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martes, 29 de noviembre de 2011

Don Tancredo en el PSC


Don Tancredo fue un personaje antaño muy popular en las corridas de toros bufas, aquellas en las que toreaban el Bombero-Torero, la Banda del Empastre y los Enanitos Toreros, entre otras insignes figuras de la lidia transformada en circo de payasos más o menos cómicos.

El tal Don Tancredo era un fulano que esperaba al toro en el centro del redondel subido sobre un pedestal, a menudo un simple cajón de madera. Se soltaba al toro y al llegar este a la arena Don Tancredo se quedaba inmóvil como una estatua, pues la tradición y al parecer cierta experiencia previa determinaban que si el tipo no movía ni una pestaña, el toro pasaba de largo sin embestirlo. Naturalmente no siempre era así, y al parecer no era infrecuente que estos figurantes terminaran recibiendo alguna cornada. De hecho, la presencia del payaso-estatua en los ruedos fue prohibida en España a mediados del siglo XX. 

Quienes se avenían a interpretar el personaje eran obviamente personas acuciadas por la necesidad de ganar algún dinero con el que ir viviendo. Ya saben aquella famosa frase taurina de "más cornadas da el hambre", referida a los toreros pero extensible a todo este mundo en el que durante siglos sus protagonistas solían salir de las clases sociales más depauperadas. En suma, los figurantes de Don Tancredo eran personas que difícilmente podían ganarse la vida de otro modo que no fuera fingir no ver el peligro y esperar sin hacer nada a que este pasara de largo.

Exactamente esa es la política que está triunfando entre los dirigentes del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Tras encadenar una serie de fracasos históricos que han llevado al partido a la pura inanidad política y social, y en vez de dimitir y buscarse un trabajo remunerado como cualquier otro ciudadano, ellos han preferido cerrar los ojos, aguantar la respiración y esperar a que el toro pase. Y lo peor es que de momento les está saliendo bien, ya que hasta ahora nadie, entre la media docena de movimientos presuntamente de base que le han surgido al PSC en los últimos meses, nadie repito, les ha dicho lo que debe decírseles: que liberen al partido de su presencia y se vayan de una vez. ¡QUE SE VAYAN TODOS YA!.

Tras los muros del edificio de la calle Nicaragua se ha atrincherado una colección de cadáveres políticos insepultos, que han convertido la sede socialista catalana en un sobrecogedor panteón de muertos vivientes: ahí andan los Montilla, Iceta, Zaragoza, Chacón, Nadal, y tantos otros zombies políticos, negándose a poner fin a esta agonía que amenaza con destruir el partido. El hedor político que desprenden los aludidos es ya insoportable, aunque no mucho mayor que el que emiten las presuntas alternativas que se propugnan para sucederles: algún alcalde de raíz obiolista (¡a estas alturas, todavía!), otro que salvo en su catalanismo político por lo demás encajaría perfectamente en los ideales políticos y sociales del Partido Popular, la inefable Carmen Chacón que dice deshojar la margarita sobre si prefiere "líderar" el PSC o el PSOE (como si los afiliados a una y a otra organización estuviéramos esperando dominados por la impaciencia que se decante por uno u otro...).

Y es que su arrogancia, el creerse imprescindibles para el partido, es el principal pecado de la recua tancredil que maneja el PSC y le ha llevado al desastre absoluto actual. Probablemente se trata de un ejercicio de autoconvencimiento psicológico destinado a justificar y proteger sus intereses, que visto lo visto ya no son otros que conservar la fuente de ingresos de la que disfrutan ya sea como cargos públicos u orgánicos del partido. Verdaderamente la gran mayoría lo tendría muy difícil en el caso de tener que incorporarse ahora al mercado laboral, máxime con la que está cayendo debido a la crisis y sobre todo teniendo en cuenta que muy pocos entre ellos cuentan con alguna experiencia laboral previa al ejercicio profesionalizado (y por tanto remunerado) de la política.

Hay que hacer saltar este tapón del PSC. Si esta gente no se va del partido, el  PSC no tiene ningún futuro. ¡QUE SE VAYAN TODOS YA!.

Los militantes de base del partido y los votantes socialistas catalanes estamos hartos de la incapacidad, la prepotencia y la garrulería de estos dirigentes. Queremos que dejen de exhibir como de su propiedad unas siglas a las que año tras año  han vaciado de todo contenido y una ideología en la que han dejado de creer hace mucho tiempo. Queremos que  desaparezca una práctica política que carece de horizonte transformador y ya solo se ciñe a la conservación y gestión de parcelas concretas de poder, que además están disminuyendo de forma acelerada e irremediable precisamente por causa de lo reseñado hasta aquí.

El PSC no puede seguir así. ¡QUE SE VAYAN TODOS YA!. 

martes, 24 de mayo de 2011

La realidad atropella al PSC



Hace años que conozco a Miquel Iceta, y sé por tanto qué se puede esperar de alguien como él. Lo que jamás hubiera imaginado -soy así de ingenuo, todavía- es que pueda haber en el mundo alguien con la frialdad suficiente como para encarar los medios como él hizo ayer y deponer -en todos los sentidos- una declaración tan estrafalariamente fuera de la realidad como la que hizo. Aquí no pasa nada, vino a decir, el Congreso del PSC tendrá lugar cuando toque -o sea, cuando nos convenga a quienes lo manejamos-, y en definitiva, ni Dios nos va a mover la silla a los que vivimos de esto. Todo con palabras muy neutras y educadas, eso sí.

No es que los dirigentes del PSC no se hayan enterado del descalabro del domingo, es que actúan como si la realidad no fuera con ellos. Lo mismo en el PSOE, a pesar de que el batacazo sufrido es aún más brutal que el del PSC. Y lo mismo en Izquierda Unida e Iniciativa por Catalunya, felices ellos porque se les ha aparecido la Virgencita de Lourdes y se han quedado más o menos como estaban.

Hace unas semanas comenté aquí la lista del PSC por Barcelona, y como una vez leídos los nombres que la componían daban ganas de meterla en cualquier sitio menos en una urna. El resultado, ahí está.

El porcentaje de participación promedio a nivel español ha sido del 66%. En Catalunya, el 55%; En Barcelona ciudad, el 52%; en Nou Barris, el distrito obrero por excelencia, el 45%. (en algunos de sus barrios apenas ha superado el 40%). El diferencial de participación entre la parte alta de la Diagonal y los barrios del noreste es de más de 20 puntos a favor de la Barcelona rica. En resumen, uno de cada dos barceloneses no ha ido a la urna, y de los que lo han hecho, dos de cada tres viven en los barrios ricos de la ciudad.

Sumen pues ambas variables, -unos partidos manejados por burócratas desideologizados e impertérritos ante los cambios sociológicos y los terremotos electorales- y una abstención galopante entre unas masas trabajadoras y populares que huyen de la política y de los políticos como de la peste, y tienen la explicación troncal del terremoto sucedido el domingo en Barcelona y en Catalunya.

Continuará.

En la fotografía que ilustra el post, Miquel Iceta, máximo responsable del aparato del PSC, verdadero Gran Hermano orwelliano del partido desde hace dos décadas.

lunes, 28 de marzo de 2011

Esperando a los bárbaros. La lista municipal del PSC por Barcelona



La lista de candidatos por Barcelona ciudad que presenta el PSC a las próximas elecciones municipales es aún más descorazonadora de lo que cabía esperar. Argumento casi desde el desconsuelo:

1. Se prescinde de la mayoría de los concejales actuales más experimentados y con más trayectoria en la gestión municipal, entre ellos varios concejales de distrito bien conocidos y valorados por los vecinos y las asociaciones.

2. Se promocionan a puestos seguros algunos candidatos cuya único haber político general -por no hablar solo en términos de política municipal-, es simpatizar más o menos abiertamente con la derrotada candidata en las primarias del PSC y con los planteamientos del sector nacionalista del partido.

3. Se sitúa en "puestos de futuro" a verdaderos aficionados de la política ansiosos de profesionalizarse, casi todos en línea con el perfil efebócrata que el zapaterismo ha convertido en religión a la hora de promocionar políticos: candidatos muy jóvenes (y mejor si son de sexo femenino por aquello de la paridad), sin oficio ni beneficio pero ambicionando convertir la política en su fuente de ingresos permanente; gente carente de ideología, formación, experiencia y bagaje político y personal, cuyo único mérito real es garantizar fidelidad perruna al mando que les coopta.

4. Salvo algún nombre muy concreto, no se vislumbra entre los candidatos la más mínima representación no ya de alguna variante del pensamiento de izquierdas sino de cualquier forma de pensamiento político que no sea un abstracto "progresismo" positivista burgués.

5. En la lista no hay un solo sindicalista o cosa parecida. Tampoco ninguna persona conectada con la sensibilidad de las clases trabajadoras y sus tradiciones, o al menos identificada con sus intereses. Es una lista integrada por miembros de las clases medias-altas autóctonas y por desclasados provenientes de la pequeña burguesía y las clases populares inmigrantes.

6. Es una lista que prepara al partido para un pacto de "sociovergencia", ese "compromiso histórico" bufo por el que suspiran desde hace años las clases hegemónicas catalanas y sus instrumentos de acción política y social y que ahora parecen más cerca que nunca de alcanzar (algún ensayo se está haciendo ya en el Govern de la Generalitat con "semitránsfugas" del PSC).

7. Amplía y refuerza el abstencionismo de los barrios obreros y populares: lo que evidentemente beneficia electoralmente a la derecha en su conjunto, abre la puerta de la alcaldía de Barcelona a la derecha catalanista y prepara el terreno para la victoria de la española en las elecciones generales próximas, se celebren el año próximo o este otoño.

Les dejo unos versos célebres, que creo describen perfectamente la situación:

¿Qué esperamos aquí, en la plaza reunidos?

A los bárbaros, que hoy llegan.


¿Por qué tal calma en el Senado?
¿Por qué los senadores, sentados, no legislan?

Porque hoy llegan los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Los bárbaros ya nos darán sus leyes cuando vengan.

(de Esperando a los bárbaros, poema de Konstantinos Kavafis)

En la imagen que ilustra el post, billete de 1'50 pesetas acuñado por el Ayuntamiento republicano de Barcelona en 1937, en los años en que los barceloneses también estaban como ahora "esperando a los bárbaros".

Como puede observarse el billete muestra el escudo auténtico de la ciudad, de origen medieval: cuatro cuarteles con dos cruces de Sant Jordi, y los cuatro palos de la enseña condal distribuidos entre dos cuarteles y no reunidos en un doble cuartel, según impusieron recientemente los concejales de ERC contemporáneos para hacerlo coincidir con el escudo oficial de Catalunya.

lunes, 21 de febrero de 2011

Jordi Hereu descalabra al aparato del PSC



La victoria de Jordi Hereu en las primarias para decidir el cabeza de lista del PSC, estaba cantada. Lo corrobora el cómodo margen por el que se ha producido (un 60% de los votos para Hereu y el 40% para Tura), que deja en evidencia al aparato central del PSC, patrocinador en la sombra de la candidatura de Montserrat Tura. En última instancia el resultado de las primarias significa sobre todo una derrota sin paliativos para el sector nacionalista del partido, el valedor público de Tura, cuyos personajes más significativos andan estos días dudando entre reorganizarse en el PSC o huir hacia los verdes pastos de CiU, como ya han hecho los más consecuentes de ellos.

En lo que hace al resultado de los comicios, mientras que la señora Tura sólo ha ganado en tres distritos, los tres significativamente correspondientes a barrios burgueses (Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia i Eixample), Hereu ha ganado en siete distritos, arrasando en los barrios obreros, donde ha obtenido el 79% de los votos en Sant Andreu, el 75% en Nou Barris, el 73% en Sant Martí y el 66% en Horta-Guinardó. Hereu recibió el voto de casi dos de cada tres militantes y de casi el 40% de los simpatizantes que acudieron a votar. El descalabro de la señora Montserrat Tura ha sido pues total, lo cual no es de extrañar a poco que se conozca el mundo del socialismo barcelonés y hechos tan significativos como el de que la candidata ni siquiera pudo votar, ya que no está afiliada al partido en Barcelona.

Se trata ahora de sumar fuerzas para cerrar el paso a que la derecha reaccionaria en sus versiones/disfraces españolista y catalanista logre su sueño conjunto de 32 años: hacerse con la alcaldía de Barcelona para desactivarla. De momento la señora Tura, como era previsible, ha dicho no a figurar en una candidatura de integración socialista. Con todo, es probable que a diferencia de la Comunidad de Madrid se acabe pactando una lista con cierta integración de elementos afines a la señora Tura y al aparato central de la calle Nicaragua; el principal problema será encontrar esos afines, pues en la política municipal barcelonesa brillan por su ausencia.

Jordi Hereu ha demostrado tener redaños y cierta capacidad para maniobrar en las procelosas y estancadas aguas del PSC. La pena es que a su vez se halla rodeado de personajes en su mayoría de segunda fila, y de algunos individuos a los que más valdría jubilar de la política lo antes posible en aras del bien común. Un detalle significativo ha sido que durante la pasada campaña de las primarias, Hereu ha conseguido agrupar en torno a su candidatura a un cierto número de cuadros y técnicos del Ayuntamiento barcelonés afiliados al PSC o próximos a la izquierda local en cualquiera de sus variantes, aunque ciertamente lejos de las proporciones que tuvo ese fenómeno en tiempos del alcalde Pasqual Maragall.

En cualquier caso las primarias han servido para desperezar al electorado de izquierdas sobre todo en los barrios periféricos barceloneses, lo que ha debido empezar a preocupar y mucho en esos ambientes de la derecha catalanista que encuestas en mano pero contra toda evidencia política y sociológica, daban por cazado el oso municipal barcelonés. En realidad, la partida por Barcelona no ha hecho más que empezar.

En la imagen que ilustra el post, Mntserrat Tura i Jordi Hereu escenifican, probablemente de modo inconsciente, su desencuentro.

domingo, 6 de febrero de 2011

Primarias socialistas en Barcelona: Jordi Hereu, el mal menor



La campaña previa a la votación para elegir cabeza de lista del PSC a la alcaldía de Barcelona ha empezado con más pena que gloria. El entusiasmo que sienten militantes, simpatizantes y ciudadanos en general por los dos candidatos en liza, resulta perfectamente descriptible y a la altura de sus respectivos merecimientos. Cabe apuntar eso sí, que mientras que el actual alcalde, Jordi Hereu, inició su rueda de mitines por barrios ante 300 personas en el distrito Sant Martí (una de las barriadas obreras de la ciudad), su oponente, la sra. Montserrat Tura, lo hizo -cómo no- en el superburgués Eixample, ante apenas un centenar de ciudadanos.

Es cierto que la trayectoria profesional y política del señor Hereu no deja de ser la de un cuadro de la Administración discreto y grisáceo, eficaz a su manera pero carente no ya de carisma, sino siquiera de un asomo de liderazgo que concite en torno suyo voluntades listas para la acción. Un servidor, que tuvo el honor de conocer en vivo y en directo la época de Pasqual Maragall al frente del Ayuntamiento barcelonés y ha vivido lo que vino después, los mandatos de Jordi Clos primero y ahora de Jordi Hereu, no puede menos que hacerse cruces ante la merma que venimos sufriendo en cuanto a la calidad del personal político, circunstancia que obviamente resulta homologable en las respectivas escalas de la política catalana, española y europea en general; donde antes había gigantes ahora nos tenemos que conformar con enanitos más o menos aplicados.

Claro que todo esto resultan disquisiciones más o menos entretenidas, si consideramos la oponente que le ha salido al alcalde Hereu. Y es que toda la experiencia municipal de la señora Montserrat Tura se concentra en sus años como alcaldesa de Mollet, una pequeña población de la periferia barcelonesa. Su conocimiento de la ciudad de Barcelona no debe diferir mucho del que tienen los turistas europeos que nos invaden los fines de semana, al menos por lo que hace a la Barcelona popular y trabajadora, la de los barrios periféricos. Francamente no me extraña que la señora Tura haya comenzado su campaña por el Eixample, el centro bienestante de la ciudad, ya que dudo que sepa siquiera dónde están la Vía Julia, la plaza Valentí Almirall o el Paseo Torras i Bages, por poner sólo unos ejemplos de lugares ubicados en zonas populosas de las barriadas obreras barcelonesas. Yendo un poco más allá, dudo incluso que la carrera política de la señora Tura hubiera llegado siquiera a iniciarse de no ostentar el dignísimo y admirado apellido que lleva. Pero dejemos eso; aquí de lo que se trata al parecer es de encontrar ahora un puesto de trabajo de altura a una persona que ha perdido el que tenía en la Generalitat de Catalunya. Pues bien, señora Tura, si tanto le gusta la política municipal esta es una ocasión pintiparada para volver a presentarse como candidata a alcaldesa de su pueblo, Mollet, y dejarnos en paz a los barceloneses.

Y es que en contra lo que hoy mismo se afanan en hacer creer la mayoría de medios, la señora Tura no tiene la más mínima posibilidad de vencer al candidato de la derecha nacionalista, CiU, el señor XavierTrias. Y eso que el señor Trias es un candidato verdaderamente penoso: un anciano con graves problemas de salud física y mental, que encabeza la lista de un partido corrupto y trapacero como probablemente no haya otro en toda la Península Ibérica, incluido su más que probable futuro socio municipal, el Partido Popular español, la extrema derecha españolista. Ocurre que en los barrios obreros de Barcelona los últimos votantes que le quedan al PSC ya están haciendo saber indignados que en modo alguno van a votar por una posible candidata que representa el establishment burgués nacionalista catalán, una persona que en caso de fracasar en el intento (lo que como digo parece inevitable), no seguirá como concejala y acabará un día u otro yéndose al pesebre que en CiU han habilitado para "catalanistas desencantados" del PSC (véase el caso Ferran Mascarell y otros), es decir, para tanto cuadro y dirigente "socialista" sin expectativas de seguir viviendo de la política en el ámbito de la izquierda.

