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domingo, 2 de noviembre de 2008

Un enorme olor a podrido flota sobre Navarra


Una cronología que habla por sí sola.

Lunes 27 de octubre: el PP rompe definitivamente su pacto con la UPN de Navarra. Mariano Rajoy dio a conocer la decisión a los integrantes del Grupo Parlamentario Popular en una reunión en la cual participó el diputado tránsfuga de UPN Santiago Cervera.

Martes 28 de octubre: De madrugada, se produce la detención del comando Nafarroa de ETA, anunciada a la mañana siguiente por el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Esa misma mañana Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, anuncia de modo oficial a los medios la ruptura entre el PP y UPN.

Miércoles, 29 de octubre: Sesión de control al Gobierno, en la que Pérez Rubalcaba explica la detención del comando Nafarroa. Durante la comparecencia, un diputado del PP se chancea del ministro, al que echa en cara que supuestamente cada vez que éste comparece en el Congreso se detenga el día de antes a un comando de ETA. Rubalcaba renuncia a replicarle en el mismo tono, y se limita a subrayar que "en política antiterrorista es muchísimo mejor prevenir que curar".

Jueves, 30 de octubre: El trasvase de cargos y militantes de UPN al PP es muy bajo hasta el momento, apenas un diputado y nueve concejales. Para estimularlo, el PP lanza una campaña de afiliación sin tapujos, abriendo una página web específica para reclutar afiliados en Navarra. La iniciativa parece haber partido del entorno de Jaime Ignacio del Burgo, nuevo hombre fuerte del PP en Navarra.

Viernes, 31 de octubre: ETA hace estallar un coche bomba en el aparcamiento de la Universidad de Navarra, institución perteneciente al Opus Dei, cuyos lazos con el PP a nivel tanto español como navarro son bien conocidos. Del Burgo, el nuevo líder del PP en Navarra, es un conocido miembro del Opus Dei desde hace muchos años, organización que estuvo en el origen de su carrera política en los inicios de la transición. Estudiantes y profesorado de la Universidad son en general personas de tendencia políticamente derechista, en razón de su adscripción social e ideológica.

Parece obvio pues que con el atentado etarra alguien ha buscado hacer "reaccionar" a los sectores de la derecha política navarra para que radicalicen su postura, lo cual pasa inevitablemente en estos momentos por reforzar el recién nacido PP navarro, en detrimento de una UPN demasiado "centrista" y a la que se acusa de estar ligada por pactos de gobierno regionales al PSOE navarro.

Los atentados "políticos" de ETA hace mucho tiempo que apestan, pero éste del pasado viernes representa la culminación de todo descaro. ¿A quién debería beneficiar esa bomba? Echen cuentas.

lunes, 6 de agosto de 2007

Que Navarra sea lo que han querido los navarros. Mensaje al Comité Federal del PSOE

Os animo a entrar en la web del PSOE y dejar en su buzón de mensajes electrónicos http://www.psoe.es/ambito/ideasopinion/mailus.do

el siguiente texto, firmado con tu nombre y apellidos:

Como persona identificada con el proyecto de transformación socialista de nuestra sociedad, me siento profundamente indignado ante la incalificable decisión tomada por la dirección federal del PSOE de no respetar la autonomía de los compañeros del PSN en la configuración de un gobierno navarro alternativo, permitiendo así que esa comunidad autónoma siga gobernada por la organización regional de la derecha política española más cerrilmente neofranquista.

Es especialmente insultante la manera en que se ha comunicado a la sociedad española tal decisión mediante el uso de expresiones autoritarias e incluso amenazantes, modos y formas que en ningún caso deberían tener cabida en una organización socialista.

