
Ahora que andamos cerca de conmemorar el segundo centenario de las (mal) llamadas "independencias" de las antiguas colonias españolas en América, no está demás empezar a romper algunos mitos que en relación con la figura de los llamados "Libertadores" y singularmente en el caso de Simón Bolívar, vienen sosteniéndose de modo acrítico desde hace ya demasiado tiempo.
En los años treinta del pasado siglo se recuperó un texto breve de Karl Marx en el que destrozaba el mito de Bolívar, tan caro ahora a cierta izquierda americana que, contra toda evidencia, se considera marxista. Ese es un buen punto de partida para dimensionar a Bolívar de modo adecuado.
Fue en 1858 cuando Marx escribió un durísimo alegato contra Simón Bolívar en el que, según su costumbre, aunó la justeza de sus juicios con una mordacidad francamente sardónica, en respuesta a un encargo de Charles Dana, director del New York Daily Tribune, quien le pidió un artículo para la New American Cyclopaedia. Y ahí fue donde Marx se despachó a gusto sobre el (mal) llamado Libertador.
En una carta a Engels fechada el 14 de febrero de 1858, Marx escribe que Dana le ha reprochado que el artículo "estaría escrito en un tono prejuiciado y exige mis fuentes. Estas se las puedo proporcionar, naturalmente, aunque la exigencia es extraña. En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico. Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque". El tal Soulouque fue un ex esclavo que se proclamó Emperador de Haití, ejerciendo el poder mientras le duró de un modo enloquecido, despótico y cruel.
En una carta a Engels fechada el 14 de febrero de 1858, Marx escribe que Dana le ha reprochado que el artículo "estaría escrito en un tono prejuiciado y exige mis fuentes. Estas se las puedo proporcionar, naturalmente, aunque la exigencia es extraña. En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico. Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque". El tal Soulouque fue un ex esclavo que se proclamó Emperador de Haití, ejerciendo el poder mientras le duró de un modo enloquecido, despótico y cruel.
"Cobarde, brutal y miserable" son ciertamente adjetivos fuertes, pero Marx no los usó al tuntún. En su artículo, titulado "Bolívar y Ponte", repasa las miserias de un personaje atrabiliario y criminal, tan temido como odiado en su tiempo. De su etapa de gobierno como dictador dice Marx: "Pero (Bolívar), como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar".
En resumen, Bolívar fue un miembro de la oligarquía criolla con ínfulas aristocráticas, a pesar de su origen mestizo (algo que le pesó toda su vida como una losa y le hizo acumular un fuerte resentimiento contra la aristocracia blanca). Terrateniente, propietario de esclavos y déspota tropical, Simón Bolívar no "liberó" nada; simplemente contribuyó a que indígenas, negros, mestizos y blancos pobres siguieran siendo explotados por la misma burguesía criolla que ya les explotaba durante la colonia; si los criollos rompieron los vínculos con España no fue obviamente para "liberar" a sus compatriotas más desfavorecidos, sino para explotarlos mejor de lo que lo hacían las lejanas clases dominantes españolas.
Como escribe Ramón Calvo Trenado, "El mito Simón Bolívar ha sido utilizado por unos y otros para justificar el paso de la dominación colonial a una nueva dominación social y además respaldar esta última. Criticarle se ha convertido en una ofensa a la patria, el semidios es perfecto y poner en solfa alguno de sus planteamientos es una herejía. El Napoleón de Las Américas está por encima de cualquier juicio histórico y su megalomanía marca la pauta."
En fin, que éste ricacho explotador, canalla, cobarde, sanguinario y enfeudado a los intereses político-comerciales del Imperio Británico, despreciado por Karl Marx y ninguneado por la clase social a la que ansiaba pertenecer, es hoy el "Gran Faro de la revolución americana" escogido por el chavismo y sus secreciones continentales como referente histórico y "moral" para su "revolución".
De donde se deduce cúal es la calidad revolucionaria real del chavismo y sus propagadores.