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sábado, 9 de abril de 2011

El rebaño guerracivilista vuelve a la calle



Otra vez el rebaño fachoide o directamente fascista ha mugido en las calles de Madrid. Y es que se acercan elecciones. No podía faltar por tanto el espectáculo de rigor convocado por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, esa imitación de las Gestoras ProAmnistía que sirve de excusa al PP para sacar lo más negro de sus seguidores a la calle.

Pues ahí han estado esta tarde, gritando de nuevo su odio, insultando, amenazando, masa gregaria representante de esa "España que ora y embiste", la España guerracivilista y cazarrojos. Borregos al cabo, balan juntos su miedo a que algún día las cosas cambien y la paz llegue a Euskadi. Tienen miedo a la paz, por eso gritan.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Elecciones en Catalunya: el futuro es el pasado (y 2)



Aún no habían pasado 24 horas del cierre de los colegios electorales catalanes cuando el señor Artur Mas declaraba públicamente que la primera medida de su gobierno sería bajar impuestos en general y eliminar el impuesto sobre las sucesiones. Toda una declaración de principios, que deja claro quién ha ganado realmente estas elecciones: la derecha de toda la vida.

Es obvio que cada tipo de elecciones (autonómicas, municipales y generales) tiene su propio perfil, y que en Catalunya el votante, sobre todo el de izquierdas y más concretamente el socialista, vota en cada una de ellas con una sensibilidad diferente. El PSC confía en que sus resultados en las municipales serán sensiblemente mejores, y en las generales mucho más. Así ha sido hasta ahora, pero esa tendencia histórica puede haberse quebrado ya; en realidad, con los datos en la mano, hace tiempo que se ha roto, y la abstención creciente amenaza con reducir la participación del votante de izquierdas a niveles similares en cada una de esas convocatorias. Veamos.

Contra lo que dice el mito interesado, en Catalunya no existe el "voto dual" socialista, que unas veces votaría al PSC (generales y municipales) y otras a CiU (autonómicas). El voto socialista mayoritario, el de las clases trabajadoras del Área Metropolitana de Barcelona, o vota socialista o se refugia en la abstención. Quienes cambian su voto circunstancialmente son una pequeña minoría, precisamente los sectores de la burguesía catalanista progresista que votan socialista para frenar al PP en las elecciones de nivel español y suelen hacerlo también en las municipales por identificación con los candidatos socialistas locales de su misma extracción social, pero en las autonómicas recuperan su identificación de clase con los intereses que defiende CiU y con los mitos ideológicos que propugna esta coalición, difusamente sintetizados en lo que suele llamarse "catalanismo" en cualquiera de sus versiones (autonomista, soberanista, independentista), y que por cierto poco o nada tiene que ver con el federalismo histórico de la izquierda catalana.

Los números cantan. Sobre un censo casi idéntico al de 2006 y con una participación superior en casi cuatro puntos a la de ese año, el PSC pierde en cifras redondas 230.000 votos. Los pierde en Barcelona y en el antiguo Cinturón Rojo rumbo a la abstención (voto obrero y popular), pero también en comarcas (voto de la pequeña y mediana burguesía catalanista). En Barcelona ciudad el PSC sólo gana en el distrito obrero de Nou Barris. La participación en la ciudad ha sido de un 62%. Como siempre, los distritos donde más se participa son los que votan derecha sea catalanista o españolista: Sarrià el 73%, Les Corts, 70'5 %, Eixample 66,5%, Gràcia 66'2%. Los distritos que votan izquierda son una vez más vez los menos participativos: Sant Martí, 60%, Nou Barris 54%, Ciutat Vella, 47'5%. La clave de la derrota barcelonesa del PSC reside de nuevo en ese diferencial de casi 20 puntos entre Sarrià y Nou Barris, situación que se extiende a los municipios de toda la provincia y en general, como digo, de todo el país: mientras que en los barrios de clase trabajadora la abstención es marcadamente superior a la media, en los barrios burgueses la participación se sitúa muy por encima de la media. Paralelamente, en el conjunto de la provincia de Barcelona, la más poblada y la que con distancia mayor número de diputados elige, contra más nos alejamos de la capital más crece el voto a la derecha; los municipios de la tercera y cuarta corona, de tamaño pequeño y mediano y social y políticamente burgueses, votan más y votan a la derecha, en tanto en los grandes municipios de la primera y segunda corona, los mas próximos a Barcelona, con población de clase trabajadora e inclinados a la izquierda, la abstención crece sin cesar sea cual sea el tipo de convocatoria (aunque obviamente, éstas sean solo sean comparables entre sí) .

En conjunto, de unas autonómicas a otras la izquierda catalana (PSC+IC) ha pasado del 37'5 % de los votos en 2006 al 25'5% en 2010. La derecha (CiU+ERC) se mantiene exactamente en el 45'5%% en las dos elecciones (lo que evidencia el trasvase de votos de ERC a CiU), y la extrema derecha (PP+Ciutadans+SI (Laporta), del 13'5% al 19%. Hay que destacar por último que Plataforma per Catalunya (PxC) la opción nazi que encabeza Josep (antes José) Anglada, ex miembro de la Guardia de Franco, ha obtenido 75.000 votos y ha estado a punto de conseguir representación parlamentaria.

En voto popular es obvio pues que se produce una nueva fuga de votantes de la izquierda hacia la abstención (pérdida en conjunto de un tercio de los votos en relación a 2006), mientras la derecha no avanza pero consolida su espacio (con un trasvase interno de votos de una formación a otra), y hay un apunte aún modesto pero ya significativo (casi llega al 20%) de la extrema derecha. En resumen, la derecha gana no porque reciba votos de gente de izquierdas, sino porque éstos dejan de votar.

Otras lecturas basadas en el supuesto eje mental nacionalismo catalán-nacionalismo español son superestructurales, y por tanto puramente ideológicas en la acepción académica del término. El peso de ese factor como determinante del comportamiento electoral es mínimo, y apenas reviste el carácter de excusa salvo para algunos segmentos muy minoritarios del electorado catalán. Es el origen de clase y la cultura política individual insertados en el marco de lo colectivo quienes continúan determinando dicho comportamiento y más aún en un período de crisis global, que en el campo de la izquierda está evidenciando en toda su crudeza la diferencia entre las aspiraciones de los votantes y la praxis de los políticos que la representan; algo que por contra no ocurre en la derecha, donde la identidad entre los intereses de sus votantes y la acción de sus políticos es total. Esa es la clave del declive de la izquierda en todas partes, y de la paralela consolidación de la derecha.

En la imagen que ilustra el post, cola de votantes ante las puertas de un colegio electoral de Barcelona en un barrio de clase burguesa durante las elecciones de febrero de 1936, fotografía de Agustí Centelles.

martes, 30 de noviembre de 2010

Elecciones en Catalunya: el futuro es el pasado (1)


Las elecciones catalanas del pasado domingo han sido una verdadera máquina del tiempo, que en vez de llevarnos a las puertas del futuro nos ha transportado un cuarto de siglo atrás. A partir de ahora, para los catalanes el futuro es el pasado, y la verdad es que ese escenario pinta muy negro en lo que respecta al mantenimiento de cualquier idea mínimamente "progresista" (palabro que cada vez se va a usar menos, por pura dejación y hasta rechazo de los valores que presuntamente encarna).

Fue en 1980, con las primeras autonómica catalanas, cuando se esbozó la que había de ser la mayoría social que hemos dado en llamar pujolismo. Aquel complejo bloque hegemónico de clases inspirado y liderado por la derecha de raíz cristiana y catalanista fraguó cuatro años más tarde, en 1984, con la primera mayoría absoluta de CiU. Es a ése punto al que hemos regresado 26 años después, aunque ahora CiU no disponga de la mitad más uno de los diputados de la Cámara catalana. Da lo mismo, gobernarán con la misma libertad de acción y complacencia social.

Algunos analistas, entre ellos el casi siempre certero Josep Ramoneda, dicen que el país de hoy nada tiene que ver con el de hace siete años, cuando CiU perdió el poder institucional, y que todo ha cambiado desde entonces. A mi juicio, equivocándose Ramoneda tiene razón, porque la Catalunya de hoy en realidad a quien se parece como una gota de agua a otra no es a la de siete años atrás, sino a la de 1984. Con el agravante de que ahora tenemos encima una presunta crisis estructural del sistema capitalista que en los ochenta no existía, al menos con el carácter global con el que hoy se manifiesta (o la manifiestan, que un servidor no está muy seguro de eso).

El caso es que de nuevo, "El orden reina en Catalunya", tras siete años de gobierno de izquierdas. Por el camino han quedado muchos sueños rotos: el de la constitución de un nuevo bloque de clases de carácter progresista que sacara a este país del cortijismo extremo practicado por la oligarquía burguesa de las "44 familias"; el de la posibilidad de acceder a la independencia nacional de un modo hegemonizado por sectores populares ajenos a los intereses oligárquicos; el de la construcción desde Catalunya de un marco federal de relaciones entre las comunidades nacionales que conviven/cohabitan/coexisten en el Estado español; el de la defensa y mejora de los servicios públicos entendidos no como una carga económica sino como un derecho inalienable de los ciudadanos; el de la integración cultural y social abierta a todos (la famosa "cohesión social", otro palabro/concepto al que le quedan dos telediarios) en un país que siguiera el viejo principio republicano jacobino de que "es ciudadano quien quiere serlo". Todo eso y muchas cosas más se han perdido como lágrimas en la lluvia, tal como murmuraría un Nexus-6 de mediana edad nacido en el Área Metropolitana de Barcelona agonizante ante las miradas de estupor de los Montilla, Puigcercós, Herrera, y en general de todos aquellos cuantos creímos que otra Catalunya era posible.

Sentado esto, analizar los resultados electorales del domingo puede arrojar alguna luz sobre cómo ha sido posible que los catalanes hayamos tomado el cohete que en vez de elevarnos a las estrellas nos conduce de vuelta a la Edad de Piedra. Pero no sé si tiene demasiada importancia ya. En todo caso, en el siguiente post repasaremos los resultados de las fuerzas en presencia y el estado de los proyectos (o lo que sean) que encarna cada una de ellas, más por satisfacer la curiosidad de alguno de mis amables lectores que por otra cosa.

La fotografía que ilustra el post es una imagen de los firmantes del Pacte del Tinell (2003), el primer intento desde 1939 de establecer en Catalunya el gobierno de un bloque de clases hegemonizado desde la izquierda política.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Comienza la campaña de las elecciones catalanas


Esta mañana, recién llegado de pasar unos días en Berlín, pongo la radio mientras me afeito. Oigo las noticias sobre el arranque de la campaña de las elecciones autonómicas catalanas; les juro sobre la puerta de Brandenburgo que he estado a punto de salir corriendo hacia el aeropuerto para tomar el primer vuelo que me regresara a mi hotel a la vera de Check Point Charlie.

Les resumo el primer fin de semana de mitines. Juzguen ustedes mismos.

Dice el democristiano Duran Lleida que las mujeres catalanas paren poco y que así se nos está poniendo Catalunya, llena de hijos de mujeres inmigrantes. De seguir este ritmo "Catalunya podría desaparecer en unos años", asevera. Difícil enseñar más la patita de lobo reaccionario, sexista, xenófobo y natalista; el señor Duran Lleida, esa calva que brilla con luz propia en la derecha española, acaba de poner el listón muy alto.

Sigamos. Joan Puigcercós, portavoz de un partido que además de republicano (que parece ser que sí lo son) dice ser de izquierdas (lo que no se cree nadie que les conozca mínimamente), afirma por su parte que en Catalunya "cada empresario tiene instalado en su casa un inspector de Hacienda, en tanto Madrid es una fiesta fiscal y en Andalucía no paga ni Dios".

Se me ocurren dos reflexiones sobre esto. La primera, que ojalá fuera cierto eso de que cada uno de nuestros creativos y deslocalizadores empresarios catalanes (véase el textil, trasladado en peso a talleres semiclandestinos radicados en Marruecos) tuviera un inspector de Hacienda no corrompible pegado al culo: seguramente la bolsa de fraude fiscal sería de un tamaño considerablemente menor a la actual, y los empresarios catalanes dejarían de declarar ingresos anuales inferiores a los de sus asalariados, como sucede ahora.