Desde aquí exijo la inmediata dimisión de José Blanco como secretario de Organización del PSOE, por haber demostrado sobradamente su incapacidad para conducir esta crisis de modo democrático y por haber perjudicado gravemente la credibilidad del PSOE como partido de izquierdas que abandera un proyecto transformador para España.

sábado, 4 de agosto de 2007

Ferraz no puede ser el Kremlin. Democracia también para Navarra


La cacicada del aparato del PSOE imponiendo la continuidad en el gobierno de Navarra de la organización regional del PP más escorada a la extrema derecha -ese conglomerado de carlistas, alfonsinos, franquistas y neocons que es la UPN-, representa el final de las esperanzas habidas no sólo de que se produjera un cambio en esa región, sino de que el gobierno de Zapatero retomara en algún momento la vía de circulación por la izquierda que siguió en sus primeros meses, y que luego ha ido abandonando a medida que crecía la presión sobre él de los poderes fácticos, de la extrema derecha parlamentaria y sobre todo de la perrera mediática al servicio de los intereses más reaccionarios y bastardos.
En cierto modo, al prohibir finalmente a su organización regional navarra pactar con Nafarroa-Bai e IU un gobierno de cambio en Navarra, el PSOE-Ferraz acaba de enseñar las cartas con las que pretende ganar las elecciones de marzo próximo. Obsesionados con ganarle al PP esa mítica franja de "voto moderado" en la cual los "expertos" dicen que se ganan las elecciones, el aparato socialista está dilapidando el aluvión de votos de izquierda que el 14 de marzo de 2004 llevó a Zapatero a La Moncloa: 1'5 millones de votos de socialistas críticos que se habían abstenido en el año 2000, y otro 1'5 millones de votantes de IU en aquellos comicios. En total, 3 millones de votos de izquierda neta, gracias a los cuales el PSOE pudo ganar el 14-M.

Los apoyos parlamentarios que le consolidaron en el poder entonces fueron asimismo provenientes de la izquierda de la Cámara, tanto de la izquierda tradicional representada por IU, como de la izquierda burguesa representada por ERC y las nuevas formaciones nacionalistas, BNG y CHA; las derechas democráticas, PNV y CiU, permanecieron fuera de esa coalición de facto, obviamente, aunque agradecieron los gestos de civilidad emanados hacia ellos desde el nuevo gobierno. El PP golpista del 13-M quedaba, lógicamente, en las tinieblas exteriores.

En realidad, a Ferraz nunca le gustó ese diseño. Al PSOE- Ferraz le dan pavor los proyectos de izquierda, por eso Blanco y compañía han luchado desde la misma constitución del gobierno Zapatero, para dinamitar pactos y tratos con los partidos de la izquierda parlamentaria; secundariamente, a Ferraz tampoco le gustó nunca ni un pelo el proceso de paz en el País Vasco, pero ésa es otra guerra que tiene poco que ver realmente con este asunto. Ferraz ha intentado imponer siempre una política de pactos hacia la derecha, lo cual fue público y notorio a partir del asunto de la negociación del nuevo Estatuto catalán. Una y otra vez Ferraz ha empujado hacia la derecha, hacia un pacto con CiU (que exige que le "devuelvan" Catalunya) y con el PNV (con el objetivo de neutralizar políticamente al mundo de ETA).

En Ferraz no gustó nada tampoco el gobierno gallego socialista-nacionalista. Entre otras cosas, porque además de abrirle el poder regional a los nacionalistas de izquierda y hacerle un feo considerable al PP, quedaba claro que sin José Blanco como secretario de Organización del PSG-PSOE ese partido era capaz de superar las luchas internas y establecer líneas de trabajo con otras formaciones políticas, algo que en la época Blanco resultó del todo punto imposible, en parte debido a la proverbial incapacidad del personaje para acometer gestiones de cierto vuelo.

Aún menos gustó la reedición del tripartito catalán. En honor de Montilla hay que decir que el dirigente socialista catalán tuvo la entereza suficiente para enviar las presiones de Ferraz al diablo -lo que debió de sorprender desagradablemente a quienes le creían "uno de los nuestros" por entero-, y hacer lo único que desde una perspectiva de izquierdas debía de hacer: un gobierno de izquierdas en Catalunya, enviando a la oposición a las derechas reaccionarias, CiU y el PP.

