jueves, 22 de marzo de 2007

¡Navarra y cierra España!


El caso de la campaña desencadenada por el PP a cuenta de la supuesta intangibilidad del actual régimen autonómico navarro, resulta cuanto mínimo sorprendente para cualquier observador medianamente informado además de claramente ilustrativo de los modos de hacer de ése partido. Simplemente no hay razón jurídica legal alguna en la que apoyar semejante movilización, que es presentada sin embargo como la defensa a ultranza de la legalidad vigente.

Resulta que la disposición transitoria cuarta de esa Constitución que el PP tanto dice amar y defender pero que no votó cuando era el momento de aprobarla, señala literalmente:

"En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el artículo 143 de la Constitución, la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos."

¿A qué viene pues la escandalera que está organizando ahora el partido postfranquista? Pues a lo de siempre, a excitar las bajas pasiones del rebaño de borregos ignorantes que lideran.
Desde el punto de vista estrictamente político resulta aún más incomprensible la actitud del PP, pues hoy por hoy ése referéndum lo perderían de calle los nacionalistas vascos en Navarra, ya que sólo aglutinan alrededor del 20% del voto en esa comunidad autónoma.

Pero si fuera de otra manera, si en un referéndum ganara la opción de que Navarra y el País Vasco constituyeran un solo ente autonómico, ésa sería la voluntad de los navarros, tan respetable por tanto en democracia como la contraria. Ocurre que quienes recurren a tautologías del tipo "¡Navarra es Navarra!" fingiéndose adalides que defienden a capa y espada elevadísimos e intocables intereses colectivos, lo que están haciendo en realidad es negar la capacidad de los navarros -y de cualesquiera otros ciudadanos de este país- para decidir por sí mismos sus destinos como adultos y ciudadanos libres.

Los dirigentes del PP harían bien olvidando esa fantástica Navarra supuestamente inmutable ante el paso de los siglos y dejando en paz de una vez a los navarros, que son perfectamente capaces de decidir su futuro sin que los pastoreé la extrema derecha española. Deberían en suma comenzar a respetar a los ciudadanos de este país y su derecho a decidir por sí mismos lo que entiendan más les conviene, que eso y no otra cosa es la democracia.

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