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sábado, 10 de diciembre de 2011

Gran Bretaña ya es Puerto Rico


Finalmente Gran Bretaña se ha autoexcluido de la reconstrucción financiera de Europa, lo que equivale en la práctica a su salida del proyecto europeo. La paciencia de los restantes socios con el submarino infiltrado por los yankees, se ha acabado. Finalmente los británicos se han quedado solos ante el acuerdo de los otros 26 miembros de la Unión Europea de avanzar (¡por fin!) hacia la integración fiscal, único modo de combatir la agresividad extrema de los llamados "mercados financieros" contra los países miembros de la Unión. Cameron se ha tenido que tragar los histéricos e infundados gritos que profería hace un par de días ante los entusiasmados diputados conservadores más eurofóbicos, la extrema derecha parlamentaria "british", cuando les aseguraba que lograran lo que lograran los otros países europeos, Gran Bretaña conseguiría más que ellos. Finalmente como digo lo conseguido por el Gobierno conservador-liberal británico ha sido que de una vez por todas le enseñaran a su país la puerta de salida de Europa, y que además le hayan ayudado a cruzarla a empellones nada disimulados.

Gran Bretaña regresa por tanto a la insularidad y a su supuesto Espléndido Aislamiento secular, solo que en este nuevo milenio ya no es la potencia mundial que fue siglos atrás sino apenas un país empobrecido, debilitado y en crisis desde hace décadas, que ahora debe escoger entre continuar siendo la colonia de los EEUU que es de facto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial o convertirse de una vez por todas en el Estado 51 de la Unión norteamericana; la misma tesitura que enfrentan los colaboracionistas de Puerto Rico, para entendernos. Y es que la libra esterlina británica es desde hace años una divisa-basura llena de agujeros, incapaz de competir con el euro y las divisas emergentes y completamente supeditada a los movimientos de superviviencia del dólar. 

¿Por qué los Gobiernos británicos juegan ese papel, tan desagradecido internacionalmente pero que al parecer encanta al extenso y fanfarrón electorado chauvinista británico, de ser los sempiternos palanganeros a las órdenes de Washington? Pues probablemente porque no les queda otro remedio. La economía británica se arruinó por completo con la pérdida de las colonias, cuya explotación salvaje constituyó el verdadero soporte de la prosperidad imperial de antaño, y hoy Gran Bretaña vive prácticamente de un solo activo económico: la City londinense. Leía esta semana en "El País" que la Bolsa de Londres y sus ramificaciones generan casi un tercio del Producto Interior Bruto británico. Es decir, en el caso británico no se trata tanto de que la economía financiera británica esté enfeudada a los "mercados" -cosa que también les ocurre a muchos de los países europeos continentales-, sino que la mayor parte o al menos la parte más jugosa del conjunto de la economía del país es simplemente, un producto segregado por el Mercado Financiero mundial por excelencia tras Wall Street. ¿Y qué se mueve principalmente en la Bolsa de Londres? lo explican John Le Carré y tantos otros: capitales procedentes del tráfico de drogas, de la compraventa de armas, de la trata de blancas y de cualquier otro negocio incluso legal que puedan imaginar, cruzados y marinados con fondos de inversiones de alto riesgo y el blanqueo de capitales fugados de respetables bancos y empresas de todo el mundo rumbo a paraísos fiscales que, en su inmensa mayoría, se hallan situados en dominios británicos: Islas del Canal de La Mancha, Gibraltar, Islas Caimán y un sinfín de lugares por el estilo. No hay organización delictiva solvente financieramente y dictador africano, asiático o latinoamericano que no mueva los capitales rapiñados invirtiéndolos a través de la Bolsa de Londres en busca de los mayores beneficios, a menudo con la complicidad del Gobierno británico (insisto, lean a John Le Carré). La Bolsa de Londres es pues probablemente, el mayor pudridero mundial de dinero corrupto. Y todo eso necesita obviamente la benevolencia y permisividad de los EEUU para poder llevarse a cabo.

