En la acera "roja" de los medios de comunicación españoles hay fuerte marejada. Quienes mandan en el pool La Sexta/diario Público -es decir, Mediapro (Jaume Roures) y el chaconismo audiovisual (Miguel Barroso)-, han decidido defenestrar al director del rotativo, Ignacio Escolar, y substituirlo por Félix Monteira, un tránsfuga del grupo Prisa que lo ha sido todo menos director del buque-insignia del macrogrupo rival, el diario El País. En su blog en Público, Ignacio Escolar explica hoy que "La propiedad del diario ha decidido sustituirme y nombrar a Félix Monteira"(sic) como nuevo director. De lo que se deduce que Escolar se ha debido enterar de su cese leyendo el periódico que dirigía.
La crisis de Público es la que corresponde a una agonía fácilmente predecible desde antes de que esta cabecera saliera a la palestra. Y es que en un país en el que se lee tan poco como en España -y aún menos prensa escrita "seria"-, sacar un periódico hoy día es una aventura condenada al naufragio por más que sobre la cabeza de uno pesen, protectoras, manos muy poderosas. En materia de prensa escrita todo el pescado está vendido en la lonja española desde hace tiempo, y el caso de Público ha venido a ratificarlo. Dos años después de su salida el diario apenas logra poner en la calle 50.000 ejemplares, lo que frente a los 450.000 ejemplares que vende El País, el periódico con el que se supone debía competir, le deja en la irrelevancia y al borde de la nada.
El proyecto de Público ha pasado hasta el momento por una identificación acrítica y "por la izquierda" con los planteamientos de La Moncloa, pero barriendo para casa en el sentido de promocionar a Carmen Chacón como sucesora/sustituta o lo que se tercie de Zapatero. La búsqueda de un "público juvenil y urbano" ha fracasado rotuntamente, de modo paralelo -y aún más preocupante para sus promotores- al estancamiento en un modestísimo 6'5 % de audiencia que ha logrado en 2008 la cadena televisiva La Sexta. Ni siquiera la entrada a saco y por la cara en el negocio de las trasmisiones de partidos de fútbol ha conseguido lanzar la Sexta hacia las estrellas.
En fin, que siguiendo a Josep Pla y su retranca ampurdanesa habrá que preguntarse quién va a pagar todo esto. Los "pools" comunicacionales impulsados o al menos bendecidos desde el poder político gubernamental acostumbran a no tener éxito (que se lo pregunten al tándem José María Aznar-Miguel Ángel Rodríguez), además de dejar tras de sí un reguero de cadáveres (en ocasiones, no sólo políticos) y unos agujeros económicos que no los salta ni mi admirada pertiguista Yelena Isinbayeva. Mucho me temo que de un modo u otro, el Estado acabará desembolsando en todo o en parte el coste de los platos rotos.
De momento, el joven y entusiasta Escolar ha sido la primera víctima. Habrán más caídos como él por causa del "fuego amigo" hasta que el periódico, de aquí a un año o dos, eche el cierre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario