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viernes, 5 de noviembre de 2010

Obama abre la puerta a la extrema derecha norteamericana

Barack Obama, el vendedor de humo de colores, se ha esfumado por la puerta de servicio del teatro. Bien, en realidad el presidente Obama continúa en lo suyo, pero ahora con la "mano tendida" hacia los republicanos, lo que equivale a decir que quedan arrumbados los sueños de quienes creyeron en sus bellos discursos, al menos mientras él sea presidente; en realidad, va a desprenderse de todo eso, de retórica y sobre todo de actos progresistas, para continuar siendo presidente.

El presidente Obama, ese individuo, tan simpático, insustancial y trepa como una ministra efebócrata de Zapatero, ha llevado al Partido Demócrata a una derrota histórica. Lo que resulta más humillante con todo, es que quienes lo han vencido no son más que una horda desaliñada de pintorescos cowboys fascistas, tan zafios, torpes, indocumentados y casi analfabetos no sólo en política como su Sacerdotisa Suprema, Sarah Palin, la exgobernadora de Alaska, persona que en una competición de cultura general sería fácilmente puesta en ridículo por cualquier alumno español de Enseñanza General Básica. Es decir, lo de Obama no tiene perdón de Dios.

Cierto que tirando de los hilos de este hatajo de asnos del Tea Party, que entre la Cámara de Representantes y el Senado han colocado hasta tres docenas de sus integrantes, se hallan los mismos granujas que metieron al mundo en la guerra de Irak/Afganistán y reventaron el Casino/Bolsa mundial con sus bonos-basura, sus sub-primes y el resto del arsenal de instrumentos de estafa especulativa global que siguen manejando tan tranquilamente. Estos delincuentes no solo se han ido de rositas tras provocar un "agujero negro" mundial que amenaza con tragarse la economía productiva y los recursos financieros del planeta entero, sino que a través de sus portavoces imponen "políticas de ajuste" a gobiernos de todo el mundo, incluido naturalmente el español, según vimos recientemente en la visita de vasallaje que realizó recientemente Zapatero a George Soros y resto de ese "Gobierno Mundial de los Mercados" (en realidad, el sindicato de gánsters internacionales que coordina las mafias bursátiles). Estos son los que han jugado políticamente sus cartas ahora, y tras apenas dieciocho meses de presidencia de Obama han conseguido que una parte del electorado norteamericano, el embrutecido por los grandes grupos mediáticos de intoxicación (tipo Fox, para entendernos) se haya volcado en apoyar a los candidatos de extrema derecha y a sus aliados, que son muchos tanto en las bases como en la dirigencia del Partido Republicano.

Con todo, esa victoria del fascismo tosco y pueblerino que encarna el Tea Party solo ha sido posible porque el electorado que llevó a la presidencia a Obama le ha abandonado en esta ocasión, desengañado porque los discursos del presidente no se han concretado en nada. Negros, hispanos, mujeres, jóvenes y miembros de las minorías que se movilizaron hace dos años, se han quedado en casa ahora cuando han visto que continúa la guerra de Irak/Afganistán, que Guantánamo no se ha cerrado, que se continúa manejando desde el poder el espantajo del terrorismo internacional para acogotar a la población, que en EEUU sigue sin haber una verdadera sanidad pública, que los millones de personas que perdieron sus casas y sus patrimonios no han recuperado nada, que la brecha entre las clases sociales no hace sino agrandarse día a día, y sobre todo, que quienes llevaron al país al mayor desastre financiero de su historia no sólo continuan impunes sino que se atreven a exigir responsabilidades a la Administración actual...por los descomunales delitos que ellos cometieron.

Es posible que en 2012 "la perra con pintalabios", como se denominó a si misma Sarah Palin durante la última campaña presidencial, llegue a la Casa Blanca. De ser así los norteamericanos tendrán probablemente lo que por acción u omisión se merecen y han buscado, y todos los demás lo que tememos por encima de todas las cosas: el horror, como decía el coronel Kurtz en Apocalypse Now. Un horror total, que en comparación con él convertirá la etapa de George Bush hijo y su Gobierno de empleados de las multinacionales golpistas del 11-S en una era franciscana liderada por protectores de la infancia desvalida. Si tal cosa llegara a suceder, tengan por seguro que entre los responsables figurarán el propio Barack Obama y quienes fabricaron a este Kennedy de vía estrecha.

En la ilustración que encabeza el post, una espléndida caricatura en la que Alicia/EEUU contempla aterrada el reparto de la tarta mundial al que se aprestan las fuerzas que apoyaban la presidencia de George Bush hijo (y hoy manejan el Tea Party): politicastros venales y corruptos (Dick Chenney ofrece el cuchillo a George Bush), multinacionales rapiñadoras, predicadores fanáticos, militares criminales y los cerdos que mueven el Casino financiero internacional.

sábado, 7 de agosto de 2010

El veraneo andaluz de la señora Obama


Como en un remake de Bienvenido, mister Marshall, las vacaciones de Michelle Obama y la hija menor de la pareja presidencial estadounidense han convertido parte de Andalucía en el trasunto del decorado de aquella genial película de Berlanga, con paletos figurantes incluidos. Como cabía esperar, la "visita privada" (sic) de la emperatriz consorte está llenando portadas en los medios y abriendo telediarios. Aunque pensado más despacio, más que a la película del cineasta valenciano la visita de la señora Obama y todo el folklore desencadenado como consecuencia de ella remiten directamente a la gira triunfal de Evita Perón por aquella España del hambre y del miedo, a primeros de los años cincuenta del siglo pasado, con Franco reinando como un Zeus paticorto y de voz aflautada.

A lo que íbamos. Las presuntas "sencillez" y "cordialidad" de la señora visitanta -que diría la ministra Aído-, contrastan con las 60 habitaciones alquiladas para ella y su séquito en un hotel de hiperlujo marbellí, y con los kilómetros de playa cerrados al público para que la menor de los Obama y su corte de amiguitas se dieran un chapuzón, mientras mamá Michelle y sus acompañantes adultos se reponían de los calores tomando cocktails en la sombra de la terraza de un club marítimo próximo. Y es que aunque las gitanas del Albaicín se empeñaran en decirle a las cámaras de televisión que la señora Obama "es una persona normal, como una de ellas", resulta que la Alhambra fue cerrada al público durante un día entero sólo para que doña Michelle se diera un garbeo de unos minutos por sus estancias y patios, y el propio Albaicín fue tomado policialmente al asalto a fin de que la ilustre dama comiera en un restaurante típico (en el que no se permitieron otros clientes) y contemplara la espléndida puesta de sol desde el mirador de San Nicolás (al que no se permitió acceder a nadie más).

