericana.

El caso es que otro país americano, Nicaragua concretamente, está en proceso electoral o lo que sea que vaya a haber allí pronto, y alguna cosa se está removiendo en ese desgraciado territorio muy a pesar de la oligarquía política y económica infelizmente reinante en Managua, y la prensa occidental (y de cualquier otra parte) siguen sin enterarse. Y es que 32 años después de la entrada de las fuerzas sandinistas en la capital nicaragüense el país, que vive sumido en una estúpida y miserable dictadura y enfeudado a la familia Ortega -un clan aferrado al poder como una lapa una vez liquidada la Revolución Sandinista en su contenido real-, empieza a experimentar la formación de movimientos contrarios a la satrapía.

A fecha de hoy Nicaragua es una finca dirigida por Daniel Ortega, un siniestro personaje que tras pactar con la vieja oligarquía criolla contra la que pelearon los sandinistas se mantiene en el poder ejercitando toda forma de corrupción y delincuencia, del estupro familiar al tráfico de drogas a gran escala. El "orteguismo" es pura verborrea hueca de contenido político alguno, con una praxis gobernante profundamente reaccionaria y un despliegue de gestualidades en política exterior que le sirve para que algunos incautos continúen identificando el régimen con el desaparecido sandinismo y con posiciones presuntamente revolucionarias. El juego político de Ortega recuerda al que practicó el PRI mexicano durante décadas; sobre todo al del presidente Echevarría, aquel criminal que mientras pedía en la ONU la expulsión de la España de Franco masacraba a centenares de estudiantes en la matanza de  la Plaza de las Tres Culturas.

Un ejemplo sangrante de esta politica infame lo tenemos en los pactos entre el orteguismo y la jererquía de la Iglesia Católica, uno de los más feroces enemigos del pueblo nicaraguense y del sandinismo histórico. A la búsqueda de ese apoyo legitimador, Daniel Ortega no ha dudado en "convertirse" al cristianismo y en adoptar resoluciones que aseguran el control católico-reaccionario sobre las conciencias y las vidas de los nicaragüenses. Uno de los regalos servidos por Ortega a los jerarcas católicos nicaragüenses fue la revocación en 2006 de la ley que autorizaba la interrupción del embarazo, una de las conquistas revolucionarias de los primeros años ochenta.  Dice el diario  El País del 6 de octubre pasado que "en Nicaragua, la Conferencia Episcopal tiene un peso tan grande que ningún candidato está dispuesto a contradecir a los obispos. De hecho, todos los aspirantes a la presidencia de este pequeño país se han pronunciado contra el aborto, incluido el terapéutico, y se autonombran "provida", incluido Ortega"; es un botón de muestra de la política "revolucionaria" del orteguismo. 

Pues bien a este panorama política y socialmente infecto, comienza a brotarle contestación precisamente desde sectores de mujeres que reclaman el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Ocurre que la masa de la población nicaragüense vive atontada por los sermones de los curas conchabados con la dictadura, y también en la identificación con una época que desgraciadamente ya pasó y que ha sido substituida por un período de retroceso a los tiempos del somocismo más descarnado. Es difícil por tanto no ya que crezca  una conciencia de lucha entre las mujeres a las que se ha privado del más elemental derecho sobre sí mismas, sino incluso a que se organice alguna forma de resistencia política frente a la estafa histórico-política que representa el régimen orteguista. De ahí el valor de lo que están haciendo estas mujeres. 

En la fotografía que ilustra el post, marcha de mujeres nicaragüenses reclamando la restitución de la derogada ley de interrupción voluntaria del embarazo. 

sábado, 24 de septiembre de 2011

Criollismo y esquizofrenia. Una reflexión sobre las pseudoindependencias americanas


El problema fundamental de los argentinos como de la mayoria de los ciudadanos de las repúblicas americanas donde no han sobrevivido los pobladores autóctonos o han quedado reducidos a minorías marginales y marginadas, es que viven en la esquizofrenia permanente por causa de sus orígenes. 

Los que dicen estar en América "desde siempre" descienden todos en línea directa de los invasores europeos, y son por tanto herederos del genocidio y el robo perpetrado por antepasados no tan lejanos en el tiempo, ese mismo genocidio y robo que políticos populistas americanos sin escrúpulos llevan dos siglos afeando a generaciones de europeos posteriores a las pseudoindenpencias americanas que en realidad jamás pusieron los pies en el continente americano, o que emigraron allá para ser explotados por los descendientes de los mismos blancos criollos que liquidaron a los indígenas. 

Esos criollos que se pretenden hijos de los ofendidos, son en realidad los descendientes directos de los ofensores. Mientras no asuman esa realidad, los americanos no se liberarán de sus fantasmas.

En la imagen que ilustra el post aparece el general Perón, prototipo del cesarismo criollo.

martes, 2 de noviembre de 2010

En Brasil sí se está transformando la realidad social


Hace justo ocho años, cuando Lula da Silva llegó a la presidencia de Brasil, en los foros electrónicos frecuentados por los adocenados izquierdistas de salón latinoamericanos y europeos convertidos al populismo chavista, se insultaba ferozmente al recién llegado disparando en contra suya el arsenal completo de epítetos descalificadores que suele manejar esa tropa: traidor a la clase trabajadora, reformista socialdemócrata, lacayo del imperialismo yanqui... Los mismos botarates que babean con los discursos abracadabrantes de un gorila de vieja escuela, negaban el pan y la sal a quien de entrada, puede presumir de credenciales obreras, sindicales y de lucha antifascista superiores a las de todos ellos juntos. Pero así es cierta supuesta "izquierda" en América del Sur, y así les luce el pelo.

El caso es que la presidencia de Lula ha sido lo mejor que le ha pasado a Brasil, y sobre todo a los brasileños, en muchos años. No sólo ha logrado reducir la pobreza y las desigualdades sociales de modo importante (aunque diste de ser total, obviamente), sino que ha abierto una época nueva en la que el gran país de lengua portuguesa ha comenzado a ocupar en la escena americana y mundial el lugar que le corresponde por demografía, producción, recursos y potencial de crecimiento. Hoy Brasil es referente de cómo es posible hacer una política de izquierda transformadora de la realidad social sin romper demasiados huevos y sin arrugarse ante los poderes fácticos nacionales e internacionales.

