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martes, 10 de enero de 2012

Referendum en Catalunya para autodeterminarnos de los recortes sociales




Hace años que en Catalunya nacionalistas de derecha y de presunta izquierda nos dan la tabarra con el dichoso referéndum de autodeterminación, ese que exigen solo con la boca pequeña porque saben que de celebrarse lo perderían por un margen demasiado amplio, como ha reconocido públicamente en varias ocasiones el señor Artur Mas, actual cabeza visible del tinglado patriótico catalanista.

Desde que regresó al poder CiU, el Gobierno catalán amaga de vez en cuando con el supuesto "derecho" de la Generalitat a convocar referéndums, un modo de mantener la presión sobre el Gobierno de Madrid en chantajes de carácter económico. Y es que al contrario de otros países, donde la burguesía de la ideología hace economía, en Catalunya nuestra derecha política y social actúa al revés, haciendo ideología a partir de la economía. Olvida esta gente en todo caso que de convocarse cualquier referéndum es el Parlament catalán quien debería impulsarlo y velar por su ejecución, ya que la Cámara catalana es el órgano que en democracia representa en exclusiva la soberanía del pueblo catalán (diga lo que diga sobre este asunto la Constitución, el Estatut o el Pentateuco). Ocurre que llevar una propuesta de referéndum de ese cariz al Parlament obligaría a todos los partidos -empezando por CiU obviamente, que para eso está gobernando la Generalitat-, a retratarse en público y decidir "caixa o faixa" (blanco o negro, diríamos), algo que a ningún partido -y menos que a nadie al que encarna políicamente la derecha catalanista- interesa lo más mínimo, especialistas como son en caminar por la marona de la indefinición y en no comprometerse en nada definitivo.

Sucede ahora que los sindicatos UGT y CCOO han tomado por una vez la delantera a esta gente, y amparándose en la posibilidad de poner en marcha una Iniciativa Legislativa Popular (ILP), han comenzado el proceso para que se convoque un referéndum en Catalunya a fin de derogar las políticas de recortes sociales y destrucción de servicios públicos que está llevando a cabo de modo salvaje el Gobierno catalán. De momento el único apoyo político que han recibido es el de los postcomunistas de ICV habiéndose manifestado en contra el resto de partidos (CiU; PP y PSC) y absteniéndose (ni carne ni pescado, ya ven) ERC.  Da vergüenza especialmente oír a los dirigentes del PSC, empezando por el recién estrenado líder presuntamente socialista Pere Navarro, intentando echar balones fuera cuando les preguntan su posición sobre este asunto. De verdad, uno empieza a pensar que las izquierdas catalanas no tienen remedio.

Lo cierto es que aunque la ILP quede finalmente bloqueada en el Parlament, la reclamación popular sobre el derecho a decidir en relación a la existencia del Estado del Bienestar no ha hecho más que echar a andar. Se trata de canalizar la irritación creciente en capas cada vez mayores de la sociedad catalana (y española, y europea, y mundial...) hacia formas de lucha política que nos permitan imponer la voluntad y los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos no estupidizados (por increíble que parezca existen en las clases populares gentes partidarias de los recortes sociales, del mismo modo que hay partidarios de la pena de muerte: cuando se la aplican a ellos dejan de serlo). Si en este proceso los partidos no son capaces de recoger el sentir los ciudadanos, peor para ellos. En el Parlament y en la calle, la presión sobre los desalmados capitalistas y sus testaferros políticos que nos han tocado en desgracia no va a dejar de crecer, multiplicarse y radicalizarse en los próximos meses.

¡Tenemos derecho a decidir!.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El único voto posible para frenar al Partido Popular


Si quieres evitar que el partido heredero del franquismo y sus aliados los nacionalistas burgueses vascos y catalanes arrasen con los servicios públicos que pagamos entre todos los trabajadores, mañana domingo no tienes otra posibilidad que votar al PSOE. 

Si crees que destruir los servicios públicos no es un ahorro sino una canallada, vota para parar a los títeres españoles, catalanes y vascos del neoliberalismo salvaje, aunque para coger la papeleta del PSOE tengas que ponerte una pinza en la nariz. Los socialistas merecen sin duda un fuerte castigo, pero no al precio de castigarnos a nosotros mismos y a nuestros descendientes.

¡Sino paramos mañana a los franquistas parlamentarios, en una sola legislatura destruirán décadas de esfuerzo y sacrificio de generaciones de trabajadores y trabajadoras de este país! ¡Ningún otro voto es útil para evitarlo, y la abstención es esta vez irresponsable!

PD Para quienes apelen a la sacrosanta "jornada de reflexión" de hoy, les dejo aquí el mitin dado a través de TVE por Mariano Rajoy, candidato del PP, durante la "jornada de reflexión" del sábado 13 de marzo de 2004. 

martes, 15 de noviembre de 2011

No hay mayoría absoluta que cien encuestas dure



Ayer lunes se cerraba en España la posibilidad de dar a conocer públicamente encuestas electorales antes de los comicios del domingo, una absurda imposición que parte de la creencia de que el ciudadano medio español es un ser voluble y caprichoso, un veleta que cambia el sentido de su voto (o de su no-voto) solo por ver en los medios de comunicación grandes titulares y gráficos de colorines. De todos modos, al decir de las encuestas y de los "expertos" todo el pescado está ya vendido, y lo único que queda por dilucidar es la magnitud del triunfo de la derecha española: si el número de escaños que obtendrá será rècord histórico o solo un poquito menos.

En los últimos días sin embargo, a Rubalcaba, el candidato socialista, se le va poniendo sonrisa de conejo. Y eso es malo para el Partido Popular. El acelerón dado por Rubalcaba al tramo final de su campaña, acumulando de aquí al viernes un mínimo de tres actos por día, ha sido interpretado interesadamente como un gesto desesperado a la búsqueda del voto perdido. Sucede que como digo la sonrisa conejil de Alfredo Pérez Rubalcaba puede estar indicando una cosa bien distinta.

Se lo explico. A partir del día del debate televisivo entre Rubalcaba y Rajoy, parece haberse producido un cambio de tendencia. Un cambio sutil y difícil de percibir, pero no por ello menos real y contabilizado por las encuestas internas de los dos grandes partidos en liza. Antes que intentar medirlo en posibles resultados electorales, hay que apuntar qué es lo que han detectado los sismógrafos preelectorales. Pues sencillamente comienzan a registrar dos cosas, que como digo han modificado la tendencia: que empieza a calar entre los abstencionistas de izquierda el discurso socialista de que el PP tiene un plan para destruir los servicios públicos que no enseña ahora y que ejecutará en cuanto llegue al Gobierno, y que la participación va subiendo lentamente y se sitúa ya por encima del 60% (el umbral mínimo por debajo del cual la derrota de la izquierda sería realmente aplastante). Ambas circunstancias están evidentemente relacionadas de modo causa/efecto.

En términos cuatitativos y siempre según esas encuestas internas, la ventaja real del PP sobre el PSOE se habría reducido en estos momentos a un 9% de los votos, y es posible que de aquí al domingo baje un par de puntos más. Recordemos que una ventaja de un 5% previo a unas elecciones se considera un empate técnico. Parece con todo que finalmente, la ventaja del PP estará en el 7% u 8% de los votos emitidos (que con una participación del 63-65% del censo electoral supondría una ventaja real a favor del ganador de apenas el 4 ó el 5% de los ciudadanos con derecho a voto), lo que dejaría en entredicho el carácter "aplastante"de la victoria que presumiblemente obtendrá la derecha española el domingo. Ocurre que una de las peores perversiones de nuestro sistema electoral, es el hecho comprobado de que el partido que supera la barrera del 40% de los votos emitidos tiene prácticamente en el bolsillo la mayoría absoluta de escaños. Y ahí es donde se cimenta la euforia de la derecha  española.

Y sin embargo como digo, en estos momentos está al alcance de la mano evitar esa mayoría absoluta del partido que es el heredero político, económico, social y ético del franquismo. Sólo hay una candidatura que puede evitarla, y esa es evidentemente la del PSOE. No hace falta ser analista ni pensador  para entenderlo. Cualquier otro voto sirve simplemente para otorgar plenos poderes al PP al frente del Gobierno español, dándole una mayoría absoluta que todos sabemos como usará: para desmantelar los servicios públicos que atienden a todos y han sido pagados con el esfuerzo de los asalariados, a fin de engordar los servicios privados de los que se benefician económicamente los dirigentes del PP y sus cómplices empresariales y financieros.