Toda esta historia del veraneo andalusí de la presuntamente sencilla y cordial abogada de Chicago casada con el actual presidente norteamericano, huele que apesta a spot de promoción del turismo español en los EEUU, una especie de videoclip promocional que desde luego no ha debido salir gratis visto el nutrido cortejo visitante y las medidas de seguridad locales tomadas (traduzcan esto último por medidas para tocar las narices a los lugareños y visitantes menos ilustres). Es obvio que estos días los medios de comunicación yanquis andan mostrando a todas horas imágenes de su Primera Dama paseando palmito por Marbella, Granada, Ronda y otros ignotos rincones de un lejano país llamado España, al que muchos universitarios estadounidenses acostumbran a ubicar al sur de México y algunos más enterados, en el norte de África. Se dirá que esta es una promoción impagable, pero no es cierto: el publirreportaje tiene, seguro, un precio muy concreto en euros, y éste seguramente se ha abonado ya con cargo directo a nuestros impuestos.

Así que ya saben: cada vez que Michelle Obama sonría durante sus vacaciones en España, le está sonriendo a usted. O a su cartera, que para el caso es lo mismo.

En la fotografía que ilustra el post, Michelle Obama y su hija caminan rodeadas de guardaespaldas por una calle de Marbella previamente vaciada de gente.

jueves, 13 de mayo de 2010

Obama le pone la soga al cuello a Zapatero



La brutalidad de las medidas "de ahorro" anunciadas ayer por Zapatero -y rechazadas expresamente por el presidente español hasta el fin de semana pasado-, muestra a las claras la situación de subordinación de la economía capitalista en este inicio de milenio a los dictados de los "mercados", esa Santa Alianza integrada por la Reserva Federal yanqui, los especuladores bursátiles y las narcofinanzas de la que hablaba en mi post anterior.

Las medidas anunciadas son profundamente antisociales pero sobre todo inútiles, en la medida en que el ahorro que proporcionan es el del chocolate del loro. Su virtualidad es otra, ya que en sí mismas constituyen la prueba de la rendición del gobierno español a los intereses de más allá del Atlántico. No en vano acaba de anunciarlas Zapatero apenas pasadas 24 horas de una llamada telefónica del "progresista" Obama en la que le conminaba a tomar medidas que "calmaran a los mercados". Con todo hay un motivo de esperanza, pues si la actitud de Zapatero ha sido servil, la de Obama resulta desesperada. Explicaré el por qué.

La Santa Alianza ha encajado dos duras derrotas en pocos días. La semana pasada reaccionó por fin la Unión Europea, y se aprestó a defender el euro. Los gobiernos europeos acordaron hacer caja común para resistir la agresión. Pésima noticia por tanto para quienes adoran al dios dólar e intentan imponer su ley a sangre y fuego en los "mercados" y fuera de ellos. La segunda mala noticia les llegó este pasado domingo: el desastre electoral del gobierno alemán ocurrido en las elecciones de Renania del Norte-Westfalia, el Estado alemán más poblado e industrial (y por tanto, con mayor población de clase trabajadora). El lunes, a las pocas horas de cerrados los colegios electorales, la canciller Merkel anunciaba públicamente que había recibido el mensaje de los electores, y que no habría bajada de impuestos; implícitamente estaba renunciando con ello a realizar recortes sociales en la dirección de desmantelamiento del Estado de bienestar alemán, que es la política que la Santa Alianza propugna para Europa.

La fronda de delincuentes financieros internacionales con sede en Wall Street reaccionó rápido, atacando al eslabón de la Zona Euro sino más débil, si más expuesto: España. Fue en ese contexto que el martes se produjo la llamaba coercitiva de Obama a Zapatero, con los resultados inmediatos que acabamos de conocer. Es por eso que digo que estos bandidos andan desesperados: buscan cuellos fáciles donde morder, porque las piezas grandes empiezan a estar fuera de su alcance.

Y sin embargo Zapatero ha levantado los brazos y se ha bajado los pantalones. La realidad es que se trata de un puro gesto, mediante el cual el presidente da a entender a los "mercados" que está dispuesto a colaborar en la destrucción del Estado del bienestar español. Fíjense que hace apenas un año los próceres del mundo hablaban de "refundar el capitalismo" y de la "urgente necesidad de establecer medidas de regulación de los mercados"; hoy, jefes de gobierno como Zapatero se ponen con el culo en pompa ante esos mismos "mercados", convertidos en sala de máquinas de un sistema que continúa pendiente de ser"reformado", al tiempo que rechazan toda posibilidad de "regularización", es decir, de ser sometidos al más mínimo control. A esto hemos llegado.

Y en fin, digo que es un gesto simbólico porque los quince mil millones de euros que el gobierno español ahorrará, a un costo social estratosférico (va a poner en pie de guerra frente a él a funcionarios, jubilados, pensionistas y a las administraciones autonómicas y locales), son verdaderamente el chocolate del loro; pensemos que Grecia, un país con un peso estadístico cinco veces inferior a España, va a necesitar alrededor de cien mil millones de euros para parchear su economía.

El verdadero ahorro, el que reportaría ingresos útiles sin tocar el débil Estado del bienestar español, sería cesar de una vez por todas la malversación de fondos públicos, cortando de raíz dos sangrías reales: la financiación estatal directa e indirecta con cargo a los Presupuestos Generales del Estado que perciben la Iglesia católica y sus ramificaciones en la enseñanza y la asistencia social, y el sobredimensionamiento del Ejército español, cuyas plantillas se hallan históricamente hinchadas en cuanto al número de oficiales que las integran, amén de vivir embarcadas en un turismo bélico por el que desde el chusquero al general perciben unos emolumentos desorbitados por pasar temporadas en zonas de conflicto en las que nada se le ha perdido a España; cada soldado español en Afganistan nos cuesta alrededor de sesenta millones anuales de las antiguas pesetas.

