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miércoles, 7 de septiembre de 2011

El nacionalismo lingüístico como cebo para distraer de los problemas reales



El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) acaba de emitir una sentencia que de manera a todas luces calculada viene a abrir la campaña electoral en España, cuando en realidad todavía faltan dos meses y medio para que se celebren las próximas elecciones generales.

Los señores y señoras del TSJC han tenido a bien exigir a la Generalitat de Catalunya que imponga la lengua castellana como vehicular de la enseñanza en esta comunidad en el plazo de dos meses. Curioso para empezar que algo tan lento como la ¿Justicia? española imponga plazos tan cortos a otros. Más curioso todavía que la resolución responda a la petición formulada en su día por tres familias -tres- que exigen enseñanza vehicular en castellano para sus retoños. Les aseguro que no han habido celebraciones en las calles de masas de padres entusiasmados con la sentencia. Por el contrario, y fuera de la llamada "comunidad educativa" donde la sentencia ha sido acogida con indignación, a nivel popular ha sido recibida con la más absoluta indiferencia.

Una vez más se intenta crear un problema donde no lo hay. El sistema de inmersión linguística en Catalunya viene garantizando desde hace más de dos décadas la cohesión entre comunidades culturales y lingüísticas, y no solo entre autóctonos y emigrantes provenientes de lo que los cursis llaman el "Estado Español": en los últimos tiempos el sistema educativo catalán ha permitido precisamente una rápida integración de los niños provenientes de países con culturas muy diferentes a la nuestra. Lo críos lo aprenden todo a una velocidad endiablada, y si los mayores no les azuzan con sus prejuicios la lengua resulta al cabo un instrumento de conexión e intercambio con los demás, y no una barrera que delimite cercados en los que separar borregos según raza, tal como le gustaría a algunas organizaciones grupusculares promovidas y usadas por el Partido Popular en Catalunya como instrumentos de agitación social, promotoras de la sentencia de sus ignorantes señorías del TSJC

Por lo demás la situación del castellano en Catalunya es mejor que nunca. Según decía ayer El Periódico de Catalunya, el nivel de calidad del castellano que usan los escolares catalanes es dos décimas superior a la media española, lo que en la lengua de Cervantes equivale a decir que los alumnos catalanes conocen y usan este idioma igual o mejor que sus colegas de la mayoría de comunidades autónomas monolingües en castellano. Según datos de ese mismo diario, un porcentaje ligeramente superior al 50% de los residentes en Catalunya usa el castellano en sus relaciones familiares, y alrededor del 75% de los habitantes del Área Metropolitana de Barcelona lo usa como lengua habitual.

En Catalunya no existe ningún problema lingúístico. Otra cosa es el deseo de crearlo con fines políticos. El uso social de las lenguas es exactamente eso, social. A los nacionalistas catalanes les fastidia que el castellano sea lengua de comunicación habitual para una buena parte de la población catalana, y a los nacionalistas españoles -incluidos los de izquierdas-  les fastidia que el catalán sea una lengua que facilite la cohesión y la promoción social en Catalunya. Allá cada cual con sus bajezas, pero la realidad es la que es por más que se empeñen en intentar torcerla.

Segregar a los niños en razón de su lengua materna es políticamente irresponsable y socialmente criminal. Es el mejor modo de promover las brechas entre comunidades, destrozar la cohesión interna y en definitiva, enmascarar los verdaderos conflictos, que  han sido, son y serán los de clase y no los superestructurales fabricados aposta (religión. etnia, lengua, cultura...). Porque en definitiva esta sentencia lo que viene a promover es la distracción de los problemas reales de este país, centrados en el paro y el trabajo-basura, la destrucción de los servicios públicos, el saqueo de los recursos económicos, y la venalidad de una clase financiera y empresarial que nos está devolviendo a los orígenes del capitalismo y a cuyo servicio milita el establishment político.

Estamos pues ante otro anzuelo lanzado para que piquemos, ante una representación teatral en la que en el fondo nacionalistas catalanes y españoles están de acuerdo, ya que a unos y a otros les convienen las cortinas de humo que cieguen a la gente de modo que olviden sus verdaderos intereses a la hora de votar. Verán como una vez se hayan celebrado las elecciones, no pasa nada y todo se disuelve en el aire hasta la próxima. El petardazo del TSJC habrá servido para que la derecha nacionalista catalana pesque algunos votos más en Catalunya y la derecha nacionalista española haga lo propio en España, y aquí paz y después gloria. Hasta que llegue el día que a fuerza de invocarlo en vano, realmente venga el lobo.

En la imagen que ilustra el post, un panfleto con la imagen de Francisco Caja, portavoz del grupúsculo de extrema derecha Convivencia Cívica Catalana, impulsor de iniciativas contra la lengua catalana como la comentada y que lidera Alejo Vidal Quadras, conocido dirigente fascista del Partido Popular en Catalunya. 

viernes, 17 de junio de 2011

El Chulo de Guardia y su señorito el President Sonrisas



Dos artículos de sendos periodistas nada sospechosos de "conexiones terroristas", que apuntan claramente a quién provocó y por qué provocó los incidentes del 16 de junio en las puertas del Parlament de Catalunya.

LAS RAZONES DE LOS TOLDOS
Jordi Gracia,
El País, 16 de junio de 2011

"Artur Mas ha enfatizado la legitimidad de la violencia policial en democracia para preservar la función del Parlamento. Tiene razón: lo que no se comprende es que deba poner énfasis en una obviedad semejante y tampoco se comprende bien si sabe o no sabe que esa declaración es la mejor forma de alimentar una espiral descontrolada de violencia. Las amenazas de su chulo de guardia en Interior y las suyas propias apelando a la legitimidad de la violencia engendrarán indefectiblemente un efecto de violencia mayor en los movilizados".

http://politica.elpais.com/politica/2011/06/15/actualidad/1308163886_464765.html

INFILTRADOS
Carlos Carnicero
El Día de Valladolid, 17 de junio de 2011

Hay algunos indicios que señalan a algunos miembros de los Mossos d’Esquadra de paisano como agentes provocadores infiltrados. Si esto se confirmara, sería inevitable la dimisión del conseller de Interior Felipe Puig y muchas explicaciones del president Artur Mas y su aparatosa llegada en helicóptero.

http://www.eldiadevalladolid.com/noticia.cfm/Opini%C3%B3n/20110617/infiltrados/051081A1-C323-C7D8-79E8B64F503F7086

lunes, 30 de mayo de 2011

La policía está al servicio de los ciudadanos...¡¡salta, pagès!!