Esa es la independencia económica que defiende David Cameron como la defendieron antes que él sus antecesores en el cargo, al menos desde el ingreso de Gran Bretaña en la Unión Europea. Pertenencia que por suerte parece estar tocando a su fin.

En la imagen que ilustra el post, policías ingleses protegen la Bolsa de Londres de una manifestación de "indignados" británicos.

domingo, 3 de enero de 2010

The Christians, soul contra neoliberalismo


The Christians es una banda de soul británica inicialmente liderada por 3 hermanos, de apellido Christian y origen jamaicano. El grupo se dio a conocer a mediados de los años ochenta, y aunque nunca ha llegado a desaparecer del todo, su actividad se ha reducido mucho en los últimos años y sus componentes han cambiado bastante en relación con la formación original.

El soul de The Christian es musicalmente elegante y culto, pero también está dotado de unas letras que poseen una contundencia política sorprendente. Aunque puedan sonar de modo parecido a Simply Red, sus letras no tienen nada de acarameladas y romanticoides: el terciopelo de la voz de Garry Christian desgrana verdaderos puñetazos en el hocico de la sociedad thatcherista y blairiana. Su soul con conciencia política es verdadera agitación contra toda la porquería neocapitalista que ha destrozado Gran Bretaña a lo largo de las tres últimas décadas.

Les dejo aquí un enlace a una grabación donde pueden admirarles interpretando "Ideal world", uno de sus temas más bellos y combativos. Como verán, incluso el clip es de una gran belleza.

Por cierto, no se pierdan ahí la traducción de la letra al español. Hay un pasaje que parece dedicado al Trío de las Azores:

Un tono azul en el cielo,
Una canción de esperanza, un noble pensamiento,
Pero ¿cuánto tiempo la gente debe seguir muriendo
Antes de que los culpables lo paguen?

viernes, 3 de agosto de 2007

Asesinos y embusteros


El 22 de julio de 2005 un grupo de policías enloquecidos entró en un vagón del metro de Londres y asesinó a sangre fría a Jean Charles Menezes, un electricista brasileño de 27 años que se hallaba tranquilamente sentado esperando que el convoy arrancara. Menezes recibió ocho balazos, siete de ellos directamente en la cabeza.

Horas después del crimen, Ian Blair, el comisario jefe de la Policía Metropolitana de Londres, afirmaba ante la prensa que el "suceso" estaba "directamente relacionado" con la operación antiterrorista desplegada el día anterior. Según esta primera versión, Menezes sería un terrorista suicida a punto de cometer un atentado, y habría sido abatido tras desplegar un verdadero arsenal armamentístico.

Ante el escándalo concitado en prensa y opinión pública, la versión varió luego en el sentido de que Menezes había salido de una casa vigilada por la policía como lugar de reunión de terroristas islamistas, y fue seguido por los policías hasta el metro, donde se le tiroteó; comenzaban las dudas policiales respecto a la "peligrosidad" del brasileño.

Más tarde, en una nueva versión policial, Menezes ya ni siquiera tenía relación directa con terroristas. El joven se habría colado en el metro y al darle el alto, habría echado a correr manteniendo una actitud "sospechosa" que forzó la respuesta policial. Los testigos presenciales, sin embargo, continuaban desmintiendo que Menezes hubiera hecho nada sospechoso mientras permaneció en el metro, y también que hubiera opuesto cualquier tipo de resistencia a ser detenido; simplemente no le dio tiempo, porque los policías le dispararon a la cabeza apenas entraron en el vagón.

Finalmente Ian Blair hubo de manifestar públicamente que todo había sido "un trágico error". Mentira sobre mentira.

Ahora Scotland Yard, tras finalizar una investigación oficial a la que se resistió con uñas y dientes, se ve obligado a reconocer que en el caso hubo "graves deficiencias" y que Andy Hayman, el subcomisario encargado de operaciones especiales, "mintió" (sic) al "no informar a tiempo a sus superiores" de que habían matado a un inocente, cosa que los asesinos de Menezes supieron inmediatamente al comprobar sus documentos. En el colmo del cinismo, el informe pretende que Ian Blair permaneció "casi desinformado por completo" sobre los detalles del suceso por culpa de su subordinado. Toda la culpa del "suceso" recaería en Hayman, que según la Comisión de investigación ocultó "de forma deliberada" a su jefe los datos de que disponía.

De hecho, este informe es el segundo que emite la comisión. En un primer intento exculpatorio, elaborado cuando el Gobierno y la policía británicos pensaban que aún podían limitar el escándalo, se llegó a recomendar que no se sancionara a los once agentes implicados en el asesinato de Menezes por no existir "pruebas suficientes" en su contra. Ahora se descarga toda la responsabilidad en un subordinado desleal con sus superiores, en un intento desesperado de salvar el culo de Ian Blair y evitar que éste acabe implicando en el caso al anterior primer ministro, Tony Blair.

Una vez conocido públicamente el informe, a Ian Blair le ha faltado tiempo para convocar una rueda de prensa en la que disculparse por los "fallos" (sic) de la policía, y sentenciar: "Yo no mentí a los ciudadanos".

Como puede verse, realmente en el Reino Unido existe auténtica actividad terrorista. Y además, mienten como bellacos.

domingo, 1 de julio de 2007

El circo "antiterrorista" en Gran Bretaña toma nuevo impulso


Los creadores del espectáculo circense que es la supuesta "lucha contra el terrosimo islamista" en Gran Bretaña han roto este fin de semana todas las barreras del ridículo. Políticos, medios informativos y ciudadanos descreen cada vez más de estas puestas en escena policiales que ya sólo engañan a quien quiere engañarse: las alertas policiales antiterroristas en EEUU y Gran Bretaña son simplemente parte de una política de extensión del miedo irracional entre la población a fin de facilitar su control por las autoridades, una verdadera forma de extorsión social dirigida por políticos sin escrúpulos. Ocurre que quienes deben ejecutar esta práctica realmente terrorista son, entre otras cosas, unos absolutos chapuceros.

No de otro modo cabe calificar a quien pretende hacernos creer que un grupo terrorista deja ostensiblemente mal aparcado un automóvil cargado de explosivos en pleno centro de Londres, en una zona hipercontrolada policialmente. ¿Qué pretendían los supuestos terroristas, que el primer policía municipal que pasara por allí se fijara en el coche?. Luego esté ese intento de "volar" un aeropuerto por el procedimiento de estrellar un coche en una puerta de acceso absolutamente lejana de las zonas estratégicas de la instalación atacada. ¿Pensaban acaso llegar hasta las pistas del aeropuerto conduciendo desde el exterior?.

Ahora muchos británicos ya se toman abiertamente a rechifla estos incidentes, que apestan a prefabricados. Ocurre que desde el asesinato por la policía inglesa del brasileño Menezes cuando este joven se hallaba tranquilamente sentado en un vagón del Metro, y sobre todo tras la catarata de mentiras policiales y gubernamentales con las que se intentó encubrir aquella acción criminal, el poco crédito de que podía gozar la policía británica ya se disipó por completo. Sin olvidar las crecientes sospechas en torno al papel protagonista de los servicios secretos británicos en los presuntos atentados islamistas del 7-J en el metro londinense.

Estos montajes tienen un objetivo claro, y lo ha enunciado con toda desfachatez el nuevo premier británico, Gordon Brown, llamando a los británicos "a unirse en torno a su Gobierno y a su policía". Se trata por tanto de espolear el miedo entre la gente y de obligarla a aceptar un Gobierno que es una exacta fotocopia del anterior, carente por tanto de cualquier prestigio y credibilidad desde su mismo arranque, y que para postre tiene al frente un nuevo líder tan poco apreciado por la opinión pública como el precedente.