Pero por encima de todo, queda el escándalo de que en este país únicamente pagan impuestos -y por tanto, solo contribuyen directamente a las arcas del Estado- aquellos que cobramos por nómina. Los demás, del fontanero por libre al especulador bursátil, viven en negro. Ahí tiene Hacienda verdaderas minas recaudatorias, en las que sin embargo no interviene ¿Por qué?. Y en fin, es sabido que España es probablemente el único país del mundo en el que los empresarios declaran un promedio de ingresos anuales inferior al que perciben los asalariados: una vergüenza mundial, simplemente. En sus ya famosas medidas de austeridad, Zapatero anuncia como cierre que se "estudiará" una posible subida de impuestos para las rentas más altas; todos sabemos que no la habrá, y que se trata simplemente de una cucharadita de azúcar para dulcificar el saqueo de salarios y pensiones que nos acaba de prometer a los trabajadores. Casi de inmediato se ha apuntado al carro el gobierno catalán, que por boca de su inefable conseller de economía, el señor Castells, acaba de anunciar esta mañana que la Generalitat "estudiará" subir un punto, del 7 al 8%, el impuesto sobre transmisiones patrimoniales; otro que se piensa que nos va a engañar echando un poco de sacarina en el café más amargo que nos han servido desde que murió Franco.

La buena noticia final es que gracias a todo este despliegue de medidas antisociales, la carrera política de Zapatero está acabada. Sólo resta saber cuándo se irá.

En la imagen, un cartel que hoy resulta un sarcasmo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Zapatero en el convento de Fray Obama

La presencia de José Luis Rodríguez Zapatero en calidad de invitado presuntamente relevante al llamado "Desayuno de oración" que se celebrará el jueves en la Casa Blanca, ha despertado reacciones múltiples y casi ninguna favorable. Que yo recuerde, ningún presidente de Gobierno español, ni siquiera el lameculos de Aznar, fue invitado por el Emperador de turno a esta ceremonia anual que según dice la prensa se remonta a 1952, lo que tratándose de los EEUU la convierte en una tradición de origen verdaderamente remoto.

Nadie sabe qué diablos pinta Zapatero en una celebración así, aparte de hacerse una foto -otra más- al lado del Emperador, de un Barack Obama que llegó al trono entre cánticos de alegría de los "progresistas", y al que le ha bastado un año en la presidencia norteamericana para mostrarse tal cual verdaderamente es. Y es que las diferencias políticas entre él y su antecesor son irrelevantes, especialmente en lo que hace a la manera de conducir la política internacional de la todavía -aunque menos- superpotencia planetaria.

Ocurre que el presidente español anda últimamente en plena huida hacia la política internacional como medio de escapar de la durísima realidad de su país, síndrome que de una u otra manera ha terminado por dominar a todos sus antecesores: recuerden la famosa cantinela acerca del "cuello de botella del estrecho de Ormuz", que profería a todos horas un Adolfo Suárez al que aunque le hubiera ido la vida en ello no hubiera sido capaz de situar el estrecho de Ormuz en un mapa; o a un Aznar obsesionado con el "vínculo trasantlántico" que había que establecer con los EEUU de George W. Bush luego de dinamitar, Trío de las Azores mediante, la Unión Europea, la ONU y lo que se terciara. Pues bien, a Zapatero le ha entrado ahora ese virus y ahí debe andar el hombre, preparando la bendición en inglés de los huevos con bacon que seguramente le servirán en el desayuno del jueves. Esperemos que su profesor de idiomas no sea el texano-vallisoletano "mister Ánsar", porque de lo contrario las carcajadas se van a oír en Minnesota y en León.

Lo peor del caso es que la presencia del agnóstico Zapatero en esa reunión meapilas casi coincide en el tiempo con el último desplante de Obama, que acaba de anunciar que no irá a Madrid a la cumbre euro-norteamericana. El feo que acaba de hacerle al presidente de turno de la Unión Europea (UE), el supuesto amigo Zapatero, es de los que hacen época; pero el desprecio simultáneo hacia la Unión Europea es tan estúpidamente gratuito, que uno empieza a considerar que Obama se parece a Bush no sólo en las políticas que aplica sino también en su coeficiente mental. Es obvio que el actual presidente norteamericano sabe hacer bellos discursos, pero empiezan a haber elementos sobrados para cuestionarse su inteligencia política y tal vez la otra.

Aunque bien mirado, quienes creemos en una Europa unida y fuerte tenemos motivos para alegrarnos por esta nueva muestra de arrogancia y yanquicentrismo del presunto progresista Obama, en la medida en que esta clase de ofensas son las que más nos unen a los europeos. Recuerden el episodio ocurrido en plena campaña guerrerista y antieuropea del Trío de las Azores, cuando el entonces ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, machacó y revolcó a Colin Powell en el Consejo de Seguridad de la ONU, luego que el "moderado" jefe de los pretorianos de Washington intentara en nombre de su amo Bush coaccionar a los países allí representados para que se sumaran a la invasión de Irak. Villepin humilló al Imperio con su razonado y apasionado discurso (caro lo ha venido pagando desde entonces), y los europeos de tendencias diferentes nos reconocimos en aquél hombre valiente que defendió nuestros intereses y los de la Humanidad contra las intenciones criminales de los neocons yanquis y sus palanganeros en Europa, los señores Blair y Aznar. Aunque desgraciadamente no se pudiera detener el ataque a Irak al menos sus promotores no lograron la cobertura de la ONU, y ése fue mérito de la diplomacia europea y singularmente de Villepin.

Zapatero ha demostrado tener poca memoria además de desconocer un viejo dicho de la politica internacional europea: no hay nada más fanáticamente yanqui que un negro yanqui. Entiéndase aquí "yanqui" precisamente en la acepción del término que causa más rechazo fuera de EEUU: imperialista, reaccionario, antieuropeo. Obama está mostrando ser un yanqui tradicional de pura cepa, y Zapatero está comenzando a enterarse de un modo particularmente doloroso. Aquella idiotez que profirió Leire Pajín -una de las Barbies Moncloa con menos seso y más futuro por delante-, en el sentido de que el día en que se encontraran Obama y Zapatero se produciría algo así como una conjunción astral de ésas que se dan una vez cada muchos años, ha quedado en una de las aporías políticas españolas más delirantemente absurdas que se hayan oído desde los tiempos en que Franco era teniente en Melilla. La realidad ha sido muy otra. Definitivamente, Zapatero no cuenta para el Emperador, qué le vamos a hacer: a ver si se dan cuenta en Moncloa.


miércoles, 20 de enero de 2010

Barack Obama, empieza la caída del ídolo de barro


La debacle demócrata producida en la elección de un senador por Massachusetts que cubra la vacante dejada por Ted Kennedy, no ha sido fruto de la casualidad. Por primera vez en casi 60 años los republicanos ganan ese escaño en el Estado que los Kennedy han representado y manejado políticamente durante décadas, uno de los más progresistas de EEUU. Hace un año Obama ganó las presidenciales en Massachusetts con 27 puntos de diferencia sobre su rival republicano, y cuando hace unos meses se designó a la candidata democráta la ventaja de ésta era de 40 puntos sobre su adversario; la elección, sin embargo la ha ganado finalmente el republicano con una ventaja de 5 puntos.

¿Que ha pasado? Pues sencillamente que el globo Obama se ha desinflado estrepitosamente y en menos de un año, un verdadero récord. Barack Obama ha demostrado ser un hombre capaz de hacer bellos discursos, pero su gestión no se ha movido un ápice de la línea seguida por sus predecesores en el cargo. Ejemplos los hay a decenas: sucede que no sólo no se ha cerrado Guantánamo como prometió el entonces candidato a presidente, sino que tras el supuesto atentado de Detroit ese chupadero de seres humanos va a permanecer funcionando, ahora ya sin dudas ni encubrimientos; que la ansiada reforma a favor de una sanidad pública se ha dejado pudrir sin avanzar un palmo, hasta que finalmente la falta de una mayoría calificada en el Senado la va a mandar a la papelera, con gran alivio por cierto de los estrategas del partido Demócrata, que por su culpa veían peligrar algunas importantes fuentes de financiación del partido; que Irak y Afganistán siguen pudriéndose al sol, y que ni hay calendario de retirada de tropas ni la menor voluntad de acabar con esa payasada imperialista que es la llamada Guerra Mundial Antirerrorista; que en lo que respecta al multilateralismo, la Administración Obama se ha comportado con la misma arrogancia, matonismo y egocentrismo que Bush hijo y compinches, ninguneando a todo el mundo e imponiendo la fuerza bruta y los hechos consumados. Como muestra de su talante, véase la ocupación manu militari de Haití so pretexto de asumir la "responsabilidad" de EEUU(antes le llamaban su Destino Manifiesto) en el mantenimiento de la "seguridad" (¡siempre la misma puta palabra como justificante!) en el Caribe y otras áreas americanas. Por no hablar de ése enfrentamiento absolutamente ficticio con banqueros, especuladores y resto de estafadores responsables de la actual crisis financiera acampados en Wall Street, cuya desviación hacia la economía real el propio Obama bendijo al destinar cientos de miles de millones de dólares auténticos para resarcirlos de las pérdidas que ellos mismos habían ocasionado. Más allá de palabras rimbonbantes de un progresismo que no se sustenta en hechos, la economía de la era Obama es absoluta y ortodoxamente neocon.

No es que Obama no pueda, como sostienen algunos semidesencantados seguidores suyos, sino más bien que no quiere. Barack Obama es un hombre cien por cien del sistema, y las gentes de las que se ha rodeado, salvo honrosísimas excepciones, lo son igualmente. Sólo hay que dar una ojeada a los medios norteamericanos y algunos europeos de hoy, donde se recogen los apremios de asesores y colaboradores del presidente estadounidense en el sentido de que comience a girar a la derecha. La delirante teoría que formulan estos "expertos" es que la durísima derrota de esta semana se ha debido a que los "votantes moderados independientes" han comenzado a huir de las papeletas demócratas, "asustados" porque no hay rebaja de impuestos y la reforma de la sanidad les costará, dicen, mucho dinero a los contribuyentes; es decir, los mismos sobados argumentos de la derechona más recalcitrante.

La realidad es muy otra. Quienes han comenzado a abandonar a Obama y a los demócratas son precisamente quienes le auparon a la presidencia, esos "votantes independientes" (abstencionistas, en su inmensa mayoría) que por primera vez pensaron que había un candidato al cual votar. Recuerdo que cuando la campaña de las presidenciales del año pasado, en un reportaje de televisión aparecía un chico negro en una calle de Harlem haciendo campaña por Obama, diciéndoles a otros chavales negros: "Vota Obama o muere en Irak". Es sabido que la carne de cañón del Ejército de EEUU se nutre de jóvenes negros, hispanos y miembros desheredados de las minorías. Un año después, con Barack Obama elegido presidente de EEUU, los chicos de los barrios suburbiales, desde Nueva York a Los Angeles, siguen muriendo en Irak y Afganistán. Esta es clase de razones que explican verdaderamente el declive inusitado de Barack Obama, y que lo hacen inevitable si no se endereza el rumbo de su Administración.

domingo, 30 de agosto de 2009

Fin de la dinastía Kennedy


La muerte del senador Edward "Ted" Kennedy pone punto final a más de medio siglo de presencia de esta familia en la política norteamericana. A lo largo de este tiempo, los Kennedy han dejado un sello muy especial, propio y diferente a otras dinastías políticas de su país; no por nada se les ha llamado la "Familia Real estadounidense".

Descendientes de un irlandés enriquecido en los años de la Depresión, los Kennedy -John, Robert y Edward- fueron educados para que alguno de ellos llegara algún día a ser presidente de los EEUU. En cumplimiento estricto del "sueño americano", y por increíble que pueda parecerle a un europeo, uno de ellos -John- llegó efectivamente al cargo y fue asesinado durante su mandato, y otro -Robert- hubiera sido presidente de no haber sido muerto a tiros durante su campaña presidencial. Tras esos asesinatos, Ted, el menor de los Kennedy, hubiera alcanzado sin dificultad la Casa Blanca de no haber sido por su afición al alcohol y las mujeres; una noche de sexo y borrachera tuvo un accidente de tráfico de cuyo escenario huyó a pie, dejando tras de sí el cadáver de una joven colaboradora y al parecer amante ocasional, que se ahogó dentro del automóvil hundido en el río al que había caído.

A Ted Kennedy aquel incidente le hizo madurar. Renunció al sueño de ser presidente y reorientó su carrera política hacia el Senado, donde lideró durante décadas el ala progresista del Partido Demócrata. A la inicitiva de Ted Kennedy se deben infinidad de leyes favorables a las minorías, los trabajadores y en general los colectivos más desfavorecidos de la sociedad estadounidense. En su feudo de Massachusetts el clan Kennedy ha sido imbatible, pero su influencia política directa se ha extendido también a otros estados cercanos del nordeste de los EEUU. Bajo su protección se han promocionado políticos del Partido Demócrata, y también independientes de izquierda e incluso socialistas, como el senador de Vermont, Bernie Sanders. El apoyo del clan Kennedy fue decisivo asimismo para impulsar la carrera de Bill Clinton -un admirador confeso del presidente John Kennedy-, y resultó fundamental asimismo para que Barak Obama obtuviera la nominación para la presidencia por el Partido Demócrata.

