domingo, 1 de abril de 2007

Que le den turrón



Los 23.000 euros en turrón para la perrera mediática que se gastó Eduardo Zaplana en sus últimas Navidades como ministro, sintetizan de modo espléndido el perfil robaperas de este personaje, cuya insaciable capacidad para el afane corre pareja con una desvergüenza que no parece conocer límites.

Zaplana no es sólo un mangante al por mayor: es además la jeta más dura de un partido, el llamado Popular, en el que los chorizos y los ventajistas crecen al calor de promociones inmobiliarias y de cualquier clase de negocio tramposo como las setas tras las lluvias de otoño. El "number one", con todo, es él, sin duda.

Sólo un chorizo compulsivo y un ser mezquino hasta más allá del ridículo como Eduardo Zaplana se atrevería a facturar con cargo al presupuesto ministerial su cesta de la compra diaria, incluidos chicles Trident a 55 céntimos de euro el paquete. Realmente da vergüenza ser conciudadano de este escombro ético; hasta para ser ladrón hay que tener un mínimo de elegancia.

¿Y qué decir de los justificantes presentados por Zaplana para que se le reintegraran con cargo al presupuesto del ministerio sus donaciones en mesas petitorias de la Cruz Roja y la Lucha contra el Cáncer?. Realmente ni siquiera los 180.000 euros malversados en "atenciones finas" -joyas, carteras de lujo, echarpes de seda, etc.-, regalos obsequiados por Zaplana durante su etapa como ministro a damas y caballeros de su conocimiento y afecto, pueden competir con esos euros rebañados del presupuesto público con el más miserable de los espíritus después de haber quedado como un señor rumboso ante las señoras de alto copete...

Este es Eduardo Zaplana, el padrino cartagenero, el rey de las comisiones levantinas, el peón de obra que levantó una Tierra Mítica: un canalla de siete suelas. Simplemente. ¡Y aún anda suelto!.

No hay comentarios: