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lunes, 14 de noviembre de 2011

Golpes de Mercado en Grecia e Italia


Dos empleados de los llamados "mercados financieros" acaban de tomar posesión de las presidencias de sus respectivos países, Grecia e Italia, en lo que cabe considerar como verdaderos golpes de Estado no solo financieros conducidos por y a beneficio de los "mercados". El griego se llama Lukas Papademos y ha sido vicepresidente del Banco Central Europeo, un organismo que en los últimos años más que velar por las finanzas europeas se ha convertido en garante de los intereses de esos "mercados" municionados en comandita por Wall Street y los especuladores. Papademos acaba de formar un Gobierno tan supuestamente "tecnocrático" y "apolítico", que ha metido en él a la extrema derecha griega.

El otro protagonista de la semana se llama Mario Monti y acaba de convertirse en primer ministro italiano, luego de que a Berlusconi le hayan puesto de patitas en la calle esos mismos "mercados" a los que tan bien ha servido este gánster durante casi dos décadas. Monti ha sido -es- el hombre de confianza en Europa de Goldman Sachs, el buque insignia de la Armada Invencible antieuropea enviada por los "mercados" para destruir el euro y acabar con la Unión Europea.

¿A qué vienen Papademos y Monti? Pues probablemente a comandar la salida del euro de sus respectivos países. Sus amos llevan años buscando con ahínco provocar la huida de los conejos uno a uno de la madriguera, para mejor cazarlos a la salida. Seguramente las casas de apuestas de Londres deben estar cotizando estos días las posibilidades de que sea Grecia o bien Italia el primer país en abandonar la zona euro. Claro que tampoco deberían excluir los apostantes que finalmente sea otro el primero en salir corriendo y recibir la descarga cerrada de los monteros. En ese caso podría tratarse de alguno de los más tocados (Portugal, Irlanda o la España de Rajoy, si la extrema derecha parlamentaria española perdiera por completo el poco juicio que atesora), sin descartar otros candidatos como algún pequeño país centroeuropeo o incluso uno nórdico con mayor peso. Lo sabremos en breve, en todo caso.

Mientras, Merkel y Sarkozy siguen adelante con su proyecto de reforzar la zona euro repartiendo invitaciones entre aquellos países sin los cuales no se entiende el proyecto europeo al margen de su situación fiananciera actual, lo que en román paladino significa que los gobiernos de Francia y Alemania finalmente están dispuestos a correr con los gastos de la consolidación. Una política inteligente sin duda, pero que les hará perder a ambos las respectivas elecciones generales. Detrás de esos gobiernos actuales vendrán los socialdemócratas franceses y alemanes, o lo que queda de ellos, y la rueda volverá a girar. Veremos cómo se lo toman los "mercados", ahora que han logrado instalar sus pezuñas en las presidencias de dos gobiernos del flanco sur europeo.

Para entonces en España tendremos al Partido Popular haciendo astillas el tren a fin de alimentar con ellas la caldera de la locomotora, como hacía Buster Keaton en "El maquinista de la General". Solo que en vez del genial actor aquí estará al timón Mariano Rajoy, que efectivamente tiene la misma cara de pasmarote pero está a años luz de la inteligencia del cómico norteamericano, conduciendo el país a todo vapor hacia el más completo desastre social.  

Dios nos coja confesados, porque cada vez estamos más cerca de "1984". 

martes, 15 de febrero de 2011

Las mujeres contra Berlusconi



Las mujeres italianas se han echado a las calles para recordar una obviedad: que no son ni quieren que se les considere "o mammas o puttanas". Y es que el país sobre el que se cisca y al que roba Berlusconi (Berluskistán, como denunciaba con gracejo el cartel que portaba una manifestante), se está convirtiendo en el agujero más casposo, cutre y revenido del sexismo machista.

El patético anciano acosado por sus propios errores en el que se ha convertido Il Berlusca (el ladrón) no debe hacernos olvidar que este tipo, cuyos vínculos con la Mafia y los sectores más negros de la sociedad italiana -incluido el Vaticano, que ahora le ha abandonado pero al que tanto debe Berlusconi-, no es solamente un pobre diablo entontecido por su pasión por las chavalas y las fiestas salvajes sino un peligroso delincuente de primer orden. Por retomar el inicio de este post, esa concepción de la mujer limitada a las dos posibilidades denunciadas por las italianas y exhibida sin pudor y de manera machacona por los medios audiovisuales controlados por Berlusconi (que son casi todos los italianos), responde a un preciso y planificado cálculo político, social y cultural de gran calado estratégico y no a las alucinaciones particulares de un pobre idiota dominado por el sexo y la cocaína.

El embrutecimiento de la sociedad italiana a través del monopolio de la televisión, usada como transmisor de modelos de pensamiento y comportamiento social favorables a la ideología e intereses de los sectores dominantes italianos más crudamente reaccionarios y opresores, responde pues a necesidades de control social modernas cuyos antecedentes hay que buscar en la manipulación de masas en tiempos del fascismo y el nazismo y que ahora utilizan como canales tecnologías entonces desconocidas. Tradicionalmente Italia ha sido un país en el que la mujer urbana, fuera trabajadora o de clase media, ha jugado un papel puntero en la lucha por la igualdad no solo entre sexos, sino sobre todo por la transformación de una sociedad capitalista de corte ideológicamente muy conservador (a causa del protagonismo histórico de la Iglesia católica y sus tentáculos, como la DC, en ella), en otra en la que los valores democráticos y verdaderamente progresistas -es decir, de izquierdas- tuvieran primacía. Desgraciadamente hoy la izquierda italiana se halla en plena fragmentación y repliegue, y al socaire de esta indefensión la dignidad de las mujeres está siendo atropellada por quienes pretenden mantener a todo costa las relaciones de poder más ultrareaccionarias en los ámbitos laborales y educativos, sí, solo por poner sólo dos ejemplos sangrantes, pero también y quizá especialmente en la pareja y en general en el terreno de las relaciones entre hombres y mujeres y en sus roles sociales respectivos.