Viendo las imágenes de la violencia brutal que usó la policía manejada por el fascista Felip Puig, ese remedo de Josep Dencàs contemporáneo y actual conseller de Interior del Gobierno autónomo catalán, contra las personas que ocupaban pacificamente la Pl. Catalunya sin que previamente hubiera mediado provocación ni luego resistencia por parte de los concentrados, me he acordado inmediatamente de una canción que Quico Pi de la Serra compuso a comienzos de los años setenta y estaba dedicada al modo en el que actuaban en la calle los sicarios policiales de Franco, en tanto que sayones de un Régimen criminal.

Pues resulta que los "Mossos d'Esquadra", esa policía supermoderna, hiperdemocrática y por encima de todo, catalanísima, actuó el pasado viernes como verdaderos "grises" de Franco. ¡Anda que a los tíos no se les notaba nada las ganas que tenían de repartir hostias, tras siete años de verse constreñidos en sus "funciones" por los rojos que mandaban en Interior durante el Tripartito!.

La canción de Pi de la Serra se llama "Cançó en I" y no necesita traducción al castellano: se entiende todo perfectamente, ya que se basa en juegos de palabras con la letra "i" que califican a esas policías "al servicio de los ciudadanos" a los que en vez de proteger, apalean como a perros:

La policia està al servei dels ciutadans,
la servilia està al ciutei dels piutadans,
la ciutadia està al polei dels sertadans,
la policia està al ciutei dels servatans,
l'estudiantia està al polei dels servi-mans,
la servilia està al servei dels poli-mans,
la polivia està al serteu dels estudiants,
la nena toba que passava per allí,
la policia fidelment la protegí;
i no sabeu potser vosaltres perquè ho fi?
Per un jove que la volia fullir.
La ciutacia està al pervei dels tinserdans,
la lipocia està al versei dels taciudans,
l'oligarquia... 1, 2, 3 salta pagès, que no ha estat res!
Una cegueta que no pot atravessir,
colpeja l'aire amb un bastó blanc i molt fi,
un policia de seguida arribí
i amb gran tendresa, força i gràcia, l'ajudí.

En la imagen que ilustra el post, un antidisturbios de los Mossos d'Esquadra agrede a un manifestante derribado en el suelo, en la plaza Catalunya, el pasado 27 de mayo.

sábado, 21 de mayo de 2011

Resistiendo a los bárbaros. A votar contra Gürtel y sus compinches en Catalunya


La fotografía que encabeza este post es de 1996. El Partido Popular acababa de ganar las elecciones generales por apenas 300.000 votos. El señor de la izquierda es José María Aznar, caudillito del PP y aspirante entonces a la presidencia del Gobierno español. A su derecha, Xavier Trías, dirigente de la derecha nacionalista catalana, CiU, y en aquellos años portavoz de esta en el Parlamento español. Gracias a los votos de CiU, Aznar fue elegido presidente y pudo sumir a España en ocho años de neoliberalismo salvaje, especulación financiera e inmobiliaria sin freno, y corrupción generalizada allá donde llegaban los tentáculos de su partido y de las Administraciones gobernadas por éste.

Ahora el PP pretende hacerse con la mayoría de comunidades autónomas y ayuntamientos en toda España, y tiene muchas posibilidades de lograrlo sino se produce mañana una fuerte movilización en contra. Hay que pararlos.

Tampoco los de Trias son unos angelitos precisamente. Los 25 años de CiU gobernando la Generalitat de Catalunya dejaron asimismo una larga estela de arrogancia, autoritarismo y corrupción. Los casos Casinos de Catalunya, Loterías catalanas, Prenafeta, 3% de comisión sobre la obra pública catalana, Palau de la Música, y tantos otros muestran un estilo en nada disímil al propio del PP; quizá por eso se entienden tan bien. Neoliberales salvajes como son, los de CiU apenas han retornado al Gobierno catalán han comenzado a dinamitar los servicios públicos, singularmente la sanidad y la enseñanza, con el objetivo claro de beneficiar a sus patrocinadores, los sectores de la burguesía catalana más extremadamente ricos y reaccionarios. Hay que pararlos ya.

Solo las candidaturas de izquierdas son verdaderamente útiles para frenar a esta "turba infame y mentirosa", como les llamó el cineasta José Luis Cuerda en las generales de 2008. Barcelona no puede caer en manos de una alianza formada por los partidos patrocinados por la red de corrupción Gürtel y por los saqueadores de los fondos del Palau de la Música Catalana. Es nuestra responsabilidad como votantes de izquierdas desde los más reformistas hasta los revolucionarios más radicales, y también de todos aquellos que se consideren simplemente como personas honestas y demócratas. Esta ciudad es un símbolo, y no puede convertirse en trofeo de esa banda de politicastros sin escrúpulos y de los intereses económicos espúreos de los que son vicarios.

