miércoles, 24 de febrero de 2010

El Partido Popular reclama un gobierno de campo de concentración nacional

Definitivamente, España es el país más raro del mundo. A ver dónde encuentran ustedes otro país en el que la patronal y sus compinches de la extrema derecha política, social y mediática aúllen cada día desde sus medios de intoxicación exigiendo a los sindicatos (de izquierda, of course) una huelga general que mande al carajo al actual gobierno español. No conozco grupo trostkysta de la más estricta obediencia a la VII Internacional que proponga tal cosa. Y sin embargo, oigan ustedes día sí y día también a los dirigentes del Partido Popular y a los ventrílocuos que hablan o escriben por ellos, incitando a los trabajadores y a los parados -sí, a los mismos parados creados a millones por sus "mecenas emprendedores", esos que les hacen donativos "anónimos" multimillonarios en euros-, incitando a la revolución social.

Ahora resulta que los "mercados" -el estúpido eufemismo que encubre al selecto grupo de canallas internacionales que han propiciado el actual desastre económico-financiero en su propio y galáctico beneficio-, reprochan a gobiernos como el del blandito Zapatero que no sean capaces de tomar medidas que aumenten el volumen de lo que vienen rapiñando. Hay que "desregular" el "mercado de trabajo" hasta el punto de que los asalariados envidien la condición de esclavos, dicen, único modo al parecer de que la economía patria levante cabeza; hay que acabar con las pensiones, los subsidios a los parados, los servicios públicos y demás dañinos generadores del déficit público, ése maldito freno a la libertad de mercado que ahoga la inversión privada y evita que el presupuesto público se invierta en las únicas áreas que realmente interesan a la derecha patria, que como es sabido son la represión física e ideológica de la ciudadanía mediante la policía, el Ejército, la Iglesia y la judicatura.

Y mientras estos animales arrecian en su ofensiva, por ahí va el antiguo paleta Corbacho, ministro de Trabajo o eso dicen, balbuceando en las emisoras de radio con su pobre vocabulario de Escuela de Verano de partido que por sus gónadas aquí todo Cristo se va a jubilar a los 67 años, le guste o no. Olé el ministro que vino del pueblo. ¿Y tú qué, pedazo de mamón, cuándo vuelves al andamio del que nunca debiste de bajar y te jubilas con el sueldo que te corresponde por tu cualificación profesional y tu coeficiente mental? Te lo dice un socialista que luchó contra Franco cuando a tí ni te había pasado pasado por la cabeza afiliarte a un partido de izquierda, pedazo de nulidad.

Así es normal que luego salga Esperanza Aguirre, la gansteresa presidenta de la Comunidad de Madrid, proponiendo un Gobierno de Concentración Nacional (de campo de concentración "nazional", en realidad), entre el PP y el PSOE en el que don Cristobalito Montoro sea ministro de Economía y Javier Arenas de Trabajo; coño, se le ha olvidado proponer al coronel Antonio Tejero como Defensor del Pueblo y a Belén Esteban como ministra de Cultura. Para mí que la gansteresa se chuta, y no precisamente con los goles de Cristiano Ronaldo.

Cada día que pasa España es un país más raro. Los sindicatos salen a la calle a defender las pensiones y la edad de jubilación, y la extrema derecha española -que es toda la derecha española, en realidad-, les reprocha que no asalten el Palacio de Invierno. ¿Pero dónde infiernos hemos llegado? Los mismos bandidos que nos roban, que nos atracan, que se llevan cientos de miles de millones de euros del erario público como "compensación" a lo mal que lo están pasando sus bancos y empresas, le echan en cara a sus víctimas que no actúen contra un Gobierno al que si algo cabe reprocharle es su papel de don Tancredo, "quieto parao" y con la respiración contenida en medio del redondel hispano. ¿Cabe mayor cinismo?.

Pues oigan, si quieren asaltar Palacios de Invierno vamos a empezar por los bancos, empresas y chalets de toda la gentuza que han amasado fortunas descomunales en la última década y pico gracias a la especulación inmobiliaria salvaje y el blanqueo del dinero proveniente del narcotráfico. ¿Para cuándo ése asalto?.

En la imagen, el general Francisco Franco -verdadero inspirador ideológico del PP español- en compañía de unos amigos, en aquellos tiempos en los que el gobierno español era de verdadera concentración nacional.

sábado, 20 de febrero de 2010

El Agente Naranja sigue devorando a los vietnamitas



Acabo de ver un reportaje de "Informe semanal", un programa de TVE, sobre las consecuencias del llamado Agente Naranja, lanzado por los norteamericanos en los bombardeos sobre Vietnam hace casi 40 años. Las imágenes ponen los pelos de punta, y eso que todo el reportaje evita cuidadosamente la truculencia en la que a tenor del caso podría haber caído fácilmente .

Más allá de la muerte y la destrucción sembradas en aquellos años por decenas de millones de toneladas de bombas arrojadas sobre un país cuya superficie es apenas la mitad de la Península Ibérica, los terroríficos efectos de ese elemento químico que en principio debían ser "sólo" desforestar las selvas indochinas, han traspasado el tiempo y la genética y alcanzan ya a una tercera generación de vietnamitas descendientes de quienes lo sufrieron literalmente en sus propias carnes. Lo peor con todo es que el Gobierno norteamericano no reconoce siquiera la responsabilidad de su país en la generación de este horror, a pesar de la lucha de las autoridades vietnamitas y de las organizaciones de víctimas. De hecho, las organizaciones de veteranos estadounidenses afectados por el Agente Naranja nunca lograron que Washington reconociera esa responsabilidad para con ellos, los propios soldados del Imperio. Un largo proceso reivindicativo de esas organizaciones finalizó a mediados de los años 80 con un acuerdo extrajudicial con las 8 empresas privadas norteamericanas fabricantes del Agente Naranja, acuerdo en el que formalmente no se reconocía la relación entre el tóxico y las enfermedades y malformaciones que produce y se disfrazaba la indemnización/soborno como "donación" a los excombatientes.

Los vietnamitas afectados ni siquiera han obtenido eso. Ni las empresas fabricantes ni el Gobierno de EEUU parecen estar interesados ni en indemnizarles ni en comprar su silencio. Pero ellos no van a callar, porque más allá de los adultos y jóvenes muertos en el pasado hoy siguen naciendo niños con lacras horribles, y esa batalla por tanto no va a acabar en el terreno internacional y donde sea necesario llevarla, hasta que los causantes de tanto dolor den su brazo a torcer ya que al parecer nunca pagarán por lo que han hecho.

Un ex ministro de Sanidad vietnamita y dirigente de una asociación de víctimas del Agente Naranja explicaba a la cámara que recientemente habían recibido la visita de la asociación acabada de constituir en Irak con el mismo objetivo. Decía este anciano que allá por donde pasa el Ejército norteamericano deja siempre el idéntico rastro, y que cuando de aquí a unos años también hayan tenido que irse de Irak empezaremos a conocer la magnitud de la tragedia que dejarán tras de sí, ellos que dan lecciones de democracia y civilidad a todo el mundo. Decía este hombre asimismo que entendía que ningún gobierno de EEUU reconocería lo que les habían hecho a los vietnamitas, porque entonces automáticamente tendrían que dejar de dar esas lecciones de democracia y civilidad.

Pienso que este hombre tiene toda la razón, y que el problema radica en que mientras EEUU siga siendo una potencia que practica el terrorismo de masas, no habrá rincón del planeta a salvo de que cualquier día empiece a llover sobre sus cabezas el maldito Agente Naranja. En ese sentido, Vietnam fue sólo una etapa en el camino del horror imperial.

jueves, 18 de febrero de 2010

El dedito de Aznar

Al gran Josemari de España y de Texas le han dado el día en la Universidad de Oviedo. El tipo llegó dispuesto a perpetrar uno de sus vómitos en forma de "konferencia", y se encontró de morros a cientos de estudiantes recordándole a grito pelado quien es: un fascista, un criminal de guerra y un palanganero de los neocons yankis.

Al Asombro de Valladolid no le gusta que le describan tan certeramente, y el hombre ha alzado un dedito en respuesta. Eso de levantar el dedo medio en señal de insulto es un gesto anglosajón desconocido en España hasta hace pocos años, igual que el gesto de llevarse la mano al corazón que algunos políticos derechistas españoles ( y unos cuantos nacionalistas catalanes) comenzaron a imitar lacayunamente durante el mandato del emperador George W. Bush. En España, existe de toda la vida el gesto insultante universal de hacer los cuernos con dos dedos. O todavía más castizo, el tradicional corte de mangas en sus dos versiones: fino (flexionando lentamente el brazo que se posa en el antebrazo) o a lo gañán (arreándose un manotazo en el susodicho antebrazo), una sola vez o repetido compulsivamente.

Así que ahí tenemos al Patriota de Patriotas, que incluso en los gestos insultantes clona los de su amo extranjero. Así es la extrema derecha española, servil e imitativa con sus dueños hasta traspasar todos los límites del ridículo.

martes, 16 de febrero de 2010

ENDESA, ladrones de guante blanco

Andaba yo de vuelta a casa cavilando de qué trataría el post que pensaba escribir esta tarde, cuando al abrir el buzón me he encontrado una carta de ENDESA que me ha resuelto las dudas de un plumazo. Para los lectores que no conozcan qué es ENDESA les diré en breve que esta es una de las empresas clave del oligopolio energético español, explotadora en régimen de monopolio del suministro eléctrico de regiones enteras de España y que desde hace unos años ha abierto horizontes en América Latina de un modo salvaje y desenfrenado; seguro que han oído hablar de la gigantesca presa que ENDESA está construyendo en Chile y que amenaza con tragarse entero el país mapuche, un ecosistema único en el mundo y frágil como un vaso de cristal. Por cierto, en un alarde de cinismo "emprendedor" ENDESA se publicita en España como empresa "verde" y respetuosa con el medio ambiente.

Bueno, pues estos piratas con traje italiano me envían una carta en la que en un espléndido catalán normativo me informan de que "En estos momentos" un servidor de ustedes "NO TIENE CUBIERTO" (así, en mayúscula) "el coste de la reparación en caso de urgencia ante una avería en la instalación eléctrica, como un cortocircuito en el cuadro eléctrico de su casa que le deje sin luz". ¿Preocupante, verdad? Qué miedo da quedarnos sin luz. Pero tranquilos, ENDESA piensa en todo y tiene solución para este problema: "Protéjase desde hoy mismo con el Servicio Electricidad Total de ENDESA y acceda a toda la cobertura y las ventajas que le ofrece este servicio exclusivo para abonados de ENDESA". Para no cansarles les diré en resumen que el "servicio exclusivo" de marras consiste en que por la nada módica cifra de 44'91 euros anuales ENDESA presta un servicio que desde que existe la empresa ya daba y se pagaba en la factura general que presentan a sus abonados. Así pues, al igual que las compañías aeronáuticas decidieron un día cobrarnos aparte la magra pitanza que ofrecían a bordo (¡como si hasta entonces Iberia y compinches hubieran regalado los menús que daban!), ENDESA pretende cobrar a partir de ahora un servicio de mantenimiento que es su obligación ofrecer.

Y en fin, como no podía ser menos, la estafa se redondea en la letra pequeña. Resulta que entre las "exclusiones generales" (sic) del servicio contratado (y abonado) figuran las intervenciones en caso de emergencia causadas por "cualquier objeto que no forme parte de la red eléctrica", y cita expresamente sistemas de riego, cables de bombas de agua, controladores de temperatura, antenas de todo tipo, detectores de humo, electrodomésticos, etc. Entonces ¿qué diablos cubre el maravilloso servicio de asistencia de ENDESA, si excluye precisamente todas las fuentes posibles de esta clase de incidencias?.

El remate viene cuando ENDESA informa al potencial "primo" (candidato a ser estafado) de quién es la empresa aseguradora: Pues nada menos que una empresa irlandesa llamada Am Trust Ltd radicada en Dublín y "habilitada para operar en España", que actúa "en régimen de libre prestación de servicios (el diablo hidroeléctrico sabe qué significa esa expresión) a través de una sucursal radicada en Irlanda" (!). Debe ser que con la crisis económica ya no hay aseguradoras radicadas en España, y tienen que recurrir a una irlandesa. ¿Verdad que huele que apesta?.

El folleto-engendro concluye advirtiendo de que "este documento constituye un resumen no vinculante de las condiciones generales del contrato". O sea que hay más condiciones de las que aquí se especifican. Me juego mi paga extraordinaria de abril a que naturalmente, excluirán un sinfín de intervenciones supuestamente a prestar por la empresa contratada.

Al parecer la legislación española permite esta clase de robos de guante blanco; sus promotores incluso citan una ley bajo la cual se regirá el contrato con la aseguradora irlandesa. Tal vez porque el atraco se realiza sin otra violencia que el insulto a la inteligencia media que constituye el contenido del folleto explicativo que les he comentado. Son cosas del libre mercado, ya saben.

El año pasado a un mendigo le pedían en los tribunales de Barcelona año y medio de prisión por robar media barra de pan en una panadería. Los pobres ya se sabe, lo hacen todo a lo bruto ¡Con lo fácil que sería enviar un folleto publicitario antes de ir a por la barra de pan!.

domingo, 14 de febrero de 2010

Consideraciones sobre el laicismo francés


Ser católico en Francia es un asunto tan respetable como privado. Igual que ser protestante, judío, musulmán, seguidor del Spaghetti Volador o, desde luego, ateo. Hace siglos que la religión dejó de ser un problema para los franceses: mucho antes de su Revolución la separación Iglesia Estado era un hecho de facto, consagrado luego por las leyes republicanas del siglo XIX y primeros años del XX.

La fotografía que encabeza el artículo la tomé la semana pasada en la catedral de Lyon, una bellísima muestra de la mejor arquitectura gótica europea. A diferencia de los ruinosos templos españoles, las catedrales francesas resplandecen gracias a que al ser consideradas como bienes artísticos propiedad de la Nación, su conservación y mantenimiento corre por cuenta del Estado a través de los ayuntamientos. Como lugar de culto la catedral de Lyon celebra dos misas al día, incluidos los domingos; el resto del tiempo está a disposición de los visitantes y, como todas las iglesias francesas, tienen lugar en ella las actividades de carácter cultural y cívico que determina el gobierno de la comunidad local que la mantiene.

Fíjense en el cartel, por favor. Recurriendo a las más modernas técnicas comunicativas publicitarias, los responsables de la iglesia lyonesa hacen saber a los visitantes del templo que "la diócesis lyonesa no recibe ninguna subvención para sus curas y asalariados. Tu donativo es vital" reza el cartel, encabezado por un contundente: "100% puro donativo. Sin subvenciones añadidas", que imita con gracia y oportunidad los anuncios de zumos que vemos en la televisión.

Lyon no es un caso único. Por poner sólo otro ejemplo, hace un par de años tuve ocasión de observar en el interior de la catedral de Toulouse la multitud de carteles llamando a la solidaridad (no a la caridad) con los pobres del mundo, así como diversas convocatorias de grupos cristianos de base en apoyo de causas que los partidos de izquierda españoles no se atreven a sostener en público.

Cuando veo estas cosas en Francia me domina una enorme tristeza al comparar con esta España de nuestros pecados; España que desde siglos huele a cerrado y sacristía, como escribió don Antonio Machado. También me acuerdo de toda la parentela de aquél personaje mítico que probablemente nunca existió llamado Guifré el Pilós, señor feudal por delegación de una Marca fronteriza del imperio carolingio, del que dicen que aprovechando un momento de debilidad de sus señores decidió dejar de pagarles tributo y declarar la independencia de aquél condado entre montañas. ¡La faena que nos hizo el muy cretino a los catalanes de generaciones posteriores!.

jueves, 11 de febrero de 2010

De Jaume Vicens Vives al Palau de la Música Catalana


Este año 2010 se cumplen en el espacio de unos pocos meses dos hitos estrechamente relacionados: el centenario del nacimiento y el cincuentenario de la muerte de Jaume Vicens Vives, historiador catalán cuyo nombre probablemente nada diga a la mayoría de mis amables lectores, lo que en el caso de los catalanes y los españoles cultos en general resulta poco excusable aunque sí comprensible.

Ocurre que Vicens Vives es el hombre que renovó la historiografía hispana, sacándola del menendezpelayismo ultrareaccionario españolero, centrado en el conocimiento enciclopédico de los reyes godos, las batallas célebres y las hazañas de los Conquistadores, todo a mayor gloria propagandística de las eternas élites dominantes españolas (Monarquía, aristocracia, clero, militares). Vicens puso el foco sobre los elementos reales cuya suma conforma la historia y nos ayuda a interpretarla (el trabajo, la propiedad, las estructuras sociales, la cultura propia y asimilada, los imaginarios colectivos y hasta la psicología de los pueblos). La manera de narrar de Vicens le acerca a las escuelas modernas de origen francés que en los años 50 y 60 del pasado siglo alumbraron la historiografía contemporánea, y anticipa en cuanto a técnica lo mejor de la narrativa histórica catalana de hoy.

A primera vista los libros de Vicens Vives desvelan un pensamiento hondamente burgués, aparentemente progresista y catalanista sin estridencias. Hombre mesurado y prudente, todo en Vicens destila toneladas de "seny" de la mejor cosecha. Republicano liberal, dicen de él que llegó a soñarse presidente de la Generalitat en ese futuro que no alcanzó a vivir. Todo muy democrático y suavón. Y enormemente burgués, como pueden ver.

En realidad los textos de Jaume Vicens Vives -brillantes, novedosos- tienen un aroma profundamente reaccionario. En su obra capital, "Noticia de Catalunya", Vicens Vives se muestra como un alérgico a las revoluciones, en un país, el suyo y el mío, que lleva cinco siglos de sobresalto revolucionario en sobresalto revolucionario, aunque hasta los historiadores de izquierda nacionales pretendan orillarlos. Así, Vicens despacha la revolución catalana del siglo XV como un enfrentamiento entre el buen sentido y las mejores intenciones de las élites catalanas de un lado, y la embestida ciega de un populacho airado e ignorante, alineado tras el rey "castellano" (aragonés, en realidad) en lucha con las instituciones oligárquicas y su instrumento de entonces, la Diputació del General o Generalitat. Algún día habrá que volver sobre este episodio de la Historia, una sangrienta y decisiva revolución que duró década y pico, cuya conclusión con la victoria de las armas populares supuso la abolición legal del feudalismo por primera vez en un país europeo (Sentencia Arbitral de Guadalupe), y durante la cual el partido llamado La Busca desarrolló una insólita experiencia de gobierno municipal verdaderamente socialista en Barcelona en plena Edad Media.

Más radicalmente antipopular todavía se manifiesta Jaume Vicens Vives cuando en esa misma obra escribe acerca de los "rectos propósitos de las clases dirigentes catalanas" durante las décadas a caballo de los siglos XIX y XX, es decir durante la época en que la patronal catalana pagaba pistoleros para que asesinaran dirigentes sindicales y apoyaba cuando no incitaba (Prat de la Riba) las intervenciones imperialistas armadas del Estado español, primero en Cuba y más tarde en Marruecos. Con todo, la cima de su conservadurismo elitista (y prefascista) la alcanza Vicens cuando responsabiliza a la masa popular catalana, "ineducada y veleidosa" además de "cegada por espejismos revolucionarios", de las sacudidas políticosociales de 1934 y 1936, al haber abdicado de la "madurez" propia de los catalanes y haber dejado "a los otros pueblos de España" sin la guía para seguir los caminos que supuestamente les indicábamos "desde 1901". Hablando en plata, Vicens Vives acusa a las clases trabajadoras y populares catalanas de abandonar la aceptación del liderazgo de las clases dominantes del país y correr en pos de sueños de emancipación, amén de ser los responsables de que sus patronos hubieran de renunciar a su propósito de dirigir España desde las fábricas de la cuenca del Llobregat. Para quien crea que esta es una interpretación sesgada, un último párrafo de Vicens Vives a propósito de esa cuestión: "Bien es cierto que la inmigración reciente había introducido en Catalunya una cuña de insolidaridad e intolerancia, que explica, aunque no justifica, el hundimiento de 1936". Elitismo, clasismo, xenofobia. De creer a Vicens, la responsabilidad última del desastre que fueron la guerra y la larga postguerra en Catalunya habría que cargarla en las espaldas de las masas obreras inmigrantes; sin embargo, fueron ellos los verdaderos y únicos perdedores de la guerra de España en Catalunya, como es sabido. El Vicens ideólogo acaba liquidando al Vicens historiador.

Podemos ahora entender mejor la ideología que segregan y hasta el descaro en el modus operandi de los saqueadores del Palau de la Música. Y es que es gracias a faros del pensamiento burgués catalanista como Vicens Vives, las élites de este país viven convencidas de tener derecho de pernada sobre él. Todo ello, eso sí, bañado en mares de "seny".

En la fotografía, una vista interior del Palau de la Música Catalana, templo principal de la burguesía del país.

lunes, 8 de febrero de 2010

A Hitler no sólo le hedía su verborrea


Una odontóloga alemana ha tenido la humorada de hacerle un chequeo a Adolf Hitler cuando falta poco para que el interfecto cumpla sus primeros 65 años muerto. Transcurrido tanto tiempo desde su fallecimiento es obvio que la salud general del paciente es francamente mala, a Dios gracias y por suerte para el género humano.

Con todo, la doctora Menevse Deprem-Hennen, que así se llama la odontóloga, ha descubierto varias cosas interesantes en relación con el Führer nazi, a saber: que tenía halitosis, que sentía pánico cuando debía ir al dentista, que se alimentaba muy mal y que sufría parodontosis (piorrea, en cristiano). Semejantes conclusiones las publicaba este fin de semana el dominical alemán Bild am Sonntang, junto a informaciones no menos curiosas como que el dentista personal de Hitler fuera un general de las SS, lo que dicho sea de paso explicaría los terrores del susodicho a la hora de ponerse en sus manos; y es que Adolf Hitler sería un asesino de masas, pero de tonto no tenía ni un pelo. La información la extrajo la doctora Deprem-Hennen de las actas odontológicas del Führer, que al parecer se han conservado cuidadosamente, así que sus conclusiones parecen estar bien fundamentadas.

Que el aliento de Hitler hedía a muerto, es algo que muchos nos barruntábamos desde hace tiempo. La Naturaleza tiene su propia manera de hacer las cosas, y una de ellas es desvelar las miserias de los presuntos grandes hombres con pequeños ensañamientos en sus carnes o en su psicología: César era calvo sin remedio desde joven, cosa que al parecer le afligía bastante; Napoleón sufría de fuertes dolores intestinales, quizá porque queriendo o sin querer le estuvieron envenenando durante años con algún tipo de medicamento; Franco iba por la vida con un testículo menos y vocecilla de vicetiple, consecuencia de un balazo recibido en África; y en fin, el propio José María Aznar debe usar gafas graduadas para leer esos magníficos discursos en los que sitúa a su país en la diana de los especuladores financieros internacionales. Defectos los tiene cualquiera, de acuerdo, pero cuando uno es un dios viviente el hecho de ser calvo, sufrir de la tripa, tener voz amariconada, ser corto de vista o como en el caso de Hitler, padecer halitosis, reduce al personaje en cuestión a una dimensión tan de estar por casa que acaba moviendo a la risa.

Y eso, el reírse de tipos como Adolf Hitler, al que por cierto todavía algunos imbéciles veneran como el especímen culminación de la raza humana, es un impagable y sanísimo ejercicio que nos devuelve la exacta proporción de las cosas. Que a Hitler le apestara el aliento le convierte en un hombre como otro cualquiera; lo peor que le puede ocurrir a un personaje como él.

De modo que Adolf Hitler era un ser humano hecho de barro, en su caso maloliente. De lo que se entera uno gracias a la ciencia.

La imagen que encabeza el post es una ilustración anónima que anima a los seguidores de Hitler a imitar el último gesto de su líder.


miércoles, 3 de febrero de 2010

Zapatero en el convento de Fray Obama

La presencia de José Luis Rodríguez Zapatero en calidad de invitado presuntamente relevante al llamado "Desayuno de oración" que se celebrará el jueves en la Casa Blanca, ha despertado reacciones múltiples y casi ninguna favorable. Que yo recuerde, ningún presidente de Gobierno español, ni siquiera el lameculos de Aznar, fue invitado por el Emperador de turno a esta ceremonia anual que según dice la prensa se remonta a 1952, lo que tratándose de los EEUU la convierte en una tradición de origen verdaderamente remoto.

Nadie sabe qué diablos pinta Zapatero en una celebración así, aparte de hacerse una foto -otra más- al lado del Emperador, de un Barack Obama que llegó al trono entre cánticos de alegría de los "progresistas", y al que le ha bastado un año en la presidencia norteamericana para mostrarse tal cual verdaderamente es. Y es que las diferencias políticas entre él y su antecesor son irrelevantes, especialmente en lo que hace a la manera de conducir la política internacional de la todavía -aunque menos- superpotencia planetaria.