Es la dignidad de las mujeres italianas la que está en juego, y por ello hay que saludar este nuevo frente de lucha que se abre en Berluskistán.
En la imagen que ilustra el post, mujeres manifestantes exhiben un cartel con la leyenda: "Italia no es un burdel".

lunes, 3 de enero de 2011

Novecento: la revolución y nosotros, que la quisimos tanto



La pasada Nochevieja, apenas la gente de casa se fue a dormir una vez pasada la tontada de las 12 uvas (ya saben, las campanadas desde "Madrí"que señalan el nuevo año), un servidor se hizo con una botella de cava Gramona Imperial y una copa, y se sentó a ver enterita la versión integral de "Novecento", la genial película-río de Bernardo Bertolucci. Cinco horas de reloj. Cinco horas de cine; cinco horas de épica histórica; cinco horas de "prima de la rivoluzione".

De la película hay tres versiones: el montaje del director (la de cinco horas, dividida en dos partes), una de cuatro horas destinada al mercado norteamericano, y una de tres horas y pico que debería haber sido la versión comercial estándar y nunca llegó a proyectarse, al decir de Bertolucci. El film fue un éxito brutal en Europa, y un fracaso estrepitoso en EEUU y -oh- también en la URSS. En la entrevista incluida en los extras del DVD dice Bertolucci, con evidente humor malicioso, que las razones de la mala acogida en los dos países/Imperios mencionados se debió a que, para su sorpresa, los públicos de ambos coincidían en que en "Novecento" hay demasiadas banderas rojas ondeando: los yanquis no estaban acostumbrados a verlas en una película, y los soviéticos ya estaban aburridos de ellas.

Explica asimismo Bertolucci que para entender "Novecento" hay que desdeñar la mala traducción del título de la película como "1900", y recuperar su sentido real italiano que es "novecientos", es decir la centuria del siglo XX, que es el período de tiempo que pretende explicar el film. Otra clave reside en la oposición permanente en dualidades que traspasa toda la película, y no solo en referencia a la lucha de clases : terrateniente/campesino, campo/ciudad, hombre/mujer, revolucionario/fascista, valeroso/cobarde, trabajo/fiesta... y desde luego vida/muerte, plasmada desde las primeras escenas (la cacería de Àttila, el administrador fascista, el día de la liberación, e inmediatamente después el salto en el tiempo casi medio siglo atrás al nacimiento de los dos niños, el hijo del terrateniente y el hijo del jornalero el mismo día en que muere Verdi).

Bertolucci cuenta que nació y se crió en el campo, en la hacienda de su abuelo, un rico terrateniente, pasando más tiempo en las cabañas de los campesinos que en la casa señorial. Viviendo con aquella gente elemental se impregnó de sus valores, de su apego a la tierra, de sus sueños. Tanto así que devino un revolucionario, posición que nunca ha abandonado. Su filmografía presenta frescos épicos que como él dice, técnicamente tienen un ojo en el cine norteamericano de los orígenes del Séptimo Arte y el otro en los códigos fílmicos creados por el cine soviético de primera hora; todo ello al servicio de un concepto de cine europeo, de tesis, que intenta transmitir ideas a través de las sensaciones, y que tiene que ver quizá más con el cine social francés que con el italiano. En Bertolucci el neorrealismo de sus maestros (Rossellini, Passolini), se ha depurado hasta lograr un naturalismo que instala en el espectador la sensación de estar no observando a los personajes, sino moviéndose entre ellos y viviendo las situaciones en que se hallan inmersos. En "Novecento" en concreto, su director de fotografía, Vicenzo Storaro, logra momentos inolvidables en ese sentido, como la secuencia en la que, gracias a los movimientos de cámara, el espectador tiene la sensación de estar metido dentro del barullo que precede a la sentada de campesinos que quieren impedir el desahucio de un aparcero, mientras un escuadrón de caballería prepara sus sables para cargar contra ellos.

El elenco protagonista de "Novecento" es pura historia del cine. Burt Lancaster se ofreció a Bertolucci para trabajar gratis en la película apenas leyó el guión (su papel es el viejo patriarca terrateniente; absolutamente genial). A Robert de Niro (Alfredo Berlingheri, el vástago de los terratenientes) se lo recomendó Martin Scorsese, que acababa de dirigirlo en "Malas calles". De Niro está extraordinario: elegante, comedido, en ése punto entre la bondad y la tontería; nada que ver con sus histrionismos posteriores, cuando la industria cinematográfica estadounidense lo convirtió en un payaso gesticulante. Gerard Depardieu le da la réplica (es Olmo Dalco, el hijo de los campesinos): sobrio, sereno, seguro de sí mismo y de las ideas que encarna. El canadiense Donald Sutherland está inmenso, su manera de vivir el personaje de Áttila, el administrador de los Berlingheri y líder de la banda de "camisas negras" fascistas de la comarca, logra poner los pelos de punta; otro enorme actor, maleado luego por los estudios yanquis y su cine-basura alimenticio. La parte femenina es seguramente lo más flojo del plantel de actores: ni Dominique Sanda ni Stefani Sandrelli resultan muy convincentes. Nada que ver con ese fantástico "coro griego" de abuelas y madres campesinas encarnadas por actrices secundarias y mujeres sin experiencia cinematográfica previa, una pequeña masa que se mueve por toda la película con sus tocas negras, sus bocas desdentadas y sus viejas canciones campesinas de trabajo y revolución. Queda la sensación de que "Novecento" es una película "de hombres" y "entre hombres"; no podía ser de otro modo, el papel de las mujeres en la época retratada era el de sufridoras, testigos y a menudo víctimas, pero todavía no el de protagonistas.