Las candidaturas del PSC y de IC en Catalunya y en España las del PSOE y de IU, son las únicas que pueden evitar que el lunes nos levantemos con un país sometido a la hegemonía asfixiante de la derecha extrema/extrema derecha española. ¡Resistir es vencer!.

lunes, 11 de abril de 2011

Pucherillo independentista en Barcelona



El domingo se celebró o mejor dicho concluyó el proceso informal de consulta independentista en Barcelona. Digo informal porque un referéndum sin validez jurídica en el que los organizadores y partidarios de una de las opciones instalan urnas en las calles y locales afines, en las que se vota sin censo previo simplemente con acreditar ser mayor de 16 años, no parece de entrada una cosa muy seria. Menos todavía cuando resulta que la consulta se abrió al "voto anticipado" hace cuatro meses; es decir, que desde diciembre pasado se podía votar dejando un sobre cerrado, se supone que con tus datos inscritos, en manos de los organizadores.

En resumidas cuentas, es como si en las próximas elecciones municipales se votara sin censo previo y exclusivamente en urnas instaladas en la calle y en locales del PP, por ejemplo, con todo el proceso organizado y controlado por los afiliados del partido de Rajoy, quienes además desde meses atrás habrían estado recogiendo y guardando votos en sus sedes locales. La verdad es que un proceso así no resultaría de mucha fiabilidad.

Así que el aroma a pucherillo impregna desde el principio esta "consulta popular", máxime cuando en las tandas anteriores, celebradas en municipios más propicios al reclamo independentista, los resultados han sido más bien pobres y en general por debajo de las expectativas creadas. En Barcelona dicen haber logrado un 18% de participación, lo que tampoco es como para tirar cohetes. Más que nada porque estos mismos caballeros consideraron que una participación del 44% en el referéndum sobre la reforma del Estatut (celebrado con todas las garantías legales, por cierto, en un clima de movilización en contra tanto de los independentistas catalanes como de la derecha española), era una verdadera futesa. Pues ya me dirán lo que es un 18% pelado en una urbe como Barcelona.

El caso es que a las tres de la tarde del domingo la organización reconocía que sólo había votado el 8% de los barceloneses. Lo que significa que o se produjo una verdadera avalancha de votos en las últimas horas (la verdad es que nadie vio colas ante las urnas callejeras), o bien que el número de votos "anticipados" superó finalmente al de votos emitidos durante el día, lo que como digo da pie a todas las sospechas, habida cuenta de la falta de garantías y de cualquier tipo de control que no fuera el supuestamente establecido por los organizadores, obviamente todos partidarios del sí.

Entre las anécdotas del evento, el hecho de que votara a favor de la independencia la consellera de Justicia de la Generalitat de Catalunya, una tal señora Fernández, abogada del Estado que hace apenas año y pico emitió un informe jurídico sobre la organización de la consulta independentista que de haber sido tenido en cuenta por algún juez hubiera llevado a la cárcel a los promotores.

También nos hemos enterado de que el Molt Honorable president don Artur Mas votó anticipadamente a favor, para salir luego anunciando que este miércoles CiU se abstendrá en la votación a favor de la independencia promovida po el grupo de Laporta en el Parlament. Por si queda alguna duda, el señor Mas se ha hartado estos días de ofrecer todo tipo de seguridades a "Madrid" de que su grupo, mayoritario en la cámara catalana, dinamitará cualquier intento de abrir un proceso hacia la independencia. O sea que una vez más la derecha catalana juega a "la puta i la ramoneta", expresión intraducible pero que viene a significar que hay quien es capaz de pescar en todas las orillas sin despeinarse un pelo.

Mientras el país se divierte con estas "collonades", el paro, la deslocalización de empresas, la corrupción en la clase política y la voladura calculada de los servicios públicos esenciales sufragados por los asalariados, siguen su curso.

Catalunya triomfant.

lunes, 28 de febrero de 2011

Josep Dencàs regresa a Catalunya



En la edición de Catalunya de ayer lunes hay una entrevista que le retrotrae a uno en el túnel del tiempo. Concretamente hasta los años treinta, cuando lo que entonces se llamaba "el Orden Público" y hoy denominan "la seguridad ciudadana", estaba en Catalunya bajo la (ir)responsabilidad de un individuo llamado Josep Dencàs, conseller (ministro) de Gobernación (hoy diríamos Interior) de la Generalitat republicana catalana.

El tal Josep Dencàs fue un elemento de cuidado. Dirigente de Estat Català (el sector literalmente fascista del independentismo catalán de la época), máximo jefe de los tenebrosos "escamots" (escuadras) paramilitares de "camises blaves" (camisas azules) de Estat Català, protector de los hermanos Miquel y Josep Badía (dos significados sicarios, que desde la dirección de la policía autonómica catalana dirigieron el pistolerismo antisindical nacionalista), y en fin, agitador extremista cuya hoja de servicios concluyó abruptamente el 6 de octubre de 1934, cuando tras fracasar la asonada independentista huyó del palacio de la Generalitat a través de las alcantarillas, apareciendo una semana después a la derecha de Mussolini en el balcón de Piazza del Popolo desde el que el Duce arengaba a sus secuaces. Una joya, el señor Dencàs. Pues leyendo la entrevista que publica hoy El País, se diría que Dencàs ha regresado a la Patria reencarnado en la figura de Felip Puig, actual conseller de Interior en el flamante gobierno de la Generalitat formado recientemente por la derecha nacionalista catalana.

Quede claro desde el principio que en sus primeras semanas al mando de policías y bomberos catalanes, Felip Puig no ha perdido el tiempo, eso es seguro. De Puig ya eran conocidos de antiguo sus exabruptos cuarteleros, su desprecio hacia la izquierda y sus valores, y su inquina contra los inmigrantes en general y los españoles en Catalunya en particular. Su mentalidad y maneras no han cambiado. Las primeras actuaciones del señor Puig, ya pregonadas antes de tomar posesión del cargo, han sido eliminar las cámaras de filmación de las comisarías de los Mossos d'Esquadra y derogar el Código Ético de esta policía autonómica, medidas ambas aprobadas por el Gobierno tripartito de izquierdas precedente con objeto de atajar los abusos (por llamarlos finamente) detectados en las comisarías catalanas. Los cambios revanchistas de Puig no se han frenado ahí, y puestos a derogar ha anulado la limitación de velocidad a 80 km/h en los accesos a Barcelona. Por derogar ha derogado incluso el mobiliario de despacho instalado por su antecesor, Joan Saura, del partido post-comunista IC, que ha sustituido por completo a pesar de la austeridad monacal en los gastos que predica el nuevo conseller.


