lunes, 31 de diciembre de 2007

Un año como otro cualquiera


Termina 2007 como empezó: con más incertidumbres que certezas, mientras crece el sentimiento inquietante de que los problemas no hacen más que multiplicarse en todas partes. Apenas se tapona una vía de agua, surgen dos o tres nuevas.

No parece que 2008 vaya a ser un año de muchas alegrías. La situación seguirá pudriéndose en el Próximo Oriente y contagiando al resto de Asia. La Unión Europea continuará siendo un elefante con piernas de ave zancuda. Africa seguirá yéndose por el desagüadero, Rusia apestándose a sí misma, China creciendo como un tumor incontrolado e Iberoamérica sin encontrar su camino. En resumen, los pobres serán cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. Lo de siempre, más o menos.

¿Motivos para la esperanza?. Pocos. La Administración Bush se convertirá en pasado, y los neocons y sus delirios imperiales se disolverán en el polvo de la historia. Las Iglesias continuarán perdiendo adeptos (aunque los ganarán las sectas menores). En España, la derecha sumará una nueva derrota en las generales de marzo, y comenzarán a despedazarse entre ellos. El dinero fácil durará un poco más (no mucho más: un par o tres de años). Y sobre todo, de aquí a 365 días tendremos un motivo para celebrar: habremos sobrevivido a otro año.

Hasta el año que viene. Sean moderadamente felices.

No hay comentarios: