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martes, 20 de septiembre de 2011

Cuando las piedras se puedan comer y ya nadie sea más que nadie


Durante el tiempo en que anduve investigando y luego escribiendo el libro sobre la vida y muerte de Mariano Carilla Albalá me venía a la mente muchas veces el tema Canta por mí, de El Último de la Fila. Es una de las letras más claras y tersas de un grupo que años atrás no me gustaba especialmente por causa del lenguaje rebuscado y artificioso que a menudo tienen las letras de sus canciones, lyrics a veces pretenciosamente poéticos y casi siempre conceptualmente poco inteligibles. 

El grupo duró unos 15 años, y estaba encabezado por un dúo formado por Manolo García, un catalanoandaluz del Poble Nou barcelonés, y por Quimi Portet, oriundo de Vic, en la Catalunya profunda. Puro mestizaje de dos culturas, que en el caso de El Último de la Fila a veces dio resultados de gran brillantez y en otras menos.

Canta por mí sin embargo es otra cosa como digo, y además de una música de calidad y bien armonizada tiene a mi juicio versos de gran altura y muy evocadores. Hay uno que cuando lo escucho me recuerda siempre la famosa fotografía de Miguel Hernández en el frente de Extremadura, en la que el poeta está declamando versos bajo la lluvia rodeado de soldados con cascos y capotes:

Si les miente la vida
se hacen parapetos con poemas

Aunque lo más hermoso de la canción sea sin duda este otro fragmento, que supongo es el que de algún modo se me engarzó subliminalmente al recuerdo de Mariano y sus compañeros de lucha y deportación:

Un día color de melocotón,
cuando todos seamos libres,
cuando las piedras se puedan comer
y ya nadie sea más que nadie,
canta por mí
si no estoy yo aquí.

Seguiremos cantando por ellos pues, pese a quien pese. 

Les repito el enlace a Canta por mí en You Tube. El video corresponde a un actuación en directo en el Estadi Olímpic de Montjuïc, en Barcelona, octubre de 1990.

La fotografía que ilustra el post es una imagen maravillosa tomada por Agustí Centelles en la Rambla barcelonesa, en agosto de 1936. Un miliciano se despide de su compañera y su hijo casi recién nacido antes de subir al camión que le llevará al frente de Aragón.

domingo, 17 de abril de 2011

Un castillo en la niebla. Tras las huellas del deportado republicano Mariano Carilla Albalá



Primeros ejemplares de mi último libro, Un castillo en la niebla. Tras las huellas del deportado republicano Mariano Carilla Albalá (Editorial Sariñena, 2011).

En unos días estará disponible en librerías. En mayo y junio haremos una rueda de presentaciones en Barcelona, Madrid, Zaragoza, Huesca, Lanaja y Sariñena.

Les tendré al corriente.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Primer centenario de la CNT, un acontecimiento silenciado



Resulta que estamos en el año del centenario de la CNT. ¿Ustedes lo sabían? Yo me enteré ayer, mientras buscaba información de carácter histórico en la web del sindicato anarcosindicalista español.

Y es que la Confederación Nacional del Trabajo se fundó en Barcelona el 1 de noviembre de 1910. Cien años, como digo, un número redondo, una buena excusa para mirar atrás y hasta para hacer balance del camino recorrido; para recordar, para elogiar y para criticar. Sucede que los medios de comunicación de masas no se han dado por aludidos. ¿Boicot a este viejo sindicato? Pienso que es mucho peor: puro desconocimiento, alegre ignorancia del pasado y de sus protagonistas en la lucha por la emancipación de los trabajadores y también por la libertad y la democracia; recuérdese su papel durante la guerra de España participando incluso en el Gobierno legítimo, o el combate directo que llevó esta gente contra la dictadura franquista.

Obviamente pues, de la CNT se pueden decir muchas cosas, pero no que haya pasado desapercibida a lo largo de este siglo convulso de historia española, en la que los anarcosindicalistas han estado bien presentes y activos. Entonces ¿por qué el silencio mediático, político y académico que envuelve su centenario? Seguro que el anarcosindicalismo no pasa sus mejores horas, pero aunque fuera exclusivamente desde el punto de vista histórico valdría la pena haber dado al acontecimiento el relieve que merece.

Personalmente no puedo ocultar mi simpatía por esta gente, a las que desde la "izquierda autoritaria", como nos llamaban antes los anarquistas a los de izquierdas "políticos", es decir de raíz marxista, se suele mirar por encima del hombro y con cierto desprecio intelectual. A menudo se considera al anarquismo, y probablemente lo fue en su momento, una ideología propia de masas pre-políticas, de escasa o nula formación, incapaces de entender que la liberación de los oprimidos solo llegará cuando éstos consigan poner a disposición de su proyecto histórico todos los recursos y resortes del Estado.

Sea como sea, en España no puede entenderse nuestra historia contemporánea colectiva sin la influencia del anarcosindicalismo en amplias capas de las clases trabajadoras y populares. Es increíble, pero aún no se ha hecho un estudio académico que confirme datos tan esenciales para el desarrollo político y social de este país, como el que en tiempos de la II República dependiera por completo de ellos el triunfo o el fracaso electoral de las izquierdas: cuando los anarquistas votaban (elecciones de 1931 y 1936) la izquierda "política" ganaba sin problemas, y cuando se abstenían ganaba sin paliativos la derecha (1933). En la Transición a la democracia de los años setenta y ochenta, todo este "voto anarquista" fue incorporado por el PSOE en Andalucía y Catalunya, los dos bastiones históricos anarcosindicalistas; el éxito de los socialistas se basó fundamentalmente en retener ese voto elección tras elección durante los años ochenta y noventa.