Desde principios de los años setenta Ted Kennedy ha ejercido como patriarca del clan con energía y ductilidad, y ello a pesar del rosario de desgracias familiares que a lo largo de los años han azotado sin cesar a la familia Kennedy. La muerte de Ted representa el final de la dinastía, y probablemente también el de un modo de entender y hacer política en un país que tras la elección de Obama, pretende haber inaugurado una nueva era política.

Me temo con todo, que más pronto que tarde los norteamericanos sensatos no van a tardar en echar de menos a un Kennedy como faro de esperanza y conductor de las batallas políticas en el país donde supuestamente todas las oportunidades son posibles, siempre y cuando cuentes con la protección adecuada.

En la fotografía, de izquierda a derecha, Robert, Edward y John Kennedy a principios de los años sesenta.

lunes, 29 de junio de 2009

Centroamérica golpe a golpe


Un golpe de Estado en Honduras viene a ratificar la fragilidad de los procesos de democratización en el istmo centromericano. Descontando la estabilidad costarricense, el resto de países de la región acumula una larga historia de asonadas, golpes, rebeliones y hasta alguna que otra revolución popular.

Lo de Honduras no es más que el enésimo cuartelazo vicario dado por cuenta de los grupos dominantes del país. Ni el presidente Zelaya ni quienes le han echado del poder representan nada en términos de cambio social real. Manuel Zelaya es un terrateniente reaccionario pero no completamente estúpido, que ha visto en el chavismo la posibilidad de amarrarse al sillón presidencial más allá del mandato obtenido, nada más. Sus propios compañeros de partido y de club social han llamado a los gorilas, con el encargo de que lo sacaran del palacio presidencial. En la asonada han contado con el apoyo de la oligarquía hondureña en pleno, expresado a través de los pronunciamientos de empresarios, Iglesia católica, instituciones del Estado, el Parlamento, la judicatura y los militares. Como Zelaya no es precisamente Allende -aunque el coro chavista haya comenzado a intentar presentarlo como tal-, el hombre se ha subido rápidamente al primer avión que le han ofrecido los uniformados y se ha ido a Costa Rica, país que tiene una larga tradición de recoger presidentes vecinos derribados por asonadas de gorilas.

Solucionado el affaire al modo tradicional, Honduras vuelve a lo de siempre: explotación, miseria, segregación racial, machismo, política oligárquica... Si durante los años sesenta y primeros setenta la Centroamérica popular se lanzó desesperada al monte guerrillero, en busca de una oportunidad para romper con las estructuras injustas existentes al menos desde los tiempos de la Colonia, en los inicios del siglo XXI malvive atrapada en la trampa infernal del populismo, esa ideología criolla de origen urbano y pequeño burgués que primero infectó a la izquierda desnortada y ahora está siendo reciclada por las derechas caciquiles como modo de blanquear su dominación; recordemos que ya Perón invocaba el "antiimperialismo norteamericano" como uno de los puntales de su gobierno, lo que no le impedía hacer pingües negocios con el supuesto enemigo. Hoy los Zelaya y otros como el presidente hondureño derrocado pretenden vender la misma burra, modernizada, con el apoyo de los petrodólares "bolivarianos", benéfico maná engrasador de voluntades que por cierto, comienza a escasear en toda América como consecuencia de la baja del precio del petróleo y la recesión económica mundial.

El pulso acaba de abrirse en Centroamérica, quizá porque al nuevo Emperador del Mundo se le presume menos intervencionista que su predecesor, y Chávez necesita urgentemente ganar apoyos. Veremos cuál será la reacción de Washington a estos escarceos.
En la fotografía, Daniel Ortega y Manuel Zelaya subidos a un avión de combate "antiimperialista".

jueves, 2 de abril de 2009

Obama en Europa


La Cumbre de Londres del G-20, la segunda convocada para intentar enderezar el rumbo errático del capitalismo internacional tras el crack de los Casinos del Dinero, se ha convertido en una especie de baile de presentación en sociedad de la nueva reina de la belleza internacional: el presidente norteamericano Barack Obama, eficazmente secundado por su consorte, Michelle.

La expectación despertada por la imperial pareja está corriendo paralela a la falta de contenido real de la Cumbre. Obama se ha dignado visitarnos, alabado sea el Cielo, y se supone que nos trae la buenanueva de cómo salvar el capitalismo y abrir de una vez por todas las puertas del siglo XXI al progreso y la cooperación internacional; al menos eso es lo que intentan vender sus epígonos, un ejército que por cierto va adelgazando a marchas forzadas cada día que pasa. De todos modos, la primera en la frente se la ha dado Nicolás Sarkozy, el presidente francés, cuando antes de que Obama pusiera los pies en Londres le recordó que ésta es ya la hora de aportar soluciones y de dejar de hacer "bonitos discursos", lo único que hasta la fecha nos ha ofrecido el flamante presidente estadounidense.

Luego Obama se ha encontrado conque al tradicional frente entre EEUU y su palanganero europeo histórico, Gran Bretaña, le ha salido un Eje respondón, el articulado por Francia y Alemania. El asunto no es baladí, porque las posiciones de los gobiernos francés y alemán -de derechas, pero europeos: es decir, comprometidos con la idea de un Estado fuerte y de la prestación de servicios a sus respectivas sociedades- chocan frontalmente con las que viene a defender el paladín de todo progreso... al estilo yanqui: ultraliberalismo y algunas gotas de compasión para los pobres (más o menos el mismo programa con el que George W. Bush ganó las elecciones de 2004). Para muestra un botón: mientras franceses y alemanes defienden el fin de los paraísos fiscales la nueva Administración norteamericana los considera "necesarios", lo que no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que el 85% de esos chupaderos de dinero se hallan bajo soberanía oficial o de facto de EEUU. Barack Obama viene pues a vendernos a los europeos la misma burra tuerta yanqui de siempre.

Si encima míster Obama pretende exigirnos incrementar el número y la calidad de las tropas europeas en Afganistán, y ya que está aquí asegurarse de paso la complicidad de la Unión Europea con sus políticas de recuperación del dólar como moneda única de referencia internacional, no es extraño que Sarkozy, Merkel y cualquier político europeo con dos dedos de frente envíen al diablo a este pájaro.