Este es un momento crucial para todos, incluidos los abstencionistas; también para los enfadados con razón y desde luego para quienes desde la izquierda se definen como "apolíticos" Como en 1931, 1936 y 1982, no es posible la equidistancia, que además de injusta en esta encrucijada sería suicida para los intereses de los trabajadores y las clases populares. Al cabo esa es la estrategia a la que apuesta desde hace tiempo su triunfo la derecha franquista: a que nos quedemos en casa la mayoría de los votantes de izquierda, y que los que voten lo hagan dispersando su voto entre opciones legítimas pero ineficaces no ya para impedir su victoria en este caso, sí al menos para impedir que tengan las manos libres a la hora de gobernar.

Hay un rumor sordo indicando que algo se mueve sobre el suelo, y que seguirá moviéndose de aquí al domingo. Y es que finalmente, todas las encuestas del mundo más o menos prefabricadas no valen lo que la conciencia cívica de cada cual y su capacidad para entender por encima del ruido mediático cúales son sus verdaderos intereses personales y de clase.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Viva el déficit público, con perdón


La sesión del Congreso de los Diputados de ayer ha sido uno de los momentos más indecentes de la historia parlamentaria española.  El enjuague entre el actual (y moribundo) Gobierno español y el Partido Popular, viene a culminar la sucesión de disparates a la que se ha entregado el Gobierno Zapatero en su afán de demostrar a los "mercados" que es más papista que el Papa. 

Las "soluciones" ultra-neoliberales del equipo de Economía, encabezado por la inefable Elena Salgado, no solo han agravado la crisis en España en la medida en que le ha cercenado al Estado su capacidad de intervención directa en el enderezamiento de la situación económica, política suicida donde las haya en estos momentos, sino que son un escándalo en sí mismas por su pura irracionalidad. Algunos ejemplos: 

Se prohíbe al Estado invertir, precisamente cuando la famosa "iniciativa privada" (empresarios  y financieros)  prefiere esconder su dinero en paraísos fiscales o invertirlo en "economías emergentes", donde el trabajo esclavo siga multiplicando sus desmesurados beneficios.

Se niegan a cobrar impuestos a quienes ha acumulado fortunas fabulosas en los años de bonanza, haciendo recaer en exclusiva el sostenimiento financiero del Estado, y por tanto de los servicios públicos, sobre las cada vez más menguadas rentas del trabajo asalariado.

Se saquean las nóminas de funcionarios y jubilados supuestamente porque no hay otros ingresos de los que echar mano, mientras se malversan anualmente miles de millones de euros entregados a la Iglesia católica y sus organizaciones satélites. 

Se acumula una deuda de veintiséis mil millones de euros en material militar adquirido para el Ejército en la última década, juguetes absolutamente innecesarios para la "defensa" de este país tal como reconoció recientemente Constantino Méndez, número dos del Ministerio de la Guerra y otros humanitarismos: "No deberíamos haber adquirido sistemas [de armas] que no vamos a utilizar, para escenarios de confrontación que no existen y, lo que es más grave, con un dinero que no teníamos entonces ni tenemos ahora” (El País, 12-8-2011). Millones de euros se malgastan cada mes en el sostenimiento de "misiones internacionales" del Ejército español en países donde los únicos intereses que se defiende son los imperiales norteamericanos.

Se mendiga al Banco Central Europeo que adquiera deuda pública española para que no caiga en manos de especuladores  a sueldo de la Reserva Federal de los EEUU, pero al tiempo se autoriza a las Comunidades autónomas a seguir emitiendo deuda pública por su cuenta, que a falta de otros compradores es adquirida con los ahorros de todos los ciudadanos por las entidades financieras "de confianza" (Cajas de Ahorros)  de los respectivos Gobiernos autonómicos.

Se privatizan las Cajas de Ahorro en una operación que ha lanzado al Casino bursátil español los ahorros de la mayoría de los españoles asalariados y pensionistas, el último dinero real y tangible que quedaba en España, de un modo tan improvisado y chapucero que las acciones de las nuevas/viejas entidades financieras han tenido que ser compradas prácticamente en su totalidad por los propios bancos avalistas (en el caso de Bankia/Caja Madrid, por Morgan y Crèdit Suisse), con lo cual los propietarios de las Cajas de Ahorros españolas son ahora precisamente las entidades bancarias internacionales que llevan años trabajando denodadamente por arruinar el sistema económico español y europeo.

En definitiva, tenemos un Gobierno que está dejando sin trabajo que hacer a los economistas de la escuela de Chicago (en la doble acepción del término: escuela económica y modelo gansteril) que si se cumplen las previsiones, manejarán este país en breve una vez el partido de la derecha franquista española, el PP, haya retornado al poder en noviembre próximo. Y todo ello apenas a dos meses de unas elecciones en las que Zapatero ni se presenta como diputado, y tras las que la mayoría de sus colaboradores económicos deberían si tuvieran vergüenza buscarse otro país donde vivir. ¿A qué estas prisas entonces por hacer algo que de todos modos se hará en unas semanas? ¿tan insaciables son los inductores, que quieren el bocado para ya mismo?

Dicen que Trichet, el presidente del Banco Central Europeo, ha obligado a Zapatero a la "modificación constitucional" que pone fuera de la ley el déficit público, es decir la posibilidad siquiera de que el Estado pueda seguir haciendo frente a la factura de los servicios públicos sin subir los impuestos ni cobrárselos a los ricos, como condición para que el BCE siga comprando deuda pública española. Zapatero ha vuelto pues a bajarse los pantalones en vez de dimitir o pegarse un tiro, que es lo que hubiera hecho alguien realmente de izquierdas y con conciencia de sus actos.  

Mientras, el Gobierno de derechas francés aprueba un aumento del déficit público en ese país, y en la misma Francia y en Alemania decenas de multimillonarios firman cartas colectivas pidiendo que se suban los impuestos a los más ricos. Solo el Gobierno español mantiene que los ricos no tienen por qué pagar impuestos, y que la mejor manera de mantener los servicios públicos es dejarlos sin financiación. De paso, Zapatero acaba de abrasar cualquier posibilidad de que Rubalcaba gane las próximas elecciones, y hasta de regenerar el PSOE a partir de la incipiente conexión con las reivindicaciones de los grupos de perjudicados por esta hecatombe en marcha. El clima social sigue naturalmente degradándose -¿y qué otra cosa cabe esperar si el paro crece sin tasa, se destruyen los servicios públicos de modo calculado y el futuro ya casi presente es la pura ley de la selva?-, y la respuesta de los poderes públicos es la de siempre: más policía y más represión. 

Un dato que facilitaba ayer el propio ministro de Trabajo, Valeriano Gómez: en agosto miles de empresas despiden a sus trabajadores, para volver a contratarlos en septiembre. ¿Por qué? Pues porque así se libran de pagarles las vacaciones y se benefician fiscalmente luego por la recontratación.

La verdad es que cuando lleguen los de Chicago se lo van a encontrar todo hecho.

En la imagen que ilustra el post, un grupo de economistas neoliberales preparándose para una reunión con responsables económicos de un gobierno europeo.

miércoles, 10 de agosto de 2011

El gobierno conservador incendia Inglaterra


La ceguera y la irresponsabilidad del gabinete que preside David Cameron, ha convertido los suburbios de las principales ciudades de Inglaterra en una hoguera. Decenas de miles de jóvenes de todos los colores se han lanzado a un frenesí destructivo, como respuesta al clima insoportable que han generado en las clases trabajadoras y populares las medidas salvajes tomadas por Cameron, que en solo unos pocos meses ha pretendido liquidar las políticas sociales y los servicios públicos que habían sobrevivido al gobierno ultrarreaccionario de Margaret Thatcher y a la incuria socialmercadista de Tony Blair y Gordon Brown.

Y es que la antaño imperial y ufana Albión se ha convertido tras la Segunda Guerra Mundial en un país de segunda fila, palanganero de los EEUU (de hecho, su caballo de Troya en Europa) en política exterior y economía, y desestructurado e impotente en cuanto tiene que ver con su funcionamiento interior; un país en el que avanza a pasos agigantados eso que los sociólogos finos llaman exclusión social, y que no es otra cosa que la lumpenproletarización de las clases trabajadoras y de amplias capas de las clases medias. Lo que golpea a Inglaterra y por extensión a Gran Bretaña no es tanto la crisis del Casino Global financiero, que también, como la voladura descontrolada del Estado del Bienestar y del Pacto Social, iniciada como digo en los años ochenta del pasado siglo y acentuada hasta el paroxismo con las "reformas" de Cameron y su gabinete de hiperreaccionarios y clónicos borjamaris.

