Hace justo dos meses titulé un post como La izquierda italiana elige el suicidio
Por desgracia, este pasado fin de semana se ha confirmado cuanto se decía en ese post. Salvo los porcentajes obtenidos por las distintas formaciones de izquierda (en parte como consecuencia del voto útil de última hora en torno al Partito Democrático), todo ha terminado por cumplirse como pronostiqué.
Y no es que un servidor tenga especiales dotes de profeta, ni sea un acreditado especialista en política italiana. Ocurre que el desastre se veía venir de lejos, y sólo era necesario pegar el oído al suelo para captar el rumor creciente: vuelve Berlusconi, triunfador, y más escorado a la extrema derecha que nunca, y de la izquierda italiana no ha quedado ni el rabo, porque ellos mismos, los partidos, partidillos y grupos diversos de izquierda se han aplicado con toda eficiencia a autodestruirse. Il Berlusca (el Ladrón) se ha encontrado el trabajo hecho.
Todas las organizaciones de izquierda han sucumbido a sí mismas: el PD de los liberaldemócratas excomunistas (38% de los votos, muy por debajo de la banda de Berlusconi), el Arcobaleno (única coalición real de izquierdas, el 3'5%), el Partito Socialista (de Boselli y los delincuentes craxianos, un ridículo 0'5%), y las diversas formaciones de extrema izquierda (que en conjunto, han quedado electoralmente reducidas a menos que polvo).
Parece que las primeras consecuencias se han desencadenado ya. Dimite Boselli, y comienza la estampida del PS; dimite Bertinotti (loado sea Berlusconi, si ha logrado ése milagro), y los partidos comunistas post PCI inician el camino a su disolución; Sinistra Democrática, la única opción de izquierdas italiana que parecía tener futuro, aborta y queda en nada; Los Verdes simplemente han dejado de existir.
Como que nadie va a creerse que Walter Veltroni y sus liberaldemócratas son toda la izquierda que queda en Italia -en realidad, nadie va a creerse que "eso" sea de izquierdas-, de aquí a poco van a comenzar a producirse movimientos sobre las ruinas. El panorama es muy inquietante, porque ante la derrota global y hundimiento general de todas las fuerzas que se podían reclamar de izquierdas en Italia, el espacio queda libre y listo para una refundación de la "izquierda armada".
Si las izquierdas sociológicas italianas no se mueven pronto, sobre el desánimo y la frustración colectivos, azuzados por un Berlusconi gobernando con mayoría absoluta y en manos de los sectores de su coalición más abiertamente fascistas (Lega Norde y Alleanza Nacionale), no es descartable a medio plazo que Italia vuelva a sumergirse en unos Años de Plomo impulsados desde nuevos grupos tipo Brigate Rosse. Los próximos meses van a resultar decisivos.
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