A la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, que acaba de vencer en las presidenciales brasileñas al imponerse por 12 puntos de ventaja sobre el candidato socialdemócrata, que competía arropado por toda la oposición de derechas, le queda la tarea de profundizar y ampliar los frentes de la lucha iniciada por Lula. Rouseff, hija de un inmigrante búlgaro, antigua guerrillera durante el dominio de las criminales Juntas militares en su país, acaba de convocar a los brasileños a intensificar esfuerzos, anunciando de paso que no aceptará ajustes que afecten a "los programas sociales, los servicios esenciales o las inversiones necesarias" y prometiendo continuar la lucha para acabar definitivamente con la miseria, según El País de hoy. Para marcar territorio desde el comienzo, la nueva presidenta "viajará próximamente con Lula a Mozambique para inaugurar una fábrica de retrovirales, levantada con ayuda de Brasil", y solo después acudirá a la cumbre del G-20 en Seúl, según informa el diario madrileño. Eso es solidaridad internacional, y no las pamplinadas "bolivarianas".

Dilma empieza pues con buen pie su presidencia. Felicidades al Partido de los Trabajadores brasileño por sus éxitos. Ojalá algunos aprendan de sus dirigentes: menos discursos populistas grandilocuentes y más obra de gobierno sólidamente transformadora.

En la fotografía, Dilma Rousseff, la nueva presidenta brasileña, saluda puño en alto a sus seguidores.

viernes, 29 de octubre de 2010

Néstor Kirchner y el fin del peronismo



La inesperada por repentina -aunque ya anunciada por previsible- muerte de Néstor Kirchner deja Argentina sin resuello, en un momento en que el mundo no está para bromas. Caudillo al viejo estilo argentino, Kirchner condujo con puño de hierro la política y la sociedad argentinas durante una década, luego de haber sacado al país por las orejas del foso al que le arrojaron la destrucción moral y material que representaron las criminales Juntas Militares y la no menos criminal etapa presidencial de Carlos Menem.

En 2003 viajé por primera vez a Argentina. Lo que vi entonces fue un país que tras los primeros meses de presidencia de Kirchner, comenzaba a levantar cabeza de modo evidente. En el plano económico lo peor ya había pasado, pero era sobre todo en la actitud de la gente donde se notaba que se avanzaba firme en la recuperación. Tras el desastre final de la presidencia de De la Rúa y la concatenación de presidentes peronistas a los que casi no daba tiempo de jurar el cargo, con Kirchner el país recuperó fuerza, pulso y confianza. Con Kirchner la famosa vanidad argentina comenzaba a ganar terreno de nuevo al sentimiento extendido en los últimos años de ser el culo del mundo, y los jóvenes que tomaban el avión en Eceiza rumbo a Europa con un pasaporte español o argentino en el bolsillo ya no rompían el documento argentino en la sala de embarque, como hacían meses antes ante las cámaras de televisión extranjeras.

El precio de esta innegable recuperación fue el ejercicio del poder total por un personaje ambiguo, resabiado, probablemente corrupto y con seguridad, escasamente apegado a valores democráticos considerados fundamentales a este lado del Atlántico. Kirchner respetó la democracia formal, pero la vació de contenido; persiguió y encarceló a los militares genocidas de los años setenta, pero gobernó como si la nación le perteneciera; reagrupó en torno a sí intereses populares, pero los convirtió en instrumento de su poder a menudo coactivo sobre la sociedad. Kirchner fue también el presidente que manipuló las bandas de piqueteros convirtiéndolas en partidas de la porra a su servicio, con las que amedrentó opositores dentro y fuera de su partido, y el que fracturó el movimiento de las Madres y Abuelas de plaza de Mayo, poniendo a su servicio a una parte de ellas. También el que emprendió una cruzada sin cuartel contra los grupos de comunicación que no manifestaban adhesión inquebrantable a su persona. Y en fin, fue sin duda el ventrílocuo que manejaba los hilos de una presidenta por delegación, su esposa Cristina, a la que tenía previsto suceder en las próximas elecciones presidenciales ya desde antes de que ella tomara posesión de su mandato.

El peronismo se ha quedado sin el último dirigente que fue capaz de mal que bien mantener unido ese movimiento magmático y contradictorio, en el que se alinean toscos izquierdistas al lado de peligrosos fascistas en el más estricto sentido de la palabra. Un movimiento que fue fundado hace setenta años por un militar autoritario desde la admiración a la Italia de Mussolini. Hace apenas una semana, pistoleros de un sindicato gremial peronista asesinaron a tiros a un joven militante de extrema izquierda que protestaba con otros compañeros contra el modo en que se están destruyendo, en Argentina como en todo el planeta, las conquistas de los trabajadores a lo largo de un siglo de lucha.

El peronismo es un movimiento al que sus contradicciones internas condenan a estallar más pronto que tarde, sobre todo ahora que ha perdido la mano implacable que tiraba de sus riendas en estos últimos tiempos. Decenas de aspirantes se aprestan a la pelea, que ya ha comenzado a apuntar ante el mismo féretro del líder fallecido, con ese tinte tragicómico que tan bien retrató el escritor Osvaldo Soriano en su novela "No habrá más penas ni olvido", imprescindible para conocer de qué materiales está hecho el peronismo y sobre todo los porqués de tanto dolor y tanta payasada juntos.

Kirchner se ha ido de repente y Argentina observa con inquietud su desaparición, el mundo mira expectante hacia el gran país americano, y los buitres de este tiempo -desde el populismo chavista al capitalismo salvaje del FMI y la Reserva Federal- se aprestan a hincar ahí el pico para arrancar sabrosos bocados. Argentina necesita más que nunca por tanto de nuestra solidaridad, pero sobre todo de nuestro respeto.

sábado, 9 de octubre de 2010

Un fragmento de "La ciudad y los perros"


Cuando el viento de la madrugada irrumpe sobre La Perla, empujando la neblina hacia el mar y disolviéndola, y el recinto del Colegio Militar Leoncio Prado se aclara como una habitación colmada de humo cuyas ventanas acaban de abrirse, un soldado anónimo aparece bostezando en el umbral del galpón y avanza restregándose los ojos hacia las cuadras de los cadetes. La corneta que lleva en la mano se balancea con el movimiento de su cuerpo y, en la difusa claridad, brilla.

Fragmento de La ciudad y los perros (pág. 14), la obra cumbre de Mario Vargas Llosa.

Sigan el enlace y tendrán el texto completo de la novela en PDF.

Para que luego alguien diga que la cultura es cara...

En la imagen que ilustra el post, militares peruanos disfrazados con uniformes de época remedan el paso de la oca prusiano. En la tribuna presidencial, un selecto ramillete de quienes acaso fueron los "perros" compañeros del cadete El Poeta (Vargas Llosa) en el Leoncio Prado.

viernes, 8 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa, del compromiso social al premio Nobel



La concesión del premio Nobel de literatura a Mario Vargas Llosa, escritor peruano con pasaporte español desde los años noventa, viene a confirmar la vigencia del amplio grupo de "vacas sagradas" de la literatura castellana nacidas en América que han dado a luz la mejor narrativa en castellano del siglo XX. Ese selecto grupo de elegidos para la gloria comenzó a publicar en la Barcelona de los primeros años sesenta en Seix Barral, la editorial que comandaba Carlos Barral, luego de haber sido destetados como escritores por la agente literaria Carmen Balcells, quien inoculó en su selecta cuadra de purasangres de la pluma, entre otras virtudes de semejante o mayor rango, un afán por el coleccionismo de dólares que ríanse usted de los banqueros de Wall Street e incluso de Salvador Dalí.

Así, los García Márquez, José Donoso, Alejo Carpentier, Vargas Llosa, etc, devinieron de románticos e izquierdistas escribidores en multimillonarios fabricantes de best sellers, cuyas novelas venden cifras mareantes y se traducen a cualquier idioma que tenga alfabeto desde hace ya medio siglo. Lo fantástico de la mayor parte de los componentes de este grupo de dioses es que han sido capaces de hacer ese tránsito sin perder apenas calidad literaria.

No es el caso de Vargas Llosa. Si "La ciudad y los perros" publicada cuando Mario Vargas Llosa todavía era Marito, a sus apenas 25 años, es quizá una de las 4 ó 5 mejores novelas escritas en castellano de todos los tiempos, y el conjunto de su obra de los años sesenta y setenta es ya parte de la historia de la literatura universal, lo que vino después, de los ochenta hacia acá, es en su caso pura decadencia literaria. Las novelas de Vargas Llosa son desde hace décadas un producto industrial fabricado por alguien que conoce tremendamente su oficio y sabe como encandilar a sus lectores, pero no dejan huella alguna. Es lo que tienen los best sellers: son artículos de consumo con fecha de caducidad, al contrario que la buena literatura.

El Nobel le llega a Vargas Llosa como reconocimiento a una trayectoria creativa que tantas satisfacciones ha dado a las industrias culturales, y también como un cierto premio a su evolución ideológica. Nada queda apenas del joven revolucionario que sacudió en la conciencia de los latinoamericanos aldabonazos tan dramáticos como la mencionada "La ciudad y los perros" (si Vargas Llosa no hubiera escrito más que esas páginas, ya merecería un puesto de honor en la literatura universal), y que desnudó la mentalidad reaccionaria, militarista, meapilas y machista dominante en las sociedades americanas con títulos como "Pantaleón y las visitadoras", Conversación en la catedral" y "La tía Julia y el escribidor". Pienso que lo que vino luego, tras la publicación de "La guerra del fin del mundo" a principios de los ochenta, desmerece al autor primigenio, de modo acorde y paralelo a su evolución ideológica hacia posiciones cada vez más conservadoras; basta leer sus artículos de opinión en El País a modo de ejemplo ilustrativo. La última novela suya que leí, "La fiesta del Chivo", me pareció simplemente lo que es: un best seller entretenido mientras lo lees, pero que una vez terminado se olvida por completo.

Ahora que estamos en el bicentenario de las presuntas independencias americanas, yo me quedo con el Vargas Llosa que retrata su juventud como el cadete alias El Poeta, en ese bestial trasunto de la sociedad americana postcolonial (¿post?) prolongada hasta casi hoy mismo; sociedades en las que reinaba (¿reina?) el militarismo y el machismo hasta el delirio, y que el escritor peruano resumía en el microcosmos del colegio militar limeño Leoncio Prado. Y también con esa magistral puesta en ridículo de los "valores" que dicen poseer las instituciones militares, que representan las aventuras del capitán Pantaleón Pantoja y su tropa de putas itinerantes por las guarniciones de la selva amazónica peruana en "Pantaleón y las visitadoras"; no se pierdan el lenguaje militar estereotipado en el que el pobre capitán Pantoja redacta sus desternillantes informes. Y desde luego vuelvan a leer cuantas veces quieran la divertida "La tía Julia y el escribidor", donde el Varguitas de finales de los setenta evoca sus comienzos literarios y el amor iniciático por una mujer de su familia, en paralelo a la peripecia de un guionista de radionovelas que acaba enredando de tal manera su vida privada con su oficio de escribidor que todo llega a ser uno para él, en una sátira feroz de los usos y constumbres amorosos de la sociedad limeña.

Y en fin, recuerden siempre aquél diálogo famoso entre dos personajes de "Conversación en la catedral":

- Zavalita ¿cuándo se jodió el Perú?.

- El Perú nació jodido, amigo mío.

Lamentablemente parece que Vargas Llosa haya olvidado sus propias palabras, adoptando los puntos de vista de esos miraflorinos (habitantes del barrio más exclusivo de Lima) que criticara ásperamente en su juventud.

La fotografía que ilustra el post corresponde a los años en que Mario Vargas Llosa era joven, izquierdista, "feliz e indocumentado" (como escribió de sí mismo García Márquez evocando los años sesenta y su estancia en Barcelona).

lunes, 27 de septiembre de 2010

Venezuela empieza a librarse del chavismo



Las elecciones parlamentarias venezolanas de ayer abren perspectivas inéditas desde hace al menos una década. Y es que cuando se convierte cada consulta electoral en un plebiscito en torno a la figura de un presunto caudillo y sobre todo, del sistema que le sustenta a él y a sus secuaces, indefectiblemente llega el día en que aún ganando nominalmente, se pierde política y socialmente ante la ciudadania y el resto del mundo.

En las elecciones de hace cinco años la oposición al chavismo cometió la torpeza de renunciar a competir, y no presentaron candidatos. La participación cayó al 25%, y naturalmente los escaños a repartir fueron a parar al bloque chavista y a pequeños partidos satélites suyos. En 2010 la oposición ha presentado un frente unido, que abarca desde la derecha democristiana del COPEI hasta los troskystas de la antigua LCR: la participación ha subido al 75% y el frente antichavista ha obtenido el 52% de los votos emitidos. Sólo la tramposa redistribución de distritos electorales -se modificó su composición a fin de garantizar la hegemonía chavista; un truco viejo pero efectivo-, ha permitido el triunfo del chavismo en número de escaños. Con todo, el bloque chavista ha bajado de los dos tercios del total de diputados, y ha perdido la mayoría cualificada en la Asamblea Nacional. Legalizar sus despropósitos por vía parlamentaria les va a resultar cada vez más difícil.

