domingo, 15 de junio de 2008

El expediente del "Tribunal especial para la represión de la masonería y el comunismo" contra Mariano Carilla Salillas


Continuando mis investigaciones en torno a mi tío-abuelo Mariano Carilla Albalá, el que pasó por Mauthausen y fue gaseado en el castillo de Hartheim, solicité al Archivo de la Guerra Civil, el famoso archivo de Salamanca, si tenían información en torno a esta persona. Me contestaron que existía un expediente del "Tribunal de represión de la Masonería y el Comunismo" contra Mariano Carilla, sin segundo apellido. Por puro cálculo de probabilidades deduje que era materialmente imposible que ése Mariano Carilla no fuera el Mariano Carilla que a mí me interesaba.

Así pues, mi sorpresa fue mayúscula cuando recibí las veintitantas páginas fotocopiadas que integran la reproducción del expediente, abierto y concluido en 1948: resulta que ése Mariano Carilla era Mariano Carilla Salillas, mi abuelo materno, el primo del deportado.

Quien se afilió al PCE en octubre de 1937, según se da por probado en el expediente, fue mi abuelo y no su primo. Más: según el denunciante (chivato, para ser más exactos), un falangista local, mi abuelo había militado antes de la guerra en Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña. Y según el informe del sargento de la Guardia Civil, también había tenido carnet de la CNT, sindicato para el que “habría hecho alguna propaganda” asimismo antes de la guerra, aunque sin tener papel destacado en la organización local.

¿Por qué Mariano Carilla Salillas se hizo miembro del PCE? Probablemente por el mismo motivo por el que otras personas del pueblo, entre ellos el alcalde y el teniente de alcalde, ambos también militantes de Izquierda Republicana (según información de Roberto Mateo, investigador local), dieron ése paso, y en compañía de otras siete u ocho personas constituyeron el “radio” (organización local) de Lanaja: para protegerse de los anarquistas locales. Según se deduce del expediente, mi abuelo -al igual al parecer, que algunos otros republicanos del pueblo- tuvo serios problemas durante la guerra, como consecuencia de su negativa a sumarse a la Colectividad Agraria; organismo en el que por cierto mi otro abuelo, Joaquín Pisa Gracia, jugó uno de los papeles más destacados. Mariano era “labrador”, es decir, pequeño propietario, y aunque fuera republicano y progresista no se avino a subsumir lo que consideraba medios de subsistencia de su familia en la organización agraria colectiva.

El Consejo de Aragón y las colectividades agrarias aragonesas habían sido disueltas por el Gobierno republicano en agosto de 1937, para lo cual se había enviado a la región unidades militares de obediencia comunista mandadas por Enrique Líster, que liquidaron el asunto por la vía rápida. Sin embargo, si dos meses después los militantes de Izquierda Republicana de Lanaja decidieron dar el paso de afiliarse al PCE y crear ése partido en su pueblo para protegerse de los anarquistas, significa que las cosas no se habían calmado y que los ánimos debían seguir calientes entre los antiguos colectivistas y quienes siendo republicanos, se habían enfrentado a ellos. En marzo de 1938 el pueblo sería ocupado por los franquistas y acabarían las disputas entre los campesinos, empezando para todos una larga etapa de represión y silencio.

Según el expediente y en lo que podríamos llamar el pliego de cargos, se dá por sentado que mi abuelo fue miembro del PCE y que tanto su mujer como sus suegros eran de izquierdas; su suegro era Donato Navarro Mairal, el najino que cuarenta años antes estuvo en la guerra de Filipinas y fue prisionero de los tagalos. Más sorpresas: la persona que según la documentación judicial le denunció, fue un falangista de Lanaja, Manuel Lasheras, con el que al parecer mi abuelo mantuvo cierta amistad toda su vida; es decir, Mariano jamás supo el origen de una investigación que pudo haber tenido consecuencias fatales para él.

A mi abuelo le salvó la vida, al parecer, la buena opinión que de él tenían sus vecinos. Tanto el sargento de la Guardia Civil como el alcalde (año 1948, repito) escribieron informes muy elogiosos sobre su persona. En realidad, quizá lo más determinante fue la intervención como valedor suyo de cierto personaje de derechas muy significado en Lanaja, y también de un hermano falangista que tenía cierta relevancia en Huesca capital.

La conclusión del expediente es francamente inesperada: el juez encargado escribe que aunque está probado que el acusado perteneció al PCE debe archivarse el caso, y ordena el sobreseimiento; el fiscal se manifiesta de acuerdo. Algo absolutamente excepcional en la España de 1948, donde por mucho menos otros fueron directamente a la cárcel e incluso al paredón.

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