Para mí la CNT irá siempre vinculada al recuerdo de dos familiares directos. El primero, el de mi abuelo paterno, Joaquín, uno de los miembros más activos de la colectividad agraria anarquista en su pueblo aragonés, en 1936-1937. El otro, el de Mariano Carilla Albalá, primo hermano de mi abuelo materno, el hombre que terminó en Mauthausen luego de una vida dedicada a la lucha por los ideales anarcosindicalistas. Sé de ambos que fueron hombres buenos, queridos por quienes les conocieron, y fieles hasta el final a su idea.

Felicidades pues a la CNT y a sus adherentes, y que sea por muchos años más.

lunes, 9 de agosto de 2010

Joaquín Maurín vuelve a la palestra


Pocas figuras de la izquierda española han sido tan vilipendiadas por la propaganda estalinista como Joaquín Maurín. De Maurín ya hemos hablado en una ocasión anterior, y también de su condición de principal líder del POUM por encima incluso del referente intelectual del partido, el catalán Andreu Nin, asesinado por agentes del PCE y del NKVD por orden de Stalin. La peripecia de Maurín durante la guerra de España -fue capturado por los rebeldes en Galicia apenas comenzar la revuelta militar, y en 1946 se le permitió emigrar a EEUU-, y el hecho de haber militado en el PCE a finales de los años veinte y combatido desde dentro al estalinismo hasta abanderar la escisión que dio a luz al Bloc Obrer i Camperol en marzo de 1931 (uno de los dos pilares del futuro POUM junto con la Izquierda Comunista de Andreu Nin), le convirtieron durante décadas en presa obsesiva del terrorismo propagandístico del comunismo oficial.

Sucede que en estos tiempos en los que la desaparición del comunismo y la bancarrota de la socialdemocracia han devuelto toda su vigencia al pensamiento socialista (nunca más cierto el viejo lema de Castoriadis: socialismo o barbarie), figuras como la de Joaquín Maurín comienzan a dimensionarse por fin en toda su real grandeza, que es mucha. Aragonés nacido en Bonansa y residente durante años en Barcelona, inteligente, bien parecido, y dotado de una capacidad fuera de serie como agitador y organizador, Maurín, con sus aciertos y sus errores, constituye un ejemplo ético para las nuevas generaciones de jóvenes que aspiran a una izquierda diferente a la que hoy sobrevive en el poder o su aspiración.

Del interés por Joaquín Maurín nacerá pronto un libro publicado por Sariñena Editorial, el sello bajo el que el oscense Salvador Trallero viene publicando textos que están dejando huella en la bibliografía sobre los años de la guerra y la revolución españolas: Alas Rojas, Cartas de Grossi, Orwell en las tierras de Aragón y Sois Leyenda (sobre las Brigadas Internacionales en el frente de Aragón), han sido hasta el momento los títulos editados por Trallero. Pronto se sumarán a ellos como digo esa aproximación a Joaquín Maurín, y a no tardar ya mi libro sobre la deportación de republicanos españoles en Mauthausen, construido alrededor de la figura de mi tío-abuelo Mariano Carilla Albalá. Espero poder darles pronto noticias más concretas sobre estas obras.

sábado, 15 de agosto de 2009

Hallelujah


Hallelujah es un viejo tema de Leonard Cohen que el cantautor canadiense canta mejor cada vez, según pasan los años y el tabaco y el alcohol van dejando cicatrices en su garganta. Su letra, solemne y extraña, mezcla el sentimiento religioso y el amoroso (algo muy típico de la tradición cultural judía, recuerden el Cantar de los Cantares de Salomón o el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz), de modo que uno no sabe si el hipotético rey David que habla en la canción está pidiendo perdón a Dios por sus errores o en realidad se está quejando de una ruptura amorosa. En cualquier caso el David/Cohen defiende su posición con una dignidad admirable, y en el fondo nos está mandando un crudo mensaje respecto a los dioses demasiado sordos y las amantes tan poco comprensivas como ellos.

Las versiones de esta canción se cuentan por docenas, algunas bastante buenas y otras horrorosas, como una absolutamente olvidable perpetrada por Bono, el cantante de U2. Quien más quien menos ha ido retocando la letra original a la hora de cantarla, tal vez porque la de Cohen resulta demasiado "judía" y, en su irreverencia, profundamente religiosa. Entre las diferentes versiones existentes, la mejor interpretación y el mejor arreglo de la letra que puede escucharse -tanto que a mi gusto llega incluso a superar al propio Cohen en algunas partes del tema- es la que grabó Jeff Buckley.

La versión de Jeff Buckley se puso de moda en España hace un par de años, cuando cerró de modo impresionante un episodio de la serie "House". Como ya escribí tiempo atrás, cuando en abril de 2008 salí de visitar por primera vez el castillo de Hartheim (complejo de Mauthausen), el lugar donde en 1941 fue gaseado mi pariente Mariano Carilla Albalá, esa música se puso a sonar en mi cabeza sin saber porqué. Lo entendí más tarde, ya de vuelta a casa. Repasando la letra de la adaptación de Buckley, encontré este verso:

Nena, he estado aquí antes
he visto esta habitación
y he pisado este suelo.

Efectivamente, esa fue mi impresión al salir del Memorial de Hartheim: ya había estado allí, y había pisado antes aquel suelo.

viernes, 12 de junio de 2009

Cartas de Grossi. El POUM en las trincheras del frente de Aragón


A finales de julio de 1936 la columna Arquer-Piquer del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), procedente de la Barcelona que el 19 de julio había derrotado en la calle a los militares rebeldes, ayudó a constituir lo que a partir de las siguientes semanas y hasta marzo de 1938 sería el frente de Aragón.

Uno de los dirigentes de los milicianos poumistas era Manuel Grossi. Asturiano de Mieres y minero de profesión, Grossi se había establecido en Barcelona durante los años de la Segunda República. En la capital catalana se adhirió al Bloc Obrer i Camperol (BOC), una formación que amalgamaba de modo confuso pero al parecer atrayente posiciones de izquierda revolucionaria con una clara militancia nacionalista. El BOC se unió a la Izquierda Comunista (IC), otro pequeño partido catalán, éste de inspiración trostkysta, y juntos constituyeron el POUM, partido que en pocos meses, al estallar la llamada guerra civil española, llegó a adquirir un protagonismo probablemente muy superior a sus efectivos reales. El POUM era un partido formado por gente joven y entusiasta, con posiciones revolucionarias que a menudo desbordaban las de los anarcosindicalistas y desde luego, en abierta oposición a la política de mesura y apaciguamiento ante las clases medias llevada a cabo por los comunistas estalinistas.

En ese contexto, el papel de Grossi en el POUM adquirió cierta relevancia durante los primeros meses de la guerra, al convertirse al parecer en el principal responsable militar del POUM en el sector de la sierra de Alcubierre, a pocos kilómetros de la ciudad de Zaragoza, principal objetivo militar de las milicias republicanas durante 1936. Esa posición de mando llevó a Manuel Grossi a duros enfrentamientos con los dirigentes de las otras milicias, como el anarcosindicalista Buenaventura Durruti, el coronel Villalba, militar profesional y jefe de la guarnición de Barbastro, y también con Del Barrio, líder de la columna del PSUC (estalinistas) en la zona. Pero las mayores pugnas las sostuvo Grossi con los dirigentes de su propio grupo político, como Jordi Arquer, Francesc Piquer e incluso con el propio Josep Rovira, el respetado líder poumista que más tarde sería jefe de la mítica 29 División. Entre otros episodios menos conocidos, tuvo Grossi al parecer un papel destacado en la toma de Leciñena (la posición avanzada más próxima a Zaragoza que llegaron a establecer los republicanos), y también en su caída en manos de los rebeldes, aunque cuando se produjo ésta ya había sido destituido por Rovira.

Todas estas peripecias se recogen en el libro "Cartas de Grossi", que acaba de publicar Sariñena Editorial. Salvador Trallero, el joven y audaz editor aragonés que comanda esta editorial, acaba de sacar a la luz un testimonio relevante en forma de 40 cartas escritas por Manuel Grossi a principios de los años setenta, dedicadas en su mayoría a documentar lo sucedido en el frente de Aragón durante el verano y el otoño de 1936 y a explicar la posición de Grossi ante esos hechos, y sobre todo, a justificar sus propias acciones. En sus cartas, Grossi narra lo que él mismo llama "su verdad", que si en ocasiones resulta evidentemente sesgada en otras muchas ayuda a clarificar sucesos oscuros o poco conocidos. Se trata pues de un testimonio de primera mano facilitado por un personaje que se movió en el ojo del huracán durante los inicios de la guerra civil, y que además fue capaz de relatarlo de modo sencillo y coherente, a pesar de la aparente dispersión de temas, momentos y personajes que nos presenta en las cartas.

Salvador Trallero encontró este material precioso en el Centro de Historia Social de Amsterdam, y por lo que cuenta él mismo enseguida pensó en publicarlo. Hay que decir que este no es el primer libro que propone Trallero sobre esos días trágicos. En 2006 Sariñena Editorial consiguió el premio del Gobierno aragonés al Libro mejor editado durante el año en Aragón por su "Alas Rojas, Sariñena", un excelente volumen lleno de imágenes desempolvadas por Trallero en archivos militares, que narra la existencia del que quizá fue el más famoso aeródromo militar republicano de toda la guerra de España, situado precisamente junto a la localidad monegrina de Sariñena. Entre los proyectos editoriales de Trallero para los próximos meses figura la inmediata publicación en el próximo otoño de un libro sobre la presencia de George Orwell en el frente de Aragón, y otro sobre las Brigadas Internacionales en el mismo escenario. En 2010 Sariñena Editorial publicará el libro que estoy finalizando sobre mi pariente Mariano Carilla Albalá, miembro de la sección de caballería de la columna del POUM que comandó Grossi, exiliado en Francia y deportado por los nazis a Mauthausen, donde fue asesinado en agosto de 1941.

Cartas de Grossi, edición de Salvador Trallero. Ed. Sariñena Editorial. Junio de 2009.

En la fotografía, el abanderado de la caballería del POUM enarbola el estandarte en lo que parece la era de alguna población próxima al frente de la Sierra de Alcubierre (verano-otoño de 1936).

sábado, 8 de noviembre de 2008

La 9 compañía CTE


Esta fotografía que encabeza el post de hoy corresponde a la 9 Compagnie de Travailleurs Étrangers (CTE). Estaba integrada por republicanos españoles exiliados en Francia. Muy posiblemente, uno de los hombres que aparecen en la foto fue Mariano Carilla Albalá, mi tío-abuelo gaseado en el castillo de Hartheim, Austria. Como no tengo ninguna foto de él no puedo comparar. Esta debió tomarse en 1939 o en los primeros meses de 1940, antes de que los nazis invadieran Francia.

