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martes, 9 de noviembre de 2010

El almirante Massera ya está en casa


Ha muerto el almirante Massera. A los más jóvenes de mis lectores ese nombre no les dirá nada, a no ser que sean argentinos o personas de una cultura política y general muy por encima de la media de su edad. Para los demás decir Massera es mentar al asesino vesánico por antonomasia, al remedo latinoamericano más próximo a Himmler, un orate bruto carente eso sí de los buenos modales y el autocontrol personal del nazi alemán.

Massera fue el más criminal entre los criminales de una organización, el Ejército argentino, que lleva muchos años pariendo y "formando" asesinos sin parangón en cuanto a su brutalidad, falta de conciencia y cinismo autojustificativo. En los años setenta el almirante Massera formó parte de la Primera Junta militar argentina, al lado de un asesino triste como Videla, especie de cantante de tangos metido a carnicero de seres humanos, y del aviador Agosti, un ser gris y sin relieve ni siquiera como delincuente. Massera por el contrario era una bestia pletórica de energía para el Mal con mayúscula. Suya es la invención del Cronograma, intento de instaurar una Solución Final a la argentina que ordenaba y desarrollaba las diferentes "tareas" autoimpuestas por la Junta en orden al exterminio de toda oposición de izquierdas; suya es la frase famosa "primero mataremos a los subversivos, después a los neutrales y por último acabaremos con los tibios de nuestro bando"; suyo es el diseño de los Vuelos de la Muerte, en los que se arrojaba al mar desde aviones militares Hércules a presos vivos; él fue en fin el creador y responsable del funcionamiento del "chupadero" (lugar de desaparición de detenidos) instalado en la Escuela de Mecánica de la Armada, la siniestra ESMA, en la que fueron asesinados miles de detenidos sin que se sepa qué se hizo luego con sus cuerpos. Además de asesino Massera era un ladrón compulsivo: hizo asesinar a un alto dirigente empresarial argentino para luego quedarse con su mujer y su vivienda. Y en el colmo de la abyección moral, él y sus compinches llegaron a secuestrar a miles de recién nacidos hijos de sus víctimas para repartirlos luego entre prohombres adictos al régimen.

Este es el individuo que falleció ayer, a los ochenta y cuatro años. Dicen que padecía demencia senil, además de otras enfermedades mentales que permiten calificarlo como loco en el sentido popular del término. Carece de importancia saber si ya era un loco en los inicios de su irresistible carrera como represor, o si fue en el transcurso de ésta cuando devino un demente sediento de sangre y de maldad. En todo caso, de existir el Infierno, a estas horas Satanás ya conoce la respuesta.

En cualquier caso, desde ayer Argentina y el mundo en general son lugares un poco más libres y limpios, aunque siga existiendo el Ejército argentino.

En la imagen que ilustra el post, arrestos en la calle durante la última dictadura militar argentina (años 70 del pasado siglo).

viernes, 29 de octubre de 2010

Néstor Kirchner y el fin del peronismo



La inesperada por repentina -aunque ya anunciada por previsible- muerte de Néstor Kirchner deja Argentina sin resuello, en un momento en que el mundo no está para bromas. Caudillo al viejo estilo argentino, Kirchner condujo con puño de hierro la política y la sociedad argentinas durante una década, luego de haber sacado al país por las orejas del foso al que le arrojaron la destrucción moral y material que representaron las criminales Juntas Militares y la no menos criminal etapa presidencial de Carlos Menem.

En 2003 viajé por primera vez a Argentina. Lo que vi entonces fue un país que tras los primeros meses de presidencia de Kirchner, comenzaba a levantar cabeza de modo evidente. En el plano económico lo peor ya había pasado, pero era sobre todo en la actitud de la gente donde se notaba que se avanzaba firme en la recuperación. Tras el desastre final de la presidencia de De la Rúa y la concatenación de presidentes peronistas a los que casi no daba tiempo de jurar el cargo, con Kirchner el país recuperó fuerza, pulso y confianza. Con Kirchner la famosa vanidad argentina comenzaba a ganar terreno de nuevo al sentimiento extendido en los últimos años de ser el culo del mundo, y los jóvenes que tomaban el avión en Eceiza rumbo a Europa con un pasaporte español o argentino en el bolsillo ya no rompían el documento argentino en la sala de embarque, como hacían meses antes ante las cámaras de televisión extranjeras.

