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martes, 31 de agosto de 2010

ONG's, el circo de la caridad laica


En un mundo en el que la izquierda ha perdido la ideología, entendida ésta en la acepción popular como conjunto de valores y representaciones que dan sentido a la acción política, las llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG's) han venido a llenar en parte ese vacío, facilitando una válvula de escape a energías no encauzadas políticamente. También de alguna manera, han substituido a las antiguas organizaciones caritativas de carácter religioso, en su mayoría desprestigiadas por el paso del tiempo y los escándalos financiero-mafiosos, sobre todo los relacionados con la Iglesia católica (casos Marcinkus, IOR, Banco Ambrosiano, y un largo etcétera). Por decirlo de una manera gráfica las ONG's son una especie de Domund laico, a través del cual los donantes creen intervenir en la mejora del mundo al tiempo que tranquilizan sus conciencias entregando un poco de su tiempo o unas monedas, que se emplean en abrir un pozo de agua en una afortunada aldea africana (rodeada por centenares de otras aldeas que quedan sedientas) o en enviar a la escuela a un niño indígena latinoamericano (mientras el resto de niños de su familia y del vencindario siguen trabajando como esclavos en el campo o en las fábricas). En el mejor de los casos, una pérdida de tiempo y esfuerzos.

Regresaba de un viaje a Cuba a mediados de los años noventa. Mientras estaba esperando para embarcar en el aeropuerto de La Habana, me presentaron a un médico español que volvía a Madrid luego de haber pasado sus vacaciones de verano colaborando con el Sistema de Salud cubano (que en aquellos años todavía funcionaba con cierta eficacia). Me contó este hombre, al parecer uno de los fundadores de una conocida ONG integrada por médicos, cómo fue que decidió romper toda vinculación con ese tipo de organizaciones. Años atrás se encontraba en un poblado de un país centroafricano inmerso en una de esas endémicas guerras civiles que asolan África. En la choza que usaban como ambulatorio entró arrastrándose un miliciano macheateado, mientras sus perseguidores armados rodeaban el lugar. No entraron a buscarle al ambulatorio, porque en aquél conflicto -como en la mayoría de conflictos neocoloniales- los blancos son intocables, y entrar a por él hubiera ocasionado un problema no deseado; se limitaron a esperarle fuera. El médico contaba que curaron al herido lo mejor posible, siendo todos conscientes de que aquél hombre estaba muerto en cuanto saliera de la choza, lo que efectivamente ocurrió al cabo de unos días cuando, ante lo insostenible de la situación, el tipo decidió salir. Le remataron en la misma puerta, ante los ojos de los voluntarios europeos que le habían atendido.

Lo cierto es que las ONG's no sirven para nada porque no cuestionan las estructuras de poder. Siempre me han hecho sonreír esos mensajes de Amnesty International en los que se pide que para solicitar la liberación de tal o cual preso político "se envíen mensajes cortésmente redactados" a reputados asesinos con mando absoluto en dictaduras criminales. ¿Cortésmente redactados? De vez en cuando les juegan el juego, y sueltan a algún prisionero o permiten que se levante un hospital de juguete en sus dominios; pero nada substancial cambia, al contrario. Lo peor de la caridad es precisamente que resulta el mejor sostén de la injusticia.

Y hablo de ONG's más o menos "limpias". Luego están las que funcionan como un mero mecanismo para evadir impuestos, blanquear dinero o como puras correas de transmisión de inversionistas a la caza de mercados vírgenes. De un tiempo a esta parte un número cada vez mayor de ONG's se asocian con grandes empresas transnacionales, de manera que aquellas reciben "donativos" importantes y éstas blanquean su podrida imagen de explotadores de personas y recursos. Por lo demás, cualquier ONG consolidada no es más que una empresa con directivos y empleados a sueldo y una maquinaria administrativa y propagandística que consume ingentes recursos económicos, en buena medida allegados mediante subvenciones públicas. Los escándalos internos y las relaciones no santas son a menudo tapadas por los medios de comunicación de masas, que interesadamente les encubren en la medida que son organizaciones con "buena prensa" en amplios sectores de la sociedad.

De todos modos de un tiempo a esta parte, estamos empezando a asistir al declive de este invento, en la medida en que cada vez más personas perciben el lado oscuro progresivamente creciente de este verdadero negocio de la caridad. A medio plazo el futuro de las ONG's es extinguirse, al haberse convertido en dinosaurios que necesitan mucho dinero y mucho consenso social para mantenerse en pie. En una etapa de crisis generalizada del sistema económico-político del cual forman parte y sin el cual no se explican, el derrumbe en cadena de estas organizaciones es sólo cuestión de tiempo.

jueves, 26 de agosto de 2010

España, en la ratonera afgana



Lo sucedido ayer en la base militar española de Qala-i-Naw, en Afganistán, abre un montón de interrogantes no tanto sobre los hechos, que globalmente parecen bastante claros a pesar de los esfuerzos de nuestras instancias oficiales y la mayoría de medios de comunicación por disfrazarlos, sino sobre su significado y sobre todo sobre el futuro que anticipan para la "misión española" en Afganistán.

A primera hora de la mañana oí en Radio 5 cómo una periodista "free lance" narraba en trazos generales para esa emisora desde Afganistán el suceso acaecido: al parecer, un miembro de la policía afgana había abierto fuego contra guardias civiles españoles en la base de Qala-i-Naw mientras se impartía un curso de formación para policías afganos, resultando muertos dos guardias civiles, un intérprete español de origen iraní y el presunto agresor. Inmediatamente se había producido una manifestación popular, en la que cientos de afganos (miles, según Xornal de Galicia y otras fuentes), habitantes de la población próxima a la base, lanzaron piedras y gritaron contra la presencia de tropas extranjeras. La reportera "free lance" aportaba dos datos muy interesantes: en la zona no hay en absoluto actividad de los talibanes -de hecho, por eso permanece allí esa base española, en tiempos dedicada a la "reconstrucción" y ahora un centro de entrenamiento e "inteligencia", explicaba, precisamente "por ser una zona segura"-; el segundo dato es que los comerciantes de la ciudad habían protestado reiteradamente contra la manera vertiginosa en que circulan los blindados españoles por sus calles. El clima en la localidad era pues de tensión mucho antes de producirse el incidente armado.

En el informativo de mediodía de TVE de ayer se aportaron nuevos y clarificadores aspectos de la noticia, que desmentían llamativamente la versión oficial que, penosamente, se iba construyendo poco a poco, a saber: que el chófer de un oficial afgano, al parecer un "talibán infiltrado", había disparado contra los españoles en lo que constituía un acto terrorista premeditado organizado, del que formaba parte el que un grupo de manifestantes intentara asaltar la base española. Ocurre que en el mismo espacio se aportaron imágenes (sin citar origen) que mostraban a manifestantes civiles afganos de todas las edades gritando y lanzando piedras, en una acción que a ojos vista tenía de todo menos de coordinada y constituía más bien una demostración de cólera popular desbordada. Paralelamente se informaba de que según la agencia Reuters, se habían producido disparos desde el interior de la base contra los civiles indefensos, e inmediatamente se mostraban imágenes de personas heridas atendidas en un hospital cercano, al tiempo que se cifraba en 18 el número de heridos de bala.

Según la OTAN, "la causa del tiroteo (sic) no está clara". Otras fuentes hablan de que hubo una disputa entre el policía afgano y los españoles durante el entrenamiento. A pesar de ello, por la tarde y sobre todo por la noche de ayer las informaciones oficialistas llegaron al puro disparate intoxicativo. Según algún tertuliano "experto en terrorismo" que asomó la jeta por televisión, el atacante era con "toda seguridad" un talibán y esta circunstancia era conocida por sus familiares y vecinos ¡y por policías y militares españoles y afganos!, que sin embargo le permitían el acceso regular a la base en tanto que chófer civil de un cargo policial afgano (y probable soplón a sueldo de varios amos, cabría pensar). Más tarde, en la tertulia nocturna de Cuatro, David Beriain, director del impactante reportaje emitido en 2009 por esa cadena "Afganistán: Españoles en la ratonera" y persona con contactos directos en la insurgencia afgana, confirmó el hecho de que en el interior de la base se habían producido disparos con el resultado conocido de varios muertos, si bien no estaba claro quién había comenzado el tiroteo y quiénes habían participado en él. Confirmó asimismo que a poco de oír los disparos, se desató una manifestación popular que asedió a gritos y pedradas los muros de la base, al correrse la voz de en la ciudad de que los españoles estaban ejecutando a afganos; desde la base se repelió a los manifestantes con fuego real a mansalva.

Para Beriain, lo ocurrido desvela en toda su potencia el problema real en Afganistán: más allá de la actividad de los talibanes y del conjunto de la insurgencia, es la población afgana en su inmensa mayoría la que no soporta más la presencia de tropas ocupantes extranjeras ni el gobierno corrupto de Karzai, al que apuntalan las fuerzas de ISAF. El antifaz de que la presencia de fuerzas militares españolas en Afganistan responde al proyecto de colaborar en la "reconstrucción" del país ya no engaña más que a quien quiera ser engañado.

