martes, 14 de agosto de 2007

Felip Puig, un ratón racista y clasista


En su columna "Opus mei" en El Periódico de Catalunya de hoy, Josep Pernau, maestro de generaciones de periodistas -él sí-, usa una vez más su conocida y fina ironía para, en esta ocasión, darle un repaso contundente a un fantasmón de la política catalana, un tipo que pretendiendo fabricar una frase supuestamente ingeniosa acaba de autorretratarse definitivamente como un racista y clasista repugnante.

El gracioso de barraca de feria ha resultado ser, una vez más, el diputado convergente Felip Puig, de profesión sus agriedades soberanistas, quien haciendo gala de un ingenio ratonero pretendió ironizar sobre el origen charnego y pueblerino del presidente catalán José Montilla, afirmando de él que "les compareixences parlamentàries l'han obligat a tornar del "pueblo"", en referencia a que Montilla ha tenido que regresar desde su localidad natal cordobesa donde pasaba las vacaciones, para asistir a las comparecencias ante el Parlament de Catalunya de los presidentes de Endesa y Red Eléctrica, Manuel Pizarro y Luis Atienza respectivamente.

Nótese la mala leche de este pequeño aprendiz de nazi cuando remata una frase construida en su impecable catalán de burócrata de la Generalitat pujolista, con la palabra "pueblo" en castellano. Lo que Puig está señalando con toda la mala baba son los orígenes a la vez foráneos y humildes de José Montilla; ha tenido que volver corriendo de su "pueblo", dice. No cuesta mucho imaginar el gesto de desprecio de Puig torciéndole la boca al pronunciar esa palabra.

¿Este es el famoso nacionalismo integrador de los pujolistas? Ya sabíamos que a la derecha catalana le molesta que alguien que no comulgue con sus ideas presida Catalunya. Pero eso al cabo es política, y en todo caso sólo una parte del problema. Más allá de la lucha por la hegemonía ideológica y el control de las instituciones, algunos tenemos también la convicción de que lo que más sulfura a estos señoritos "fills de l'amo" es que un muerto de hambre nacido en Córdoba o en la Barceloneta (para el caso sería lo mismo) haya osado arrebatarles su Generalitat. A tenor de insensateces como la vomitada ayer por Puig, parece que no andábamos descaminados.

Y es que al final de lo que se está hablando aquí es de clases sociales, de sí la burguesía catalana tiene o no tiene derecho de pernada sobre el país, o si por el contrario, hay esperanza de que esta Catalunya ratona un día pueda ser un espacio de convivencia, libertad e igualdad en el que quepamos todos y todos tengamos derecho a "dir la nostra", y sobre todo, a hacerla si democráticamente se dan las condiciones. Lamentablemente, sin embargo, parece que los pujolistas siguen aferrados a la idea de que Catalunya es suya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los "señoritos" tienen terror a ser desbancados. La paradoja de esta gente es que explotan a los que no tienen y les desprecian por ser explotados. Si encima ocupan un puesto que creen les pertenece, ya la furia que les produce es mayuscula.