martes, 18 de diciembre de 2007

Polvo, niebla, viento y sol


El jaleo éste de los casinos que quieren instalar en los Monegros unos presuntos "emprendedores" internacionales con apoyo del Gobierno autónomo aragonés, me ha traído a la memoria la letra de un poema, cuya autora no recuerdo ahora aunque sé que se llama Pilar, al que José Antonio Labordeta puso música y grabó en su primer disco, allá por 1976.

El poema-canción se llama "Aragón", y es quizá la descripción más estremecedora de la decadencia agónica que vivió ése viejo país que, curiosamente, hoy, 30 años después, tiene una de las rentas per cápita más altas de España.

Aragón

Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua, una huerta;
al norte, los Pirineos:
esta tierra es Aragón.

Al norte, los Pirineos
al sur, la sierra callada,
pasa el Ebro por el centro
con su soledad a la espalda.

Dicen que hay tierras al este
donde se trabaja y pagan...
Hacia el oeste el Moncayo
como un dios que ya no ampara.

Desde tiempos a esta parte,
vamos camino de nada,
vamos a ver como el Ebro
con su soledad se marcha.

Y con el van en compaña
las gentes de estas vaguadas,
de estos valles, de estas sierras,
de estas huertas arruinadas.

Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua, una huerta;
al norte, los Pirineos:
esta tierra es Aragón.

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