jueves, 15 de marzo de 2007

La risa de la hiena


De qué se reía ayer Aznar con esa risa peligrosa tan suya en la que muestra sin pudor los colmillos carniceros?.

¿Se reía de los ciento noventa y dos muertos de los atentados del 11-M, que su política vicaria con el Imperio y la incompetencia de su Gobierno hicieron inevitables?.

¿Se reía de cómo intentó engañar al mundo entero entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, intoxicando hasta al Consejo de Seguridad de la ONU y manipulando a su conveniencia la información sobre los atentados, sus ejecutores y sus causas?.

¿Se reía acaso de los seiscientos mil iraquíes asesinados en lo que se lleva de ocupación de ése país, cuya invasión fue decidida en un acto al que él prestó gustoso su firma y su jeta?.

¿Se reía de la familia del cámara de televisión español José Couso, asesinado a sangre fría por las tropas estadounidenses en Bagdad?.

¿Se reía tal vez de cómo en complicidad con su compinche Tony Blair lograron que Pinochet eludiera el jucio por crímenes contra la Humanidad, sacándolo de Gran Bretaña con toda clase de triquiñuelas leguleyas?.

¿Se reía Aznar de Gescartera, del Prestige, de "la huelga general que nunca existió", de la boda de su hija en El Escorial...?.

¿O tal vez el ataque de risa le sobrevino al leer el cartel que había a sus espaldas en ese acto?.

Aunque bien mirado, las hienas no necesitan excusas para reír.

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