Gracias a la Amicale francesa de deportados y familiares de desaparecidos durante la Segunda Guerra Mundial, sé que Mariano como tantos otros españoles exiliados, se apuntó más o menos voluntariamente a uno de esos grupos de trabajo. Era la única forma de escapar de los campos de detención franceses; eso, o alistarse en la Legión Extranjera. Mariano optó por una CTE, que según la Amicale fue la 9 o la 117. Tal vez estuvo en ambas, pues las CTE se creaban, fusionaban o desaparecían a medida que se presentaban necesidades a resolver mediante sus contigentes.

Las CTE trabajaron fundamentalmente en obras de fortificación por toda Francia. La 9 en concreto, la de la foto, fue a parar a Vieil-Évreux, un pueblecito francés con menos de mil habitantes y situado en la Alta Normandía, en el departamento de Eure, cerca de la costa y no lejos de las playas donde unos años después, en 1944, desembarcaron los aliados. Pero en 1940 la iniciativa era de los nazis, que en junio de ese año invadieron Francia luego de atravesar Holanda y Bélgica.

Ante el derrumbe del ejército francés parece que la unidad de Mariano se dirigió hacia la única salida próxima posible, las playas de Dunkerque, en donde se amontonaban cientos de miles de hombres que intentaban embarcar en cualquier cosa que flotara para huir de los alemanes que se aproximaban a toda velocidad. Pero el 2 de junio de 1940 salió el último barco de Dunkerque hacia Inglaterra, y quienes no consiguieron plaza, Mariano entre ellos, reiniciaron la huida en dirección norte. El 6 de junio Mariano y los restos de su unidad fueron capturados en un punto situado entre Dunkerque y la frontera belga. ¿Adónde iban? Quizá intentaban llegar a la costa belga para buscar allí algún medio de transporte que les llevara a Inglaterra; pero la trampa nazi ya se había cerrado sobre ellos, y no habia escapatoria posible.

Algunos de los hombres que aparecen en la foto fueron deportados a Mauthausen. Otros lograron unirse al maquis, liberar París e invadir Alemania. Otros simplemente sobrevivieron a la guerra, escondidos en pueblos y granjas. El destino que tuvo cada cual, la aventura que vivió, es un pedazo de nuestra historia colectiva que hay que salvar.

La fotografía de la 9 CTE me la ha facilitado amablemente Alban Sanz, cuyo blog "Voix de l'Exil" está dedicado a recuperar la memoria de los componentes de la 11 CTE. Estoy en deuda con él.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Vicente Carilla, un emigrante español en la Argentina de principios del siglo XX


En posts anteriores les he ido hablando de Donato Navarro Mairal, uno de mis bisabuelos por línea materna. Últimamente ando investigando sobre el otro bisabuelo materno, llamado Vicente Carilla. La verdad es que he reunido pocos datos sobre la vida de Vicente, pero lo que voy sabiendo de él resulta apasionante.

Vicente Carilla nació en la ciudad de Huesca, en 1869. Siendo niño su familia su trasladó a Lanaja, un pueblo de la provincia de Huesca, donde su madre se estableció como carnicera. Los Carilla eran varios hermanos, uno de los cuales, Manuel, fue el padre de Mariano Carilla Albalá, el que terminó sus días en la cámara de gas del castillo de Hartheim, en el complejo de campos de Mauthausen.

Vicente se casó y tuvo tres hijos, el menor de los cuales fue Mariano Carilla Salillas, mi abuelo materno, aquél a quien en los años cuarenta del siglo XX abrió expediente el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo por haber estado circunstancialmente afiliado al PCE. Cuando ya había cumplido los cuarenta, una edad avanzada para la época, Vicente decidió emigrar con su familia a Argentina en compañía de otras familias de su pueblo. Se trataba de un viaje con difícil retorno, pues al llevarse la familia completa aumentaban las posibilidades de echar raíces más rápidamente en el país de acogida.

Pero al parecer, y según cuenta mi madre, surgió un inconveniente no previsto, que modificó en parte los planes hechos. Resultó que la hija mayor de Vicente, entonces una adolescente de 13 ó 14 años, se negó rotundamente a viajar, amenazando con tirarse del barco si la llevaban a la fuerza. La cosa debió ser tan seria que finalmente, Vicente decidió marchar a Argentina en compañía de las otras familias najinas pero dejando a la suya en el pueblo.

Nada sé de los preparativos ni la travesía marítima, pero lo que si está certificado por el CEMLA (Centro de Estudios para las Migraciones Latinoamericanas) es que Vicente Carilla llegó a Buenos Aires el 3 de junio de 1913 a bordo del Infanta Isabel, un trasantlántico construido en Inglaterra y puesto en servicio aquél mismo año, y dedicado al transporte de emigrantes europeos a Uruguay y Argentina (tenía capacidad para dos mil pasajeros). Hacía un año escaso que el Titanic se había hundido, y el Infanta Isabel fue uno de los primeros barcos construido según las nuevas normas que pretendían evitar tragedias como aquél terrible naufragio.

Al desembarcar en Buenos Aires Vicente tuvo que facilitar su filiación. Por ella sabemos que declaró tener 44 años, estar casado, ser ciudadano español, de religión católica y jornalero de oficio, y que había embarcado en Barcelona. No consta lugar de nacimiento, porque al parecer en aquellos años todavía no se les preguntaba a los recién llegados.

