martes, 25 de diciembre de 2007

Ya es Navidad en El Corte Inglés


Un año más llega la Navidad y con ella su inevitable cargamento de consumo desaforado y sensiblería dulzona. Fue a partir de los años sesenta del pasado siglo cuando éstas fiestas -que durante siglos tuvieron carácter exclusivamente religioso y familiar, y se celebraban con recogimiento-, mutaron en la orgía consumista y chillona actual, que es a la vez un verdadero martirio para el bolsillo y un desafío a la sensibilidad humana.

En realidad, el motor de este estilo de Navidades son las grandes superficies comerciales, y en cabeza de ellas El Corte Inglés, empresa que en apenas un par de décadas se ha convertido en faro, guía e intérprete del sentido navideño contemporáneo. El centro del modo actual de celebrar la Navidad que nos propone el modelo ultraconsumista son -cómo no- los niños, convertidos en sus mejores aliados/cómplices. Hay comunidades autónomas en España en las que los niños reciben regalos tres veces en apenas una semana, gracias a Papá Noel, los Reyes Magos y las neotradiciones locales tipo "caga tió" catalán o el olentzero vasco.

A los mortales sólo nos queda apoquinar y rezar para que la fiesta dure, porque el día en que todo esto entre en crisis -es decir, cuando se toque techo en el nivel de endeudamiento familiar y las cascadas de impagados y las devoluciones de artículos comprados se conviertan en algo cotidiano-, las consecuencias serán verdaderamente históricas para la economía del país, y por supuesto para las economías familiares.

Mientras llega el momento y para ir abriendo boca, les recuerdo que si el PIB español acaba de superar al italiano convirtiéndose en el octavo del mundo (o eso dicen), los datos oficiales expedidos por Hacienda señalan que en 2006 la deuda conjunta de las familias superó por primera vez en la historia al PIB español: dicho en cristiano, estamos gastando mucho más no ya de lo que tenemos sino de lo que se producimos. Que Dios nos coja confesados pues.

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