Mostrando entradas con la etiqueta Guardia Civil. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Guardia Civil. Mostrar todas las entradas

martes, 19 de julio de 2011

La tarde de gloria fue un 19 de julio



A estas horas de la tarde de un domingo de hoy hace justo 75 años, los militares rebeldes sublevados contra su pueblo acababan de rendirse en las calles de Barcelona. Era su primera gran derrota. En los días siguientes vendrían más, en Madrid, Valencia y otros lugares.

La radio llevó de inmediato la noticia a toda España. En el sur de la provincia de Huesca, en una pequeña villa de apenas un millar de habitantes llamada Lanaja, Joaquín Pisa Gracia, un jornalero de 40 años de edad, casado y con seis hijos, tomó su escopeta de caza y salió de su casa en la calle de la Rinconada. Debía ser media tarde. Apenas echó a andar su mujer Rosalía salió tras él, gritándole que a dónde iba. Joaquín sin perder la calma que le caracterizó toda su vida, le vino a responder más o menos que a hacer lo que debía hacerse. Y siguió caminando hacia el cuartelillo de la Guardia Civil, punto de destino esa tarde de centenares de campesinos de la localidad.

Ante la concentración de campesinos los guardias civiles no tuvieron más remedio que fingir una adhesión por el Gobierno legítimo que no sentían, como demostraron unos días más tarde, el 25 de julio, Día de Santiago Apóstol. Pero esa historia la explicaré dentro de unos días.

De momento hoy nos quedamos con esa imagen: la de cientos los campesinos caminando calle abajo calmosamente, con la escopeta de caza bajo el brazo, dispuestos a ajustar cuentas con la Historia.

martes, 30 de noviembre de 2010

Tricornios subversivos: todo por la pasta


Esta foto no está trucada, ni es una broma. Son guardias civiles de verdad, miembros de la autodenominada Asociación Unificada de Guardias Civiles, dando una rueda de prensa "en la clandestinidad" para denunciar la "represión" a la que les somete el Gobierno de Zapatero.

"No podemos seguir siendo los que más horas trabajen y los que menos cobren", han subrayado estos obreros en lucha. Pobrecillos. El suyo si que es un trabajo duro, y no el de los que se suben a un andamio o cogen olivas mientras hiela.

¿Saben lo que cobra uno de estos caballeros en la Agrupación de Tráfico? Dos mil euros limpios al mes. Habría que denunciar a Zapatero por torturarles con semejante sueldo de miseria, a ellos que lo dan todo por la Patria.

Verdaderamente, estas cosas sólo pasan en España.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Cayo Lara, benemérito compañero de viaje


La foto del coordinador de Izquierda Unida (IU), el señor Cayo Lara, poniendo cara de satisfacción mientras agarraba la pancarta de la cabecera de la manifestación de guardias civiles celebrada ayer en Madrid, teniendo a sus espaldas los cartelones del sindicato corporativo en el que se organizan estos señores, es sin duda una de las imágenes más esperpénticas del año, digna de figurar en el Museo Dalí de Figueres por cuanto tiene de aportación al surrealismo. A más de un viejo militante comunista se le habrá desbocado el corazón al ver a su líder en tan benemérita compañía, a la que en declaraciones efectuadas sobre el terreno el máximo dirigente de IU ofreció toda clase de apoyos en sus reivindicaciones.

Dicen que la política hace extraños compañeros de cama y suele juntar a todavía más raros compañeros de viaje, pero el idilio entre el líder comunista y los "trabajadores" de la Guardia Civil nos sume a muchos en la perplejidad. Baste decir que los reivindicativos señores del tricornio llamaron a gritos "caudillo" a Pérez Rubalcaba, el ministro del Interior; conociendo los antecedentes del Benemérito Cuerpo me queda la duda de si era un insulto o una alabanza. ¿Ustedes que creen?.

martes, 8 de diciembre de 2009

Caso Arona: del linchamiento mediático y policial como una de las bellas artes


Un demoledor artículo de José Yoldi en El País de hoy denuncia la cadena de insensateces bestiales que han llevado a la picota pública a un pobre chico canario que pretendía salvar la vida de su hijastra. Sucedió en el municipio tinerfeño de Arona, pero podría haber pasado en cualquier parte de esta España babeante de morbo e histerizada hasta el delirio.

Los hechos se resumen así:

Primer acto:
Una niña de 3 años cae de un columpio y se golpea la cabeza. Su madre y su pareja la llevan al médico; éste dice que la niña sólo tiene un golpe sin importancia, le da una aspirina y la manda a casa, asegurando que en un par de días estará corriendo por la calle.

Segundo acto:
Como la niña empeora y se queja de la cabeza, seis días después su padrastro la lleva a urgencias, adonde la cría llega en estado preagónico. El médico que la atiende dictamina que la criatura tiene secuelas de haber sufrido palizas, que tiene lesiones vaginales y anales y que ha sufrido quemaduras con cigarrillos. El padrastro es detenido por la Guardia Civil. La niña fallece a poco de ingresar.

Tercer acto:
La Guardia Civil interroga hábilmente al que no olvidemos es, en el peor de los casos y mientras no sea juzgado por un tribunal, un presunto violador y asesino. Se le presiona durísimamente para que reconozca la autoría del supuesto crimen, y según el detenido llegan a enseñarle las fotos de la autopsia de su hijastra mientras le gritan que confiese; como ven, hay cuerpos policiales por los que no pasan los siglos ni los regímenes políticos. El acusado, tozudo, no confiesa y no se mueve de su versión: la niña murió como consecuencia de una caída fortuita.

Cuarto acto:
Los medios de comunicación y singularmente las televisiones, entran a saco en el caso. Sobre una foto del detenido un periódico titula: "La mirada de un asesino". Otro diario afirma que en los interrogatorios el acusado negaba haber sometido a prácticas sexuales a su hijastra, pero que había reconocido las quemaduras y las palizas. En programas de televisión aparecen vecinas que aseguran estar al tanto de los malos tratos inflingidos por aquél monstruo a la criatura. Diversas asociaciones y grupos convocan manifestaciones de repulsa, y se pide la pena de muerte para esta clase de delitos.

Quinto acto:
Se hace pública la autopsia del cadáver de la niña. Los médicos forenses confirman la versión del padrastro: la niña murió como consecuencia de los efectos diferidos del golpe en la cabeza. No hay rastro de desgarros vaginales ni anales, ni tampoco de quemaduras con cigarrillos. Algunos problemas en la piel son perfectamente atribuibles a alergias, erupciones y similares.

El ridículo de los implicados (médicos, Guardia Civil, medios de comunicación, asociaciones...) es tan monumental, que todos callan como muertos. Sólo algunos periódicos considerados como "serios" piden disculpas en nombre del gremio.

Sexto acto:
El juez que lleva la causa que nunca debió comenzarse, se emperra en que siga la fiesta. Este individuo, de nombre Nelson Díaz, sigue sin archivar el proceso a pesar de que los dictámenes forenses han acabado de manera concluyente con cualquier resquicio indiciario que permitiera dar paso a una causa penal. Una verdadera lástima, porque de seguir la causa adelante el señor juez hubiera chupado más cámaras de televisión que un actor de moda.

Ni corto ni perezoso, el señor juez don Nelson Díaz dictamina "libertad provisional sin fianza" para el acusado y la obligación de presentarse cada 15 días en el juzgado. Si no hay delito ¿por qué no ha archivado el proceso y pedido disculpas al injustamente incriminado?.

Séptimo acto:
El joven que ha vivido este calvario termina hospitalizado, porque no hay salud mental que aguante lo que él ha pasado. Su abogado dice que van a ir a por los médicos, a por la Guardia Civil, a por los medios y a por cuanto carroñero ha intentado sacar beneficio de este asqueroso asunto (ojalá incluyan en el paquete a unas cuantas de esas vecinas lenguaraces, que explican con delectación ante la cámara atrocidades que sólo existen en sus delirantes imaginaciones).

Yo dudo mucho de que alguien se vaya a ver obligado a colgar la bata de médico o el tricornio de guardia civil por este caso. Hay tantos precedentes de "errores" semejantes tras los cuales sus autores lograron plena impunidad, que uno descree de que por una vez se vaya a hacer justicia. A estas alturas, lo único que cabe desear es que dejen en paz al chico, y que pueda rehacer su vida si le resulta posible. Por cierto, ya hay una televisión privada que le ha ofrecido hasta 300.000 euros por ir a su plató a explicar su drama, ese mismo que gentuza como ellos crearon de la nada.

martes, 8 de abril de 2008

domingo, 13 de enero de 2008

Tricornios peligrosos


Hay quien dice que en este país en realidad nada ha cambiado desde el fallecimiento del general Franco a hoy. No olvidemos que a fin de cuentas, el dictador se murió de viejo en su cama.