El precio de esta innegable recuperación fue el ejercicio del poder total por un personaje ambiguo, resabiado, probablemente corrupto y con seguridad, escasamente apegado a valores democráticos considerados fundamentales a este lado del Atlántico. Kirchner respetó la democracia formal, pero la vació de contenido; persiguió y encarceló a los militares genocidas de los años setenta, pero gobernó como si la nación le perteneciera; reagrupó en torno a sí intereses populares, pero los convirtió en instrumento de su poder a menudo coactivo sobre la sociedad. Kirchner fue también el presidente que manipuló las bandas de piqueteros convirtiéndolas en partidas de la porra a su servicio, con las que amedrentó opositores dentro y fuera de su partido, y el que fracturó el movimiento de las Madres y Abuelas de plaza de Mayo, poniendo a su servicio a una parte de ellas. También el que emprendió una cruzada sin cuartel contra los grupos de comunicación que no manifestaban adhesión inquebrantable a su persona. Y en fin, fue sin duda el ventrílocuo que manejaba los hilos de una presidenta por delegación, su esposa Cristina, a la que tenía previsto suceder en las próximas elecciones presidenciales ya desde antes de que ella tomara posesión de su mandato.

El peronismo se ha quedado sin el último dirigente que fue capaz de mal que bien mantener unido ese movimiento magmático y contradictorio, en el que se alinean toscos izquierdistas al lado de peligrosos fascistas en el más estricto sentido de la palabra. Un movimiento que fue fundado hace setenta años por un militar autoritario desde la admiración a la Italia de Mussolini. Hace apenas una semana, pistoleros de un sindicato gremial peronista asesinaron a tiros a un joven militante de extrema izquierda que protestaba con otros compañeros contra el modo en que se están destruyendo, en Argentina como en todo el planeta, las conquistas de los trabajadores a lo largo de un siglo de lucha.

El peronismo es un movimiento al que sus contradicciones internas condenan a estallar más pronto que tarde, sobre todo ahora que ha perdido la mano implacable que tiraba de sus riendas en estos últimos tiempos. Decenas de aspirantes se aprestan a la pelea, que ya ha comenzado a apuntar ante el mismo féretro del líder fallecido, con ese tinte tragicómico que tan bien retrató el escritor Osvaldo Soriano en su novela "No habrá más penas ni olvido", imprescindible para conocer de qué materiales está hecho el peronismo y sobre todo los porqués de tanto dolor y tanta payasada juntos.

Kirchner se ha ido de repente y Argentina observa con inquietud su desaparición, el mundo mira expectante hacia el gran país americano, y los buitres de este tiempo -desde el populismo chavista al capitalismo salvaje del FMI y la Reserva Federal- se aprestan a hincar ahí el pico para arrancar sabrosos bocados. Argentina necesita más que nunca por tanto de nuestra solidaridad, pero sobre todo de nuestro respeto.

viernes, 10 de septiembre de 2010

No todo iba mejor con Coca-Cola


Jorge Schussheim es un ciudadano argentino polifacético e inabarcable, en el que destaca su inteligencia, certera y corrosiva, y su sentido del humor, descacharrante y ácido. Entre las muchas facetas de este hombre irreverente y lúcido figura la de antiguo cantautor argentino durante los años sesenta y setenta, aquellos negros años de los Montoneros, los cuartelazos y la Triple A, tiempos infames en los que el ministro López Rega andaba por la Casa Rosada invocando al espíritu de Perón para que se manifestara a Isabelita, su viuda y presidenta por delegación del caudillo argentino, mientras sus secuaces eliminaban oponentes sanbenitados como "comunistas".

A toda aquella locura delirante y a la posterior y aún mayor que supuso el período de gobierno criminal protagonizado por las Juntas militares, sobrevivió el siempre sospechoso Schussheim, judío para acabar de fastidiar las cosas, que hoy es abuelo, escribe sobre gastronomía, y presenta un programa de radio al que dicen lleva gente que tiene cosas que decir.

En sus tiempos de cantautor Schussheim creó algunos temas que dejaron huella en su país. Uno de ellos sin embargo, destaca sobre todos los demás y conserva entera la carga vitriólica que tenía cuando fue compuesto.

Se titula Todo va mejor con Coca-Cola:

Yo era un tipo amargado, y en mi mismo encerrado,
reprimido, depresivo, tan shoqueado, tan mufado,
era un tipo muy jodido, peligroso y obsesivo,
paranoico y esquizoide, con síndrome epileptoide,
y mi vida transcurría y pasaba siempre a solas
hasta que llego el día en que descubrí la Coca Cola.