No les cuento el argumento porque seguro que lo conocen, y si no es así corran a comprarse el DVD. En todo caso puede resumirse en una sola escena, una cumbre de la historia del cine, precisamente la penúltima escena del film. En ella los campesinos celebran la autoliberación armada en el patio de la hacienda, tras ajusticiar al asesino Àttila luego que éste confiese sus crímenes. Olmo les convence entonces para someter a juicio popular al patrón, a Alfredo. En una escena de altísimo contenido simbólico, Olmo, erigido en juez, condena a muerte a su amigo/némesis Alfredo pero inmediatamente apostilla que no van a matarle, porque "el patrón ya está muerto" y le dice a Alfredo Berlingheri que es libre de ir adonde quiera. Minutos después irrumpe en la hacienda un camión con partisanos del Comité de Liberación Nacional que en nombre del gobierno provisional formado por el PCI, el PSI, la DC y el Partido de Acción requisan las armas de los campesinos, que éstos entregan con resignación y algunas protestas. Un muchacho, un niño en realidad, el que ha detenido a Alfredo, se niega a entregar su fusil; un carabinero le da una bofetada y le quita el arma, que lanza al camión junto con las otras. Los partisanos se van, y los campesinos se dispersan. En el patio de la hacienda solo quedan el niño, sentado y llorando la pérdida, y Olmo y Alfredo mirándose a los ojos. Alfredo sonríe. "El patrón está vivo", musita.

Novecento.

martes, 16 de marzo de 2010

La izquierda europea se despereza


En los últimos días dos acontecimientos de tipo político y ciudadano han venido a certificar el lento pero al parecer cierto desperezamiento que está viviendo la izquierda europea, o mejor dicho el sector de las izquierdas europeas más vinculado a la práctica gubernamental y reformista. Tal resurgir tiene lugar en el contexto de una fuerte y creciente fractura social y política que se está produciendo en todo el Viejo Continente, agudizada por una crisis económica sin expectativas de mejora y el viraje de las derechas hacia formas cada vez más autoritarias y cercanas a un fascismo puesto al día y que usa de modo maestro y masivo las tecnologías de la comunicación.

Unas doscientas mil personas se manifestaron en Roma convocadas por todo el arco político de las izquierdas italianas, desde los social-liberales hasta la extrema izquierda extraparlamentaria, para gritar ¡basta! al modo en que el berlusconismo está precipitando a Italia en la sima de una nueva República de Saló, en la que ya no faltan ni los esquadristi aterrorizando minorías y persiguiendo adversarios políticos. El país se encamina a marchas forzadas a un escenario de preguerra civil, en el que reaparecen los signos públicos de la famosa "estrategia de la tensión" de los años 60 y 70, mediante la cual los sectores más extremistas de la derecha italiana buscarían "todo el poder" para sí, más allá de las fórmulas formalmente democrático-parlamentarias. La respuesta desde la izquierda no puede ser otra que la confrontación pacífica pero firme en el Parlamento y en la calle; habida cuenta la inanidad de la izquierda parlamentaria italiana, parece lógico que los ciudadanos estén comenzando a salir a la calle para frenar el asalto fascio-berlusconiano al Estado.

En Francia el escenario discurre por contra y afortunadamente en términos parlamentarios y de confrontación puramente ideológica. Es evidente que la situación allí no tiene los perfiles dramáticos que presenta Italia. En ese marco civilizado, las elecciones regionales francesas han venido a confirmar empero dos tendencias opuestas: de un lado la marginación política voluntaria de entre un tercio y la mitad del electorado, según consultas, algo muy grave a medio plazo para la continuidad misma del sistema democrático; del otro, el que entre la mitad de la sociedad políticamente consciente parece crecer la idea de que la izquierda debe regresar a la primera línea de la política, antes de que el neoliberalismo sarkozyano acabe con el Estado por vías distintas a las del berlusconismo, pero finalmente no menos ciertas y eficaces.

Son los electores de izquierda quienes han puesto al PS francés en libertad vigilada, sin acabar de fiarse de él, por ser la única fuerza de izquierdas que puede aspirar a gobernar las instituciones; quienes han dado alas a esta versión 2.0 de los Verdes que es Europe Ecologie, una formación reciente que traspasa el marco tradicional de este tipo de fuerzas y va más allá de las reivindicaciones ecologistas; quienes han dado un frenazo considerable a las expectativas del Front de Gauche, que sigue dudando entre hacer de conciencia izquierdista del PS o volar buscando un espacio político propio a la izquierda de socialdemócratas y ecologistas; y los que en fin han liquidado el Nuevo Partido Anticapitalista de Olivier Besancenot, quien ha pagado durísimamente el infantilismo y las insensateces de una fuerza política que tantas expectativas generó con su aparición, y que ahora se ve abocada a integrarse en el Front de Gauche o a desaparecer (aunque sin el menor menoscabo de las posibilidades que tiene Bensancenot de, tal como tengo escrito de hace algún tiempo, llegar a ser líder del PS de aquí a 10 ó 15 años y presidente de Francia un poquito después).

La "era Sarkozy" toca a su fin. El repunte del FN es signo de la inquietud existente entre la derecha francesa, incómoda a la búsqueda de sí misma. La tentación autoritaria, la misma a la que ha sucumbido ya la derecha italiana, es muy fuerte. Pero en la derecha francesa hay una tradición antifascista que proviene del gaullismo y hunde sus raíces en la Resistencia contra la ocupación nazi y los traidores colaboracionistas del período 1940-1944. La batalla en Francia es política y no pone en riesgo la democracia y las instituciones, al contrario ayuda a profundizar y avanzar en ellas; en Italia por contra lo que está en juego es si los camisas negras, verdes, pardas y demás ralea van a conseguir subirse sobre el Estado o se les va a cerrar el paso, si hace falta defendiendo la democracia en las calles con métodos proporcionados a la agresión colectiva que está sufriendo el pueblo italiano.

En la fotografía, ciudadanos manifestándose en contra de Berlusconi la semana pasada, en Roma.

lunes, 10 de agosto de 2009

Las rondas fascistas italianas


La pasión de la derecha extrema/extrema derecha por los uniformes cuanto más apayasados mejor, resulta digna de un estudio psiquiátrico a fondo.

Los integrantes de las rondas italianas ya han sacado a pasear “camisas verdes” (los fascistas “postmodernos” de la Lega Norde) y “camisas negras” (los fascistas rancios de Alleanza Nazionale). En el Partido Podrido (PP) español deben estar verdes de envidia. O negros. O más bien, azul mahón, el color de los falangistas.