Ocurre que el presidente español anda últimamente en plena huida hacia la política internacional como medio de escapar de la durísima realidad de su país, síndrome que de una u otra manera ha terminado por dominar a todos sus antecesores: recuerden la famosa cantinela acerca del "cuello de botella del estrecho de Ormuz", que profería a todos horas un Adolfo Suárez al que aunque le hubiera ido la vida en ello no hubiera sido capaz de situar el estrecho de Ormuz en un mapa; o a un Aznar obsesionado con el "vínculo trasantlántico" que había que establecer con los EEUU de George W. Bush luego de dinamitar, Trío de las Azores mediante, la Unión Europea, la ONU y lo que se terciara. Pues bien, a Zapatero le ha entrado ahora ese virus y ahí debe andar el hombre, preparando la bendición en inglés de los huevos con bacon que seguramente le servirán en el desayuno del jueves. Esperemos que su profesor de idiomas no sea el texano-vallisoletano "mister Ánsar", porque de lo contrario las carcajadas se van a oír en Minnesota y en León.

Lo peor del caso es que la presencia del agnóstico Zapatero en esa reunión meapilas casi coincide en el tiempo con el último desplante de Obama, que acaba de anunciar que no irá a Madrid a la cumbre euro-norteamericana. El feo que acaba de hacerle al presidente de turno de la Unión Europea (UE), el supuesto amigo Zapatero, es de los que hacen época; pero el desprecio simultáneo hacia la Unión Europea es tan estúpidamente gratuito, que uno empieza a considerar que Obama se parece a Bush no sólo en las políticas que aplica sino también en su coeficiente mental. Es obvio que el actual presidente norteamericano sabe hacer bellos discursos, pero empiezan a haber elementos sobrados para cuestionarse su inteligencia política y tal vez la otra.

Aunque bien mirado, quienes creemos en una Europa unida y fuerte tenemos motivos para alegrarnos por esta nueva muestra de arrogancia y yanquicentrismo del presunto progresista Obama, en la medida en que esta clase de ofensas son las que más nos unen a los europeos. Recuerden el episodio ocurrido en plena campaña guerrerista y antieuropea del Trío de las Azores, cuando el entonces ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, machacó y revolcó a Colin Powell en el Consejo de Seguridad de la ONU, luego que el "moderado" jefe de los pretorianos de Washington intentara en nombre de su amo Bush coaccionar a los países allí representados para que se sumaran a la invasión de Irak. Villepin humilló al Imperio con su razonado y apasionado discurso (caro lo ha venido pagando desde entonces), y los europeos de tendencias diferentes nos reconocimos en aquél hombre valiente que defendió nuestros intereses y los de la Humanidad contra las intenciones criminales de los neocons yanquis y sus palanganeros en Europa, los señores Blair y Aznar. Aunque desgraciadamente no se pudiera detener el ataque a Irak al menos sus promotores no lograron la cobertura de la ONU, y ése fue mérito de la diplomacia europea y singularmente de Villepin.

Zapatero ha demostrado tener poca memoria además de desconocer un viejo dicho de la politica internacional europea: no hay nada más fanáticamente yanqui que un negro yanqui. Entiéndase aquí "yanqui" precisamente en la acepción del término que causa más rechazo fuera de EEUU: imperialista, reaccionario, antieuropeo. Obama está mostrando ser un yanqui tradicional de pura cepa, y Zapatero está comenzando a enterarse de un modo particularmente doloroso. Aquella idiotez que profirió Leire Pajín -una de las Barbies Moncloa con menos seso y más futuro por delante-, en el sentido de que el día en que se encontraran Obama y Zapatero se produciría algo así como una conjunción astral de ésas que se dan una vez cada muchos años, ha quedado en una de las aporías políticas españolas más delirantemente absurdas que se hayan oído desde los tiempos en que Franco era teniente en Melilla. La realidad ha sido muy otra. Definitivamente, Zapatero no cuenta para el Emperador, qué le vamos a hacer: a ver si se dan cuenta en Moncloa.


lunes, 1 de febrero de 2010

Muerte de un mercenario


Desde los tiempos en que Franco llenó la Guerra de España de cabileños marroquíes, nazis alemanes y tropas fascistas italianas, en este país al que algunos llaman Estado no se había vuelto a ver tal cantidad de mercenarios enrolados en el ejército español, descontada naturalmente la Legión, oficialmente llamada durante décadas Tercio de Extranjeros pero cuyo componente de mercenarios siempre fue reducido excepto en sus primeros años.

