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lunes, 27 de septiembre de 2010

Venezuela empieza a librarse del chavismo



Las elecciones parlamentarias venezolanas de ayer abren perspectivas inéditas desde hace al menos una década. Y es que cuando se convierte cada consulta electoral en un plebiscito en torno a la figura de un presunto caudillo y sobre todo, del sistema que le sustenta a él y a sus secuaces, indefectiblemente llega el día en que aún ganando nominalmente, se pierde política y socialmente ante la ciudadania y el resto del mundo.

En las elecciones de hace cinco años la oposición al chavismo cometió la torpeza de renunciar a competir, y no presentaron candidatos. La participación cayó al 25%, y naturalmente los escaños a repartir fueron a parar al bloque chavista y a pequeños partidos satélites suyos. En 2010 la oposición ha presentado un frente unido, que abarca desde la derecha democristiana del COPEI hasta los troskystas de la antigua LCR: la participación ha subido al 75% y el frente antichavista ha obtenido el 52% de los votos emitidos. Sólo la tramposa redistribución de distritos electorales -se modificó su composición a fin de garantizar la hegemonía chavista; un truco viejo pero efectivo-, ha permitido el triunfo del chavismo en número de escaños. Con todo, el bloque chavista ha bajado de los dos tercios del total de diputados, y ha perdido la mayoría cualificada en la Asamblea Nacional. Legalizar sus despropósitos por vía parlamentaria les va a resultar cada vez más difícil.

Veremos qué sucede a partir de ahora con esa amalgama antichavista que es la actual oposición. Las posibilidades de consolidación de un conglomerado que agrupa organizaciones tan diversas (los viejos partidos del turno prechavista, nuevas organizaciones de carácter reformista, antiguos chavistas desencantados, socialistas, comunistas, ex guerrilleros y hasta la extrema izquierda de raíz maoísta o troskysta), son francamente escasas. La escasa inteligencia política de sus antiguos dirigentes en años anteriores quedó suficientemente probada, así como su vinculación a intereses patronales y reaccionarios. Estos de ahora empero son otros dirigentes y sobre todo, son otras organizaciones y otras bases ciudadanas. Pero los problemas del país se han agudizado en la década de chavismo, en parte a causa de la situación económica y política internacional y en parte por las insensacetes chavistas. La oposición puede llegar a echar al chavismo del poder incluso pacíficamente, pero carecen de un programa de gobierno alternativo que saque al país del marasmo y la parálisis. Además, las contradicciones internas fruto de los diferentes intereses en presencia en los diversos colectivos que se oponen al oficialismo que nominalmente comanda Hugo Chávez, no van a hacer sino crecer a medida que se acerquen al poder.

La banda de musica del circo de Chávez comienza a tocar la canción de despedida. Pero sigue sin estar del todo claro quién mandará luego en la pista y en qué dirección se dará el cambio, y si éste representará una mejora real para el pueblo venezolano más allá de librarse de un mamarracho impresentable y de su corte de corruptos más inmediata.

En la fotografía que ilustra el post, Hugo Chávez vota vestido con la indescriptible camisola "patriótica" que luce últimamente.

martes, 4 de diciembre de 2007

El declive del chavismo


De modo mayoritario aunque ajustado, Venezuela dijo "No" al referéndum-plebiscito convocado por Chávez. La "reforma constitucional" propuesta, de haberse aprobado, representaba un cheque en blanco al chavismo, al que confería poder absoluto para su Presidente de la república/jefe de gobierno durante tiempo indefinido; en vez de "todo el poder para los soviets", todo el poder para el gorila (militar golpista, en argot latinoamericano). Ni Lenin aspiró a tanto. Es a eso a lo que han dicho "no" incluso sectores chavistas.

El error de Chávez fue no medir bien la correlación de fuerzas, y plantear el dichoso referéndum como un plebiscito sobre su persona; ni siquiera sobre su cargo, sino directamente sobre sí mismo. Claro que si fuera capaz de hacer cosas así, Chávez no sería Chávez; por tanto, es lo que tocaba, que el mismo se pusiera el lazo al cuello.

Otro dato interesante es el de la abstención: el 44% de los venezolanos no fue a votar. Se calcula ya que 3 millones de chavistas decidieron abstenerse esta vez.

Al chavismo hace tiempo que han comenzado a abandonarle por la izquierda y por la derecha. Por la izquierda, se le van los sectores populares desencantados con la corrupción y la arrogancia de los nuevos mandamases "bolivarianos". Por la derecha le abandonan aquellos que precisamente crearon a Chávez, gentes como Teodoro Petkoff y Douglas Bravo, es decir, los epígonos de la burguesía ascendente, la "boliburguesía".

Hasta ahora la suerte de Chávez era que frente a él no había nada organizado que valiera la pena, pues la llamada "oposición" no era más que los pedazos mal soldados de la vieja oligarquía venezolana. Pero ahora se le enfrentan a él y su tinglado precisamente una parte de esos burgueses de nuevo cuño que han creado el chavismo, y también una creciente masa de descontentos con esa "revolución socialista" de pacotilla. Esto es así, y no puede negarse; nadie en su sano juicio puede pretender ahora que la mitad del pueblo venezolano son unos traidores a su patria y unos vendidos al imperialismo yanqui y a la monarquía española.

Chávez perdió en las urnas, pero eso tiene poca importancia por el momento. Lo que se ha cuestionado en Venezuela es algo mucho más importante que la continuidad o no del gorila paracaidista en el palacio de Miraflores: a lo que se ha dicho "No" allá de modo mayoritario es al nuevo proyecto de dominación social en América Latina, eso que se ha dado en llamar chavismo: una extraña mezcolanza de populismo social, aventurerismo político, militarismo atroz y mesianismo religioso; un cóctel teñido de xenofobia y fundamentalismo, que se dice de izquierdas pero que en realidad no difiere tanto ni en sus fundamentos ideológicos ni en su praxis política del régimen creado por Mussolini. Lo del domingo fue simplemente el principio del fin de todo eso.

De aquí a no demasiado tiempo empezarán los movimientos para alcanzar un pacto entre la vieja oligarquía venezolana y la nueva boliburguesía. El precio, obviamente, será la cabeza de Chávez y el fin del chavismo como proyecto de "exportación". Puede tardar más o menos, pueden pasar incluso algunos años; en todo caso, el referéndum del domingo marca el inicio del fin de Chávez y del chavismo.