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miércoles, 7 de mayo de 2008

Patxi López, luces y sombras


Dice El País de hoy que Patxi López "va a por todas". El actual líder del PSE volverá a presentarse como candidato socialista a lehendakari, y ha manifestado su intención de ocupar la presidencia del Gobierno vasco si su partido gana las próximas autonómicas. Dice Patxi que se acabaron los tiempos en los que el PSE actuaba como "moderador necesario" del PNV o "acompañante útil" del PP.

La declaración del dirigente socialista vasco no es gratuita. El PSE de Txiki Benegas ganó con limpieza las primeras elecciones autonómicas vascas, pero a los dirigentes socialistas de Madrid y de Bilbao les entró el miedo escénico y cedieron la presidencia al PNV, error que le ha costado al PSE un papel subordinado en la política vasca durante las dos décadas y pico siguientes (¿para qué votar a un partido que no se atreve a gobernar cuando gana?). Luego el PSE participó como socio minoritario en un gobierno de coalición con el PNV (una buena etapa globalmente considerada para el País Vasco, pero muy insatisfactoria para el propio PSE como fuerza política), y terminó a remolque del PP cuando éste pretendió llevar a Mayor Oreja a la presidencia vasca, supremo disparate en política de alianzas que puso al PSE al borde del desdibujamiento total (aunque sacar al PNV de Ajuria Enea fuera y siga siendo un proyecto imprescindible de regeneración de la política vasca).

El PNV anda muy tocado desde las últimas generales, y en cuanto a Ibarretxe, según Patxi López
está "desaparecido, apagado o fuera de cobertura". Se diría que el lehendakari vive en otro mundo, un mundo puramente virtual y fantasmagórico donde preside un Gobierno de coalición en el que por no tener no tiene ni siquiera el apoyo de su propio partido, en tanto los restantes socios bastante tienen con atender sus propios problemas internos y asegurar su supervivencia como fuerzas políticas. Así que la ocasión la pintan calva y o se consigue ganar Ajuria Enea ahora o será nunca, ha venido a decirle Patxi a su gente. Veremos.

A mí Patxi López se me ha enfriado un poquito, después de que su llegada al liderazgo del PSE me pareciera una de las mejores noticias en política vasca en mucho tiempo. Para empezar Patxi es hijo de López Albizu, la mano derecha de Ramón Rubial, una leyenda del socialismo y la resistencia antifranquista. Además, Patxi ha hecho un trabajo extraordinario desmontando el tinglado de los redondistas, a los que ha desplazado y marginado por completo, y sacando al PSE de aquella alianza infame y contranatura con el PP vasco; con paciencia y discreción, Patxi ha logrado no sólo el apoyo total de la sufrida militancia y el retorno de muchos votantes que se habían alejado del partido histórico de la izquierda vasca, sino volver a colocar al PSE en el eje de cualquier solución de la "cuestión vasca". Como creo haber escrito ya, el PNV y el PSE son los dos únicos actores políticos realmente imprescindibles para esa solución, en tanto todos los demás son perfectamente contingentes; sin embargo, en la última década el PSE había perdido esa posición, y eso explica muchas cosas sucedidas en el País Vasco durante esos años.

Decía que, sin embargo, mi entusiasmo por Patxi se ha ido enfriando un poco. Y es que le veo cada día más "profesional", y eso no me gusta nada. Aunque las corbatas le caigan como un tiro y los trajes que lleva sigan pareciendo prestados, empieza a exhalar ciertas maneras verbales de político con muchas conchas, de ésos que llevan un montón de años en nómina y aspiran a morir de viejos ocupando algún cargo de relumbrón. En suma, ha perdido frescura y podría estar empezando a distanciarse de la calle. Y eso es mal asunto.

domingo, 20 de enero de 2008

Felipe en Barcelona


Más de 7.000 personas llenaron hoy a reventar el Pabellón deportivo de la Vall d'Hebron, y varios centenares más hubieron de seguir desde fuera del recinto la intervención de Felipe González en el primer mitin real de la campaña socialista para las generales del 9 de marzo.

Desengáñense algunos dirigentes y cuadros del PSC: como en ocasiones anteriores, la multitud no acudió a oír hablar a José Montilla, ni mucho menos a la pizpireta Carmencita Chacón. Si aparecieron en tropel fue para oír a Felipe, a "su" Felipe, que es como consideran a González. Ya sé que esta constatación jode también a otra gente que no son ni "vacas sagradas" del PSC o el PSOE ni tampoco afines al PP, pero las cosas son como son y no hay Califa de la supuesta Verdadera Izquierda que sueñe siquiera con llenar un pabellón allí donde se encuentran Nou Barris y Horta-Guinardó, las dos barriadas obreras de Barcelona. Y lo peor es que van porque les da la gana y así desde 1977, con todo lo que ha llovido en estos años.

González ha estado bien, pero eso es lo de menos. Ves el entusiasmo de la gente sencilla, trabajadora, y piensas que como decían los viejos antiguamente, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Y le entra a uno cierta tristeza cuando observa el elenco político actual, su mediocridad y falta de sintonía con la gente. Mientras pensaba estas cosas, no he podido menos que sonreír al leer en la edición catalana de EL PAIS de hoy que Manuela de Madre ha calificado a esa tontada del "perfume socialista" inventado por el marketing que lleva la campaña del PSC, como "una chorrada de la Chaconcita".

Evidentemente, González nunca necesitó inventar pefumes ni estupideces por el estilo, para liderar un proyecto político. Por eso sigue llenando pabellones deportivos con gente de barrios obreros, mal que le pese a algunos de dentro y de fuera de su partido que, descontando a la derecha, en realidad son más bien pocos.