martes, 20 de enero de 2009

Putin va de caza


Leo esta mañana en Le Monde que un abogado y una periodista que le acompañaba, ambos rusos, han sido abatidos a balazos en pleno centro de Moscú. Según el diario francés, el abogado era especialista en crímenes de guerra cometidos en Chechenia; la periodista era una chica de apenas 25 años, que le estaba entrevistando.

El abogado se llamaba Stanislav Markelov. Acababa de dar una conferencia de prensa en la que denunció la puesta en libertad de un coronel ruso condenado a 10 años de prisión por un crimen de guerra en Chechenia. La periodista trabajaba para Novaia Gazeta, la publicación en la que trabajó asimismo Anna Politkovskaia, asesinada en octubre de 2006 por denunciar las implicaciones de los estamentos oficiales rusos en las barbaridades cometidas durante las dos guerras de Chechenia.

La atroz falta de garantías en la Rusia contemporánea no es sino la continuidad pura y dura de la existente en otros tiempos, anteriores a la caída del Muro de Berlín, y un claro síntoma de que los cambios habidos en ese país han sido sólo superficiales, puro maquillaje. Al frente del poder ruso real figura Vladimir Putin, un antiguo miembro del KGB entrenado en la vieja RDA, un hombre crecido por tanto en el núcleo mismo de la antigua burocracia soviética. El comunismo como excusa ideológica de la clase dirigente rusa desapareció, pero el ejercicio del poder continua en manos de la misma burguesía de Estado que lo detentaba en la época soviética. Sus métodos siguen siendo los mismos: el crimen y el terror, en alianza con mafias que abarcan toda clase de negocios legales e ilegales.

Rusia continua así una historia de opresión y sufrimiento, de la que el pueblo ruso no consigue liberarse.

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