Coca Cola refresca mejor, Coca Cola elimina el dolor,
Coca Cola querida señora, es el símbolo más perfecto del amor.

Una vez fui arrestado, porque estaba acusado
de matar a mi papito, de clavarle un cuchillito,
pero el juez me perdonó, porque en el juicio probó
que fue en propia defensa y demostré mi inocencia,
soy culpable, ya lo sé, mas no merezco la gayola,
lo maté porque papá, me negó una Coca Cola.

Coca Cola refresca mejor, Coca Cola elimina el dolor,
Coca Cola querida señora, es el símbolo más perfecto del amor.

Las mujeres me espantaban, les temía y me aterraban
Y a pesar de las sesiones, la cosa no se arreglaba
Y seguían las tensiones, pero no las soluciones
No es verdad que esté tan mal!
Yo no soy homosexual!
Pero un día me asumí, la verdad me vino sola,
soy! pero ya no me importa porque tomo Coca Cola.

Coca Cola refresca mejor, Coca Cola elimina el dolor,
Coca Cola querida señora, es el símbolo más perfecto del amor.

Ahora refresco mejor, soy un buen consumidor
No resuelvo mis problemas, pero les doy el sabor
Coca Colas a montones y burbujas en colores
Soy feliz! Soy un gran mito! Soy el nuevo prototipo
Si quiere vivir mejor haga correr esta bola,
la generación de Pepsi y el mundo de Coca Cola.

martes, 6 de julio de 2010

Maradona, el barro hecho ídolo



Pocos personajes contemporáneos más patéticos que Diego Armando Maradona. A su conocida zafiedad, incultura, falta de modales y nula capacidad de raciocinio, le acaba de sumar ahora la machada de haber estrellado a la selección futbolística argentina en el Mundial de Sudáfrica, cuando cualquier técnico mediocre habría logrado maravillas con el plantel de jugadores del que disponía.

Pero no me interesa el aspecto futbolístico del asunto sino la dimensión digamos humana del personaje. Un tipo que se enganchó a la cocaína durante su estancia en el FC Barcelona -de hecho declaró en un programa de televisión que la probó por primera vez en el vestuario del Barça-, al tiempo que hacía anuncios televisivos en contra del consumo de drogas, en los que aparecía jugando al fútbol en una playa catalana rodeado de chavales a los que sermoneaba algo así como "di NO a las drogas". Este es el verdadero Maradona, un ser débil, quebradizo, sentimental y desarmado.

Y sin embargo millones de argentinos, incluídos muchos que se consideran de izquierdas y tienen una postura abiertamente critica y despierta en relación con los males de su país, adoran a esta ruina rechoncha y paticorta. El porqué me lo escribía ayer una amiga argentina: para los argentinos de clases populares Maradona es uno de ellos, y sus vicisitudes son de algún modo las suyas propias. Es alguien que salió de la nada, llegó a lo más alto y se tiró pendiente abajo, algo que al parecer le sucede a cada argentino varias veces en la vida. Así que Maradona tiene bula incluso para dejar a su país en ridículo, y no sólo deportivamente hablando: soez, prepotente, risible, sus ruedas de prensa en Sudáfrica han sido un espectáculo que los periodistas internacionales ya echan de menos.

Maradona daña gravemente a Argentina, y sin embargo la mayoría de argentinos incluidos muchos sensatos, le adoran hasta el delirio. Quizá haya que ver en eso una pulsión suicida de los argentinos, una colectividad al parecer siempre dispuesta a tirar el agua de la bañera con el niño dentro, sobre todo inmediatamente después de períodos de gloria o de calma, que en Argentina vienen a ser la misma cosa.

Un cierto debate sobre Maradona se acaba de instalar en la sociedad argentina, esa misma en la que torturadores y desaparecidos aclamaban juntos, unidos ante el televisor carcelario, a una selección nacional ganadora de un campeonato mundial que la Junta Militar de Videla compró a la FIFA. Maradona es el resumen de todo eso, y de ahí la adhesión que suscita en una sociedad desnortada que añora glorias pasadas aunque fueran trucadas, y de ahí también el asco que suscita fuera entre quienes gozan de la perspectiva sobre el personaje que da la distancia física. Al parecer, también algunos argentinos comienzan a abrir los ojos en este asunto, alabado sea Dios.