Para colmo, hoy domingo se celebra un gran concierto de homenaje a Diana Spencer, a quien muchos investigadores independientes y sobre todo una parte creciente de la opinión pública británica señala, con razón o sin ella, como una víctima del terrorismo de Estado británico por razones dinásticas. Los "incidentes" de estos días suenan también a intento de enterrar el fantasma del presunto asesinato de Lady Di, haciendo que los británicos centren toda su atención en el temor a Al Qaeda.

viernes, 29 de junio de 2007

Se va un caimán. Tony Blair, el político y el criminal (1)


La retirada política de Tony Blair coincide, y no casualmente, con el estrechamiento progresivo del cerco en torno a este individuo, que llegó al gobierno como epígono de la renovación de la izquierda europea y se va como el lacayo por antonomasia de los norteamericanos en el siglo XX. Un personaje que, por lo demás, se ha manifestado de modo repetido como muy peligroso y dañino tanto para las gentes de su país como para la escena internacional.

A Blair acaba de interrogarle la policía como "testigo" en el caso de la financiación ilegal del Partido Laborista (LP) mediante la venta de títulos nobiliarios; todo un símbolo que los "nuevos laboristas" hayan resultado tan rancios como para aprovecharse de la vanidad de los ricos deseosos de blasonar sus plebeyos apellidos.

De todos modos no dejaría de tener gracia que a Blair se le acabara procesando por un delito económico que, comparado con su actuación pública y oculta, carece por completo de entidad. Porque el Blair gobernante y el Blair de las sombras sin duda pasarán a la historia como las dos caras de un único criminal, impulsor de hechos extremadamente luctuosos dentro y fuera de su país. Lo que en resumidas cuentas puede acabar desdibujando su perfil político, que lo tiene y merece atención por representativo de un modo muy al uso de entender el liderazgo político contemporáneo.

Como premier británico, Tony Blair ha sido el continuador y si se quiere el perfeccionador de la obra de Margaret Thatcher. Entre sus logros más significativos destacan la reconversión del Labour en un partido vagamente liberal, la aniquilación total de los sindicatos y la almoneda privatizadora de los antaño referenciales y hoy destruidos servicios públicos británicos. En política exterior su subordinación absoluta a las directrices del Imperio ha embarcado a Gran Bretaña en un peligrosísimo enfrentamiento total con el mundo árabe y musulmán, y su política interior ha sido fascistoide y represiva en relación las minorías y con toda disidencia. Su actuación como principal ariete imperial contra el proyecto de Constitución Europea está en el origen de la parálisis actual de la Unión Europea.

Entre otras hazañas, el Blair político público impulsó la fuga legal de Augusto Pinochet de Gran Bretaña, en una operación en la que participaron los estamentos judiciales británicos y el gobierno español presidido por José María Aznar. Si actuaron así por convencimiento o cobrando por ello -la fortuna acumulada por Pinochet permitía esa clases de sobornos y mucho más-, es algo que probablemente nunca sabremos, pero conociendo a los personajes implicados dudo que la libertad le saliera gratis a Pinochet.

martes, 3 de abril de 2007

¡Después de usted, señor!



Cuenta El País de hoy que al finalizar unas maniobras militares, un vicemariscal del aire británico, un tal Walker, ha largado una perorata a sus hombres a cuenta de la histeria antiterrorista en que viven los súbditos de su Graciosa Majestad por gentileza del gobierno del señor Blair. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol.

Lo novedoso vino inmediatamente después, cuando al acabar su soflama el jefazo militar quiso saber si sus hombres estaban preparados para "estrellar su aeronave con el fin de destruir un vehículo que transportara a un comandante talibán o de Al Qaeda"; en resumidas cuentas, el vicemariscal Walker preguntó a sus pilotos si en caso de quedarse sin munición y como último recurso, estarían dispuestos a convertirse en kamikazes.

La respuesta de uno de ellos muestra que incluso en la milicia sigue quedando gente con sentido común: "¡Después de usted, señor!. Estaría dispuesto a intentarlo, pero sólo después de que el vicemariscal del aire me muestre cómo hacerlo", soltó uno de los pilotos según el diario Sun.

Que se sepa, los loqueros aún no le han puesto la camisa de fuerza al vicemariscal. En todo caso, alguien debería ir pensando en cesar a este zopenco, remedo de aquél otro chalado con galones que bordó el genial Peter Sellers en "Dr. Strangelove" ("Teléfono rojo, volamos hacia Moscú", en España).