Desconozco cuánto tiempo permaneció Vicente en Buenos Aires. Según mi madre, su estancia en Argentina duró poco, dos o tres años. Al parecer mi bisabuelo y sus compañeros de aventura se dirigieron desde la capital a la provincia de Santa Fé, donde existían por aquellos años numerosas colonias agrícolas en las que trabajaban españoles, especialmente cultivando trigo. Es posible que residiera algún tiempo en la ciudad de Rosario, que acogió asimismo en esos años grandes contingentes de emigrantes españoles.

Sin embargo Vicente regresó pronto a España, tras un oscuro episodio que implicó a otro najino. Al parecer Vicente y él trabajaban para un argentino que explotaba carboneras y que murió en extrañas circunstancias, quedando éste otro najino (de quien desconozco el apellido) como dueño de la empresa. Al poco tiempo Vicente regresó a España tan pobre como se había ido, pero el otro najino volvió unos años más tarde y muy rico, aunque para siempre le quedó el apodo de “Matacarboneros”.

A poco de volver a España Vicente Carilla y su familia se fueron a vivir a Huesca, pero mi abuelo Mariano quedó en Lanaja. Vicente vivió el resto de su vida en la capital altoaragonesa.

Ando ahora removiendo on line por los archivos provinciales de Santa Fé, a ver qué aparece por allí. Me intriga especialmente esta historia de “Matacarboneros”, a ver si hay suerte y encuentro alguna referencia.

La información aquí ofrecida ha sido allegada a través del CEMLA y de la memoria familiar transmitida por María Felisa Carilla. La información sobre el Infanta Isabel figura en varias páginas de Internet. Estoy en deuda con Jorge Schussheim, que me puso en contacto con el CEMLA argentino.

La imagen que acompaña el post corresponde al Infanta Isabel.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Carta al juez Garzón


carta que he enviado al juez Baltasar Garzón el 4-9-2008

Sr. D. Baltasar Garzón Real,
magistrado titular
del Juzgado Central de Instrucción núm. 5.
de la Audiencia Nacional
c/Prim, 12
280024 Madrid

Quien subscribe, (datos particulares) se dirige respetuosamente a usted para exponerle los siguientes hechos y circunstancias:

Que ha conocido a través de la prensa el inicio de actuaciones en su juzgado tendentes a depurar por vía judicial las responsabilidades derivadas de la actuación represiva contra ciudadanos españoles llevada a cabo por servidores y adherentes del régimen franquista.

Que desde hace algún tiempo conoce y obra en su poder la documentación que acredita que D. Mariano Carilla Albalá, ciudadano español, nacido en Lanaja, provincia de Huesca, el 11 de noviembre de 1892, fue asesinado el 16 de agosto de 1941 (aunque su acta de defunción fue redactada el 24 de septiembre siguiente), en la cámara de gas del castillo de Hartheim, perteneciente al complejo de campos de exterminio Mauthausen-Gusen, en Austria, siendo posteriormente incinerado en el horno crematorio que funcionaba en dicho castillo.

Que D. Mariano Carilla Albalá había sido capturado previamente por los alemanes hitlerianos en Francia en fecha indeterminada de 1940, siendo internado junto con otros ciudadanos españoles detenidos en similares circunstancias en los campos de detención y clasificación Stalag 8-C y Stalag12-D, cerca de la ciudad de Trier (Treveris), en Alemania, donde recibió el número de prisionero 35.966.

Que el 21 de enero de 1941 se produjo como queda dicho el traslado de D. Mariano Carilla Albalá y de los otros cientos de españoles detenidos en el Stalag 12-D al complejo de campos de exterminio del KZ Mauthausen, donde fue registrado como deportado el 25 de enero siguiente, siendo trasladado el 17 de febrero al KL Gusen (Gusen I), donde ingresó con el número 10.422 y clasificado como “rotspanier” (español rojo).

Que todos estos extremos relatados hasta aquí son hechos avalados documentalmente por el Mauthausen Memorial Archive, organismo dependiente del Ministerio del Interior de Austria, según fotocopias que se adjuntan.

Que la detención, deportación y asesinato de D. Mariano Carilla Albalá fueron llevados a cabo por servidores del régimen hitleriano alemán, pero que la responsabilidad última de ese crimen y de los similares cometidos en la persona de ciudadanos españoles compete a las máximas autoridades del régimen franquista español, según prueban las más solventes y documentadas investigaciones de afamados historiadores españoles y extranjeros, y tal como consta en numerosos libros y artículos escritos y publicados por éstos.

Que en estimación del que subscribe, los hechos hasta aquí relacionados constituyen un caso flagrante de crimen contra la Humanidad perpetrado en la persona de D. Mariano Carilla Albalá, crimen que cabe considerar como parte de un genocidio planificado y acordado entre las autoridades franquistas y nazis, y que tuvo como móvil la erradicación mediante el exterminio físico de personas políticamente opuestas a la ideología del régimen franquista.

Por todo ello solicito a usted con el mayor respeto:

Que se incorpore éste escrito y los documentos anexos a la causa abierta en ése juzgado, procediendo penalmente contra los ciudadanos españoles intervinientes en cualquier grado en el asesinato de D. Mariano Carilla Albalá que aún vivieren, y que en todo caso, se haga pública exposición de las responsabilidades concretas en que a la luz de los hechos descritos habrían incurrido los ya fallecidos.