La verdad es que de seguir Obama por esta senda, que me temo mucho es en realidad la única por la que puede transitar, vamos a acabar echando de menos a George Bush. Los hijos de perra, mejor a cara descubierta.

lunes, 23 de marzo de 2009

Nos iremos de Kosovo cuando nos lo permitan


La sensacional metedura de pata de la ministra española de Defensa y postulante a sucesora del presidente Zapatero, doña Carmen Chacón, ha servido para algo más que dejar con el culo al aire la política exterior española en materia de seguridad y cooperación internacional. Gracias a ella, vista la reacción de la nueva administración norteamericana, ya podemos ir haciéndonos a la idea de que en lo sustancial nada ha cambiado en esas esferas de la era Bush a hoy, salvo los gestos corteses y las sonrisas que ahora prodigan Obama y sus muchachos.

Ocurre que el Ejército español no pinta nada en Kosovo, país de opereta que a su condición de lacayo del departamento de Estado estadounidense une la singular condición de estar gobernado por verdaderos delincuentes internacionales. Tal calificación no es gratuita, y quizá resulta corta. En un reportaje de Cuatro emitido hace unos meses, nos enterábamos de que policías y militares albanokosovares pasan parte del año en España e Italia dedicados a toda clase de robos y tráficos ilegales, retornando luego con total tranquilidad a Kosovo. Este santuario de la delincuencia internacional, es además un "chupadero" de los servicios secretos norteamericanos que deja en pañales a Guantánamo; en fin, en Kosovo quien dicta la política es la embajada USA, pero probablemente ni ellos saben lo que hacen allí la CIA y otras agencias.

La decisión de irse de Kosovo tomada por el gobierno español es correcta, pero debió haber sido gestionada con más prudencia. Claro que tratándose de Carmen Chacón y sus ambiciones, no hay prudencia que valga. La ministra de Defensa española tenía prisa por dar a conocer la noticia, y al darla hizo saltar la liebre antes de tiempo. El gobierno Zapatero ni siquiera había comenzado contactos con sus socios de la OTAN para explicar el por qué y el cómo de la retirada, cuando la indiscreción de la señora Chacón ya estaba en las portadas de los diarios de todo mundo.

Carmen Chacón tiene prisa. Demasiada. Y en su atolondramiento estúpido, acaba de hacerle un roto considerable al gabinete ministerial en el cual se sienta y al que aspira dirigir algún día. La lección que debería sacar del suceso esta señora es que en adelante, deberá aprender a mantener la boca cerrada y a no apresurarse tanto para colgarse medallas que en realidad no le corresponden.

Para todos nosotros la lección es muy distinta: nos iremos de Kosovo si Obama quiere. ¡Qué desagradable despertar tras las pasadas celebraciones por su recién estrenada presidencia!.

martes, 10 de marzo de 2009

EEUU da vía libre a la investigación con células madre


Mientras la política económica de la nueva Administración norteamericana no se despega de las líneas trazadas por su antecesora en sus últimos tiempos -uso de los fondos públicos para intentar taponar la brutal hemorragia ocasionada por la economía especulativa en la economía real-, en materia social, cultural y científica parece empeñada en enterrar lo antes posible la obra de gobierno -es una manera de llamarla- llevada a cabo por Bush hijo y sus secuaces.

El paralelismo con el primer mandato de Zapatero resulta inevitable. Imitando al presidente español, Barack Obama se ha lanzado a una decidida serie de reformas que abren espacios progresistas tras la etapa de tinieblas vivida por los EEUU en la última década, al modo que en España se hizo tras la salida del poder de Aznar y su PP. Ocurre que el primer cuatrienio de Zapatero la economía andaba todavía boyante, y la Administración podía permitirse sufragar cualquier clase de iniciativas; hoy, tras la avalancha de dinero público malversado en "compensar" las pérdidas ocasionadas por el Casino Global Bursátil, la cosa está mucho más difícil de justificar cara a una opinión pública en estado de irritación aguda.

Con todo, decisiones como la de Obama acabando con la prohibición de financiar con fondos públicos federales la investigación con células madre embrionarias, sólo merece el aplauso de cualquiera que, más allá de cualquier discrepancia ideológica, se considere una persona racional y no un primate intoxicado por supercherías que deberían estar tipificadas en el Código penal de cualquier país civilizado. Lo más interesante es la actitud adoptada por el presidente Obama, en el sentido de que en EEUU se ha terminado la "barra libre" para la ultraderecha cristiana; a partir de ahora las decisiones científicas de la Casa Blanca se tomarán sobre la base de criterios objetivos y no atendiendo a razones políticas, ideológicas o religiosas (El País, 11-3-2009). Dice Obama que "Nos aseguraremos de que en esta Administración basemos nuestras decisiones en la ciencia más rigurosa; de que elijamos a los asesores según sus credenciales y experiencia, y no por su afiliación política o ideología, y de que seamos sinceros y honestos con la ciudadanía sobre qué ciencia está tras nuestras decisiones".

La financiación pública de la investigación científica cierra así un capítulo extraordinariamente negro de la historia de la ciencia moderna. Según Obama "En años recientes, en el campo de la investigación con células madre, en lugar de buscar nuevos avances, nuestro Gobierno nos ha forzado a escoger, en un dilema que yo creo que es falso, entre ciencia rigurosa y valores morales. Ambos no son irreconciliables", dijo. Enfermedades como el alzheimer, el párkinson y la diabetes pueden encontrar remedio a la vuelta de pocos años gracias al uso de células madre, ya experimentado en animales de laboratorio. Eso sí, nadie va a devolver las vidas perdidas por causa del parón científico.

