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martes, 28 de abril de 2009

Culillos principescos


Ahí tienen a Letizia (con "z") Ortiz y Carla Bruni escalando la entrada principal del palacio de la Zarzuela, donde les esperaban los reyes de España y sus respectivos consortes (los de de Letizia con "z" y de Carla, que el Rey ya tiene su reina y por muchos años).

Observen esos culillos principescos que debieron ser deliciosamente respingones en su tiempo, y que ahora -¡ay!- la edad, la ley de la gravedad y los partos han dejado levemente caídos. Las piernas siguen siendo de gacelas, como corresponde a dos hembras que han corrido detrás de machos cazadores de mucha importancia en sus respectivas tribus: un príncipe heredero del reino de España y un presidente casi monarca de la República Francesa.

La Ortiz y la Bruni son en realidad, plebeyas que han trepado tálamos mucho más altos que la escalinata de la Zarzuela. Ambas dieron en su momento sendos braguetazos de esos que hacen soñar a fregonas ingenuas; ambas encontraron su Príncipe Azul, y pasaron de ser contribuyentes normales a vivir a costa del erario público.

Disfruten admirando esos trajes y la prestancia de las señoras que los llevan. Al cabo, todo eso que ven en la fotografía lo pagamos de nuestros bolsillos y es, por tanto, un poco nuestro.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Bon Nadal, família Borbón


Dice el diario electrónico "El Plural" que los Príncipes de Asturias han felicitado las fiestas en castellano e inglés, y que la Infanta Elena, ha añadido de propina a la suya el francés. Así que por la parte más joven de la familia real española, parece que vamos superando ese viejo defecto carpetovetónico que llevaba a tanto españolito a responder bravíamente al extranjero que osaba dirigirse a él en lengua distinta a la de Cervantes: ¡"Si viene a España, aprenda usted español!".

Ocurre, sin embargo, que a príncipes e infanta se les ha olvidado que junto al idioma oficial del Estado, en España también son oficiales en sus respectivas comunidades autónomas el catalán, el vasco y el gallego, y que esa población con dos lenguas oficiales representa un tercio del total de ciudadanos del país, además de tener "súbditos" que hablan otras lenguas como el provenzal en el valle de Aran, el aragonés en núcleos pirenaicos, el portugués en Olivenza, el bereber en Melilla, y desde luego el caló gitano, una lengua cuyos hablantes en España se cuentan por cientos de miles.

Dice El Plural que "Zarzuela ha restado importancia al hecho y ha destacado que las traducciones son una mera cortesía hacia los extranjeros que reciben las tarjetas". Al parecer pues, los remitentes de esas felicitaciones navideñas se preocupan sólo por ser corteses con sus "súbditos" monolingües y con los extranjeros. Tamaña falta de sensibilidad y delicadeza habla bien a las claras del aprecio real que la singular familia siente por quienes les pagamos el sueldo además de soportar sus opiniones, fastos y hasta disputas internas.

Se diría que lo único que a esta gente le interesa del tercio largo de sus "súbditos" ahora ninguneados (y probablemente de los dos tercios restantes), es el color de nuestro dinero, el mismo que les permite vivir como dios sin aportar a la comunidad nada más que su presunta campechanía y supuesta sencillez, amén de la considerable falta de cultura y educación que acaban de acreditar una vez más.

lunes, 23 de julio de 2007

Las princesas no mean perfume


(Texto publicado originalmente en Izaronews, 23 de julio de 2007. La imagen ha sido tomada de la edición digital del diario 20 Minutos del 20/7/2007).

Si yo fuera Albert Monteys, director de la revista humorística El Jueves, las próximas Navidades le enviaría un jamón ibérico al juez Del Olmo, en justo pago a la extraordinaria labor que está desarrollando el señor magistrado en pro de la difusión mundial de esta modesta revista barcelonesa (70.000 ejemplares de tirada). Ni el más delirante director de marketing habría soñado una campaña promocional tan barata y eficaz como la que le ha organizado Su Señoría a El Jueves.

La cosa es que esta revista publicó en portada una caricatura en la que los príncipes Felipe y Letizia aparecían dándole al tran-tran por aquello de conseguir los 2.500 euros por recién nacido prometidos por Zapatero, medida oportunista y bastorra que ya comentamos aquí. Como reacción oficial, y aunque parezca increíble en pleno año 2007, el juez Del Olmo, al parecer a instancias del Fiscal General del Estado, le ha metido un paquete a la revista. Y no un paquete cualquiera sino un paquete a la usanza de los viejos tiempos, con la policía “secuestrando” los ejemplares de El Jueves en los kioskos e intentando intervenir en la redacción el material con el que supuestamente se había confeccionado e impreso la caricatura. Talmente como en aquellos tiempos en los que en la tele lloraba Arias Navarro y en la calle reinaban los “grises”.

La verdad es que el dibujillo de marras es grosero y zafiote, como bastantes otras caricaturas que El Jueves ha ido publicando sobre múltiples temas a lo largo de sus más de 30 años de existencia. La afición a la escatología de esta publicación viene de antiguo. Sin embargo lo que al parecer ha escocido en muy selectos círculos ha sido más que esa imagen de la principesca pareja con el culo al aire y metidos en faena, el comentario que se pone en boca de Felipe de Borbón en el sentido de que ese “ejercicio” recompensado económicamente por el Gobierno es la vez en su vida en que más cerca habrá estado de hacer un trabajo.