Que tanto en el caso de los responsables vivos como en el de los fallecidos se incauten sus bienes materiales de modo preventivo, a fin de poder efectuar con ellos posteriormente las reparaciones económicas a que pudiera haber lugar.

domingo, 15 de junio de 2008

El expediente del "Tribunal especial para la represión de la masonería y el comunismo" contra Mariano Carilla Salillas


Continuando mis investigaciones en torno a mi tío-abuelo Mariano Carilla Albalá, el que pasó por Mauthausen y fue gaseado en el castillo de Hartheim, solicité al Archivo de la Guerra Civil, el famoso archivo de Salamanca, si tenían información en torno a esta persona. Me contestaron que existía un expediente del "Tribunal de represión de la Masonería y el Comunismo" contra Mariano Carilla, sin segundo apellido. Por puro cálculo de probabilidades deduje que era materialmente imposible que ése Mariano Carilla no fuera el Mariano Carilla que a mí me interesaba.

Así pues, mi sorpresa fue mayúscula cuando recibí las veintitantas páginas fotocopiadas que integran la reproducción del expediente, abierto y concluido en 1948: resulta que ése Mariano Carilla era Mariano Carilla Salillas, mi abuelo materno, el primo del deportado.

Quien se afilió al PCE en octubre de 1937, según se da por probado en el expediente, fue mi abuelo y no su primo. Más: según el denunciante (chivato, para ser más exactos), un falangista local, mi abuelo había militado antes de la guerra en Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña. Y según el informe del sargento de la Guardia Civil, también había tenido carnet de la CNT, sindicato para el que “habría hecho alguna propaganda” asimismo antes de la guerra, aunque sin tener papel destacado en la organización local.

¿Por qué Mariano Carilla Salillas se hizo miembro del PCE? Probablemente por el mismo motivo por el que otras personas del pueblo, entre ellos el alcalde y el teniente de alcalde, ambos también militantes de Izquierda Republicana (según información de Roberto Mateo, investigador local), dieron ése paso, y en compañía de otras siete u ocho personas constituyeron el “radio” (organización local) de Lanaja: para protegerse de los anarquistas locales. Según se deduce del expediente, mi abuelo -al igual al parecer, que algunos otros republicanos del pueblo- tuvo serios problemas durante la guerra, como consecuencia de su negativa a sumarse a la Colectividad Agraria; organismo en el que por cierto mi otro abuelo, Joaquín Pisa Gracia, jugó uno de los papeles más destacados. Mariano era “labrador”, es decir, pequeño propietario, y aunque fuera republicano y progresista no se avino a subsumir lo que consideraba medios de subsistencia de su familia en la organización agraria colectiva.

El Consejo de Aragón y las colectividades agrarias aragonesas habían sido disueltas por el Gobierno republicano en agosto de 1937, para lo cual se había enviado a la región unidades militares de obediencia comunista mandadas por Enrique Líster, que liquidaron el asunto por la vía rápida. Sin embargo, si dos meses después los militantes de Izquierda Republicana de Lanaja decidieron dar el paso de afiliarse al PCE y crear ése partido en su pueblo para protegerse de los anarquistas, significa que las cosas no se habían calmado y que los ánimos debían seguir calientes entre los antiguos colectivistas y quienes siendo republicanos, se habían enfrentado a ellos. En marzo de 1938 el pueblo sería ocupado por los franquistas y acabarían las disputas entre los campesinos, empezando para todos una larga etapa de represión y silencio.

Según el expediente y en lo que podríamos llamar el pliego de cargos, se dá por sentado que mi abuelo fue miembro del PCE y que tanto su mujer como sus suegros eran de izquierdas; su suegro era Donato Navarro Mairal, el najino que cuarenta años antes estuvo en la guerra de Filipinas y fue prisionero de los tagalos. Más sorpresas: la persona que según la documentación judicial le denunció, fue un falangista de Lanaja, Manuel Lasheras, con el que al parecer mi abuelo mantuvo cierta amistad toda su vida; es decir, Mariano jamás supo el origen de una investigación que pudo haber tenido consecuencias fatales para él.

A mi abuelo le salvó la vida, al parecer, la buena opinión que de él tenían sus vecinos. Tanto el sargento de la Guardia Civil como el alcalde (año 1948, repito) escribieron informes muy elogiosos sobre su persona. En realidad, quizá lo más determinante fue la intervención como valedor suyo de cierto personaje de derechas muy significado en Lanaja, y también de un hermano falangista que tenía cierta relevancia en Huesca capital.

La conclusión del expediente es francamente inesperada: el juez encargado escribe que aunque está probado que el acusado perteneció al PCE debe archivarse el caso, y ordena el sobreseimiento; el fiscal se manifiesta de acuerdo. Algo absolutamente excepcional en la España de 1948, donde por mucho menos otros fueron directamente a la cárcel e incluso al paredón.

lunes, 5 de mayo de 2008

Día de alegría en Mauthausen


Un día como hoy, el 5 de mayo de 1945, fue liberado el campo de exterminio de Mauthausen, una efeméride que, esta sí, vale la pena conmemorar y comentar.

El Tercer Cuerpo de Ejército de EEUU avanzaba imparable por el centro de Austria en dirección a Linz, barriendo cualquier resistencia nazi. El día 4 habían alcanzado el pueblo de Mauthausen, distante apenas 20 kilómetros de Linz, la ciudad donde creció Adolf Hitler; el día 5 establecieron allí su puesto de mando.