La reacción de los sectores más cavernícolas no ha tardado en producirse. A los políticos y agitadores norteamericanos habituales se ha sumado con la rapidez y el desparpajo acostumbrado el Vaticano católico, que vuelve a la carga con su estúpida "defensa de la vida" desde el espermatozoide hasta el nacimiento (aunque siga sin decir nada sobre la pena de muerte, o siga legitimando el SIDA al combatir el uso del preservativo). No hay que ser muy brillante para intuir que tras esas posiciones ideológicas se encuentran intereses materiales muy concretos, como es el caso de los grandes laboratorios farmacéuticos (industria en las que la Iglesia católica tiene al parecer fuerte participación), interesados en la cronificación de las enfermedades y no en su solución: su negocio depende de que todos estemos enfermos el mayor tiempo posible mientras consumimos sus productos.

miércoles, 21 de enero de 2009

Barack Obama, el último cartucho del sueño americano


Barack Obama es el último cartucho del sueño americano. La última posibilidad no ya de que todo vuelva a funcionar en EEUU como Dios manda, sino de que los norteamericanos sigan creyendo que en su país efectivamente todo es posible. Hoy muchos piensan allí -y también en otros países-, que si un negro puede ser presidente en USA ¿por qué no ha de poder enderezarse la economía productiva norteamericana, conseguir prestaciones sociales “europeas” para todos, e incluso -más difícil todavía- que los EEUU sean vistos en el resto del mundo como el país abanderado de la libertad, la democracia y la paz que sus ciudadanos creen sinceramente que es?.

El dilema está en que si Obama intenta llevar a cabo todo lo que esperan de él, probablemente no viva lo suficiente (véase el caso de John F. Kennedy). Y si simplemente se adapta a “lo que hay”, plegándose a los intereses de las grandes corporaciones y de sus socios y aliados, la decepción popular será tan grande que la democracia norteamericana terminará yéndose por las alcantarillas.

De momento, ayer Wall Street recibió a Obama con una bajada del 4%; en realidad, todas las Bolsas del mundo acogieron al nuevo presidente con fuertes pérdidas. Está claro que los piratas que mecen los Casinos del dinero virtual no creen en Barack Obama.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Obama, después de la fiesta


Las ideas de Obama en lo que Zapatero llama “políticas sociales” y que en realidad son simplemente extensión de derechos civiles, son extraordinariamente conservadoras salvo en cuanto se relaciona con la promoción social de los negros y las minorías étnicas en general. En relación con las clases trabajadoras, hasta ahora Obama ni siquiera se ha dirigido a ellas; él habla para las “clases medias”, es decir, para sectores urbanos profesionales e integrados socialmente. Recuerden que Hillary Clinton tenía un plan para la creación de un sistema sanitario de corte bastante aproximado a los existentes en Europa; Obama ha evitado cuidadosamente pronunciarse sobre éstas y otras cuestiones semejantes, que afectan directamente a las clases más necesitadas.

Luego está la cruda realidad de las cosas, una vez barrido el confetti de la fiesta. La monumental crisis económica norteamericana, las dos guerras empantanadas en Oriente Próximo y Asia Central, la recomposición de las relaciones con el mundo entero y tantos otros problemas de alcance global, van a bajar los bellos discursos de Obama al lodazal de las realidades concretas. Veremos de qué es capaz ahí.

Y en fin, me preocupa sobremanera que al parecer ya haya en marcha un “gran pacto nacional” que asocie al nuevo poder a la parte supuestamente menos podrida de los derrotados. En ese sentido, hoy ya se comenta que algunos significados republicanos formarán parte del gobierno de Obama, quien le habría ofrecido la Secretaría de Defensa nada menos que a Colin Powell. Veremos pues en qué acaba tanto progresismo centrado…

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Llega Barack Obama


Si hoy tecleas en Google "Barack Obama", aparecen 87.800.000 entradas relacionadas con ése nombre. El hombre de moda en todo el planeta. Y sin embargo, hace sólo cuatro años, cuando el senador por Illinois se presentó en la Convención Demócrata que designó a John Kerry como candidato e hizo ante ella un discurso memorable, la gran mayoría de los asistentes no tenían ni idea de quién era aquél mulato espigado, de discurso organizado y enorme poder de seducción, pero los más viejos muñidores del partido y algunos analistas políticos de solvencia contrastada olieron el viento del éxito en la estela de Obama.

A mí este hombre no me gusta un pelo, creo haberlo escrito ya. No me gusta que en una sociedad como la norteamericana alguien diga de sí mismo que llegó a Chicago con una mano delante y otra detrás y que en sólo diez años ya era senador de los EEUU; alguien así no es transparente del todo. En un magnífico reportaje creo que canadiense emitido por la Televisión pública catalana hace escasamente una semana, se repasaba la biografía de Obama dejando hablar a quienes le conocían directamente por ser o haber sido colaboradores suyos. El retrato final que se componía sobre él al encajar las diferentes aportaciones era el de un hombre frío, ambicioso, de pasos medidos, probablemente iluminado por algunas buenas ideas pero también marcado por zonas oscuras bastante intensas. Su tendencia a utilizar a la gente y a deshacerse luego de ella una vez ya no le sirven para subir al siguiente escalón, nada tiene que ver con esa imagen de idealista soñador pero razonable que se ha fabricado. Es posible que efectivamente Barack Obama sea de alguna manera un idealista, pero no es menos cierto que es un auténtico profesional de la política al estilo norteamericano y además crecido en la "escuela de Chicago", reconocida desde hace casi un siglo como la más descarnada y trapacera de todas.

Dicho esto a Obama hay que reconocerle un mérito enorme: haber sido el sepulturero de la era neocon. Como escribí ayer, la "revolución conservadora" iniciada en época de Reagan y prolongada en el infame mandato de George W. Bush estaba acabada ganara quien ganara las presidenciales norteamericanas. Pero el triunfo de Obama representa la mayor derrota y la mayor humillación que podían padecer los neocons, el más duro castigo que ése puñado de insensatos y sus amos, las grandes corporaciones, podían recibir. Entre paréntesis, es una lástima que en su caída al abismo hayan arrastrado con ellos a un conservador inteligente y valioso como John McCain, quien finalmente no supo librarse del abrazo de oso de sus enemigos en el partido Republicano y terminó por entregarles su campaña y su futuro político. En todo caso, McCain aceptó ser su prisionero, y esta vez no había liberación posible; la disparatada designación de Sarah Palin como candidata a vicepresidenta, fue la sentencia de muerte que recibieron las escasas posibilidades de ganar que tuvo desde el principio McCain.

Así, en un mundo convulso por las heridas abiertas durante el mandato de Bush hijo, y azotado por una crisis económica fabricada en los entornos financieros y empresariales cuyos intereses dirigieron la Administración del que quizá haya sido el peor presidente de la historia de los EEUU (superando incluso a Ronald Reagan), la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca ha sido saludada con entusiasmo por todos y en todas partes. Tanto los dirigentes políticos de cualquier color como las gentes sencillas de los cinco continentes, estaban -estábamos-. hartos de la insolencia, el matonismo y las paranoias neocons. Como escribía hoy un columnista de El País, ya nadie aguantaba "la incompetencia y los desmanes" de la Administración neocon.