La fotografía que ilustra el post, de un humorismo siniestro, corresponde a los años europeos de Maradona. En ella aparece en compañía de Julio Alberto, otro jugador del FC Barcelona que en aquellos años era asimismo adicto a la cocaína, participando en un partido de fútbol "All Stars" contra las drogas.

domingo, 23 de mayo de 2010

Argentina, doscientos años de golpes de Estado militares


Decenas de miles de personas están siguiendo en la calle este fin de semana los lucidísimos desfiles militares que conmemoran la supuesta "independencia" argentina. No es que los argentinos tengan la exclusividad del patriotismo delirante, ni mucho menos, pero verdaderamente llama la atención tal pasión.

Otro día hablaremos de cómo Argentina y otras antiguas colonias americanas alcanzaron lo que las clases dominantes criollas llaman la "independencia", y cómo esos procesos se llevaron a cabo en beneficio sólo de las oligarquías locales (hay que conocer la Historia para saber que el presente no nace del aire, sino que tiene continuidad en el tiempo y en las formas de dominación). De momento bastan las imágenes de la mascarada militar que recorrió las principales vías de Buenos Aires, con decenas de miles de corderos aplaudiendo y vitoreando a los mismos lobos que hace unos pocos años les devoraban a dentelladas.

La verdad es que produce tristeza saber que entre quienes montaron un estand "patriótico" para "celebrar" junto al lugar donde desfilaban los carniceros ataviados de fiesta estaba la Asociación Madres de Plaza de Mayo (no sé cúal de sus escisiones, ni me importa), y verdadera vergüenza ajena el que entre las unidades desfilantes hayan estado los suboficiales de la Armada, cuya Escuela de Mecánica fue el más célebre "chupadero" de desaparecidos durante la, por ahora, última dictadura militar argentina.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Díaz Ferrán, presidente de la patronal CEOE, modelo de empresarios españoles


Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal española, la CEOE, esa especie de Sindicato del Crimen de la plutocracia carpetovétonica y nacionalidades estatutarias adyacentes, se ha convertido de golpe en un personaje hiperfamoso donde los haya, de esos que dan para hablar y no callar. Motivos hay sobrados para ello.

Como seguramente sabrán este señor, patrón de patrones españoles, se dedica a los negocios de altura. Y no sólo por poseer una aerolínea -Air Comet- que acaba de irse literalmente a la mierda dejando a miles de usuarios tirados en aeropuertos españoles y latinoamericanos, sino porque al parecer al tipo le ponen las cifras macro y las frases imbéciles. Como ejemplo de las segundas, ayer declaró a un micrófono radiofónico que "él no hubiera volado con Air Comet". Un lince el señor presidente de la patronal y eximio empresario, sí señor.

En cuanto a sus habilidades con el dinero ajeno, resulta que las empresas del señor Díaz Ferrán le deben 16 millones de euros a la Seguridad Social. O sea que los "problemas" de "gestión de la crisis" de este caballero vienen de lejos, y no de ayer como pretende hacer creer. Más: el señor Díaz Ferrán debe en créditos impagados a Caja Madrid la bonita cifra de 26 millones de euros, obtenidos gracias a su condición de miembro del Consejo de Administración de esa entidad bancaria (a ver quién le niega un crédito o los que sean a un consejero, venía a decir ayer Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid).

Sobre Díaz Ferran y sus apoyos (¿complicidades?), cuenta El País de hoy: "su aerolínea se adjudicó en la era Aznar, en 2001, y por concurso de la SEPI (el antiguo INI) Aerolíneas Argentinas, ex filial de Iberia. Obtuvo una ayuda estatal de 955 millones de euros que no destinó a lo comprometido (compra de aviones, ampliación de capital, pago de deudas), según denunció el Tribunal de Cuentas en 2006". Y sigue un poco después el diario madrileño: "También su compañía de autobuses madrileña, TRAPSA, ha sido puesta a la venta dos meses después de que el Gobierno de Aguirre prorrogase 15 meses sus concesiones, revalorizando sus activos. Y otra entidad pública, Caja Madrid, de la que es consejero (¿dónde quedan las incompatibilidades?), le concedió un crédito, impagado, de 26,5 millones de euros. Y ha expedientado a Díaz Ferrán por poner en su garantía acciones de Marsans que ya había pignorado a Banesto".

¿Entienden de dónde le viene la impunidad de la que ha gozado Díaz Ferrán?. Al final todo es lo mismo y va a parar al mismo pudridero.