El incidente es gravísimo, y el Gobierno español debería dar cuenta inmediata al Congreso, tal como ha solicitado el portavoz de IU. Los ministros de Defensa e Interior deben explicar lo sucedido y enterrar la dialéctica "antiterrorista" como burka que todo lo tapa, ya que actos como éste responden muy claramente a la lógica de la resistencia armada en un país ocupado militarmente y no a una acción de terrorismo a la moda Al Qaeda. No vale la burda triquiñuela que el tosco presidente de la Junta de Extremadura proponía esta tarde desde los micrófonos de la SER: que sen den las explicaciones en la Comisión de Secretos Oficiales, para así no dar "información al enemigo"... es decir, para que los ciudadanos no nos enteremos de nada.

Pues sepa este señor que cada día hay menos gente que trague con ese espantajo del "enemigo talibán", sobre todo cuando los propios norteamericanos han comenzado a negociar con ellos (memorándum del general McCrystal al presidente Obama), tal como han hecho en Irak con buena parte de la insurgencia. Y sepa también él y quienes comparten sus simplificaciones neocons que somos cada vez más quienes reclamamos la salida de las tropas españolas de Afganistán, y ello antes de que sea demasiado tarde y tengan que salir corriendo tal como los norteamericanos hubieron de huir de Vietnam, y en cierto modo lo están haciendo de Irak.

En la fotografía, un camión quemado ayer durante los incidentes ocurridos junto a la base española de Qala-i-Naw, en Afganistán.

martes, 1 de junio de 2010

Esperando un Annual en Afganistán


Dice El País que el presidente federal de Alemania, Horst Köhler, democristiano, "presentó ayer su dimisión". El motivo para tal decisión radica al parecer en unas declaraciones recientes, "en las que se refirió a la presencia del Ejército alemán en Afganistán y a la protección de los intereses económicos de Alemania".

Resulta que durante una visita que giró recientemente el ya ex jefe del Estado alemán a las tropas de su país estacionadas en Afganistán, se conoce que el hombre tuvo un ataque de sinceridad y declaró a la radio pública de su país que "En casos extremos es necesaria la fuerza militar para asegurar nuestros intereses, por ejemplo la salvaguarda de nuestras rutas comerciales", refiriéndose a la presencia de militares alemanes en el país asiático. A partir de ese instante el presidente Köhler recibió palos de todo el espectro político, hasta que ayer mismo decidió tirar la toalla.

Aunque prácticamente desconocido por la prensa y el público fuera de Alemania, Horst Köhler no es precisamente un recién llegado ni un político de segunda fila. Hace unos años fue director del Fondo Monetario Internacional, y gozaba hasta ahora de la plena confianza y el completo apoyo de la canciller Angela Merkel, quien propició su candidatura en los dos mandatos que Köhler llevaba en la presidencia de su país.

Evidentemente esta es una noticia a la que los medios le están poniendo toda la sordina del mundo. Que un político de derechas del nivel del ex presidente alemán reconozca en público que Alemania -y por consiguiente, el resto de países que la acompañan en la aventura- está en Afganistán defendiendo sus intereses comerciales, revela el calado real de la "misión humanitaria" que los ministros, ministras, y alguna ministrita del ramo europeos nos intentan vender, con fortuna decreciente eso sí. Afganistán sólo engorda las cuentas corrientes de los de siempre, y los soldados profesionales que van allí deberían saber que si mueren lo estarán haciendo por la paga mercenaria que perciben, desde luego, pero sobre todo defendiendo los intereses de empresas que por ejemplo construyen carreteras donde no hay vehículos que las recorran (salvo las patrullas militares extranjeras).

En fin que como en los tiempos de las viejas guerras coloniales en el Rif marroquí a principios del siglo pasado, los soldados españoles matan y eventualmente mueren para que accionistas de Madrid y de otras capitales occidentales acumulen más beneficios a los ingentes que ya perciben. En aquellos años la guerra contra las cábilas marroquíes se hacía a mayor gloria de España y protección de los dividendos de la compañía Minas del Rif, entre cuyos principales accionistas figuraban Alfonso XIII, verdadero arquetipo de monarca español, y el general Silvestre, el inútil responsable directo del Desastre de Annual, en el que dejaron la piel 11.000 soldados (reclutas forzosos) españoles.

Por lo visto, habrá que esperar a otro desastre similar en Afganistán para que el presidente español, el FMI, Obama o quien sea que realmente mande en Moncloa, decrete el final de la aventura española en los secarrales y colinas afganos.

En la fotografía que acompaña el post, cadáveres de soldados españoles en la posición Annual /Marruecos, 1921.

sábado, 20 de febrero de 2010

El Agente Naranja sigue devorando a los vietnamitas



Acabo de ver un reportaje de "Informe semanal", un programa de TVE, sobre las consecuencias del llamado Agente Naranja, lanzado por los norteamericanos en los bombardeos sobre Vietnam hace casi 40 años. Las imágenes ponen los pelos de punta, y eso que todo el reportaje evita cuidadosamente la truculencia en la que a tenor del caso podría haber caído fácilmente .