Es por todo ello que Jordi Hereu representa un mal menor para quienes, a pesar de todo seguimos creyendo en un proyecto de izquierdas para la ciudad de Barcelona. El nuestro es un voto sin entusiasmo alguno, ya que hace tiempo que sabemos bajo mínimos la credibilidad política de quienes presuntamente lideran este proyecto, en Barcelona desde luego y también en toda Catalunya; para el caso, lo mismo da la Federación de Barcelona que la sede de la calle Nicaragua (el aparato central del partido). Pero también es cierto que votaremos con la firmeza de quienes saben que el apoyo a otras opciones significa entregar inerme nuestra ciudad al enemigo de clase.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Por la refundación del espacio político de la izquierda catalana (1)


Desde la celebración de las recientes elecciones autonómicas catalanas, y como consecuencia de los desastrosos resultados obtenidos en ellas por las izquierdas, han comenzado a aparecer voces reclamando un proceso de regeneración del espacio político catalán de izquierda. Este proceso no puede ser ya un mero maquillaje que disimule las múltiples cicatrices, ni una simple reforma del sistema de partidos y sus relaciones entre ellos, ni desde luego un nuevo reparto del poder interno en las formaciones tradicionales que se reclaman de izquierdas en este país. Hay que empezar a avanzar ya hacia la refundación del espacio de la izquierda desde el cuestionamiento de las fuerzas que actualmente lo ocupan, que se han demostrado de modo repetido completamente desconectadas de la realidad, necesidades y aspiraciones de las bases sociales reales de la izquierda en Catalunya.

El primer en señalar el camino ha sido Carod-Rovira, el hombre que en los últimos años condujo la evolución política de ERC desde un partido nacionalista burgués clásico hacia una fuerza que comenzaba a tener en cuenta las aspiraciones sociales de sectores de la sociedad catalana no nacionalistas, a los que éstos reconocían de su mano y por vez primera presencia y derecho a estar presentes en la construcción del país. Luego a Carod-Rovira, de formación marxista y proviniente de la vieja izquierda nacionalista antifranquista, le desplazaron del liderazgo de su partido jóvenes profesionales de la política que combinan una radical desideologización con la más huera retórica nacionalista, convertida en cemento aglutinador que pretende disimular el agudo conflicto de clases existente en el seno del partido.

Frente a los intentos de Puigcercós y la dirección actual de ERC de fingir que "aquí no ha pasado nada" y que en todo caso, la receta es endurecer el discurso independentista, Carod-Rovira ha llamado a refundar el espacio de la izquierda catalana, articulando en un solo frente a quienes en este espectro político defienden propuestas federales e independentistas para Catalunya. No dice el veterano político qué forma debería tener esa articulación, pero sí da a entender que considera periclitados los partidos actualmente existentes (PSC, IC y ERC).

La propuesta de Carod-Rovira es ya más que necesaria, inevitable si realmente se quiere frenar la disolución a no muy largo plazo del espacio político que ocupan las izquierdas catalanas. Sucede que las direcciones de esos mismos partidos no sólo no están por la labor sino que con seguridad actuarán enérgicamente en contra: les va el cargo en ello. Además, en el caso de ERC, el que haya en el partido un sector netamente de izquierdas más o menos consolidado, aunque muy minoritario a tenor de lo demostrado, no impide que una mayoría de dirigentes, afiliados y votantes sean en realidad tan de derechas como sus hermanos/enemigos de CiU.

En lo que respecta al PSC, la salida de pata de banco del ya casi ex-conseller de Economia, Antoni Castells, en el sentido de proponer una refundación de la izquierda en un sentido "catalanista" que olvida cualquier referencia social, le acerca no a ERC sino directamente a la derecha catalanista que representa CiU. A pesar de la evidencia de que el descalabro de la izquierda y singularmente del PSC viene produciéndose elección tras elección por la fuga sostenida de sus bases sociales populares y trabajadoras hacia el abstencionismo, esta gente se empeña en intentar hacer creer que reforzar el perfil catalanista del partido es el modo de salir de una crisis política que amenaza ya con colapsar.

Es posible que semejante "aportación" al debate no tenga carácter del todo gratuito, cuando algunas voces del entorno mediático de CiU dan a entender que el nuevo President de la Generalitat catalana estaría pensando en incorporar a su equipo personalidades "progresistas" o directamente socialistas. En todo caso, la apuesta ni que sea verbal de Castells y su séquito es abiertamente de clase, burguesa hasta el tuétano, para ser más exactos, y por tanto contraria a los verdaderos intereses del electorado socialista. Veremos en unos días qué sucede finalmente, aunque el interés por el futuro político del sector catalanista enragé del PSC sea más bien escaso, dada su irrelevancia política más allá de la vida institucional.

La situación de IC es todavía peor, aunque sus dirigentes anden la mar de satisfechos porque han perdido menos votos que sus ex socios del Tripartito. Ocurre que si IC, que al igual que el PSC se va dejando girones de su electorado en cada convocatoria electoral, experimentara en unas elecciones una caída semejante a las sufridas respectivamente por PSC y ERC en las pasadas autonómicas catalanas, simplemente dejaría de existir. IC ha perdido casi por completo la antaño poderosa presencia del PSUC en los barrios obreros periféricos de Barcelona y en el antiguo cinturón industrial, y hoy se ve limitada a disputar el voto de sectores concretos y exiguos de la pequeña y mediana burguesía progresista urbana barcelonesa, en su mayoría afín al PSC y a ERC.

Más allá de estas fuerzas quedan los restos desorganizados y atomizados de la antigua extrema izquierda, izquierda radical, "izquierda alternativa" o como quiera llamársela. Sus seguidores suelen oscilar entre el desaliento abstencionista, la radicalización infantil y el apoyo electoral puntual a las formaciones de izquierda parlamentarias. En un tiempo histórico en el que la izquierda ha dejado de pensar y hasta de formular palabras, al decir de Josep Ramoneda, algunas individualidades que cabe situar en esta zona del espectro de la izquierda continúan haciendo aportaciones intelectuales valiosas en tanto nos siguen recordando quiénes somos realmente y para qué empezamos a luchar.
La imagen que ilustra el post es un cartel del Front Popular, candidatura unitaria de las izquierdas catalanas que arrasó a la derecha en las elecciones generales de febrero de 1936.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Comienza la campaña de las elecciones catalanas


Esta mañana, recién llegado de pasar unos días en Berlín, pongo la radio mientras me afeito. Oigo las noticias sobre el arranque de la campaña de las elecciones autonómicas catalanas; les juro sobre la puerta de Brandenburgo que he estado a punto de salir corriendo hacia el aeropuerto para tomar el primer vuelo que me regresara a mi hotel a la vera de Check Point Charlie.

Les resumo el primer fin de semana de mitines. Juzguen ustedes mismos.

Dice el democristiano Duran Lleida que las mujeres catalanas paren poco y que así se nos está poniendo Catalunya, llena de hijos de mujeres inmigrantes. De seguir este ritmo "Catalunya podría desaparecer en unos años", asevera. Difícil enseñar más la patita de lobo reaccionario, sexista, xenófobo y natalista; el señor Duran Lleida, esa calva que brilla con luz propia en la derecha española, acaba de poner el listón muy alto.

Sigamos. Joan Puigcercós, portavoz de un partido que además de republicano (que parece ser que sí lo son) dice ser de izquierdas (lo que no se cree nadie que les conozca mínimamente), afirma por su parte que en Catalunya "cada empresario tiene instalado en su casa un inspector de Hacienda, en tanto Madrid es una fiesta fiscal y en Andalucía no paga ni Dios".

Se me ocurren dos reflexiones sobre esto. La primera, que ojalá fuera cierto eso de que cada uno de nuestros creativos y deslocalizadores empresarios catalanes (véase el textil, trasladado en peso a talleres semiclandestinos radicados en Marruecos) tuviera un inspector de Hacienda no corrompible pegado al culo: seguramente la bolsa de fraude fiscal sería de un tamaño considerablemente menor a la actual, y los empresarios catalanes dejarían de declarar ingresos anuales inferiores a los de sus asalariados, como sucede ahora.

La segunda es que el "progresista" señor Puigcercós ha perdido una magnífica ocasión de reafirmar su presunto izquierdismo, si hubiera señalado que buena parte de los males que aquejan Catalunya y España podrían tener solución a corto plazo si en vez de considerar como un agravio comparativo esa política de severidad en la inspección fiscal que dice existe en Catalunya, de la que reclama implícitamente su cese, propugnara extenderla con igual intensidad a esas zonas donde él denuncia es más laxa. Desgraciadamente parece claro que ése no es el interés del señor Puigcercós y de su ERC que con declaraciones como ésta van preparando el terreno para acercarse al empresariado catalán, lo que equivale a anunciar un futuro pacto con su "brazo armado", la CiU de la familia Pujol y su testaferro, el señor Artur Mas.

Un señor Mas por cierto, que pide ahora una mayoría absoluta para su partido, a fin de evitar situaciones de debilidad parlamentaria como la vivida por el Tripartito (debilidad generada en parte gracias al acoso permanente de la derecha catalanista a un Gobierno al que ha llegado a negarle legitimidad). Olvida el señor Mas que en tiempos de su patrono, Jordi Pujol, la consigna era que los Gobiernos de mayoría absoluta eran malos para la democracia. Claro que Pujol se refería a los Gobiernos socialistas de Felipe González, no a los que él mismo encabezó en Catalunya. Dos lenguajes y una sola moral acomodaticia.

Y en fin, los del PP montaron este fin de semana un aquelarre de la extrema derecha "nazional" en el Salón del Tinell de Barcelona, el mismo lugar donde el primer Tripartito selló su pacto de Gobierno por Catalunya que entre otras medidas, abogaba por el aislamiento político efectivo del partido del franquismo postmoderno que encabeza el señor Rajoy. En un claro acto de revancha se reunieron en ese mismo escenario capitostes del PP de Galicia, del País Vasco y de Catalunya para celebrar que el Tripartito catalán va a finalizar dentro de poco y que ellos siguen existiendo políticamente en estos tres territorios. Como se ve, el PP es un partido lleno de propuestas positivas y de futuro.

No consta que la banda dirigente derechista brindara por su cuestionable éxito con cava catalán, ya saben que el PP alienta más o menos subterráneamente el boicot a los productos catalanes. En todo caso, seguro que acabaron celebrando y no precisamente con agua el que Emilio Botín, el propietario del Banco de Santander, haya nombrado presidente de Banesto en substitución nada menos que de su propia hija al papá de Basagoiti, el mandamás del PP en el País Vasco y una de las estrellas de la reunión derechista en el Tinell. Así son de verdaderamente "populares" esta chusma.

En cuanto a las izquierdas, pues lo de siempre. Por ahí van los rosa-verdes de Iniciativa per Catalunya con ese chico, Joan Herrera, que cada día tiene más cara de curita progre pasmado y tontorrón, profiriendo pseudoecologismos de Teletubbie; pensar que esta gente se dicen sucesores del viejo PSUC...

Y en fin, en lo que respecta a los socialistas lo mejor de su campaña es que no están haciendo campaña, al menos que se note. Eso sí, al pobre presidente Montilla lo sacan a pasear por las ciudades del antiguo cinturón industrial de Barcelona como a un remedo del Mudito, el enanito de Blancanieves, mientras del brazo le han colgado como un peso muerto a Corbacho, ese inenarrable ex ministro de Trabajo de Zapatero que sigue exigiendo que los emigrantes "sean contratados en origen" como modo de impedir su llegada, olvidando que si hubieran hecho lo mismo con él en los años sesenta aún estaría destripando terrones en la finca de algún señorito en su Extremadura natal.

Con estos mimbres se hace día a día la política catalana, y este es el personal al que se nos pide que votemos el día 28 de noviembre. Luego los analistas se romperán la cabeza buscando las causas de la abstención.

En la fotografía que ilustra el post, una "ocurrencia" electoral de la JSC, la organización juvenil del PSC, que presenta su candidato, José Montilla, como "el increíble hombre normal", intentando compensar por la vía de un extraño sentido del humor las críticas en relación a la cortedad de luces y escasa preparación del actual presidente de la Generalitat de Catalunya.

domingo, 15 de agosto de 2010

El PSC ya no tiene quien le escriba


"Los intelectuales se alejan del PSC", titula hoy la edición de Barcelona de El País una información acerca de las relaciones entre la intelectualidad de izquierdas catalana y el que antaño fuera su partido de referencia. Dice el diario madrileño que hasta la propia dirección catalana admite que los intelectuales catalanes "han tomado distancia" con su partido, y ello en el momento en el que el partido afronta un "Estatuto mutilado y unos sondeos que vaticinan los peores resultados de su historia". Dice El País, en fin, que el principal reproche de los intelectuales al PSC es "no tener proyecto de futuro más allá de la gestión diaria y de no haber dado con el punto de firmeza en sus relaciones con el PSOE".

Uno, en su modestia de militante socialista catalán de hace décadas y que ha procurado mantenerse fiel a sus principios antes que atender a otras cuestiones, se siente muy reconfortado leyendo esto; parece que mis opiniones no son exclusivas, y ello me alegra profundamente. Lo de la "falta de firmeza en las relaciones con el PSOE" viene de antiguo, y quizá su punto de no retorno fueron la LOAPA y la renuncia al grupo parlamentario propio, todo ello ocurrido en los tiempos precisamente en que el sector nacionalista del partido (obiolista, se decía entonces) dirigía con puño de hierro el partido catalán; es pues un asunto tan viejo y consolidado, que difícilmente tendrá remedio. El carecer de proyecto político es otro cantar, y ahí si vale la pena entrar a analizar en detalle qué ha pasado y cómo es posible haber llegado a este grado de miseria política.

Según El País, el analista y filósofo Josep Ramoneda apunta: "El PSC no ha creado un clima favorable de complicidad con los intelectuales. Le han quitado el alma al partido. Y cuando se la quitas, se desinfla. Parece que se dedica a la gestión de las cosas y la política es más que eso". Efectivamente, el partido carece de alma, es decir, de identidad política. Hoy el PSC no es más que una máquina de fabricar y cooptar cuadros y dirigentes jóvenes y serviles hacia las instituciones públicas, todos a la caza de una posición social y un sueldo substancioso. Sostiene Ramoneda que el momento en el que "el PSC se quedó sin proyecto ideológico" fue la marcha /defenestración de Pasqual Maragall"; a mi juicio la cosa venía de mucho antes, pero no vamos a discutir ahora por eso. Prosigue Ramoneda: "Con el PSC nunca se sabe muy bien qué. Hace demasiado tiempo que actúa pero no piensa. Es una versión muy radical del pragmatismo". Una forma elegante de decir que se trata de un partido carente de valores y referencias que no sean las de la pura gestión desnudada de toda connotación que no sea un vago "buenismo progresista", tan caro a las nuevas generaciones de dirigentes ¿socialistas?. Este es el verdadero nervio del asunto.

El artículo cita otros intelectuales, como Ferran Mascarell, Rubert de Ventós e incluso el mismo Antoni Castells, actual conseller de Economía de la Generalitat (al que un servidor no acaba de ver precisamente como un "intelectual" de izquierdas en el sentido clásico y ni siquiera como un intelectual a secas, sino más bien como un tecnócrata de un extremismo pragmatista que asusta por sus connotaciones simplonamente neoliberales), cada cual con sus preocupaciones y/o obsesiones en relación con el PSC (la falta de discurso propio del partido sobre el país, su incapacidad para hacer avanzar el federalismo, su asombro paralizado ante el crecimiento del independentismo...). Son batallas más o menos particulares ante lo que es una realidad global, abrumadora y patética: el PSC carece de ideología. Es más, tener ideología (de izquierdas, se supone) está mal visto en el PSC de hoy, y conduce directamente al ostracismo político. En este contexto no es extraño que la dirección del partido reconozca carecer (por haberlos perdido) de lo que con cierta chulería despreciativa su portavoz en el artículo llama "intelectuales de guardia", y que con la misma suficiencia irresponsable se ufane de que hoy los partidos no estén "secuestrados por guardias pretorianas o escuelas de pensamiento". Pues esta es la gente que dirige el partido hoy, así piensan (es un decir).

Al final del artículo, un funcionario del partido que se ocupa de esas cuestiones al parecer tan abstrusas que tienen que ver con la(s) ideologías(s), reconoce que "no hay un grueso de intelectuales que dé apoyo al partido. El PSC no tiene quién le escriba", resume parafraseando el título de la novela de García Márquez. Al menos, parece que dentro de la estructura de poder del PSC hay quien lo tiene claro; otra cosa es que les importe lo más mínimo.

En la imagen, elementos de publicidad política del PSC usados en una campaña electoral en 2008: el argumentario político reducido a globos, caramelos y una sonrisa estereotipada en un rostro retocado digitalmente.


martes, 18 de mayo de 2010

El orden reina en la Avenida Diagonal


El referéndum sobre el futuro de la Diagonal ha resultado finalmente un fiasco considerable. Tanto, que se ha llevado por delante al primer teniente de alcalde de Barcelona, Carles Martí, fulminantemente destituido por el alcalde y obligado incluso a presentar inmediatamente su renuncia como concejal. La enorme cagada amenaza seriamente las ya de por sí escasas posibilidades del actual alcalde, Jordi Hereu, de repetir al frente de la lista socialista.