Veremos qué sucede a partir de ahora con esa amalgama antichavista que es la actual oposición. Las posibilidades de consolidación de un conglomerado que agrupa organizaciones tan diversas (los viejos partidos del turno prechavista, nuevas organizaciones de carácter reformista, antiguos chavistas desencantados, socialistas, comunistas, ex guerrilleros y hasta la extrema izquierda de raíz maoísta o troskysta), son francamente escasas. La escasa inteligencia política de sus antiguos dirigentes en años anteriores quedó suficientemente probada, así como su vinculación a intereses patronales y reaccionarios. Estos de ahora empero son otros dirigentes y sobre todo, son otras organizaciones y otras bases ciudadanas. Pero los problemas del país se han agudizado en la década de chavismo, en parte a causa de la situación económica y política internacional y en parte por las insensacetes chavistas. La oposición puede llegar a echar al chavismo del poder incluso pacíficamente, pero carecen de un programa de gobierno alternativo que saque al país del marasmo y la parálisis. Además, las contradicciones internas fruto de los diferentes intereses en presencia en los diversos colectivos que se oponen al oficialismo que nominalmente comanda Hugo Chávez, no van a hacer sino crecer a medida que se acerquen al poder.

La banda de musica del circo de Chávez comienza a tocar la canción de despedida. Pero sigue sin estar del todo claro quién mandará luego en la pista y en qué dirección se dará el cambio, y si éste representará una mejora real para el pueblo venezolano más allá de librarse de un mamarracho impresentable y de su corte de corruptos más inmediata.

En la fotografía que ilustra el post, Hugo Chávez vota vestido con la indescriptible camisola "patriótica" que luce últimamente.

domingo, 23 de mayo de 2010

Argentina, doscientos años de golpes de Estado militares


Decenas de miles de personas están siguiendo en la calle este fin de semana los lucidísimos desfiles militares que conmemoran la supuesta "independencia" argentina. No es que los argentinos tengan la exclusividad del patriotismo delirante, ni mucho menos, pero verdaderamente llama la atención tal pasión.

Otro día hablaremos de cómo Argentina y otras antiguas colonias americanas alcanzaron lo que las clases dominantes criollas llaman la "independencia", y cómo esos procesos se llevaron a cabo en beneficio sólo de las oligarquías locales (hay que conocer la Historia para saber que el presente no nace del aire, sino que tiene continuidad en el tiempo y en las formas de dominación). De momento bastan las imágenes de la mascarada militar que recorrió las principales vías de Buenos Aires, con decenas de miles de corderos aplaudiendo y vitoreando a los mismos lobos que hace unos pocos años les devoraban a dentelladas.

La verdad es que produce tristeza saber que entre quienes montaron un estand "patriótico" para "celebrar" junto al lugar donde desfilaban los carniceros ataviados de fiesta estaba la Asociación Madres de Plaza de Mayo (no sé cúal de sus escisiones, ni me importa), y verdadera vergüenza ajena el que entre las unidades desfilantes hayan estado los suboficiales de la Armada, cuya Escuela de Mecánica fue el más célebre "chupadero" de desaparecidos durante la, por ahora, última dictadura militar argentina.

miércoles, 21 de abril de 2010

Evo Morales, el científico


El señor Evo Morales es presidente de Bolivia desde hace algunos años. El señor Morales suele presentarse como indígena a pesar de que en su país todo el mundo sabe que es mestizo; mal empezamos pues, si uno se atribuye identidades que no le tocan. El señor Morales hizo una fulgurante carrera como lider sindical cocalero, es decir, dirigente de los campesinos plantadores de coca, indígenas bolivianos en su mayoría. Desde hace algunos decenios los cocaleros ven perseguido su monocultivo ancestral, porque de la planta que producen se extrae un tóxico que causa estragos entre jóvenes y menos jóvenes del Primer Mundo.

Morales es un hombre sin formación previa, con cierta capacidad oratoria y algún olfato para ventear ciclos históricos. Los indígenas bolivianos ya no podían más con la pesada carga que llevan sobre sus hombros de modo ininterrumpido, probablemente desde antes de la Conquista española (el famoso "comunismo" de la sociedad incaica precolombina no es más que otra idiotez fantaseada por izquierdistas de salón latinoamericanos del siglo XX), y el señor Morales y su movimiento cocalero les han servido de plataforma para hacerse visibles, y comenzar a exigir un nuevo reparto de poder en el país andino que les tenga en cuenta. De momento no han logrado gran cosa, quizá porque las pretensiones del señor Morales y la gente que le rodea no coinciden exactamente con esas aunque las jaleen en público.

Hasta aquí, todo estupendo. Ocurre que el personal político que gestiona tal aventura "revolucionaria" es de verdadero saldo; como diría el clásico leguleyo, "a los hechos me remito". Centrémonos en el señor Morales y dejemos para otro día a la corte de burgueses blancos y mestizos que le escoltan, algunos con pedegree de ex guerrilleros reconvertidos a la política institucional más turbia y otros con el de "empresarios del nuevo socialismo", gente que por ejemplo maneja vastos y ricos recursos naturales en nombre de un pueblo indígena con el que carecen de lazos más allá de una verborrea de dimensiones amazónicas.

Fijémonos en las declaraciones de Morales que hoy traslada El País. Dice el camarada presidente de la república de Bolivia que "el consumo de alimentos modificados genéticamente es la causa de la calvicie y la homosexualidad". Semejante admonición no la ha soltado mientras consumía chicha (alcohol indígena), sino ante el pleno de la I Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y la Madre Tierra. Ante este auditorio se supone que experto, Morales ha apostado fuerte por el consumo de "alimentos ecológicos" naturales, a los que ha contrapuesto los alimentos transgénicos y bebidas como la Coca-Cola, a los que según El País descalificó como emblemas del capitalismo y recordó "sus propiedades para desatascar desagües". Aquí puede percibirse una discrepancia de fondo con el Líder Máximo de la Revolución Bolivariana, camarada Hugo Chávez, que hace unos años envió al ejército venezolano a abrir a viva fuerza la planta central de Coca-Cola en su país que se hallaba en huelga en ese momento, dado que según el Faro de la Revolución Americana su funcionamiento era de "interés popular".