La segunda es que el "progresista" señor Puigcercós ha perdido una magnífica ocasión de reafirmar su presunto izquierdismo, si hubiera señalado que buena parte de los males que aquejan Catalunya y España podrían tener solución a corto plazo si en vez de considerar como un agravio comparativo esa política de severidad en la inspección fiscal que dice existe en Catalunya, de la que reclama implícitamente su cese, propugnara extenderla con igual intensidad a esas zonas donde él denuncia es más laxa. Desgraciadamente parece claro que ése no es el interés del señor Puigcercós y de su ERC que con declaraciones como ésta van preparando el terreno para acercarse al empresariado catalán, lo que equivale a anunciar un futuro pacto con su "brazo armado", la CiU de la familia Pujol y su testaferro, el señor Artur Mas.

Un señor Mas por cierto, que pide ahora una mayoría absoluta para su partido, a fin de evitar situaciones de debilidad parlamentaria como la vivida por el Tripartito (debilidad generada en parte gracias al acoso permanente de la derecha catalanista a un Gobierno al que ha llegado a negarle legitimidad). Olvida el señor Mas que en tiempos de su patrono, Jordi Pujol, la consigna era que los Gobiernos de mayoría absoluta eran malos para la democracia. Claro que Pujol se refería a los Gobiernos socialistas de Felipe González, no a los que él mismo encabezó en Catalunya. Dos lenguajes y una sola moral acomodaticia.

Y en fin, los del PP montaron este fin de semana un aquelarre de la extrema derecha "nazional" en el Salón del Tinell de Barcelona, el mismo lugar donde el primer Tripartito selló su pacto de Gobierno por Catalunya que entre otras medidas, abogaba por el aislamiento político efectivo del partido del franquismo postmoderno que encabeza el señor Rajoy. En un claro acto de revancha se reunieron en ese mismo escenario capitostes del PP de Galicia, del País Vasco y de Catalunya para celebrar que el Tripartito catalán va a finalizar dentro de poco y que ellos siguen existiendo políticamente en estos tres territorios. Como se ve, el PP es un partido lleno de propuestas positivas y de futuro.

No consta que la banda dirigente derechista brindara por su cuestionable éxito con cava catalán, ya saben que el PP alienta más o menos subterráneamente el boicot a los productos catalanes. En todo caso, seguro que acabaron celebrando y no precisamente con agua el que Emilio Botín, el propietario del Banco de Santander, haya nombrado presidente de Banesto en substitución nada menos que de su propia hija al papá de Basagoiti, el mandamás del PP en el País Vasco y una de las estrellas de la reunión derechista en el Tinell. Así son de verdaderamente "populares" esta chusma.

En cuanto a las izquierdas, pues lo de siempre. Por ahí van los rosa-verdes de Iniciativa per Catalunya con ese chico, Joan Herrera, que cada día tiene más cara de curita progre pasmado y tontorrón, profiriendo pseudoecologismos de Teletubbie; pensar que esta gente se dicen sucesores del viejo PSUC...

Y en fin, en lo que respecta a los socialistas lo mejor de su campaña es que no están haciendo campaña, al menos que se note. Eso sí, al pobre presidente Montilla lo sacan a pasear por las ciudades del antiguo cinturón industrial de Barcelona como a un remedo del Mudito, el enanito de Blancanieves, mientras del brazo le han colgado como un peso muerto a Corbacho, ese inenarrable ex ministro de Trabajo de Zapatero que sigue exigiendo que los emigrantes "sean contratados en origen" como modo de impedir su llegada, olvidando que si hubieran hecho lo mismo con él en los años sesenta aún estaría destripando terrones en la finca de algún señorito en su Extremadura natal.

Con estos mimbres se hace día a día la política catalana, y este es el personal al que se nos pide que votemos el día 28 de noviembre. Luego los analistas se romperán la cabeza buscando las causas de la abstención.

En la fotografía que ilustra el post, una "ocurrencia" electoral de la JSC, la organización juvenil del PSC, que presenta su candidato, José Montilla, como "el increíble hombre normal", intentando compensar por la vía de un extraño sentido del humor las críticas en relación a la cortedad de luces y escasa preparación del actual presidente de la Generalitat de Catalunya.

viernes, 13 de febrero de 2009

Galicia y el País Vasco deciden


Comienzan las campañas electorales en Galicia y el País Vasco, y digan lo que digan los medios las encuestas no ofrecen cambios significativos sobre lo que ya conocíamos.

