martes, 24 de junio de 2008

Cuidado con las ONG's


Hace unas semanas, la Fundación Nacional del Indio de Brasil anunció a bombo y platillo el hallazgo casual en la selva amazónica de una tribu indígena desconocida. El encuentro se habría producido cuando un helicóptero de Funai sobrevolaba la selva, y de repente observaron que en tierra, apenas unos metros bajo ellos, aparecían unas chozas y entre ellas, un grupo de indígenas pintarrajeados de rojo que les amenazaban con sus arcos y flechas.

Las fotografías tomadas durante aquella especie de Encuentro en la Tercera Fase saltaron a la mayoría de medios de comunicación del mundo. Funai se aseguró un buen puñado de portadas y también los elogios generales, al pedir inmediatamente que se dejara en paz a aquellos indígenas para que siguieran viviendo a su modo y sin ser contaminados por el hombre blanco.

Ahora resulta que según publica el periódico The Guardian, todo fue un montaje de Funai, y que esa aldea india y sus habitantes son conocidos y están controlados nada menos que desde 1910. "Se trata de pueblos que no quieren relacionarse con nosotros", explicó el director del Funai, José Carlos dos Reis Meirelles cuando se produjo el supuesto "descubrimiento". Ahora el propio Meirelles ha confesado a The Guardian que esta tribu se conocía desde hace un siglo.

El propio Meirelles ha explicado al diario británico que su misión en la zona -una parte del estado brasileño de Acre- tenía el objetivo de "probar la falta de contacto de algunos grupos humanos de la selva amazónica con la civilización y cómo afecta el avance de la industrialización a la tala ilegal en el Amazonas". A primera vista la causa de Meirelles y de Funai parece impecable, pues. Las dudas comienzan cuando uno se pregunta por qué si su causa es tan limpia y convincente por sí misma, recurren a las mentiras como ése reportaje y la información tramposa que Funai ofreció a partir de él. Por qué Funai, en suma, trató de manipular a la opinión pública.

La razón es muy simple: Funai, como muchas otras organizaciones de ésa clase, públicas o privadas, maneja ingentes cantidades de dinero ajeno que supuestamente administran en beneficio de las más nobles causas. La experiencia dice que desgraciadamente en muchos casos no es así, y que el vil metal acaba imponiendo sus egoístas razones sobre otras consideraciones, y que a menudo, tras la pantalla del sentimentalismo humanitarista suele ocultarse el lucro particular y la evasión de impuestos de unos vividores y de las empresas con las que suelen estar conectados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, detrás del voluntariado a veces se esconden personas sin escrupulos y con intereses oscuros.

Joaquim dijo...

En España, en concreto, muchas ONG,s se han asociado con grandes empresas, al punto de llegar a "intercambiar" presencia en los respectivos organismos gestores.

El mundo empresarial utiliza las ONG's para blanquear ingresos "negros" y evadir impuestos, pero sobre todo, para mejorar su imagen pública.