Más allá de la muerte y la destrucción sembradas en aquellos años por decenas de millones de toneladas de bombas arrojadas sobre un país cuya superficie es apenas la mitad de la Península Ibérica, los terroríficos efectos de ese elemento químico que en principio debían ser "sólo" desforestar las selvas indochinas, han traspasado el tiempo y la genética y alcanzan ya a una tercera generación de vietnamitas descendientes de quienes lo sufrieron literalmente en sus propias carnes. Lo peor con todo es que el Gobierno norteamericano no reconoce siquiera la responsabilidad de su país en la generación de este horror, a pesar de la lucha de las autoridades vietnamitas y de las organizaciones de víctimas. De hecho, las organizaciones de veteranos estadounidenses afectados por el Agente Naranja nunca lograron que Washington reconociera esa responsabilidad para con ellos, los propios soldados del Imperio. Un largo proceso reivindicativo de esas organizaciones finalizó a mediados de los años 80 con un acuerdo extrajudicial con las 8 empresas privadas norteamericanas fabricantes del Agente Naranja, acuerdo en el que formalmente no se reconocía la relación entre el tóxico y las enfermedades y malformaciones que produce y se disfrazaba la indemnización/soborno como "donación" a los excombatientes.

Los vietnamitas afectados ni siquiera han obtenido eso. Ni las empresas fabricantes ni el Gobierno de EEUU parecen estar interesados ni en indemnizarles ni en comprar su silencio. Pero ellos no van a callar, porque más allá de los adultos y jóvenes muertos en el pasado hoy siguen naciendo niños con lacras horribles, y esa batalla por tanto no va a acabar en el terreno internacional y donde sea necesario llevarla, hasta que los causantes de tanto dolor den su brazo a torcer ya que al parecer nunca pagarán por lo que han hecho.

Un ex ministro de Sanidad vietnamita y dirigente de una asociación de víctimas del Agente Naranja explicaba a la cámara que recientemente habían recibido la visita de la asociación acabada de constituir en Irak con el mismo objetivo. Decía este anciano que allá por donde pasa el Ejército norteamericano deja siempre el idéntico rastro, y que cuando de aquí a unos años también hayan tenido que irse de Irak empezaremos a conocer la magnitud de la tragedia que dejarán tras de sí, ellos que dan lecciones de democracia y civilidad a todo el mundo. Decía este hombre asimismo que entendía que ningún gobierno de EEUU reconocería lo que les habían hecho a los vietnamitas, porque entonces automáticamente tendrían que dejar de dar esas lecciones de democracia y civilidad.

Pienso que este hombre tiene toda la razón, y que el problema radica en que mientras EEUU siga siendo una potencia que practica el terrorismo de masas, no habrá rincón del planeta a salvo de que cualquier día empiece a llover sobre sus cabezas el maldito Agente Naranja. En ese sentido, Vietnam fue sólo una etapa en el camino del horror imperial.

domingo, 9 de agosto de 2009

Más brillante que mil soles


Tal día como hoy de 1945, se arrojó sobre la ciudad japonesa de Nagasaki la segunda bomba atómica de la historia.

La primera se había lanzado días antes sobre Hiroshima, y a pesar de la monumental masacre no había surtido el efecto apetecido: la rendición inmediata e incondicional del Japón. Lejos de eso, los sectores más fanáticos del ejército imperial impusieron a punta de pistola la voluntad de resistir hasta al fin. Los EEUU se apresuraron pues a escoger un segundo objetivo, que hiciera morder el polvo definitivamente a los japoneses.

Contra lo que se suele decir, Nagasaki no fue objetivo seleccionado sobre la marcha al fallar otros por razones metereológicas. Nagasaki era una ciudad de un cuarto de millón de habitantes, importante puerto fundado por los portugueses y gobernada por los jesuitas durante siglos. En 1945 Nagasaki era la ciudad con más católicos y miembros de otras confesiones cristianas de Japón; en la ciudad estaban internados, además, miles de prisioneros de guerra norteamericanos, británicos y australianos. El mensaje de la bomba sobre Nagasaki era claro: nada salvaría a las ciudades japonesas de la destrucción absoluta si el Gobierno nipón no se rendía.

Aquella mañana del 9 de agosto el sol brilló entre las nubes más que mil soles que ardieran a la vez, según palabras de testigos supervivientes. Quien miró el fenómeno quedó ciego al instante. Como en Hiroshima, los seres humanos, los animales y los objetos cercanos al epicentro de la explosión simplemente se volatilizaron en el aire. Más de la mitad de las personas que se hallaban ése día en Nagasaki murieron de modo inmediato o en los días posteriores. La ciudad entera se fundió como una barra de helado. Durante años, los supervivientes padecieron horribles enfermedades y deformaciones; peor todavía, los efectos han ido apareciendo en las generaciones de descendientes de afectados nacidas posteriormente.