¿Se imaginan a Montoro, Arenas o Álvarez Cascos con camisa azul mahón patrullando las calles para dar seguridad a nuestras mujeres y nuestras hijas?. Sería como en el chiste del cura gallego, al que una muchachita aldeana le dice en confesión que el cacique del pueblo la anda acosando porque quiere su virginidad: “date por jodida, hija mía”, le contesta el cura.

En fin, que al menos en Italia habrá que volver a sacudirle el polvo a estos mierdas con otro escarmiento al estilo del que recibieron entre 1944 y 1945, cuando el primate que los lideraba acabó colgado cabeza abajo en un mercado público en Milán.

En la fotografía, un fascista del MSI italiano ataviado con el cruce entre un remedo del uniforme de las SS nazis y el de guardia de seguridad de supermercado.

martes, 24 de febrero de 2009

La Mafia, entre la realidad y la literatura


Las miradas sobre las diferentes Mafias italianas suelen adolecer de cierto espíritu maniqueísta que en vez de intentar abordar el problema en su esencialidad -las raíces de la persistencia social de esa clase de organizaciones-, acostumbran a detenerse en los aspectos más superficiales y sensacionalistas.

De entrada, hablar de la "Mafia" como una sola organización resulta simplificar en extremo. En Italia actúan varias organizaciones delictivas que operan sobre diferentes territorios, sin inmiscuirse nunca en sus respectivos ámbitos de negocio. La historia de cada una de ellas es también diferente, y su proyección social es asimismo distinta. La mafia siciliana por ejemplo, viene de la Edad Media y en su origen y hasta el siglo XIX era una organización de autodefensa campesina frente a la nobleza terrateniente; la Camorra napolitana, por contra, es una organización de carácter urbano no muy distinta en origen de las "mafias" sevillanas del Siglo de Oro que Cervantes retratara en novelas como "Rinconete y Cortadillo" (el conocido Patio de Monipodio).

En la época del Resurgimiento la Mafia siciliana tenía ya un peso político importante (apostó por la unidad italiana, ayudando a Garibaldi a derrotar a los reaccionarios). A finales del siglo XIX y principios del XX, la Mafia era una organización de corte federal que agrupaba a caciques locales que hacían negocios cada vez más turbios. Pero lo que convirtió a las mafias italianas en general y a la siciliana en particular en las potentes estructuras criminales que son hoy, fue la "contaminación" llegada de EEUU en los años cuarenta, cuando el Gobierno norteamericano pactó con la Mafia estodounidense la colaboración de ésta en la ocupación de Sicilia y el sur de Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Los "primos" que llegaron de EEUU, encabezados por el gánster Lucky Luciano, instruyeron a los italianos en los grandes negocios del siglo XX (los tráficos de drogas, de armas y de mujeres), e incorporaron Italia a sus redes criminales de actuación.

En los años cuarenta y cincuenta la Mafia jugó con la posibilidad de la independencia de Sicilia, tal era su poder e influencia sociales. El esplendor mafioso italiano llegó sin embargo en los años sesenta y setenta, que es cuando conectan Mafia y Estado y sobre todo, Mafia y "sociedad civil". Son los años del boom de la construcción inmobiliaria y del tráfico de drogas. Es tanto el dinero y el poder que manejan los diferentes clanes mafiosos que, como en una tragedia de Shakespeare, su éxito les conducirá a la autodestrucción a través de interminables y salvajes guerras internas.

La decadencia de la Mafia y de las otras mafias italianas no ha significado, sin embargo, la desaparición de su prestigio social. En muchas localidades del sur de Italia los grupos mafiosos son las únicas empresas donde conseguir trabajo estable, incluso cuando se trata de empleos convencionales no delictivos. Su arraigo social sigue siendo fuerte, y reclutar sicarios, colaboradores y cómplices no les resulta difícil, aunque en los últimos años los mafiosos hayan perdido una parte de su impunidad.

Todos estos fenónemos vienen siendo observados desde antiguo por escritores e intelectuales italianos. Recientemente han aparecido dos libros que abordan el fenómeno de las mafias italianas desde ángulos distintos y no convergentes. Uno es "Gomorra", el hiperbestseller de Roberto Saviano, del cual se ha hecho incluso una película, y que pone el foco en los aspectos más truculentos de la Camorra. "Gomorra" es un libro con un pie en la denuncia social y el otro en la pura televisión-basura. Demasiado espectáculo para un tema tan serio.

El otro libro, mucho más interesante y analítico, es "Vosotros no sabéis", de Andrea Camilleri. El escritor siciliano, de ochenta y muchos años, paga con este libro una deuda histórica: la de un escritor que se ha pasado la vida publicando novelas policíacas de ambiente siciliano... en las que nunca aparece la Mafia. Ahora, Camilleri parece haber decidido que quizá ya tiene edad para empezar a contar lo que sabe, y nos ha dejado un manual de campo para entender qué es la Mafia siciliana y por qué a pesar de todo sigue viva. No les daré muchas pistas al respecto, porque es mejor que lean este libro y se formen una idea propia. Si les avanzaré en todo caso, que el libro gira en torno a Bernardo Provenzano, el último gran jefe de jefes mafioso, un hombre cuya detención parece haber sumido a la Mafia siciliana en una crisis profunda y de difícil recuperación. Camilleri nos muestra la cotidianeidad de un Provenzano que resulta ser un campesino sencillo, casi ignorante y sorprendentemente religioso, que controlaba su organización desde un cobertizo aislado en la montaña mediante la circulación de sus famosos "pizzinis", papelitos escritos a máquina en los que anotaba sus órdenes, consejos y hasta parrafadas filosóficas, y en los que Dios y el catolicismo tienen un papel de primer orden.

La policía italiana buscó a Provenzano, dicen, durante 43 años. Finalmente le detuvo en un escondite situado en las afueras de Corleone, el famoso "pueblo de los mafiosos" que ya aparece en la película El Padrino. ¿Realmente le estaban buscando? ¿Encontraron a Provenzano o él se dejó encontrar?. Camilleri habla de hechos, no formula hipótesis. Cada cual puede sacar sus propias conclusiones.

