lunes, 6 de octubre de 2008

Baqueira Beret y el valle de Arán


La verdad es que estoy bastante sorprendido por la repercusión que tuvo el post sobre el valle de Arán y las contradicciones del nacionalismo catalán. Si desde hace algún tiempo éste blog registra alrededor de un centenar de entradas únicas diarias (es decir, desde IP diferentes), el día que apareció ése post se registraron dos mil visitas en un solo día. Así que hay interés por este asunto.

Más curioso todavía que las ampollas que levanta -que son muchas, al parecer- resulta el profundo desconocimiento sobre el tema que hay en todo eso que los provincianos cursis llaman "el Estado español". La mayoría de mensajes dejados en el blog por supuestos pancatalanistas eran irreproducibles por insultantes y chulescos, pero hay que disculparles: a nadie le gusta que le pongan ante el espejo. Sin embargo, de los 124 comentarios que quedaron registrados en Menéame pocos correspondían a airados patriotas catalanes. Por su contenido, la mayoría provienen de gentes políticamente situadas en la acera de enfrente, españolazos, como diría algún amigo nacionalista vasco, regocijados por ver como le está creciendo un enanito al pancatalanismo pero a la vez desconcertados ante ésta, al parecer inopinada, "realidad nacional" de la que probablemente ni habían oído hablar.

Y es que ése suele ser el problema de los nacionalistas "vengan de donde vengan": al vivir obsesionados por la contemplación excluyente de su ombligo nacional, desconocen lo que está un poco más allá del centro de su atención y desvelos, sea éste el Fossar de les Moreres o la Puerta del Sol. Pero la realidad es tan tozuda como los hechos, y como en el famoso cuento de Augusto Monterroso el dinosaurio sigue estando ahí, ante las narices de todos.

Hoy vamos a introducir un dato nuevo en el problema, para general ilustración de patriotas de todos los colores; incluido naturalmente el color del dinero, que es el que pinta todas las banderas. Se trata de la estrecha relación que mantiene con ése sufrido valle la macro-estación de esquí Baqueira Beret, el complejo deportivo-especulativo urbanístico que crece y crece como un tumor maligno sobre Arán, devorando términos municipales y propiciando jugosas operaciones especulativas de "promoción urbanística". El 1 de enero de 2004, El País titulaba "la masificación amenaza la Vall d'Aran", y daba cuenta a renglón seguido de que en aquellas Navidades más de 100.000 esquiadores habían invadido el pequeño territorio, que cuenta apenas con 630 km2 y apenas 8.000 habitantes. "El caso de la Val d'Aran empieza a ser un grave problema para el turismo. La política urbanística desarrollada en las últimas décadas, con el beneplácito de la Generalitat y de las instituciones locales, está empezando a pasar factura al monocultivo del turismo, auténtico motor económico del valle", escribía El País. Y también: "La saturación que empieza a sufrir Naut Aran, en cuyo término municipal se ubica Baqueira, es algo que se veía venir desde hace tiempo. Los empresarios del sector turístico habían advertido de que el modelo urbanístico estaba a punto de tocar fondo, pero las autoridades locales no les hicieron caso. Mientras tanto, muchos empresarios y especuladores del sector inmobiliario se han aprovechado de una normativa ambigua y permisiva para hacerse de oro vendiendo terrenos y viviendas a precios que sólo están al alcance de las clases más pudientes".

De entonces a ahora, la situación no ha hecho más que agravarse. ¿Quién se ha beneficiado de este suculento negocio especulativo? La revista de Unitat de Aran del 30 de diciembre de 2005 pone nombres y apellidos a personas y empresas constructoras vinculadas a CiU y artífices de la sucesión de pelotazos urbanísticos en la zona. "Las constructoras amigas de CiU se rifan las millonarias operaciones urbanísticas de Baqueira", titulaba en un recuadro, y en otro: "el suculento negocio "blanco" del clan CiU".

Llegó el tripartito de izquierdas y el relevo de mayorías en el Gobierno catalán no cambió nada, desgraciadamente. En realidad empeoró las cosas, con el nombramiento de Joaquim Llena como conseller de Agricultura. Llena, antiguo alcalde "independiente" y luego socialista de una pequeña población aranesa, fue señalado en su momento por El País como un "conseguidor" y beneficiario de pelotazos urbanísticos relacionados con Baqueira-Beret, como el referido por el diario La Mañana de Lleida en marzo de 2007 a cuenta de un viejo hotel familiar propiedad de los Llena.

En suma, el valle de Arán es un pastel al que dar bocados exquisitos, que se pegan con toda impunidad desde Barcelona. Al final, y como se dice en catalán "lo que no son pesetas son puñetas".

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