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sábado, 25 de septiembre de 2010

Zapatero y los gánsters de Nueva York



Dice el señor Blanco, vicepresidente del gobierno español, que la huelga del día 29 "no es comprensible". Uno se barrunta que la gente que rodea a Zapatero hace tiempo que dejó de comprender la realidad en la que vive el país que gobiernan. Reconocerlo en público quizá fuera un paso adelante, pero no es el caso. Porque el señor Blanco en realidad no se está arrepintiendo de nada, sino reprochándonos a sindicatos y ciudadanos que no demos apoyo a la famosa "reforma laboral" neoliberal que el Gobierno pretende hacernos tragar.

El señor vicepresidente del gobierno y vicesecretario general del PSOE -Dios en su infinita sabiduría, ha destinado a este hombre a ir siempre de segundón en todo-, nos hace saber que "con cuatro millones de parados el Gobierno no se podía "quedar con los brazos cruzados" y no llevar a cabo las "reformas necesarias", entre ellas la del mercado laboral". O sea que según Blanco, la mejor manera de acabar con el paro es facilitar el despido. Es como si para mantener intacta la virginidad nos recomendara hacer el amor sin parar. Un lince, el señor Blanco.

Total, que en apenas una semana hemos visto a Zapatero primero apoyando las deportaciones de gitanos de Francia decretadas por Sarkozy, y luego rindiendo pleitesía en Nueva York a lo que los medios españoles llaman piadosamente "los tiburones de los mercados financieros", es decir, la colección de delincuentes internacionales que mecen la cuna del Casino-Bolsa mundial. Como decía Josep Ramoneda en El País hace unos días, "Zapatero ha tocado fondo en lo ideológico"; más bajo no puede caer alguien que fue o decía ser de izquierdas.

La visita a Nueva York ha tenido miga y memoria histórica. Entre la troupe de especuladores financieros megaladrones que recibieron al ya fantasmagórico presidente español figuraba en primera línea George Soros, el pirata financiero que por cuenta de los norteamericanos hundió en apenas unos meses la cotización internacional de la peseta, desde las 90 pesetas por dólar a las 220 por unidad de la divisa estadounidense, llevándose por delante al entonces ministro de Economía Carlos Solchaga y a la prosperidad económica española de finales de los ochenta-principios de los noventa. Soros ahora se finge "filántropo internacional" y hasta da consejos a Gobiernos de países a los que sodomizó financieramente en su día, caso de España. En fin, esta es la clase de caballeros a los un ansioso Zapatero ha solicitado la aprobación para sus "reformas". Naturalmente ha regresado a España portador de todas las bendiciones imaginables.

A esta manera de actuar en política económica la llama Blanco en El Periódico de Catalunya de hoy "generar condiciones para volver a una senda de recuperación económica".

La única ventaja de todo esto es que cuando vuelva a gobernar el Partido Popular ya no podrán hacernos mucho más daño a los trabajadores y a las clases populares.


martes, 14 de septiembre de 2010

Cuba, de la "economía científica" al despido de funcionarios públicos



Hace unos días Fidel Castro montó la marimorena al reconocer en una entrevista periodística que el "modelo cubano" no era exportable porque no funcionaba ni en Cuba. Conociendo un poco al personaje, no cuesta mucho imaginar que semejante observación debió nacer más de la irritación ante la tozudez de la realidad cubana que del puro análisis socieconómico de esa misma realidad. De todos modos y en vista de la tormenta que se desató a continuación el mandatario cubano rectificó a las pocas horas, diciendo que le habían malinterpretado y que lo que dijo en realidad era exactamente lo contrario. Sólo los más fanáticos y/o obtusos le han creído la rectificación.

Ocurre que cualquiera que se mueva por Cuba en un viaje no organizado por estamentos oficiales del régimen castrista, saca por su cuenta de inmediato la misma conclusión que Castro. El "modelo cubano" no funciona. En realidad no funcionó nunca, pero mientras Cuba fue una colonia subvencionada del imperio soviético se podía ir maquillando la situación. Tras el estrepitoso derrumbe de la URSS y sus satélites, la desnudez del sistema cubano ha llegado a la pura obscenidad: desidia, holgazanería, corrupción, abandono... hacen inevitable la ineficacia y sobre todo la ineficiencia de un presunto modelo en el que ya no creen ni quienes se siguen beneficiando directamente de él.

Así, mientras los prohombres del régimen castrista continúan lanzando dardos verbales contra todo asomo de capitalismo en su finca, miles de grandes empresas capitalistas extranjeras explotan en beneficio propio y de elementos corruptos del régimen los recursos que posee la isla, monopolizando el más significativo y potente de todos ellos: el turismo. La "economía científica" manejada durante décadas por un puñado de incompetentes caprichosos ha arruinado Cuba, un país que 50 años después de la llegada al poder de los castristas continúa, caso único en el mundo, con la cartilla de racionamiento como elemento de subsistencia básica para la población. El fantasma del bloqueo yanqui es ya sólo eso, un espantajo en el que cree cada vez menos gente como explicación universal de todos los males cubanos.

En ese estado de cosas, escribe hoy el corresponsal de El País en La Habana que "el Gobierno de Raúl Castro ha anunciado oficialmente que sus planes para "ajustar" el modelo económico y hacerlo sostenible pasan por una reestructuración radical e inmediata del empleo".

La primera consecuencia de ése "ajuste fino" supondrá que en 2011 se despedirá a medio millón de funcionarios, el 12% de la plantilla total. Es evidente que las plantillas de empleados públicos en Cuba están hinchadas hasta el paroxismo -de alguna manera, todo el mundo es funcionario público en Cuba y cobra un sueldo del Estado-, pero lanzar a la calle a toda esta gente, acostumbrada a malvivir con lo más bien poco que cobran -casi todos deben hacer pluriempleo "negro" para poder subsistir-, crea un enorme problema social. Pero no teman, los ingeniosos dirigentes cubanos tienen la solución: "El régimen, a cambio, abrirá las puertas al pequeño empleo privado y cooperativo y autorizará el trabajo asalariado para que puedan salir adelante los que vayan al paro, pues el Estado no los subvencionará". Es decir, se entregará a toda esta gente despedida para que sea explotada por pequeños capitalistas locales; la generación de plusvalías y su expropiación privada, usadas como cemento para que el castrismo conserve el poder. ¡Si Marx o el Che levantaran la cabeza!.

Como no podía ser menos, el "sindicato vertical" cubano lo tiene claro: "Nuestro Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas infladas y pérdidas que lastran la economía", asegura el comunicado de la Central de Trabajadores de Cuba (la CTC, el sindicato único) en el que se informa de la drástica reducción de plantillas. Ya ven, ni la patronal española lo expresaría mejor cuando reclama el "adelgazamiento del Estado" y la supresión de personal y servicios públicos. Curioso que hasta ahora el CTC callara como muerto sobre estos asuntos.

Concluye optimista Mauricio Vicent, el corresponsal de El País: "Empezó la cuenta atrás. Viene el realismo duro, con reconversiones de caballo y cientos de miles de parados, pero también con oportunidades en el sector privado. Hoy se admite abiertamente que la decisión de nacionalizar todos los pequeños negocios privados, en 1968, fue un grave error".

No sé si la nacionalización de los pequeños negocios en Cuba fue un error o no. Lo que resulta insufrible a estas alturas es la persistencia de un régimen que en materia económica lleva medio siglo dando palos de ciego en cualquier dirección con tal de mantenerse en el poder.

En la imagen que ilustra el post, una valla propagandística del régimen cubano en una calle de La Habana.

miércoles, 21 de enero de 2009

Barack Obama, el último cartucho del sueño americano


Barack Obama es el último cartucho del sueño americano. La última posibilidad no ya de que todo vuelva a funcionar en EEUU como Dios manda, sino de que los norteamericanos sigan creyendo que en su país efectivamente todo es posible. Hoy muchos piensan allí -y también en otros países-, que si un negro puede ser presidente en USA ¿por qué no ha de poder enderezarse la economía productiva norteamericana, conseguir prestaciones sociales “europeas” para todos, e incluso -más difícil todavía- que los EEUU sean vistos en el resto del mundo como el país abanderado de la libertad, la democracia y la paz que sus ciudadanos creen sinceramente que es?.

El dilema está en que si Obama intenta llevar a cabo todo lo que esperan de él, probablemente no viva lo suficiente (véase el caso de John F. Kennedy). Y si simplemente se adapta a “lo que hay”, plegándose a los intereses de las grandes corporaciones y de sus socios y aliados, la decepción popular será tan grande que la democracia norteamericana terminará yéndose por las alcantarillas.

De momento, ayer Wall Street recibió a Obama con una bajada del 4%; en realidad, todas las Bolsas del mundo acogieron al nuevo presidente con fuertes pérdidas. Está claro que los piratas que mecen los Casinos del dinero virtual no creen en Barack Obama.

viernes, 18 de julio de 2008

Las vacaciones de la crisis


Según una encuesta publicada por El País aún no hace una semana, el 89% de los españoles cree que estamos viviendo una crisis económica, y tan sólo el 11% opina que no hay tal crisis. Sin embargo, a la hora de valorar la repercusión de la supuesta crisis en la economia doméstica de cada cual -que al cabo es la que realmente cuenta-, resulta que para el 48% de los españoles su economía familiar va "muy bien" o "bien", en tanto sólo el 24% manifiesta que va "muy mal" o "mal".

Ítem más: hace unos días me comentaba mi agente de viajes que “la crisis se nota un montón". Resulta que ha caído en picado la contratación de circuitos de 14 días de duración. Sin embargo, de modo paralelo se ha disparado la contratación de circuitos de 9 días a los mismos lugares adonde antes se viajaba en el formato de dos semanas. Es decir, la gente es ahora más renuente a gastar su dinero. ¿Hay crisis real o simplemente hay miedo a la crisis? Hablo como decía antes de crisis en relación con la economía familiar, la que verdaderamente importa.

Mientras los presuntos expertos discuten si son galgos o podencos, los españoles se aprestan -muchos lo han hecho ya- a lanzarse en pos de las ansiadas vacaciones en Canarias o Santo Domingo, o a lomos de su automóvil -esos que ya no se venden pero siguen circulando por millones-, ir allá donde la imaginación y el presupuesto familiar les lleven. Se diría pues que la crisis es cosa de los ricos mafiosos del ladrillo, y de los pobres inmigrantes que trabajan para ellos subiendo a sus andamios; también de las multinacionales ansiosas de desmontar el negocio e irse con la música y la planta fabril a otro país en el que las plusvalías sean todavía mayores, y naturalmente de las compañías de aviación que llevan años reventando precios y ahora no les cuadran las cuentas de resultados.

Salvo para estos afectados, tenemos la primera crisis económica mediática de la Historia. Pero no importa, se trata precisamente de eso: de crear la sensación pública de que esto se va al carajo. Y ahí sí que están triunfando en toda la línea.