El paro aprieta y la soldada no es moco de pavo, así que son muchos los inmigrantes sobre todo latinoamericanos que se enrolan bajo la bandera de la antaño llamada Madre Patria. Así se dan situaciones tan chocantes, y hasta chuscas dentro de la tragedia, como la producida hoy cuando en el Telediario de la Primera de este mediodía la locutora ha anunciado la muerte en un atentado sucedido en Afganistán de "un soldado español de nacionalidad colombiana" (sic). Obviamente si es colombiano no puede ser español, aunque este sea un error bastante frecuente en otros ámbitos (resulta curioso oír llamar al equipo del FC Barcelona "los jugadores catalanes", cuando en esa plantilla se integran los Messi, Ibrahimovich, Henri, Márquez, Keita etc, o referirse al "equipo español" por antonomasia, que resulta ser el Real Madrid de los Kaká, Ronaldo, Diarra, Benzema y resto de mercenarios balompédicos de lujo).

Estos chavales que se juegan y pierden la vida de vez en cuando vistiendo el uniforme militar español no son obviamente inmigrantes de lujo. En su inmensa mayoría es gente sin oficio ni beneficio, que ven en la vida militar su única posibilidad de tener un empleo bien pagado sin necesidad de tener prácticamente formación académica alguna ni experiencia laboral previa. Es tradición milenaria, de Roma a hoy, que los jóvenes de países ricos no quieran servir con las armas, y que el Estado tenga que acabar recurriendo a contratar bárbaros (es decir, habitantes de más allá de sus fronteras) para poder mantener en pie su aparato militar. El ejemplo más gráfico y brutal de esto lo tenemos en el ejército de EEUU, plagado de miembros de las minorías desfavorecidas, que son enviados a luchar y a morir allá donde el Imperio necesita carne de cañón para afianzar sus intereses. El anzuelo es un buen sueldo, y sobre todo la posibilidad de acceder a la nacionalidad estadounidense y a estudios que les capaciten para ganarse la vida una vez fuera del ejército. Eso los que sobreviven, naturalmente.

España ha emprendido esa senda desde hace algunos años y hoy su ejército está poblado de jóvenes mercenarios, en un porcentaje seguramente muy superior al peso de la población inmigrante en el conjunto de la sociedad española ( se calcula entre el 10 y el 12% del total). Algunas fuentes señalan que más allá de las cifras a la baja que ofrece el Ministerio de Defensa (según ellos, los inmigrantes alistados no llegan al 9%), la cantidad de mercenarios enrolados se aproximaría al 15%-20%. En realidad, en zonas de peligro como lo es Afganistán, la carne de cañón nacida en países subdesarrollados que visten uniforme español llegaría a un tercio o quizá más de los efectivos allí desplazados. Y en fin, basta darse una vuelta por las cercanías de los cuarteles para ver, por cierto, a quien le tocan mayoritariamente las tareas más ingratas, como las guardias a pie de calle: en su mayoría suelen ser chicos y chicas de piel más oscura y rasgos que delatan su origen no español.

Un muchacho colombiano ha muerto hoy en una guerra estúpida en la que si a los españoles no se les ha perdido absolutamente nada, imagínense a los colombianos. Los españoles mandamos mercenarios a apuntalar un gobierno corrupto sostenido por señores de la guerra cuyas actividades económicas conocidas son el narcotráfico a escala mundial y robar cuanto pueden de las ingentes cantidades que los países ricos envían al pseugobierno afgano para que "reconstruya" el país. Afganistán es una ratonera -como lo serán en el futuro Líbano, Mauritania y otros países en los que nadie sabe exactamente qué pintan los uniformados españoles-, de la que más pronto que tarde vamos a tener que salir como podamos. Cuando esto suceda a muchos se les pondrá cara de estupefacción y empezarán a preguntar para qué coño murieron estos muchachos humildes, que vinieron a España a ganarse la vida y hacerse un futuro y a los que en vez de proporcionar un trabajo digno les pusimos un fusil entre las manos y les mandamos a defender no se sabe qué, en un país del que seguramente no habían oído hablar antes de que les llevaran allá.

En la foto, un soldado español monta guardia durante una patrulla en Afganistán.