La relación de Gerardo Díaz Ferrán con José María Aznar viene de lejos, de los tiempos en que un pool de empresarios castellano-leoneses (no todos vinculados a la D.O. Ribera de Duero) pusieron el dinero necesario para impulsar la carrera política de aquél niñato "postfalangista" hacia primero la presidencia de la Junta regional castellana, luego a la conquista del liderazgo en el Partido Popular y por fin al asalto de La Moncloa. Aznar les recompensó a todos ampliamente. En 2001, Viajes Marsans, propiedad de Díaz Ferrán, recibió del ya presidente del Gobierno español Aerolíneas Argentinas por el precio de una peseta. La operación todavía colea, y más que lo hará en un futuro próximo. En relación a este caso, un informe pericial ordenado por el Juzgado núm. 35 de Madrid no sólo ratifica imputaciones anteriores contra el presidente de la CEOE y su socio, Gonzalo Pascual, sino que las amplía. El caso abre una nueva etapa, dado que ahora no sólo se investiga el destino del dinero público destinado a pagar pasivos de Aerolíneas sino el que el Gobierno Aznar pagó a Marsans para reflotar ARSA a través de un plan industrial, que como se demuestra no se cumplió, llevando a la aérea suramericana a la situación en que finalmente quedó, hasta el punto de obligar al gobierno de los Kirchner a pagar las nóminas de los empleados. A los implicados se les acusa de haber malversado fraudulentamente cientos de millones de euros de dinero público español, como denunció el PSOE en su día. No es broma: los delitos que el Juzgado 35 de Madrid imputa a Díaz Ferrán y a sus socios son: desvío de fondos públicos, estafa procesal y delito fiscal.

En fin, como ven otro caso de "emprendedor" español ejemplar, aunque en esta ocasión se trata nada menos que del Primer Empresario de España, lo cual refuerza la moraleja a extraer. Y es que los empresarios españoles en su conjunto parece que se toman tan al pie de la letra aquello que explicaba Marx, acerca de que los beneficios del capital se logran mediante la expropiación de las plusvalías a sus legítimos propietarios, los trabajadores, y le han llegado a tomar tal gusto a la cosa del afane, que como nos descuidemos un poco nos van a a robar hasta la calderilla de los bolsillos.

En la fotografía que ilustra el post, el hombre que encarna la alternativa política (Rajoy) y el que encarna la economía productiva (Díaz Ferrán) españolas caminan juntos pisando alfombra roja.


lunes, 15 de septiembre de 2008

Vicente Carilla, un emigrante español en la Argentina de principios del siglo XX


En posts anteriores les he ido hablando de Donato Navarro Mairal, uno de mis bisabuelos por línea materna. Últimamente ando investigando sobre el otro bisabuelo materno, llamado Vicente Carilla. La verdad es que he reunido pocos datos sobre la vida de Vicente, pero lo que voy sabiendo de él resulta apasionante.

Vicente Carilla nació en la ciudad de Huesca, en 1869. Siendo niño su familia su trasladó a Lanaja, un pueblo de la provincia de Huesca, donde su madre se estableció como carnicera. Los Carilla eran varios hermanos, uno de los cuales, Manuel, fue el padre de Mariano Carilla Albalá, el que terminó sus días en la cámara de gas del castillo de Hartheim, en el complejo de campos de Mauthausen.

Vicente se casó y tuvo tres hijos, el menor de los cuales fue Mariano Carilla Salillas, mi abuelo materno, aquél a quien en los años cuarenta del siglo XX abrió expediente el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo por haber estado circunstancialmente afiliado al PCE. Cuando ya había cumplido los cuarenta, una edad avanzada para la época, Vicente decidió emigrar con su familia a Argentina en compañía de otras familias de su pueblo. Se trataba de un viaje con difícil retorno, pues al llevarse la familia completa aumentaban las posibilidades de echar raíces más rápidamente en el país de acogida.

Pero al parecer, y según cuenta mi madre, surgió un inconveniente no previsto, que modificó en parte los planes hechos. Resultó que la hija mayor de Vicente, entonces una adolescente de 13 ó 14 años, se negó rotundamente a viajar, amenazando con tirarse del barco si la llevaban a la fuerza. La cosa debió ser tan seria que finalmente, Vicente decidió marchar a Argentina en compañía de las otras familias najinas pero dejando a la suya en el pueblo.