Japón se rindió cinco días después.

La imagen que ilustra el post es una fotografía tomada en Nagasaki en días posteriores al bombardeo nuclear del 9 de agosto de 1945.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Otra vez hacen arder el Congo


La reciente ofensiva tutsi sobre la zona oriental del antiguo Congo belga, ha sacado del frigorífico un conflicto crónico desde hace cincuenta años, por más que durante cortas temporadas desaparezca de las primeras páginas y aun de las interiores de los periódicos.

Al parecer los tutsis ruandeses, burundeses y congoleños (protegidos de EEUU) están decididos a impedir que el gobierno del presidente Kabila (a cuyo padre pusieron ellos en el poder tras derrocar a Mobutu), gire hacia Francia como parece que está sucediendo. Coincidiendo con la ofensiva militar tutsi, Kabila ha asociado a su Gobierno al hijo del fallecido Mobutu, lo cual, además de una prueba del cinismo en el que se mueve la política africana, da señales explícitas de por dónde se pretende que vayan los tiros en el inmenso país centroafricano.

Y es que Francia, que desde hace años viene perdiendo influencia en Africa, al ser barridos uno tras otro sus gobiernos locales marionetas por otros patrocinados por los norteamericanos, ha pasado abiertamente al contraataque de la mano de Sarkozy. Una de las claves de esa reactivación de la política imperialista francesa en Africa sería la reciente visita del Papa actual a Francia. La Iglesia católica, tradicional aliada del imperialismo francés en ese continente, se ve sometida a la doble presión que ejercen sobre ella en el Africa negra, antaño coto de caza ideológico-religioso exclusivo suyo, el simultáneo avance del islamismo desde el norte y de las creencias cristianas protestantes anglosajonas desee el este. El desprestigio que le supuso la participación de jerarcas y fieles católicos hutus en el genocidio de Ruanda (las matanzas de tutsis en los años noventa), y el triunfo por las armas de los tutsis en toda la región de los Grandes Lagos, ha forzado el retroceso continuo de la antes dominante posición del catolicismo en la zona, retroceso que ahora se pretende frenar sumándose a la ofensiva político-diplomática-militar francesa.

El trasfondo del nuevo conflicto es obviamente, y como siempre, económico. A la tradicional lucha por el control de ciertos recursos naturales congoleños -oro, diamantes y uranio, entre otras riquezas-, se suma ahora la necesidad de hacerse con las enormes reservas existentes en ese país de coltán, un mineral básico para la telefonía móvil y las videoconsolas. Las potencias occidentales están moviendo a fondo una vez más sus peones; la sangre de cientos de miles de personas será, también una vez más, la consecuencia directa ("daño colateral inevitable", en el lenguaje de los cínicos estrategas que planifican estas cosas). Por su parte, los "cascos azules" de la ONU destacados en la zona procuran mirar para otro lado -¿y qué otra cosa pueden hacer?-, y el general español que los manda acaba de dimitir al comprobar que nadie se toma en serio su misión.

La próxima vez que llame por teléfono móvil o que su hijo le desafíe a jugar una partida en su videoconsola, piense un instante en todo esto. De algún modo, también nosotros somos responsables de esas miradas desesperadas que se asoman a los medios de masas estos días.

lunes, 9 de junio de 2008

El criollismo, ideología explotadora de América


En un foro de izquierdas vuelve a surgir la sobada cuestión de la “responsabilidad histórica” de los españoles contemporáneos en relación con la Conquista de América, y el uso que la ideología criollista blanca americana hace de esta cuestión para justificar su hegemonía politica, ideológica, cultural y sobre todo social sobre los restantes grupos étnico-culturales americanos.

Lo que ocurrió hace 500 años y fue protagonizado por personas que vivieron hace tantos siglos tiene la misma relación con la gente de hoy día, como la que existe entre un dinosaurio del Cretácico y un futbolista de la Copa Libertadores: absolutamente ninguna. En realidad, hace 500 años ni siquiera existía un Estado que se llamara "España", sino una confederación de reinos con soberanías propias unidos débilmente bajo una Corona común, y desde luego no había una formación económico-social que tuviera semejanza alguna en su estructura y características con la actual España. Que yo sepa, y sin ir más lejos, mi familia jamás puso los pies en América; de hecho soy el primero de ellos que ha viajado allá. Por lo demás, mis antepasados eran campesinos explotados, así que difícilmente podían explotar ellos a nadie, ni en "España", ni en América ni en parte alguna. Mal podemos pues encarnar todos los males supuestos y reales abatidos sobre América de Colón en adelante.

Una vez discutía sobre estos temas con una periodista de la televisión peruana. La mujer me recriminaba, en mi condición de ciudadano español, la Conquista y la consiguiente destrucción de los imperios americanos (adscritos todos ellos, por cierto, al modo de producción más bárbaramente esclavista). Le hice notar el absurdo que suponía que me acusara de hechos sucedidos hace tanto tiempo, pero, sobre todo, le remarqué la evidencia de que éstos fueron protagonizados por gentes con las que yo no tenía absolutamente ningún vínculo social ni de sangre, al contrario que ella, que lucía tres o cuatro sonoros y antiguos apellidos castellanos que indudablemente remitían a los tiempos de la Conquista.

Es decir, fueron precisamente los antepasados de los criollos que se enorgullecen de llevar más tiempo en América quienes destruyeron y robaron todo lo destruible y robable en ese continente. El criollismo resulta así una pura contradicción entre su praxis de siglos (dominación y explotación de los verdaderos americanos, los indígenas) y sus planteamientos ideológicos, que a menudo incurren abiertamente en la xenofobia contra los europeos, sus verdaderos antepasados.

En estos casos siempre explico una anécdota que me ocurrió en la carretera entre Puno y Cuzco, en Perú. En un lugar de descanso unas mujeres indígenas vendían artesanía sentadas en el suelo. Me acerqué a curiosear, y una de ellas que me oyó hablar me preguntó con esa cortesía tan propia de los indígenas (y tan poco habitual entre los criollos): "Señor, ¿usted es español?". le contesté que sí. "¿Pero usted es español de Lima o español de España"?, continuó ella. Repliqué que "español de España". Inmediatamente su rostro compuso una sonrisa; parece que la tranquilizó el que yo no fuera un criollo limeño. Y es que para los indígenas americanos, los blancos criollos de Lima (o de La Paz, o de Quito, etc), siguen siendo los "españoles de la Conquista". Y a su manera, tienen toda la razón.

sábado, 24 de mayo de 2008

El fracaso de ALBA

La comunidad ALBA fue diseñada por el chavismo como el instrumento que debería permitirle hegemonizar América Latina. Se suponía que al conjuro de los petrodólares venezolanos el resto de países del continente bailarían cualquier música que tocara Caracas. ALBA era pues el puente de plata que debía garantizar el tránsito chavista del populismo "bolivariano" al imperialismo puro y duro, y hacer que éste fuera aceptado mansamente por el resto del subcontinente.

Sin embargo, el fracaso cosechado por la iniciativa es más que notable. Descontada la Nicaragua de Ortega (con unos indicadores económicos cada vez más cercanos a Haití), la Cuba del tardocastrismo (absolutamente dependiente del petróleo venezolano) y, con reticencias, la Bolivia de Evo Morales, no hay país latinoamericano que se haya dejado seducir por ALBA y sus supuestas delicias solidarias. Y es que el precio de la adhesión es demasiado alto: convertirse en títeres del chavismo.


Fuera de ALBA quedarán no sólo la Colombia de Uribe y los "traidores" Chile, Brasil y Uruguay, sino también Argentina, Perú y probablemente, Ecuador. Los "fondos compensatorios" que promete ALBA a sus asociados cual maná para pobres, no son más que un modo de comprar voluntades y alentar corrupciones de aparatos políticos enfeudados al "bolivarianismo".


ALBA no es ninguna alternativa pues, y menos al ALCA neoliberal lanzado por los norteamericanos con idénticas intenciones que las de los chavistas: imponer su hegemonía económica en el subcontinente. En suma, tanto ALCA como ALBA son instrumentos de dominación al servicio de dos proyectos burgueses hegemonistas y por ahora enfrentados: el sostenido por el imperialismo norteamericano y el sostenido por el imperialismo "bolivarista".


Frente a ellos, cabe una tercera posibilidad: que sean los propios países latinoamericanos quienes construyan un espacio de cooperación económica y política solidaria en pie de igualdad. La construcción de ese espacio comienza a urgir ya en Latinoamérica. El nacimiento de UNASUR, una comunidad de 12 países latinoamericanos impulsada por el Brasil de Lula, puede apuntar en esa dirección o ser el enésimo intento fallido, pero señala que algo se mueve en América Latina al margen de Washington y Caracas.

miércoles, 6 de febrero de 2008

La Iglesia católica, responsable del genocidio de Ruanda

La Audiencia Nacional española acaba de dictar por medio del juez Andreu un auto sorprendente, por el que procesa a 40 militares ruandeses por "delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y terrorismo por los hechos que ocurrieron en el país en los años 90", acusándoles de la muerte de más de cuatro millones de ruandeses y del asesinato de nueve españoles.

Según cuenta El País, "el actual presidente, Paul Kagame, no ha sido procesado porque la jefatura del Estado le concede estatus de inmunidad. Sin embargo, el magistrado advierte de que existen pruebas suficientes de la participación en la matanza". El juez Andreu "ha dictado órdenes de detención internacional contra los procesados, a quienes acusa de tomar el poder por la fuerza e instaurar un régimen de terror en el país realizando "horrendos crímenes" contra la población civil, la mayoría de etnia hutu. La estrategia de exterminio culminó "bajo el pretexto de razones de seguridad" con la "invasión y conquista" de la República Democrática del Congo.

Entre los crímenes de los que se acusa a los militares están las muertes de seis religiosos y tres cooperantes españoles en los campos de refugiados en los que trabajaban. De los testimonios aportados por los 22 testigos, se deduce que para asesinar a personas de raza blanca era necesaria una orden de la cúpula militar.

El auto se desliza luego hacia los terrenos del puro y burdo panfletarismo al cargar frontalmente contra la ONU, a quien se responsabilidad "en alto grado" de las matanzas, pues su agencia para los refugiados, ACNUR, "puso en marcha un programa de repatriación forzosa a partir de 1996 en los campos de refugiados de Congo, donde había más de un millón de ruandeses. El programa provocó una matanza aún mayor cuando regresaban a Ruanda. Además, a los refugiados que no querían regresar, ACNUR les amenazaba con regresar al día siguiente con los soldados, por lo que muchos eligieron el suicidio". Nadie, jamás, tuvo noticia de lo que se relata en ése párrafo, que contradice abiertamente cuanta información se ofreció en su momento y figura en las hemerotecas.

El auto del juez Andreu se produce, dice El País, "después de que el Foro Internacional para la Verdad y la Justicia en el África de los Grandes Lagos interpusiera una querella en la Audiencia Nacional en 2005 contra los dirigentes de Ruanda por el asesinato de nueve españoles".

La verdad es que al auto no hay por donde cogerlo. De entrada, resulta como mínimo sorprendente que se procese a hombres pertenecientes precisamente a la etnia masacrada en las brutales matanzas de los años noventa en Ruanda, los tutsis. En efecto, el Gobierno actual de Ruanda está formado por tutsis (etnia minoritaria en el país) y hutus moderados (es decir, aquella parte de la etnia mayoritaria que no se implicó en las matanzas). Las matanzas de Ruanda fueron como es sabido y probado, incitadas y convocadas por la Iglesia católica local, de etnia hutu y lengua francesa, y conectada desde siempre con los intereses políticos, económicos y militares franceses en la región. Desde la radio católica de la capital ruandesa, Radio de Las Mil Colinas, se llamó a los hutus a masacrar a los tutsis (existen grabaciones estremecedoras de esos programas radiofónicos), y en esa tarea macabra de asesinar hombres, mujeres y niños indefensos participaron activamente y no sólo como inductores clérigos católicos y miembros de la jerarquía eclesiástica ruandesa, incluído algún obispo procesado años después.

Los tutsis supervivientes (de lengua inglesa y protestantes) huyeron al Congo, donde se organizaron militarmente con apoyo de EEUU, retornaron a Ruanda y derribaron a tiros al gobierno hutu genocida. Es decir, los refugiados en el Congo eran los perseguidos por un gobierno genocida y por tanto, cuando éste cayó y la guerrilla tutsi tomó el poder, regresaron a su país. Es absurdo sostener pues que "fueron masacrados al retornar", ¿por qué iban a masacrarles los suyos?. Ni la ONU ni ningún organismo internacional ni ONG independiente alguna ha acusado a los tutsis de vengarse mediante otro genocidio, al contrario: siempre se le ha reconocido internacionalmente al actual Gobierno sus esfuerzos en pro de la reconciliación entre comunidades, y su interés en paliar los efectos brutales del genocidio ruandés.

Más tarde las fuerzas ruandesas del Gobierno de Paul Kagame ocuparon el este del Congo y contribuyeron a derribar a Mobutu (otro peón de los franceses), substituyéndolo por Kabila (peón de los norteamericanos). En suma, lo que se está librando en esta parte del mundo desde los años sesenta es una guerra geoestratégica feroz por causa del choque entre dos imperialismos, el francés y el norteamericano, por el control de los recursos naturales de Africa. Las piezas del dominó van cayendo a favor de EEUU en la dirección Este a Oeste, y los regímenes títeres de Francia van quedando constreñidos a la franja atlántica del continente. En esa estrategia, la Iglesia católica y francófona pugna duramente desde hace décadas con los misioneros protestantes anglosajones, y presta apoyo logístico y legitimación ideológica a los regímenes afines. Hace algunos años, sin ir más lejos, un fiscal italiano implicó al entonces arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, en una trama que obtenía miles de millones de dólares en la región de los Grandes Lagos controlando toda clase de tráficos de esos que en Occidente se consideran ilegales; Carles llegó a estar reclamado por la justicia italiana, no pudiendo viajar a Italia hasta que se consiguió enterrar el asunto y archivar la investigación , tras haber apartado al fiscal husmeador del caso y haberle arruinado la carrera profesional.