"Vosotros no sabéis", de Andrea Camilleri. Editorial Salamandra. Barcelona, 2008.

martes, 10 de febrero de 2009

Eluana ya es libre


Sigue la terrorífica Danza de la Muerte organizada por los poderes más siniestros en torno a Eluana Englaro, la mujer a la que después de 17 años en coma vegetativo no se la dejaba escapar a tanto sufrimiento propio y de sus seres queridos. Dice la Iglesia católica que a Eluana "la han matado", aunque la justicia italiana no encuentra indicios de "crimen" en el modo en que murió, a los tres días de retirársele la alimentación e hidratación asistidas.

Al frente de ese disparate macabro que transgrede todo respeto y piedad debidos a un ser humano, el ¿ex?nazi que manda en el Vaticano y el neofascista que gobierna Italia continúan su indecente y cínica campaña en pro de la "vida", de una vida que sólo existía en sus calenturientas mentes. Afortunadamente Eluana no ha estado sola, su derecho a morir dignamente ha sido defendido por su familia, por algunos médicos valientes, por la justicia italiana no corrompida y por un presidente de la República que ha hecho frente con energía a la ofensiva clérico-fascista. Vergonzoso sin embargo ha sido el papel jugado por toda la izquierda, desde los social-liberales excomunistas del Partito Democratico (¿dónde se ha escondido todos estos días Walter Veltroni?) hasta la extrema izquierda presuntamente radical: ninguno ha salido a la calle ni ha abierto la boca en contra de esa infame condena a (mal)vivir que pretendía (y parece seguir deseando) perpetrar Berlusconi, creando una ley exprofeso para éste caso, un "diktat" que de presentarse sería aprobado por el Senado pero no firmado por el presidente Napolitano.

Beppino Englaro, el padre de Eluana, aseguraba en una reciente entrevista en El País que "la condena a vivir sin límites es peor que la condena a muerte". No sólo eso. Obligar a alguien a vivir contra su voluntad y contra la propia naturaleza de las cosas, es un acto político profundamente fascista, de posesión feudal de los cuerpos y las mentes por parte de instituciones que carecen de todo derecho sobre la persona.

Alguien en Italia debería llevar a los tribunales a los dos canallas, el ¿ex?nazi y el neofascista, por haber intentado violentar el derecho más sagrado e inalienable: el de disponer de uno mismo.

lunes, 12 de enero de 2009

Si Dios existe, todo está permitido


Hoy deberían comenzar a circular por Barcelona dos autobuses municipales con la siguiente leyenda publicitaria adosada a ellos: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida".

La iniciativa de estos mensajes publicitarios ha partido de una organización de ateos catalanes, que ha contratado por un mes este sistema de difusión de un mensaje de tipo filosófico allá donde estamos acostumbrados a recibir exclusivamente impactos publicitarios. Ya antes de llevarse a cabo ha comenzado a recibir cargas frontales de los sectores más reaccionarios y oscurantistas de la sociedad catalana. En curiosa alianza, el Opus Dei, por boca del que al parecer se ha erigido en su hombre en Catalunya, el diputado del PP Jorge Fernández Díaz, y E-Cristians, un grupo de carácter clérico-fascista-pancatalanista encabezado por el ex diputado de CDC Josep Miró i Ardèvol, han coincidido en sus ataques desaforados a una acción que, simplemente, expresa en voz alta una opinión distinta a la suya. Tanto el portavoz del Opus como el de E-Cristians reclaman respeto para las creencias de los ciudadanos catalanes, identificando de modo abusivo sus propias creencias con las del conjunto de la sociedad, sin tener en cuenta que en el país también hay ciudadanos de otras confesiones religiosas distintas al cristianismo e incluso otros más a los que todas las religiones juntas nos importan un pimiento. En suma, esta pareja de fanáticos intolerantes se muestran incapaces de respetar la diferencia ajena, y sin embargo exigen respeto para la propia. Un puro ejercicio de cinismo inquisitorial.

Paralelamente, este domingo El País da cuenta de una reciente entrevista hecha por La Repubblica a Giulio Andreotti con ocasión del 90 cumpleaños del viejo político italiano. Andreotti, a quien hace muchos años en su propio partido de siempre, la Democracia Cristiana (DC), pusieron el mote de Belcebú, dice cosas como "Tengo secretos de Estado, pero me los llevaré conmigo al paraíso". Entre esos secretos se cuentan sin ir más lejos, los asesinatos de Aldo Moro, el democristiano que intentó el "compromiso histórico" con los comunistas, secuestrado y muerto por Brigate Rosse en una conspiración dirigida por la CIA, la DC y los servicios secretos italianos, y de Michele Sindona, el "banquero de Dios", ahorcado en el puente de los Frailes Negros de Londres tras la quiebra del banco Ambrosiano, pantalla del Instituto de Obras Religiosas (IOR) , la institución vaticana que maneja los donativos que recibe la Iglesia. Y desde luego, la relación de Andreotti con la Mafia, de la que desde hace tiempo se le acusa de ser el verdadero Padrino de Padrinos, tal como demostraría su célebre beso con Totó Riina, jefe operativo de la mafia sicialiana hasta su detención en 1993, parece fuera de dudas tras las confesiones de varios arrepentidos de relevancia.

El periodista italiano, Goffredo de Marchis, le pregunta a Andreotti: "¿Así que Belcebú acabará en el paraíso?", a lo que Andreotti contesta "Pienso realmente que sí. Pero por la bondad de Dios, no porque me lo merezca yo". Una respuesta que da la medida de la soberbia sin límites de este individuo carente de escrúpulos; Dios está de su parte, viene a decir, y cualquier acto suyo por horrible que pueda parecer lo ha ejecutado en su divino servicio y por tanto, será disculpado por el Altísimo.

Esta es la clase de gente que reclama "respeto" para sus creencias que dicen religiosas. La verdad es que si yo fuera Dios, intentaría desmarcarme de ellos públicamente y del modo más radical. Y sin embargo ahí lo tienen, calladito. Me extraña su silencio, ¿y a usted?.