Para Felip Puig, el rojerío que le precedió en la conselleria "se había impuesto una cierta complicidad con la transgresión al límite de la ley. La gente nos pedía que marcáramos los límites". Según Puig, Joan Saura y sus bolcheviques "no consideraban necesario tener una buena policía". Ya hace tiempo que de modo especial, Puig le venía afeando a su antecesor la impunidad de la que presuntamente han gozado okupas y otros maleantes por el estilo en la etapa del Tripartito de izquierdas. Y es que ya se sabe que la cabra roja tira al monte, y que no hay rojo que no se sienta solidario con un delincuente. Ocurre que probablemente Puig y Saura (y con él, este servidor de ustedes) no acaban de coincidir en la definición del término delincuente: para el actual conseller de Interior sólo lo son los greñudos okupas, y nunca los atildados caballeros de la "sociedad civil" catalana que se dedican desde hace décadas a saquear los fondos públicos del Palau de la Música y a recaudar el 3% del coste de toda obra pública contratada en Catalunya, ingresando esas jugosas comisiones en las cajas B de Convergència Democràtica de Catalunya, el partido del señor Felip Puig, quien por cierto ha ejercido en él como secretario de Organización amén de otros destacados cargos.

Pero Puig va más lejos. Mucho más. Cuando el periodista Jesús García le pregunta "cómo afrontarán los Mossos d'Esquadra bajo su mandato la amenaza islamista radical" el señor conseller al mando contesta que evitando que arraiguen los focos que promueven un determinado sistema de valores, caso del islamismo radical. E inmediatamente añade: "también tenemos un neoanarquismo revolucionario que está activo. Los Mossos están en esos frentes". Es decir, equipara, metiéndolos en el mismo saco, a grupos terroristas de carácter políticorreligioso reaccionario con colectivos legales y legítimos que sustentan convicciones políticas contrarias a las suyas. Puig considera que ser revolucionario le convierte a uno en objetivo policial. Está claro que lo que a Felip Puig le encantaría es meter en cintura a los anarquistas y a la izquierda en general siguiendo el acreditado método de Dencàs y los Badia.

Pues este tipo es quien tiene a su cargo la seguridad ciudadana de los catalanes. Una seguridad que en Barcelona comportará en breve la retirada de dos mil policías autonómicos, quienes por iniciativa de Felip Puig se "replegarán" fuera de la ciudad a menos de tres meses de las elecciones municipales: un modo artero de fomentar la sensación de inseguridad entre la ciudadanía de la urbe esperando que perjudique a la izquierda que gobierna la ciudad. Y es que Barcelona, la Gran Babilonia según los nacionalistas reaccionarios catalanes, nunca ha gustado a los "camises blaves".

En la imagen que ilustra el post, Felip Puig mitinea delante de la bandera independentista catalana inventada en Cuba a finales del siglo XIX por comerciantes y propietarios de esclavos catalanes.

lunes, 21 de febrero de 2011

Jordi Hereu descalabra al aparato del PSC



La victoria de Jordi Hereu en las primarias para decidir el cabeza de lista del PSC, estaba cantada. Lo corrobora el cómodo margen por el que se ha producido (un 60% de los votos para Hereu y el 40% para Tura), que deja en evidencia al aparato central del PSC, patrocinador en la sombra de la candidatura de Montserrat Tura. En última instancia el resultado de las primarias significa sobre todo una derrota sin paliativos para el sector nacionalista del partido, el valedor público de Tura, cuyos personajes más significativos andan estos días dudando entre reorganizarse en el PSC o huir hacia los verdes pastos de CiU, como ya han hecho los más consecuentes de ellos.

En lo que hace al resultado de los comicios, mientras que la señora Tura sólo ha ganado en tres distritos, los tres significativamente correspondientes a barrios burgueses (Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia i Eixample), Hereu ha ganado en siete distritos, arrasando en los barrios obreros, donde ha obtenido el 79% de los votos en Sant Andreu, el 75% en Nou Barris, el 73% en Sant Martí y el 66% en Horta-Guinardó. Hereu recibió el voto de casi dos de cada tres militantes y de casi el 40% de los simpatizantes que acudieron a votar. El descalabro de la señora Montserrat Tura ha sido pues total, lo cual no es de extrañar a poco que se conozca el mundo del socialismo barcelonés y hechos tan significativos como el de que la candidata ni siquiera pudo votar, ya que no está afiliada al partido en Barcelona.

Se trata ahora de sumar fuerzas para cerrar el paso a que la derecha reaccionaria en sus versiones/disfraces españolista y catalanista logre su sueño conjunto de 32 años: hacerse con la alcaldía de Barcelona para desactivarla. De momento la señora Tura, como era previsible, ha dicho no a figurar en una candidatura de integración socialista. Con todo, es probable que a diferencia de la Comunidad de Madrid se acabe pactando una lista con cierta integración de elementos afines a la señora Tura y al aparato central de la calle Nicaragua; el principal problema será encontrar esos afines, pues en la política municipal barcelonesa brillan por su ausencia.

Jordi Hereu ha demostrado tener redaños y cierta capacidad para maniobrar en las procelosas y estancadas aguas del PSC. La pena es que a su vez se halla rodeado de personajes en su mayoría de segunda fila, y de algunos individuos a los que más valdría jubilar de la política lo antes posible en aras del bien común. Un detalle significativo ha sido que durante la pasada campaña de las primarias, Hereu ha conseguido agrupar en torno a su candidatura a un cierto número de cuadros y técnicos del Ayuntamiento barcelonés afiliados al PSC o próximos a la izquierda local en cualquiera de sus variantes, aunque ciertamente lejos de las proporciones que tuvo ese fenómeno en tiempos del alcalde Pasqual Maragall.

