miércoles, 19 de diciembre de 2007

La Rambla, ¿paseo o estercolero de Europa?


Según un estudio de l'Associació d'Amics de la Rambla, el popular paseo barcelonés recibe más de 78 millones de visitantes al año, lo que hace una media que supera los 200.000 visitantes diarios. La zona que más presión soporta son los alrededores de la Plaza Real, donde se concentran un buen número de conocidos bares cerveceros.

Por orígenes, un 58% de los visitantes son extranjeros, principalmente italianos, ingleses, alemanes y holandeses, un 21% son barceloneses, un 11% provienen del resto de Catalunya y sólo un 10% proceden del resto de España.

Como problemas más destacados, el estudio señala la masificación, la falta de limpieza y la inseguridad. También, los precios disparatados de "algunos establecimientos", señaladamente los bares, cafeterías y establecimientos de restauración que tienen terrazas sobre el mismo paseo.

Esta inundación de visitantes que sufre la Rambla -y en realidad, la ciudad entera- tiene que ver con su enfeudamiento a un turismo masivo y de ínfima calidad que ha elegido Barcelona como su destino favorito en Europa. En Barcelona desembarcan a diario miles de personas, muchas de las cuales llegan dispuestas a llevar a cabo comportamientos que en sus países incluso están penados legalmente y que aquí en cambio pueden realizarse con plena libertad: emborracharse hasta perder la consciencia, comer, dormir y orinar en la vía pública, molestar a los transeúntes....

En primavera y verano, rebaños de adolescentes principalmente italianos, toman por asalto la parte baja de la ciudad en lo que ya se ha convertido en un rito iniciático juvenil, según pregonan unas populares camisetas que se venden en las tiendas de souvenirs de la Rambla cuya leyenda reza en inglés "Tour Barcelona: beber, follar y dormir". Barcelona es asimismo La Meca de las despedidas de soltero británicas; existen agencias especializadas que organizan la juerga aquí por un importe menor al que cuesta llevarla a cabo en Londres o Liverpool. Y en fin, cada vez que hay partido de la Champions League en el Nou Camp, la Rambla se convierte en un muladar donde "para evitar incidentes" con la policía (a la que se ha llegado a prohibir intervenir) se concede carta blanca de actuación a los hooligans, tal como reconoció el propio Ayuntamiento barcelonés hace unas semanas con ocasión de uno de esos partidos.

Ahora parece que se pretende gestionar el reconocimiento de La Rambla como Patrimonio de la Humanidad. No estaría de más que antes de incorporar tan pomposo título, se baldée con agua y se pase la escoba por éste estercolero; tendríamos menos visitantes, pero seguramente serían mejor recibidos y dejarían mejor recuerdo que los actuales.

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