En la foto, el cadáver de Aldo Moro.

viernes, 6 de junio de 2008

Europa legaliza la caza del inmigrante


La Unión Europea se ha sacado de la manga una directiva aberrante contra la inmigración, una ley fascista a la que hay que resistir y combatir, pues si el capital no tiene fronteras ¿por qué han de tenerlas las personas?. Los capitales blancos o negros viajan libres -ellos sí- allá donde tienen expectativas de conseguir mayores plusvalías, pero a los inmigrantes se les puede “retener” en centros de detención durante 18 meses sin que hayan cometido ningún delito ni hayan sido juzgados. ¿Qué excesos estamos permitiendo? ¿No se dan cuenta de que, como en el poema de Bertold Brecht, después nos tocará a nosotros, a los ciudadanos corrientes?.
Nos quieren encerrar en rediles estancos para mejor controlarnos y para que la inmigración siga siendo ilegal, que es el modo en que genera más beneficios a los empleadores. ¿No vamos a hacer nada para impedirlo?.

Más repugnante aún es que entre los principales valedores de esa mierda de ley estén Italia y España, dos países que se han caracterizado a lo largo de su historia por ser “exportadores” de mano de obra barata. Ahora resulta que los hijos de quienes emigraron a Francia, Alemania o Argentina se sienten con derecho para cerrarles las puertas de Europa a los nuevos inmigrantes. O esos andaluces de Almería o El Egido, que hasta hace apenas dos décadas iban a trabajar como temporeros al sur de Francia, y ahora se creen con derecho a explotar inmigrantes y si se tercia, a apalearlos cuando reivindican un trato humano. Por no hablar del señor Corbacho, actual ministro de Trabajo, antiguo peón de obra emigrado a Catalunya y que, siendo político profesional, ha descubierto las delicias políticas de la xenofobia y su rentabilidad electoral.

Qué asco dá a veces este país.

martes, 15 de abril de 2008

Adiós a la izquierda italiana


Hace justo dos meses titulé un post como La izquierda italiana elige el suicidio

Por desgracia, este pasado fin de semana se ha confirmado cuanto se decía en ese post. Salvo los porcentajes obtenidos por las distintas formaciones de izquierda (en parte como consecuencia del voto útil de última hora en torno al Partito Democrático), todo ha terminado por cumplirse como pronostiqué.

Y no es que un servidor tenga especiales dotes de profeta, ni sea un acreditado especialista en política italiana. Ocurre que el desastre se veía venir de lejos, y sólo era necesario pegar el oído al suelo para captar el rumor creciente: vuelve Berlusconi, triunfador, y más escorado a la extrema derecha que nunca, y de la izquierda italiana no ha quedado ni el rabo, porque ellos mismos, los partidos, partidillos y grupos diversos de izquierda se han aplicado con toda eficiencia a autodestruirse. Il Berlusca (el Ladrón) se ha encontrado el trabajo hecho.

Todas las organizaciones de izquierda han sucumbido a sí mismas: el PD de los liberaldemócratas excomunistas (38% de los votos, muy por debajo de la banda de Berlusconi), el Arcobaleno (única coalición real de izquierdas, el 3'5%), el Partito Socialista (de Boselli y los delincuentes craxianos, un ridículo 0'5%), y las diversas formaciones de extrema izquierda (que en conjunto, han quedado electoralmente reducidas a menos que polvo).

Parece que las primeras consecuencias se han desencadenado ya. Dimite Boselli, y comienza la estampida del PS; dimite Bertinotti (loado sea Berlusconi, si ha logrado ése milagro), y los partidos comunistas post PCI inician el camino a su disolución; Sinistra Democrática, la única opción de izquierdas italiana que parecía tener futuro, aborta y queda en nada; Los Verdes simplemente han dejado de existir.

Como que nadie va a creerse que Walter Veltroni y sus liberaldemócratas son toda la izquierda que queda en Italia -en realidad, nadie va a creerse que "eso" sea de izquierdas-, de aquí a poco van a comenzar a producirse movimientos sobre las ruinas. El panorama es muy inquietante, porque ante la derrota global y hundimiento general de todas las fuerzas que se podían reclamar de izquierdas en Italia, el espacio queda libre y listo para una refundación de la "izquierda armada".

Si las izquierdas sociológicas italianas no se mueven pronto, sobre el desánimo y la frustración colectivos, azuzados por un Berlusconi gobernando con mayoría absoluta y en manos de los sectores de su coalición más abiertamente fascistas (Lega Norde y Alleanza Nacionale), no es descartable a medio plazo que Italia vuelva a sumergirse en unos Años de Plomo impulsados desde nuevos grupos tipo Brigate Rosse. Los próximos meses van a resultar decisivos.

domingo, 16 de marzo de 2008

Franco Battiato, lejos del coro de las sirenas



Franco Battiato, cantautor, compositor y agitador cultural, nació siciliano pero se formó en Milán la Roja, en aquellos años sesenta en que Italia entera y especialmente su norte hervía con una propuesta política en la que se aunaban un intenso color rojo con una fuerte impregnación democrática.

En esos años fecundos, la cultura italiana estaba marcada a fuego con el sello del compromiso entre los creadores y su tiempo pero no existían corsés que constriñeran el talento, y así fue como el joven Battiato fue experimentando diversos registros hasta llegar a dibujar una vía propia. Franco Battiato se consolida como un cantautor de vanguardia ampliamente reconocido con discos como "La era del jabalí blanco" (1979), su primer éxito de masas, pero ya desde finales de los sesenta era un creador apreciado y seguido que abría caminos en la renovación de la canción de autor italiana.

En sus temas de ésa época aunaba Franco Battiato el pop electrónico y la música culta con arriesgadas incursiones en las músicas étnicas, Más tarde, en los ochenta, a Battiato le clasifican como "minimalista", la etiqueta de moda entonces, pero queda claro que su música es perfectamente inclasificable. Las letras del período clásico de Battiato son sorprendentemente frescas y a la vez complejas, y bucean con soltura y audacia en el patrimonio literario italiano clásico y contemporáneo, que reelabora a gusto propio hasta sintetizar versos con contenidos tan concretos, que suelen despistar a quien no tenga cierto conocimiento del universo cultural italiano. Difíciles de traducir, sus letras en castellano no siempre resultan inteligibles, y algunas traducciones cantadas por él mismo son francamente desafortunadas.