La chispa que hizo saltar el conflicto hace unos días fue el asesinato a balazos por elementos policiales de un joven negro con antecedentes, que según acaban de demostrar los análisis balísticos (ver edición de El País de hoy) no solo no llegó a disparar su arma sino que ni siquiera la tocó. Los episodios de brutalidad criminal desarrollados por los antaño circunspectos bobbies empiezan a no sorprender en Gran Bretaña; recuerden el caso del trabajador inmigrante brasileño acribillado a tiros por policías en el metro de Londres, sin que mediara motivación alguna. Recientemente los dos máximos jefes de Scotland Yard se han visto obligados a dimitir cuando se descubrieron sus vínculos corruptos con el imperio Murdoch, corrupción que al parecer y según la prensa británica seria está ampliamente extendida en los cuerpos policiales de ese país; sin olvidar el oscuro papel jugado por este aparato del Estado y los servicios secretos en los atentados del 11-J en el metro londinense, del cual algún día se sabrá toda la desagradable verdad.

Con todo, los problemas en presencia son de raíz mucho más profunda todavía incluso que la consideración de si la policía británica es o no un miembro podrido del cuerpo del Estado. Como decía antes afectan principalmente a la arquitectura misma de las estructuras sociales inglesas, que se están derrumbando como un castillo de naipes. Lo que estamos viendo estos días en las calles de Londres es un episodio de la lucha de clases en el siglo XXI, que de momento adquiere un carácter de protesta selectiva: fíjense que lo que se incendia y saquea son en general aquellos comercios que expenden bienes de consumo, especialmente los de carácter tecnológico destinados al entretenimiento, esos artículos que el capitalismo nos ha acostumbrado a considerar imprescindibles y cuyo acceso cada vez más jóvenes tienen vetado por no disponer ni de crédito ni de metálico para adquirirlos. Si han visto las imágenes de los almacenes de Sony ardiendo, entenderán lo que les cuento.

Pero este es el primer paso, como digo y vendrán otros mucho más dramáticos, cuando la exclusión social deje a millones de británicos sin acceso no ya a los cacharritos fabricados por la industria del entretenimiento sino directamente a cosas fundamentales como los productos alimenticios, la vivienda y los servicios públicos. Ahí si se va a armar la de Dios es Cristo.

Y en fin, si como dicen de aquí a dos meses vamos a tener un gobierno del PP en España, harían bien sus integrantes en tentarse la ropa y escarmentar en cabeza ajena. Aunque me temo que no sea precisamente esa la intención de tipos como el idiota de Cristóbal Montoro cuando gallea pidiendo "más reformas en profundidad" y "menos rigidez en el mercado laboral". Lo dicho, lo que estamos viendo suceder en los barrios de Londres puede ser apenas un aperitivo del cocido completo que se va a servir en España, si a partir de octubre un gobierno del PP persistiera en "profundizar las reformas" para satisfacer la voracidad de sus patronos, los famosos mercados.

En la fotografía que ilustra el post, los restos humeantes del almacén central de Sony en Londres, quemado el día 9 de agosto.

miércoles, 6 de abril de 2011

Cien días de gobierno reaccionario en Catalunya



Cuando se cumplen los primeros cien días de funcionamiento del que el actual president de la Generalitat de Catalunya, el Molt Honorable President don Artur Mas, tuvo la arrogancia y la desfachatez de llamar "el Gobierno de los mejores" durante su presentación en sociedad, la cantidad de vías de agua abiertas en el Titanic catalán por este rebaño de neocons envueltos en la senyera empieza a ser importante y sobre todo, alarmante.

En apenas tres meses de gobierno el señor Mas y compinches se han dedicado a destrozar los servicios públicos catalanes con un entusiasmo extremo. Los recortes del 10% en los presupuestos consignados para este año ejecutados respectivamente en Sanidad y Educación, es decir ahí donde más duele a las clases trabajadoras y populares catalanas, son sólo el aperitivo. En Sanidad por ejemplo, ya se ha anunciado y en según que casos comenzado a ejecutar la paralización de todos los proyectos de construcción de nuevos hospitales, la suspensión de las obras que se estaban ejecutando al tomar posesión el gobierno de Mas, el cierre de los hospitales comarcales, el despido de todo el personal no fijo, el desestimiento de cubrir las vacantes por jubilación que se produzcan en adelante, el fin de las intervenciones quirúrgicas practicadas en horario de tardes, la desaparición de las listas de espera y de la cirugía con cáracter inmediato (en ambos casos quedará al albur de los gestores hospitalarios decidir cuándo se producirán las intervenciones, independientemente del estado del paciente y de la opinión de su especialista). Son solo unos ejemplos escogidos entre el alud de "medidas de gobierno".