Realmente ni hecho aposta se habría podido acumular mayor cantidad de errores de bulto. En primer lugar, recurrir a un referéndum popular en un tema de hondo contenido urbanístico, que inevitablemente genera un considerable sindicato de ciudadanos que con razón o sin ella se considerarán perjudicados sea cual sea la opción escogida, resulta como mínimo arriesgado. Máxime cuando la fórmula de consulta ciudadana prácticamente no se ha rodado, y además se presenta en forma no de una pregunta que de ha escoger entre el sí y el no, sino a través de un mecanismo de consulta enrevesado que presenta dos propuestas concretas y un "cul de sac" -la tercera opción- en el que cabe todo, desde la contestación radical a la indefinición amorfa.

Capítulo aparte merece la logística informática que ha servido de soporte a la consulta, que se ha revelado como una chapuza propia de aficionados codiciosos; nada nuevo que no suceda cada vez que se encarga la gestión de asuntos públicos serios a empresas privadas "competitivas". Por cierto, no es un dato menor que el padrón de la ciudad haya estado expuesto durante una semana a los privados ojos y teclados no sólo de los técnicos de la empresa contratada sino también del personal voluntario que ha colaborado con el desarrollo de la consulta, y es por tanto asimismo ajeno al Ayuntamiento barcelonés. Luego nos vendrán explicando milongas sobre lo rigurosísimas que son las medidas de seguridad en la Administración pública en cuanto a la protección de datos informáticos. ¿Cómo van a estar seguros nuestros datos, si se entrega la gestión informática de un evento como éste a la "iniciativa privada"?. No es casualidad pues que el alcalde Jordi Hereu se fuera a su casa sin saber si realmente había llegado o no a votar, o que al parecer alguien haya suplantado la identidad del concejal del PP Alberto Fernández Díaz. Y bueno, crucemos los dedos y esperemos que de aquí a unos meses los datos privados de los ciudadanos barceloneses no anden dando vueltas por ahí a disposición de cualquier empresa o grupo de facinerosos dispuestos a pagar por ellos, cosa que tampoco sería una novedad por otra parte. El cese de la gerente del Instituto Municipal de Informática, responsable último de esta mamarrachada técnica, era pues asimismo obligado, y se produjo en cuestión de horas.

Las consecuencias políticas de esta charlotada incalificable, obviamente más propia de los espectáculos del bombero-torero que de un Ayuntamiento que hizo los Juegos Olímpicos de 1992 (claro que aquél era "otro" Ayuntamiento, con otros responsables políticos y otros cuadros dirigentes), no se han hecho esperar. Y es que más allá de la inoportunidad de la convocatoria en un momento de crisis total (por mucho que uno siga sin saber si la crisis es real, mediática o directamente galáctica), la gestión del evento ha dado muestra de la auténtica talla de los principales implicados. Y con todo que la Virgen nos asista, porque los relevos habidos nos van a hacer añorar enseguida a los que acaban de marcharse. Se lo dice un servidor, que tuvo el dudoso honor de conocer a alguno de ellos hace casi 30 años, en lo que podríamos llamar su "período de formación política y humana"; baste decir que al menos en el caso de uno de los recién ascendidos, persona que en breve empezará a salir mucho en las fotos, su cara es realmente el espejo de su alma.

Lo más curioso del asunto ha sido que el endoso del fiasco ha ido enterito a la cuenta del PSC, lo cual resulta como mínimo injusto habida cuenta de que fue ERC quien parió el invento del referéndum, "comprado" por el actual equipo de gobierno municipal (en el que no figuran los concejales independentistas, desde que en los anteriores comicios municipales decidieron convertirse en "oposición pero menos"), partido que ahora se sitúa al frente de la manifestación rasgándose las vestiduras y pidiendo cabezas por lo ocurrido. O sea, que ERC vive y pretende medrar con un pie en el gobierno y el otro en la barricada; ¡no saben nada el señor Jordi Portabella y compañía!.

Y sin embargo, era una buena idea. Pero alguien debió haberse tomado en serio esto de consultar a los ciudadanos de Barcelona sobre proyectos de gran trascendencia para el futuro de la ciudad. Precisamente porque construir una democracia participativa obliga a que la ciudadanía pueda no sólo opinar, sino también decidir sobre esos proyectos. Todo esto ha pasado porque una vez más nos hemos quedado en el marketing sin profundizar en la realidad, que es el modo en que actúan los políticos superficiales y carentes de formación: la gestión por la gestión, y el escaparate como medio de comunicar con el ciudadano. Y en fin, también por querer imitar un tiempo y un estilo, el de la Barcelona maragalliana, que desgraciadamente ya pasaron a la Historia.

Lo peor con todo, es que quienes han ganado finalmente esta apuesta han sido los partidarios del Dios Automóvil Privado, ese becerro de oro que enseñorea nuestras ciudades. Los gases de los tubos de escape continuarán reinando sobre la principal vía urbana de Barcelona. Finalmente, el orden reina en la Diagonal.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Defender Val d'Aran es luchar contra la especulación urbanística


Contra toda sensatez y oportunidad, la Generalitat de Catalunya acaba de bendecir la enésima ampliación especulativa de Baqueira-Beret, ese cáncer en metástasis que devora a marchas forzadas el Pirineo catalán y singularmente, el valle de Aran, donde se ubica.

Desde los tiempos de la presidencia de Jordi Pujol, el macrocomplejo turístico y sus urbanizaciones anejas han ido creciendo de un modo que ni siquiera la Unión Europea ha podido frenar, a pesar de haberlo intentado; cuanto menos aquí en Catalunya, donde Baqueira-Beret ha contado con toda suerte de apoyos y complicidades en las esferas políticas locales y autonómicas. Recordemos sin ir más lejos al inefable Joaquim Llena, actual conseller de Agricultura de la Generalitat, presunto socialista, a quien hace año y medio El País implicaba en un jugoso pelotazo que culminaba una carrera de "emprendedor" en negocios inmobiliarios tras los cuales no cuesta mucho percibir la larga mano de Baqueira-Beret.

Simultáneamente a este enésimo y pestífero "emprendimiento empresarial" a costa del patrimonio natural de todos, catalanes o no, la Generalitat catalana redobla sus esfuerzos porque Val d'Aran acepte integrarse en la vegeria Alt Pirineu. Decía El País del pasado 18 de diciembre, que el 5 de enero próximo, víspera de los Reyes Magos, "el Gobienro catalán aprobará el proyecto de ley de veguerías(sic)" que reduce Val d'Aran a una mera comarca catalana.

En esa misma información se da cuenta de que los nueve alcaldes de Val d'Aran "han firmado un documento en el que rechazan su inclusión en la veguería del Alto Pirineo y se reafirman en la voluntad de no formar parte de ninguna veguería que no sea el propio Aran, como establece la ley de régimen especial del Aran". La cosa se está poniendo tan enconada que, prosigue el diario madrileño, "el partido Unitat d'Aran ha amenazado con romper los vínculos que mantiene con el PSC si el territorio queda incluido en la veguería del Pirineo".

¿Y por qué tanto empeño en despersonalizar Aran? Pues naturalmente porque si Val d'Aran pierde su estatuto dentro de Catalunya y queda convertida en una comarca más, la especulación urbanística que desarrolla Baqueira-Beret en su territorio tendrá campo libre. Hasta ahora la ley especial que regula la autonomía aranesa ha opuesto algunas dificultades a las maniobras especulativas; comarcalizada, Aran quedará en manos de los padrinos de los Llena y compañía. No otro sentido tiene el que los alcaldes araneses amenacen a los socialistas catalanes con la ruptura de la asociación entre sus dos partidos.

Defender la personalidad propia y la autonomía política de Val d'Aran es pues, combatir la especulación y la corrupción en Catalunya.

En la fotografía, bloque de apartamentos "a pie de pista de esquí" (sic), en Val d'Aran.

jueves, 29 de octubre de 2009

Chorizos transversales. Para entender el caso Santa Coloma


La caída de una red corrupta organizada en torno al Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet, en las cercanías de Barcelona y dentro del antaño llamado Cinturón Rojo metropolitano barcelonés, ha sacudido la sociedad catalana como un verdadero trallazo. Motivos de sobra hay para semejante reacción.