Nada sé de los preparativos ni la travesía marítima, pero lo que si está certificado por el CEMLA (Centro de Estudios para las Migraciones Latinoamericanas) es que Vicente Carilla llegó a Buenos Aires el 3 de junio de 1913 a bordo del Infanta Isabel, un trasantlántico construido en Inglaterra y puesto en servicio aquél mismo año, y dedicado al transporte de emigrantes europeos a Uruguay y Argentina (tenía capacidad para dos mil pasajeros). Hacía un año escaso que el Titanic se había hundido, y el Infanta Isabel fue uno de los primeros barcos construido según las nuevas normas que pretendían evitar tragedias como aquél terrible naufragio.

Al desembarcar en Buenos Aires Vicente tuvo que facilitar su filiación. Por ella sabemos que declaró tener 44 años, estar casado, ser ciudadano español, de religión católica y jornalero de oficio, y que había embarcado en Barcelona. No consta lugar de nacimiento, porque al parecer en aquellos años todavía no se les preguntaba a los recién llegados.

Desconozco cuánto tiempo permaneció Vicente en Buenos Aires. Según mi madre, su estancia en Argentina duró poco, dos o tres años. Al parecer mi bisabuelo y sus compañeros de aventura se dirigieron desde la capital a la provincia de Santa Fé, donde existían por aquellos años numerosas colonias agrícolas en las que trabajaban españoles, especialmente cultivando trigo. Es posible que residiera algún tiempo en la ciudad de Rosario, que acogió asimismo en esos años grandes contingentes de emigrantes españoles.

Sin embargo Vicente regresó pronto a España, tras un oscuro episodio que implicó a otro najino. Al parecer Vicente y él trabajaban para un argentino que explotaba carboneras y que murió en extrañas circunstancias, quedando éste otro najino (de quien desconozco el apellido) como dueño de la empresa. Al poco tiempo Vicente regresó a España tan pobre como se había ido, pero el otro najino volvió unos años más tarde y muy rico, aunque para siempre le quedó el apodo de “Matacarboneros”.

A poco de volver a España Vicente Carilla y su familia se fueron a vivir a Huesca, pero mi abuelo Mariano quedó en Lanaja. Vicente vivió el resto de su vida en la capital altoaragonesa.

Ando ahora removiendo on line por los archivos provinciales de Santa Fé, a ver qué aparece por allí. Me intriga especialmente esta historia de “Matacarboneros”, a ver si hay suerte y encuentro alguna referencia.

La información aquí ofrecida ha sido allegada a través del CEMLA y de la memoria familiar transmitida por María Felisa Carilla. La información sobre el Infanta Isabel figura en varias páginas de Internet. Estoy en deuda con Jorge Schussheim, que me puso en contacto con el CEMLA argentino.

La imagen que acompaña el post corresponde al Infanta Isabel.

jueves, 21 de febrero de 2008

De curas castrenses y golpistas piadosos


En Argentina el gobierno ha tomado la decisión de echar a la Iglesia católica del Ejército, suprimiendo el Obispado castrense o como sea que se llame el tinglado de los curas dentro de la organización militar.

Una vez más pues, Argentina nos da sopas con onda en una cuestión en la que aquí todo quisque saca pechito (menos los fascistas, naturalmente, que en eso son coherentes). Resulta que en España tenemos superjueces que en vez de investigar el terrorismo franquista y sus multitudinarios crímenes, se dedican a husmear en en el terrorismo y los crímenes de la Junta Militar argentina, cuya producción asesina fue incomparablemente menor en cantidad y tiempo que la de sus pares españoles.

Y eso que los argentinos han hecho el trabajo judicial por su cuenta, y lo han hecho bastante bien. Los resultados de una y otra política a la vista están, con todos los jefes militares vivos del Ejército argentino de los años setenta en la cárcel, en tanto aquí los descendientes sanguíneos e ideológicos de los golpistas de 1936 se dedican a dar lecciones de democracia, en vez de pedir perdón a las víctimas y devolver todo lo que robaron sus antecesores.

Sin ir más lejos, en Argentina ése tal general Mena que acaba de publicar una proclama golpista en forma de libro, ya estaría expulsado del Ejército (sin cobrar su bonita pensión) desde la primera cagarruta en forma de discurso rebelde que depuso, y esta reincidencia de ahora le habría llevado directamente a la cárcel por incitación a la rebelión militar. Spain is different, y así nos va.