En Galicia el PP se aleja un poco más de la mayoría absoluta, que dado su aislamiento es la única posibilidad que tiene de gobernar en donde sea. Parece razonable pues pensar que se reeditará la coalición de gobierno entre socialistas y nacionalistas gallegos.

Por contra, en el País Vasco se consolida la leve ventaja del PNV sobre los socialistas, aunque cada vez esté más claro que el actual tripartito que gobierna allí no podrá reeditar la fórmula actual ni aún sumando a ella a Aralar, salvo en el caso de que esta formación disparara sus resultados electorales recogiendo una buena porción del voto proetarra, ahora fuera de juego por una decisión jurídico-política que en el fondo nadie, y menos que nadie el PNV, ha lamentado realmente.

Las posibilidades de Patxi López de ser lehendakari vasco son muy escasas, y pasan por una derrota sin paliativos del PNV o en caso de un resultado equilibrado, porque Ibarretxe sea despedido por su partido. Escenarios que difícilmente se producirán, aunque no sea por falta de ganas en buena parte de la sociedad vasca de derechas y de izquierdas, nacionalista y no nacionalista. Ibarretxe es hoy un peso muerto para la política vasca en general y para el espacio nacionalista en particular, y éste es otro cadáver político al que pocos llorarán el día que los sucesores de Sabino Arana se decidan a retirarlo de la cosa pública.

Mucho mayores son como digo las opciones de Emilio Pérez Touriño en Galicia, sobre todo después de que en estos cuatro años el bipartito gallego haya funcionado con discreción y hasta con una cierta eficacia en el desmontaje de las mafias caciquiles de la derecha española, enquistadas en tierras gallegas al menos desde los tiempos de la Restauración. Más que una obra de gobierno en el sentido corriente, lo del bipartito ha sido un trabajo callado de limpieza de las cuadras que dejó el PP en Galicia.

Los demás, fundamentalmente IU y la UPyD de Rosa Díez, no cuentan. En el caso de los primeros bastante harán con conservar lo que tienen en el País Vasco, ya que si se vieran fuera del gobierno de Vitoria y de sus sinecuras poco iban a durar como organización local. Además, en IU hay mucha gente con ganas de hacerle la "autocrítica" al clan de los Madrazo y a su delirante alineamiento con la derecha nacionalista vasca. En lo que respecta al invento de Rosa Díez, dicen las encuestas que está multiplicando su intención de voto, aunque hay que situar adecuadamente las proporciones del caso, pues doblar o triplicar algo que parte casi de la nada tampoco es que sea tan difícil y más en un momento de desconcierto y confusión como el que vive la derecha española, en cuyos caladeros pescan los grupos como UPyD y Ciudadanos. Sin embargo, al final funcionará la disciplina y el voto de derecha española volverá a concentrarse en el PP.

El PSOE afronta estas elecciones con el fantasma de la crisis económica pendiente como una espada sobre su cabeza, algo que sin embargo no parece estar afectando a sus expectativas electorales y ello por dos razones: porque la ciudadanía sabe que en el origen, gestión y resolución de esta crisis los gobiernos pintan poco o nada, y porque el espectáculo cainita y de lesa corrupción que está ofreciendo la derecha española se lo está poniendo a los socialistas como dicen se las ponían a Fernando VII. Hay una contralectura mucho menos positiva para los intereses socialistas, sin embargo, y es que si con el destrozo que se está haciendo a sí mismo el PP los socialistas no son capaces de despegarse claramente de los "populares" y desde luego ni de oler la mayoría absoluta a nivel español, es que el actual equipo dirigente del país es muy mediocre y a medio plazo las cosas se le pueden complicar extraordinariamente.

Tras el test de las elecciones autonómicas gallegas y vascas vendrán las europeas, y ahí veremos hasta dónde llega el grado del castigo al que a buen seguro los ciudadanos someterán a los dos partidos mayoritarios. Veremos entonces quién de ambos está en mejores condiciones de resistirlo.