miércoles, 27 de junio de 2007

¿Y quién nos defiende del Defensor del Pueblo?


Al señor Enrique Múgica, que ostenta el cargo de Defensor del Pueblo, se le ha ocurrido que el mejor método para acabar con la violencia escolar es erradicar el tuteo en las aulas.

Ya puestos, dice el señor Múgica que hay que pasar de la "libertad al máximo" a una "mayor autoridad" de los docentes. De reintroducir castigos físicos no dice nada por ahora, pero todo se andará.

Se conoce que al señor Múgica su cargo le deja mucho tiempo libre, porque tonterías semejantes no se le ocurren a uno así como así y requieren una cierta dedicación previa. De todos modos ya hace tiempo que Don Enrique -ex comunista, ex socialista y ex otras muchas cosas-, comenzó a manifestarse partidario del garrotazo y tente tieso en muy diversos ámbitos. La cosa viene de lejos.

Seguramente la deriva autoritaria de Múgica no debió ser ajena a su nombramiento como Defensor del Pueblo por el gobierno Aznar, en aquella época antes de la mayoría absoluta en que nuestro Estadista de Talla Mundial hablaba catalán en la intimidad, leía a Azaña en voz alta y fichaba para "su" Administración a ex rojos y ex separatistas de cierta notoriedad (Pilar del Castillo, Jon Juaristi, Trias de Bes, Josep Piqué y el propio Múgica, entre otros).

Al defensor Múgica no se le oyó piar cuando lo del Yak-42, por ejemplo. Ni cuando lo del Prestige. Se conoce que ahí no habían intereses populares que defender frente a las animaladas cometidas por el gobierno Aznar en la gestión de esos desastres. Mucho menos abrió la boca don Enrique cuando el 11-M. ¿Alguien le oyó protestar por la manipulación aznarista de aquél atentado?.

En suma, el señor Múgica es un Defensor del Pueblo amortizado. Sua amos ya no gobiernan. Su tiempo pasó. ¿Para cuándo el cese de este individuo?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Están en todas partes y cuando creías que los tenías controlados, salen de tus propias filas para legislar técnicas educacionales carcas o pretenden (con éxito) darle un último cepillado a tu estatut.

Seguiremos celebrando las derrotas.