Pensar así tal vez sea una exageración, aunque leyendo noticias como la que adjunto a continuación, tomada hace unos minutos de la web de la Cadena Ser, uno está tentado de creer que efectivamente, nada ha cambiado en España, al menos en lo que se refiere a ciertas instituciones heredadas del Antiguo Régimen.

Creo que comienza a ser urgente que el gobierno democrático que salga de las urnas el 9 de marzo abra un "período de reflexión", que culmine en la disolución de la Guardia Civil y su substitución por una Gendarmería fundada sobre valores democráticos e integrada por individuos afectos al sistema político que nos hemos dado todos los ciudadanos españoles.

- - - - - - - - - -

http://www.cadenaser.com/espana/articulo/defensa-reconoce-relevo-unidad-completa/csrcsrpor/20080113csrcsrnac_4/Tes


CADENA SER 13 de enero de 2008

Según confirmaron a la SER fuentes militares, Defensa obligó a volver cuatro meses antes de lo previsto a una unidad de la Guardia Civil que hacía en la base labores de policía militar, tras recibir denuncias por parte del mando en la provincia serbia por -entre otras irregularidades- alcoholismo y agresiones entre los miembros del instituto armado.

Según estas mismas fuentes, el coronel jefe de la agrupación se había dirigido al Estado Mayor explicando que "la permanencia de la unidad de la Guardia Civil en la zona ponía en riesgo severo la misión". Ahora el Gobierno, en una respuesta parlamentaria a preguntas de Izquierda Unida, admite que el relevo "se produjo al detectar que el funcionamiento estaba siendo afectado negativamente por problemas personales ajenos al servicio".

Precisa, además, el Ejecutivo en esta lacónica respuesta que "durante el periodo transcurrido entre el repliegue de la citada unidad y la llegada del relevo, el jefe de la fuerza militar española en Kosovo, tomó las mediadas oportunas para garantizar las funciones de policía militar".
No precisa sin embargo el gobierno en su respuesta si los hechos ocurridos derivarán en sanciones a los agentes aunque fuentes militares consultadas por la ser aseguran que la pelota está ahora en el Ministerio del Interior.

martes, 8 de enero de 2008

Cuestión de proporciones


Creo que son de sobras conocidas mis nulas simpatías por la Guardia Civil. Siempre he pensado que uno de los errores fundacionales de González como presidente del Gobierno español fue no haber disuelto cuando podía ése instituto armado y también la Legión, dos símbolos del oprobio franquista cuya adaptación a la democracia ha sido, por decirlo suavemente, más que dudosa; basta recordar episodios como el 23-F o los desplantes de algunos mandos legionarios, para no hacerse mayores ilusiones sobre el alcance real del reciclaje de esos dos cuerpos a un régimen político de libertades.

Por lo demás, y lamentablemente, las acusaciones de torturas y malos tratos contra los cuerpos policiales en España no se circunscriben ni históricamente ni en el presente en exclusiva a la Guardia Civil; absolutamente todos los cuerpos policiales estatales y autonómicos se han visto de un modo u otro involucrados en episodios de esa clase. El último informe anual de Amnesty International sobre España es verdaderamente alarmante. Con todo, pocas veces llegan a dictarse condenas firmes, y cuando éstas se producen casi nunca desmienten la sensación de impunidad que suele rodear éstos sucesos. Recuérdese como se saldó judicialmente el gravísimo asunto del agricultor apaleado hasta la muerte en un cuartelillo almeriense.

El terreno está pues más que abonado para que cuando salta un posible caso de eso que pudorosamente los medios llaman “presuntos malos tratos”, la opinión publicada inmediatamente piense mal, y desgraciadamente tenga muchas probabilidades de acertar al hacerlo así. En la lucha antiterrorista en España, y posiblemente por la propia naturaleza oscura y brutal del conflicto, los casos de torturas y aún de lo que los organismos internacionales de defensa de los Derechos Humanos llaman “ejecuciones extrajudiciales” han menudeado hasta fecha reciente. El episodio de los GAL, al margen de la utilización indecente que de él hicieron los medios y círculos que apoyan el terrorismo etarra codo con codo con la derecha política y mediática española, señala un hito real en una larga cadena de actuaciones delictivas protagonizadas por personas concretas que, a pesar de vestir uniforme y ser teóricos defensores de la colectividad ciudadana, han conculcado de modo reiterado cualquier legalidad, reproduciendo los comportamientos delictivos de los propios terroristas.

