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sábado, 9 de octubre de 2010

Un fragmento de "La ciudad y los perros"


Cuando el viento de la madrugada irrumpe sobre La Perla, empujando la neblina hacia el mar y disolviéndola, y el recinto del Colegio Militar Leoncio Prado se aclara como una habitación colmada de humo cuyas ventanas acaban de abrirse, un soldado anónimo aparece bostezando en el umbral del galpón y avanza restregándose los ojos hacia las cuadras de los cadetes. La corneta que lleva en la mano se balancea con el movimiento de su cuerpo y, en la difusa claridad, brilla.

Fragmento de La ciudad y los perros (pág. 14), la obra cumbre de Mario Vargas Llosa.

Sigan el enlace y tendrán el texto completo de la novela en PDF.

Para que luego alguien diga que la cultura es cara...

En la imagen que ilustra el post, militares peruanos disfrazados con uniformes de época remedan el paso de la oca prusiano. En la tribuna presidencial, un selecto ramillete de quienes acaso fueron los "perros" compañeros del cadete El Poeta (Vargas Llosa) en el Leoncio Prado.

jueves, 22 de julio de 2010

Libros para llevar en el equipaje veraniego



Les dejo algunas recomendaciones de lectura, libros que pienso vale la pena meter en el equipaje de verano:

Tres vidas de santos,
de Eduardo Mendoza.
Editorial Seix Barral.
Un volumen integrado por tres novelas cortas, escritas por el mejor Eduardo Mendoza: elegante, sencillo, humorístico, tierno. Descacharrante la primera historia, acerca de un obispo centroamericano que asiste al Congreso Eucarístico celebrado en Barcelona en 1952 y por azares del destino queda varado en esta ciudad. Todo el libro se lee de un tirón.

Viaje al poder de la mente,
de Eduard Punset.
Ediciones Destino.
Eduard Punset nos conduce a través de la caja de sorpresas que es nuestro cerebro, y nos las va descubriendo una por una con lenguaje llano, ameno y sobre todo, didáctico. Mucho más contenido que en algunas de sus apariciones televisivas, Punset se limita en este libro a divulgar contenidos científicos de altura evitando las elucubraciones y otros desmelenes que suelen acompañar al animal televisivo que es.

Amarilis
de Antonio Sarabia,
Editorial Belaqua.
Lo mejor que he leído en novela en castellano en muchos años. Escrita por un mexicano, Amarilis pinta un fresco fascinante de la España del Siglo de Oro, a años luz en cuanto a veracidad, documentación y calidad literaria de las novelitas de espadachines que pergeña cierto gacetillero contemporáneo. Antonio Sarabia se centra en la figura de Lope de Vega, autor teatral cuyos estrenos ocasionaban tumultos en el Madrid de la época. Amarilis arranca precisamente en uno de esos estrenos en un corral de comedias. La trama fluye a la vez en el escenario y en el palco, en el gallinero y en la platea, de modo que la pluma prodigiosa de Sarabia escribe para nosotros a la vez una obra de teatro del siglo XVII que podría haber firmado el mismo Lope de Vega, y un retrato de las costumbres, manías, intereses, intrigas, bajezas y en definitiva de la vida misma de una ciudad que por entonces ya estaba invadidada por los "coches, coches, coches...".

Elogio del panfleto y reivindicación de la demagogia,
de José María Izquierdo.
Editorial La hoja del monte.
Las opiniones del ciudadano José K, que el periodista José María Izquierdo viene publicando ocasionalmente en El País, recogidas ahora en un volumen tan breve como lleno de gracia, calculadamente escrito en el estilo de los periodistas de antaño y rebosante de humor arrebatador y mala leche. José K es un señor mayor y de izquierdas de toda la vida, que sentado en su café de siempre repasa en el periódico los acontecimientos que suceden en España, lo que le hace agarrarse unos cabreos de mil demonios ante el panorama político y social español, dominado por una derecha fascistoide y ladrona y una izquierda timorata y sin sustancia. Verdades como puños, en suma. Con ilustraciones de El Roto.

El honor de la República,
Ángel Viñas.
Editorial Crítica.
Este libro culmina la trilogía dedicada por el profesor Viñas a la Guerra de España. Manejando una documentación abrumadora y desvelada por el propio Viñas en archivos hasta hace poco inaccesibles (en Rusia, singularmente), Ángel Viñas traza un cuadro definitivo de los últimos meses de la República española. Entre sus muchas aportaciones, destacan dos esenciales: la liquidación del mito de Juan Negrín como "agente soviético", que Viñas desmonta pieza a pieza, y la redimensión de la URSS como un país que lejos de practicar la "solidaridad internacionalista" que proclamaba su propaganda, en realidad se aprovechó de la situación de la República para realizar grandes negocios a su costa en el más puro estilo de potencia capitalista rapaz.

viernes, 12 de marzo de 2010

El premio Nobel ya nunca tendrá a Miguel Delibes



Escribo con urgencia, bajo el influjo emocional de la muerte de Miguel Delibes, que acaba de producirse esta mañana.

Así que Delibes ya nunca tendrá el premio Nobel. Lo que dicho sea de paso habla bastante mal del nivel cultural o simplemente mental de quienes manejan ese puerco mundo de los premios literarios. Ellos se lo pierden desde luego, pero habría sido bonito un reconocimiento internacional para quien, guste o no guste, ha sido el último escritor en castellano de aliento clásico. Confieso que hace pocos años firmé una petición colectiva reclamando el Nobel para Miguel Delibes, y he de decir que no me arrepiento de haberlo hecho a pesar de seguir considerando que de bastantes años hacia aquí los Nobel de literatura son una mascarada indigna.

Más importante que todo eso, con Delibes se va un modo de narrar cercano a la tierra, estrictamente campesino y pegado a las raíces de su país. Del suyo, que no del mío, porque Delibes fue un escritor castellano hasta la médula, y aunque usemos para la escritura el mismo idioma entre él y yo hay una distancia sideral, y obviamente no sólo en la calidad literaria que nos separa. Precisamente esa es la grandeza de idiomas como el castellano o el francés, vehículos en los que se expresan gentes tan distintas, que han devenido lenguas universales de cultura.

Como persona Miguel Delibes fue un hombre esencialmente conservador, pero su comprensión del medio rural, adquirida desde la propia vivencia, le acercaba extrañamente a escritores de perfil izquierdista, autores como Ramón J. Sender, quien al igual que Delibes, conoció directamente la dureza del campo español de décadas pasadas. En "Los santos inocentes", una de las obras más populares de Delibes, hay más dinamita contra el sistema caciquil y la figura de los terratenientes que en toda la producción ensayística anarcosindicalista sobre el tema. Para muchos, sin embargo, es "Cinco horas con Mario" la novela cumbre de Miguel Delibes, y acaso la mejor novela escrita en castellano en España en la segunda mitad del siglo XX. A mí me sigue pareciendo estremecedora cada vez que la vuelvo a leer, tal vez porque me aviva el recuerdo de una historia espeluznante que conocí hace ya bastantes años y que está directamente ligada a ese texto. Tal vez la explique algún día en forma de cuento.

Sin embargo el mejor Delibes está a mi juicio en "Diario de un cazador". Compré ese libro hace 30 años en una librería de Barbastro, durante una parada en un viaje al Pirineo aragonés en el "850" de una novieta que tenía en aquellos tiempos. Lo leí durante el viaje por carreteras y pueblos entonces todavía literalmente perdidos, y la prosa seca y precisa de Delibes me caló por completo. Muchos años más tarde llegué a la conclusión de que como dice Eduardo Mendoza en su último libro de cuentos, lo importante en narrativa no es lo que se dice sino cómo se dice. En ese sentido la vida menuda que traspasa "Diario de un cazador" es desde luego un vehículo para que Delibes exprese toda su capacidad como narrador, pero también el cauce para hacernos comprensiva la mirada honda y calma del hombre de campo, cuya filosofía de la vida ha sido tallada por el paso de los siglos y heredada de las generaciones que antes que él pisaron el viejo terruño. Así era en el caso de Sender, y así ha sido en el caso de Delibes.

Lo que acaba de morir no es tanto un escritor enorme como un modo de entender y vivir la vida, el modo propio y finisecular de los campesinos, que con la desaparición de Miguel Delibes pierde definitivamente la posibilidad de expresión literaria.

jueves, 5 de junio de 2008

"Ronda nocturna": noches blancas de un chekista


En el Leningrado de mediados de los años sesenta, un antiguo chekista reciclado en guardia de seguridad reflexiona en voz alta sobre los buenos viejos tiempos y su papel -modesto papel, pero imprescindible al cabo- en la gran maquinaria represora del estalinismo, mientras se muestra un tanto perplejo ante los cambios que está sufriendo la URSS como consecuencia del proceso de desestalinización que se está llevando a cabo.

El narrador, con todo, habla desde la tranquilidad de conciencia que dá el deber cumplido, y sin el menor asomo de cuestionamiento del propio pasado y mucho menos, del de su país. Tampoco hay en él entusiasmo por aquella época y sus personajes, ni por el modo -infame- en que se hicieron las cosas; simplemente, nos viene a decir, había un trabajo que hacer -del que según nos cuenta formaba parte, por ejemplo, el enterrar cadáveres sin nombre en bosques cercanos a la ciudad-, y por una serie de azares de la vida le tocó desempeñarlo. Nada más.

No hay pues excesos en ningún sentido, ni casi ideología en la razón del chekista: la banalidad del mal convertido en tarea cotidiana desarrollada durante décadas por un funcionario de bajo rango, adquiere en la voz de este antihéroe anónimo resonancias conocidas. Lo que nos cuenta podría haberlo narrado perfectamente un antiguo miembro de la Gestapo, o mejor todavía, un ex "policía secreta" del franquismo. La grisura general sería la misma, el tono burocrático y hasta los "modus operandi" resultarían sorprendentemente clónicos. Y es que en materia de represión bajo regímenes dictatoriales todo está inventado desde hace mucho tiempo.

Claro que en la España de Franco las detenciones no se hacían en noches blancas como las que nos cuenta el narrador. En eso salíamos perdiendo claramente en relación con los soviéticos.

Ronda nocturna (novela), de Mijáil Kuráyev. Editorial Acantilado, Barcelona. 112 páginas.