Desde el día 3 de mayo había comenzado la huída de asesinos del campo de Mauthausen. Alguien, quizá un campesino del pueblo o un soldado alemán desertor, informó a los norteamericanos de que apenas a tres kilómetros del pueblo había algo que debían ver. Una patrulla de la 11 División Acorazada formada por dos tanques Sherman, subió una ladera montañosa y en medio de un paisaje idílico de granjas y prados encontraron el recinto del KZ Mauthausen, el principal campo de exterminio en Austria y uno de los más importantes del sistema nazi de exterminio de masas (por Mauthausen pasaron doscientas mil personas, de las cuales murieron unas ciento veinte mil).

La fotografía que ilustra este post está tomada en el momento exacto en que la patrulla norteamericana cruza el portón de entrada a Mauthausen, en medio del entusiasmo de los deportados. Los soldados no podían dar crédito a lo que veían; no sabían qué era exactamente "aquello". El sargento que mandaba la patrulla había nacido en Chicago, hijo de polacos, y podía captar sólo algunas palabras que le decían los prisioneros; por suerte, en la patrulla había otro soldado, descendiente de alemanes éste, que pudo comprender qué era Mauthausen a partir de las frases atropelladas de los liberados.

En esa fotografía histórica, cuya copia contemplé hace apenas 15 días en el museo de Mauthausen, hay varias cosas que llaman la atención.

La primera, la pancarta que cuelga sobre la entrada del campo: "Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras". La confeccionó uno de los presos, un pintor catalán llamado Teix, y quedó incompleta porque sus compañeros se la arrebataron para salir corriendo a colgarla antes de que pudiera finalizarla.

Después, la foto misma. La hizo Francesc Boix (fíjense que está tomada desde dentro del campo), joven fotógrafo de prensa barcelonés, uno de los personajes clave entre los deportados supervivientes de Mauthausen. Francesc Boix era hijo de una importante familia burguesa de Barcelona, los propietarios de la Sastrería Boix. Con sólo veinte años, Francesc fue antes de la Guerra de España uno de los primeros fotógrafos de eventos deportivos como carreras ciclistas y sobre todo de automóviles, en las que parece que llegó a participar como piloto en alguna ocasión. Militante comunista, del PSUC, y exiliado en Francia, fue deportado a Mauthausen, donde trabajó en el laboratorio fotográfico del campo, lo que aprovechó para robar negativos que luego fueron una de las más importantes pruebas de cargo contra los jerarcas nazis en el juicio de Nuremberg, durante el cual Boix actuó como un testigo de cargo fundamental. Murió poco después en París por causa de los padecimientos sufridos, cuando apenas contaba 30 años.

Fíjense, por último, en que a la izquierda de la fotografía hay algunos personajes vestidos con abrigos oscuros y gorras que, en definitiva, eran parte del uniforme de los guardianes del campo, lo que ha llevado a alguien a sostener por escrito el disparate de que en la foto se ve "a presos y guardianes saludando juntos a los norteamericanos"; obviamente los uniformes así como algunas armas habían sido recuperados por los propios presos tras la huída de los SS.

Mauthausen fue "el campo de los españoles". Más de diez mil republicanos españoles pasaron por este complejo de más de cuarenta campos, la mayoría destinados a Gusen, y siete mil quinientos de ellos murieron entre sus alambradas. Hoy es su día, el día de todos ellos.

Y también es el día de los muchachos que los liberaron. Los supervivientes de la 11 Acorazada se reunieron en 2005, en el sesenta aniversario de la liberación, en los mismos escenarios del horror para renovar su compromiso contra el fascismo y a favor de la libertad y la democracia, como quedó reflejado en una lápida conmemorativa a la entrada de Gusen. Para ellos, hoy también es día de alegría.

miércoles, 30 de abril de 2008

El Día de la Shoah


A estas horas ya ha anochecido en Israel, y habrá comenzado por tanto la conmemoración del Día de la Shoah (catástrofe, aniquilación....) correspondiente a 2008.

Es un día de gran tristeza colectiva, de luto general y de recogimiento. El dolor llega más allá del ámbito personal y familiar, para extenderse a toda una comunidad formada por gente muy diversa (contra lo que algunos puedan pensar hay judíos creyentes y ateos, ricos y pobres, de izquierdas y de derechas, simpáticos y antipáticos... como en cualquier otro colectivo formado por seres humanos). A todos ellos les une, eso sí, el recuerdo de seres queridos que fueron asesinados simplemente por ser señalados como integrantes de ése colectivo variopinto y contradictorio, humano en suma, que llamamos "judíos".

Uno, que como habrán visto también comparte su pedacito de Holocausto a través de un familiar martirizado por las mismas bestias que asesinaron a millones de judíos durante el período más negro de la Historia de la Humanidad, se siente solidario con esa gente. Hace unos días un buen amigo, judío por más señas, me reconfortaba al decirme que entendía y compartía los sentimientos que me dominaban al ir desvelando el via crucis vivido por Mariano Carilla Albalá, el mismo via crucis que recorrieron los familiares de mi amigo en aquellos mismos años: "casi todos mis tíos y tías fueron asesinados entonces", me decía en un correo electrónico que guardo con cariño.

Así que desde ese sentimiento compartido, me atrevo a dirigirme a quienes hoy en Israel conmemoran este día y piensan en sus seres queridos violentamente arrebatados durante la Shoah, para que de alguna forma presionen a quienes dirigen su país a fin de que terminen de una vez por todas las muertes de inocentes en ése conflicto inacabable entre palestinos e israelíes.