Sabemos desde hace tiempo, con todo, que en el mundo de ETA la denuncia sistemática de torturas y malos tratos es una estrategia –una más- de lucha contra el Estado. Y hay que reconocer que les ha dado buenos réditos, sobre todo entre aquellos que proclamándose “equidistantes” pero sintiéndose parte del llamado “conflicto vasco” tienden a conceder mayor crédito a una organización de asesinos que a quienes luchan contra ellos.

Hoy nos enfrentamos, sin embargo, a unos hechos que necesitan urgente aclaración. Dos etarras son detenidos en un control de la Guardia Civil, y unas horas después uno de ellos ingresa en un hospital con una costilla rota, daños en un pulmón y hematomas. Las versiones que se han ofrecido han ido variando hasta que Pérez Rubalcaba ha establecido la versión oficial “según lo que me ha transmitido la Guardia Civil” (importantísimo matiz del ministro; la versión por tanto no es propiamente del ministerio, sino del instituto armado); en síntesis, los etarras se habrían resistido a ser detenidos y como consecuencia de ello hubieron de ser reducidos por la fuerza, por lo que hubo intercambio de golpes entre ambos bandos. La bisoñez de los etarras –que al parecer acababan de recibir las armas, y las transportaban aún envueltas-, les habría llevado a afrontar la situación de modo cambiante, de la pasividad al enfrentamiento físico; de ahí supuestamente sus lesiones. Cabría esperar por tanto que algunos de los guardias también hubieran sufrido daños en la pelea, pero resulta que no hay parte médico que lo certifique y ni siquiera se ha hecho referencia verbal hasta ahora a tal posibilidad.

Es obvio que después del reciente y salvaje asesinato al más puro estilo mafioso de dos guardias civiles en Capbreton –llevados a punta de pistola a su coche, interrogados una vez en su interior, y luego asesinados con un tiro en la cabeza: ¿no es ésta una forma extrema de tortura?-, los agentes de ése cuerpo no estén para muchos miramientos en las detenciones de etarras. Sorprende por otra parte el cinismo y la hipocresía conque los partidos del tripartito vasco y aledaños han acogido la noticia, poniendo el grito en el cielo por lo que tiene todas las trazas de ser una paliza, cuando tras el doble crimen de Capbreton ni abrieron el pico más que para despachar las consabidas condenas rituales, y no todos. Realmente es horrible que a un ciudadano aunque sea un terrorista le rompan una costilla y le provoquen un enfisema pulmonar, y más todavía si los causantes de esa brutalidad son servidores del Estado; lógicamente, debería procederse a depurar responsabilidades cuanto antes. Pero parece obvio que no hay proporción entre el escándalo que se está intentando gestar en éste caso, y el silencio cómplice o las condenas con la boca pequeña con que se acogen los asesinatos cometidos por los miembros de ETA, no sólo por parte del mundo etarra sino también por muy respetables círculos nacionalistas vascos y aún de cierta izquierda española.

Al cabo, todo es cuestión de proporción, o de proporciones mejor dicho. Los mismos que aplauden los infames asesinatos de ETA, ahora se rasgan las vestiduras cual coro de farisaicas vestales porque dos etarras al ser detenidos probablemente recibieron una paliza a manos de sus captores; la malicia y la desproporción son tan evidentes, que deberían avergonzar a quienes así proceden. Como desproporcionado y malicioso es sacar a pasear por enésima vez el espectro del GAL aprovechando la circunstancia, y ya puestos bautizar a Pérez Rubalcaba como “el ministro portavoz del GAL”, produciéndose así curiosas sintonizaciones agit-prop entre fuerzas políticas aparentemente sin conexión, y que dan que pensar. Es obvio, en fin, que el mundo de ETA está furioso por el fracaso del proceso de paz –un proceso que ellos mismos dinamitaron en la T-4 por falta de agallas para seguir adelante-, y que tras tantos errores necesitan ansiosamente algo donde agarrarse; la costilla rota de un tal Portu seguramente les ha parecido un asidero enviado por el Cielo, y no van a soltarlo fácilmente.