Sobre la calvicie dice Evo Morales que "es una enfermedad en Europa, casi todos son calvos, y esto es por las cosas que comen, mientras que en los pueblos indígenas no hay calvos, porque comemos otras cosas". Ya metidos en el análisis científico de las cosas que pasan por en mundo, el señor presidente boliviano ha tenido a bien explicar que la homosexualidad está ocasionada por el consumo de pollo "cargado con hormonas femeninas". Esa es la causa, remata, de que "cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres".

Un servidor piensa que la política debe estar abierta a todo el mundo, y que de hecho el mundo no comenzará a funcionar hasta que sea capaz de aplicar la verdadera democracia, la democracia de masas que propugnaba Rosa Luxemburgo; es decir, aquella forma de democracia en la que las decisiones nos correspondan a todos, y cualquiera de nosotros pueda ser el encargado de llevarlas a término (si me permiten la ironía, algo de eso debe perseguir alcanzar Zapatero cuando dice que cualquiera debería poder ser ministro, y para demostrarlo nombra como cargos ministeriales a ciudadanos y sobre todo ciudadanas sin bagaje político ni personal).

En fin, que la política ciertamente no debería ser un territorio reservado a profesionales de la cosa con título de abogado y máster de prestigiosa universidad yanqui colgados en el despacho, como venía sucediendo hasta ahora. Pero de ahí a considerar que un patán inculto, homófobo y cargado de prejuicios xenófobos está en condiciones de gestionar una revolución que verdaderamente cambie unas estructuras injustas de siglos, media un abismo: el que existe entre la acción política seria y el disparate populista bufonesco.

En la fotografía que ilustra el post aparece lo que al decir del señor Evo Morales es una fábrica de homosexuales bolivianos: un establecimiento de comida rápida especializado en carne de pollo, sito en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

miércoles, 27 de enero de 2010

General de división dorado al horno sobre lecho de verduritas, una receta de Gabo


(...) y entonces se abrieron las cortinas y entró el egregio general de división Rodrigo de Aguilar en bandeja de plata puesto cuan largo fue sobre una guarnición de coliflores y laureles, macerado en especias, dorado al horno, aderezado con el uniforme de cinco almendras de oro de las ocasiones solemnes y las presillas del valor sin límites en la manga del medio brazo, catorce libras de medallas en el pecho y una ramita de perejil en la boca, listo para ser servido en banquete de compañeros por los destazadores oficiales ante la petrificación de horror de los invitados que presenciamos sin respirar la exquisita ceremonia del descuartizamiento y el reparto, y cuando hubo en cada plato una ración igual de ministro de la Defensa con relleno de piñones y hierbas de olor, él dio la orden de empezar, buen provecho señores.

Gabriel García Márquez, "El otoño del patriarca". Summa Literaria vol. 9, pág. 367 y 368. Editorial Seix Barral. Barcelona, 1985.

martes, 24 de junio de 2008

Cuidado con las ONG's


Hace unas semanas, la Fundación Nacional del Indio de Brasil anunció a bombo y platillo el hallazgo casual en la selva amazónica de una tribu indígena desconocida. El encuentro se habría producido cuando un helicóptero de Funai sobrevolaba la selva, y de repente observaron que en tierra, apenas unos metros bajo ellos, aparecían unas chozas y entre ellas, un grupo de indígenas pintarrajeados de rojo que les amenazaban con sus arcos y flechas.

Las fotografías tomadas durante aquella especie de Encuentro en la Tercera Fase saltaron a la mayoría de medios de comunicación del mundo. Funai se aseguró un buen puñado de portadas y también los elogios generales, al pedir inmediatamente que se dejara en paz a aquellos indígenas para que siguieran viviendo a su modo y sin ser contaminados por el hombre blanco.

Ahora resulta que según publica el periódico The Guardian, todo fue un montaje de Funai, y que esa aldea india y sus habitantes son conocidos y están controlados nada menos que desde 1910. "Se trata de pueblos que no quieren relacionarse con nosotros", explicó el director del Funai, José Carlos dos Reis Meirelles cuando se produjo el supuesto "descubrimiento". Ahora el propio Meirelles ha confesado a The Guardian que esta tribu se conocía desde hace un siglo.

El propio Meirelles ha explicado al diario británico que su misión en la zona -una parte del estado brasileño de Acre- tenía el objetivo de "probar la falta de contacto de algunos grupos humanos de la selva amazónica con la civilización y cómo afecta el avance de la industrialización a la tala ilegal en el Amazonas". A primera vista la causa de Meirelles y de Funai parece impecable, pues. Las dudas comienzan cuando uno se pregunta por qué si su causa es tan limpia y convincente por sí misma, recurren a las mentiras como ése reportaje y la información tramposa que Funai ofreció a partir de él. Por qué Funai, en suma, trató de manipular a la opinión pública.

La razón es muy simple: Funai, como muchas otras organizaciones de ésa clase, públicas o privadas, maneja ingentes cantidades de dinero ajeno que supuestamente administran en beneficio de las más nobles causas. La experiencia dice que desgraciadamente en muchos casos no es así, y que el vil metal acaba imponiendo sus egoístas razones sobre otras consideraciones, y que a menudo, tras la pantalla del sentimentalismo humanitarista suele ocultarse el lucro particular y la evasión de impuestos de unos vividores y de las empresas con las que suelen estar conectados.

lunes, 9 de junio de 2008

El criollismo, ideología explotadora de América


En un foro de izquierdas vuelve a surgir la sobada cuestión de la “responsabilidad histórica” de los españoles contemporáneos en relación con la Conquista de América, y el uso que la ideología criollista blanca americana hace de esta cuestión para justificar su hegemonía politica, ideológica, cultural y sobre todo social sobre los restantes grupos étnico-culturales americanos.

Lo que ocurrió hace 500 años y fue protagonizado por personas que vivieron hace tantos siglos tiene la misma relación con la gente de hoy día, como la que existe entre un dinosaurio del Cretácico y un futbolista de la Copa Libertadores: absolutamente ninguna. En realidad, hace 500 años ni siquiera existía un Estado que se llamara "España", sino una confederación de reinos con soberanías propias unidos débilmente bajo una Corona común, y desde luego no había una formación económico-social que tuviera semejanza alguna en su estructura y características con la actual España. Que yo sepa, y sin ir más lejos, mi familia jamás puso los pies en América; de hecho soy el primero de ellos que ha viajado allá. Por lo demás, mis antepasados eran campesinos explotados, así que difícilmente podían explotar ellos a nadie, ni en "España", ni en América ni en parte alguna. Mal podemos pues encarnar todos los males supuestos y reales abatidos sobre América de Colón en adelante.