En cualquier caso las primarias han servido para desperezar al electorado de izquierdas sobre todo en los barrios periféricos barceloneses, lo que ha debido empezar a preocupar y mucho en esos ambientes de la derecha catalanista que encuestas en mano pero contra toda evidencia política y sociológica, daban por cazado el oso municipal barcelonés. En realidad, la partida por Barcelona no ha hecho más que empezar.

En la imagen que ilustra el post, Mntserrat Tura i Jordi Hereu escenifican, probablemente de modo inconsciente, su desencuentro.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Elecciones en Catalunya: el futuro es el pasado (y 2)



Aún no habían pasado 24 horas del cierre de los colegios electorales catalanes cuando el señor Artur Mas declaraba públicamente que la primera medida de su gobierno sería bajar impuestos en general y eliminar el impuesto sobre las sucesiones. Toda una declaración de principios, que deja claro quién ha ganado realmente estas elecciones: la derecha de toda la vida.

Es obvio que cada tipo de elecciones (autonómicas, municipales y generales) tiene su propio perfil, y que en Catalunya el votante, sobre todo el de izquierdas y más concretamente el socialista, vota en cada una de ellas con una sensibilidad diferente. El PSC confía en que sus resultados en las municipales serán sensiblemente mejores, y en las generales mucho más. Así ha sido hasta ahora, pero esa tendencia histórica puede haberse quebrado ya; en realidad, con los datos en la mano, hace tiempo que se ha roto, y la abstención creciente amenaza con reducir la participación del votante de izquierdas a niveles similares en cada una de esas convocatorias. Veamos.

Contra lo que dice el mito interesado, en Catalunya no existe el "voto dual" socialista, que unas veces votaría al PSC (generales y municipales) y otras a CiU (autonómicas). El voto socialista mayoritario, el de las clases trabajadoras del Área Metropolitana de Barcelona, o vota socialista o se refugia en la abstención. Quienes cambian su voto circunstancialmente son una pequeña minoría, precisamente los sectores de la burguesía catalanista progresista que votan socialista para frenar al PP en las elecciones de nivel español y suelen hacerlo también en las municipales por identificación con los candidatos socialistas locales de su misma extracción social, pero en las autonómicas recuperan su identificación de clase con los intereses que defiende CiU y con los mitos ideológicos que propugna esta coalición, difusamente sintetizados en lo que suele llamarse "catalanismo" en cualquiera de sus versiones (autonomista, soberanista, independentista), y que por cierto poco o nada tiene que ver con el federalismo histórico de la izquierda catalana.

Los números cantan. Sobre un censo casi idéntico al de 2006 y con una participación superior en casi cuatro puntos a la de ese año, el PSC pierde en cifras redondas 230.000 votos. Los pierde en Barcelona y en el antiguo Cinturón Rojo rumbo a la abstención (voto obrero y popular), pero también en comarcas (voto de la pequeña y mediana burguesía catalanista). En Barcelona ciudad el PSC sólo gana en el distrito obrero de Nou Barris. La participación en la ciudad ha sido de un 62%. Como siempre, los distritos donde más se participa son los que votan derecha sea catalanista o españolista: Sarrià el 73%, Les Corts, 70'5 %, Eixample 66,5%, Gràcia 66'2%. Los distritos que votan izquierda son una vez más vez los menos participativos: Sant Martí, 60%, Nou Barris 54%, Ciutat Vella, 47'5%. La clave de la derrota barcelonesa del PSC reside de nuevo en ese diferencial de casi 20 puntos entre Sarrià y Nou Barris, situación que se extiende a los municipios de toda la provincia y en general, como digo, de todo el país: mientras que en los barrios de clase trabajadora la abstención es marcadamente superior a la media, en los barrios burgueses la participación se sitúa muy por encima de la media. Paralelamente, en el conjunto de la provincia de Barcelona, la más poblada y la que con distancia mayor número de diputados elige, contra más nos alejamos de la capital más crece el voto a la derecha; los municipios de la tercera y cuarta corona, de tamaño pequeño y mediano y social y políticamente burgueses, votan más y votan a la derecha, en tanto en los grandes municipios de la primera y segunda corona, los mas próximos a Barcelona, con población de clase trabajadora e inclinados a la izquierda, la abstención crece sin cesar sea cual sea el tipo de convocatoria (aunque obviamente, éstas sean solo sean comparables entre sí) .

En conjunto, de unas autonómicas a otras la izquierda catalana (PSC+IC) ha pasado del 37'5 % de los votos en 2006 al 25'5% en 2010. La derecha (CiU+ERC) se mantiene exactamente en el 45'5%% en las dos elecciones (lo que evidencia el trasvase de votos de ERC a CiU), y la extrema derecha (PP+Ciutadans+SI (Laporta), del 13'5% al 19%. Hay que destacar por último que Plataforma per Catalunya (PxC) la opción nazi que encabeza Josep (antes José) Anglada, ex miembro de la Guardia de Franco, ha obtenido 75.000 votos y ha estado a punto de conseguir representación parlamentaria.

En voto popular es obvio pues que se produce una nueva fuga de votantes de la izquierda hacia la abstención (pérdida en conjunto de un tercio de los votos en relación a 2006), mientras la derecha no avanza pero consolida su espacio (con un trasvase interno de votos de una formación a otra), y hay un apunte aún modesto pero ya significativo (casi llega al 20%) de la extrema derecha. En resumen, la derecha gana no porque reciba votos de gente de izquierdas, sino porque éstos dejan de votar.