De la inteligencia de Pérez Rubalcaba cabe esperar que desactive la campaña en ciernes, depurando lo antes posible las responsabilidades a las que haya habido lugar.

viernes, 27 de abril de 2007

El verdadero desorden público

El mismo día en que se hace pública la increíble sentencia del "caso Roquetas", una verdadera burla a la noción misma de Estado de derecho, con la que se echa tierra sobre el caso de Juan Martínez Galdeano, un agricultor andaluz apaleado hasta morir en un cuartelillo de la Guardia Civil almeriense, aparece en la primera página de El País el vídeo de otra brutal paliza policial, administrada ésta vez en una ultramoderna comisaría del cuerpo autonómico llamado Mossos d'Esquadra, dependiente de la Generalitat de Catalunya, y situada en el muy burgués barrio de Les Corts, en Barcelona.

Hay días en que uno siente verdadero vértigo y hastío al tener que compartir ciudadanía con elementos -jueces incluidos-, como los que protagonizan estas dos noticias, nada dispares entre sí aunque afecten a dos cuerpos policiales diferentes, e incluso supuestamente concebidos a partir de filosofías muy distintas.

Espero superarlo en breve, pero les garantizo que mi sentimiento en estos momentos es de puro desánimo. En ocasiones semejantes uno piensa no ya que España verdaderamente es eterna y no tiene remedio, sino que incluso quienes se pretenden mejores que los viejos modelos hispanos simplemente los han heredado por vía directa, cargando con todos sus vicios. A los hechos referidos me remito.

Desde casi su nada lejana creación, los Mossos d'Esquadra se han visto involucrados en continuas denuncias por palizas en comisarías repartidas por toda la geografía catalana. Una parte importante de esas acciones han tenido como víctimas a ciudadanos inmigrantes, singularmente de origen magrebí. Parece que la superprogresista Escola de Policia de la Generalitat no está teniendo mucho éxito a la hora de inculcar ideas de civilidad o incluso de simple decencia en una parte de sus alumnos. Espero que al menos los políticos catalanes dejen de gallear sobre la manera tan estupenda en que aquí se hacen las cosas, en contraposición con lo mal que lo hacen todo, incluido formar a sus policías, "en España".

En cuanto a lo de la Guardia Civil, llueve sobre mojado. Siglo y pico de bestialidades como la de Roquetas -en la que presuntamente estuvo implicada toda la dotación con su jefe al frente, ocho guardias- no ha bastado para que este cuerpo sea disuelto de una vez, y sigue pendiendo sobre las cabezas de todos los ciudadanos españoles como pendía el 18 de julio de 1936. No si sé esta clase de "actuaciones" son pocas o muchas en relación con el total de "servicios" llevados a cabo por tan benemérita institución armada, lo que sí se es que se vienen produciendo desde su fundación con una regularidad que espanta casi tanto como su impunidad. De la una y la otra dan cuenta incluso obras maestras del cine y la literatura basadas en hechos reales, desde la novela "El lugar de un hombre" de Ramón J. Sender a la película "El crimen de Cuenca" de Pilar Miró.

Lo peor con todo es, como digo, la sensación de impunidad. En la sentencia del caso Roquetas que relata El País se dice por ejemplo que "El teniente José Manuel Rivas, mando del cuartel, ha sido declarado culpable de un delito de "atentado no grave contra la integridad moral" del muerto a palos, y por ello se le condena a 15 meses de prisión (que no cumplirá al no tener antecedentes), y al pago de 12 euros diarios durante mes y medio. A otros dos agentes se les condena a sendas multas de 12 euros durante mes y medio y dos meses respectivamente por una "falta de lesiones" (¿hubo lesiones entonces? ¿no había muerto Galdeano "por sobredosis"?) y abuso de autoridad. El resto de agentes implicados en la paliza ha sido absuelto.

Eso sí, según cuenta El País "El tribunal ha considerado como hechos probados el empleo de armas no reglamentarias por Moreno y Rivas (un guardia y el teniente) de manera innecesaria. Asimismo, respecto al teniente, estima que hubo trato "degradante" hacia Juan Martínez Galdeano. A la agente María José S.P. le atribuye que usó "de forma innecesaria" un arma reglamentaria para la reducción del detenido". Blanco, y en botella.

Por cierto, una testigo del suceso, una marroquí que trabajaba como camarera en un bar justo enfrente del cuartelillo y que fue entrevistada en el programa "La ventana" de la Cadena SER hace unos meses, donde narró cómo presenció parte del brutal apaleamiento desde su lugar de trabajo, se halla en "paradero desconocido" y no pudo asistir al juicio. Ninguno de los clientes del bar que presenciaron la misma escena ha querido declarar, o no han sido requeridos para hacerlo.

¿Ustedes creen que policialmente estamos en el siglo XXI? Yo tampoco.