En realidad, lo que nos ha dejado con la boca abierta a los catalanes no es tanto la existencia de otro agujero negro en la vida municipal española por el que se cuelan los millones de euros como si nada, sino la digamos calidad -es una forma de hablar- de los implicados y sobre todo, las interconexiones entre tramas integradas por personas de orígenes sociales, culturales y hasta (según algunos) étnicos en principio distintos y distantes. Por último lo que a muchos nos tiene en un pasmo es que hasta esta semana nadie hubiera caído en la cuenta de los clamorosos delitos (presuntos, faltaría más) cometidos por esta panda de golfos apandadores, que al igual que el sargento Arensibia llevaba escrito en el casco de combate aquello de "nasío pa matar" en su caso llevan inscrita en la frente con rotulador grueso la divisa "nasío pa robar".

El nombre que a primera vista llama más la atención entre los chorizos recién recolectados por el juez Baltasar Garzón es el del alcalde de Santa Coloma de Gramanet. Había que oír al compañero José Zaragoza, secretario de organización del PSC, expresar todo compungido su absoluta sorpresa porque Bartomeu Muñoz, aún alcalde colomense, haya salido un ladrón de tomo y lomo, circunstancia de la cual dijo textualmente haberse enterado por los periódicos. Parece mentira que un secretario de Organización se haya de enterar de estas cosas por los periódicos, máxime cuando Bartomeu Muñoz es un personaje del que hace décadas se podía esperar cualquier cosa en materia de dinero negro, paraísos fiscales, "promociones inmobiliarias" salvajes y fraudulentas y demás delicias producidas por nuestra sin par economía de mercado, aderezadas eso sí con unas gotas de social-liberalismo bien entendido.

Porque resulta que Bartomeu Muñoz es hijo de Blas Muñoz Blaya, último alcalde franquista de Santa Coloma de Gramanet, antiguo inmigrante sureño que de paleta de andamio pasó directamente a constructor inmobiliario sin freno; de Blas Muñoz Blaya se decía que era propietario de mil pisos sólo en Santa Coloma. Bartomeu heredó el imperio de papá y siguió en la brecha, levantando tocho a tocho su propio tinglado. Un día le dio por la política, como les ocurre últimamente a tantos "emprendedores", y apareció como concejal en Santa Coloma nada menos que del PSC; es decir Bartomeu Muñoz era, presuntamente, de izquierdas ¡Qué cosas!.

Tan de izquierdas era Bartomeu Muñoz, que en una escalada fulgurante llegó a alcalde de Santa Coloma tras la retirada de Manuela de Madre y pronto a Primer Secretario de la Federación del Barcelonés Nord, la tercera en importancia del PSC tras Barcelona y el Baix Llobregat, además de a vicepresidente de la Diputación provincial. Según contaba la edición catalana de El País hace un par de días, al parecer Bartomeu Muñoz compatibilizaba a la perfección su supuesta ideología de izquierdas con el vivir como un rey en el exclusivo Turó Park de Barcelona, desde donde se desplazaba cada día a su despacho de alcalde a bordo de un estupendo Mercedes de su propiedad que dejaba aparcado antes de entrar en Santa Coloma, siendo recogido allí por un coche oficial del consistorio que presidía a bordo del cual proseguía camino hasta el ayuntamiento colomense. Detalles entre otros que aluden a un estilo de vida que a un secretario de Organización tan avispado y eficiente como José Zaragoza no deberían habérsele escapado hace ya mucho tiempo.

Con todo, el cabecilla de la trama -presunto cabecilla, faltaría más- no es Muñoz sino un tal Luis García, alias Luigi. De este sinvergüenza un servidor tiene noticias desde hace casi 30 años, cuando el caballero en cuestión y algunos otros como él mangoneaban la UGT de Catalunya y sus nombres ya salieron a relucir entonces en las primeras tramas de corrupción, como por ejemplo en cierto negocio de compraventa de coches. No pasó nada, eran apenas los primeros escarceos y comparado con lo que ha venido luego las cantidades eran de risa. Luigi y compañía fueron dejando la UGT catalana, o la UGT catalana les fue dejando a ellos poco a poco, aunque Luis García fue diputado autonómico del PSC un buen puñado de años, mientras comenzaba a hacer negocios a lo grande. Ya se pueden hacer una idea de la clase de negocios en los que andaba el tal Luigi: promociones inmobiliarias, naturalmente, Sus negocios eran tan bestias, que Luis García fue expulsado del PSC en 2001. Aquí José Zaragoza sí que anduvo más fino, tal vez porque Luigi ya no tenía ningún poder en el PSC (antaño sus apoyos eran los llamados "obreristas", los militantes provenientes de la Federación catalana del PSOE más irreductiblemente españoleros), y sus negocios entraban de lleno en la pura "mafia del ladrillo".

Aún más asombroso resulta que estos mindundis venidos a más conectaran con personas tan selectas y miembros de la mejor "sociedad civil catalana", como son Macià Alavedra y Lluís Prenafeta. ¿Que quiénes son estos dos señores? Macià Alavedra fue durante años el número dos de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) sólo un paso por detrás de Jordi Pujol, de quien fue mano derecha en el partido. Macià Alavedra es un verdadero patricio, un "senyor de Barcelona", un miembro eminente de una de esas 30 familias catalanas que según Lluís Millet, el del caso Palau de la Música, no es que manejen Catalunya es que "son" Catalunya: sus intereses coinciden sencillamente con los del país, y viceversa. A Macià Alavedra le sostuvo la cabecita infantil durante su bautizo nada menos que el presidente Francesc Macià; su propio nombre de pila fue un guiño para halagar al presidente Macià.

Lluís Prenafeta es otro personaje quizá de un lustre y peso específico ligeramente inferior al de Alavedra, pero no mucho menos: durante décadas fue el secretario particular y hombre para todo de Jordi Pujol. Si Prenafeta escribiera unas memorias a tumba abierta el escándalo en la política, la sociedad y la economía catalana sería monumental, y probablemente al menos un hijo de Jordi Pujol acabaría en la cárcel. Prenafeta, al igual que Alavedra y otros compañeros de pandilla en CDC, tuvo que retirarse de la primera línea ya en los años ochenta, cuando algunos fiscales y periodistas comenzaron a husmearle la bragueta financiera a la burguesía catalana. Desde entonces se habían vuelto muy discretos. Pero mira por dónde reaparecen, asociados ahora a una trama de "xarnegos" politicastros de medio pelo aunque al parecer hábiles comisionistas. Según se empieza a decir estos días, a los emprendedores "de izquierdas" les han pillado porque sus nombres salieron a relucir en ciertas investigaciones sobre cuentas opacas en el paraíso fiscal que es la isla Jersey. Uno se barrunta que estos tipos, que habían acumulado multimillonarias cantidades de euros gracias a la libertad de mercado inmobiliario ejercida en la periferia barcelonesa, requirieron los servicios de una experimentada red de doctorados en la evasión de capitales, que formarían los Alavedra, Prenafeta y resto de compañeros mártires de la causa del catalanismo bien entendido y mejor financiado. Todo presunto, naturalmente.

Y en fin, más allá de todo esto lo que a algunos nos tiene pasmados es que espíritus tan selectos y preocupados por la defensa de los intereses de la Catalunya Catalana se avengan a colaborar con unos robagallinas llegados allende la frontera del Ebro. Un hecho tan absolutamente novedoso señala cambios tremendos en las relaciones sociales en Catalunya: seguramente es que el famoso "ascensor social" catalán, del que tan satisfecho se mostraba Jordi Pujol, funciona a todo vapor. O tal vez, que el dinero, y más si es robado, no tiene patria ni bandera ni siquiera idioma (doy fe de que en sus tiempos de dirigente "psoero" en el PSC, Luigi era castellanohablante militante y furibundo anticatalán).

Está visto que la sociedad civil catalana ya no es lo que era. Si Macià (don Francesc) y Cambó levantaran la cabeza, se morían del susto.

La fotografía que ilustra el post está tomada del blog de Bartomeu Muñoz, todavía alcalde de Santa Coloma de Gramanet, y acompaña una entrada del 9 de febrero de este año en la que el antetítulo dice literalmente:"El mercado inmobiliario privado está pasando por el peor momento de los últimos decenios, con costosas consecuencias para el sector y, sobre todo, para las numerosas familias trabajadoras que de él dependen".

sábado, 31 de mayo de 2008

30 años de PSC


La gente que dirige el PSC tuvo la deferencia -o la humorada, según se mire- de organizar una fiesta buffet en conmemoración del 30 aniversario de la fundación del partido, reservada a quienes tuvimos participación directa en su creación y seguimos teniendo el carnet. La cosa estuvo francamente bien, entre otros motivos porque el acceso era como digo restringido a fundadores y sus acompañantes, y eso evitó ciertas presencias de "stars" actuales del socialismo catalán que seguramente habrían sido acogidas con todo menos con afecto.

Al parecer, quedamos vivos y al corriente de la cuota alrededor de un millar de los 4.000 ó 5.000 miembros que confluyeron en el entonces llamado PSC (PSC-PSOE) en 1978. El partido dice tener hoy 25.000 militantes y 50.000 simpatizantes, además de un millón y pico largo de votantes.