En Navarra los dirigentes socialistas locales tuvieron miedo hasta de la posibilidad de llegar a ganar las elecciones -el PSN-PSOE es una organización pequeña y con poco arraigo-, y finalmente, tras marear la perdiz durante demasiado tiempo, aceptaron el clamor de las bases en el sentido de apoyar el gobierno de cambio que la sociedad navarra democrática reclama. Luego se han plegado con rapidez al "diktak" de Blanco y adláteres. Zapatero parece haberse desentendido del tema, seguramente preocupado porque fuera cual fuese la resolución final no le acabara salpicando directamente cuando falta tan poco para las generales; es así como Blanco-Ferraz y su política ratonera cargan con toda la responsabilidad de esta cacicada propia de los tiempos de la Komintern, y por Dios que muchos somos los socialistas y hombres y mujeres de izquierdas que, al albur de lo que se oye estos días en las radios de toda España, estamos determinados a hacérselo pagar muy caro.

Para postre, el inefable Javier Rojo acaba de ponerle la guinda al pastel de los disparates con unas repugnantes declaraciones en TVE, afirmando impertérrito y con su gesto de suficiencia característico que en política hay razones que están por encima de los sentimientos de los ciudadanos. Ni un senador romano de los tiempos de Calígula lo hubiera expresado mejor.

Es obvio que Ferraz quiere amarrar esos votitos "moderados" que ilusoriamente creen permiten ganar las generales -les interesa creerlo, a ellos, políticos profesionales acostumbrados a valorarlo todo en función de sus propios intereses continuistas-, aunque ello suponga la desaparición electoral del PSN-PSOE. No se dan cuenta, o no quieran darse cuenta, de que para no irritar al puñado de fans de los Bono, Paco Vázquez, Redondo Terreros y resto de la cuadrilla, han provocado la indignación de un número infinitamente superior de votantes socialistas de izquierdas en toda España que hoy se sienten humillados y estafados.

Se diría que Blanco y compañía han confundido Ferraz con el Kremlin. Y no precisamente con el Kremlin de Lenin, sino con el de un poco después.

jueves, 22 de marzo de 2007

¡Navarra y cierra España!


El caso de la campaña desencadenada por el PP a cuenta de la supuesta intangibilidad del actual régimen autonómico navarro, resulta cuanto mínimo sorprendente para cualquier observador medianamente informado además de claramente ilustrativo de los modos de hacer de ése partido. Simplemente no hay razón jurídica legal alguna en la que apoyar semejante movilización, que es presentada sin embargo como la defensa a ultranza de la legalidad vigente.

Resulta que la disposición transitoria cuarta de esa Constitución que el PP tanto dice amar y defender pero que no votó cuando era el momento de aprobarla, señala literalmente:

"En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el artículo 143 de la Constitución, la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos."

¿A qué viene pues la escandalera que está organizando ahora el partido postfranquista? Pues a lo de siempre, a excitar las bajas pasiones del rebaño de borregos ignorantes que lideran.
Desde el punto de vista estrictamente político resulta aún más incomprensible la actitud del PP, pues hoy por hoy ése referéndum lo perderían de calle los nacionalistas vascos en Navarra, ya que sólo aglutinan alrededor del 20% del voto en esa comunidad autónoma.

Pero si fuera de otra manera, si en un referéndum ganara la opción de que Navarra y el País Vasco constituyeran un solo ente autonómico, ésa sería la voluntad de los navarros, tan respetable por tanto en democracia como la contraria. Ocurre que quienes recurren a tautologías del tipo "¡Navarra es Navarra!" fingiéndose adalides que defienden a capa y espada elevadísimos e intocables intereses colectivos, lo que están haciendo en realidad es negar la capacidad de los navarros -y de cualesquiera otros ciudadanos de este país- para decidir por sí mismos sus destinos como adultos y ciudadanos libres.

Los dirigentes del PP harían bien olvidando esa fantástica Navarra supuestamente inmutable ante el paso de los siglos y dejando en paz de una vez a los navarros, que son perfectamente capaces de decidir su futuro sin que los pastoreé la extrema derecha española. Deberían en suma comenzar a respetar a los ciudadanos de este país y su derecho a decidir por sí mismos lo que entiendan más les conviene, que eso y no otra cosa es la democracia.