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sábado, 24 de septiembre de 2011

Criollismo y esquizofrenia. Una reflexión sobre las pseudoindependencias americanas


El problema fundamental de los argentinos como de la mayoria de los ciudadanos de las repúblicas americanas donde no han sobrevivido los pobladores autóctonos o han quedado reducidos a minorías marginales y marginadas, es que viven en la esquizofrenia permanente por causa de sus orígenes. 

Los que dicen estar en América "desde siempre" descienden todos en línea directa de los invasores europeos, y son por tanto herederos del genocidio y el robo perpetrado por antepasados no tan lejanos en el tiempo, ese mismo genocidio y robo que políticos populistas americanos sin escrúpulos llevan dos siglos afeando a generaciones de europeos posteriores a las pseudoindenpencias americanas que en realidad jamás pusieron los pies en el continente americano, o que emigraron allá para ser explotados por los descendientes de los mismos blancos criollos que liquidaron a los indígenas. 

Esos criollos que se pretenden hijos de los ofendidos, son en realidad los descendientes directos de los ofensores. Mientras no asuman esa realidad, los americanos no se liberarán de sus fantasmas.

En la imagen que ilustra el post aparece el general Perón, prototipo del cesarismo criollo.

lunes, 6 de julio de 2009

El sainete hondureño


En el sainete hondureño ya van dos muertes -dos ciudadanos previamente muertos de hambre, por supuesto- lo que lamentablemente tiñe de tragedia lo que en principio no era más que una bufonada. Y es que ya se sabe, en cuanto los militares se ponen a salvar a la patria en cualquier país, los sepultureros empiezan a tener que hacer horas extras; cosas del oficio más repugnante del mundo (no aclaro a cúal de los dos me refiero: ustedes mismos).

Tomen nota de algunas patochadas -típicamente criollas, por otra parte- que se están produciendo estos días en Honduras y países aledaños:

- La corte de valientes apoyos internacionales a Zelaya (léase Insulza, secretario general de la OEA, y los presidentes de Argentina, Ecuador y alguno más), juramentándose para acompañar en su retorno al destituido y rajándose a última hora apenas se enteraron de que los gorilas hondureños no iban a recibirlos precisamente con guirnaldas de flores. ¡Valiente panda de mandatarios cagones!.

- El ministrito de Exteriores hondureño puesto por los golpistas, que en rueda de prensa llama “negrito” a Barack Obama y exhorta al presidente español de esta guisa: “Zapatero, a tus zapatos”, entre otras perlas por el estilo que muestran a las claras la clase social de la que partió el golpe de Estado (militar, por supuesto).

- La piara de tocinos sobrealimentados que forman la Conferencia Episcopal hondureña, amenazando sibilinamente con un baño de sangre popular si Zelaya regresa. Éstos ni quitan ni ponen presidente, pero ayudan a sus compinches.

- El payaso Chávez, empeñado en demostrar que él no tira de los hilos que sostienen a Zelaya, para lo cual no tiene mejor argumento que facilitar el retorno a su país del presidente hondureño… en un avión de la fuerza aérea venezolana.

- El propio Zelaya, convertido a pesar suyo en “héroe popular bolivariano”, él, un oligarca centroamericano arquetípico. Habrá que verle cuando retorne si comienza a autoexpropiarse sus inmensas propiedades, o al menos a pagar sueldos decentes a los trabajadores agrícolas indígenas que emplea en régimen de semiesclavitud.

- La prensa internacional, que salvo contadas excepciones en vez de denunciar la vergonzosa lucha por el poder entre sectores dominantes de la sociedad hondureña, en la que sin ningún empacho se usa una vez más al pueblo como carne de cañón, está contribuyendo a aumentar la confusión reinante al intentar convertir a Zelaya en un protomártir de la democracia americana.

En resumidas cuentas, un circo en el que sólo los muertos son reales.

lunes, 9 de junio de 2008

El criollismo, ideología explotadora de América


En un foro de izquierdas vuelve a surgir la sobada cuestión de la “responsabilidad histórica” de los españoles contemporáneos en relación con la Conquista de América, y el uso que la ideología criollista blanca americana hace de esta cuestión para justificar su hegemonía politica, ideológica, cultural y sobre todo social sobre los restantes grupos étnico-culturales americanos.

Lo que ocurrió hace 500 años y fue protagonizado por personas que vivieron hace tantos siglos tiene la misma relación con la gente de hoy día, como la que existe entre un dinosaurio del Cretácico y un futbolista de la Copa Libertadores: absolutamente ninguna. En realidad, hace 500 años ni siquiera existía un Estado que se llamara "España", sino una confederación de reinos con soberanías propias unidos débilmente bajo una Corona común, y desde luego no había una formación económico-social que tuviera semejanza alguna en su estructura y características con la actual España. Que yo sepa, y sin ir más lejos, mi familia jamás puso los pies en América; de hecho soy el primero de ellos que ha viajado allá. Por lo demás, mis antepasados eran campesinos explotados, así que difícilmente podían explotar ellos a nadie, ni en "España", ni en América ni en parte alguna. Mal podemos pues encarnar todos los males supuestos y reales abatidos sobre América de Colón en adelante.