Es en ese contexto de lucha entre diferentes sectas cristianas en el marco de un conflicto geoestratégico en el que hay que insertar la muerte de los nueve religiosos y supuestos cooperantes españoles, así como la de misioneros de otras sectas cristianas enfrentadas a la católica.

Lo que está ocurriendo ahora con Ruanda es consecuencia de que el Gobierno de reconciliación tutsi-hutus moderados pusiera en su momento en el disparadero a la Iglesia católica, al denunciar ante el mundo con apoyo de ACNUR su participación en el genocidio ruandés. La Iglesia católica internacional se venga promoviendo una campaña de acoso al gobierno de Kagame, y para ello no duda en usar organizaciones afines (sólo hay que ver qué personas integran ese "Foro Internacional para la Verdad y la Justicia": nombres como Pérez Esquivel y Mayor Zaragoza, sin ir más lejos).

Resulta extremadamente penoso que en esa campaña se implique a la Audiencia Nacional española en el intento torticero de desviar las responsabilidades históricas del genocidio ruandés, falsificando la Historia al convertir a las víctimas en verdugos, aprovechando que el paso del tiempo y la desinformación de nuestras sociedades permite esta clase de manipulaciones.


lunes, 22 de octubre de 2007

El futuro del Tíbet lo decide una timba entre tahúres


El asunto del Tibet es un tema recurrente que muestra la falta de escrúpulos de todas las partes implicadas.

Hasta la ocupación china Tíbet era una dictadura teocrática en la que el Dalai Lama y su corte de monjes ejercían un poder absoluto sobre vidas y haciendas, al modo en el que los Papas medievales lo hacían en los Estados Pontificios. En pleno siglo XX , en el Tibet gobernado por el "pacifista" Dalai Lama seguía existiendo la esclavitud, y los campesinos eran siervos atados a la tierra como en el régimen feudal de la Europa de 1000 años atrás.

Los chinos entraron en Tibet como un un elefante en una cristalería. Eran los años cincuenta, y en Pekín no se andaban con sutilezas en un territorio conquistado. El régimen chino intentó borrar no sólo el régimen político y las estructuras sociales y económicas del país ocupado, sino también hasta la más insignificante manifestación cultural propia. Aprovechando la circunstancia, el Tibet se ha convertido durante 50 años en un instrumento de propaganda occidental contra el régimen comunista chino en nombre de la libertad de los pueblos, de la libertad de cultos religiosos, del derecho a la autodeterminación y de todas esas zarandajas superestructurales, pero también desde la la denuncia de hechos reales, como es el pisoteo de los más elementales derechos humanos de los tibetanos llevado a cabo por los ocupantes chinos.

El régimen de Pekín tiene pues de comunista lo que el Dalai Lama de demócrata. Finalmente unos y otros han cambiado de táctica: los chinos han exportado a Tibet su versión de desarrollo capitalista salvaje -infinitamente más eficaz en la conformación de conciencias que la pura represión física- , y la CIA y sus lamas a sueldo ponen ahora el acento en la cuestión cultural y religiosa más que en la política. En ese esfuerzo por lavarse la cara, los chinos han llegado al extremo de designar "buda viviente" a uno de sus monjes a sueldo -que también los tienen, obviamente- en competencia con el "buda viviente" que obedece al Dalai lama exiliado.

La ventaja es hoy por hoy para el régimen chino, pues no hay instrumento de alienación más eficaz que el consumismo capitalista, y ésa droga –en su adaptación china- es la que está inyectando Pekín al Tibet en dosis de caballo, en tanto los occidentales sólo ofrecen su concepción ideológica –en el sentido marxista del término-de la libertad política y religiosa. Así los chinos tienen las de ganar en la batalla por el control del Tíbet, y ya sólo les falta legitimar la ocupación reponiendo al exiliado Dalai Lama en un papel de "rey que no gobierna". Al parecer hay conversaciones abiertas entre las dos partes en ese sentido.

Probablemente pues no estamos lejos de una solución pactada para Tíbet, con un retorno del Dalai Lama a Lhasa y el reconocimiento por éste de la anexión china. Sería una solución semejante a cuando en el siglo XIX los unificadores italianos desposeyeron de sus dominios territoriales al Papa y este aceptó quedar reducido a su papel "espiritual" actual.