viernes, 16 de diciembre de 2011
Amnistía Internacional denuncia racismo en los controles policiales españoles a inmigrantes
miércoles, 2 de noviembre de 2011
El Partido Popular examinará de españolidad a los inmigrantes
jueves, 28 de julio de 2011
Un racista de saldo, como tantos otros
Esta mañana, durante un desplazamiento por razones de trabajo, he tomado el metro. En una parada situada en una barriada obrera y de clase media baja, sube al vagón un señor mayor de inequívoco aspecto español sureño. Se sienta en el puesto libre que queda entre dos mujeres de mediana edad, una sudamericana regordeta vestida de modo corriente y una magrebí con pañuelo en la cabeza, blusa y pantalones tejanos.Las dos tienen un aspecto limpio y van vestidas como digo de modo modesto y nada exótico.
Después de presenciar la escena estoy tan indignado que por poco no me voy a por el abuelo supremacista racial para cantarle las cuarenta. Es lo menos que se merece. Incluso para ejercer de racista hay que tener sino justificación, sí al menos algún elemento que le otorgue a uno cierta credibilidad como presunto ario. El aspecto físico y la manera de vestir del vejete le delata como inmigrante de la España profunda, probablemente llegado a Catalunya en los años sesenta o primeros setenta. El menos indicado pues para ese tipo de actitudes.
Y sin embargo gracias a gente como él, los racistas están avanzando y no solo políticamente en poblaciones tan significativamente pobladas por inmigración española como Badalona o Salt. ¿Cómo es posible que quienes años atrás sufrieron discriminación, marginación o cualquier otra forma de humillación en razón de su origen, puedan ahora sentirse legitimados para manifestar esos mismos odiosos sentimientos hacia otras personas, sólo por el hecho de que éstos hayan llegado al mismo lugar que ellos unos años más tarde?.
Finalmente no le he dicho nada, y me he limitado a mirarle con cierta intensidad. Ha desviado la mirada, algo inquieto y afectando indiferencia. Algún rastro de conciencia debe quedarle, pienso; seguramente el joven inmigrante que fue, tan cargado de esperanzas y miedos como las dos mujeres con las que no ha querido compartir asiento, le debe afear de vez en cuando su estúpida conducta.En la fotografía que ilustra el post, inmigrantes andaluces hacen cola para tomar el tren que les conduciría a Catalunya, en los primeros años de la década de los cincuenta del siglo XX.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Plataforma por Catalunya, el nazismo ya está aquí
jueves, 25 de noviembre de 2010
El silencio de los corderos en el metro de Bilbao

sábado, 3 de abril de 2010
Los burros no viajan en patera

El informe de Cruz Roja se llama Migraciones africanas hacia Europa. Estudio Cuantitativo y comparativo. Años 2006-2008. Dice El País que para realizarlo "Cruz Roja Española y Media Luna Roja de Mauritania entrevistaron a más de 5.000 personas" (con mucho menos se hacen sesudas encuestas electorales en España, y les dan portadas a toda página). Según el diario madrileño "el informe revela que el 98% intentaba por primera vez llegar a Europa, y sólo el 1,2% fue "reclutado" para hacerlo, lo que derriba otro mito, el que dice que son "las mafias" las que "engañaban" a los jóvenes para arriesgar la vida". Otra mentira interesada que no soporta el contraste con la realidad, señores del Partido Popular.
Ocurre que en muchos países de África, las familias de clase media y trabajadora designan a uno de los hijos, generalmente el más espabilado y preparado, para que viaje a Europa y conquiste un futuro para sí que además saque adelante a toda la familia. Tal proceder es tan viejo como el mundo: sin ir más lejos, está en la base misma de la emigración interior española de los años 50 y 60 del pasado siglo; quienes marchaban de sus pueblos eran los mejores, los más decididos, los dispuestos a luchar por labrarse un porvenir en vez de seguir vegetando en un medio rural atrasado y sin futuro.
Otra cosa es que esa Europa que se ve en las televisiones del hemisferio sur repleta de coches de lujo, rubias rendidas ante el macho triunfador y hombres que parecen nietos de Alejandro Magno, no sea en realidad más que un venenoso espot publicitario, que tras su brillante cartón-piedra esconde la podredumbre de una sociedad cuya proposperidad para algunos se basa en la explotación de los más, especialmente de los desgraciados de piel más morena llegados a sus costas con el "sueño europeo" grabado a fuego en sus mentes de televidentes "subsaharianos".
En la imagen, una patera llega a las costas españolas con su carga de carne humana intacta y lista para ser explotada por la "economía de mercado" europea.
lunes, 6 de abril de 2009
Los infieles salvan la Semana Santa de Melilla

