Hace ya algunos años que Muammar El Gaddafi abandonó el Eje del Mal para convertirse en sicario a sueldo del Bien, bombardeos de Trípoli y cheques de la CIA mediantes. Y sin embargo, a pesar del histórico chaquetazo, el coronel libio ha sabido conservar cierta clientela admiradora supuestamente izquierdista, aunque la ideología de Gaddafi haya sido desde siempre nada más que un muy sobado “mix” de nacionalismo simplón, brutalidad cuartelera y antisemitismo fascista.
Allá por los primeros años setenta del pasado siglo, Gaddafi financiaba el PSA de Rojas Marcos y cualquier otra iniciativa que supuestamente acercara Al Andalus a su “revolución verde”. Entonces Gaddafi era joven, delgado y “revolucionario”; todo pasa, y casi nada queda (fíjense si no en qué se han convertido Rojas Marcos y el nacionalismo andaluz). La verdad es que Gaddafi está que da miedo verlo, de viejo y podrido, y es que los años y las drogas no perdonan.
¿A qué diablos vendrá ahora éste carcamal a Europa?. Parece que intenta asegurar la sucesión en la persona de uno de sus hijos, al puro modo monárquico norcoreano. Sí, de acuerdo, tiene petróleo, pero eso hasta hace nada se resolvía invadiendo el país y ahorcando al sátrapa (véase Irak y Saddam Hussein). ¿Qué precio pagó Gaddafi por su vida? Dicen que se ha convertido en un chivatillo de la CIA bastante apreciado por sus controladores.
Él, el gran Gaddafi, el dictador que antes de que existiera Bin Laden financiaba terroristas sanguinarios y políticos garrulos en Europa y América Latina, ha acabado alquilando sus servicios a la “inteligencia” neocon.... y montando una juerga flamenca privada para el matrimonio Aznar en la suite del hotel donde se aloja en su "visita de Estado" a España. No somos nadie...
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