Huyendo del ruido de lo que un cursi llamaría "una jornada preñada de noticias", acabo de pasar una muy satisfactoria tarde visitando el museo del Prado.
No, no es que haya tomado el puente aéreo y me haya presentado en Madrid por las buenas (Dios me libre de cometer semejante locura, habida cuenta de los problemas que suele acarrear tal aventura al sufrido usuario de ésa ruta), sino que me he dado un largo garbeo por la recién estrenada web del museo madrileño. Y francamente, he quedado gratamente sorprendido.
Uno recordaba la web del Prado como una de las peores páginas de museo del mundo. Sin embargo, parece que los gestores de la pinacoteca definitivamente se han puesto las pilas desde que Carmen Calvo pasó a mejor vida políticamente hablando, y además de haber culminado con éxito la ampliación del edificio se han preocupado de dotar a la institución de una herramienta divulgativa útil y atractiva, que sitúa al Prado en el ciberespacio no ya con la dignidad de la que durante años ha carecido, sino en plena vanguardia de las páginas de su clase.
Visítenla, es un consejo. Da gozo moverse por la web, aunque por ahora vaya un poco lentica, quizá por un exceso de visitas estos días. Además, pueden llevarse a casa los cuadros que más les agraden con sólo hacer click sobre ellos, pudiendo guardar reproducciones de gran calidad, que en la web van acompañadas de fichas muy completas y bien documentadas. Para muestra les dejo un botón, uno de mis cuadros preferidos.
Se trata de un cartón de Francisco de Goya, pintado en sus primeros años en Madrid, cuando trabajaba para la Real Fábrica de tapices. El cuadrito se llama "Muchachos jugando a los soldados". La escena que retrata resulta aparentemente anodina y carente de significado más allá de lo que un primer vistazo nos muestra: unos niños "fent el soldat", como se dice en catalán.
Sin embargo no hay nada en toda la obra de Goya que sea gratuito, pues cada una de sus pinturas encierra no ya opiniones sino verdaderas tesis del autor. Goya fue un observador atento, acerado y crudo de la sociedad de su tiempo. A mi juicio, también el crítico más implacable de la España de siempre, ésa que hoy encarna en las huestes del señor Rajoy y en los intereses que defienden.
El cuadrito del que les hablo tiene su mensaje, y demoledor por lo demás. Mírenlo despacio. Encierra todo un discurso sobre los estamentos sociales de la época: a la derecha de la imagen la aristocracia toca el tambor, a su son el ejército marca el paso en el centro de la composición y a la izquierda la Iglesia agita la torre de un campanario para que suene la campana. Fíjense en los rostros: atento el aristócrata, bobalicón el militar y malvado el eclesiástico. Y todo resumido en un juego de niños...
¿Es o no es Goya el mayor pintor de todos los tiempos?.
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