Los presumidos presuntos están acabados. Las carreras políticas de Francisco Camps y de Ricardo Costa tocan a su fin. Con todo, no será este el final de sus responsabilidades. De aquí a un tiempo, las de orden penal terminarán por llevarles a la cárcel.
En los dos o tres últimos años se han adjudicado en Valencia cientos de millones en contratos de la Generalitat/PP (imposible saber dónde acaba una y comienza el otro) a la trama liderada por Correa, representada en ésa comunidad por el famoso Bigotes. La contrapartida probada hasta ahora es ropa recibida por un ejército de dirigentes derechistas valencianos -incluidos su presidente y su jefe político-, lo que resulta ciertamente escandaloso y suficiente para procesar a esta tropa de chorizos cada vez menos presuntos pero en modo alguno explica la totalidad de la película, que obviamente apunta al cobro de sobornos multimillonarios.
Los trajes recibidos y las mentiras sobre ellos llevarán a Camps a la dimisión y el abandono de la política, pero esa es solo la primera estación. Cuando se sepa todo, la cárcel se hará inevitable para el todavía presidente valenciano. Y no estará solo en ella, ni mucho menos.
Por cierto, si como dice Camps “está loco de ganas de declarar ante el juez”, ¿por qué ha estado intentado paralizar la instrucción presentando recurso de anulación tras recurso de anulación?.
En la foto, Ricardo Costa, presidente del PP en el País Valenciano, y Francisco Camps, presidente de la comunidad autónoma valenciana, cuchichean durante una sesión del Parlamento regional.
4 comentarios:
El universo te oiga, los del PP y los que sea, que paguen por sus desmanes, no se puede permitir que la política se convierta en Alí Babà y los ingentes ladrones. Saludos.
Amén.
Saludos.
Yo no estaría tan seguro de lo que dices, ten en cuenta que todo esto acabará "pronto y bien" si Dios quiere. Y tengo entendido que Dios ya tiene nuevo enviado a la Tierra. Esta vez no conoceremos al Hijo de Dios por su nombre, sino por su apellido: De la Rúa.
No creo que esto acabe "bien" para Camps y compinches, pero de lo que estoy absolutamente seguro es que no va a acabar "pronto".
El calvario del aún presidente valenciano no ha hecho sino empezar: se prolongará durante muchos años. Al tiempo, como dice Federico de España.
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