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lunes, 5 de diciembre de 2011

Arrepentíos pecadores, la quiebra de España está cerca


Dice el diario El País de hoy que dos de cada tres familias españolas tienen problemas para llegar a final de mes. Hace años que quien más quien menos debe tirar de tarjetas de crédito para cubrir la falta de liquidez. Y sin embargo, los responsables de Tráfico nos informan de que esta semana vacacional prenavideña se van a producir diez millones de desplazamientos de vehículos por las carreteras españolas. En otro diario leo hoy mismo que las ventas de artículos y servicios de lujo han aumentado en España el 25% en 2011. Todo esto está pasando a la vez en el mismo país en el que el paro está desbocado y los servicios públicos están siendo dinamitados por orden de la autoridad competente.

Claro que los compradores de lujo español, desde estancias en hoteles exclusivos hasta refinados artículos de joyería, son en su gran mayoría ciudadanos extranjeros de paso. Los españolitos que viajarán fuera de nuestras fronteras este "puente" no son ni el 10% del total; la inmensa mayoría además de no salir de territorio español, se alojarán en casas o apartamentos de  familiares o amigos. El nuestro es un turismo interior, de pobretones, y esencialmente gorrón.  En resumidas cuentas, España sigue siendo un gran "bluff", en el que la gente finge ser lo que no es y gasta lo que no tiene o detrae de cosas esenciales como el comer y vestir. 

En pocas fechas afrontaremos un año más el consumo desaforado de la Navidad. Ciertas industrias españolas viven prácticamente de las ventas relacionadas con esos días, ventas que de hecho ya han comenzado a producirse desde hace algunas semanas pues dejar las compras para más adelante significa pagar sobreprecios disparatados por los mismos productos. Todos nos endeudaremos un poco más gracias a la única fuente de financiación para particulares que sigue abierta: las tarjetas de crédito. La cuesta de enero de 2012 promete prolongarse "ad calendas graecas" como decían los clásicos romanos, es decir más allá de todo horizonte temporal. Mientras, los augures contemporáneos nos prometen un 2012 con un 25 % de paro, ahí es nada, y la explosión del sistema bancario y financiero español una vez las Cajas han lanzado nuestros ahorros sobre la mesa del Casino  bursátil global haciendo su última apuesta con el único dinero que quedaba en el país, que obviamente ha sido rápidamente engullido por los famosos "mercados", es decir por el puñado de especuladores financieros patrocinados por Wall Street y los mantenedores del dólar. 

Si esto no es el fin del mundo a escala "nacional", se le parece mucho. Es una suerte pues, poder contar con Mariano Rajoy y su corte de velinas y rumberos que llaman Partido Popular para remediarlo.

De verdad: ¿todavía queda por ahí algún imbécil que crea que quienes nos metieron en esto hace más de una década ahora nos van a sacar de la ruina, en lugar de hacerla aún más dramática?.

martes, 23 de diciembre de 2008

Crisis, consumo y dinamización de la economía


Esta mañana acompañé a mi madre a hacer algunas de esas típicas compras navideñas. Me quedé con la boca abierta ante la cantidad de gente mayor comprando piezas de jamón ibérico, salmón ahumado de importación, ostras y quesos franceses, y cosas por el estilo; incluso alguna señora andaba desilusionada porque no encontraba angulas... más que nada porque ya se habían vendido todas. Una locura consumista.

Pensarán ustedes que el mío es un barrio de "gente bien", de esos burgueses que no reparan en gastos. Pues se equivocan por completo. Mi barrio es uno de los más típicamente obreros de Barcelona (soy un sentimental, y sigo viviendo allí), y está poblado en su mayoría por inmigrantes llegados en los años 50 y 60, gentes por tanto que hoy son jubilados y viven de una pensión, personas que el resto del año echan pestes del IPC y guardan celosamente sus exigüas pagas. Pero en Navidad se les desata la fiebre y ya digo; uno ve lo que compran y a los precios que lo compran, y se queda confuso y embargado por sentimientos contradictorios.

De todos modos, se me ocurre que para cuatro días que les queda en el convento, mejor que estos viejos se coman y beban sus ahorros del año en 10 días de fiesta que no que al final de éstas lleguen los sinvergüenzas de los hijos acompañados de los cabrones de los nietos , y con la excusa de tener que comprarle la Playstation al nene o la moto a la nena para Reyes, Papá Noel, el Caga Tió o cualquier otro atraco semejante inventado por las grandes superficies comerciales, les arrebaten a los pobres ancianos hasta los magros aumentos de la pensión que percibirán a partir de enero.