Anoche puede saludar a a gente a la que en algunos casos hacía años que no veía. A otros ya no los veré más, se fueron para siempre. Pienso no sólo en dirigentes como Joan Raventós, Maria Aurèlia Capmany, Adroher Gironella, Pep Jai, Ernest Lluch (asesinado por ETA), mi jefe y amigo Pau Cernuda... también en los viejos compañeros de barriada que habían hecho la guerra, el exilio, la clandestinidad, la Transición: gente sencilla, obrera en su mayoría, llegados aquí en las oleadas de inmigración del siglo XX, barceloneses de generaciones en otros casos.

De quienes echamos a andar la Agrupación de Nou Barris, el principal distrito obrero de Barcelona, no queda casi nadie: en la fiesta de anoche estuvo Alfonso Martínez (nos conocemos desde los tiempos del PSC-Congrés), Vicente y su mujer Dolores (dos valencianos que parecen sacados de una novela de Blasco Ibáñez), y Manuel Nieto (un obrero andaluz al viejo estilo). De los que viven, faltó Conrad Carreras (una leyenda del sindicalismo de la enseñanza en Catalunya), el pelirrojo Domingo (a quien por broma en aquellos tiempos llamábamos "Diumenge" -domingo, en catalán- y que por cierto, tenía una mujer guapísima), su amigo Paco (que era católico practicante, para escándalo de quienes entonces éramos jóvenes radicalmente izquierdistas), y alguno más. Me comentó Alfonso que hace poco habían muerto Francisco Sánchez, "el Murciano", un pedazo de historia viva del socialismo desde los tiempos del Moviment Socialista de Catalunya, allá por los años 50, y el maño Miguel Monera, pequeño de cuerpo pero tremendo cuando se enfadaba en las asambleas. Saludé a gente que en tiempos había tratado tanto, y a quienes ahora paso años sin ver: Xavi Bachs, Enric Llorens, Manoli "la de Federación" (¡se conserva idéntica!) ...

Hubo ausencias significativas: no apareció Raimon Obiols, aunque sí había un puñado de gente de su vieja guardia. Ernest Maragall estuvo, pero me pareció solo y desamparado. Narcís Serra habló poco, pero dijo cosas sensatas. Como colofón del acto protocolario, un Montilla inmisericorde nos largó un soliloquio plano e inacabable, una especie de discurso sobre el estado de la Nación absolutamente fuera de contexto (¡qué horror de hombre, empeñado en parecerse un poco más cada día a su caricatura del programa satírico "Polónia"!). Aburrió a las ovejas, y muchos asistentes terminamos por salir fuera del local a tomar el aire o fumar, según casos.

En fin, ya dice el tango que 30 años no son nada. Alguien me comentó ayer que en aquellos años "íbamos a cambiar el mundo, y resulta que ni siquiera hemos cambiado nosotros", o algo así. Bueno. Pienso yo que como en la canción de Labordeta, hemos empujado un poquito la Historia hacia la libertad, y que con eso ya podemos darnos todos por bien pagados. Con eso, y con poder decir: yo estuve allí, en el momento en el que brillaron todos los soles y creíamos -entonces sí- que todo podía hacerse y todo estaba al alcance de la mano.

La foto que ilustra este post es una imagen de un servidor en aquellos años. Ese era yo, y creo seguir siendo el mismo. Ustedes ya me entienden.

viernes, 14 de marzo de 2008

Un balance de las elecciones generales del 9 de marzo (y 3)


PSE Y PSC VUELAN SOLOS

1. Los excelentes resultados del PSE no son fruto de la casualidad, ni se deben en exclusiva al mal momento que están pasando el conjunto de las opciones nacionalistas vascas. Tras el resurgimiento de este partido en los últimos años, está el trabajo de un equipo esforzado liderado por Patxi López. Con discreción y firmeza, la actual dirección del PSE ha devuelto a los socialistas vascos su plena identidad y referencias políticas, oscurecidas durante los negros años en que Redondo Terreros y Rosa Díez pusieron el PSE al servicio vicario del proyecto político que pretendía imponer el PP en Euskadi.

El PSE se desmarcó a tiempo de esa apuesta españolista agresiva y rancia, profundamente aznariana, que enarbola la extrema derecha parlamentaria y que encarna en políticos de la catadura de Mayor Oreja y María San Gil. El premio a esa actitud ha sido el reencuentro con su electorado de siempre, al que ahora se han sumado votantes jóvenes integrantes de las nuevas generaciones de vascos, personas para quienes los mitos nacionalistas vascos o españoles son asuntos secundarios ante los problemas sociales reales que deben afrontar a diario. En suma, el PSE ha recuperado su papel histórico de conciencia social y política de un País Vasco en el que, como sucede en realidad en todas partes, las clases populares y trabajadoras vascas tienen problemas concretos por los que preocuparse (trabajo, vivienda, educación, promoción social...), que nada tienen que ver con el choque de abstracciones míticas enarboladas en Euskadi por cada una de las dos grandes fracciones de la burguesía vasca, la de vocación local y la de carácter estatista.

Por otra parte, en los ultimos años el PSE ha ido ganando también de modo lento pero seguro mayor autonomía respecto al PSOE, lo que ha fortalecido y madurado su propia organización y dado mayor proyección y relevancia a sus líderes. Los socialistas vascos en definitiva, han tomado las riendas de su propio proyecto político, y su electorado ha respondido positivamente.

Hoy el PSE vuelve a ser referencia indispensable en la política vasca. Junto con el PNV, son en realidad las dos únicas referencias políticas realmente imprescindibles para el País Vasco, como demuestran sus centenarias historias y su presencia actual en las instituciones y la vida civil vascas. Por tanto, habrá que contar necesariamente con ambos para construir el futuro de Euskalherria, sea cual sea la dirección en que éste se encamine. El diálogo y la concertación PSE-PNV son pues inevitables.

2. El PSC por contra se ha encontrado aparentemente de repente en la cresta de la ola, cuando todas las variables que se puedan manejar indicaban a priori justamente lo contrario. En los 30 años de historia de la democracia restaurada, jamás antes los socialistas catalanes habían tenido una generación de dirigentes tan mediocres y de tan escaso atractivo popular, ni se se habían manifestado juntos en Catalunya tantos problemas de fondo (la quiebra por obsolescencia de las infraestructuras de transporte es apenas uno de ellos), ni habían gobernado en instituciones catalanas con mayorías tan precarias como las que hoy sustentan la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona, por poner ejemplos conocidos y de fuerte proyección.

Y sin embargo el PSC ha arrasado, y no sólo en sus feudos tradicionales (los barrios obreros de Barcelona y el "cinturón rojo" de la ciudad, donde ha conseguido niveles de votación superiores en muchos casos a los de 2004), sino que ha logrado asimismo una fuerte penetración en la Catalunya profunda, en la que va calando como opción electoral en los últimos años. Ello se debe obviamente a una conjunción de factores a tener en cuenta (tirón de Zapatero y el PSOE entre la inmigración española, "voto republicano" (en el sentido electoral francés) de resistencia antiPP, crisis del resto de opciones políticas de izquierdas y de derecha moderada...), pero también, y quizá sobretodo, a que el electorado catalán de izquierdas ha leído e interpretado el actual momento histórico como una etapa de acumulación de fuerzas que debe inaugurar un nuevo período histórico en el país, tras un cuarto de siglo de hegemonía de la derecha regionalista/nacionalista y cuatro años de transición con un gobierno que intenta precisamente dar paso a una nueva era. Esta era efectivamente la ocasión de dar un paso adelante y cerrar un ciclo, y el electorado catalán democrático-progresista ha pensado que, vista la fragilidad del resto de opciones políticas catalanes que aspiran a representarlo en todo o en parte, debía concentrar su voto en la formación que por sus características propias y sus vinculaciones con la izquierda española, mejor podía garantizar éste cambio.

La razón de la posición central del PSC en la política catalana , se basa en la composición sociopolítica de su electorado histórico. En él se plasma un viejo proyecto del ala izquierda socialista catalana en los setenta y primeros ochenta, que curiosamente se ha desarrollado luego que ésta prácticamente desapareciera: la articulación de un bloque hegemónico de clases en torno al partido. El dibujo de esta apuesta remitía a que el PSC debía ser el eje en torno al cual se agrupara la representación política de las clases trabajadoras, las obreras y las de "cuello blanco", y de las clases medias progresistas e identificadas con un proyecto de cambio político y social. Lo sorprendente del caso es que al haber liderado esta apuesta dirigentes políticos inclinados hacia la socialdemocracia de derecha y el social-liberalismo, esa identificación del bloque hegemónico de clases con el PSC no se haya roto sino que por contra se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo, e incorporando nuevos elementos sociales.

Para explicarlo de modo sintético, este bloque de clases está conformado por tres sectores netamente diferenciados:

- Las clases trabajadoras: de origen inmigrante y asentadas en Catalunya en los últimos 50 años, cuya raíz ideológica lejana es el anarquismo sindicalista (posibilista) de la preguerra.

