domingo, 25 de febrero de 2007

¿Pero hubo alguna vez un millón de fascistas?

La enésima manifestación de PP-AVT contra el Gobierno Zapatero se ha saldado con un muy notable descenso de participantes. Era de preveer, desde el momento en que la cúpula del PP negó su asistencia dejando que el partido estuviera representando en la marcha por figuras segundonas como Acebes y Esperanza Aguirre. Ni Rajoy ni los líderes parlamentarios, embarcados ahora en la difusión de un programa "centrista" para las próximas elecciones locales y autonómicas de mayo, han querido hacerse la foto con Alcaraz y su aguerrida tropa de visones y gominas cantando himnos guerreros y tarareando ese himno supuestamente nacional que secuestran.

Según se comenta en Madrid Alcaraz está fuera de control, y comienza a ser un estorbo para los dirigentes del PP. La encuesta del CIS, que sitúa a Rajoy nada menos que en quinto lugar en la preferencia de líderes políticos por detrás de Llamazares, Duran Lleida y hasta del regionalista canario Paulino Rivero, en tanto Zapatero sigue siendo el preferido e incluso incrementa levemente su ventaja sobre los otros, ha disparado las alarmas en Génova 13. Mejorar la imagen pública de la dirigencia del PP pasa ineluctablemente por tomar distancias respecto a Alcaraz, ese monstruo de Frankenstein que ellos mismos fabricaron y que cada vez se escora más hacia la extrema derecha. Visto como están las cosas, no sería raro incluso que Alcaraz atendiera las lisonjas y proposiciones que le llegan desde los sectores del fascismo político organizado fuera del PP y se dispusiera a encabezar un proyecto propio, algo que perjudicaría seriamente a la extrema derecha parlamentaria española.

Así, el sábado fueron apenas 60.000 los irreductibles que marcharon a favor de la prolongación indefinida de la "guerra del Norte", como dicen en esos ambientes. Ni siquiera llegaron a ocupar una tercera parte de la superficie de la madrileña plaza de Colón, según se ve en las fotos que comenzaron a publicarse desde la misma tarde de ayer. Y es que en esta ocasión no hubo movilización de la militancia del PP ni autobuses gratuitos desde provincias.

Ciertamente en su mejor momento estas marchas objetivamente favorables a la continuidad de la acción de ETA, con el PP volcado en su organización, nunca llegaron a convocar más de unas 200.000 personas, según se ha documentado hasta la saciedad. Por otro lado está claro que un esfuerzo movilizador así no se puede mantener indefinidamente, y tras siete u ocho convocatorias en apenas tres años, el cansancio ha comenzado a hacer mella en los sectores menos fanatizados del rebaño. Esa deserción progresiva y la falta de apoyo político de enjundia, pueden acabar haciendo que, como decía antes, Alcaraz y la Corte de los Milagros que le rodea en la AVT huyan hacia delante y busquen refugio en las filas del fascismo político organizado fuera del PP. El perfil de quienes a pesar de todo continuan asistiendo a las marchas, sus cánticos, banderas, pancartas e himnos, así lo presagian.

Podría ser entonces que las manifestaciones de la AVT devinieran en un simple problema de orden público, a atajar por la policía sin complicidades ni debilidades. Porque realmente nunca hubo un millón de fascistas en la calle, pero sí puede ser que de aquí a pocos meses en Madrid queden algunas decenas de miles dispuestos a convertir en su nuevo Caudillo a un individuo que, por cierto, guarda un extraño parecido psicológico y físico con el original: al igual que Franco, Alcaraz es un ser tímido, apocado, falto de preparación, tozudo y rencoroso, de corta estatura física y voz atiplada. Demasiadas coincidencias.

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