En los noventa Battiato rompe con EMI, su discográfica, y desaparece de la escena retirándose a rumiar proyectos, la mayoría de los cuales nunca verán la luz. Paradójicamente es ése exilio interior el que, en épocas de incertidumbre, acaba por convertirle en leyenda viviente para la izquierda italiana. Aparecen varios álbumes recopilatorios suyos, y en España se intensifica la venta de sus traducciones al castellano. Finalmente, y ya iniciado el siglo actual, Battiato reanuda su actividad y comienza a lanzar nuevas obras, que aunque limitadas en su eco debido a los cambios habidos en el mercado discográfico, muestran su interés por seguir explorando en el mundo de la música sin aceptar límites ni encasillamientos.

Sus letras son en ocasiones de una gran plasticidad, como en "Despertar en primavera":

La presencia de la artillería
en países meridionales
unidos en la lucha extranjera
bajo el reino de las Dos Sicilias.
Y los movimientos predecibles
de la tropa y falsas batallas,
olores de pólvora, de fuego
y voces del Estrecho de Mesina
.

Sentimiento oculto para mí.
Me enamoré siguiendo el ritmo del corazón
y me desperté en Primavera
.

Otras bucean en la intimidad del alma humana, como en "Nómadas":

Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan.
Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo
la encontrarás,
la encontrarás
al final de tu camino.

Y otras en fin toman clara postura política, como en "Bandiera bianca", en que se enfrenta al fenómeno del terrorismo de Brigate Rosse durante los llamados Años de Plomo italianos:


En esta época de locos nos faltaban
los idiotas del horror.

He oído los disparos en una vía del centro.
Cuánta estúpida gallina, se pelean para nada.

Sul ponte sventola bandiera bianca,
sul ponte sventola bandiera bianca.


Siciliano, norteño, comunista, libertario, ateo, panteísta, clásico, vanguardista... A sus sesenta y dos años Franco Battiato sigue creando desde los presupuestos ideológicos y mentales que siempre defendió.

Con mi generación pasé el invierno ("Perspectiva Nevsky") . Un largo invierno, sin duda.

sábado, 16 de febrero de 2008

La izquierda italiana elige el suicidio


La decisión del líder del PD italiano, Walter Veltroni, de presentar sola su formación a las próximas elecciones generales representa el mayor regalo que pudieran recibir Silvio Berlusconi y la extrema derecha parlamentaria italiana, agrupada en la alianza que reúne a Forza Italia, Alleanza Nazionale y Lega Norde. La decisión de Veltroni certifica la desaparición de L'Ulivo, y con ella de toda posibilidad de que la izquierda regrese al gobierno italiano en mucho tiempo.

La sorprendente evolución ideológica de los dirigentes y de una parte de la militancia del antiguo PCI -del eurocomunismo al liberalismo "progresista" en apenas dos décadas- y la fragmentación organizativa del resto de la izquierda, incapaz de construir partidos sólidos y amplios, condiciona gravemente la vida política italiana y regala a la ultraderecha liderada por Berlusconi el poder político, que en breve sumará a los poderes mediático y económico, que ya ejerce en monopolio, además de estar en íntima asociación con la Mafia y la Iglesia Católica. El poder absoluto le aguarda pues al gánster italiano, bendecido por una ley electoral tan repugnantemente sesgada a favor de los intereses reaccionarios, que sus mismos autores berlusconianos la calificaron de "cerdada". El sacrificio de Prodi, lanzado a la hoguera por sus aliados, habrá sido en vano. La expectativa de voto del PD de Veltroni en las próximas elecciones se sitúa en torno al 20 %.

La reciente refundación del PSI tampoco servirá para nada. El grupo que lidera Boselli se ha abanderado en el social-liberalismo más ortodoxo, y en el Congreso de Unidad Socialista ha sumado a sus filas a gente de la catadura ética del hijo de Craxi (cuyo Nuovo PSI fue a las anteriores elecciones generales en la coalición de Berlusconi) y delincuentes de la talla criminal de De Michelis. Fracasada la alianza de los seguidores de Boselli con un Partito Radicale cada vez más escorado a la derecha, los flamantes "socialistas" se han quedado colgados de la brocha: Veltroni no les quiere ni ver como posibles aliados, y la Cosa Rossa les da pánico a los liberales bosellianos. Para mayor inri, la mayoría de las escasas bases del partido apuestan precisamente (ver encuesta en la web del PSI) por ingresar en la coalición de izquierdas Arcobaleno (Arco Iris) que impulsa la Cossa Rossa. Si se presenta solo, las encuestas le dan al PSI el 0'50% de los votos.

El único proyecto serio de reconstrucción del espacio de izquierdas en Italia es la Cossa Rossa (la Cosa Roja) que impulsan Sinistra Democrática, Los Verdes y los dos grupos comunistas que no aceptaron la desaparición del PCI: Comunisti Italiani y Rifondazione Comunista. Sinistra Democrática es a su vez un partido nacido del rechazo al abandono por parte del PD de toda ideología de izquierda para convertirse en el "partido de centro" italiano. La Cossa Rossa ha creado la coalición Arcobaleno, a partir de la cual pretende avanzar hacia un proyecto semejante al que representa Die Linke en Alemania. La diferencia esencial radica en que en Italia no uno sino dos partidos comunistas pretenden contra toda lógica política seguir sobreviviendo sin reconocerse como puros anacronismos, y además uno de ellos está liderado por Fausto Bertinotti, el hombre cuya sandez y falta de criterio ha derribado más gobiernos de izquierdas en toda la historia política de Italia. Las encuestas le dan a Arcobaleno alrededor de un 10% de los votos.

El fin de l'Ulivo es pues el certificado de defunción de una "clase política" de izquierdas incapaz de estar a la altura de los tiempos, sumida en la pura palabrería y que se mueve sin solución de continuidad entre el conchabeo y el enfrentamiento entre grupos, grupitos y grupúsculos cuyo único capital político es la verborrea discursiva.