No más niños destrozados en Palestina o en Israel, nunca más, por favor. Sería el mejor homenaje a los niños de mirada aterrorizada que desaparecieron para siempre en la Shoah.

lunes, 28 de abril de 2008

De regreso de los santuarios de la memoria


Ayer regresé de mi semana pasada en Austria, en la que he visitado los campos de concentración y exterminio de la región central de ése país por los que pasó mi pariente Mariano Carilla Albalá. Puedo decirles que para mí Mauthausen, Gusen y Hartheim ya no son sólo nombres asociados a la geografía del horror propagado por aquél régimen inmundo que fue el nazismo, sino lugares y paisajes que en adelante me serán familiares y reconocibles.

Como comentaba esta misma tarde en un foro, he de decir que he sentido verdadera vergüenza comparando el modo diferente como se tratan estos temas -no sólo el de la deportación- en España y allí. Mientras aquí estamos empezando (¡y algunos aún negando!) la recuperación de la memoria histórica de hechos sucedidos hace 70 años, en Austria estos temas están exquisitamente resueltos desde 1948, año de fundación de la actual república austríaca. Y eso se nota.

De verdad que da envidia ver el mimo y a la vez la discreción conque instituciones y particulares cuidan todo esto, la cantidad de información educativa de que disponen, y sobre todo cómo la facilitan a las jóvenes generaciones del país y el interés de éstos chavales por conocer el pasado real. Sorprende la juventud de documentalistas, cuidadores, archiveros... que trabajan allí en estos temas, y su interés y la calidez conque acojen a quien llega hasta ellos buscando información y ofreciéndoles la que uno ha podido ir reuniendo por su cuenta.

En fin, es posible que algún día lleguemos a ser un país verdaderamente civilizado y a la altura de nuestra propia historia colectiva, pero de momento nos faltan décadas para siquiera asemejarnos a la mayoría de nuestros vecinos europeos. Sobre todo en estos temas.

La imagen que ilustra este post es una copia de la placa en memoria de Mariano Carilla Albalá que dejé en la sala del crematorio de Mauthausen, donde existe esta costumbre de depositar elementos recordatorios de las personas que pasaron por aquél lugar. Uno de los elementos que figuran en la placa es una fotografía del pueblo natal de Mariano tomada desde un altozano próximo, al que seguramente subió muchas veces a jugar siendo un crío; seguro que a Mariano le habría gustado tener cerca una imagen de su pueblo.

miércoles, 16 de abril de 2008

Carta de Mauthausen


Hoy me llegó un correo electrónico de Mauthausen Memorial Archives (MMA). Casualidades de la vida, en el momento en que estoy preparando un viaje que haré la semana próxima a Mauthausen, Gusen y Hartheim, el vía crucis de campos de exterminio que recorrió mi tío-abuelo Mariano Carilla Albalá antes de ser asesinado por los nazis, resulta que MMA contesta a mi petición de datos sobre Mariano, que les formulé el 19 de junio de 2007.

El MMA es un servicio del Ministerio del Interior austríaco (¿se imaginan que en España el encargado de velar por la memoria histórica fuera su homónimo español?). Como buenos germánicos son lentos pero concienzudos, pues junto con el correo electrónico me han remitido un archivo en PDF con toda la información de que disponen sobre este caso. Buena parte de esa información ya la conocía a través de la asociación española Amical de Mauthausen y de la base de datos Censo de Españoles Deportados a Campos Nazis 1940-1945 , en el Portal PARES del Ministerio de Cultura español.

En síntesis el MMA me confirma las fechas de llegada de Mariano a cada uno de esos campos: Mauthausen el 25 de enero de 1941 (provenía del campo de clasificación Stalag XII-D, en Tréveris) y Gusen el 17 de febrero posterior. Sabía que Mariano había muerto el 29 de septiembre de 1941, y pensaba que había sido gaseado en el camión cámara de gas rodante que hacía la ruta Gusen-castillo de Hartheim. Pero Mariano no tuvo esa suerte: según el MMA llegó vivo a Hartheim el 16 de agosto. Es decir estuvo en ése lugar, acaso uno de los más siniestros de todo el universo concentracionario y de exterminio nazi, durante casi un mes y medio. Les ahorraré describirles lo que ocurría en Hartheim, y por qué considero que habría sido afortunado de haber sido gaseado en el camino al castillo.

En el archivo PDF vienen imágenes escaneadas de las anotaciones escritas a máquina en las que la burocracia nazi iba reflejando ése trasiego. Son anotaciones pulcras, concisas y ordenadas, redactadas en un alemán seco y eficaz. Hay errores típicos de escribientes que naturalmente no debían estar familiarizados con el idioma español: el oficinista de Mauthausen convierte el apellido Albalá en Alcalá (¡aunque escribe la tilde!), y el que redactó el acta de defunción transformó Mariano en Marino. También la grafía del pueblo de origen de Mariano les dio bastante trabajo: en sucesivas anotaciones Lanaja se convirtió en La Naja, La Maja e incluso en La Haya. No faltan los sucesivos números que le fueron tatuando de campo en campo.

El oficio de Mariano quedó anotado como Landwirt (granjero, campesino). Lo cierto es que siendo joven había emigrado a Barcelona, donde probablemente trabajaría en la industria. Sin embargo, al tener que encarar los prolegómenos de su final en aquél universo de horror, el hombre dio como oficio el que ejerciera en su pueblo durante sus primeros años; seguramente no fue casualidad, sino un deseo consciente de reafirmar la propia identidad.

La clasificación que recibió fue "Rotspanier", "español rojo". Seguro que la recibió con orgullo.

A mi regreso les contaré de mi viaje a esa geografía del horror y de la memoria.