Si Obama logra que esa esperanza poderosa que ha alentado a lo largo de veintiún meses de campaña se convierta en una realidad tangible a lo largo de su mandato, se podrá dar por bueno y olvidar todo lo que comentaba más arriba sobre él. En caso contrario, si el aire fresco que hoy recorre EEUU se estanca y corrompe como ha ocurrido tantas veces, es decir, si retornan las políticas imperiales más o menos disimuladas bajo maneras más educadas y frases más brillantes que las exhibidas por las Administraciones ultrareaccionarias norteamericanas en estos últimos veinte años, ésta no sólo será una oportunidad perdida más sino tal vez la que convenza definitivamente a mucha gente de que, simplemente, "no se puede", al menos por las vías tradicionales por las que discurre la política norteamericana. En ese sentido, Obama es quizá la última esperanza del sistema político y social norteamericano.

martes, 4 de noviembre de 2008

El último hurra de los neocons


Hoy termina una época en la Historia de los EEUU y del mundo. Los norteamericanos eligen emperador, y el planeta entero contiene el aliento. Empero, gane quien gane, sea Mc Cain u Obama el próximo presidente, ha finalizado para siempre la era neocon.

El proyecto de dominio imperial mundial que diseñaran los neocons a principios de los noventa, ha naufragado de la manera más estrepitosa. La guinda del desastre ha sido el desplome de las Bolsas internacionales tras reventar la burbuja financiera norteamericana, ése castillo de naipes basado en la desregularización absoluta del mundo de las finanzas y en la más clamorosa de las irresponsabilidades como patrón de actuación público y privado en esos mercados. En ese sentido, la crisis de las hipotecas-basura sólo ha sido la espoleta de una bomba de tiempo, cebada desde hace muchos años por quienes convirtieron los templos del dinero en gigantescos casinos virtuales desconectados del mundo real.

El descrédito de cuanto tenga que ver con los neocons en cualquier área (política, económica, militar y desde luego ideológica), ha llevado a que en los foros internacionales se plantee abiertamente la "necesidad" de refundar el capitalismo. Nadie ha hecho tanto daño en toda su historia a éste sistema como aquellos que intentaron llevarlo a sus últimas consecuencias en estos años.

En ese marco y ante esas necesidades, Obama o McCain son nombres accesorios y hasta cierto punto, intercambiables. El matiz reside en que si gana McCain los neocons intentarán atrincherarse en sus últimas posiciones de poder, para condicionar desde ellas la nueva Administración norteamericana; por el contrario si gana Obama perderán toda influencia, y hasta es posible que algunos de ellos deban responder por los múltiples crímenes cometidos en esta época ominosa de la historia de los EEUU.

En cualquier caso, los símbolos de un tiempo ido, como lo es aún Guantánamo, tienen los días contados. Y desde luego nadie va a reclamar en público la herencia de quienes sobre las ruinas del 11-S, intentaron edificar un delirante e imposible proyecto de dominación global del mundo. Por suerte, la "nueva Roma", como ellos llamaban con todo desparpajo a ése proyecto, sucumbió en el primer peldaño a escalar, Irak.

Hoy veremos hasta dónde alcanza la profundidad de su derrota.

En la imagen que acompaña al post, George W. Bush cabalga una bomba atómica como hace el general enloquecido de Dr. Strangelove (en España,"Teléfono rojo, volamos hacia Moscú").

lunes, 5 de marzo de 2007

Un negro con el corazón blanco

Barack Obama se perfila como el único miembro del partido demócrata en condiciones de disputarle la nominación a Hillary Clinton, la gran favorita para las próximas elecciones presidenciales norteamericanas. La carrera meteórica de este joven político sintetiza el "sueño americano" con todas sus luces y sus sombras.

De entrada, resulta altamente sospechoso que Obama mienta abiertamente sobre sus orígenes. Barack Obama suele presentarse como "negro" cuando en realidad es "mulato", hijo de un keniano y de una estadounidense blanca. No es un detalle baladí en un país donde la adscripción a una u otra minoría étnica condiciona el futuro de un profesional de la política; buena parte del capital político de Obama consiste en presentarse a sí mismo como un "negro que ha triunfado".

Su ideología, por lo demás, es la propia de los negros de clase alta integrados en el establishment norteamericano: Obama se define como un hombre profundamente religioso y contrario a los derechos civiles de los homosexuales y de otros grupos sociales no étnicos. Acostumbra a fotografiarse con cualquier excusa rodeado por su familia -el "apoyo familiar" es un factor decisivo en la política norteamericana-, ofreciendo la imagen de negro joven, guapo, feliz, triunfador e integrado. Malcom X le habría calificado como un "Tío Tom" del siglo XXI.

Otro motivo para desconfiar de él lo proporciona su propia biografía, intencionadamente obscura en algunos pasajes decisivos. Barack Obama gusta de decir de sí mismo que es un auténtico "self made man", y explica que en 1986 llegó a Chicago sin un céntimo y que tan sólo diez años después ya era senador. Como es sabido ni en Chicago ni en parte alguna del mundo llueven del cielo el dinero y el poder, así que parece legítimo preguntarse cómo éste hombre consiguió tan fulgurante ascenso social y cúales son sus negocios y relaciones políticas y extrapolíticas.

Por lo demás, a Obama se le reconoce una capacidad fuera de lo común para recaudar fondos para sus campañas, y también el ser un verdadero seductor de masas. En el interior del Partido Demócrata ocupa una posición "moderada" -es decir, en el ala derecha, próxima a los republicanos-, en oposición tanto a los "izquierdistas" del actual presidente del partido, Howard Dean, como a los "centristas" seguidores de Hillary Clinton, y desde luego fuera de los círculos de influencia de los Kennedy. En suma, a Barack Obama le queda mucho trecho por recorrer si quiere conquistar el liderazgo de los demócratas, aunque de momento parece ir bien armado para afrontar la aventura.

Obama tiene todo el aroma de un producto prefabricado, algo muy corriente en la política estadounidense, y a éstos tarde o temprano se les acaban viendo los hilos. De sus compromisos nos iremos enterando a medida que su carrera política avance; lo cierto es que los lobbys norteamericanos y las grandes corporaciones suelen cobrar puntualmente la factura de sus apoyos.