La crisis que nos azota invade ya todos los intersticios de la españolidad. Ya no se habla aquí de crisis económica o de "crisis de valores," sino de crisis de las esencias mismas del ser y sentir español. O al menos, de lo que nos han vendido como tal.
viernes, 20 de marzo de 2009
Apalear inmigrantes en España también sale gratis

viernes, 5 de septiembre de 2008
Celestino Corbacho, el emigrante

jueves, 3 de julio de 2008
Poncio Pilatos y la directiva europea de control de la inmigración

Lo curioso del asunto es que el Grupo Parlamentario Socialista Europeo votó prácticamente en masa en contra de la directiva. Por tanto, quizá debería abrirle una "investigación oficial" al grupo europeo del PSOE para averiguar quiénes han sido los diputados impulsores de esta aberración, a fin de expulsarles de su seno.
Por si todo esto fuera poco, al despropósito legislativo vivido se suma hoy el que uno de los diputados socialistas españoles que votaron a favor de esa ley intrínsecamente reaccionaria -persona cuyo nombre y apellidos prefiero obviar por verdadera vergüenza ajena-, tenga la falta de dignidad y el cinismo de reivindicar su voto favorable al engendro desde la sección Cartas al Director del diario El País.
Dice este señor diputado que el suyo fue "un voto responsable a la mejor directiva posible". La mejor directiva posible, según este diputado, es pues la que permite encarcelar durante 18 meses a una persona por el único delito de intentar conseguir una vida mejor para sí y los suyos , o expulsar del territorio europeo a niños y menores de edad en general por el delito de ser declarados, ellos también, "ilegales".
Dice el señor diputado que ya imaginaba la que le iba a caer, pero que en todo caso, "pensé que era lo mejor para la política migratoria de la UE y, sobre todo, para los inmigrantes". El señor diputado dice también tener la esperanza de "que no haya en el futuro más muertos en los cayucos, más víctimas de las mafias, ni se consolide esa nueva forma de esclavitud que es para los patrones sin escrúpulos la inmigración sin papeles". O sea, que los inmigrantes vejados, encarcelados y expulsados aún deberán darle las gracias. Termina la carta manifestando que, en todo caso "respeto y seguiré respetando a los que opinan de otra manera".
A diferencia del señor diputado, yo no puedo respetar su opinión en este asunto y mucho menos respeto su voto, que me parece indecente llamándose él socialista. Y no lo respeto por una razón fundamental: porque su posicionamiento y su voto no respetan a los inmigrantes, aunque intente enmascarlos en una supuesta preocupación por evitarles los cayucos, las mafias y los patrones explotadores; más o menos los mismos argumentos, por cierto, que maneja la derecha cristiana más apolillada y untuosa.
Arriesgarse a dieciocho meses de cárcel tras sobrevivir a un viaje en cayuco, parece un castigo demasiado severo para el ingenuo que creyó un día que en Europa además de los capitales, también podían circular libremente las personas. Pura ingenuidad, ya digo. Pero eso sí, el señor diputado respeta mucho la opinión contraria a la suya. ¿Y la del inmigrante? ¿quién respeta su opinión? ¿quién respeta su vida?.
El señor diputado de la carta a El País es andaluz. Cientos de miles de andaluces se desparramaron por Europa en los años cincuenta y sesenta impulsados por el hambre y el ansia de libertad, huyendo de un país famélico sujeto a una dictadura fascista, como tantas otras siguen habiendo hoy por desgracia en el mundo. ¿Qué habría pensado el entonces joven activista de izquierdas, si la Comunidad Europea hubiera aprobado en esos años una directiva mediante la cual encarcelar hasta 18 meses a sus paisanos sin necesidad de cargos ni juicio, por el supuesto delito de haber emigrado a Francia, Suiza o Alemania sin papeles, tal como se emigraba entonces igual que ahora?.
viernes, 6 de junio de 2008
Europa legaliza la caza del inmigrante

viernes, 18 de abril de 2008
Barcelona ya no seduce a los profesionales extranjeros

miércoles, 2 de enero de 2008
El primer español del año es boliviano

jueves, 9 de agosto de 2007
El crecimiento del PIB español se debe casi exclusivamente a la inmigración

jueves, 5 de julio de 2007
Políticas natalistas, no con mis impuestos