Otras lecturas basadas en el supuesto eje mental nacionalismo catalán-nacionalismo español son superestructurales, y por tanto puramente ideológicas en la acepción académica del término. El peso de ese factor como determinante del comportamiento electoral es mínimo, y apenas reviste el carácter de excusa salvo para algunos segmentos muy minoritarios del electorado catalán. Es el origen de clase y la cultura política individual insertados en el marco de lo colectivo quienes continúan determinando dicho comportamiento y más aún en un período de crisis global, que en el campo de la izquierda está evidenciando en toda su crudeza la diferencia entre las aspiraciones de los votantes y la praxis de los políticos que la representan; algo que por contra no ocurre en la derecha, donde la identidad entre los intereses de sus votantes y la acción de sus políticos es total. Esa es la clave del declive de la izquierda en todas partes, y de la paralela consolidación de la derecha.

En la imagen que ilustra el post, cola de votantes ante las puertas de un colegio electoral de Barcelona en un barrio de clase burguesa durante las elecciones de febrero de 1936, fotografía de Agustí Centelles.

lunes, 29 de noviembre de 2010

El orden reina en Catalunya


El cortijo catalán regresa a manos de los amos. Las 44 familias que "son" Catalunya, según nos informó Lluís Millet, el mayordomo que canalizaba los fondos públicos hacia la federación de partidos CiU y los bolsillos de las estirpes más rancias de nuestra "sociedad civil", pueden respirar tranquilas: el tripartito ya es historia.

Habrá independencia en unos años, o no la habrá nunca. En el fondo eso importa un carajo, siempre y cuando las 44 familias estén ahí, "siendo" Catalunya y controlando cualquier proceso político o social que pueda haber en el país. Si Catalunya sigue integrada en España, ellos le darán ministros, banqueros, empresarios, cardenales; si toma el camino de la independencia, ellos le darán un presidente, un gobierno, una hegemonía social. Juegan con cartas marcadas, y es por ello que ganan en todas las mesas.

La oligarquía catalana ha recuperado lo suyo. La experiencia del tripartito, esa voluntariosa alianza entre las clases trabajadoras y populares catalanas de un lado y la pequeña y mediana burguesía no oligárquicas locales de otro, ha terminado. Gana la derecha catalana de toda la vida, y vuelven los rostros de siempre: el del viejo cacique Jordi Pujol, el de su hijo y heredero, el de los cachorros del Sector Negocis de CiU, que han heredado de sus mayores la tradición de la corrupción al por mayor, el de "si nosotros somos Catalunya y lo damos todo por ella, es lógico que Catalunya nos compense" (Marta Ferrusola, esposa de Pujol), el de "Catalunya será cristiana o no será" (cardenal Torras i Bages), el de "Catalunya catalana i fora xarnegos (ahora negros, moros, sudacas etc)".

Esa Catalunya, fea, chata, áspera, carlista, provinciana, frailuna, gimoteante, avarienta, insolidaria y mentecata, es la que vuelve.

El orden reina en Catalunya.

Y sin embargo...

"¡Esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena". (1)

Al tiempo.

(1) Palabras finales de "El orden reina en Berlín", texto de Rosa Luxemburgo escrito el 14 de enero de 1919 tras el aplastamiento de la revolución espartaquista en Alemania.

En la imagen que ilustra el post, Jordi Pujol, entonces president de la Generalitat de Catalunya, impone en 1999 la Creu de Sant Jordi, máxima condecoración catalana, a Fèlix Millet, cabeza visible en el caso de corrupción Fondos del Palau de la Música, con cuyas transferencias se ha llenado durante años la caja de CiU según señala el procedimiento judicial abierto.

lunes, 28 de junio de 2010

Catalunya se vende al 4% de comisión



El secreto de Polichinela viene voceado en las páginas de El Periódico y El País (edición Barcelona) desde hace unos días: Cada día que pasa es más evidente que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el partido de Jordi Pujol, la viga y el eje del nacionalismo burgués catalán, lleva años financiándose mediante comisiones pagadas no ya sobre la obra pública ejecutada en Catalunya sino directamente a través de la corrupción institucionalizada, Fèlix Millet y otros intermediarios mediante.

Como consecuencia del affaire del saqueo de los fondos del Palau de la Música Catalana, algunos tenores con papel destacado en esta tragicomedia vienen cantando ante el juez instructor con una potencia que empieza a hacer tambalear el sólido árbol cuatribarrado que constituye el escudo de CDC, el partido por antonomasia -nunca me cansaré de repetirlo- del nacionalismo catalán. Ríanse ustedes de Gürtel, una panda de aficionados los del Partido Popular a la hora de ordeñar instituciones públicas en las que tienen mando en plaza: lo de CDC es simplemente mundial, aunque sólo sea por las magnitudes de dineros apropiados y por la impunidad de que ha venido gozando hasta ahora, cometiendo algo que todo el mundo que tuviera algún conocimiento del discurrir de la política catalana sabía que ocurría. Ahora las pruebas las tiene un juez.

¿Recuerdan al presidente Pasqual Maragall, encarándose con Artur Mas en el Parlament de Catalunya hace unos años y espetándole: "ustedes tienen un problema, y se llama 3% de comisiones"?· Pues Maragall se quedó corto. Al parecer el estándar por obra era del 4%, y no eran raras las "operaciones" con un 20% de contribución a la causa de la financiación del partido patriótico catalán por excelencia. Claro que por el camino quedaba un reguero de dinero que se colaba por arte de magia en bolsillos como los de Millet y Montull, desde luego, pero también -presuntamente, faltaría más- en los de nombres sonoros de lo más granado de nuestra "sociedad civil". Ya dijo Millet que Catalunya era una cosa que formaban 44 familias y unos pocos centenares de individuos; razón tenía el intermediario, o mejor dicho, el guardia de circulación de la corrupción en las élites nacionalistas catalanas, el hombre que tomaba de cada cual lo que debía aportar y entregaba a cada cual lo que le correspondía. ¡Ni Bakunin llegó a tanta "finezza" redistributiva!.

Pongamos a modo de ejemplo el caso de Ferrovial, que hoy está en boca de todos a este lado del Ebro. Según informaba ayer El Periódico de Catalunya, Fèlix Millet pidió por carta al responsable de finanzas de CDC, Carles Torrent, ya fallecido, que adjudicara obras a Ferrovial. Las obras que se llevó Ferrovial son, entre otras, algunas tan apetitosas como la construcción de la Ciudad de la Justicia (enorme ironía) y de la L-9 del Metro barcelonés. La mordida era el 4%. Las cartas están en poder del juez instructor, Juli Solaz. Ferrovial por su parte reconoce haber entregado 11 millones de euros a Millet, pero dice no tener ni idea de qué pasó luego con ese dinero. El 14 de junio pasado, este mismo diario publicó que "en los dietarios incautados a Gemma Montull (hija del compinche de Millet en el Palau) consta que se esperaba el dinero del patrocinio de Ferrovial (8,5 millones de euros en 10 años) para hacer los pagos a la Trias Fargas (la fundación que canaliza las "donaciones" a CDC). Otros documentos corroboran esos traspasos y la inmediatez en que se realizaba el trasvase. Como mucho en el mismo mes". El mismo día El Periódico afirmaba en otro titular:"Millet solo pagaba a la fundación de CDC cuando cobraba de Ferrovial". Y es que hace tiempo que era sabida la afición que tenía Fèlix Millet de hacer espléndidos donativos de los fondos del Palau de la Música a la fundación convergente; claro que proviniendo el dinero de Ferrovial, no había mucho mérito en tamaña generosidad.

Cómo era posible tamaño desmadre financiero en el consorcio público que teóricamente supervisaba la gestión de Millet y compañía en el Palau de la Música, lo aclara de inmediato el diario en una entradilla de esa misma fecha: "El Govern de Ciu eliminó el interventor público del consorcio y Montull (el gerente y compinche de Millet) asumió más poderes". ¡Así se las ponían a Fernando VII, amigos!.

En fin, pronto vamos a empezar a oír hablar de nombres y apellidos muy pero que muy sonoros. Les aseguro que el apellido Pujol Ferrusola va a salir en titulares, y por partida doble. Al tiempo.

¡Ah! y retengan para el futuro esta clave: "CDC, sector Negocios". Y este nombre: Macià Alavedra. Al final todo va a lo mismo, y a los mismos: 44 familias, ya saben. Todas patriotas, y todas cristianas.

En la fotografía que ilustra el post, un grupo de Mossos d'Esquadra (policía autonómica catalana) entrando al Palau de la Música para efectuar un registro.

lunes, 22 de marzo de 2010

Catalunya y Laporta ya tienen partido. O no


En política hay algo peor que cometer errores a tutiplén: carecer del sentido del ridículo. Uno puede errar en sus apreciaciones, prospectivas o propuestas cuanto guste, pero hacer el payaso continuamente se suele pagar carísimo más pronto que tarde. Es por ello que no resulta difícil vaticinar un futuro menos que mísero electoral y organizativamente hablando al flamante partido Reagrupament, ésa escisión de ERC que al parecer contará en breve con Joan Laporta, el todavía presidente del FC Barcelona, como su principal activo político.

De entrada, el nombre Reagrupament ya resulta políticamente desgraciado en Catalunya. Después de muerto Franco fue usado por un grupúsculo liderado por Josep Pallach, un histórico agente de los servicios secretos británicos primero y luego de la CIA, a cuyo servicio fletó un partidillo cuyo objetivo era hacerse con la marca PSC en Catalunya e impedir que el proceso de convergencia de fuerzas socialistas culminara en una formación que tuviera esas siglas. La cosa salió mal, y encima Pallach murió de un infarto en pleno congreso constituyente de lo que definitivamente acabó llamándose PS-Reagrupament por imperativo legal. Los más espabilados de los huérfanos corrieron a pedir hueco en el PSC de verdad, y el resto -la mayoría- se fue a su espacio político, social y cultural natural: el pujolismo militante.

Pues bien, ahora el señor Joan Carretero y sus fugados de ERC han puesto en órbita una nueva fuerza política que usa ese nombre, Reagrupament. Curiosa coincidencia. O no. ¿Cuales son los principios políticos del nuevo partido, preguntan ustedes? Pues la independencia de Catalunya, y punto pelota. ¿Algo más? nada más. O al menos, eso pretenden hacernos creer.

Porque el Reagrupament de Carretero transpira derechismo por todos sus poros. O sea que sí tienen ideología, y muy concreta, más allá de la aspiración a la independencia. Según se puede leer en El País de hoy, "su programa para la hipotética independencia incluye derogar la oficialidad del castellano, crear un ejército catalán, una agencia de inteligencia y aprobar una constitución catalana, que ratificó ayer su asamblea". La "Constitución catalana" del nuevo Reagrupament, que por cierto han redactado en catalán y en inglés -será para facilitar su lectura en EEUU, quizá, o porque ya la recibieron así- circunscribe los deberes de los catalanes a "defender Catalunya" y "contribuir al sostenimiento económico" del nuevo Estado. Nada de complejidades con estas cosas de las libertades públicas. Eso sí, mucho orden público y mucha "defensa nacional". Así por ejemplo sabemos que si Reagrupament se sale con la suya Catalunya tendrá ejército propio, Guardia Nacional y una organización de reservistas prestos a acudir a la llamada de la Patria en peligro. Lo de la Guardia Nacional debe ser que en Langley debieron tomar como modelo pra redactarla la constitución de Alabama o de Texas, y no cayeron en la cuenta de que en Europa las Guardias Nacionales nunca se han llevado y resultan una moda sospechosa de "vínculo trasantlántico". Sí son más de la tierra los somatenes de voluntarios reservistas; Primo de Rivera padre los convirtió en verdaderos cazadores de rojos en los años veinte por toda la Catalunya interior. Un verdadero éxito, al decir del empresariado rural de la época.