Y en fin, ya nos dicen los supuestos "expertos" económicos que para salir de la crisis hay que estimular el consumo, hacer que circule el dinero... de nuestros bolsillos a los de los tenderos, y de éstos a los bancos. Así que cuando uno, joven o viejo, tira la casa por la ventana y decide, un poner, comprarse un bote grande de anchoas enteras de l'Escala en vez de una lata pequeña, lo que está haciendo es dinamizar la economía nacional. ¡Toma ya progreso!.

Por cierto, las anchoas las voy a acompañar con cerveza checa Urquell; puestos a dinamizar, hay que pensar también en el nivel global y no sólo en el local.

¿Quién dijo crisis? Felices fiestas.

viernes, 18 de julio de 2008

Las vacaciones de la crisis


Según una encuesta publicada por El País aún no hace una semana, el 89% de los españoles cree que estamos viviendo una crisis económica, y tan sólo el 11% opina que no hay tal crisis. Sin embargo, a la hora de valorar la repercusión de la supuesta crisis en la economia doméstica de cada cual -que al cabo es la que realmente cuenta-, resulta que para el 48% de los españoles su economía familiar va "muy bien" o "bien", en tanto sólo el 24% manifiesta que va "muy mal" o "mal".

Ítem más: hace unos días me comentaba mi agente de viajes que “la crisis se nota un montón". Resulta que ha caído en picado la contratación de circuitos de 14 días de duración. Sin embargo, de modo paralelo se ha disparado la contratación de circuitos de 9 días a los mismos lugares adonde antes se viajaba en el formato de dos semanas. Es decir, la gente es ahora más renuente a gastar su dinero. ¿Hay crisis real o simplemente hay miedo a la crisis? Hablo como decía antes de crisis en relación con la economía familiar, la que verdaderamente importa.

Mientras los presuntos expertos discuten si son galgos o podencos, los españoles se aprestan -muchos lo han hecho ya- a lanzarse en pos de las ansiadas vacaciones en Canarias o Santo Domingo, o a lomos de su automóvil -esos que ya no se venden pero siguen circulando por millones-, ir allá donde la imaginación y el presupuesto familiar les lleven. Se diría pues que la crisis es cosa de los ricos mafiosos del ladrillo, y de los pobres inmigrantes que trabajan para ellos subiendo a sus andamios; también de las multinacionales ansiosas de desmontar el negocio e irse con la música y la planta fabril a otro país en el que las plusvalías sean todavía mayores, y naturalmente de las compañías de aviación que llevan años reventando precios y ahora no les cuadran las cuentas de resultados.

Salvo para estos afectados, tenemos la primera crisis económica mediática de la Historia. Pero no importa, se trata precisamente de eso: de crear la sensación pública de que esto se va al carajo. Y ahí sí que están triunfando en toda la línea.

martes, 25 de diciembre de 2007

Ya es Navidad en El Corte Inglés


Un año más llega la Navidad y con ella su inevitable cargamento de consumo desaforado y sensiblería dulzona. Fue a partir de los años sesenta del pasado siglo cuando éstas fiestas -que durante siglos tuvieron carácter exclusivamente religioso y familiar, y se celebraban con recogimiento-, mutaron en la orgía consumista y chillona actual, que es a la vez un verdadero martirio para el bolsillo y un desafío a la sensibilidad humana.

En realidad, el motor de este estilo de Navidades son las grandes superficies comerciales, y en cabeza de ellas El Corte Inglés, empresa que en apenas un par de décadas se ha convertido en faro, guía e intérprete del sentido navideño contemporáneo. El centro del modo actual de celebrar la Navidad que nos propone el modelo ultraconsumista son -cómo no- los niños, convertidos en sus mejores aliados/cómplices. Hay comunidades autónomas en España en las que los niños reciben regalos tres veces en apenas una semana, gracias a Papá Noel, los Reyes Magos y las neotradiciones locales tipo "caga tió" catalán o el olentzero vasco.

A los mortales sólo nos queda apoquinar y rezar para que la fiesta dure, porque el día en que todo esto entre en crisis -es decir, cuando se toque techo en el nivel de endeudamiento familiar y las cascadas de impagados y las devoluciones de artículos comprados se conviertan en algo cotidiano-, las consecuencias serán verdaderamente históricas para la economía del país, y por supuesto para las economías familiares.

Mientras llega el momento y para ir abriendo boca, les recuerdo que si el PIB español acaba de superar al italiano convirtiéndose en el octavo del mundo (o eso dicen), los datos oficiales expedidos por Hacienda señalan que en 2006 la deuda conjunta de las familias superó por primera vez en la historia al PIB español: dicho en cristiano, estamos gastando mucho más no ya de lo que tenemos sino de lo que se producimos. Que Dios nos coja confesados pues.