- La pequeña burguesía mestiza: urbana y profesional, cuya raíz ideológica lejana son las izquierdas marxistas de los años sesenta y setenta.

- Una parte del patriciado urbano catalán: clases medias acomodadas de origen netamente catalán, cuya raíz ideológica es el republicanismo federalista del siglo XIX y primer tercio del XX.

Esta alianza de clases articulada electoralmente en torno al PSC, es la que acaba de decidir que Zapatero seguirá cuatro años más en la Moncloa. También, y lo que seguramente es mucho más importante, que Catalunya se encamine decididamente hacia un proceso de rápida desnacionalización que, en aparente paradoja, podría conducir a medio plazo a una situación de soberanía plena o compartida con el Estado español.

En todo caso, sea cual sea el futuro de Catalunya, el PSC va a ser su eje... incluso si sus dirigentes siguen sin estar a la altura del momento histórico, pues es sabido que las corrientes que empujan la Historia son más decisivas en su conformación que la actuación de los hombres que creen manejarlas.

viernes, 7 de marzo de 2008

Somos muchos más de los que ellos quieren y dicen


No em trobe sol, company, no et trobes sol
i en son molts més dels que ells volen i diuen. (Raimon)

No estoy solo, campañero, no estás solo
somos muchos más de los que ellos quieren y dicen. (Raimon)

foto: mitin del PSC en el Palau Sant Jordi de Barcelona, 6 de marzo de 2008 (El Periódico de Catalunya).

domingo, 20 de enero de 2008

Felipe en Barcelona


Más de 7.000 personas llenaron hoy a reventar el Pabellón deportivo de la Vall d'Hebron, y varios centenares más hubieron de seguir desde fuera del recinto la intervención de Felipe González en el primer mitin real de la campaña socialista para las generales del 9 de marzo.

Desengáñense algunos dirigentes y cuadros del PSC: como en ocasiones anteriores, la multitud no acudió a oír hablar a José Montilla, ni mucho menos a la pizpireta Carmencita Chacón. Si aparecieron en tropel fue para oír a Felipe, a "su" Felipe, que es como consideran a González. Ya sé que esta constatación jode también a otra gente que no son ni "vacas sagradas" del PSC o el PSOE ni tampoco afines al PP, pero las cosas son como son y no hay Califa de la supuesta Verdadera Izquierda que sueñe siquiera con llenar un pabellón allí donde se encuentran Nou Barris y Horta-Guinardó, las dos barriadas obreras de Barcelona. Y lo peor es que van porque les da la gana y así desde 1977, con todo lo que ha llovido en estos años.

González ha estado bien, pero eso es lo de menos. Ves el entusiasmo de la gente sencilla, trabajadora, y piensas que como decían los viejos antiguamente, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Y le entra a uno cierta tristeza cuando observa el elenco político actual, su mediocridad y falta de sintonía con la gente. Mientras pensaba estas cosas, no he podido menos que sonreír al leer en la edición catalana de EL PAIS de hoy que Manuela de Madre ha calificado a esa tontada del "perfume socialista" inventado por el marketing que lleva la campaña del PSC, como "una chorrada de la Chaconcita".

Evidentemente, González nunca necesitó inventar pefumes ni estupideces por el estilo, para liderar un proyecto político. Por eso sigue llenando pabellones deportivos con gente de barrios obreros, mal que le pese a algunos de dentro y de fuera de su partido que, descontando a la derecha, en realidad son más bien pocos.

lunes, 26 de marzo de 2007

La resistible ascensión de Joaquim Llena


Desde hace algunos días el diario El País viene suministrando información a cuenta de lo que ya comienza a conocerse como el “caso Llena”, que afecta directamente al actual conseller de Agricultura de la Generalitat catalana, Joaquim Llena. Según lo que vamos leyendo, este escándalo en ciernes lleva camino de convertirse en el primer sobresalto serio para el nuevo Tripartito autonómico catalán.

De momento y a la espera de futuras revelaciones, lo más escandaloso del asunto se centra en el hecho de que una persona con los antecedentes que Joaquim Llena acumula como destacado “emprendedor” en negocios inmobiliarios, pueda haber llegado a ser uno de los más importantes dirigentes socialistas catalanes, y por si ello fuera poco, haberse convertido en miembro del gobierno autonómico catalán en representación del PSC.

Al parecer, según El País, Llena estaría implicado como principal protagonista en un jugoso pelotazo urbanístico en el Pirineo catalán, que entre otras consecuencias y según se ha publicado estos días multiplicaría por diez los habitantes de un pueblecito leridano próximo a la estación de esquí de Baqueira-Beret. La ubicación no es casual. Todo el Pirineo aragonés y catalán se halla sembrado de estaciones de esquí a cuyo alrededor han crecido urbanizaciones y hoteles desde principios de los años sesenta. Si bien la llegada de la democracia municipal puso cierto freno al entusiasmo de los promotores del ladrillo y el cemento, en los últimos años, y coincidiendo con la expansión de las estaciones de esquí, ha habido al parecer un fuerte rebrote constructor en esas zonas. Si se llevaran a cabo algunos proyectos, como por ejemplo los vinculados a la varias veces solicitada concesión de los Juegos Olímpicos de Invierno a la ciudad oscense de Jaca -pura excusa para la realización de planes de construcción masiva en esa zona del Pirineo aragonés, en ese caso-, los daños al ecosistema pirenaico serían enormes e irreversibles.

Naturalmente esas operaciones necesitan políticos que se avengan a allanar el camino a los intereses económicos que las propician. La biografía de Joaquim Llena que está saliendo a la luz estos días resulta arquetípica en ese sentido: durante algunos años, Llena fue alcalde independiente de Àneu –población donde tiene importantes intereses familiares en el sector turístico-, hasta que se afilió al PSC en 1995. Una carrera meteórica y al parecer sembrada de cadáveres políticos le llevó a desplazar en la organización leridana del partido a dirigentes históricos como Ramon Vilalta, presidente de la Diputación provincial de Lleida durante muchos años, y Antoni Siurana, alcalde de Lleida desde las elecciones de 1979 hasta que fue nombrado conseller de Agricultura del primer Tripartito, cargo en el que le ha sucedido Llena tras ser elegido José Montilla como presidente de la Generalitat catalana.

A Llena se le relaciona desde antiguo con Baqueira-Beret, lo cual no ha sido óbice al parecer para que en menos de una década llegara a convertirse en el representante político por excelencia de los intereses pirenaicos catalanes presuntamente progresistas; un intermediario, “un conseguidor”, en suma. La sensación de impunidad debía ser tal que al convertirse en conseller de la Generalitat, Llena dejó la alcaldía de su pueblo a una persona de su confianza y él siguió como concejal de Urbanismo. El escándalo ha saltado ahora al hacerse pública la posible incompatibilidad, al menos desde el punto de vista ético, en el desempeño simultáneo de ambos cargos; el fondo del asunto radica, con todo, en que finalmente ha aflorado la “promoción inmobiliaria” impulsada por Llena en una finca de Àneu de su propiedad, donde pretendía levantar una urbanización de lujo con ampliación de terrenos incluida. Todo muy progresista, como puede verse.

Lo curioso es que estas cosas se sabían desde hace años, según nos cuentan ahora. Y sin embargo no sólo nadie había frenado a este individuo sino que a sus cuarenta y pocos años y tras un breve período de militancia partidaria, Llena había logrado convertirse en un valor consolidado del socialismo catalán. Así se están labrando muchas carreras políticas hoy día.

Suele decirse que en política la mujer del César no sólo ha de ser honesta, sino que además debe parecerlo. Sin entrar en la legalidad de los negocios de Joaquim Llena, que ése es un asunto que deberán dilucidar los tribunales de Justicia si fuera el caso, sí es lícito plantearse cómo es posible que en una organización socialista, socialdemócrata o simplemente progresista, haya cargos dirigentes que consideren compatible la ideología que supuestamente profesan con la realización de negocios que por muy legítimos que fueren desde el punto de vista legal, contradicen abiertamente los principios más elementales de esa ideología.

Según El País, Llena se ha defendido aduciendo que operaciones como las que se le atribuyen “contribuyen al progreso de las comarcas pirenaicas”; sólo le ha faltado añadir que, además, crean puestos de trabajo. Lamentablemente ésa es la clase de argumentos que utilizan los políticos de derechas cuando los atrapan en operaciones inmobiliarias más sucias de lo habitual.

Por evidentes razones higiénicas, el presidente de la Generalitat de Catalunya debería cesar a la mayor brevedad posible al señor Llena. Y el PSC debería darle de baja con mayor urgencia aún, a fin de facilitarle a este señor la posibilidad de armonizar en adelante sus negocios con una nueva militancia política más acorde con ellos.