Dicen que quien ha saltado como una pantera con este asunto ha sido Letizia Ortiz, señora de Borbón y princesa consorte española, ya saben, la señorita asturiana hija de una enfermera afiliada a C-C-O-O que matrimonió con el Príncipe. No me extrañaría nada que así fuera. La Familia Real española suele tener más aguante en estos casos, y acostumbran a dar la callada por respuesta cuando se meten con ellos. Por el contrario, es propio de plebeyos “parvenus” tener la piel muy sensible a las críticas; la sensación de estar en un lugar que no les corresponde y en el que en realidad no se les quiere les provoca inseguridad, y les lleva a pensar que la gente se pasa el día choteándose de ellos; en parte no les falta razón en creerlo así.

Con los plebeyos metidos en jardines reales pasan estas cosas. Porque cuando una es una plebeya sin más puede divorciarse, abortar, tener amantes, y dejar que un noviete te fotografíe con las tetas al aire, un poner, y que la foto acabe siendo portada de un disco mexicano. Pero cuando el amoooor llama a tu puerta y la lleva a una a ser Princesa de España aunque hayas nacido “con estiércol entre los dedos de los pies” (según la expresión que usa Mika Walkari en “Sinué el Egipcio” para referirse a un personaje que llegó a faraón a pesar de haber nacido en la clase social más humilde), pues se arriesga a que todos y cada uno de sus actos sean examinados con lupa, y a que su propia figura, mentalidad y modos de ser y estar se conviertan en objeto público de chascarrillos; al cabo, y como dijo Felipe González hace ya tiempo, estas cosas, incluidos los insultos, “entran en el sueldo” cuando se es una figura pública.

En suma, que el Cristo que se está liando, harto peligroso por lo demás para la credibilidad del gobierno Zapatero, tendría su origen en un cabreo monumental de la Leti al verse retratados ella y su marido en una revista humorística como gente que no pega golpe más que en la cama.
En cualquier caso, y fuera como fuese el inicio del asunto, luego los despropósitos por la parte oficial han venido en cadena. Según explicó un perplejo Monteys durante una entrevista en RNE, la policía se presentó en la redacción de El Jueves para hacerse con “las planchas” mediante las cuales se había grabado la caricatura. Resulta que nadie les había explicado a los probos funcionarios que estas cosas hace años que ya no funcionan así, y que las nuevas tecnologías le permiten al dibujante crear el original en su casa o sentado bajo un pino y enviarlo a la revista por correo electrónico, y que en los procesos de impresión posteriores hace tiempo que se jubiló a los cajistas.

Más: dos o tres días después del número de la policía yendo de kiosko en kiosko para incautar los ejemplares de la revista distribuidos, alguien le debió recordar al juez Del Olmo que existe una cosa llamada Internet donde El Jueves tiene una página web en la que era posible seguir viendo la caricatura. De hecho, la página electrónica de El Jueves llegó a colapsarse debido al alud de visitas recibidas con motivo del secuestro. Ni corto ni perezoso Del Olmo ordena entonces clausurar la web de El Jueves, entrando así a saco en un tema tan delicado cual es la competencia real de los poderes públicos de un país concreto para intervenir en la Red como el caballo de Atila. Claro que las extralimitaciones en este terreno so capa de defendernos del terrorismo y de otros males contemporáneos no menos ponzoñosos son el pan nuestro de cada día; así que por qué no “chapar” una web que caricaturiza a los príncipes españoles y terminar haciendo el ridículo a escala planetaria, que es el nivel en el que funciona Internet.

Hoy, El Jueves es una publicación mundialmente conocida gracias al juez Del Olmo. Con un poco de suerte, en unas semanas el Parlamento Europeo acabará votando una moción en la que se pedirá al Gobierno español que vele por las libertades públicas en España, en especial por las de opinión, expresión y prensa, porque este tema en concreto nos ha situado a la altura de la Polonia de los Gemelos Pixie y Dixie.

Quizás alguien tendría que empezar a explicar en ciertos ámbitos políticos y judiciales que los ciudadanos de este país ya saben cómo se hacen los niños independientemente de si los progenitores son miembros de la realeza o no, que también son conscientes de que las princesas de sangre azul o sobrevenidas no mean perfume ni siquiera en los cuentos de hadas, y que en fin, hace tiempo llegaron por sí mismos a la conclusión de que en las Familias Reales el estrés por exceso de trabajo no es precisamente una enfermedad profesional.

sábado, 5 de mayo de 2007

Que lo sepan...

El Roto. Publicado en El País, 5 de mayo de 2007

lunes, 30 de abril de 2007

Azúúúúúúcarrrr


Según el telediario de las tres de la tarde de ayer domingo, la "noticia del día" era el ingreso de Letizia Ortiz en la clínica Rúber para dar a luz su segunda hija. Hacia el lugar de tan magna "noticia" se desplazó de inmediato un rebaño de corresponsales de la prensa de todos los colores -la rosa, la amarilla y hasta la considerada "seria"-, dispuestos a chorrearnos la tarde y la noche del domingo con el almíbar de su peloteo monarcuno, como efectivamente hicieron siguiendo su costumbre en estos casos.

El feliz natalicio cesárea mediante se produjo finalmente, y el diluvio de parabienes y besamanos serviles no ha cesado desde entonces. En resumen, la familia Borbón tiene una nieta más, y los medios de comunicación españoles otro motivo para enrojecer hasta las orejas. Uno siente vergüenza ajena al oír y leer la catarata de tonterías conque nuestros medios saludan a la recién parida y a sus presuntamente augustos progenitores.

En fin, y dado que la fecundidad de la familia Borbón supera con mucho la media española, es muy de temer que los empalagosos reportajes y las multitudinarias exclusivas se sigan prolongando por bastante tiempo. Y es que cuando los niños vienen al mundo con una partida de los Presupuestos Generales del Estado bajo el brazo, el control de la natalidad resulta del todo superfluo.

Total, que si el espectáculo por el natalicio de esta cría les parece excesivo, prepárense para cuando Felipe y Letizia conciban un bebé con pilila. Que Dios nos coja confesados entonces.