Por estos días se cumple un año del fallecimiento del dibujante, humorista y pintor Francesc Vila Rufas, "Cesc". Con tal motivo, el Palau Robert de Barcelona, sede de exposiciones patrocinadas por la Generalitat de Catalunya, le dedica una exposición que intenta abarcar su obra creadora, repartida a lo largo de una vida dilatada (Cesc murió a los 79 años).
Hombre de izquierdas, comprometido con su gente, su país, y su tiempo desde los primeros años sesenta, Cesc se manifestaba en la prensa diaria a través de sus "monos", dibujos con carga crítica que comentaban la actualidad con agudeza, ironía y finura, buscando siempre la sonrisa cómplice del lector avisado. En la época del tardofranquismo a Cesc había que "leerlo entrelíneas", pero su virtud principal era que se le entendía todo. En aquellos años y en los primeros de la transición, Cesc publicaba en el mítico diario TeleExprés; luego vendrían El Periódico de Catalunya, Serra d'Or y otras publicaciones diarias o periódicas.
Entre los humoristas gráficos catalanes de su época, Cesc destacó por la sencillez y a la vez el detalle que ofrece el trazo de sus dibujos, que en general reflejaban escenas de la vida cotidiana en las que los personajes reflexionaban sobre un asunto de interés ciudadano por nimio que aparentemente fuera, en la mayoría de ocasiones sin necesidad de recurrir a diálogos.
A mediados de los años setenta del pasado siglo, Cesc participó activamente en la aventura colectiva que fue la creación del Partit Socialista de Catalunya (Congrés), organización en la que confluyeron diferentes hornadas de militantes socialistas, de extrema izquierda y nacionalistas. Para ese proyecto Cesc creó una línea de cartelería y adhesivos (las célebres "pegatinas"), que aportaban originalidad y buen gusto al mundo de la propaganda gráfica de izquierda de aquél entonces. Luego, cuando el PSC (Congrés)) confluyó con la Federación Catalana del PSOE, Cesc se desvinculó de la política. En estos últimos años vivió modestamente, alejado de todo lo que no fuera su trabajo en la prensa, que fue espaciando con el tiempo.
Hombre tranquilo, sencillo y modesto, Cesc se fue discretamente. Ahora, el mundo de la cultura de izquierda catalana le recuerda al año de su fallecimiento, aunque se le siga adeudando el homenaje que en su día no se le hizo.
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