Sin ir más lejos hoy mismo se ha anunciado oficialmente que el Hospital Vall d'Hebron clausurará quinientas camas. Echen la cuenta: si cierran hospitales comarcales y restringen servicios en el propio centro sanitario barcelonés, del que como digo anuncian que se despedirá a la mayoría del personal actual, convendrán conmigo en que el colapso de la sanidad pública catalana no está lejos. Y el "copago" acechando detrás de la esquina, claro.

Según el "Gobierno de los mejores" esta situación de caos inmediato se debe a la herencia del Tripartito y a que "Madrid" no suelta un duro. La realidad es muy distinta. Sucede que el mismo día en que se da curso al cierre de plantas enteras del mayor hospital público de Catalunya y uno de los mejores del mundo en cuanto a la medicina que en él se practica, el señor Mas anuncia sin solución de continuidad la desaparición del impuesto de Sucesiones; ciento y pico millones de euros que dejarán de ingresar anualmente las arcas de la Generalitat de Catalunya por voluntad propia. ¿Ven por dónde van los tiros? Efectivamente, el mantra neoconservador llevado a la práctica: fuera impuestos, y por consiguiente fuera servicios públicos. Quien quiera sanidad, que la pague en la privada al precio que esta fije.

Porque las cosas terroríficas que en solo unas semanas han comenzado a suceder en la Sanidad pública catalana no pasan porque sí. Se entiende perfectamente qué las origina cuando se conoce que el actual Conseller de Sanitat de la Generalitat de Catalunya, el señor Blai Ruiz, ejercía como presidente de la patronal de hospitales privados catalanes cuando fue nombrado conseller. Ya ven, la zorra puesta a guardar las gallinas. El honorable Ruiz, don Boi, ya nos aleccionaba a los catalanes desde su cargo anterior para que contratáramos seguros médicos privados; ahora como conseller tiene la oportunidad, y a fe que la está aprovechando bien, de llevar a cabo lo que suelen hacen todos los mafiosos en sus negocios: eliminar a la competencia, en este caso, la sanidad pública catalana. No crean que exagero. Algunos de los proyectos que al parecer acaricia el honorable Ruiz, don Boi, son la cesión a medio plazo de la gestión de los hospitales públicos catalanes a cárteles de mutuas privadas, y mientras llega el momento y para ir haciendo boca, la financiación con dinero público a los hospitales privados para que puedan adquirir maquinaria tecnológica punta... que luego se alquilaría a los hospitales públicos. Un tío listo el amigo Ruiz, ¿verdad?.

En este "Gobierno de los mejores" hay varios semitránsfugas provenientes del PSC. Digo semi porque que yo sepa, ninguno de ellos ha sido expulsado del partido, lo que verdaderamente ya clama al cielo. Pues bien, al parecer a estos "compañeros" les molesta bastante que algunos les llamemos traidores y vendidos. Espero que las monedas con las que les ha pagado la derecha catalana sean al menos de calidad. Porque conociendo como las gasta el atajo de sinvergüenzas que forman el partido que sustenta al "Gobierno de los mejores" (ahí están sus antecedentes: Banca Catalana, 3% de la obra pública, Palau de la Música, Prenafetas, Alavedras, Jordis Pujol Ferrusola y demás), la verdad es que yo mordería las monedas recibidas, por si acaso.

Todo sea por Catalunya.

martes, 14 de julio de 2009

Destruir la sanidad pública madrileña tiene un coste en vidas humanas



Este es el país donde la culpa de todo lo que no funciona es siempre del becario (o del trabajador más humilde). Llama la atención la manera desvergonzada y a paso ligero conque las instancias burocráticas (el director del hospital) y las políticas (el inefable consejero Güemes), se han apresurado a crucificar a una enfermera que cometió un “error terrorífico”, por cuya causa murió el bebé prematuro de la primera persona fallecida en España de gripe A, una joven inmigrante marroquí. Evidentemente estos sinvergüenzas, en colaboración con sus medios afines, están arrojando un desgraciado a los leones para que lo despedacen, y así ellos poder rehuir el tener que hacer frente a sus responsabilidades.