Una vez discutía sobre estos temas con una periodista de la televisión peruana. La mujer me recriminaba, en mi condición de ciudadano español, la Conquista y la consiguiente destrucción de los imperios americanos (adscritos todos ellos, por cierto, al modo de producción más bárbaramente esclavista). Le hice notar el absurdo que suponía que me acusara de hechos sucedidos hace tanto tiempo, pero, sobre todo, le remarqué la evidencia de que éstos fueron protagonizados por gentes con las que yo no tenía absolutamente ningún vínculo social ni de sangre, al contrario que ella, que lucía tres o cuatro sonoros y antiguos apellidos castellanos que indudablemente remitían a los tiempos de la Conquista.

Es decir, fueron precisamente los antepasados de los criollos que se enorgullecen de llevar más tiempo en América quienes destruyeron y robaron todo lo destruible y robable en ese continente. El criollismo resulta así una pura contradicción entre su praxis de siglos (dominación y explotación de los verdaderos americanos, los indígenas) y sus planteamientos ideológicos, que a menudo incurren abiertamente en la xenofobia contra los europeos, sus verdaderos antepasados.

En estos casos siempre explico una anécdota que me ocurrió en la carretera entre Puno y Cuzco, en Perú. En un lugar de descanso unas mujeres indígenas vendían artesanía sentadas en el suelo. Me acerqué a curiosear, y una de ellas que me oyó hablar me preguntó con esa cortesía tan propia de los indígenas (y tan poco habitual entre los criollos): "Señor, ¿usted es español?". le contesté que sí. "¿Pero usted es español de Lima o español de España"?, continuó ella. Repliqué que "español de España". Inmediatamente su rostro compuso una sonrisa; parece que la tranquilizó el que yo no fuera un criollo limeño. Y es que para los indígenas americanos, los blancos criollos de Lima (o de La Paz, o de Quito, etc), siguen siendo los "españoles de la Conquista". Y a su manera, tienen toda la razón.

jueves, 15 de mayo de 2008

Karl Marx escribe sobre Simón Bolívar


Ahora que andamos cerca de conmemorar el segundo centenario de las (mal) llamadas "independencias" de las antiguas colonias españolas en América, no está demás empezar a romper algunos mitos que en relación con la figura de los llamados "Libertadores" y singularmente en el caso de Simón Bolívar, vienen sosteniéndose de modo acrítico desde hace ya demasiado tiempo.

En los años treinta del pasado siglo se recuperó un texto breve de Karl Marx en el que destrozaba el mito de Bolívar, tan caro ahora a cierta izquierda americana que, contra toda evidencia, se considera marxista. Ese es un buen punto de partida para dimensionar a Bolívar de modo adecuado.

Fue en 1858 cuando Marx escribió un durísimo alegato contra Simón Bolívar en el que, según su costumbre, aunó la justeza de sus juicios con una mordacidad francamente sardónica, en respuesta a un encargo de Charles Dana, director del New York Daily Tribune, quien le pidió un artículo para la New American Cyclopaedia. Y ahí fue donde Marx se despachó a gusto sobre el (mal) llamado Libertador.

En una carta a Engels fechada el 14 de febrero de 1858, Marx escribe que Dana le ha reprochado que el artículo "estaría escrito en un tono prejuiciado y exige mis fuentes. Estas se las puedo proporcionar, naturalmente, aunque la exigencia es extraña. En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico. Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque". El tal Soulouque fue un ex esclavo que se proclamó Emperador de Haití, ejerciendo el poder mientras le duró de un modo enloquecido, despótico y cruel.

"Cobarde, brutal y miserable" son ciertamente adjetivos fuertes, pero Marx no los usó al tuntún. En su artículo, titulado "Bolívar y Ponte", repasa las miserias de un personaje atrabiliario y criminal, tan temido como odiado en su tiempo. De su etapa de gobierno como dictador dice Marx: "Pero (Bolívar), como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar".

En resumen, Bolívar fue un miembro de la oligarquía criolla con ínfulas aristocráticas, a pesar de su origen mestizo (algo que le pesó toda su vida como una losa y le hizo acumular un fuerte resentimiento contra la aristocracia blanca). Terrateniente, propietario de esclavos y déspota tropical, Simón Bolívar no "liberó" nada; simplemente contribuyó a que indígenas, negros, mestizos y blancos pobres siguieran siendo explotados por la misma burguesía criolla que ya les explotaba durante la colonia; si los criollos rompieron los vínculos con España no fue obviamente para "liberar" a sus compatriotas más desfavorecidos, sino para explotarlos mejor de lo que lo hacían las lejanas clases dominantes españolas.

Como escribe Ramón Calvo Trenado, "El mito Simón Bolívar ha sido utilizado por unos y otros para justificar el paso de la dominación colonial a una nueva dominación social y además respaldar esta última. Criticarle se ha convertido en una ofensa a la patria, el semidios es perfecto y poner en solfa alguno de sus planteamientos es una herejía. El Napoleón de Las Américas está por encima de cualquier juicio histórico y su megalomanía marca la pauta."

En fin, que éste ricacho explotador, canalla, cobarde, sanguinario y enfeudado a los intereses político-comerciales del Imperio Británico, despreciado por Karl Marx y ninguneado por la clase social a la que ansiaba pertenecer, es hoy el "Gran Faro de la revolución americana" escogido por el chavismo y sus secreciones continentales como referente histórico y "moral" para su "revolución".

De donde se deduce cúal es la calidad revolucionaria real del chavismo y sus propagadores.