Una vez discutía sobre estos temas con una periodista de la televisión peruana. La mujer me recriminaba, en mi condición de ciudadano español, la Conquista y la consiguiente destrucción de los imperios americanos (adscritos todos ellos, por cierto, al modo de producción más bárbaramente esclavista). Le hice notar el absurdo que suponía que me acusara de hechos sucedidos hace tanto tiempo, pero, sobre todo, le remarqué la evidencia de que éstos fueron protagonizados por gentes con las que yo no tenía absolutamente ningún vínculo social ni de sangre, al contrario que ella, que lucía tres o cuatro sonoros y antiguos apellidos castellanos que indudablemente remitían a los tiempos de la Conquista.

Es decir, fueron precisamente los antepasados de los criollos que se enorgullecen de llevar más tiempo en América quienes destruyeron y robaron todo lo destruible y robable en ese continente. El criollismo resulta así una pura contradicción entre su praxis de siglos (dominación y explotación de los verdaderos americanos, los indígenas) y sus planteamientos ideológicos, que a menudo incurren abiertamente en la xenofobia contra los europeos, sus verdaderos antepasados.

En estos casos siempre explico una anécdota que me ocurrió en la carretera entre Puno y Cuzco, en Perú. En un lugar de descanso unas mujeres indígenas vendían artesanía sentadas en el suelo. Me acerqué a curiosear, y una de ellas que me oyó hablar me preguntó con esa cortesía tan propia de los indígenas (y tan poco habitual entre los criollos): "Señor, ¿usted es español?". le contesté que sí. "¿Pero usted es español de Lima o español de España"?, continuó ella. Repliqué que "español de España". Inmediatamente su rostro compuso una sonrisa; parece que la tranquilizó el que yo no fuera un criollo limeño. Y es que para los indígenas americanos, los blancos criollos de Lima (o de La Paz, o de Quito, etc), siguen siendo los "españoles de la Conquista". Y a su manera, tienen toda la razón.

sábado, 24 de mayo de 2008

El fracaso de ALBA

La comunidad ALBA fue diseñada por el chavismo como el instrumento que debería permitirle hegemonizar América Latina. Se suponía que al conjuro de los petrodólares venezolanos el resto de países del continente bailarían cualquier música que tocara Caracas. ALBA era pues el puente de plata que debía garantizar el tránsito chavista del populismo "bolivariano" al imperialismo puro y duro, y hacer que éste fuera aceptado mansamente por el resto del subcontinente.

Sin embargo, el fracaso cosechado por la iniciativa es más que notable. Descontada la Nicaragua de Ortega (con unos indicadores económicos cada vez más cercanos a Haití), la Cuba del tardocastrismo (absolutamente dependiente del petróleo venezolano) y, con reticencias, la Bolivia de Evo Morales, no hay país latinoamericano que se haya dejado seducir por ALBA y sus supuestas delicias solidarias. Y es que el precio de la adhesión es demasiado alto: convertirse en títeres del chavismo.


Fuera de ALBA quedarán no sólo la Colombia de Uribe y los "traidores" Chile, Brasil y Uruguay, sino también Argentina, Perú y probablemente, Ecuador. Los "fondos compensatorios" que promete ALBA a sus asociados cual maná para pobres, no son más que un modo de comprar voluntades y alentar corrupciones de aparatos políticos enfeudados al "bolivarianismo".


ALBA no es ninguna alternativa pues, y menos al ALCA neoliberal lanzado por los norteamericanos con idénticas intenciones que las de los chavistas: imponer su hegemonía económica en el subcontinente. En suma, tanto ALCA como ALBA son instrumentos de dominación al servicio de dos proyectos burgueses hegemonistas y por ahora enfrentados: el sostenido por el imperialismo norteamericano y el sostenido por el imperialismo "bolivarista".


Frente a ellos, cabe una tercera posibilidad: que sean los propios países latinoamericanos quienes construyan un espacio de cooperación económica y política solidaria en pie de igualdad. La construcción de ese espacio comienza a urgir ya en Latinoamérica. El nacimiento de UNASUR, una comunidad de 12 países latinoamericanos impulsada por el Brasil de Lula, puede apuntar en esa dirección o ser el enésimo intento fallido, pero señala que algo se mueve en América Latina al margen de Washington y Caracas.

jueves, 15 de mayo de 2008

Karl Marx escribe sobre Simón Bolívar


Ahora que andamos cerca de conmemorar el segundo centenario de las (mal) llamadas "independencias" de las antiguas colonias españolas en América, no está demás empezar a romper algunos mitos que en relación con la figura de los llamados "Libertadores" y singularmente en el caso de Simón Bolívar, vienen sosteniéndose de modo acrítico desde hace ya demasiado tiempo.

En los años treinta del pasado siglo se recuperó un texto breve de Karl Marx en el que destrozaba el mito de Bolívar, tan caro ahora a cierta izquierda americana que, contra toda evidencia, se considera marxista. Ese es un buen punto de partida para dimensionar a Bolívar de modo adecuado.

Fue en 1858 cuando Marx escribió un durísimo alegato contra Simón Bolívar en el que, según su costumbre, aunó la justeza de sus juicios con una mordacidad francamente sardónica, en respuesta a un encargo de Charles Dana, director del New York Daily Tribune, quien le pidió un artículo para la New American Cyclopaedia. Y ahí fue donde Marx se despachó a gusto sobre el (mal) llamado Libertador.

En una carta a Engels fechada el 14 de febrero de 1858, Marx escribe que Dana le ha reprochado que el artículo "estaría escrito en un tono prejuiciado y exige mis fuentes. Estas se las puedo proporcionar, naturalmente, aunque la exigencia es extraña. En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico. Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque". El tal Soulouque fue un ex esclavo que se proclamó Emperador de Haití, ejerciendo el poder mientras le duró de un modo enloquecido, despótico y cruel.

"Cobarde, brutal y miserable" son ciertamente adjetivos fuertes, pero Marx no los usó al tuntún. En su artículo, titulado "Bolívar y Ponte", repasa las miserias de un personaje atrabiliario y criminal, tan temido como odiado en su tiempo. De su etapa de gobierno como dictador dice Marx: "Pero (Bolívar), como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar".