En realidad el error terrorífico cometido en este caso, es previo: la voladura sistemática de la sanidad pública en Madrid (véase a modo de ejemplo el caso Montes), acometida por el Gobierno autonómico que encabeza la señora Aguirre, que tiene al personal sanitario de esa Comunidad en estado de pánico e irritación permanente. Destrozar el prestigio y el funcionamiento del sistema de salud público madrileño tiene consecuencias como la comentada; y esto es sólo el principio, habrán más casos por desgracia.

Me dice gente que sabe que empiezan a llegar de Madrid “refugiados sanitarios”, es decir pacientes del sistema público sanitario de ésa ciudad que con la complicidad de sus médicos logran que les trasladen a Barcelona para ser tratados aquí, incluidos enfermos terminales que quieren evitarse calvarios como los que han tenido que vivir algunos tras el caso Montes.

Por cierto, ¿imaginan ustedes el cristo que el PP y la perrera mediática habrían organizado ya si Dalilah y su bebé hubieran muerto en el hospital barcelonés de Vall d’Hebrón, un poner?. Dios, se me ponen los vellos de punta sólo de imaginar los titulares, en los que seguro saldría a relucir el gobierno tripartito catalán.

Pero claro, ya sabemos que a la derecha y a sus portacoces “provida” lo único que les preocupa es la salud de los “nasciturus”. A los ya nacidos que les vayan dando, y que empiecen a pagarse la medicina privada en cuanto su madre les ponga en el mundo. Son así de hijos de perra, los "liberalizadores".

lunes, 4 de febrero de 2008

Gracias, doctor Montes


En su columna horizontal de hoy en la contraportada de El País, Almudena Grandes rinde un emocionado homenaje al doctor Luis Montes, el hombre al que el PP eligió como Ecce Homo en su política de desprestigio de la sanidad pública.

Almudena, fiel a su estilo, dedica sentidas y guerreras palabras a este excelente médico y ser humano excepcional, se congratula de que finalmente la justicia haya comenzado a imponerse en este caso, augura un futuro en el banquillo para los "sinvergüenzas que le atacaron" y "los pistoleros verbales de la patronal de la sotana", y finaliza recordando que "vivir en Madrid es, una vez más, resistir", y que el Severo Ochoa se ha convertido hoy en un símbolo de esa resistencia, al modo -pienso yo- en que la Ciudad Universitaria madrileña lo fue en otros tiempos, en aquellos en concreto en los que otro médico eminente, el doctor Juan Negrín, llamaba a la resistencia frente a la agresión fascista contra Madrid y España entera.

El paralelismo entre aquella resistencia y esta no es descabellado, ni mucho menos. Recordemos que quienes dinamitaron la República recurriendo al terrorismo callejero practicado por su Falange y a la guerra de exterminio contra su propio pueblo practicada por su Ejército, no tenían en realidad fines distintos a los que preconizan quienes hoy suspiran por destruir los servicios públicos en Madrid y en toda España. Y los métodos, ya ven que son bastante similares: puro terrorismo. Es evidente que estos de hoy, en fin, comparten con aquellos de entonces lo que finamente se llama el "modelo social" y me atrevería a decir que en muchos casos, también el "modelo político".

En el camino de esta gentuza se cruzó un médico íntegro, una persona honesta y sensible, el doctor Luis Montes, que lucha porque la medicina sea realmente popular y para el pueblo, al contrario del "modelo" que defienden esos que con el mayor de los cinismos, se llaman a sí mismos "populares". ¿De qué coño le viene lo popular a la derecha española? Ahora han empezado a descubrir las mieles del populismo, que es cosa distinta de lo popular, y que cualquier estudiante de Ciencias Políticas identifica como la antesala del fascismo puro y duro; pero ésa es otra guerra. O en la realidad, es la misma guerra pero en un frente distinto.

La trinchera que gallardamente defienden Luis Montes y su equipo ha rechazado un asalto con todo del enemigo. No del adversario, sino del enemigo, porque quien te llama "responsable de 400 asesinatos" supuestamente cometidos por uno en en un hospital no es tu adversario sino tu enemigo mortal, y como tal hay que tratarle. Madrid resiste, y al frente de la tropa que defiende los intereses del pueblo madrileño en materia sanitaria hay un hombre flaco, de rostro dolorido y mirada serena, vestido con la bata de trabajo de los que cuidan las vidas ajenas incluso en el mismo umbral de la muerte; quienes las arrebatan llevan otros uniformes, también a veces salpicados con sangre pero por motivos muy distintos.