Quizá sea necesaria una larga travesía del desierto para que pueda alumbrar de nuevo una izquierda italiana potente y organizada. Mientras tanto, el cansancio de los electores está más que justificado.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Avanti la sinistra!


Llego de unos día pasados fuera de este país que algunos llaman Estado, y nada más poner la tele casera me encuentro a la sinpar Carmencita Chacón anunciando urbi et orbe la felicidad que la embarga y embaraza. Al parecer dentro de unos meses parirá una lista electoral o se presentará candidata para tener un niño, o las dos cosas a la vez, qué se yo, ni me importa. De verdad, para llorar de pena y hasta de un poquito de rabia ante tanta vacuidad mental. Pobre niña boba, y pobres de nosotros que le pagamos el sueldo.

Vengo de la Italia Roja, donde los únicos que pegan carteles en la calle son Berlusconi y los zopencos de Alleanza Nazionale; la izquierda allí no necesita ni hacer campaña electoral, barre con la gorra con porcentajes de escándalo. Es el rico, culto, avanzado e izquierdista Centro-Norte italiano, las regiones que van de Toscana a Umbría.

Pronto habrá movida política en la escena política italiana, pues buena parte de la izquierda se está reagrupando frente a ése desnatado Partito Democratico que impulsan algunos (cada vez menos) ex comunistas. La onda de la nueva formación estará, para entendernos, en la estela de Oskar Lafontaine y de la coalición Respect británica. Bandiera rossa i avanti!.

Por cierto, las calles de Bolonia (la capital de Emilia Romagna) están adornadas por aquí y por allá con una simpática caricatura de Zapatero reproducida a spray sobre una plantilla, sin que figure nombre, ni siglas ni lemas, ni nada de nada: sólo la efigie de Zapatero, inconfundible con su ceja levantada. Curioso.

miércoles, 28 de febrero de 2007

El santo torturador

Contaba hace unos días El País que el Vaticano ha iniciado el proceso de beatificación de Luigi Calabresi, un italiano que en vida fue comisario de policía. Tal proceso constituye el paso previo e inexcusable para obtener la santidad.

Hasta aquí la noticia podía resultar más o menos sorprendente, habida cuenta de que los cuerpos y fuerzas de seguridad de los Estados no son precisamente uno de los semilleros habituales de santos, que por lo general es gente que suele haber ejercido en vida profesiones de corte más espiritualista y menos pegadas a la realidad terrenal. Un santo policía es, realmente, una novedad, pero en todo caso ése no deja de ser un "asunto interno" de la Iglesia Católica.

Con todo, lo que realmente no puede dejar indiferente a nadie es la personalidad del futuro santo. Resulta que el tal Calabresi adquirió triste fama y gran notoriedad pública a raíz de un suceso que conmocionó a Italia entera a finales de los años sesenta del pasado siglo. Eran aquellos los años de la Estrategia de la Tensión, mediante la cual la extrema derecha italiana en complicidad con los servicios secretos de aquél país intentaban el asalto al poder por todos los medios, incluido el terrorismo indiscriminado. Una de aquellas acciones execrables fue el atentado con bomba de plaza Fontana, en Milán, llevado a cabo por las tramas negras el 12 de diciembre de 1969, acción provocadora en la que murieron 16 personas y otras 88 resultaron heridas. Ante la reacción de la opinión pública y de los sectores sanos del Estado, rápidamente se intentó cargar el muerto a sectores anarquistas. Uno de los detenidos en la batida fue Giuseppe Pinelli, un ferroviario anarquista y pacifista, absolutamente ajeno al crimen de plaza Fontana como en realidad se sabía ya antes de detenerle.

Ocurrió que mientras Pinelli era hábilmente interrogado en la oficina del comisario Calabresi, el detenido falleció al ser arrojado por la ventana bien fuera por el propio Calabresi o por uno de sus hombres. Además el cuerpo presentaba señales de haber sido salvajemente torturado. Primero se dijo que el anarquista se había suicidado lanzándose por la ventana, pero ante el tremendo escándalo público y la presión social sobre los responsables no hubo más remedio que organizar una parodia de juicio, en la que un juez venal sentenció que el anarquista cayó por la ventana a consecuencia de un desmayo que le sobrevino durante el interrogatorio.

El caso adquirió dimensión internacional cuando en 1970 el dramaturgo Darío Fo estrenó su obra "Muerte accidental de un anarquista", una farsa demoledora que señalaba públicamente a todos los implicados en el apaño de intentar ocultar aquél asesinato. Por supuesto el principal perjudicado por la denuncia de Fo era el comisario Calabresi, que pasó a convertirse para la izquierda y los demócratas en general en el icono mismo del policía torturador y alineado con el fascismo rampante. En 1972 Calabresi fue asesinado a tiros por miembros de Lotta Continua, uno de los grupos de extrema izquierda más activos durante los llamados Años de Plomo, ya comenzados los setenta, cuando los tiroteos y los bombazos se hicieron parte del paisaje cotidiano de la vida política italiana.

Al parecer Calabresi era un católico fervoroso, que antes de ser policía había querido ser sacerdote. Policía, católico y asesinado por "rojos" era y es una combinación atractiva ante ciertos sectores de la sociedad. A mediados de los años noventa un cura, un tal Innocenti, empezó a promover la causa de su beatificación. Es ahora sin embargo cuando tal iniciativa ha recibido todas las bendiciones vaticanas requeridas, al haber obtenido el "nihil obstat" concedido por el cardenal Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que además ha designado a Innocenti como postulador oficial de la causa. O sea que la cosa va en serio. Por cierto, la viuda de Luigi Calabresi, Gemma Capra, declaró sentirse "estupefacta" al saber que se había abierto una causa de beatificación a favor de su difunto esposo.

La cuestión es que ahora el postulador ha de probar que Calabresi murió como mártir de la fé cristiana. También que mediante su "intercesión" se ha producido al menos un milagro.
No dudo de que Innocenti conseguirá ambas cosas, para alborozo de Darío Fo y de cuantos descreídos en el mundo son, ya que iniciativas como ésta hunden un poco más el ya escaso crédito que le va quedando a la secta vaticana.