En resumen, Bolívar fue un miembro de la oligarquía criolla con ínfulas aristocráticas, a pesar de su origen mestizo (algo que le pesó toda su vida como una losa y le hizo acumular un fuerte resentimiento contra la aristocracia blanca). Terrateniente, propietario de esclavos y déspota tropical, Simón Bolívar no "liberó" nada; simplemente contribuyó a que indígenas, negros, mestizos y blancos pobres siguieran siendo explotados por la misma burguesía criolla que ya les explotaba durante la colonia; si los criollos rompieron los vínculos con España no fue obviamente para "liberar" a sus compatriotas más desfavorecidos, sino para explotarlos mejor de lo que lo hacían las lejanas clases dominantes españolas.

Como escribe Ramón Calvo Trenado, "El mito Simón Bolívar ha sido utilizado por unos y otros para justificar el paso de la dominación colonial a una nueva dominación social y además respaldar esta última. Criticarle se ha convertido en una ofensa a la patria, el semidios es perfecto y poner en solfa alguno de sus planteamientos es una herejía. El Napoleón de Las Américas está por encima de cualquier juicio histórico y su megalomanía marca la pauta."

En fin, que éste ricacho explotador, canalla, cobarde, sanguinario y enfeudado a los intereses político-comerciales del Imperio Británico, despreciado por Karl Marx y ninguneado por la clase social a la que ansiaba pertenecer, es hoy el "Gran Faro de la revolución americana" escogido por el chavismo y sus secreciones continentales como referente histórico y "moral" para su "revolución".

De donde se deduce cúal es la calidad revolucionaria real del chavismo y sus propagadores.

martes, 4 de diciembre de 2007

El declive del chavismo


De modo mayoritario aunque ajustado, Venezuela dijo "No" al referéndum-plebiscito convocado por Chávez. La "reforma constitucional" propuesta, de haberse aprobado, representaba un cheque en blanco al chavismo, al que confería poder absoluto para su Presidente de la república/jefe de gobierno durante tiempo indefinido; en vez de "todo el poder para los soviets", todo el poder para el gorila (militar golpista, en argot latinoamericano). Ni Lenin aspiró a tanto. Es a eso a lo que han dicho "no" incluso sectores chavistas.

El error de Chávez fue no medir bien la correlación de fuerzas, y plantear el dichoso referéndum como un plebiscito sobre su persona; ni siquiera sobre su cargo, sino directamente sobre sí mismo. Claro que si fuera capaz de hacer cosas así, Chávez no sería Chávez; por tanto, es lo que tocaba, que el mismo se pusiera el lazo al cuello.

Otro dato interesante es el de la abstención: el 44% de los venezolanos no fue a votar. Se calcula ya que 3 millones de chavistas decidieron abstenerse esta vez.

Al chavismo hace tiempo que han comenzado a abandonarle por la izquierda y por la derecha. Por la izquierda, se le van los sectores populares desencantados con la corrupción y la arrogancia de los nuevos mandamases "bolivarianos". Por la derecha le abandonan aquellos que precisamente crearon a Chávez, gentes como Teodoro Petkoff y Douglas Bravo, es decir, los epígonos de la burguesía ascendente, la "boliburguesía".

Hasta ahora la suerte de Chávez era que frente a él no había nada organizado que valiera la pena, pues la llamada "oposición" no era más que los pedazos mal soldados de la vieja oligarquía venezolana. Pero ahora se le enfrentan a él y su tinglado precisamente una parte de esos burgueses de nuevo cuño que han creado el chavismo, y también una creciente masa de descontentos con esa "revolución socialista" de pacotilla. Esto es así, y no puede negarse; nadie en su sano juicio puede pretender ahora que la mitad del pueblo venezolano son unos traidores a su patria y unos vendidos al imperialismo yanqui y a la monarquía española.

Chávez perdió en las urnas, pero eso tiene poca importancia por el momento. Lo que se ha cuestionado en Venezuela es algo mucho más importante que la continuidad o no del gorila paracaidista en el palacio de Miraflores: a lo que se ha dicho "No" allá de modo mayoritario es al nuevo proyecto de dominación social en América Latina, eso que se ha dado en llamar chavismo: una extraña mezcolanza de populismo social, aventurerismo político, militarismo atroz y mesianismo religioso; un cóctel teñido de xenofobia y fundamentalismo, que se dice de izquierdas pero que en realidad no difiere tanto ni en sus fundamentos ideológicos ni en su praxis política del régimen creado por Mussolini. Lo del domingo fue simplemente el principio del fin de todo eso.

De aquí a no demasiado tiempo empezarán los movimientos para alcanzar un pacto entre la vieja oligarquía venezolana y la nueva boliburguesía. El precio, obviamente, será la cabeza de Chávez y el fin del chavismo como proyecto de "exportación". Puede tardar más o menos, pueden pasar incluso algunos años; en todo caso, el referéndum del domingo marca el inicio del fin de Chávez y del chavismo.

domingo, 11 de noviembre de 2007

De aquellos polvos, estos nervios


Desde mediados de la década de los noventa, numerosas empresas españolas irrumpieron en Iberoamérica como caballos desbocados. Se las estaba "deslocalizando", trasladándolas a una zona del mundo donde los "costos laborales" eran irrisorios comparados con los existentes en España, y donde se podían conseguir plusvalías -ni siquiera siempre legales- como sólo habían podido conseguir nuestros "emprendedores" en la por ellos añorada época del desarrollismo franquista.

No eran empresas cualesquiera. La mayoría proceden del sector público español, privatizado compulsivamente durante el gobierno Aznar (1996-2004): Telefónica, Repsol, Endesa, Agbar... y de bancos muy comprometidos con esa etapa histórica española, como el BBVA y el Santander. Al frente de estas empresas impulsoras de la "segunda colonización" de América, había y hay un puñado de altos ejecutivos aznaristas -es decir, gente cuya ideología y mentalidad son el resultado de la fusión entre las propias del franquismo sociológico y las aportadas por el neoconservadorismo yanqui-, de cuya falta de escrúpulos y amor al dinero fácil hay pruebas sobradas: basta recordar el indescriptible episodio de las furgonetas de seguridad de Prosegur atiborradas con billetes de banco sacados de las sucursales bancarias españolas en Buenos Aires, rodando camino de Eceiza ante las narices de los porteños en aquellos aciagos días de la crisis argentina de diciembre de 2001.

El poder de esta gente sobre los países de América así recolonizados no ha hecho sino aumentar. Muchas de esas empresas controlan servicios públicos esenciales (agua, luz, electricidad, comunicaciones), por lo que su acción saqueadora y antipopular es aún más evidente. Así, no es extraño que su actuación concite la animadversión de quienes la sufren, y que ésta acabe dirigiéndose incluso contra otros empresarios e intereses españoles aunque éstos lleven años colaborando en la medida de sus posibilidades al desarrollo de esas naciones.

La falta de propuestas serias, articuladas y eficaces frente a la pobreza endémica, la explotación económica y las profundas barreras entre clases sociales en la mayoría de los países americanos, ha terminado por dejar campo abierto a toda clase de mesianismos, caudillismos y populismos que se ofrecen a sí mismos como faros de una supuesta revolución que no acaba de llegar, porque quienes encabezan esos movimientos y quienes desde atrás les sostienen y se benefician de ellos no tienen el menor interés en que llegue. La izquierda americana –cada día más débil, fragmentada e impotente- se agarra a los calzones del primero que pasa prometiendo a voces un mañana de justicia social; si además el mesías de turno es capaz de lanzar de vez en cuando algún desplante a los EEUU o a esos “ricos europeos” supuestamente causa de todos los males de América, mejor que mejor.

Es así como Chávez, un producto arquetípico de los cuarteles iberoamericanos –un individuo ignorante, resentido, simplista, autoritario y sobre todas las cosas, extremadamente ambicioso-, ha llegado al poder montado sobre la ola de un pueblo que ya no aguantaba más. Con todo, imaginar que Chávez, cual nuevo Bolívar Rojo, llevará la revolución social a todos y cada uno de los rincones primero de Venezuela y luego de América entera, es tan delirante como sostener que los oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada argentina preparaban desde sus subterráneos la democratización de todo el continente.

Pero en tanto llega el momento de la verdad en que el chavismo acabe de manifestarse en todo su esplendor como lo que es, el dinero fácil del petróleo le seguirá sirviendo para cultivar una imagen de benefactor de los pobres propios y ajenos, y para que algunos gobiernos americanos le bailen el agua, probablemente más por necesidad que por cariño.

Sin embargo, las cosas ya no van tan bien para Chávez como hasta hace poco, y el catálogo de problemas empieza a ser inquietante para él. Sus pistoleros y antidisturbios llevan días enfrentándose en la Universidad de Caracas con estudiantes contrarios a la reforma de una Constitución que el propio Chávez diseñó en su día, reforma con la que pretende perpetuarse en el poder, precisamente ahora que empieza a ser abandonado por quienes le crearon como figura pública. El barril de petróleo, además, acaba de superar la barrera psicológica de los 100 dólares, así que es de prever una contracción de la demanda, que a medio plazo podría llegar a cegar la fuente del maná supuestamente inagotable en la que se asienta el chavismo, los petrodólares. Por otra parte, las iniciativas internacionales de Chávez no acaban de cuajar: su candidato fracasó en Perú, el ecuatoriano Correa cada día le es más esquivo mientras se acerca a Europa (500.000 ecuatorianos residen y trabajan en España), Evo Morales le sigue la corriente sin entregársele del todo, y sólo el desprestigiado, corrompido y trasnochado Daniel Ortega se engancha a sus propuestas con el entusiasmo de quien necesita desesperadamente que alguien apuntale como sea la economía de su país. Los cubanos sufren a Chávez resignadamente, y le aguantarán mientras siga casi regalándoles el petróleo que necesitan pero ni un día más.

Es así que Chávez ha llegado a Santiago de Chile nervioso. Como Macbeth, desde las almenas de su castillo empieza a vislumbrar los ejércitos de enemigos que suben a por él; es sólo una imagen, por ahora. Aunque sus problemas no son sólo de orden político strictu senso.

Antes de viajar a Santiago, Chávez sabía que Zapatero iba a poner sobre la mesa tres propuestas que van a dañar esa imagen de Papá Noel de los pobres que el caudillo venezolano se ha construido en estos últimos años a fuerza de petrodólares: la creación de un centro internacional de prevención de desastres en Panamá que operará para toda América Central y Caribe, convenios con Ecuador y Perú que permitirán que las cotizaciones a la Seguridad Social de los inmigrantes en España reviertan en los países de origen, y la tercera y quizá la más importante a largo plazo aunque ahora sea casi sólo un gesto simbólico inicial, la creación de un Fondo para el Agua en América, que España contribuirá a poner en marcha aportando 1.500 millones de dólares.

No es de extrañar por tanto que Chávez usara la provocación para reventar las conclusiones de la Cumbre de Santiago. El recurso fácil de tildar de fascista a Aznar, logró su efecto: que la delegación española se sintiera insultada no por quien es y lo que representa Aznar (ahí no hay discusión alguna posible), sino porque escupiendo sobre él en mitad de la Cumbre se ninguneaba las únicas aportaciones serias hechas allí. Es obvio que en un encuentro institucional, la delegación española no podía aceptar que se la humillara simplemente para que el ego de Hugo Chávez quedara a salvo.

La grosería y zafiedad de Chávez interrumpiendo a Zapatero cuando éste, en el uso de la palabra y con tono comedido, le estaba pidiendo suavemente un comportamiento más acorde con su supuesta condición de estadista internacional, tuvo una respuesta sorprendente de parte del rey Juan Carlos, que constituye un regalo inesperado para el caudillo venezolano. Nunca debió abrir la boca Juan Carlos en ese incidente, y menos en el tono en el que lo hizo.

Gracias al rey de España pues, Chávez en vez de salir derrotado y con el rabo entre las piernas va a poder presentarse ahora como un mártir del neoimperialismo español, y evitar sobre todo que se hable de los acuerdos de esta Cumbre. Así se las ponían a Fernando VII, dicen.

Es obvio que Juan Carlos al igual que Chávez, también anda con los nervios alterados, aunque curiosamente su nerviosismo proceda más del maltrato que está recibiendo desde los medios de comunicación y los sectores políticos afines a Aznar, que del auge continuo de la opinión republicana en España. Lo segundo no le viene de nuevo: éste es un país republicano de antiguo, otra cosa es que por diversas circunstancias esa opinión ampliamente mayoritaria haya estado en letargo durante algunos años. En cuanto a la enemiga que le profesa el aznarismo y cuanto ese sector de la sociedad española representa en el orden político, económico y social, seguramente sí le toma más desprevenido, aunque no debería por qué.

Y es que el fascismo en España, de José Antonio a Aznar, siempre ha sido republicano.