La derrota de esta partida de canallas -Esperanza Aguirre, Lamela, Güemes y sus secundarios-, no debe hacernos olvidar que se ha ganado una batalla, pero que la guerra sigue. Cuando se hayan lamido las heridas volverán a la carga, no lo duden. Pero nuestras trincheras van a estar más reforzadas y mejor guarnecidas que nunca. Y además, para dirigir la defensa hemos rescatado un capitán como hay pocos: el doctor Montes. No pasarán.

jueves, 5 de julio de 2007

Políticas natalistas, no con mis impuestos


Hace unos diez o doce años, un compañero de trabajo que acababa de ser padre calculó que cuando el recién nacido llegó a su casa ya le había costado un millón de pesetas, incluyendo en esos gastos desde la preparación del dormitorio infantil hasta el taxi que le transportó de la clínica donde su mujer dio a luz.

En la Europa rica tener un crío es pues una decisión que hay que sopesar cuidadosamente luego de haber calibrado las posibilidades de cada cual. Los niños son caros, y si se quiere, un artículo de lujo que ahora pretenden hacernos pasar por otro de primera necesidad.

El gobierno español hace tiempo que se ha embarcado en una política natalista que por definición, además de profundamente conservadora resulta abiertamente discriminatoria para una parte importante de la población: aquellos que no tienen hijos o quienes los tuvieron haciendo toda clase de sacrificios libremente asumidos. No olvidemos que las políticas de "conciliación familiar" (eufemismo para una reducción horaria encubierta), de "promoción de la natalidad" y en general de "protección a la familia", se pagan con los impuestos de todos aunque no nos satisfagan a todos.

Es injusto pues que habiendo tantas necesidades sociales se malverse una parte de los impuestos estimulando pulsiones tradicionalistas en la población, en vez de destinar los recursos del Estado a mejorar los servicios en general deficientes de eso que un tanto pomposamente llaman "el Estado del Bienestar español".

Por lo demás, ya han aparecido las primeras voces que reclaman que las cantidades prometidas por el presidente Zapatero para estimular el natalismo se destinen exclusivamente a las familias "autóctonas", dejando fuera de su percepción a los inmigrantes. Es obvio que cuando se abre la caja de Pandora de las políticas conservadoras, siempre se encontrará quien quiera ir aún más lejos.

miércoles, 27 de junio de 2007

¿Y quién nos defiende del Defensor del Pueblo?


Al señor Enrique Múgica, que ostenta el cargo de Defensor del Pueblo, se le ha ocurrido que el mejor método para acabar con la violencia escolar es erradicar el tuteo en las aulas.

Ya puestos, dice el señor Múgica que hay que pasar de la "libertad al máximo" a una "mayor autoridad" de los docentes. De reintroducir castigos físicos no dice nada por ahora, pero todo se andará.

Se conoce que al señor Múgica su cargo le deja mucho tiempo libre, porque tonterías semejantes no se le ocurren a uno así como así y requieren una cierta dedicación previa. De todos modos ya hace tiempo que Don Enrique -ex comunista, ex socialista y ex otras muchas cosas-, comenzó a manifestarse partidario del garrotazo y tente tieso en muy diversos ámbitos. La cosa viene de lejos.

Seguramente la deriva autoritaria de Múgica no debió ser ajena a su nombramiento como Defensor del Pueblo por el gobierno Aznar, en aquella época antes de la mayoría absoluta en que nuestro Estadista de Talla Mundial hablaba catalán en la intimidad, leía a Azaña en voz alta y fichaba para "su" Administración a ex rojos y ex separatistas de cierta notoriedad (Pilar del Castillo, Jon Juaristi, Trias de Bes, Josep Piqué y el propio Múgica, entre otros).

Al defensor Múgica no se le oyó piar cuando lo del Yak-42, por ejemplo. Ni cuando lo del Prestige. Se conoce que ahí no habían intereses populares que defender frente a las animaladas cometidas por el gobierno Aznar en la gestión de esos desastres. Mucho menos abrió la boca don Enrique cuando el 11-M. ¿Alguien le oyó protestar por la manipulación aznarista de aquél atentado?.

En suma, el señor Múgica es un Defensor del Pueblo amortizado. Sua amos ya no gobiernan. Su tiempo pasó. ¿Para cuándo el cese de este individuo?.