viernes, 16 de febrero de 2007

El científico y el Inquisidor

Oigo en COM Ràdio una entrevista a Bernat Soria, científico de renombre mundial y uno de los investigadores de avanzada con las famosas células madre. Soria es un hombre tranquilo, sin urgencias ni fijaciones que no sean su trabajo; un tipo de tan buen fondo que es incapaz de hablar mal de nadie, ni siquiera de los aberrantes politicastros que pretendieron liquidar su carrera hace menos de una década.

Bernat Soria trabaja para acabar con la diabetes. Dice que hoy día la diabetes está bien controlada, y que en sí ha dejado de ser un azote para la Humanidad. El problema siguen siendo las enfermedades asociadas a ella, que continúan provocando fallos renales, infartos y embolias, y la degeneración del sistema circulatorio. El secreto sigue radicando en el páncreas.

En 1999 Soria y su equipo habían obtenido notables resultados en experimentos con ratones, empleando células madre en el tratamiento de animalitos diabéticos. Se planteaba el salto hacia el tratamiento de miembros de la especie humana que adolecen de esa enfermedad, tratándoles experimentalmente mediante la técnica probada en los ratones. Fue entonces cuando a Soria le llegó el mazazo, propinado por el ministerio de Sanidad de entonces. Contaba Bernat Soria en la radio que el entonces número dos de ese ministerio le advirtió de que le iban a abrir un expediente, cuyas consecuencias finales no podían ser otras que la expulsión de Soria de su cátedra y la prohibición de su trabajo en España: al parecer Bernat Soria estaba a punto de profanar el territorio sagrado custodiado por la superstición religiosa y la estulticia de un gobierno que llamándose a sí mismo "popular", prefería ver a sus ciudadanos enfermos convertidos en cadáveres antes que curados por métodos científicos que les destripan las supercherías en las que basan el control ideológico sobre tantas mentes.

Como tantos otros científicos anteriormente, Soria tuvo que exiliarse de España -¡En 1999!-, y aconsejado por amigos y colegas se fue a Singapur, cuyo Gobierno puso a su servicio medios de ensueño para alguien acostumbrado a las penurias de la ciencia española. Desalojados del poder aquél atajo de carcas oscurantistas en 2004, Bernat Soria regresó a casa y con el apoyo de los gobiernos autónomos de Catalunya y Andalucía ha reemprendido su trabajo con su equipo de antes y con gente nueva que se incorpora a esa lucha por una vida mejor para todos.

Cuando Soria habla de su entrevista con el amenazante señor Inquisidor en aquellos días de 1999, lo hace sin manifestar siquiera una pizca de rencor; dice que le fastidia un poco el tiempo perdido en aquellos dimes y diretes, pero nada más.

Al cabo los científicos son gente con altura de miras, y además, están acostumbrados a tratar con ratas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque entiendo el sentido de tu apunte, no puedo por menos de preguntarme que te han hecho las inofensivas ratas, para que las menosprecies de manera tan cruel, comparándolas con ciertos individuos despreciables.
Saludos