De economía por cierto el Reagrupament no habla, aunque desde sus tiempos en ERC es bien conocida la predilección del señor Carretero y resto de la compaña por el libérrimo mercado y sus delicias. No olvidemos que los escisionistas que acompañaron a Joan Carretero en su salida de ERC se situaban muy a la derecha de las posiciones de ese partido, que no es precisamente de ultraizquierda por más que finjan creerlo así en el Partido Popular.

La guinda de este pastelito la constituirá muy probablemente el señor Laporta como candidato de Reagrupament a la presidencia de la Generalitat de Catalunya. Ya saben, el mismo Laporta cuyo cuñado y colaborador en la "seguridad" del FC Barcelona es Alejandro Echevarría, uno de los capitostes de la extrema derecha barcelonesa, y directivo de la Fundación Francisco Franco; quizá es que Laporta pretende reciclar a los de la "dialéctica de los puños y las pistolas" hacia la futura Guardia Nacional catalana, cualquiera sabe.

En resumidas cuentas ese arrapiezo, trepa carente de escrúpulos y sin otra ideología o ambición que no sea el encumbramiento personal que responde al nombre de Joan Laporta, será el candidato que estrelle el invento llamado Reagrupament. Bienvenido sea pues, el señor Laporta.

En la imagen satírica, el señor Carretero nos ordena a los catalanes "reagruparnos o morir". El caso es que el disfraz que luce suena a conocido...

sábado, 6 de octubre de 2007

Juego de máscaras en Berga


En Berga, población catalana de la provincia de Barcelona, el Ayuntamiento (CiU) ha decidido retirar el retrato del rey de España del Salón de Plenos. La decisión se tomó con los votos favorables de los grupos municipales de CiU, ERC y el grupo independentista CUP, la abstención del PSC y el voto en contra del PP.

Francamente, resulta curioso que un partido tan de "ley y orden" como CiU tome una iniciativa así; empero, no seré yo quien lamente un gesto supuestamente antimonárquico. En todo caso, me queda la duda de si el retrato se ha retirado por representar al monarca o al Jefe del Estado. Si ha sido por lo primero, vaya mi aplauso para la iniciativa. Si ha sido por lo segundo, como me temo, me parece simplemente una iniciativa retórica y huera, a menos que inmediatamente el consistorio en pleno hubiera proclamado la independencia de Catalunya y su ingreso en la ONU, la OTAN y la UEFA, cosa que un partido como CiU no hará jamás ni aunque les pongan una pistola en el pecho a sus dirigentes.

Lo que me hace más sospechoso el gesto es que cuando los entusiastas e ingenuos chicos de la CUP presentaron al parecer otra moción pidiendo la retirada del crucifijo del mismo salón, les dejaron solos: ningún grupo se sumó a la propuesta. Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho.

¿A qué se juega aquí?. Porque puestos a retirar símbolos opresivos seguramente habría que empezar por el principio, que es retirar el crucifijo, icono de la alienación ideológica por excelencia. Pero claro, los símbolos cristianos en instituciones públicas no se tocan, que se pierden votos, y más cuando se es un partido tan netamente de derechas como CiU o se tiene un electorado tan conservador como ERC. Así que, una vez más, en Berga como en tantos otros sitios se ha ido a lo fácil.

martes, 14 de agosto de 2007

Felip Puig, un ratón racista y clasista


En su columna "Opus mei" en El Periódico de Catalunya de hoy, Josep Pernau, maestro de generaciones de periodistas -él sí-, usa una vez más su conocida y fina ironía para, en esta ocasión, darle un repaso contundente a un fantasmón de la política catalana, un tipo que pretendiendo fabricar una frase supuestamente ingeniosa acaba de autorretratarse definitivamente como un racista y clasista repugnante.

El gracioso de barraca de feria ha resultado ser, una vez más, el diputado convergente Felip Puig, de profesión sus agriedades soberanistas, quien haciendo gala de un ingenio ratonero pretendió ironizar sobre el origen charnego y pueblerino del presidente catalán José Montilla, afirmando de él que "les compareixences parlamentàries l'han obligat a tornar del "pueblo"", en referencia a que Montilla ha tenido que regresar desde su localidad natal cordobesa donde pasaba las vacaciones, para asistir a las comparecencias ante el Parlament de Catalunya de los presidentes de Endesa y Red Eléctrica, Manuel Pizarro y Luis Atienza respectivamente.

Nótese la mala leche de este pequeño aprendiz de nazi cuando remata una frase construida en su impecable catalán de burócrata de la Generalitat pujolista, con la palabra "pueblo" en castellano. Lo que Puig está señalando con toda la mala baba son los orígenes a la vez foráneos y humildes de José Montilla; ha tenido que volver corriendo de su "pueblo", dice. No cuesta mucho imaginar el gesto de desprecio de Puig torciéndole la boca al pronunciar esa palabra.

¿Este es el famoso nacionalismo integrador de los pujolistas? Ya sabíamos que a la derecha catalana le molesta que alguien que no comulgue con sus ideas presida Catalunya. Pero eso al cabo es política, y en todo caso sólo una parte del problema. Más allá de la lucha por la hegemonía ideológica y el control de las instituciones, algunos tenemos también la convicción de que lo que más sulfura a estos señoritos "fills de l'amo" es que un muerto de hambre nacido en Córdoba o en la Barceloneta (para el caso sería lo mismo) haya osado arrebatarles su Generalitat. A tenor de insensateces como la vomitada ayer por Puig, parece que no andábamos descaminados.

Y es que al final de lo que se está hablando aquí es de clases sociales, de sí la burguesía catalana tiene o no tiene derecho de pernada sobre el país, o si por el contrario, hay esperanza de que esta Catalunya ratona un día pueda ser un espacio de convivencia, libertad e igualdad en el que quepamos todos y todos tengamos derecho a "dir la nostra", y sobre todo, a hacerla si democráticamente se dan las condiciones. Lamentablemente, sin embargo, parece que los pujolistas siguen aferrados a la idea de que Catalunya es suya.